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Quédate a mi lado por Ame_Chan

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Notas del capitulo:

Gomen gomen >.< perdón por tardar tanto en actualizar T.T se me cruzaron muchas cosas, pero ya esta aqui XD espero que no me maten fans de Naru Chan x__x era justo y necesario...

...

Lean XD!!

Matta ne ^^U

- QUEDATE A MI LADO -

Por: Ame Chan

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Disclaimer: Los personajes aquí utilizados son todos propiedad de Masashi Kishimoto (si fueran míos, la serie estaría catalogada 100% yaoi y hard lemon XDD)
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-Cuando la conciencia se corrompe, la oscuridad del arrepentimiento nace en un corazón cegado por el amor y corroído por las lágrimas


//*//*//*//*//*//*

El silencio del bosque era roto por los constantes sollozos de un joven trigueño, que seguía sin poder creer lo que pasaba. ¿Por qué Sasuke le había hecho eso? ¿No había sido precisamente el la persona que lo había salvado una vez de suicidarse, diciéndole que era lo que más importaba en su vida? Y ahora, ¿Por qué lo traicionaba?

Se aferró a la espalda de Gaara, y soltó su resentimiento en más lágrimas; estaba mareado aún por el licor, y sentía un extraño dolor en el estómago. Supuso que era efecto del sake, y le restó importancia. El Kazekage temblaba un poco, mientras caminaba en dirección a donde había solicitado un departamento. El verdadero objetivo de que éste fuera alejado de la civilización era para que nadie se percatara de los gritos y quizá sollozos que haría salir de los labios de Naruto en unos cuantos momentos más… solo era cuestión de tiempo.

La luna llena hacía que la excitación de Gaara se acrecentara; ese deseo que sentía siempre que la luna estaba en su completo esplendor se lo correspondía al Shukaku, el cual a veces lo poseía en mente, haciéndolo desfogarse aunque no fuera su voluntad; y esta vez era Uzumaki el objetivo de los retorcidos instintos de el espíritu de la arena, y Gaara, como contenedor, debía cumplir su parte.

Una sombra caminaba sigilosamente tras el par, y a momentos se desconcertaba más. ¿Qué hacía Naruto con Gaara? ¿Por qué el rubio se aferraba con tanto ímpetu a la espalda del pelirrojo, y éste tenía una sonrisa desfigurante para su rostro? Sasuke frunció el entrecejo. Llegaría al fondo de eso, y si era necesario, intervendría para evitar que Naruto se dañara a si mismo. Aún le dolía la expresión de el trigueño al sorprenderlo besar a la pelirrosa, pero debía explicarle que había sido un malentendido. No podía permitirse perder al chico por una tontería de esas.

Naruto y Gaara llegaron ante el departamento del Kazekage, y entraron con aprehensión. El ojiazul miró vagamente a su derredor. Las lágrimas de sus mejillas se habían ya secado, y de sus orbes zafiro solo quedaban dos esferas opacas que irradiaban una profunda tristeza. Observó con una opresión en el pecho el sillón en el que esa misma tarde el y Sasuke habían consumado una vez más su ‘amor’… pero esa palabra ya no significaba nada para Naruto.

Gaara sentía al Shukaku muy desesperado, y decidió no aguardar más. ‘Hazlo ahora, niño estúpido, o tu pagarás las consecuencias’ Esas palabras revoloteaban en la mente del pelirrojo con una voz macabra, y él, vulnerable y curioso por lo que sería tener por fin al tan afamado Uzumaki Naruto, se lanzó contra el. Naruto apenas miró al ojiverde, cuando ya lo tenía aferrado a la cintura y los labios presionándose contra los suyos. Era un roce furioso, forzado, y hacía daño al rubio. Estaba Naruto contra la pared, asequible a los frenesíes del pelirrojo.

‘Si con esto puedo olvidar por un momento el dolor de mi corazón… que así sea’


Se dejó arrastrar a la cama que anteriormente había tendido con pulcritud, y Gaara arrancó el cobertor y las sábanas con arrebato. Arrojó sin miramientos al rubicundo y se abalanzó contra el, tocándolo nuevamente con fiereza y recorriendo su pecho con las manos desesperadamente. Naruto cerró los ojos, y se dejó hacer lo que el pelirrojo deseaba.

