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Digital World por LGDA2TF

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Notas del capitulo:

Hola a aquellos que se dan la oportunidad de leer este fanfic. Para comenzar, en el primer capitulo introduje a algunos personajes principales de la historia, durante este y el siguiente capitulo introducieré a los demás como es debido.

Por otro lado, espero que disfruten lo que podrán leer de ahora en adelante. Espero con ansia cualquier comentario o sugerencia de su parte.

2. Cita.

Cuando no estaba siendo hostigado por la hermana menor de su tamer en los miles de sus juegos: fiestas de té, sesiones de maquillaje, etc; Terriermon pasaba su tiempo libre mirando la computadora, en la habitación de Jenrya Lee, usando el menor volumen posible para evitar ser detectado por los demás miembros de la familia. Para la familia Lee, a excepción de Jenrya, Terriermon solo era un muñeco de peluche, nada más y nada menos. Jenrya no se encontraba por las cercanías, así que sería muy extraño escuchar ruidos en una habitación que se suponía debía estar vacía. Los humanos podrían llegar a pensar que había fantasmas en el apartamento.

Terriermon le quedaba muy poco tiempo en soledad, lo supo cuando escuchó el picaporte de la puerta girarse, alguien estaba a punto de entrar en la habitación. Ya sabía que era lo que tenía que hacer, solo se quedó inmóvil y simuló ser un muñeco de peluche. Esto demostraría ser innecesario pues Jenrya Lee era quien entraba al cuarto después de cerrar la puerta para que nadie de su familia husmeara.

- "Terriermon" - el adolescente le llamó - "¿Qué estas haciendo?" -

- "Tan solo probaba un juego" - el digimon le respondió - "Super Smash Brosh, es fantástico" -

Terriermon tenía el juego a pantalla completa, empleando el emulador de nintendo 64. El digimon había elegido, hasta entonces, al personaje de pikachu como su avatar; entonces confrontaba una y otra vez a otros personajes, manejados por la computadora misma, y que eran seleccionados al azar. Las armas y los poderes de cada personaje era un distractor perfecto de todas las cosas que Shaochung Lee le obligaba a pasar, recuerdos que para el pequeño digimon se tornaban perturbadores.

- "Jen, si se puede saber. ¿Dónde te diriges ahora?" - Terriermon le preguntó.

Ese día Jenrya Lee no tenía clases a las cuales asistir, todo por el partido que se presentaría entre las dos secundarias. De no ser por la loca idea de Ruki, jamás hubiera comprado el boleto, no había considerado el ir al evento de incognito aunque fuese parte la misión. Sin embargo, por alguna razón le emocionaba.

- "Lo que sostienes en tu mano es una de esas entradas para dos personas. ¿verdad?" - Terriermon le interrumpió, formando una sonrisa en su rostro, del tipo que surgía cuando había descubierto un gran secreto - "Ya veo, ya veo... ¿Quién es la afortunada?" -

- "¿O afortunado?" - Jenrya pensó, recordando el plan demente de su amiga.

- "Pues... " - pues como explicarlo - "...la verdad es que se trata de una misión, vamos a ir de incognito para investigar algo para Yamaki-san" -

- "Aun no respondes la pregunta" - Terriermon no pensaba dejarlo así sin más.

Jenrya no pudo hacer más que suspirar.

- "Supongo que le conocerás hoy" - el humano respondió - "Vendrás conmigo, puede que haya un portal abierto directo al Digital World en la secundaria de Odaiba, te necesitaré" -

- "De acuerdo" - dijo el compañero digimon - "Entonces yo juzgaré a tu pareja mientras, hasta puedes decir que yo soy un muñeco de peluche que le compraste" -

Dicho esto, Terriermon se carcajeó.

- "Lo que digas Terriermon. Debemos apurarnos, no quiero llegar tarde" -

(***)

En una recamara oscura, el Regente(*) yacía sobre una silla, en compañía de Wormmon. La única fuente de luz era proporcionada por una pantalla encendida, la imagen que esta mostraba era la silueta oscura de un samurai, el digimon al cual pertenecía emanaba un aura intimidante, inspiraba el temor en otros digimon; cosa que Wormmon sentía a la perfección, escondiéndose detrás de la silla donde se encontraba el humano.

- "Quiero mi reporte" - el digimon superior demandó.

- "Bueno, tuvimos un altercado con un grupo de digimon reveldes, sin embargo no fue algo que no se pudiera manejar" -

Su superior no dijo ninguna palabra, con su mirada bastaba que deseaba que llegara al grano de la discusión.

