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Quédate a mi lado por Ame_Chan

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Notas del capitulo:

POR FIN ACABE XD!! Gracias a los que siguen mi fic >DDD y peson x demorar tannnto en subirlo!! tenia mis problemillas ¬¬

Como el epilogo me quedo muy largo, lo parti en dos XD

Lean! Ja ne ^^

EPILOGO: Confesiones (Parte 1)

- - - - - - - - - -

Un manto opalino cubría las extensiones de la aldea. El cielo plomizo se reflejaba en la blancura del suelo, anunciando en sus arremolinadas nubes la pronta caída de más copos helados.
Esta escena podría no ser muy alentadora, mucho menos tentativa. Pero, al contrario de lo que parece, precisamente es esta época la más esperada del año.

Navidad.

Un viento helado estremeció la ciudad, pero no por eso se apagaron las llameantes almas de las hojas de la aldea.
Las chamarras, bufandas, e incluso guantes y gorros, se integraron rápidamente a la vestimenta usual de los habitantes de Konoha.

Las luces, los árboles ricamente adornados, los muérdagos colocado pícaramente sobre las puertas de hogares y negocios, los olores a comida que inundaban las fosas nasales de quien pasara cerca de una cocina, los regalos esperando a ser abiertos y los niños asomándose en las vitrinas de las tiendas, pensando con detenimiento que elegir de entre tantos juguetes y tesoros…

Si, la Navidad era definitivamente la mejor época del año en el pueblo. ¿O no es así?

-Odio la Navidad – se quejó por décima vez en menos de media hora el pelinegro, acercando más su cuerpo a la flameante chimenea. Se estremeció. Aborrecía el frío, pues aunque no lo pareciera, prefería sentir la calidez en el ambiente. Desgraciadamente, los pants, la camisa de manga larga, la bufanda y los calcetines, mas la taza de café casi hirviendo en sus manos y la mirada burlona de cierto trigueño no ayudaban mucho.

-Oh vamos, Sasuke. No es tan malo como parece- masculló Naruto con una cuchara metida en su boca, haciendo que su sonrisa quedara algo desfigurada.
Sasuke solo miró al rubio con un tanto de ironía.

-Ja, y me lo dice el señor ‘me-importa-poco-que-estemos-a-menos-tres-grados-y-como-helado-de-limon-cuando-se-me-pega-la-gana’- espetó con sarcasmo el Uchiha, dando un sorbo a su humeante taza. Naruto solo enarcó una ceja y miró su cuenco medio vacío de helado de limón. Frunció el ceño.

-Yo no me quejo de que a ti te guste el café amargo, así que no te metas con mis helados- murmuró el rubio, ofendido. Sasuke miró la cara de Naruto, la cual se había convertido en un puchero demasiado tierno. El Uchiha rió, atrayendo al kitsune hacia sí, plantándole un corto beso en los labios fríos. Sonrió.

-Oh, tienes razón. Quizá tu helado no es tan malo… sabe bien en tus labios- susurró al oído del trigueño, y este rió. Naruto tomó un cojín en el cual había estado recargado momentos antes, y tuvo una idea.

Hacía ya un mes desde el incidente de Gaara, y Naruto se hallaba más que recuperado, pues la capacidad de sanación de Kyuubi le había ayudado mucho.
‘Hasta que ese zorro hace algo bueno’ había mencionado Naruto el primer día que ambos habían vuelto a estar juntos, y Sasuke pudo entrar en el rubio sin problemas.
Ambos ahora estaban tranquilos, podría decirse inmensamente felices, y en esos momentos precisamente era uno de los que más disfrutaban: sus clásicas peleas.

Naruto se hallaba en casa de los Uchiha en compañía de Sasuke. Ambos estaban en la sala de estar, tirados en la alfombra. Sasuke momentos antes había estado junto a la chimenea, maldiciendo la época del año, y Naruto acostado a su lado, comiendo su helado y con ropa algo ligera para semejante clima.
Pero ahora vemos a ambos shinobis teniendo una… ¿Guerra? en medio del salón.

-Kyaa, ¡Toma esto!- Naruto lanzó el cojín desde su posición en el suelo, y Sasuke lo esquivó con habilidad, un tanto sorprendido con la reacción tan infantil del rubicundo, pero rió. Dejó su taza a un lado y agarró el cojín, lanzándolo nuevamente, pero Naruto le lanzó otro, chocando éste en la cabeza del Uchiha.