Sasuke había seguido a los dos hasta la residencia, y se había ocultado tras unos árboles fuera de ésta. Estaba en un punto por donde podía ver perfectamente lo que sucedía en la habitación de la recámara principal, y se quedó helado. ¿Naruto había decidido desfogarse con Gaara por su culpa? Las rodillas le temblaban, rogando por que todo fuera un sueño. Una horrible pesadilla. Confiaba en que en cualquier momento despertaría, pálido y agitado, y que los brazos bronceados y fuertes de Naruto lo envolverían para reconfortarlo, y una sonrisa asomaría por los labios de su rubio. Pero eso jamás sucedió, y vio con desesperación como Gaara arrancaba de si la túnica, quedando solo en bóxer; deseaba intervenir en la escena, golpear a Gaara y darle una buena bofetada a Naruto por engañarlo de esa manera, para después besarlo y explicarle todo, pero su cuerpo simplemente no respondía. Notó que Naruto estaba tendido sin hacer absolutamente nada, y creyó que el rubio no estaba conciente de lo que pasaba. Al menos, pensaba consternado, eso quería creer.

Los ojos carmesíes de Itachi Uchiha se contrajeron en una expresión de incredulidad. ¿Uzumaki… con el Kazekage? ¿Y su hermano pálido y al borde e las lágrimas por la escena que se presentaba en el interior del apartamento? Conjeturas se hacían en la mente de Itachi, y decidió esperar antes de dar su veredicto final.

La mirada de Gaara había cambiado completamente; unos orbes dorados aparecieron en lugar de los verdes esmeralda, y una sonrisa cruel y desencajada asomaba en su rostro. Ya no era Gaara del desierto el que le arrancaba la chaqueta a un Naruto que sollozaba en silencio, sino que era Shukaku de la arena, poseyendo al pelirrojo y aguardando por satisfacer su deseo carnal.

Naruto soltaba ligeros hipidos, y se agitaba al sentir las frías manos de Gaara recorrerle todo el cuerpo por debajo de la polera azul marino. No se parecía en nada a Sasuke, que tenía el tacto cálido y sin prisas, haciéndolo estremecer suavemente; su confusa mente asomó por un momento que eso no estaba bien. Trató de zafarse torpemente del pelirrojo, pero este le retuvo las manos por encima de la cabeza. Vio la ambarina mirada de Gaara y se asustó. Aquellas pupilas le recordaban algo, pero no sabía que…

De pronto, un desgarrador dolor lo contrajo por el estómago, mientras se extendía un calor insoportable por todo su cuerpo… vislumbró por unos segundos en su mente a Kyuubi, perdiendo el conocimiento y el control de su cuerpo después. Sus ojos se tornaron en un color escarlata, y sus facciones cambiaran a unas zorrunas. Kyuubi y Shukaku, poseyendo los cuerpos de sus contenedores, eran ahora los que tomaban el mando.

Sasuke creyó desfallecer cuando vio con horror que Naruto correspondía a las ‘caricias’ de Gaara; hasta ese momento, el rubio había estado pasivo, y su repentina acción en el acto destruyó a Sasuke interiormente. ¿Por qué Naruto le hacía eso? Un simple beso no se comparaba con lo que el rubio se disponía a hacer, y eso le atravesaba en corazón al Uchiha. Repentinamente, sintió algo que hacía tiempo no percibía correr por sus venas: Odio. Odio ante la traición y el desosiego a que la persona a la que más quieres te arrebate todas las ilusiones y esperanzas que tenías con ella. Ya lo había experimentado una vez, y no quería sentirlo más. Con el sentimiento cegando a Sasuke, éste no se dio cuenta de que las facciones de Naruto habían cambiado, y que el que se arrancaba la ropa interior no era el rubio, sino el demonio en su interior, aprovechando el reencuentro con el Bijuu del viento, la luna que disparaba sus instintos y el cuerpo maduro de su contenedor. Naruto repentinamente estuvo conciente de lo que hacía, pero su cuerpo se movía a voluntad de Kyuubi.