- "Aunque, por supuesto logramos capturar al catalizador de la luz, ahora mismo esta en una de nuestras prisiones bajo estricta vigilancia mientras hablamos. Pero, a parte de eso, hay algo más que me gustaría compartir con usted en este momento" -

Pareció que el superior hubiera emitido un suspiro de alivio, casi inperceptible; aunque no importó en lo más mínimo cuando finalmente hubo un cambio palpable detrás de la máscara, como si todo su cuerpo se hubiera tensado. Parecía como si el digimon hubiese demostrado preocupación silenciosa.

- "Puedes hablar" - sin embargo, su voz se escuchaba muy indiferente.

- "Durante la confrontación entre los digimon rebeldes, no pude evitar notar que estos eran liderados por un humano con un digimon acompañante" - esto demostro ser más que suficiente para captar toda la atención del digimon detrás del monitor - "Era uno de los ocho Elegidos que aparecieron hace cinco años en el Digital World, para ser específicos, se trata del Elegido del Valor, el cual capturé gracias a que instalé la primera aguja de control en esa zona; sin eso, hubiera sido imposible contener a su WarGreymon" -

- "¿En serio?" - el digimon preguntó sorprendido.

- "Aqui está la prueba" - el Regente dijo con una fría sonrisa.

Con solo presionar algunos botones sobre su silla envió la prueba que necesitaba. El Elegido del Valor se encontraba encadenado de brazos, sentado sobre el frío suelo de una de las celdas de su base, inconsciente y con la ropa desgastada. Fue una visión que lograba que el joven de cabellos azules se lamiera la comisura de los labios y que, de sus ojos, apareciera un brillo rojo escarlata.

El digimon detrás de la pantalla lo reconoció de inmediato y dijo.

- "Muy bien. Iré por el prisionero lo más pronto posible" - usó un tono autoritario - "Es justo lo que Bugramon-sama esperaba, muy pronto la visión de nuestro emperador se volverá realidad" -

- "Espero que así sea" - el humano dijo - "...hasta entonces, Tactimon-sama" -

La comunicación se corto poco después de eso, dando luz verde para que el pequeño Wormmon emergiera de su escondite; por más valiente que fuese, Tactimon, de los Tres Generales del Imperio, era un monstruo terriblemente poderoso e intimidante, el cual controlaba sus subditos mediante una mezcla de respeto y miedo. Por esa razón, no podía evitar cuestionar algo que el Regente había dicho durante la conversación.

- "Ken-chan" - así era como este siempre solía llamarle - "No entiendo. ¿Por qué mentiste a Tactimon-sama sobre el catalizador de la luz? Si se entera, nos matará a los dos..." -

La expresión del humano, cuyo nombre era Ken Ichijouji, se torno en molestia. El miedo que sentía Wormmon, aunque bien infundado, le hacía sentir repulsión por cada fibra dentro de su ser; lo cual no evitaba que sonriera al digimon con falsedad.

- "Desde que ella (*) me dio este poder, este propósito, supe entonces que tan solo los Tres Generales deseaban un peón que pudieran manejar desde las sombras..." -

Wormmon le escuchó en silencio.

- "... aunque les deba liberarme de mi patetica vida que había llevado hasta entonces, no puedo permitirme ser solo una pieza desechable más. Esta vez, yo lo quiero todo, me convertiré en el absoluto gobernante del Digital World y del Mundo de los Humanos. Algún día, hasta los mismos dioses y demonios tendrán que arrodillarse ante mí... No habrá nada que se me niegue, oíste Wormmon, nada" -

Mientras decía los deseos de su corrompida alma, el brillo en sus ojos se volvía más intenso y dos colmillos caninos sobresalieron de sus labios. De nuevo, Wormmon experimentaba el ambiente helado que emanaba del humano, no tan humano en realidad.

- "Desde que Lilithmon-sama le mordió, Ken-chan no ha parado de actuar así. Tan egoísta, tan..." - esa última parte ni siquiera se atrevía a pensarla, tan solo deseaba que Ken volviera a ser la misma persona que había aprendido a querer antes de su encuentro con los Tres Generales del Imperio. Sin embargo, Ken ya no escuchaba consejos de su parte, ya era considerado una molestia sin más.

A veces se preguntaba porqué Ken aun lo conservaba a su lado.

- "Muy bien, es hora que visite a nuestro prisionero. Wormmon, encargate de las cosas mientras estoy ocupado" - Wormmon solo asintió de forma sumisa mientras observaba a su compañero desaparecer en la oscuridad.