-¡Ha, te di! ¡No puedes contra el próximo Hokage de Konoha!- se mofó el rubio con estridencia, pero entonces, sintió como sus muñecas eran capturadas y su cuerpo quedaba atrapado bajo el de un Sasuke burlón.

-¿Ah si, ‘Hokage sama’? Pues tú no puedes contra el próximo capitán ANBU de Konoha. Y menos- Sasuke acercó su rostro al lóbulo del trigueño, y éste dio un ligero suspiro al sentir el aliento tibio en esa zona sensible- contra tu koi.

-Tramposo…- susurró también Naruto, pero con una sonrisa en sus labios. El Uchiha no soltaba las muñecas del ojiazul, pero a éste no le molestaba. Sasuke sonrió con suficiencia

-Ahora verás…- la lengua húmeda y tibia paseó por el lóbulo del rubio, y éste soltó otro suspiro leve. El sonrojo apenas se vislumbraba en sus carrillos, pero aún así estaba presente. A Sasuke le encantaba jugar así con su kitsune, y muchas de esas veces las cosas acababan en algo más… pervertido.

La lengua anhelante bajó por el cuello, y llegó nuevamente a los labios fríos del chico, calentándolos por la humedad tibia. Naruto cerró sus ojos, dejándose hacer.
Sasuke bajó nuevamente por el cuello, soplando levemente en la piel húmeda por la saliva, haciendo que el rubio se estremeciera.

Comenzaba a excitarse.

Mientras el pelinegro se entretenía con la base del cuello de Naruto, soltó una de sus muñecas para acariciar bajo su camisa, y entonces el ojiazul aprovechó.

-¡Te tengo!- gritó el kitsune, rodando encima de Sasuke, quedando el pelinegro bajo el cuerpo moreno de Naruto. Sasuke abrió mucho los ojos, atónito.

-¿Pero que…?- Naruto no lo dejó terminar, pues selló los labios de Sasuke con los suyos, los cuales ya se hallaban ardientes por el contacto. Le sostuvo el fogoso beso hasta que el aire se les fue a ambos.

Jadeaban.

-Si que eres el número uno en sorprender a la gente, Naruto…- el trigueño sonrió pícaramente y deslizó una mano bajo la camisa de Sasuke. Este se estremeció. El frío del ambiente aún estaba presente, aunque conforme avanzaban las caricias, lentamente se iba extinguiendo, dando paso a un calor reconfortante y placentero.

Los shinobis siguieron con su jugueteo toda la tarde, sin llegar a más. El crepúsculo debiera ya asomar por el cielo cuando ambos ya estaban tirados en el sofá.
Sasuke estaba tendido sobre éste, y en su pecho se hallaba Naruto, abrazando al pelinegro por el cuello. Ambos descansaban tras su provocativo juego, y miraban atentos las llamas que bailaban en la chimenea carbonizada.

Sentían paz. Una paz que hacía tiempo no tenían.

Como en invierno las noches son más largas, la oscuridad cernía la casa de los Uchiha. Solo el reflejo anaranjado de la chimenea alumbraba a los dos ninjas, haciendo que sus contornos se tiñeran de ámbar por la luz que el fuego les regalaba.
El silencio era partícipe de la escena, y solo el crepitar de las llamas lo rompía.

-¿Sasuke...?

-¿Que sucede, Naruto?- susurró el Uchiha, acariciando los cabellos dorados de el kitsune. Este viró su rostro hasta quedar de frente con el de Sasuke. Los tonos naranjas se reflejaban en sus orbes oscuros y en toda su nívea piel, haciendo que se viese más atrayente. Naruto se sonrojó un poco.

-Verás… - titubeó el rubio, mirando fijamente los ojos oscuros. Sasuke vio seriedad en el rostro de Naruto, y lo miró directamente a los ojos azules.- he estado pensando en… bueno…- notó que el rubio se sonrojaba, y no sabía como continuar. Se comenzó a intranquilizar.

-¿Qué te sucede, Naruto? ¿Tienes algún problema, o…?

-¡No, no! Es solo que…- Naruto tomó aire, decidido.- Creo que ya es hora de confesarles a nuestras personas más cercanas nuestra relación.

