Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Excitarse...un juego de niños! por Fullbuster

[Reviews - 59]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Noiz POV


 


Había sido una buena noche, por fin veía utilidad a esto de haber aprendido a jugar al billar. Últimamente no sé qué me estaba ocurriendo, ¿cómo podían gustarme dos chicos a la vez? Aoba era amable y cariñoso… muy inocente cuando no estaba enfadado porque también tenía su carácter y luego estaba ese chico misterioso que se negaba a decirme su nombre. Aparecía cuando más le necesitaba, me ayudaba y era tan misterioso que me atraía sin poder evitarlo. Era un chico enigmático y a la vez… sensible, le había visto llorar en aquel baño a escondidas y cuando le besaba sentía ese cosquilleo, sentía cómo a él también le gustaba pero se reprimía, por algún motivo lo hacía y empezaba a pensar que era por Aoba.


Estaba jugando con dos chicos estupendos pero es que no podía decidirme, me gustaban los dos. ¿Por qué no podía quedarme con ambos? Ahora tenía a Aoba enfadado conmigo, creo que porque era amigo del chico misterioso y para no causarle daño a él renunciaba a mí. ¡Era lo que me faltaba!


Cuando encontré a mi chico misterioso en aquel bar después de la discusión con Aoba, lo vi como si el destino me estuviera diciendo algo, como si me estuviera llevando a él por algún motivo. Él estaba allí jugando al billar con aquellos tipos del bar y aproveché en ir a hablar con él o a intentar ligar con él al menos. Para mi sorpresa estaba más amigable de lo que estuvo Aoba, eso me alegró. Con Aoba todo era complicado y me había afectado un poco todo lo que había dicho y cómo deseaba alejarse de mí, pero ahí estaba ahora alguien que me alegraba el desastroso día que llevaba.


Acabé en la habitación con él y es que no podía remediarlo, me gustaba ese chico y que fuera tan lanzado sin echarse nunca hacia atrás me llamaba aún más la atención. La mayor sorpresa me la llevé por la mañana y es que pensaba que ésta sería la mejor noche de mi vida, no esperé que el despertar fuera todo lo contrario, me encontré al perro de Aoba a mi lado acurrucado entre mis brazos y del susto que me di, grité sin poder remediarlo y me alejé del perro sorprendido.


Lo primero que pensé es que alguien me estaba gastando una broma, seguro que ese chico había hecho un cambiazo y él se había ido a su cuarto dejándome aquí a Ren, el perro de Aoba pero cuando le vi transformarse en mi chico misterioso casi me desmayo de la impresión. ¿Eso era posible? ¿Cómo? No entendía nada y tartamudeé intentando que las palabras salieran aunque se negaban a ello.


-  Cálmate – me dijo Ren o el humano en este caso... si es que realmente se llamaba así y el perro y él eran la misma cosa.


- ¿Que me calme? – le pregunté - ¿Tú has visto eso? Qué narices… claro que lo has visto. ¿Cómo puedes estar tan tranquilo? ¿Eres un perro o un humano?


- Un poco de ambas – me dijo intentando acercarse a mí pero yo me alejé.


- No te acerques – pedí – dame tiempo para asimilar esto porque acabo de acostarme con un perro.


- Vale – dijo con resignación y voz triste – me ha quedado claro, lamento que te dé tanto asco estar conmigo, me marcho a mi habitación.


No reaccioné y es que no podía, estaba en shock con la noticia. Empezaba a entender por qué jamás me daba su nombre, habría podido dar indicios de que él era el perro de Aoba y no quería decírmelo, me había ocultado un secreto demasiado grande, ¿cómo no podía haberme contado algo así? Debería habérmelo dicho lo primero y yo mismo habría elegido si quería acostarme con él o no sabiendo toda la información, pero no, él prefirió ocultármelo sin tener en cuenta lo que yo pudiera pensar al respecto.


- ¿Por qué no me lo dijiste? – le pregunté cuando llegó a la puerta.


- ¿Lo habrías entendido? ¿Habrías querido tocarme si lo hubieras sabido?


- Puede ser, no tenías que elegirlo tú, era una decisión que me correspondía a mí.