(***)

Lo último que recordaba era como una luz maligna emergía de un digi-vice que ya había visto con anterioridad, luego nada, todo se había vuelto negro. Sin embargo, eso último no había cambiado mucho. Su mirada borrosa solo revelaba una habitación con grandes barrotes, poco iluminada. Pronto notó un horrible dolor sobre sus muñecas, no tardó en darse cuenta de las circunstancias en las cuales se encontraba sumergido.

Justo, poco después, su captor entró a la celda; no sin antes decirle al guardía que merodeaba que saliera un momento.

- "Tu" - Taichi Yagami le reconoció - "¿Qué fue lo que pasó? ¿Dónde esta Agumon?" -

- "Hablas de esa lagartija anaranjada, supongo" - Ken habló con burla - "Solo lo mandé a otra parte, un lugar donde seguro no podrá interrumpirnos" -

- "¿Qué quieres?" - Taichi preguntó con cierta cautela y nerviosismo.

Su captor emitía un aura tenebrosa, había algo muy oscuro en su interior, algo diabólico si llegaban a preguntarle; su propio emblema estaba reaccionando de forma muy negativa, estaba evocando en él un sentimiento de miedo profundo.

- "Solo una pequeña interrogación" - respondió este con sonrisa ladina mientras se agachaba a la altura de Taichi, en ese momento el más joven decidió quitarse sus gafas, dejando a la vista sus propios ojos.

- "Tu eres..." -

- "Si ya se, Ken Ichijouji, el chico genio de que tanto se habla en las noticias" - Ken le interrumpió exhasperado - "¿Siempre tienen que poner esa cara? Bueno, no importa. Ahora responderás unas preguntas, no mientas porque lo sabré" -

Ken se le quedó viendo directo a los ojos, donde Taichi pudo contemplar la gélida mirada que mostraba una vida sin brillo, sin esperanza, pero si un arrebatador sentimiento que parecía querer envolverlo. Taichi experimento una vorágine tumultuosa en su mente que lo absorbía poco a poco, era tal esa sensación que poco o nada se había dado cuenta que el joven se había posicionado en ahorcadas sobre sus piernas, de una forma que parecía ser comprometedora y que de hecho lo era.

- "En la zona lamentable que querías proteger se escondía algo muy importante para el Imperio, es un digimon pequeño, de color blanco; el cual se podría esconder fácilmente entre los civiles. Después de tanto buscar y buscar, entre ruinas e interrogar a muchos prisioneros, no he podido encontrarlo, es como si solo se hubiese desvanecido" - mientras este hablaba, se aseguró de que el Elegido le observara directo a los ojos, sosteniéndo su mentón con una de sus manos - "¿Cónoces de un digimon llamado Calumon?" -

Taichi no soportaba mirarlo, lo que había detrás de esos ojos era la oscuridad absoluta.

- "No lo se" - exclamó - "No he escuchado nunca de un digimon llamado Calumon" - mientras trataba de huir, de alguna forma.

- "¿En serio?" - Ken cuestionó sin creerle - "Te advierto, no hay caso en que me mientas. Solo lo preguntaré una vez más. ¿Dónde se encuentra el catalizador de la luz?" -

- "¿El catalizador de la luz?" - Taichi se preguntó, sinceramente no tenía idea de lo que su enemigo se encontraba hablando. - "¿Qué es lo que pretende? Tengo un mal presentimiento de todo esto" -

- "¿Qué? ¿No piensas contestar?" - Ken dijo ante su silencio, frunciendo el seño en señal de molestia.

Aunque esa expresión no iba a durar demasiado, con una idea que se hubiera cruzado en su mente, el joven de cabello azul sonrió de nuevo, de forma seductora.

- "¿Sabes? Desde que crucé caminos con Lilithmon, uno de los Siete Demonios, he adquirido una serie de habilidades especiales" - mientras hablaba se aseguró de separar las piernas del mayor para poder encajar en ellas.

En ese momento, Taichi pudo entender muchas cosas con solo la mención de la palabra 'Lilithmon', un digimon legendario. Entre muchos de sus apodos, el que más destacaba era este: La Diosa de la Oscuridad. Existía el rumor que la Demonio tenía la capacidad de infectar a otros digimons con su esencia, el cual era el Pecado de la Lujuría; al parecer también podía hacerlo con humanos. Después de todo su actitud era lo que lo identificaba, sin mencionar la horrible oscuridad en sus ojos azules, desprovistos de cualquier brillo que hubiera visto en cualquier otra persona.

Taichi comprendió que ese chico debía estar siendo manipulado. ¿Por qué otra razón alguien quería seguir el camino de la oscuridad? Los Siete Demonios eran eso, Demonios, los cuales no reparaban en ninguno de sus métodos, por más ruines que fueran, para alcanzar sus objetivos, cuales fueran. De manera comprensible, al menos para él, sintió lástima por su captor, lo cual expresó en su mirada.