Sasuke se quedó pasmado. No se esperaba esa propuesta por parte del rubio, y a decir verdad, ni se le había pasado por la mente esa idea. Era cierto que Itachi sabía y aprobaba su relación, pero de ahí en más…

-¡No tiene que ser mucha gente! Solo Iruka sensei, Ero Sannin, Kakashi sensei…

-Naruto- interrumpió Sasuke, con el ceño fruncido. El rubio se calló.- sabes muy bien que a mi no me gusta que se metan en mi vida privada. Mucho menos que la gente sepa mis intimidades; soy alguien muy reservado. Y también poco me importa lo que la gente piense o diga de mi. - El trigueño, al oír eso, bajó la mirada. Lo sabía muy bien. Pero estaba cansado de ocultarle tan preciada situación a sus sensei. Odiaba esconderse de la gente, de los ojos de los demás…como si tantos años de miradas de indiferencia y odio por parte de la aldea no fuesen suficientes. - Pero…-Sasuke suspiró, resignado. Dio una pequeña sonrisa.- creo que tienes razón. Esto no solo me conlleva a mí, sino a ti también- acarició la mejilla del Uzumaki- así que hagámoslo.

Naruto alzó la vista, boquiabierto. Sonrió entonces, abrazando a su koi.

-¡Gracias baka! ¡Eres el mejor!- Sasuke enarcó una ceja, divertido, al oír eso de los labios de Naruto. Hacía mucho que no lo ‘insultaba’.

-Oye, por cierto… Itachi aún no ha vuelto, ¿Verdad?- preguntó Naruto después de pasar su furor. Sasuke se revolvió un poco, y negó con la cabeza. Comenzaba a preocuparse un poco por su hermano. Hacía un mes que el Uchiha mayor había dejado la residencia, justo después de dejarles a ambos el ‘regalo’.

-No te preocupes; Itachi sabe cuidarse bien- dijo de pronto el rubio, adivinando el pensamiento de Sasuke- aunque me intriga un poco saber donde esta… tenemos que darle las gracias.

Naruto se estiró un poco para alcanzar los labios del Uchiha, y los acarició con los suyos. Sasuke sonrió ante el gesto tan tierno del trigueño, y no resistió el abrazarlo. Era tan inocente, tan hermoso… tan incitante.

Volvieron a besarse suavemente. Sasuke no sabía como es que había sobrevivido tantos años sin el roce de la piel morena que en esos momentos le acariciaba el rostro y le regalaba un sonrojo en las mejillas del rubio.

Simplemente lo embriagaba.

-Sasuke…- susurró el trigueño de pronto. Había vuelto a esconder su rostro en el pecho del pelinegro, y desde esa posición lo miraba a la cara- ¿Cómo les diremos a los demás lo que sentimos?

El rubio no había pensado en eso aún. Era cierto que tenía ansias por soltarles la noticia a los mayores, pero también se encontraba algo reacio ante la idea. Más bien… no sabía como expresarla. Sabía que amaba a Sasuke, y el también lo quería, pero decirlo era más complicado que eso.

Quizá por que ese sentimiento no se podía definir con palabras.

-Pues… no se, tu fuiste el de la idea, dobe.

-Diablos, derrochas sabiduría, Sasuke. ¡Baka!- añade con desdén el rubio, y una sonrisa arrogante se pasea por el rostro del aludido.

-Oh, tenemos a un egocéntrico en la casa- menciona el Uchiha con fingida inocencia, pero evidente altanería. Naruto enarca una ceja, enfadado.


-¡Si de egocentrismos hablamos, mírate en un espejo, Uchiha! – espeta el rubio, haciendo un mohín de disgusto. Era cierto que el rubio extrañaba a veces las peleas casuales, pero odiaba cuando Sasuke se ponía en el plan de ‘soy-el-mejor-del-planeta’. Un asco.

-Vale, no te enfades, hehe- Sasuke soltó una risa inocente, revolviendo los cabellos dorados. Naruto se limitó a sacarle la lengua y cerrar los ojos con el ceño fruncido. Al Uchiha le encantaba hacerle rabiar. – supongo que debería ser en algo privado, tu sabes... no pienso soltar algo así en medio de la calle en el puesto de ramen, como seguramente lo habrás pensado.

