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Haré que me recuerdes por Dark_Gaara

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Notas del capitulo:

Hola~! Vengo con un nuevo cap de esta historia nwn iba a terminar con otra cosa, pero me pareció mejor dejarlo así xDU Espero que les guste nwn

-¡Mako-chan! ¡Haru-chan!-gritó una voz cantarina que ambos conocían muy bien.

 Al oír sus nombres se detuvieron en automático, al tiempo que una persona se abalanzaba sobre ellos.

-¡¿Nagisa?!-gritaron sorprendidos al mismo tiempo.

-¡Ajam!-dijo alegremente el rubio sin soltarlos.

-¿Qué haces aquí?-preguntó preocupado Makoto.-¡Deberías estar en el hospital! ¡O en tu casa!

-¿No nos digas que te escapaste?-dijo Haruka con su usual tono de voz  pasivo, aunque temiéndose la respuesta del rubio.

-Jajajaja, nada de eso.- respondió tratando de calmar a sus amigos.

-¿Entonces…?

-Ya me dieron el alta del hospital.-explicó alegremente.

-¿O sea que ya…?-comenzó Makoto.

-No.- lo interrumpió severamente Nagisa, tratando de mantener su sonrisa.- Aún no recuerdo…además puedo tener los otros efectos colaterales, como mareos o desmayos…

-¡Lo ves! ¡No deberías estar aquí!

- Déjame terminaaar Mako-chan-le rogó el rubio poniendo puchero e inflando los cachetes. Los otros dos no hicieron más que suspirar.- Los médicos dijeron que sería bueno que vuelva un poco a la rutina para ver cómo reacciono. Incluso podría ser la solución a mi pérdida de memoria.

-¿Pero no es muy pronto?-inquirió suavemente Haru.- Sólo han pasado unos días…Quizás deberías al menos quedarte en tu casa.

- ¡Pero eso es muy aburrido! Prefiero venir a la escuela. ¡Estaré bien!

 Makoto y Haruka se miraron. Sabían de sobra lo testarudo que su amigo podía ser. Quizás fuese mejor lo que él decía, sobre todo si eso ayudaba a que recuerde todo lo que había olvidado.

-Está bien…Si necesitas ayuda, avísale a Rei y que él nos llame.-comentó sonriente pero firme el castaño.

-Nos vemos en el almuerzo.-fue la despedida del morocho.

 Nagisa sonrió y comenzó a dirigirse al aula, más inquieto de  lo que demostraba. “Si necesitas ayuda, avísale a Rei…” ¿Por qué a él? ¿Por qué no dirigirse directamente a ellos, o a un profesor? ¿Ese chico era de tanta confianza? Todavía le incomodaba no poder recordar qué vínculo compartían exactamente. Algo en ser sólo compañeros de club se le hacía sospechoso.

 Abrió la puerta del aula, y se detuvo en seco. Ahí estaba el chico de anteojos, sentado en  un banco, leyendo algo tranquilamente. ¿Eran compañeros de curso? Había pensado que debía ser compañero de Mako-chan y Haru-chan, a juzgar por su cuerpo y su tamaño. Bueno, él ya sabía que con su metro sesenta y cinco era algo pequeño para su edad, pero ese chico parecía más grande. Quizás era porque tenía un cuerpo muy bien formado…Sacudió la cabeza sin querer ahondar más en esa sensación que le invadía el pecho al pensarlo demasiado.

 Al otro lado del salón, Rei leía atentamente un nuevo libro que había buscado arduamente, de un tema que recientemente había despertado su interés. Sin embargo, su concentración se vió interrumpida cuando de pronto  empezó a oír que todos se sobresaltaban y gritaban. Molesto, alzó la vista para ver qué había exaltado a sus compañeros. Y sus ojos se clavaron en la pequeña figura rubia que sonreía ante un grupo de chicos y chicas que se habían acercado a él al verlo en la puerta. Sólo oía que Nagisa respondía “Estoy bien, gracias por preocuparse” alegremente.

 Y él no podía quitarle la vista de encima. ¿¡Qué rayos estaba haciendo allí parado en la puerta del aula, con el uniforme y la mochila, claramente dispuesto a entrar y tomar la clase así nada más!? ¡Debería estar reposando! ¡En el hospital, o en su casa, donde fuera! ¿Y si se mareaba? ¿Y si se desmayaba? ¡Siempre tan imprudente, tan…!

 Apoyó las manos en el pupitre, dispuesto a levantarse y decirle todo eso, pero se detuvo. No se paró. Se quedó sentado, respirando con dificultad y tratando de calmar su ansiedad.

 Nagisa no lo reconocía. Para el rubio, él no era más que otro compañero, igual a los que le estaban preguntando como se encontraba, sin juzgarlo. No era siquiera su amigo. No podía ir y demostrarle lo preocupado que estaba, como hubiera hecho antes. Ya en el hospital se había arriesgado a tomarle la mano y retarlo cuando se había querido quitar la venda. Aún recordaba la sorpresa en sus ojos rosas. ¿Qué diría ahora, si lo regañaba frente a todos? Se cansaría de que un desconocido estuviera siempre diciéndole qué hacer, aunque fuese porque se preocupaba por él. El rubio de antes ya había aceptado sus constantes regaños, y se lo tomaba a la risa, sin enojarse. Pero ahora, esa confianza que habían forjado, se había desvanecido. Ya no era alguien con el derecho a preocuparse por él. Así que se limitó a seguir tratando de leer.

