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¡Excitarse...un juego de niños! por Fullbuster

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Aoba Seragaki POV


 


Tras un día extenuante, llegué agotado a mi habitación corriendo para comprobar el estado de Ren. Estaba muy preocupado por él desde el día anterior, parecía que se encontraba peor de lo que pensé pero no me había dado cuenta, había sido Noiz quien me había dado un toque de atención ya que él si había notado que Ren no parecía estar bien. Me sentí culpable por no haberme dado cuenta antes, se suponía que éramos inseparables, que nos conocíamos casi a la perfección y... no había sido capaz de notar que no se encontraba bien. Por eso lo dejé en la habitación, para que descansara y se recuperara lo antes posible.


Cuando llegué, estaba acurrucado en un rincón de la cama, parecía dormir plácidamente. No quise molestarlo así que me tumbé a su lado aguantándome las ganas de abrazarlo como siempre hacía porque temía hacerle daño si le tocaba o le apretaba con más fuerza de la debida. Estaba tan cansado por las clases y todo lo ocurrido en los últimos días que caí rendido a los pocos segundos.


No sé qué fue lo que me despertó pero tenía una extraña sensación que me decía que algo malo iba a pasar. Ese mal presentimiento se intensificó cuando al girarme para mirar a Ren, no lo encontré en la cama. Busqué por toda la habitación con mi mirada pero no se hallaba dentro, me levanté raudo y salí al salón para comprobar si estaba allí pero no vi ni rastro de Ren. Miré en la cocina y en el cuarto de baño pero nada... empezaba a inquietarme. ¿Dónde podría estar?


Me estaba quedando sin opciones, entonces me fijé en la puerta que daba a la habitación de Clear. ¿Se habría metido ahí? Lo dudaba porque, aunque Clear y Ren parecían llevarse mejor, Ren siempre estaba a mi lado, pero era el único sitio donde no había mirado. Me acerqué hasta la puerta y la abrí con sumo cuidado intentando hacer el menor ruido posible para no despertar a mi compañero de cuarto. La imagen que vi se me quedaría grabada en mi retina para siempre... Clear dormía con sólo un antifaz en su cara y abrazaba un muñeco al que le había colocado una de sus máscaras. Me sonrojé de inmediato al ver cómo restregaba su miembro duro contra aquel muñeco de forma inconsciente.


Quise salir de inmediato de allí pero antes debía comprobar que Ren no estuviese ahí dentro. Revisé la habitación en busca de mi amigo pero no lo vi, incluso miré en la cama de Clear aunque evité mirar la única parte de su anatomía que se encontraba bien despierta a aquellas horas de la noche. Tras aquello, volví al salón muy preocupado, no sabía dónde se había podido meter Ren. Parecía haber salido al campus y no entendía qué le habría conducido a hacerlo, sobre todo teniendo en cuenta que era de noche, estaba solo y encima malherido. ¿Por qué había hecho una locura como aquella? Debía encontrarle rápido, podía pasarle cualquier cosa si se cruzaba con gente como Koujaku y sus amigos.


No tuve ni que vestirme pues no me había quitado el uniforme antes de quedarme dormido. Salí de allí a toda prisa, buscando como un loco a Ren. Miré por los alrededores pero no lo vi. Aunque había farolas que iluminaban las distintas zonas, el oscuro pelaje de Ren podría pasar desapercibido entre las partes más oscuras, donde no llegaba bien la luz. Cada vez caminaba más desesperado porque no conseguía encontrarle y mi mente se imaginaba los peores escenarios posibles, incluso pensé que los científicos que experimentaban con nosotros le habían encontrado y se lo habían llevado de vuelta a los laboratorios.


Estaba a punto de tener un ataque de pánico así que traté de convencerme de que era algo imposible, no podían saber dónde estábamos y la universidad tenía un gran sistema de seguridad, no podían haberlo evadido. De repente, escuché unos fuertes aullidos a lo lejos... ¡Era Ren! Sonaba desesperado e indefenso, debía estar en peligro y por eso trataba de pedir ayuda a su manera. A pesar de mi cansancio, corrí con todas mis fuerzas hacia el lugar donde provenían sus aullidos pero a mitad de camino me detuve asustado cuando dejé de escucharlo. ¡No era una buena señal!