Gaara estaba completamente desnudo, y ayudó a arrancarse con lujuria el bóxer de un Naruto que le arañaba la espalda, desesperado. Pronto las gotas de sangre que emanaban de la piel nívea del Kazekage fueron a parar en las sábanas blancas. El rubio acercó sus dedos manchados de la sustancia escarlata a su boca y los lamió; la sangre lo incitaba. Gaara miró lo rojizo en los dedos de Naruto, y se excitó. Una enorme erección era visible en la entrepierna del pelirrojo, y otra emulaba a la de Gaara en el bajo vientre del rubio. Gaara se echó sobre Uzumaki, y le besó con tanta fuerza que le hizo sangre en la comisura de los labios. Una sonrisa grotesca apareció en los labios de Naruto, mientras el líquido rojizo manchaba su gesto. Deseaba más.

Gaara le abrió sin miramientos las piernas a Naruto, el cual miraba con fiereza al chico; en la mente de Naruto solo gobernaba en ese momento Kyuubi en medio de una oscuridad aterradora, pero repentinamente una imagen derrumbó a las demás lujurias del kitsune: Sasuke sonriéndole con ternura.

Naruto se tomó la cabeza con fuerza, gritando por una migraña repentina. Aquello no podía ser, no…

‘Yo amo a Sasuke, esto no debe estar pasando… ¡¿Pero que demonios hago?!’

De golpe la posesión de Kyuubi cesó, regresándole el color zafiro a los ojos de Naruto y la expresión de desconcierto en su cabeza. El alcohol parecía haber perdido el efecto en el, y le dolían horriblemente las sienes; miles de escena se arremolinaban en su mente. ¿Qué hacía ahí? Recordó la imagen de Sasuke besando a Sakura y una punzada dio de lleno en su pecho. Pero en ese momento, se percató de que Gaara estaba acercando su erección a su entrada. Sintió horror. Trató de alejarse del pelirrojo pero no pudo.

Sintió un dolor desgarrante en su interior, como si le partieran el cuerpo por la mitad. Se arqueó para tras con una expresión mezclada entre pánico, miedo y sobre todo, sufrimiento.

Sasuke no fue capaz de ver más. Sus piernas de repente cobraron la fuerza que momentos antes parecía haberse ido dejando un peso a plomo en ellas, y negando con la cabeza y temblando, susurró sus últimas palabras antes de salir corriendo hacia la nada:

-Naruto… te amo… pero esto… es demasiado…

Derramando lágrimas inconcientemente, Sasuke se alejó del lugar. No podía creer que su Naruto hubiera aceptado eso tan fácil, cómo había preferido manchar su cuerpo por las caricias de el pelirrojo… y el corresponderlas con fiereza. Con el entrecejo fruncido y las mejillas empapadas, pensó con un odio iracundo:

‘Te odio Naruto… te odio por amarte tanto y ser tan vulnerable a tu traición’

Con el alma lastimada y la mirada empañada, se dirigió hacia su casa, en esos momentos vacía, para cavilar y desahogarse en su almohada, y por el dolor no reparó en que los dos amantes que habían provocado su sufrimiento tenían Bijuus en su interior…

Dentro del apartamento, Gaara aferraba por las caderas a un Naruto que gritaba de dolor. Jamás había sido penetrado tan fieramente, y menos sin la preparación previa que Sasuke siempre le proporcionaba…

‘Sasuke… como desearía que fueras tu el que me hace esto. Creo que sería más soportable…’ Pensaba el rubio, y alzó los vidriosos zafiros hacia Gaara, el cual tenía una horrenda expresión de placer en el rostro, mientras embestía cada vez más y más fuerte. Aún sujetaba las manos de Naruto por encima de la cabeza de éste, imposibilitándolo de usarlas para zafarse.

El rubicundo gritaba, y de sus ojos corrían cada vez más lágrimas. ¿Qué había hecho para merecer eso? La intensa presión que tenía en su entrada lo lastimaba demasiado, era completamente insoportable… pero inevitable ya.

Gaara reparó en los quejidos cargados de angustia de Naruto, y soltándole por un momento las caderas, le dio una bofetada que le marcó la cara al ojiazul. Este volteó el rostro por la fuerza de la bofetada, y sintió el sabor a sangre en sus labios destrozados. No pudo contener un último sollozo, antes de cerrar los ojos y pensar en Sasuke, rogando por que el pelirrojo terminara pronto.

