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Quédate a mi lado por Ame_Chan

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Notas del capitulo:

Hai ^^

Como aniversario al equinoccio de primavera XD! aquí esta el 4º cap ^O^ LEMON!!

Y aquí comienza la intriga...y las complicaciones ^^U

- QUEDATE A MI LADO -

Por: Ame Chan

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Disclaimer: Los personajes aquí utilizados son todos propiedad de Masashi Kishimoto (si fueran míos, la serie estaría catalogada 100% yaoi y hard lemon XDD)
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-En todo momento, en cada instante, jamás dejé de pensar en ti… aún en esos momentos difíciles en que la duda era mi más fiel acompañante.

4º Cap


//*//*//*//*//*//*//


El pelinegro, al darse cuenta de la entrepierna de Naruto y la suya propia, miró al rubio interrogante, pidiendo permiso.

-Naruto… ¿Estas seguro de…?- No pudo terminar, pues ya tenía los labios del trigueño apresando los suyos.

-Completamente… quiero tomar mi postre, el curry no fue suficiente…

Sasuke, riendo, continuó con su labor, entrando en un terreno más peligroso… el también estaba insatisfecho con el solo curry, y su hermano no lo extrañaría una noche.

- - -


Naruto gemía. Tenía al joven de cabellos azabaches encima de él, acariciándole la base del cuello con dulzura a cada toque de su lengua ávida. Todas las partes de sus cuerpos se tocaban, y sabían perfectamente la situación del otro, haciendo que el jugueteo fuera más excitante. Sasuke bajó sus manos por el vientre del rubio y lo acarició, arrancando un suspiro del trigueño, el cual le revolvía los oscuros cabellos con tentación. El rostro de Sasuke se veía muy sonrojado, al igual que el del kitsune, pero sonreía ligeramente y sus miradas denotaban amor. Amor y deseo del otro.

Poco a poco las prendas fueron desapareciendo de sus propietarios, quedando Sasuke en el pantalón oscuro y Naruto en el suyo naranja. Los shinobis acariciaban con desfogue los pechos desnudos del otro, mirándose cortamente y cerrando los ojos, regocijándose con el contacto. Sasuke se incorporó, provocando un ruido de protesta por parte del rubio.

-Ven…

Sasuke pidió a Naruto que se colocara frente a el, y entrelazaron sus piernas, quedando muy cerca el uno del otro. El pelinegro miró abajo y bajó con cautela el cierre del pantalón del rubio, haciendo que éste se sonrojara violentamente.

-Sasuke, tu…

-Shhh… tranquilo, no te haré daño…

Así sentados, el pelinegro sacó con algo de temblor el miembro erecto del trigueño, haciendo que éste cerrara los ojos y mirara a otro lado con vergüenza. El Uchiha sentía la dureza de Naruto en su mano, y también se sonrojó. Era la primera vez que hacía eso. Tomó con la otra mano la mejilla del kitsune y le volteó la cara para que lo mirara.

-Ten calma Naruto… -se acercó a su oído y rodeó un poco más con sus piernas la cintura del rubio. Susurró a su oído- te amo…

Comenzó a mover lentamente la mano en la longitud de Naruto, haciendo suspirar al chico, el cual tenía el rostro recargado en el hombro del pelinegro. El aliento cálido del kitsune acariciaba a Sasuke en el cuello, haciéndole cosquillas. Aumentó el ritmo, delineando con delicadeza cada centímetro del miembro del chico. Los suspiros se convirtieron en gemidos, y más tarde en grititos de placer.

-Más… por favor, más…- rogaba con la voz ahogada el rubio a Sasuke en su oído, mientras posaba sus manos en el pecho de éste y mordía el hombro del pelinegro, aguantando las sensaciones que pronto lo harían llegar al límite. Sasuke notó que el mismo se excitaba cada vez más, reparando en una fuerte presión en la entrepierna que lo lastimaba. Cuando Naruto creyó que moriría, Sasuke se detuvo, provocando un gruñido de desesperación del rubio. Sasuke, ante los ojos empañados y sorprendidos de Naruto, se quitó su propio pantalón, dejando ver una gran longitud, la cual estaba más que excitada.

Naruto comprendió, y con las manos temblorosas se comenzó a quitar el pantalón y el bóxer, quedando en la misma situación que Sasuke. Éste lo miró y le preguntó por última vez.

-Naruto… ¿Tu… quieres esto? No quiero forzarte, así que…

-Sasuke Uchiha, ¿Qué no lo entiendes? Te deseo en cuerpo y alma. Hazme tuyo en este mismo momento- las palabras decididas y cálidas del rubio hicieron que Sasuke se estremeciera. Tomó el rostro de Naruto y lo besó con pasión, anunciando su afirmativa.