Ya no podía correr más, así que caminé todo lo veloz que pude hasta llegar al lugar donde debía estar Ren. Lo busqué mientras recuperaba algo de mi aliento, fue entonces cuando lo vi. Noiz lo tenía en sus rodillas y no se movía. ¿Qué le había hecho ese desgraciado? Me aproximé hasta él hecho una furia y le arrebaté a Ren de sus brazos. Nuestros manos se rozaron y sentí una corriente atravesar mi cuerpo con ese simple contacto, me había gustado el roce de su piel pero lo ignoré porque estaba muy enojado con Noiz.


- Deja en paz a mi perro – le grité enfadado antes de alejarme a paso rápido de allí.


Le oí gritarme algo pero no le entendí bien porque ya estaba un poco lejos de su posición y no quise detenerme para perder el tiempo peleándome con él, por lo que lo ignoré y caminé hasta llegar a mi habitación. Una vez allí, dejé a Ren sobre la cama comprobando de inmediato su estado, soltó un quejido cuando rocé su abdomen y supe que aquel desgraciado le había hecho algo.


- ¿Te ha golpeado? - grité histérico - ¿Está enfadado conmigo y lo paga contigo? ¿Esa es su forma de vengarse? Maldito desalmado sin corazón, ¿cómo se atreve a maltratar a un pobre animal? -solté casi sin respirar, nunca me había sentido tan furioso, estaba tan fuera de mí que hasta me olvidé de lo preocupado que había estado por Ren.


La cara de Ren reflejaba profunda tristeza, quizás se sentía culpable por haber salido a pasear solo y haber caído en la garras de ese loco de los piercings, pero Ren no tenía culpa de nada. Ladró varias veces mientras seguía despotricando contra Noiz, supongo que trataba de calmarme pero no podía, sentía una furia en mi interior que era casi imposible de apaciguar.


- No te preocupes, Ren, no dejaré que ese idiota vuelva a acercarse a ti de nuevo, no permitiré que te vuelva a poner la mano encima – seguí con mi monólogo contra Noiz - ¿Cómo ha podido caer tan bajo como para atacarte de esa manera? Es un... - pero no pude terminar mi insulto porque sentí unos labios sobre los míos.


Ren se había transformado en humano y me estaba besando. Me quedé estático, incapaz de reaccionar aunque debía de admitir que... me gustaban los labios de Ren. Eran muy suaves y el contacto de sus labios con los míos era muy dulce, tan diferente de los otros besos que me habían robado, que me fue imposible no cerrar los ojos para disfrutar más de ese simple roce.


- Lo siento – se disculpó Ren tras terminar el beso – No me hacías caso y necesitaba que te tranquilizaras para explicarte lo que ha pasado... es lo único que se me ha ocurrido que podía detenerte – me explicó ruborizado evadiendo el contacto entre nuestros ojos.


Enseguida me puse colorado al darme cuenta de lo que acababa de pasar y también evité mirar directamente a Ren.


- ¿Q-qué querías decirme? - le pregunté muy nervioso.


- Noiz no me ha hecho nada malo, todo lo contrario, me ha salvado de Koujaku – me aclaró y no pude evitar mirarle sorprendido.


- Él... - le vi cabizbajo y tembloroso tratando de reunir fuerza para contarme lo ocurrido y todas mis alarmas saltaron de inmediato, debía haber sido muy grave ya que sólo le había visto en aquel estado en ciertas ocasiones después de algún experimento – Él ha tratado de abusar de mí – mis ojos se abrieron de la impresión – Noiz ha llegado justo a tiempo para ahuyentarle y salvarme.


- P-pero... ¿estabas en tu forma de perro? - pregunté estupefacto y Ren asintió sin atreverse a mirarme. Le abracé de inmediato tratando de consolarlo – Lo siento, siento que te hayas visto envuelto en esa horrible situación – le dije entre lágrimas.


- Tú no tienes que disculparte de nada, no has sido tú quien ha intentado... violarme – murmuró correspondiendo mi abrazo.