El contenedor de Shukaku comenzaba a acelerar el ritmo. Sus facciones adquirían un tono rubí intenso a la par que cerraba los ojos y echaba la cabeza atrás; con un grito de lujuria carnal se arqueó y se derramó en el interior de un Naruto que no había sentido el más mínimo placer.

El trigueño se sentía sucio, usado. Gaara por fin lo soltó, y resollando fuertemente, salió de la entrada del rubio, manchando el suelo de su semilla blanquecina y un poco de sangre que había hecho aflorar de la entrada lastimada del trigueño. Naruto tenía una horrible sensación que entremezclaba decepción, insatisfacción y dolor, pero todo esto dominado por la vergüenza de haberse dejado dominar. Se quedó ahí, tirado entre las sábanas desordenadas y llenas del sudor que ese grotesco acto les había hecho transpirar, y vio con la mirada perdida como Gaara se le acercaba lentamente, aún respirando con dificultad. Naruto se horrorizó, ¿Qué no había tenido ya suficiente? Trató de levantarse, pero una punzada de dolor le impidió incorporarse. Se trató de cubrir con los brazos la cabeza, sollozando y casi suplicando por piedad, pero el pelirrojo no respondía: Se detuvo frente a Naruto, y mirando con fijeza su expresión de horror y sufrimiento, lo golpeó con todas sus fuerzas. Naruto jamás había sentido tanto dolor en su vida, y, repentinamente, todo se tornó oscuro, silencioso…

Solo el nombre de Sasuke seguía en su mente residida de tinieblas.


//*//*//*//*//*



La herida en la mano de Sasuke Uchiha, hecha meses atrás, había ya sanado, pero el corazón de su dueño estaba terriblemente destrozado. Hacía días que cierto trigueño de sonrisa hermosa y orbes azulados le había arrancado su deseo de seguir con vida. ¿Para qué quería vivir, se preguntaba, si su razón de existencia lo había traicionado?

El pelinegro se revolvió en su lecho; tenía dos días sin salir de su habitación, y en ese tiempo no se había dignado en comer, asearse u otras cosas de vitalidad para los humanos, pero empezaba a dudar de su estado ahora: ¿Qué era? ¿Un humano, o un fantasma gris que vivía del solo recuerdo de su amor?

Cerró los ojos enrojecidos. Estaba con un aspecto deplorable, a decir verdad; su ropa de jounin se cernía en el desarregladamente, su cabello azabache revuelto ocultaba sus oscuras orbes, las cuales estaban enmarcadas por unos párpados rojizos, llegando a unos tonos azulados y violetas que alarmarían a cualquiera. Tampoco se había preocupado por dormir. Simplemente no podía. Nadie reconocería al menor de los Uchiha si lo viera en semejante estado, pero no le importaba. Ya nada le importaba en ese estúpido mundo de ninjas y misiones, de traiciones y falsas promesas.

El líquido salado humedeció los ojos de Sasuke, el cual estaba desinteresadamente incrédulo; no creyó que quedaran en él suficientes energías ni lágrimas que derramar, pero ahí estaban, saliendo sus frustraciones a manera de perlas acuosas.
Pasó la mano por debajo de la almohada húmeda, y tocó algo. Algo frío y rígido. Sacó el objeto, y con furia se percató de que era la foto de un sonriente Naruto. Sin detenerse a pensarlo mucho, la rompió en mil pedazos, arrojándolos por toda la habitación. Respiró agitadamente; esa acción lo había tranquilizado un poco, pero el peso muerto de su pecho nada se lo quitaba. Y para colmo, su hermano no estaba ahí cuando debería.

No tenía la más mínima idea de donde se había metido Itachi, y no lo pensaba mucho en un momento como ese…
- - -
Itachi Uchiha tomó con cuidado un cuerpo inerte, envuelto de unas sábanas manchadas de sangre y una nota prendada en ellas. Había amanecido ya, y el Uchiha había presenciado todo desde su posición. Se mordió el labio con rabia, pues no había podido intervenir, y su hermano había sufrido enormemente por lo acontecido horas antes.