- Por favor, Noiz… no te hagas ahora la víctima, anoche no parecía importante nada, sólo querías acostarte con alguien y te daba igual si hubiera sido Aoba o yo. Tuviste la casualidad de que yo estaba allí y Aoba se había enfadado contigo. No te percataste de nada ni te importó lo que pudiera ser yo.


- No me imaginaba que serías un perro – le dije enfadado - ¿Cómo voy a pensar eso, Ren? Es algo inimaginable que alguien pueda transformarse a voluntad en perro y en humano. ¿También te me pondrás a aullar en luna llena o qué? Joder, Ren, esas cosas se cuentan.


- No me habrías tocado – me gritó y me sorprendí – te quiero y sabía que montarías una escena así si te enterabas, sólo quería estar contigo al menos una vez. Ahora ya puedes ir con Aoba, sed muy felices juntos – me dijo llorando marchándose de la habitación.


Me quedé allí de pie desnudo en mi habitación y aunque ya no estaba Ren me dio igual, cogí la sábana tirando de ella y la enrollé en mi cintura para irme a la ducha. Al menos el agua me relajó un poco aunque mi cabeza seguía pensando en todo el problema con Ren. Estaba enfadado con él ya que tenía que haberme avisado de todo esto. Por otra parte, me sentía mal la forma en que le había tratado, quizá me había pasado un poco pero me sentía muy frustrado con él por el hecho de que no tuviera la confianza suficiente como para contarme algo así, seguramente tenía razón en que no habría tenido sexo con él.


Ese día había clase y para mi sorpresa, Aoba sí vino pero no trajo consigo a Ren y eso que estuve mirando con atención a su mochila intentado ver a ese perrito. Pese a que le tenía mucho cariño… Ren tenía que aprender que no podía ocultar las cosas como si nada, quería que aprendiera que para mí la confianza era importante.


Sí que le vi al salir a comer, estaba allí en la mesa con Clear y parecía triste pese a que Clear trataba de bromear con él y animarle. Una parte de mí quiso acercarse a hablar con él, no me gustaba verle así y sentía un poco de remordimientos porque estaba así por mí, por la forma en que lo había despreciado al enterarme de la verdad. Pero mi parte razonable se imponía y me impedía ir a pedirle perdón porque me decía que yo no había tenido la culpa, había sido él quien me había ocultado información importante y había acabado acostándome con un perro. ¡Con un perro, maldita sea!


Caminé hasta la mesa más apartada pasando al lado de Clear y Ren e ignorándoles, pude imaginarme el rostro de dolor y decepción que debía tener Ren en ese momento pero no me volteé a comprobarlo. Me senté en aquella solitaria mesa y comencé a comer sumido en mis pensamientos, traté de no darle muchas vueltas a todo lo relacionado con ese chico-perro que me había mentido pero era una tarea imposible, al final acababa invadiendo mi cabeza.


¿Se consideraría zoofilia el hecho de haberle follado pese a que lo hicimos cuando estaba como humano? No lo sabía ni tampoco quería darle muchas vueltas más, a pesar de lo mucho que me atraía su forma humana, pensar en que también era un perro y encima me había acostado con él, me daba cierta aversión. Ya no podía verle de la misma forma y decidí que lo mejor era olvidar todo lo que había vivido con él y borrar todo rastro de lo que pude haber sentido por ese ya no tan misterioso chico. Lo que debía hacer ahora era hablar con Aoba y convencerle de que sólo le quería a él, que ya no tenía que elegir entre él y Ren. Aunque no estaba seguro de si iba a funcionar, me dejó claro que no quería nada conmigo por su amigo, que se habían peleado y quería recuperarlo y, si Ren le había contado lo que había pasado entre nosotros y que estaba dolido por mi culpa, lo iba a tener difícil con él.


Terminé mi almuerzo y salí de allí con la intención de buscar a Aoba, quizás las probabilidades no estaban a mi favor pero debía intentarlo de todas formas, ya había perdido a uno de los chicos que me gustaban y no quería perder al otro también. Me preguntaba si Aoba sabría el secreto de su amigo, supuse que sí ya que lo hacía pasar por su mascota y se lo llevaba prácticamente a todas partes. No entendía cómo no le podía molestar algo como aquello, cómo no se sentía incómodo a su lado. Quería creer que si me hubiese enterado de otra forma de lo que era realmente Ren, habría reaccionado de otra forma y me comportaría como Aoba se comporta con él, pero ya no estaba seguro.