Mirada asesina por parte de Uzumaki. Aborrecía que le leyera el pensamiento.

-¿Y entonces el genio Uchiha decidió que…?

-Hagamos una cena aquí, en mi casa. Puede ser una especie de fiesta o algo así.

Silencio. Las llamas sonaban en la chimenea con un estruendo tal que le perforaba la mente a Naruto mientras trataba de asimilar las palabras. ¿Sasuke…dando una cena en su casa? ¿Una… fiesta?

-… ¿Estas enfermo o eres un extraterrestre que se ha apoderado de el cuerpo de Sasuke?- el Uchiha se asustó el observar como Naruto agarraba un kunai que, por azares del destino, estaba en el piso de el salón, y se lo colocaba en el cuello- ¡Mierda, ¿Qué has hecho con Sasuke?! – OK, lo de el extraterrestre quedaba muy infantil, pero no podía haber otra explicación. ¡Simplemente no podía!

-¡Ya basta Naruto! Soy yo, ¡baka!

-¿Bromeas? ¡Sasuke JAMÁS haría una…una…!

-¿Fiesta?- Sasuke trata con todas sus fuerzas el contenerse una carcajada. ¿Tan antisocial era como para que la simple idea de gente conviviendo en su casa con su permiso hiciera que el rostro de Naruto se desencajara en una mueca de incredulidad?
No lo creía.- Naruto, ¿No estas exagerando un poco? –preguntó finalmente serio.

El rubio soltó el arma, y se sentó en el sofá. Sí, quizá estaba llevando las cosas muy lejos. ¡Pero es que a Sasuke, su Sasuke, jamás le cruzaría por la mente esa idea!
Tomó aire y se relajó. Contó hasta 10 y dio unos cuantos puñetazos a una almohada, ante la mirada estoica del pelinegro.

Listo.

-Bien; ya me relaje… Dices que quieres dar una… una…

-Fiesta- aclaró Sasuke, con una media sonrisa. También se había sentado en el sillón y estaba con las piernas cruzadas. Naruto, en cambio, abrazaba un cojín, como queriéndose proteger de el ‘extrañamente sociable Sasuke Uchiha’.

-Eso- susurró el trigueño, aún desconcertado.- pues bien… ¿Qué te parece si hacemos una cena de Navidad?- añadió el ojiazul, sonriendo levemente. A pesar de que le extrañara la idea de Uchiha, le alegraba que quisiera ser un poco más tratable.

Sasuke meditó la idea, pero de pronto reparó en algo.

-Pero dobe, ¿Qué no es mañana nochebuena?

-¡Precisamente! –Naruto, con sus energías al cien, se levantó de un salto de del sillón con los brazos extendidos. Sasuke enarcó una ceja, entretenido. - ¡Así matamos a dos pájaros de un tiro! Mira, yo me encargo de decirles a Ero Sannin y a Iruka sensei, y tu te encargas de Kakashi sensei. ¿O es que quieres invitar a alguien más?-pregunta el rubio, y Sasuke se quedó viendo a un punto indefinido.

-Solo… a Itachi, pero el ya lo sabe. Es una lástima que no este…- Sasuke salió rápido de su ensimismamiento y le sonrió con sinceridad al trigueño- de acuerdo, yo me encargo de Kakashi. Pero ese no es el punto. Necesitamos adornos…

-De eso me encargo yo.- añade Naruto – tengo unos cuantos en mi casa.

-Comida… ¡Pero no pienso comer ramen!-puntualizó Sasuke, antes de que Naruto abriera la boca.-Ya se lo que se siente comer solo eso en una semana- espetó el pelinegro. Naruto frunció el ceño.

-Lo arruinas, baka… de acuerdo, cocinarás. ¿Que más falta?

-Bebidas que seguro traerá Jiraiya… ¡Momento! ¿Cómo que yo cocinare?- cuestiona el aludido. Naruto solo pone una mueca de malicia. Ahora era su turno de hacerlo rabiar.

-Pues claro; ¿O es que quieres comer ramen? Te recuerdo que soy un desastre en la cocina.- Bueno, eso también era cierto, recuerda Sasuke. Suspiró, resignado, pensando en hacer sopa de miso, okonomiyaki y quizá un poco de curry. Si, eso estaría bien.