Se dirigió con paso decidido por un atajo entre los árboles a la casa del rubio, y al llegar entró con el cuerpo de éste apoyado en el suyo propio por la ventana del apartamento de Naruto.

La experiencia lo había marcado fuertemente, pues jamás en todos sus años de estar en el Akatsuki había presenciado algo así. Mientras tendía a Naruto en su cama y le lavaba las heridas, recordó que en la organización había oído hablar algo de esos casos extraños cuando dos Bijuus se reunían en una noche de luna llena cada determinados años. Lo que no entendía era como el Shukaku había planeado tan fríamente la situación para tener a Uzumaki en sus juegos.

Miró con algo de ternura y compasión al rubio, pero colocó un gesto más serio. Con que ese chico, Naruto, era el famoso poseedor del corazón de su hermano.
‘Ni pensar que creí que era una chica el ver fugazmente la fotografía’ pensó con una corta sonrisa el pelinegro, y arropó al trigueño con afición, vistiéndolo con un pijama que encontró en un cajón.

No sabía que sentía ahora, si incredulidad o enojo con Sasuke, pues era definitivamente…diferente que decidiera querer a un hombre, pero pronto desechó esa idea de su mente. Sasuke era completamente capaz de decidir por si mismo, aparte ya era mayor de edad.

Sasuke… jamás le había conocido otra persona con la que mantuviera una relación, así que no sabía como sería la reacción de su ototo kun, pero seguramente estaría más que traumado por la escena. Creyó entonces prudente hablar con el menor de los Uchiha para aclarar ese enorme malentendido de una vez por todas ya que Naruto estuviera más curado.

-Sa…ah… Sasuke….- Itachi miró hacia donde estaba tendido el trigueño, y observó que se revolvía con fuerza y sudaba mientras gemía ligeramente. El mayor de los Uchiha tomó la temperatura del chico, y se alarmó: Tenía fiebre. Fue por unas comparsas frías a la cocina, y las colocó en la frente del rubio, el cual se tranquilizó. Itachi veló por Naruto por dos días, y cuando por fin despertó, hubo muchas cosas que explicar.

-Nh…Sasu…ke…- Naruto abrió los ojos. Una luz matinal se colaba por sus ojos, y se los restregó con pereza. No reparó en donde estaba, ni que hacía allí, hasta que vio unos ojos escarlata mirarlo con un poco de preocupación.

-¿Sasuke…?- murmuró el rubio, pero al enfocar más se percató de que no era su koi.

-No… soy Itachi. Por fin despiertas, hacía dos días no respondías, mas que murmurabas ‘Sasuke, Sasuke’ como un frenético, como si nunca hubieras estado con mi ototo kun- Mencionó con una ligera risa el mayor. Naruto se desconcertó por la presencia de Itachi, y más por sus palabras. ¿Lo había escuchado llamar a Sasuke? Entonces…el…

-Entonces tú… tu sabes… ¿Pero como…?-Naruto se sonrojó violentamente. Itachi le dirigió una media sonrisa.

-Lo deduje- el Uchiha mayor asintió gravemente- y créeme, me costó mucho creérmelo, pero que se le va a hacer… además tenemos otras preocupaciones por ahora.

-¿A qué te refieres?- preguntó con inocencia el más joven, e Itachi lo miró enarcando una ceja.

-¿Acaso…no lo recuerdas?- preguntó con incredulidad. El rubio trató de incorporarse, pero una ligera punzada en su entrada se lo impidió. Cerró un ojo con dolor, y entonces todo fue claro en su mente. Las imágenes pasaban en la cabeza de un rubio pasmado con una velocidad impresionante, casi sobrenatural: Sasuke besando a Sakura, él encontrando a Gaara en el bosque y aceptando acompañarlo, la repentina fiereza del pelirrojo, los ambarinos ojos de éste, el dolor…

Naruto tenía la mirada fija en un punto distante, como si no viera nada consistente, mientras negaba con la cabeza.

-No, no…- se tomó la cabeza con fuerza, tirando de sus cabellos dorados. Itachi se acercó y trató de consolarlo dándole unas palmadas en la espalda, pero Naruto lo alejó bruscamente, con miedo plasmado en sus ojos. Miró con susto al pelinegro, el cual se sorprendió, pero se alejó del chico. Naruto respiraba entrecortadamente, y comenzó a llorar.