Me quedé toda la noche con Ren acurrucado en mi pecho, no se separó de mí a pesar del dolor que debía sentir en sus heridas, pero supongo que su dolor emocional era mayor y necesitaba sentir que no estaba solo, que tenía a alguien a su lado. No dejé de acariciar su cabello transmitiéndole mi cariño y apoyo hasta que caí dormido, pero antes de hacerlo, pensé que Ren se equivocaba en una cosa... sí que debía disculparme... pero ante Noiz. Tenía que pedirle perdón por haberle gritado y por todas las cosas que había dicho sobre él aunque no lo supiese. Noiz había ayudado a la persona más importante en mi vida y yo se lo había pagado con insultos.


Por la mañana dejé a Ren en la habitación, ya no quería llevarlo a clase por si acaso ocurría algo y me fui yo solo. Tenía clase de informática a primera hora y estaba nervioso, había metido la pata con Noiz y tenía que disculparme pero no sé si ahora él aceptaría mis disculpas, tampoco sabía cómo hacerlo.


Me senté a su lado en el hueco libre y él al verme cerró su pantalla del ordenador, desconectó los cables y cogiendo todo se marchó al otro lado del pasillo a otra mesa alejándose de mí. Me sentí peor aún al verle hacerlo, pero no tenía más remedio que intentar llegar hasta él aunque ahora sería imposible así que me senté y ya no quise mirarle en el resto de clase.


El ordenador y todo lo relacionado con la informática se me daba fatal, no me aclaraba con estos aparatos del demonio y cuando la pantalla se me quedó bloqueada empecé a hablarle al ordenador intentando convencerle de que siguiera funcionando. Cabreado, le pegué un golpe al monitor escuchando cómo al otro lado Noiz se reía sin apartar su vista de su portátil.


- ¿De qué te ríes?


- Eres penoso – me dijo – se hace así.


Se acercó a mí colocándose tras de mí y sus manos fueron una al teclado y otra al ratón desatascando todas las pantallas que se habían abierto bloqueándolo. Sé que era impresionante, él era un genio con todo esto de la informática y yo jamás había visto un trasto infernal de estos. Aún así… yo no estaba pensando en el ordenador, estaba pensando en esa respiración que Noiz lanzaba en mi cuello, en cómo se erizaba mi piel y cuando su barbilla tocó mi cabello gemí levemente en su oído sorprendiendo al chico, pero me tapé la boca con rapidez.


- ¿Qué…? – preguntó sorprendido - ¿Has… gemido?


Ante aquella pregunta me sonrojé muchísimo y salí corriendo del aula apartándole de mí. El profesor me dijo que la clase no había terminado pero yo seguí corriendo, no quería que Noiz pensase cosas extrañas y es que mi miembro empezaba a despertar. Me encerré en el cuarto de baño intentando pensar en algo que odiase, algo que bajase esto cuando escuché unos pasos en el aseo y alguien abrió la puerta de golpe. Era Noiz y me sorprendí.


- Vaya… ahora empiezo a entender por qué has salido tan rápido – me dijo sonriendo viendo ese bulto en mis pantalones.


- No es lo que crees – le dije.


- Lo que creo es que te has excitado.


- No es por ti.


- ¿Ah, no? Pues no creo que sea por tu perro… que por cierto no lo he visto en clase hoy. ¿Está bien?


- Lo he dejado descansando. Hablando de eso – le dije mientras él entraba y cerraba la puerta de la cabina tras él – yo… quería disculparme contigo, creí que le estabas haciendo daño y no me di cuenta de que…


- ¿De que le había salvado? Bueno… la gente tiende a involucrarme en peleas y no ve luego que podía estar haciendo algo bueno.


- Aún así, no debí sacar conclusiones precipitadas y después de lo que te insulté en mi cuarto anoche… te debía una disculpa.


- ¿Quieres darme una disculpa, Aoba? – preguntó sonriendo – Pues dámela bien.


Me quedé paralizado unos segundos y me sonrojé, porque sabía a lo que se refería, querría algo conmigo, aún no sabía el qué exactamente pero no me dio mucho tiempo a pensar cuando se abalanzó sobre mí uniendo sus labios con los míos besándome con pasión, uniendo su cuerpo contra el mío, aplastándome contra la pared metiendo su lengua en mi boca.