-Gracias… mi Naruto…

Naruto se abrazó a Sasuke, el cual introdujo dos dedos en la boca del kitsune, haciendo que éste los lamiera con dulzura, bañándolos con su segregación. Cuando estaban húmedos, Sasuke introdujo uno en la entrada de Naruto, alzándole las caderas. Éste dio un gemido de dolor, haciendo que se estrechara más. El pelinegro prosiguió a besarlo nuevamente y a masturbarlo lentamente para calmarlo. Movió un poco el dedo dentro de Naruto, y pronto fueron dos los que profanaban la virginidad del rubio. Éste a momentos gemía por el dolor, y unas cuántas lágrimas se desprendían de sus preciosos ojos. Los movimientos de Sasuke eran cada vez más fuertes, y rápidamente los quejidos se convirtieron en gritillos de placer. El pelinegro consideró que ya era momento, y tomando las caderas del kitsune, rodeó la cintura del chico con las piernas, haciendo que éste hiciera lo mismo por encima de sus muslos, dejando expuesta la entrada del ojiazul, y penetrándolo con suavidad.

Naruto dio un quejido y más lágrimas de dolor corrieron por sus mejillas. Sasuke besó cada párpado del chico y le pidió que le avisara cuando se podía mover. Para calmarlo, acarició la entrepierna de Naruto, la cual estaba más que encendida.

Naruto sentía como el placer llegaba a su cuerpo, inundando con una calidez todas sus entrañas, y asintió con ligereza, dándole a entender al pelinegro que podía continuar.

Sasuke se movió un poco, tratando de no dañar al trigueño. Éste se aferraba por la espalda a Sasuke, mordiéndose el labio. El vaivén fue lento y armónico, pero en pocos minutos se convirtió en un movimiento rápido y fogoso, acompañado de gemidos y ligeros gritos por parte de los dos. El ambiente de la habitación se caldeaba, y la humedad de las sábanas en la cama de Naruto por el sudor de los chicos iba cada vez en aumento.

Naruto perdió todo rastro de dolor, y disfrutaba a cada momento el miembro de Sasuke dentro de si. Sasuke gozaba con avidez la caliente entrada del rubio, embriagándose con su estrechez y calidez, lo cual hacía más pasional la acción.

Los movimientos comenzaron a ser desesperados, y una sustancia blanquecina comenzó a asomar por el miembro de Naruto, el cual cerraba fuertemente los ojos. Sasuke lo miró a la cara, el también estaba a punto de terminar. Al ver la expresión de completo placer en el rostro de su kitsune explotó en el interior de éste. Pocos segundos después, el semen de Naruto bañaba el vientre de su querido pelinegro, mientras gritaba su nombre. Sasuke se arqueó y dando un último gemido se dejó caer hacia delante, apresando al rubio contra la cama. Los dos respiraban agitadamente, y sentían aún una corriente recorrerles el cuerpo entero. Se miraron cortamente, expresando su amor en ese cruce de miradas, y los labios volvieron a unirse, sellando un pacto que jamás podría romperse, el amor que se sentía el uno al otro.

-Sasuke… te amo…-el rubio tomó el rostro sonrojado del pelinegro y le retiró los mechones rebeldes que se arremolinaban en sus ojos. Sasuke le sonrió con dulzura, y con los ojos entrecerrados, se recostó en el pecho de su rubio.

-Yo también Naruto… yo también.

Los cuerpos desnudos y dormidos de los dos jóvenes ninjas eran observados por un par de ojos esmeralda, realizando un gran contraste con la oscuridad de la noche. Esos ojos denotaban una indiferencia infinita, pero en la cabeza del individuo había un torbellino de emociones. Pero una cosa estaba clara: Naruto era suyo y de nadie más, y no permitiría que el estúpido Uchiha se lo quitara.

A la luz de la enorme luna llena, una sombra desapareció de la ventana del rubio, mientras la feliz pareja descansaba con el albor del astro bañándolos desde el cielo.

-Uzumaki Naruto… serás mío, eso tenlo por seguro.

//*//*//*//*//*

Los días pasaban y no había persona más feliz en la villa de la Hoja que Uzumaki Naruto, el cual disfrutaba día con día la compañía de su amado Sasuke. Éste a veces se ganaba buenas broncas con Itachi por que salía de casa sin avisar, y se ausentaba por periodos equivalentes, pero le daba igual. Su rubio era su rubio y no lo cambiaría por nada, ni tampoco lo dejaría ir. Jamás. No se imaginaba como sería su vida sin el chico trigueño.

Definitivamente su amor duraría para siempre, o eso querían creer.


Konoha estaba muy movida debido a la pronta entrada del invierno, y miles de habitantes adornaban las calles de la villa con motivos de ésta estación. Habría una celebración por el aniversario de dicha temporada y la reanudación de los tratados entre la Godaime y el nuevo Kazekage, siendo éste invitado a la villa con su gente.

Naruto y Sasuke ayudaban a adornar la aldea, pues todos los jounins y chunnins estaban obligados a participar en la celebración, y a cada escuadrón se le daba una tarea que cumplir. Afortunadamente, los grupos estaban organizados de acuerdo a cuando eran gennins, y para la alegría de los dos, les tocaría estar juntos. Pero siempre hay un desliz en toda esa felicidad que los embragaba, o quizá dos.

Al antiguo equipo 7 se le había designado el típico puente para reunirse, a espera de nuevas instrucciones. Sasuke se alistó para ir a dicho lugar, y se sorprendió sobremanera que al llegar, ya estaba ahí Naruto, sonriendo y saludándolo a lo lejos con la mano.