Itachi lo dejó que se desahogara, y cuando hubo acabado el rubio de tranquilizarse, se sentó en la cama del chico a referirle lo que había acontecido. Abrió la boca para hablar, pero Naruto lo interrumpió.

-Yo…Itachi, muchas gracias por haberme cuidado. Sé que no era tu responsabilidad, y lamento haber sido una carga extra para ti, pero te lo agradezco profundamente. Disculpa si alguna vez pensé que eras…malo- Naruto estaba sentado en su cama, cubierto hasta la cintura con las sábanas y apoyando la espalda en el respaldo, con la vista clavada en sus rodillas. Itachi atinó a sonreír, y habló pausadamente.

-Verás, en ese tiempo tenías fundamentos para llamarme así, y no te preocupes por eso. Yo…quería darte esto- el mayor sacó de sus ropas una nota doblada y un poco salpicada con un líquido parduzco, y se la tendió a Naruto.

- la encontré junto contigo, en el bosque; el… el Kazekage la dejó sobre ti cuando te abandonó a la intemperie. – Itachi se sentía un poco incómodo, y dejó el trozo de papel en manos del rubio. El chico abrió con un nudo en la garganta la nota, y con las manos temblándole, leyó la caligrafía pulcra de Gaara:

Uzumaki Naruto:

Yo… se qué no soy nadie para hacer esto, pero te pido el más sincero perdón. Te juro que no fue mi intención que este estúpido demonio decidiera acabar con tu dignidad y tu amistad conmigo, y me siento totalmente arrepentido; no niego que sentía…intriga, por tu cuerpo, pero jamás pasó por mí que esto sucedería. Acepto que me dejé mangonear por Shukaku, y no tengo perdón ni de ti ni de tu aldea. Abandono hoy Konoha con mi gente. Ya veré que excusa coloco a Tsunade, pues no soportaré cruzarme contigo por la vergüenza que siento, y comprenderé si me odias de por vida. Lo merezco, y Shukaku también.
Quizá este sea el destino de los contenedores como nosotros.

Sobaku no Gaara


Naruto terminó de leer, y una lágrima recorrió su mejilla mientras aferraba el papel con la mano temblando desmesuradamente. Un dejo de lástima y odio cruzo su mente, antes de romper en pedazos el papel con una expresión vacía en el rostro.

-Te equivocas Gaara…este no es el destino de nosotros los contenedores.- murmuró el trigueño, y miró a Itachi, el cual había estado ocupado viéndose las manos. No se atrevía el Uchiha a interferir en los asuntos del rubio, ni le importaba lo que dijera la nota, aunque no podía reprimir cierta curiosidad con semejante mente analítica. Alzó la vista y se encontró con los ojos de Naruto. Trató de sonreír un poco, y con un movimiento limpió la lágrima del moreno con una mano. Naruto también sonrió un poco, pero recordó algo.

-Itachi… ¿Y Sasuke?- el mencionado captó el miedo en la voz de Naruto, y se puso serio. Ese era el punto al que quería llegar. Miró firmemente al ojiazul, con esa escudriñante fijeza que lo caracterizaba. Habló con claridad.

-Naruto, ¿Tu…que sientes por mi hermano? – la pregunta llegó con fuerza en el chico. Bajó la mirada, y no supo que contestar. Ver a Sasuke besar a la ojiverde lo había matado, y seguía con ese dolor presente en su corazón, pero aún así la fiereza de el amor que se habían jurado seguía latente. Murmuró con temblor en la voz:

-Yo…siento que lo odio por traicionarme, pero… a la vez lo amo con toda mi alma. No se…no se que hacer…

Itachi sonrió ante las palabras del rubio, y comprendió lo que tenía que hacer. Se levantó de la cama, ante la mirada intrigada de Naruto. Itachi dirigió una traviesa ojeada a Naruto, y se despidió.

-En ese caso, tengo algo importante que hacer. ¡Espera aquí, que Uchiha Itachi arreglará un par de vidas sin costo! Aprovecha, que la oferta es por que una de esas vidas es de mi hermano- Itachi rió de su chiste, y se dispuso a salir. Naruto se quedó mudo, pero reparó en sonreír. ¿Qué demonios pensaba hacer el mayor de los Uchiha? No tenía la menor idea.