- "¿Por qué tan triste?" - Ken preguntó sin mostrar realmente interés.

Su atención estaba en otra parte, mirando el cuello de su presa, por decirlo de alguna manera. La lujuria era ahora la que dominaba sus sentidos, en particular, sentía un enorme deseo por la sangre. En eso se había combertido, en una suerte de vampiro.

Con falsa preocupación limpió parte de la suciedad en el rostro del mayor, quien se estremeció ante el contacto con su fría piel de sus dedos. Taichi sentía de nuevo el miedo, el rechazo por parte del emblema del Valor a la esencia maligna del Señor Demonio.

Ken Ichijouji rió para sus adentros, lo que iba a hacer acontinuación sería muy divertido. Sin poder contenerse más, dos colmillos blancos sobresalieron de sus labios y, de golpe, abrió su boca y los enterró en la suave piel del cuello de su prisionero, haciendo que cierta cantidad de sangre saliera disparada, manchando las paredes y el suelo. Taichi sintió un terrible ardor en su cuello, un gran dolor que se fue extendiendo por cada fibra de su cuerpo; fue una sensación tan poderosa que no evitó soltar un grito cuando los colmillos hubieran entrado en contacto con su persona.

Luego, lo que ocurriría sería lo más abrumador. Miles de visiones cruzaron por su mente a una velocidad vertiginosa, cosas de su pasado, de su familia, amigos e, incluso, los digimon. Mientras, Ken continuaba bebiendo hasta que notó que Taichi no podría resistir más, no quería matarlo pues aquello sería un gran desperdicio y lo necesitaba vivo para Tactimon.

Ese digimon debía estar convencido que estaba todo bajo su control, no debía sospechar nada en lo absoluto.

Con ese propósito lo dejo, desplomado por la cantidad de sangre perdida.

- "Supongo que fue demasiado para él" - pensó - "...y al parecer no conocía nada en lo absoluto, bueno, supongo que puedo divertirme con él hasta la llegada de Tactimon. Una lástima de verdad, hubiera sido una buena comida... pero, en sus recuerdos había cosas interesantes." -

- "Un Nuevo Elegido" - murmuró en voz baja, relamiéndose los labios.

Los recuerdos de Taichi le habían indicado el lugar donde se encontraría su nueva presa, simplemente elegida por el Emblema que representaba, uno de la misma importancia que la misma Luz y Esperanza. Sería divertido y, sin esperar demasiado, partió hacia donde pronto se realizaría un partido de futbol.

(***)

En la sala de computadores de la secundaria de Odaiba, hubo una reunión de tres personas y tres digimon; aquellos humanos resultaron ser los Elegidos de hace cinco años. Yamato Ishida, el mayor de los tres presentes por tres años, tenía el cabello de color rubio y ojos azules; tenía todo el porte de ser una estrella de rock pues dirigía una propia. Ese día tenía puesto una camisa negra que tallaba su torso, unos pantalones del mismo color y unas zapatillas blancas. Su compañero digimon era un Gabumon.

Su hermano menor, de mismas características físicas, también estuvo presente. Su nombre era Takeru Takaishi, apellido que heredó de su madre; su madre y su padre se habían separado hace mucho. Vestía una camisa Beige, un pantalón marrón y unos zapatos deportivos que mezclaban el verde con el blanco. Sobre su cabeza yacía un Patamon en forma de reposo, pero atento a la conversación.

Ambos hermanos le hacían compañía a una chica pelicastaña, de cabello lacío que llegaba hasta los hombros. Sus ojos eran rojos y su piel clara, lo cual constrastaba con su blusa rosada y su pantalón blanco. Su compañero digimon, Tailmon, y sus demás amigos notaron que se encontraba sumamente preocupada, al borde de la desesperación.

- "Hikari-chan" - le llamó Yamato - "Ya sabes como es tu hermano, él puede cuidarse solo" - palabras que en ese momento no sentía, tenía un mal presentimiento, pero era lo único que se le había ocurrido para intentar calmarla.

- "Pero, ni una llamada" - dijo esta al borde de las lágrimas - "Le dije que no fuera solo a enfrentar a este enemigo, que esperara apoyo... pero no quiso hacerme caso" -

Yamato intentaba no colapsar, mantener el control, sin embargo estaba resultando muy difícil. En el fondo, sabía lo que Taichi había cometido la imprudencia más grande desde que enfrentó al líder de los Dark Masters solo. En el momento que se había marchado, había querido reprocharle haber tomado esa decisión sin consultarle a nadie, sobre todo a él. Sin embargo, se podría decir que Taichi Yagami se encontraba desaparecido.