-¡Naruto! No puede ser…-El Uchiha puso una cara de haber visto al mismísimo demonio, haciendo que el desconcierto del kitsune creciera.

-¿q…Qué sucede Sasuke? – la cara de preocupación hizo que el pelinegro riera, y después de cerciorarse que no había nadie en los alrededores, abrazó por la cintura al rubio y le susurró unas palabras al oído:

-Es tan extraño que estés aquí tan temprano… Naru chan- Las suaves palabras del chico penetraron con fuerza en el corazón del kitsune, el cual rió y se estrechó más a Sasuke.

-Es que quería llegar antes que nadie… para estar un rato a solas.- el trigueño sonrió y alzó el rostro unos centímetros, tratando de alcanzar los deseosos labios del Uchiha. Sasuke cerró los ojos, esperando con ambición los suaves labios de su koi. Un viento ligero trajo consigo un lejano grito, el cual rompió el momento de pasión entre los jóvenes y su contacto.

-Ay no, me olvidaba de que ella vendría…- dijo Sasuke en un suspiro de resignación. Naruto solo cerró los ojos. Desde aquel día que no veía a Sakura.

-¡Sasuke Kun!-La odiosa chica llegaba apenas a lo lejos del puente, pero aun así sus gritos se oían por todo el lugar. Los shinobis se separaron rápidamente. No era buena idea que la kunoichi los viera en tan comprometedora escena.

-Esto no se quedará así Naruto… te compensaré cuando acabemos con esto- susurró Sasuke al rubio, el cual sonrió. La pelirrosa corría por la orilla del puente, y cuando llegó a ellos, se abalanzó a un Sasuke desprevenido.

-¡Ohh Sasuke kun! ¿Por qué me dejaste plantada en la fiesta de Ino y mía? ¡Te esperé toda la noche!- la sangre de Naruto hervía. La apatía por Sakura había crecido día con día cuando la veía observando con deseo a su koi, pero sonrió para sus adentros con ironía. Esa idiota jamás creería lo que había hecho su ‘Sasuke kun’ la noche de su estúpida fiesta… y varias noches seguidas a ésta.

El pelinegro estaba desesperado, pues la chica lo había agarrado del cuello y se colgaba de el, abrazándolo fuertemente. Sasuke pidió socorro con la mirada a Naruto, y éste tomó cartas en el asunto.

-Nee Sakura, ya deja a Sasuke onegai…- La pelirrosa lo miró con desprecio sin soltar al mencionado, y con una voz muy irritante le gritó:

-¿Quién eres TU para decirme que hacer? ¡Estúpido dem…!- Sakura no terminó la frase, pues ya estaba en el suelo con un fuerte golpe de parte de Sasuke. Éste la miraba desde arriba con odio, y con palabras crueles, le susurró:

-Que te quede claro niñata, óyeme bien: Jamás permitiré que insultes a Naruto, ¿Lo entiendes? ¡Jamás! ¿O es que acaso eres demasiado estúpida para comprender unas simples palabras? Y te pido de favor que me dejes en paz de una buena vez, entiende que no quiero nada contigo. Solo soy un capricho tuyo que no puedes cumplir, y comprende esto, si te queda aún un poco de cerebro en esa enorme cabeza- se agachó y tomó por la blusa una llorosa Sakura- eres una chiquilla odiosa y caprichosa, pero jamás llegarás a ser nadie con esa actitud.

La soltó con desprecio y se dirigió al barandal del puente, ante la mirada atónita de Naruto. ¿Acaso Sasuke había intercedido por el? Y qué manera de poner en su lugar a la chica… en un principio sintió lástima por ella, que seguía llorando en el suelo, pero después juzgó que era momento de que Sakura sentara cabeza.

Sasuke respiraba agitadamente. Hacía mucho tiempo que no perdía el control. Cerró los ojos y dejó que el viento lo despejara un poco.
Sabía que había sido muy cruel con la chica, pero simplemente lo sacaba de sus cabales. Aún oía los sollozos de Sakura, pero no le importó. Miró a un Naruto desconcertado, y trató de sonreír un poco, pero le pareció imposible. Parecían los dos demasiado sorprendidos de su repentina ferocidad, pero en su interior se justificaba diciéndose que la pelirrosada había maltratado a Naruto durante años, ¿Por qué no hacerla probar de su propia medicina? Sintió a Naruto acercarse a el.

-Sasuke, yo…

-¡Ohayo!… ¿Pero… que sucede aquí?- las palabras tímidas de Naruto fueron acalladas por la repentina llegada de Kakashi, el cual estaba inusitadamente puntual. Miró la escena con su ojo visible completamente abierto. Sakura con la cabeza gacha y sollozando en el suelo, Naruto a punto de tocar el hombro de Sasuke, mirando con los ojos azules completamente abiertos a Kakashi y a un Sasuke apoyado en el barandal con la mano en la cabeza y mirándolo de reojo.

-¿Alguien podría explicarme esto? Sakura…- se acercó a ayudar a la kunoichi, pero esta rechazó su mano. Se incorporó lentamente y con voz temblorosa mustió:

-N…no es na...da… Kakashi sensei… si m…me disculpa yo… no me siento bien- ante los tres desconcertados shinobis, Sakura salió corriendo hacia la orilla del puente, alejándose por la espesura de los árboles.