Sentía su saliva y algo extraño… creo que tenía un piercing en la lengua porque sentía una bola en medio. Era una sensación tan extraña pero a la vez excitante. El miembro de Noiz estaba despertando, lo sentía endurecerse en mi entrepierna rozando el mío y no aguantaba, ese roce me estaba provocando demasiado. Cerré los ojos dejándome besar, ruborizándome pero a la vez… dejando que siguiera rozándose como quiso conmigo hasta que metió su mano bajo mi pantalón tocando mi miembro por lo que gemí sin poder evitarlo.


- Este agradecimiento me gusta más, Aoba, si sigues así te perdonaré.


- ¿Qué quieres de mí? – le pregunté sonrojado.


- Que te corras – me dijo muy seguro – quiero que admitas que te he excitado en clase.


- Lo has hecho – le dije – Me has excitado.


- Entonces demuéstramelo y estarás perdonado.


Me agarré al cuello y a la espalda de Noiz cuando me levantó levemente enrollando mis piernas en su cintura mientras apoyaba mi espalda en los azulejos, pero Noiz no dejó de masajear mi miembro hasta que al coger mis huevos acariciándolos me corrí en un gran gemido. Noiz sonrió y besándome una última vez me dijo que me perdonaba.


Escuché que sonaba el timbre para la siguiente clase y vistiéndome salimos de allí tras asearnos. No volví a ver a Noiz hasta la hora del patio pero cuando le encontré, un chico se estaba metiendo con él en otro idioma, yo no lo entendía y creo que él tampoco por la cara que puso. Ren apareció a mi lado en su forma humana y yo me sorprendí.


- Ren… ¿Estás mejor? – pregunté.


- Sí, al menos puedo moverme mejor que ayer – me comentó con una sonrisa y yo me sonrojé al pensar que ayer esos sugerentes labios había tomado posesión de los míos aunque tan solo fuera por unos segundos - ¿Ya has conseguido disculparte con él? – me preguntó.


- Sí – le dije rojo como un tomate y él sonrió.


- Entonces creo que me toca a mí devolverle el favor – me comentó con una sonrisa.


Ren era tan guapo, tan atractivo que cuando fue acercándose a la espalda de un malhumorado Noiz que seguía allí sentado en su ordenador sin entender qué le comentaba el otro chaval a risas, todos fueron observando a Ren haciendo que algunas chicas se sonrojasen.


Escuché que Ren le contestaba a aquel chico y Noiz se giró de golpe hacia Ren algo ruborizado sorprendiéndose por la ayuda recibida. El joven que se había enfrentado a Noiz en aquella guerra verbal trató de decir algo más pero Ren fue más rápido contestando algo en ese extraño idioma haciendo que el chico se marchase de allí con rapidez. Ren era sorprendente, siempre supe que era inteligente y atractivo… pero nunca imaginé que hasta este punto.


- ¿Qué le has dicho? – preguntó Noiz sorprendido.


- Nada importante – le comentó con una sonrisa – era Griego antiguo, no te preocupes, los que estudian lenguas suelen ser un poco prepotentes.


- ¿Estudias lenguas? – preguntó Noiz.


- No – dijo sonriendo marchándose.


- ¿Por qué me has ayudado? – preguntó Noiz levantándose hacia él.


- Porque te lo debía y yo no dejo deudas pendientes.


- Dime tu nombre al menos – le preguntó Noiz.


- Zion – le dijo Ren y yo le miré confundido por su mentira.


- Es un nombre bonito – dijo Noiz pero Ren se marchó.


Me acerqué hacia Noiz que volvía a su ordenador y cuando me vio, de repente pareció pensar en algo y miró hacia donde debería de estar Ren, pero él ya no estaba, tan sólo quedaba Ren en forma de perro a mi lado y yo lo cogí en mis brazos. Menos mal que la gente no se había dado cuenta de su transformación aunque tuve que recoger toda esa ropa tirada que había dejado el pequeño perro y guardarla con rapidez en la mochila.


- Será cabrón – dijo Noiz de golpe – ha dicho mi nombre al revés, eso no vale. Siempre evita mis preguntas. Un día descubriré quién es ese chico misterioso – se quejaba y yo sonreí mientras Ren me miraba con ojos picarones.


 


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