- "Estaba con Agumon. ¿Verdad?" - Takeru, el hermano menor, dijo un poco más pensativo - "Contaba con WarGreymon, el digimon más poderoso que tenemos en compañía de MetalGarurumon. Si Taichi llegó a ser vencido, eso demuestra el nível de peligro que presenta el nuevo enemigo" -

- "Los tres digimon que lideran el Imperio son más poderosos de lo que ustedes creen, son mucho más fuertes que los cuatro Dark Masters combinados" - Tailmon comentó, mientras intentaba en vano consolar a su compañera humana - "Incluso se dice que uno de los tres es un Dai Maou (*), uno de los pilares de la oscuridad del Digital World" -

- "Un rey demonio" - patamon dijo de forma sombría.

Los Elegidos apenas eran conscientes del significado de los Siete Grandes Señores Demonio, nunca antes se había enfrentado a uno en el pasado; ignoraban su existencia y no sabían cual eran sus habilidades. Era posible que Taichi y WarGreymon se hubieran enfrentado a ese digimon y hubieran sido derrotados en el proceso, después de considerar eso solo quedaba una pregunta. ¿Habían sido tomados como prisioneros? ¿El enemigo decidió deshacerse de él de una vez por todas? ¿Qué había sido de Taichi Yagami?

En aquel momento, comenzaron a sonar cornetas y pitidos en las afueras de la secundaria. El partido de futbol entre las secundarias de Odaiba y Shinjuku estaba a punto de empezar; en su equipo correspondiente estaría jugando uno de sus amigos, Daisuke Motomiya, como capitán de su equipo. Los ecos de los aficionados pronto se volvieron insignificantes ante la duda que ahora correía entre los presentes.

- "Bueno. ¿Qué hacemos ahora?" - Hikari preguntó.

- "Debemos pensar en un plan" - Yamato respondió - "Debemos hablar con Daisuke después del partido, por ahora intentemos relajarnos. Dentro de poco entraremos en el Digital World" -

- "Hermano. ¿Estás seguro?" - Takeru le cuestionó - "Daisuke y Veemon aun no están preparados para enfrentar a enemigos tan poderosos" -

- "Necesita aprender" - fue todo lo que Yamato dijo - "También es un Elegido. ¿No es así?" -

Takeru solo bajo la mirada impotente. ¿Cómo se supone que resolverían esto? Los Elegidos no se encontraban todos en un mismo sitio, estaban solo ellos. Entendía la posición de Yamato de obtener toda la ayuda posible en esto pero no todos tenían el poder necesario como para lograrlo. Daisuke apenas comenzaba, era su responsabilidad ya que él le había introducido al mundo de los digimon para empezar.

Pero conociéndo a Daisuke, era más que obvio que iría. Haría lo que sea para ayudar a un amigo en peligro, sin importar que los estuviera aguardando.

(***)

Las gradas comenzaban a llenarse poco a poco, Terriermon iba sobre la cabeza de Jenrya, junto con Takato que estaba al lado de su tamer, ambos hacían fila que había sido formada desde la entrada, lugar donde se encontraba un estudiante de la secundaria de Odaiba, recibiendo los boletos.

- "Vaya, es un afortunado" - Terriermon pensó con sorpresa mientras la fila avanzaba - "Aunque debo admitir que Jenrya tiene buen gusto" -

Miraba de forma disimulada al acompañante de su tamer. El aludido resultaba ser un poco más bajo y no gozaba de tanta musculatura, sin embargo, era el tipo de chico al cual las mujeres denominarían como lindo.

Takato Matsuda se mostraba bastante cohíbido ese día, estaba loco por aceptar el plan demente de su nueva amiga... bueno, no tan demente si consideraba que su vida estaba en juego. Ruki Makino parecía ser capaz de asesinar con solo la mirada.

Miró de reojo al digimon sobre la cabeza de su amigo, el cual hacía un buen acto de muñeco de peluche. Si Guilmon fuese más pequeño tal vez lo hubiera traido en brazos; por otro lado, ya tenía ese problema resuelto.

- "Takato-kun" - Jenrya dijo en voz baja - "Sostenlo por favor" -

Acto seguido, Jenrya le dio su Terriermon a Takato, quien no tuvo de otra que recibirlo y cargarlo en sus brazos. Mientras esto pasaba, Jenrya no podía evitar que todas las miradas de las mujeres de la zona; cuchicheando entre sus amigas podría adivinar sobre que estarían pensando. Takato también sentía las miradas sobre él, lo cual le hacía sonrojarse de la pena que le producía; eso era divertido, de verdad parecía que estuviesen en una cita. Darle a Terriermon, como muñeco de peluche, como si fuese un regalo había sido un buen toque.