Sasuke suspiró con exasperación y se viró hacia Kakashi, el cual los miraba inquisidoramente.

-Bien bien… ¿Tienen alguna explicación a esto?- un asomo de desconcierto y curiosidad era visible en el, pero solo hubo silencio. Naruto se mordió el labio. No le gustaba esa sensación, sentía que hacía mal ocultándole esto a Kakashi sensei. Sasuke miró desafiante al peliplatino, como retándolo a profundizar más en el tema. El ninja copia solo cerró los ojos con resignación, y se dispuso a dar órdenes.

-En fin… su misión es ayudar a preparar la habitación del Kazekage. Hoy es el día de su llegada, y Konoha debe hacer ver ante su país que es una aldea fuerte, pero que no escatima en cuanto a comodidad… pensaba pedir consejos de decoración a Sakura, pero…-observó cortamente a los shinobis- como sea, esta es la dirección, encontrarán todo lo necesario para limpiar y arreglar el departamento.

-Pero… ¿Qué el Kazekage no debería quedarse en las habitaciones de el edificio de la Godaime?- Preguntó Naruto con desconcierto. Era raro que una personalidad así de importante como un Kage se quedase en un simple departamento. Kakashi lo miró.

-Cierto, pero ‘su majestad’ así lo pidió… como sea, suerte y nos vemos- Kakashi desapareció en una voluta de humo, dejando nuevamente a los chicos solos. Se miraron.

-Sasuke…-comenzó el rubio, pero el mencionado lo interrumpió.

-Si si, ya se lo que me dirás, que no debí ser tan duro con ella, que quizá me pasé de la raya, que ella también tiene sentim…- Naruto apresó con dulzura los labios de su koi, abrazándolo contra si por la cintura. Sasuke se sonrojó, pues esperaba un reclamo por parte del kitsune, pero había sido mejor de lo que esperaba. Saboreó la lengua juguetona que su rubio le prestaba, y se abrazó a el con amor.

-Gracias Sasuke… eres muy especial para mí.- el rubio se recostó en el pecho del pelinegro, sintiendo su aroma en el ambiente. Los pétalos de cerezo revoloteaban a su alrededor, acariciando sus mejillas y dándole a la escena un toque romántico. Sasuke apoyó su barbilla en la cabeza de Naruto, y sonrió.

-Jamás dejaré que nadie te lastime mi Naruto, jamás…


//*//*//*//*//*


-¿No crees que es un poco pequeña para el Kazekage?- Naruto examinaba cada rincón del departamento en la dirección indicada por Kakashi. La pulcra pero reducida residencia estaba a orillas de la ciudad, muy cerca del bosque. Unos árboles frondosos cubrían con su sombra a la casa, dándole al lugar un toque pintoresco. Sasuke cargaba cajas con aditamentos para la limpieza de la vivienda, y asintió con desgana. Ese no era precisamente el tipo de misión que esperaba, y hacía años que no hacía algo tan aburrido como cargar cajas y decorar una casa.

Naruto, en cambio, estaba emocionado. Hacía mucho tiempo que no veía gente de la Arena, y extrañaba un poco las locuras de Temari, las despreocupaciones de Kankuro y la frialdad de Gaara. Recordar a este último lo hizo sonreír cortamente. Desde la última vez que se habían visto, cuando lo nombraron el Kazekage de su aldea, había cambiado radicalmente. Aún tenía su expresión indiferente, pero podía ser muy amable si se lo proponía. Incluso podría decirse que lo consideraba un amigo.

-Creo que será algo complicado que Gaara se traslade de aquí al centro de la ciudad, donde serán las festividades. Aparte, este lugar es muy pequeño como para que Kankuro y Temari se muden con el. Seguramente estará solo aquí- apuntó el pelinegro, dejando los objetos que cargaba en el suelo y resoplando con pesadez- sé que ese chico es solitario, pero el estar a orillas de la aldea siendo una persona importante puede ser peligroso, además de aburrido.

Naruto tomó un paño húmedo y con una sonrisa zorruna, limpió a conciencia las ventanas.

-Tonterías. Gaara sabe cuidarse bien, además, con su velocidad podrá estar en las festividades en menos de lo que su arena lo protege- el rubio rió ante su comentario, y siguió con su labor. Sasuke estaba algo sorprendido de que el chico no se quejara por ese tipo de trabajo. Normalmente habría replicado y se habría negado rotundamente a hacer ese tipo de cosas. Vamos, ¡Hasta su casa era un completo desastre! Aunque debía admitir que desde su ‘primer encuentro’ en su casa, el rubio había tratado de ser más limpio en lo que su vivienda y su persona refieren. Pero ahora estaba muy concentrado limpiando y acomodando aquí y allá, tarareando una tonada e irradiando alegría por sus preciosos orbes zafiro. Ese era el Uzumaki Naruto al que el amaba, el desinteresado por los demás, el que podía ser inocente y sin preocupaciones.

El que demostraba con una sonrisa sincera que podía amar y ser amado.