Volvió a mirar al rubio, que se asomaba ahora por una ventana que daba a la calle, observando la nieve que caía.
Hubo un momento en el cual Sasuke pudo ver el reflejo de la nieve de la ventana en el rostro de Naruto, y el brillo níveo hacía que la expresión del chico tomase una belleza indescriptible, a la vez que una tristeza infinita. Parpadeó. ¿O acaso no era su imaginación y en realidad esa amargura se reflejaba en sus orbes azules?

-Sasuke- susurró el rubio de repente. Su voz denotaba melancolía. No era su imaginación.- Esta es la primer navidad que paso así. Tu sabes… es cierto que en años anteriores la pasábamos con Kakashi sensei, Sakura… Pero- Naruto viró su rostro que había estado hasta esos momentos fijo en la ventana, y el Uchiha observó con ligera sorpresa lágrimas en los orbes color cielo, aunque una sonrisa cruzaba la cara de Naruto.- es la primera vez que me siento sinceramente querido en esta época.-el rubio se limpió las lágrimas, y rió ligeramente.- Perdón; sé que suena estúpido, pero…

-Te comprendo- Sasuke rodeó a Naruto en un cálido abrazo, y éste le miró a los ojos.- se exactamente como te sientes, Naruto… ¿Sabes? Yo siempre odié la navidad. Y no solo por el frío del ambiente… sino por el frío que sentía en mi interior, en mi…

-En el corazón- terminó el ojiazul con un susurro, y Sasuke asintió.-yo también lo sentía… era detestable. Una sensación de soledad que se incrementa más y más al ver tanta gente feliz y yo no poder serlo; era tan intensa que daban ganas de…

-De desgarrar esa felicidad con tus puños y destruir todo- Naruto vio con sorpresa como Sasuke decía exactamente lo que había pensado, y éste rió. Se sentía igual.

-No cabe duda de que somos el uno para el otro-murmura el trigueño, acurrucándose en el regazo de Sasuke. Ambos se habían nuevamente acomodado en la alfombra del salón, y Uchiha había descorrido las cortinas de la ventana para observar la nieve caer.-solo nosotros hemos comprendido el dolor del otro por que lo hemos vivido en carne propia.

-Tienes razón.-corrobora el pelinegro, y de improviso cubre al trigueño con una manta, pues aunque no lo dijera, también se estaba congelando. Lo abraza por sobre ésta.- pero siento que no es momento de recordar el pasado. Muchas estupideces hemos hecho ya.

Sasuke paró en ese punto, y Naruto sabía por que. Lo de Orochimaru aún le dolía al Uchiha. Hubo un silencio seguido a ese comentario, en el cual ambos miraban ensimismados los copos helados caer al contraste de una noche sin estrellas.
Era como si éstas fuesen las que caían desde los cielos para traer esperanzas de una nueva vida para ambos.

-Sasuke….

-¿Si?

-¿Qué vas a cocinar para mañana? – pregunta inocentemente mordaz el rubio.

-¡Sabes que no me gusta cocinar!- suelta de repente el Uchiha. Naruto solo ríe.

-Tenía que vengarme de alguna manera…además, cocinas muy rico.-corrobora el rubio, y entonces un suave rosa tiñe las mejillas de el pelinegro. ¿Por qué diablos se turbaba por algo así?

-Desgraciado…- murmura Sasuke, ocultando su acongojo; Naruto solo le saca la lengua, divertido.

-Y tú eres un imbécil, desagradecido y pervertido- Sasuke mira colérico al rubio, dispuesto a replicar.- pero…- Naruto alza su cabeza y toma por la nuca a un Sasuke desprevenido, haciéndolo bajar y le da un beso de improvisto.- aún así te quiero.

El enojo se evaporó tan rápido como había aparecido, y Sasuke le sonrió con ternura. Lo abrazó por los hombros con fuerza, y alcanzó otra vez los labios del rubio.

-Yo también te quiero, dobe.

-Lo sé, baka- rió Naruto.

-¿Entonces por que me haces repetirlo? Sabes que no me gusta decir las cosas más de una vez…

-¡Desgraciado!

Y así ambos shinobis continúan con sus usuales peleas, pero ahora teñidas de amor y un poco de sarcasmo.

En este momento, solo quedaba confesarse ante sus sensei, y serían libres definitivamente.

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