-Itachi, no se que planeas, pero… gracias.- el mencionado solo sonrió, y salió dejando al rubio con distintas emociones: intriga, agradecimiento, confusión…miedo.
- - -
Sasuke estaba boca arriba en su cama, tal como había pasado la última hora de su agonía interna. Decidió entonces que eso no podía seguir así. Miró hacia un costado, donde se hallaba su cómoda, y reparó en un kunai que había sobre ella. Inesperadamente oportuno.
Alargó la mano para alcanzarlo, y los músculos de su brazo reclamaron por la repentina actividad, pero el pelinegro no hizo caso. Sintió la fría textura del instrumento, y una sonrisa amarga cruzó en una fracción de segundo por su rostro. ¿Ahora sería él víctima del suicidio? ¿Caería en la misma trampa de la cual había salvado a Naruto meses atrás? Naruto… ya no importaba más.

Sujetó con firmeza el arma. Vio su propio reflejo en la hoja plateada, brillante a la luz fría de la tarde invernal. Una mirada oscura, sin brillo, se asomó por el metal, antes de que el dueño de la pieza cerrara los ojos y se dispusiera a clavarse el kunai en el cuello.

Esperó Sasuke a que la punta afilada llegara a su garganta, pero un portazo lo hizo abrir los ojos de pronto. Era Itachi.

-¿Pero que demonios…?- El mayor de los Uchiha estaba agitado, parecía que había corrido por varios kilómetros; en su rostro sostenía una mirada de horror al ver la escena mientras se apoyaba en el marco de la puerta para recuperar el aliento: Sasuke recostado en la cama, con la vista fija y sin vida en la mirada escarlata de su hermano y el kunai aferrado en una mano blanca como la cera, muy cerca de su yugular. Itachi abrió mucho los ojos, y corrió junto a Sasuke, arrebatándole el kunai de golpe y dándole una fuerte bofetada al menor.

Sasuke se sentía confundido. Cayó pesadamente hacia un lado, con la sangre saliendo por la comisura de sus labios. Seguía con la vista fija en ningún lado, e Itachi, desesperado, tomó a su hermano por los hombros, zarandeándolo frente a el.

-¡¿Pero que demonios pretendías hacer estúpido?! ¿Acaso creías que acabando con tu vida se terminarían tus problemas? ¡Pues no es así imbécil! Allá afuera, en su casa, hay un chico que necesita de tu amor más que nadie en mundo, ¿Y tu estabas planeando huir? ¡Eres un cobarde! – Sasuke abrió con un poco de sorpresa los ojos, pero se quedó callado. Al parecer Itachi sabía de sus sentimientos por el rubio, pero en ese momento daba igual. Todo era análogo.

-¿Qué alguien necesita de mi? Si te refieres a ese imbécil de Naruto, creo que se las arregla muy bien con Gaara, sin mí…- murmuró Sasuke, muy cerca del rostro de su hermano. Itachi, desesperado, le dio otro puñetazo. Soltó a su hermano en la cama, y le agarró las manos por encima de la cabeza, inmovilizándolo. Sasuke lo miró con odio.

-¡¿Ahora tu también estarás en mi contra?! ¡¿No tienes suficiente con haber acabado con todo el clan y ahora matarme recordándome mi debilidad?! ¡Eras mi ejemplo a seguir Itachi, y cruelmente te largaste sin más matando a papá, mamá y a todo aquel que amaba! ¡Incluso a ti!- a Itachi le llegaron esas palabras como una fría daga. Hacía tiempo que no se tocaba en la residencia Uchiha el tema de su pasado, y cada recuerdo de esa estupidez suya lo hacía flanquear. Bajó la vista, y las lágrimas amenazaron con salir de sus ojos, pero trató de mantener la compostura. Habló con un hilo de voz.

-Sasuke… lo vi todo. Desde que besaste a Sakura hasta que Gaara terminó de mancillar a Naruto, y me siento... terriblemente mal por no poder hacer nada por ti… solo me resta contarte lo que pasó de verdad.


Continuará…





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