Pasaron toda la tarde haciendo arreglos y acomodos, sopesando las probabilidades del gusto del portador de Shukaku. Al final, todo estaba listo: Muebles marrón claro alineados en una pequeña sala de estar, con una mesa ratona de centro adornada con velas y algunas decoraciones de canela, cuyo olor inundaba el ambiente. Un ramillete de flores exóticas en tonalidades terracota en la cómoda junto al comedor, y un hermoso frutero en el centro de la mesa. La cocina impecable con la madera de las alacenas pulida y encerada, y la habitación principal simplemente espléndida. Sábanas beige con cobertor un poco más oscuro, cubriendo el lecho. Unos jarrones con más adornos de canela y unos pequeños candelabros con incienso en su interior, perfumando el ambiente con un olor a sándalo.
Todo esto hacía juego con cortinas blancas de lino y las paredes color marrón rojizo suave, haciendo que el departamento tuviera una vista cálida y acogedora.

-Simplemente perfecto- murmuró Sasuke con una ligera sonrisa. Estaba muy orgulloso de su trabajo, y nada lo podía hacer sentir mejor que una misión bien hecha. O casi nada.

Miró al kitsune, el cual se había quedado dormido en el sillón. Soltaba a momentos ligeros resoplidos entre cada exhalación, haciendo que su pecho subiera y bajara. Sus rubios cabellos cubrían graciosamente la bronceada piel por sobre el protector, dándole un toque infantil. Sus labios entreabiertos daban a Sasuke una tentadora invitación a tocarlos con los suyos propios, y no se hizo del rogar.

Se acercó con el corazón acelerado al rubio, y se arrodilló a la orilla del sillón, deleitándose con la vista de un Naruto dormido. Aunque hubiera pasado casi un mes desde el inicio de su relación, el Uchiha aún sentía que se le iba el aire cuando tenía al rubio así de cerca. Tomó con su mano la mejilla de Naruto. Éste se movió un poco, pero siguió tranquilo. El aroma de sándalo inundaba toda la casa, haciendo que los sentidos del Uchiha se perdiesen, cegándolo completamente. Acercó su rostro al del kitsune, le retiró con cuidado el protector y con mucha delicadeza rozó sus labios con los de Naruto.

Naruto, al sentir algo cálido en sus labios, abrió perezosamente los ojos, y al hallarse con los párpados de su Sasuke, sonrió en los labios de éste. Era un dulce despertar.

Comenzó a contestar con suavidad a las insinuaciones del pelinegro, mientras le quitaba juguetonamente también el protector, mientras el Uchiha poco a poco iba acrecentando la pasión en el acto. Al darse cuenta de que Naruto contestaba, sonrió internamente. Sabía que había captado el mensaje.

Naruto tomó por la nuca a Sasuke, intensificando el beso con pasión; mientras, Sasuke jugueteaba con el estómago del kitsune, acariciándolo de arriba a abajo, provocándole cosquillas al trigueño. Sasuke dejó el vientre y abrazó a Naruto por el pecho, sin dejar de besarlo. Naruto rió ligeramente, y lo arrastró hasta el sillón, posicionándolo encima de el. Sasuke se colocó con cuidado de no lastimarlo en tan estrecho lugar, pero siguió con sus juegos de caricias y besos.

Dejó por un momento sus labios, y se dedicó a besar ligeramente, casi sin tocar, la base del cuello de Naruto. Éste daba suspiros de excitación, mientras cerraba sus ojos. Cada día que pasaba, cada instante, añoraba el aroma de su amado Sasuke, un olor a cedro y loción que lo embriagaba al más mínimo acercamiento a su nariz. Se sujetó por detrás al brazo del sillón por encima de su cabeza, dejando su cuerpo expuesto a los ávidos pero dulces deseos de Sasuke. El pelinegro le retiró con cuidado el chaleco verde de jounin y la aisló sin miramientos de la polera azul oscuro, dejando en todo su esplendor el pecho desnudo de Naruto.

El Uchiha descendió por sus pectorales, los cuales estaban endurecidos por el candente ambiente, y se dedicó a lamer la zona más sensible de éstos. Dejó de haber suspiros, para dar paso a los gemidos incontrolados de los labios del rubio. Era tan deliciosa esa sensación de estar a la merced del pelinegro… algo indescriptible sin duda.
Sasuke bajó más, pasando por el estómago, delineando con un dedo el sello que lo condenaba. Ése sello, pensó Sasuke con placer, nadie lo conocía mejor que el, con cada detalle grabado en su mente. Volvió a sacar su lengua, humedeciendo cada vez más abajo, posando peligrosamente su objetivo en la entrepierna endurecida del kitsune. Acarició con una mano por sobre el pantalón, y Naruto se arqueó un poco, sintiendo el toque de Sasuke. No aguantaría mucho tiempo sin tenerlo dentro de si. Miró casi rogando a su koi, y éste solo sonrió, bajando el cierre de los pantalones del rubio.

Con las manos temblorosas, como la primera vez que lo habían hecho, sacó con delicadeza el miembro endurecido del kitsune, el cual se mordió el labio, aguantando un suspiro. Sasuke le tomó de la barbilla, y le abrió los labios con ligereza, sonriendo.