La escena hacía ver a Jenrya como alguien caballeroso y muy atento, y a Takato como una persona muy sensible.

Lejos de incomodar eso a Jenrya, comenzaba a agradarle. Quizá esto hubiera sido la mejor idea que Ruki hubiera tenido en toda su vida. Por supuesto, aun no había manera de saber que pensaba Takato de todo esto.

- "Su boleto por favor" - dijo una mujer tres años mayor que ellos.

- "Aqui tiene" - Jenrya contestó.

- "Bienvenidos" - la chica mencionó con una gran sonrisa.

De una caja que mantenía resguardada, sacó dos brasaletes, uno rojo y el otro blanco. Ella miró divertida al más bajo, la razón de ello era que el blanco siempre se le otorgaba a las mujeres; había muy pocas parejas del mismo sexo de todas formas. Jenrya le pareció el más varoníl, así que le entregó la pulsera roja, mientras que Takato recibió la blanca; el hecho que cargara algo parecido a un muñeco de peluche entre sus dos brazos no le ayudaba en lo absoluto.

Ambos pasaron de largo, pero la chica detuvo a Takato unos segundos.

- "Tienes buena suerte niño" - y susurró a su oído de forma sugerente, lo cual hizo que se le subieran los colores a la cara y que casi dejara a Terriermon sin oxígeno.

- "Solo es una misión, solo es una misión..." - Takato se repetía a si mismo como mantra.

Luego, más relajado, alcanzó a Jenrya quien lo esperaba y se cuestionaba porque se había quedado atrás. Claro, Takato no se lo dijo.

- "Takato, voy a comprar algo de comer para los dos y... Terriermon" - Jenrya dijo, susurrando eso último para que nadie le escuchase - "Ve consiguiendo un puesto y guardame un lugar... ah, por cierto, no le quites la mirada a Terriermon" -

Jenrya sonrió y luego se alejó hacia el puesto de botanas, esto hizo que Terriermon sonriera de oreja a oreja mientras observaba a su cuidador. El pequeño le estaba dando un gesto que para Takato fue difícil de decifrar, pero no perdería su tiempo por ello. Tenían que ejecutar una misión importante así que pondría todo su empeño en ello; solo debía ser paciente y esperar hasta que se terminara el primer tiempo, por ahora subiría las gradas y apartaría los dos asientos.

Con eso en mente y su mirada fija en Terriermon, pues se había tomado muy en serio el pedido que Jenrya le había hecho, no se dio realmente cuenta por donde caminaba. Al final, resultó chocando con alguien igual o más despitado que el mismo.

- "Lo siento" - el otro dijo preocupado, sujetándole de la cintura para evitar que cayera al suelo y sucediera un accidente aparatoso.

- "Descuida, fue culpa mía" - Takato respondió apenado, preguntándose cuando lo iban a dejar libre.

Lo mismo hacia Terriermon, propinando una mirada venenosa al otro sujeto sin que este se diera cuenta.

- "¿Qué le pasa?" - el digimon pensó con fastidio - "Takato es la comida de Jenrya, no voy a dejar que otro se meta" -

Sin embargo, antes de que Terriermon pudiera hacer algo que los delatara, Takato se apartó del otro joven como si de alergía al contacto físico se tratara.

- "Perdona, perdona" - el otro muchacho dijo apenado por algo que hasta ahora se daba cuenta - "Creo que empezamos con el pie izquierdo. Soy Motomiya Daisuke, pero puedes decirme Daisuke. ¿Has venido a apoyarnos en el juego?" -

Daisuke, como se había presentado el joven, ofreció su mano mientras daba una gran sonrisa. A su vista, Takato pudo determinar que era muy confiado, tal vez demasiado; no era muy difícil compararlo en Hirokazu en ese sentido, sus actitudes eran muy parecidas. Traía el uniforme del equipo rival, una camisa blanca deportiva con cuello rojo y una pantaloneta del mismo color. Era fornido, de cabello castañó oscurecido y de piel ligeramente morena.

- "Soy Matsuda Takato... y no, soy de la otra secundaria, vengo a apoyar a mi equipo" -

- "¿En serio? Que lástima" - Daisuke respondió con un leve tono de decepción, el cual no duraría mucho - "No importa, igual espero que podamos ser amigos" -

- "¡Claro!" - Takato dijo.