Caminé por todo el campus mirando alrededor para encontrar a Aoba pero no había ni rastro de él por ningún lado así que supuse que estaría en su dormitorio. Tuve la tentación de ir a secretaría a preguntar el número de su cuarto ya que no lo sabía pero descarté la idea rápidamente porque estaba seguro que Ren habría vuelto a la habitación que compartía con él y no quería verle, lo único que quería era sacarlo de mi vida. Resignado, dirigí mis pasos hacia el aula de informática ya que a estas horas estaría vacía y nadie me molestaría allí. Necesitaba despejar mi mente y hundirme en códigos y hackear me ayudaría a conseguirlo. A los pocos minutos llegué al aula y abrí la puerta, me sorprendí al ver a Aoba sentado en mi asiento habitual como si hubiese estado un buen rato esperándome.


Iba a preguntarle qué hacía allí pero no me dio ni tiempo a abrir la boca cuando Aoba ya se había levantado y se había acercado hasta a mí uniendo nuestros labios. Aquello sí que me desconcertó, él nunca había tomado la iniciativa en nuestros besos, era siempre yo quien daba el primer paso y encima se suponía que no quería saber nada de mí. A pesar de todo eso, no desaproveché una oportunidad como aquella, era la ocasión que estaba esperando para arreglar las cosas con Aoba e intentar empezar una relación.


Pasé mi lengua por sus deliciosos labios pidiéndole permiso para explorar su interior y él captó rápidamente el mensaje y consintió que invadiera su boca con pasión. Estábamos saboreándonos cuando sentí cómo su mano desabrochaba mi pantalón y colaba su mano en mi ropa interior agarrando mi longitud. Rompí el beso desconcertado y me separé un poco para poder observar la expresión de enojo que ahora tenía dibujada en su sonrojado rostro.


- ¿Por qué paras? - se quejó - ¿Qué pasa? ¿Sólo te gusta besarme cuando me pillas desprevenido?


Podía notar lo molesto que estaba, no sabía que podía cabrearse tanto sólo por no continuar con el beso cuando normalmente era al contrario, se ponía hecho una furia por el hecho de que le besase.


- Me gustan tus besos, no dudes de ello y que seas tú el que los inicie es algo refrescante y excitante – le aclaré y vi que su expresión se suavizaba un poco – es sólo que estás demasiado lanzado – le dije mirando en dirección hacia su mano que estaba aún sujetando mi miembro - y eso no es propio de ti.


- ¿Acaso es algo malo que tome lo que quiero? - me preguntó con voz seductora a la vez que masajeaba mi pene excitándome aún más.


- No, no lo es...  - le contesté con la voz ronca y detuve el movimiento de su mano - o no lo sería si no sintiese que algo te pasa. Puedo notar que estás cabreado por algo más que por el hecho de que te haya detenido – añadí al ver que fruncía con más fuerza su ceño.


- Estoy perfectamente, sólo quiero sexo pero si no me lo vas a dar, me iré a buscar a alguien que sí quiera follar conmigo – me soltó malhumorado dejando libre mi miembro y girándose para largarse de allí.


Le detuve sujetando su brazo y le volví a besar con más fuerza y profundidad dándole a entender que no le dejaría escaparse así después de ponerme tan duro.


- En ningún momento me he negado a ello – le expliqué tras romper el beso para tomar aire - me gusta esta nueva faceta tuya pero comprende que esté sorprendido y desconcertado cuando ayer no querías saber nada de mí y hoy, de repente, te lanzas sobre mí como si no hubiera un mañana.


- Olvida todo lo que te dije ayer, me he dado cuenta que quiero estar contigo y deseo llegar más lejos, no me basta con sólo besos o una masturbación – me dijo un poco más tranquilo – quiero ser tuyo y que tú seas mío, quiero entregarme a ti por completo.


Se quedó mirándome con seriedad a los ojos soltando aquellas palabras con una seguridad y convicción que me volvió loco. Me lancé a devorar su boca desesperado deshaciéndome de mi ropa y de la que llevaba Aoba mientras nos acariciábamos con impaciencia. Cuando estuvimos desnudos completamente, me separé de él para observar con detenimiento su cuerpo y me relamí los labios al comprobar lo apetitoso y tentador que era.