-Me gusta oírte gemir Naruto… no te calles…

Y tras decir estas palabras bajó nuevamente a la entrepierna, y de un solo golpe introdujo la erección del kitsune a su boca, provocando que el rubio gritara. Sasuke tomaba con una mano la base del miembro y con la otra delineaba las íngles del kitsune, mientras devoraba con avidez la longitud del chico.

La saliva cálida de Sasuke empapaba toda la entrepierna del rubio, haciendo que los labios del pelinegro se deslizaran con facilidad, causándole miles de sensaciones indescriptibles a un Naruto extasiado. El rubio se aferraba fuertemente del brazo del sillón, haciéndose un poco de daño. Las lametadas y ligeros mordiscos de Sasuke lo volvían loco, y pronto tuvo las manos en la cabeza de éste, marcándole un ritmo más rápido.

Sasuke vio que Naruto estaba muy próximo a terminar, pero no quería acabar así. Quería que los dos llegaran juntos al placer inexpresable, amándose al mismo tiempo, estando uno en la templanza del otro…

Retiró con delicadeza los labios de la entrepierna del chico, provocando que éste se quejara.

-Sasuke… ahh… no me hagas esto…

El chico con cabellos azabaches acarició con ligereza la aún humedecida extremidad de Naruto con un dedo, haciendo que éste se agitara. Se inclinó y besó sus labios, y cerca de su rostro, le susurró:

-Créeme Naruto… lo que sigue será mucho más placentero que lo que te estaba haciendo… y lo disfrutaremos juntos.

Humedeció con tentación dos de sus dedos frente al rubio, mientras éste se extasiaba con los provocadores movimientos de la lengua del pelinegro. Entonces, con lentitud, introdujo uno en la entrada de Naruto suavemente, haciendo el menor daño posible. El trigueño gimió un poco, pero se acostumbró rápido. Habían hecho eso tantas veces que su entrada ganaba elasticidad, y cada día dolía menos. Pronto fueron dos, y hasta tres los dedos que incursionaron en la intimidad de Naruto, mientras éste, agitado, movía las caderas para tenerlos cada vez más dentro de si.

-Sasu…ahhh…ke… hazlo ya…- la entrecortada voz del kitsune provocó que el pelinegro tocara nuevamente la entrepierna de Naruto, haciendo que se arqueara. Retiró muy a pesar del rubio los dedos, y estaba a punto de penetrarlo, cuando se dio cuenta de donde estaban. Si el kazekage veía rastros de… ‘su pasión’ en el sillón no pensaría lo mejor de Konoha, así que tomó al rubio y lo recostó en la mullida alfombra que estaba bajo el sillón.

-Será más fácil limpiar aquí…- le comunicó con una sonrisa extasiada a Naruto, y lo embistió con rapidez. El trigueño soltó un grito, pero se abrazó a Sasuke, introduciéndolo más en el. Tomaron una posición en la cual Naruto subió las piernas desde las rodillas a los hombros de Sasuke, y éste estaba hincado frente a Naruto, con la entrada del trigueño totalmente expuesta. Naruto se aferraba a la parte baja del sillón por sobre su cabeza, y sasuke tenía sus manos en el vientre del trigueño, acariciando su longitud erguida. Los dos exponían un escarlata rostro y los ojos entrecerrados, suspirando y gimiendo al por mayor. Sasuke se movía dentro del kitsune libremente, y éste lo disfrutaba enormemente. El pelinegro echó la cabeza hacia atrás, era demasiado el placer que sentía, y la estrechez del rubio era deliciosa para provocarlo. Naruto sentía el vaivén en su interior, y creyó que se ahogaría en su goce, recorriéndole cada célula del cuerpo.

Los bien formados cuerpos de los shinobis brillaban a la luz del crepúsculo que se colaba por las ventanas por el sudor que corría a través de ellos. Los tonos tierra rodeaban la escena, y la luz vespertina, combinada con el aroma de sándalo y canela, daban un toque pasional y provocativo a cada dejo de exhalaciones y gemidos de los jóvenes.

Sasuke, perdiendo toda noción de tiempo y espacio, solo viendo como su Naruto gozaba de su persona, sintió que terminaría en pocos segundos. Embistió con más fuerza, cada vez más y más, tratando de llegar más profundo en el cuerpo del kitsune. Naruto, a punto de correrse, emitió un gran gemido con el nombre de Sasuke en sus labios, y se arqueó aferrándose fuertemente al sillón. Una sustancia blanquecina y ligera roció el abdomen y las manos de sasuke, e cual bañó con su esencia el cuerpo de Naruto, como muchas veces antes lo había hecho, pero cada día parecía la primera vez, con tantas nuevas sensaciones y sentimientos entrelazados.

Cayeron el la alfombra, Sasuke sobre Naruto, y éste bajó las piernas de los hombros de su koi respirando agitadamente. Sasuke abrazó protectoramente al rubio, temiendo que se fuera de su lado. Los dos recuperaban poco a poco su respiración normal, y se dirigieron una enorme sonrisa, la cual significaba más que mil palabras, pero que decía solo dos: Te amo.