Ambos se despidieron y siguieron sus respectivos caminos. Daisuke corrió a toda velocidad hacia la cancha pues el partido estaba a punto de comenzar; Takato, por su lado, se dirigió a dos puestos libres, se sentó en uno de estos y en el otro sentó a Terriermon; después esperó pacientemente hasta que su compañero regresara.

Momentos después Jenrya llegó con un gran vaso con palomitas y dos refrescos.

Takato retiró a Terriermon y Jenrya tomó su lugar.

- "Está a punto de empezar, Lee-san" - Takato susurró a su compañero.

- "Si, lo que podemos hacer por el momento es disfrutar del evento" - Jenrya respondió - "Por cierto, puede llamarme Jenrya, o Jen. No soy tan mayor, además te recuerdo que tenemos la misma edad" -

- "De acuerdo, Le.. perdon, Jen-kun" -

Mientras, el partido ya había comenzado.

(***)

En otra parte de las gradas, Takeru Takaishi y Hikari Yagami estaban ahí para apoyar a su amigo en el evento. Ya habían dado el pitido de inicio y el tiempo había comenzado a correr, se encontraban en el primer tiempo.

- "Espero que ganen" - Hikari dijo, mostrándose un poco más animada.

- "Yo también" - le secundó Takeru - "Se que Daisuke ha entrenado mucho para este momento, pero los jugadores de la secundaria de Shinjuku también deben de ser fuertes. Son los más difíciles de la temporada" -

Al menos podrían distraerse en algo que no fueran los problemas de un mundo paralelo. Debían alejar su mente de la desaparición de Taichi Yagami en el Digital World y la posible presencia de uno de los Siete Señores Demonio en este. Además, era obligación moral de Takeru de darle apoyo a Hikari, después de todo ella era su novia.

Ahora parecía que Hikari se encontraba bien, Takeru se distrajo un momento viendo a las demás personas que habían asistido. El futbol, o soccer, o como quiera que se le diga en otro país, no llamaba demasiado su atención; si había decidido asistir al evento era porque Hikari quería; lo suyo era más el baloncesto. Su mirada se detuvo en dos personas en específico, eran dos hombres.

Le pareció curioso ya que eran una de las pocas parejas del mismo sexo presentes en el lugar.

A primera vista, les pareció una pareja muy agradable. El chico de pelo azul y ojos grises parecía ser alguien muy atento y considerado con quienes le rodeaban, mientras que el joven de pelo castaño claro y ojos rojos pareció ser alguien muy sentimental, tan solo verlo como sostenía ese peluche en sus brazos daba ganas de querer abrazarlo, menos mal era alguien que guardaba la compostura. Por esa razón no lograba entender como habían personas que aun se oponían a ello.

¿Qué era lo diferente?

Sin embargo, pronto notó un pequeño detalle, realmente pequeño pero que resultó ser lo más importante.

Fue el peluche que el chico pelicastaño sostenía en sus brazos, realmente no era un muñeco. Era un digimon que ya había visto con anterioridad en el Digital World, un Terriermon. No tenía idea de que hubiera otros Elegidos por ahí; ya que nunca se los había cruzado antes supuso que no eran de Odaiba o lugares aledaños, en cambio, por el evento que hoy se producía supuso que ambos vendrían de Shinjuku, de la secundaria del equipo rival.

El primer tiempo se había ido volando, llegando su final y dando paso a un receso de 30 minutos.

- "Hikari" - Takeru dijo - "¿Si ves a esas dos personas?" -

Acto seguido, señaló a los aludidos.

- "Si, ahh... mira" - Hikari exclamó - "Tienen un digimon" -

- "Lo se. ¿Qué te parece si los saludamos?" -

- "Me parece una gran idea" - Hikari respondió con estrellas en los ojos.

Ella había detectado un pequeño detalle además, de alguna manera su visión fue lo suficientemente buena para notar los brasaletes blanco y rojo en las muñecas de los muchachos. Había llegado a la misma conclusión, aunque errónea, que Takeru; esos dos chicos con el Terriermon tenían que ser novios. Hikari se moría por conocerlos.

Takeru y Hikari fueron a su encuentro, sin embargo, los otros jovénes ya tenían sus propios planes en mente.

Takato y Jenrya iban a adentrarse en la preparatoria sin que nadie lo notase. ¿Cómo lo iban hacer con la estricta vigilancia sobre cada una de las entradas del plantel? Digamos que alguien ya se había encargado de ese problema.

(***)

Ruki Makino caminaba directo a la entrada principal de la secundaria de Odaiba de forma campante, como si estuviera a punto de entrar a su casa. Como lo esperaba, había alguien cuidando el acceso; un hombre un poco más alto que ella, de cabello rojizo y ojos negros. Tenía puesto un buzo azul, una camisa blanca y una corbata negra; en su brazo izquierdo, casi sobre el hombro, tenía una insignía que lo calificaba como guardían. Era un estudiante de los últimos años.