-En serio, estoy bien.-repitió sin dejar de sonreír. Sus ojos se desviaban constantemente al pupitre donde estaba sentado el chico de anteojos, estudiando sus reacciones.

 Comenzó a caminar hacia allí, ya que se sentaba atrás de él. Al parecer, más allá de sus deseos, algo hacía que siempre terminaran cerca, incluso sus bancos. Dudaba de cómo saludarlo, o qué decirle. Sabía que después de todo no podía simplemente pasarle por al lado fingiendo no verlo y sentarse sin dirigirle la palabra. Tampoco es que estuviese enojado…era incómodo. Él era impulsivo, y eso de tener que pensar tanto lo estresaba. Deseaba que el de anteojos siguiera leyendo y ni lo notara, para ahorrarse el momento sin sentirse culpable. Además, al parecer era un chico que se preocupaba mucho, y algo en su interior sabía que no le agradaría verlo paseándose por allí en vez de descansar. Sin embargo, al recordar la calidez de su mano, y el rostro de felicidad que había mostrado al verlo despertar sano, sentía que no podía escapar. No era justo.

-Buenos días, Nagisa-kun.- dijo de pronto el de cabello azul cuando el rubio pasó a su lado. Sonreía tranquilamente, sin regañarlo, sin signos de malestar.

-Buenos días, Rei-chan.- correspondió lo más alegre que pudo. De alguna manera, se relajó al ver que el otro lo trataba amablemente pero no demasiado. Como…compañeros de clase.

-Si necesitas algo, tócame el hombro.- comentó casi desinteresadamente.

 Antes de que Nagisa pudiese responder, volvió a enfocar su mirada en el libro, dando por finalizado el saludo. Sabía que no debía ser fácil para él tampoco, y le parecía que lo mejor era no acercarse demasiado. Nagisa se sentó en su banco en silencio, mientras el profesor entraba a la clase.

 A Rei se le antojó angustiosamente extraño no sentir la mirada magenta clavada en su nuca. O un lápiz tocándolo, o recibir notitas en papeles rasgados de una hoja con algún garabato del rubio. Aquellas cosas normalmente le molestaban, pero ahora, sentía un vacío sin ellas. Algo faltaba. No sentía a Nagisa detrás suyo por más que sabía que estaba sentado allí. El rubio no se esforzaba en mostrarse, en decirle indirectamente “¡Aquí estoy, Rei-chan!” como hacía todas las clases. Era aburrido.

 Por su parte, el rubio se mordía el labio inferior mientras se estiraba hacia un costado para ver al profesor. ¿Por qué se sentaba detrás de alguien tan alto? Aunque no era como si quisiera presar tanta atención a la clase. Simplemente prefería concentrar su mirada en la figura delante del aula a tener que mirar la nuca de su compañero de enfrene, que se le antojaba suave y molestable. Y tampoco quería ver su cuaderno: cuán grande había sido su sorpresa al descubrir que en todos los márgenes había dibujos repartidos, la mayoría, de un rostro con anteojos. No eran grandes dibujos, sino garabatos productos del aburrimiento en clase, pero su figura y la del chico del pelo azul eran fácilmente reconocibles. ¿Tanto pensaba en él durante la clase? ¿Qué era aquello? No quería pensarlo. Estaba demasiado confundido con todo.

 El timbre para almorzar sonó. Nagisa sonrió ampliamente al recordar que podía almorzar con sus dos grandes amigos, como tanto había deseado años atrás. Tomó su almuerzo y sin mirar a nadie se dirigió a la puerta del aula. Al final del pasillo Makoto y Haruka lo esperaban tranquilamente.

-¿Te sientes bien, Nagisa? ¿Ocurrió algo en la clase?

-¡Estoy bien, Mako-chan! ¿Vamos?

-¿Y Rei?-inquirió Haru, mirando hacia la puerta del aula.

-¿Eh?-dijo Nagisa sin escucharlo.

-Vamos, o se nos acabará el tiempo.-dijo sonriendo Makoto empezando a caminar.

 Nagisa comenzó a hablar desaforadamente mientras caminaban. Haru miraba inquisitivamente a Makoto, quien le extendió su celular mientras hablaba con el rubio. En la pantalla se mostraba un mensaje, con el remitente de Rei.

[Hoy no iré a almorzar con ustedes. Creo que es lo mejor para Nagisa-kun por ahora. Buen provecho.]

 

Pulsó “enviar” y suspiró. Estaba sentado en el banco del aula. Su ex club, el de atletismo, lo había invitado a almorzar, pero él se había rehusado. No quería hablar con nadie por ahora. Necesitaba pensar y decidir. Desde el accidente, sólo una frase ocupaba su mente. Haruka lo había dicho sin segundas intenciones, sólo pensando en el hospital, pero para él, aquella pregunta lo había atravesado profundamente. Porque resumía todo lo que sentía ahora.

“¿Qué quieres hacer, Rei?”

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado nwn Trataré de actualizar pronto >w< Agradecería mucho si me dejan un  review con críticas o lo que sea <3

Nos leemos~!


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