//*//*//*//*//*//*


Los fuegos artificiales de las festividades de Konoha inundaban el cielo de minúsculas salpicaduras brillantes y enormes figuras, enmarcadas por una oscura bóveda celestial coronada de la luna más blanca y enorme que jamás habían visto; llena, como la primera vez que se habían adentrado en el cuerpo del otro.
Los gritos, las risas y el olor de comida era partícipe de la llegada del Kazekage, en una fiesta enorme en el centro de la cuidad. Puestos de juegos y juegos de pensamiento detenían a la gente en las tumultuosas calles de la aldea para ponerse a prueba a si mismos. Y precisamente en uno de esos puestos estaban un concentrado Naruto y un Sasuke cruzado de brazos, sin creerse que el rubio tardara tanto en pescar un pez gato.

Después de haber ‘pasado’ la tarde en la habitación del Kazekage, de habían vestido, limpiado y cerrado con llave el lugar, se dirigieron rápidamente al centro de la aldea. Comunicaron a Tsunade que la misión estaba hecha y ésta, con una gran sonrisa, les comunicó:

-Muy bien, pueden ir a disfrutar de las festividades. Escoltarán a Gaara hacia sus habitaciones y serán libres esta noche.

Naruto, mirando con cansancio la ya acostumbrada botella de sake en la mano de la Godaime, asintió con ligereza. Entonces, desde esa momento, habían deambulado por las calles abarrotadas de niños y gente sonriente, libres de preocupaciones y disfrutando de la compañía del otro. En momentos, algunos aldeanos se le quedaban mirando con desprecio al rubio, pero al reparar en quien iba a su lado, apartaban la mirada rápidamente, insatisfaciendo su curiosidad. Los dos jóvenes iban muy juntos, y a momentos sus miradas furtivas se encontraban en una cálida atmósfera, mientras compartían sonrisas. Ese había sido un día muy productivo, y no podía ser mejor. Era imposible que algo arruinara su felicidad, jamás… no se lo permitirían.

Repentinamente, las puertas de la aldea de Fuego, la gran Konoha, se abrieron y dejaron ver una gran caravana ricamente adornada con detalles desérticos, como camellos y personas vestidas de túnicas ligeras y velos que les cubrían el rostro. Pero lo que más llamaba la atención era una especie de carreta exquisitamente adornada con joyas y hierbas extrañas, cargada por varios shinobis de la Arena. En ella, iban Temari, con una hermosa sonrisa y los ojos azules inundados en orgullo; Kankuro, recargado en un extremo de su asiento y bostezando con disimulo; y en medio, en la parte más alta, iba Gaara, vistiendo sus ropajes de Kazekage, haciendo contraste con su cabello color fuego, y esos impasibles y fríos ojos mirando al frente con indiferencia a las ovaciones a su alrededor.

Sasuke y Naruto viraron su mirada hacia donde se armaba el tumulto, y Naruto, con una gran sonrisa, cargada de emoción, gritó a Sasuke:

-¡Mira Sasuke! ¡Gaara ha llegado!- el rubio tomaba de el chaleco a un Sasuke un poco hastiado de el interés del rubio hacia Gaara, y tomándole las manos para apartarlas de su ropa, suspiró.

-Tranquilo Naruto, ya hablarás con el después…

Naruto, haciendo caso omiso, corrió hacia la caravana y saludó al ojiverde con escándalo, gritando su nombre y saludando con los brazos extendidos. Algunos rieron, otros apartaron la vista con vergüenza y otros más lo ignoraron. Sasuke, por su parte, se tapó el rostro con la mano, enrojeciendo un poco. Gaara, al oír su nombre, volteó hacia abajo, y al ver al rubio emocionado sonrió para sus adentros, maquinando sus planes para esa noche.

-Solo unos momentos más Uzumaki Naruto… y te tendré en mis manos.- murmuró el chico de la arena, y con un pequeño amago de sonrisa, respondió con discreción al saludo del escandaloso trigueño.

Llegó el exuberante tropel hasta la plataforma donde se hallaba la Godaime, y Gaara se bajó con ayuda de una escolta de shinobis de su asiento, seguido por Temari y Kankuro. Los dos portaban sus protectores de Suna, y se colocaron a ambos lados del más joven, como queriendo protegerlo de los demás. El ojiverde se acercó a Tsunade, y le estrechó la mano, mientras recitaba unas palabras que todos oían, pero que nadie comprendió. Al final, el chico sonrió.

-Esas palabras las dijo el primer Kazekage de mi aldea, y están en una lengua antigua, las cuales significan: ‘Como el viento de mi aldea, mantengo en alto mi honor y mi corazón para con mi gente y mis ideales’. Y el día de hoy, a ya seis años de la reconstrucción de Konoha y la creación nueva de la alianza con Suna, mi aldea y yo celebramos con ustedes, Konoha – volteó hacia la multitud expectante- este aniversario y los mejores deseos de nuestra tierra para sus corazones e ideales. Gracias.

Los aplausos y ovaciones fueron desde palmas hasta los más escandalosos gritos de emoción. Toda ala aldea estaba feliz por este acontecimiento, y Naruto no era indiferente a esto. Aplaudía con los ojos anegados en alegría junto a un Sasuke curioso, preguntándose con una pequeña sonrisa hasta donde podía llegar la felicidad del chico.