- "Disculpa, señorita" - dijo este al verla acercarse - "Tengo que decirle que, por ahora, el acceso a las instalaciones no es posible. Es por el partido que se celebra afuera" -

Pobre, no sabía que lo que decía sería ignorado.

- "Renamon" - Ruki llamó.

De la nada el digimon aludido se materializó detrás del joven sin que se diera cuenta, tampoco tendría tiempo de entender lo que estaba sucediendo pues Renamon le daría un golpe en su nuca, con la fuerza necesaria para que este cayera inconsciente.

No es que Ruki sintiera arrepentimiento, Renamon no sería capaz de matar a un ser humano. Además, estaban solos gracias al evento y seguro Hypnos había interferido ya con los sistemas del edificio; las cámaras de seguridad ahora eran inservibles y no habría prueba alguna de lo que había hecho. Sin embargo, debía asegurarse de que sus acciones no alertarían a nadie más, con ese objetivo revisó con su vista al muchacho caído, buscando algo.

Por fortuna, Renamon era más observadora y fue la primera en encontrarlo.

- "Ruki" - dijo el digimon - "En sus bolsillos, hay un boquitoqui y unas llaves" -

- "Gracias Renamon" -

Y dicho esto, Ruki requisó al caído, empezando con los bolsillos de la chaqueta. Ahí encontró el boquitoqui que Renamon había mencionado, pero no las llaves. Eso significaba que solo podían encontrarse en los bolsillos de los pantalones; con eso en mente, por primera vez se sintió nerviosa en mucho tiempo. Lo que debía hacer ahora era comparable a las ocasiones que debía acompañar a su madre al trabajo, esperando que ella siguiera sus pasos; y lo peor de todo era que el muchacho derribado era hasta bien parecido.

Lindo dirían las demás chicas de su edad.

Si se ponía analizarlo bien, era como una versión más madura de su nuevo compañero de equipo, Takato Matsuda. De hecho, estaba tan convencida de su parecido que incluso podía imaginarlo sonreír de forma tonta, logrando que todos a su alrededor cayeran a sus pies.

Tuvo que hacer uso de todo su autocontrol, y con mano temblorosa metió su mano en uno de los bolsillos delanteros del chico, para su desgracia no se encontraba en ninguno de estos; la única opción que quedaba era le peor de todas. Por su parte, Renamon observaba toda la escena sin entender realmente. ¿Qué era lo que tanto preocupaba a su tamer? Aun tenía que aprender mucho acerca de los humanos.

Sintiendo las mejillas arder hasta extremos imposibles, Ruki Makino escudriño con sus propias manos los bolsillos traseros del muchacho, en el proceso maldijo que le quedaran tan ajustados a su trasero. Sin embargo, encontró lo que estaba buscando, las llaves que de seguro le daría acceso a todas las instalaciones.

- "Una palabra de esto a alguien y te mato" - una vez hecha su amenaza, cogió su celular para mandar un mensaje de texto para Jenrya.

Con eso debía bastar.

Posteriormente, le indicó a Renamon que escondiera al durmiente por algún lugar donde no pudiera ser descubierto y, sin mas, entró con su digimon para empezar la búsqueda.

Renamon sintió a alguien en las cercanías, mas la única actividad resultó de los asintentes al partido que lanzaban gritos eufóricos, llenando al aire con la emoción y el apoyo que ofrecían a cada uno de sus equipos. Al final, Renamon desestimó lo que fuera que hubiera sentido y siguió a la chica dentro del edificio. Lamentablemente si había alguien observando todo, un digimon del tipo insecto en etapa novato que voló lo más pronto posible en dirección del humano caído; lo cierto era que Ruki y Renamon habían atacado a Koushiro Izumi ese día.

Y eso solo iba a ser el inicio de todos los problemas que vendrían a continuación.

Fin del Capitulo.

Notas finales:

* Como en Digimon Zero Two, Ken Ichijouji será uno de los villanos que tengo planeado. Aunque no creo que sea consistente llamarlo Emperador de los Digimon ya que este, se supone, obedece ordenes de unos superiores: Los tres generales del ejército Bagra. Quienes hayan visto Digimon Xros Wars los conocerán

 

* Cuando me refiero a un ella en la historia, me estoy refiriendo a Lilithmon, un Señor Demonio y uno de los Tres Generales.

* Dai Maou = Gran Señor Demonio. Creo que es eso.


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