- Si quieres esto – le dije sugerente cogiendo mi palpitante miembro con mi mano – ven a por él.


Me senté en una silla y esperé al siguiente movimiento por parte de Aoba, me había gustado ese lado atrevido y quería ver más de esa parte que tenía tan bien escondida. Le vi dudar un poco, parecía que no sabía lo que hacer pero pronto se acercó a mí y se sentó sobre mi regazo tratando de introducir mi miembro en su entrada. Le detuve antes de que lo consiguiera y me fulminó con la mirada, no pude evitar sonreír divertido.


- No deberías metértela sin prepararte antes y más siendo virgen. Podrías desgarrarte si no tienes cuidado – le vi agachar su mirada avergonzado. Le levanté su barbilla para que me mirase y esbocé una sonrisa tranquilizadora - Ven, te enseñaré cómo tienes que hacerlo.


Tomé su mano y lamí sus dedos lentamente lubricándolos bien mientras veía el sonrojado rostro de Aoba absorto en cada uno de mis movimientos.


- Debes introducir uno por uno estos tres dedos en tu interior, moviéndolos de todas las formas que se te ocurran para ensanchar tu entrada, así será más fácil que mi polla se deslice mejor dentro de ti y sea  menos doloroso – le expliqué – Ahora, levántate y enséñame cómo lo haces – le ordené de forma seductora.


Me obedeció colocándose frente a mí y dándome la espalda, se inclinó un poco hacia delante apoyándose en una de las mesas. Tenía prácticamente el redondo trasero de Aoba frente a mi cara con sus nalgas ligeramente abiertas por la posición en la que se encontraba y sentí que mi miembro se endurecía y crecía aún más ante aquella visión. Pero aquello no fue nada comparado al momento en que Aoba comenzó a seguir mis instrucciones metiéndose sus dedos para prepararse. Era tal la excitación que tenía, que mi virilidad dolía demasiado, tanto que no tuve más remedio que masturbarme para intentar aliviar ese dolor.


- Detente, es suficiente – le dije cuando vi que su entrada estaba suficientemente ensanchada – Ven aquí – y le hice una señal para que volviera a sentarse sobre mí.


Aoba no tardó en hacerlo y, cogiendo mi miembro con sus manos, lo aproximó a la apertura que había entre sus nalgas y fue bajando lentamente penetrándose él mismo. Aquel descenso era demasiado tortuoso para mí pero debía hacer acopio de mi fuerza de voluntad para no empujar y meterla de una sola estocada, no quería hacerle más daño del que seguramente debía estar experimentando en ese instante.


Cuando mi miembro llegó hasta el final, Aoba se quedo quieto adaptándose a aquella invasión y de nuevo tuve que aguantarme para no comenzar a moverme. Una vez que Aoba creyó que estaba listo, empezó a subir y a bajar sobre mi muy erecto pene de forma pausada. Poco a poco, aumentó la velocidad colocando sus manos sobre mis hombros para tener un mejor punto de apoyo.


Yo no me quedé atrás y me apoderé de sus labios en un demandante beso, explorando cada rincón de su deliciosa cavidad con mi lengua mientras masajeaba su intimidad logrando sacarle profundos gemidos que ahogaba en mi boca. Me estaba volviendo loco con cada movimiento que hacía Aoba, estaba a punto de perder el control, necesitaba penetrarle con más fuerza y, cuando no pude más, me levanté de la silla sujetando sus piernas alrededor de mi cintura y lo tumbé en la mesa que había enfrente moviendo mis caderas con un ritmo profundo y veloz.


Entre gemidos y jadeos, llegamos al orgasmo casi al mismo tiempo tras incrustar mi polla varias veces más en su ardiente interior. Aoba gritó en cuanto se corrió entre nuestros vientres, su cuerpo temblaba y tenía pequeños espasmos debido al intenso placer que había sentido, haciendo que sus paredes se contrajeran y apretaran mi miembro con fuerza. No aguanté más y acabé expulsando mi semen dentro de Aoba. Agotado y con la respiración entrecortada, dejé caer el peso de mi cuerpo sobre el que ahora era mi chico y no pude evitar pensar que el sexo con él había sido  mejor de lo que me había imaginado.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).