Después, la gente se dispersó, y volvió el acostumbrado tumulto a los puestos y restaurantes a lo largo de las avenidas y calles. Naruto volteó para mirar sonriente a Sasuke y proponerle ir a saludar a Gaara, pero vio que no estaba. Se extrañó, pero siguió con su idea de ver al joven de Suna.

Sasuke había sido arrollado por una avalancha de gente, y fue arrastrado hasta una arboleda cerca de la plataforma, pero lo prudentemente alejada para que se pudiera esconder alguien. Buscó con la mirada a Naruto, pero no halló su rubia cabellera entre la gente que iba y venía.

-Maldición… -murmuró el Uchiha, y dispuesto a buscar a su rubio, se encaminó hacia las calles, pero sintió un brazo detenerlo. Volteó, alegre, creyendo que era Naruto, y sin detenerse a mirar, besó a la persona con demasiada pasión.

Naruto había pasado junto a un puesto de sake, y había decidido, por consejo de Jiraiya, probar por fin a sus dieciocho años el tan afamado líquido. Cuando ya estaba un poco embriagado y se dirigí con paso atolondrado hacia donde estaba Gaara, miró hacia unas arboledas, y su vista se contrajo.

Ahí estaba Sasuke, tomando de la cintura a Sakura y besándola intensamente. El joven Uzumaki creyó que era una ilusión provocada por la bebida, y cegado por ésta, se acercó lentamente a los dos. Al ver que sus orbes no lo engañaban, las lágrimas aparecieron en sus ojos. Tanto tiempo que el Uchiha le había jurado amor, tantas veces que lo había poseído en todo sentido, tantas veces que le había dedicado esas cálidas sonrisas, eran ahora el puñal frío que se encajaba en el corazón vulnerable del rubio.

-Sa…suke…- murmuró, ahogándose con sus palabras y sintiendo que se desmayaba por tantas lágrimas y los efectos del alcohol. Se sintió usado, cegado por su estado.

Sasuke, al oír la voz del rubio a sus espaldas, se horrorizó. Si Naruto estaba tras de el, entonces… ¿A quien estaba besando?
Se apartó bruscamente del individuo, y vio que era la última persona a la que quisiera besar: Sakura. Ésta, con una enorme sonrisa, miraba a los ojos de Sasuke.
El pelinegro observó a Naruto, el cual había caído de rodillas, con la mirada fija en el cielo. Sasuke creyó que el mundo se le venía encima, y trató de acercarse a Naruto, de explicarle que había pensado que era el, y no la estúpida pelirrosa, pero al tratar de tocar su hombro, Naruto lo golpeó con fuerza. Se levantó con dificultad del suelo, y le gritó al Uchiha:

-¡No quiero saber nada más de ti Uchiha! ¿Me oíste? ¡TE ODIO!- Naruto corrió como alma que se lo lleva el diablo, soltando cada vez más lágrimas de sus orbes azules, dejando a Sasuke confundido, pero más que nada, dolido. ¿Qué demonios había hecho? Miró con rabia a la pelirrosa, la cual se le acercaba por la espalda y lo abrazaba, acariciando sus pectorales.

-Sasuke kun, no me lo esperaba, sabía que me amabas…

Nuevamente, la chica cayó en el suelo a golpe de un Sasuke completamente furioso. Estaba harto de ella, no comprendía la estupidez de la chica, y con el odio más que presente, le dijo a punto de explotar:

-¿¿Qué no entiendes idiota?? ¡Yo AMO a Naruto, y por esta estupidez que acabo de cometer, y por tu testarudez, estoy a punto de perderlo! ¡No te quiero volver ver jamás!

Antes de que la Haruno pudiera salir de su sorpresa o decir algo, echó a correr, buscando al rubio. Tenía que arreglar eso lo más pronto posible, o si no se odiaría por siempre.

Naruto seguía corriendo, abandonándose a su dolor, pero por el sake se debilitaba cada vez más. Cuando creyó desfallecer, unos brazos fuertes lo sostuvieron por los hombros. Naruto primero creyó que era Sasuke, y estaba a punto de apartarlo cuando se dio cuenta de sus cabellos pelirrojos y la túnica que portaba: Era Gaara.

Naruto vio preocupación en los ojos del ojiverde y se echó a sus brazos, buscando consuelo. Lloró en su hombro y decía palabras inteligibles, hasta que Gaara lo apartó un poco, y le susurró las palabras que deseaba decir desde hacía tiempo:

-Naruto… ¿Quisieras pasar la noche conmigo? Sé que no soy Sasuke, pero puede servirte para olvidar.

Naruto, ofuscado por el alcohol y atormentado por la escena aún presente en su mente, asintió con ligereza. No sabía que ese movimiento de cabeza repercutiría en su vida muy cruelmente.
Un par de ojos rojos vieron toda la escena, desde el beso hasta la proposición de Gaara, y hacían conjeturas en la mente de su portador. Cuando vio a el rubio y al pelirrojo alejarse por entre las arboledas muy cerca el uno del otro a dirección al apartamento del último y al pelinegro viendo furtivamente a los dos irse, y siguiéndolos, decidió tomar el ejemplo del chico de cabello azabache, y siguió el rastro de los tres. Podía ser interesante lo que vería, y aclararía varias de sus dudas respecto a varias cosas.

Continuará…














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