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Quédate a mi lado por Ame_Chan

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Notas del capitulo:

TERMINADO. No Habrá mas XD Me costó muchisimo decidir con quien poner a Itachi, así que agarre ala solución más factible XD y creo que me quedó bien ^^U

Bueno, muchas gracias a quienes siguieron el fic hasta aquí. Y Feliz Navidad!! (atrasada, pero en fin XD mejor feliz año nuevo!! >DD)

Ja ne!! ^^ Disfruten.

EPÍLOGO: Confesiones (segunda parte)

- - - - - - - - - -

-¿Bebidas?

-Listas- grita el Uchiha desde la cocina. Debía apurarse si quería terminar a tiempo.

-¿Adornos?

-Listos, aunque no era necesario que desfiguraras mi casa, Naruto…- Sasuke ve con horror como un montón de guirnaldas, flores rojas y muérdagos sobre las puertas le ‘destruían’ su casa.

-¡Solo cállate y responde!- suelta el rubio con apremio. Faltaba una maldita hora para que la gente llegara y se sentía nervioso. Quizá demasiado nervioso, pues no dejaba de repetirle a Sasuke las cosas que necesitaban para la reunión, y en momentos se agarraba gritándole sin motivo aparente. Los nervios de el Uchiha estaban siendo pacientes, pero un poco más y no se hacía responsable de sus actos. Detestaba que le gritaran, pero aún así aguantó.- ¿Ya casi acabas la cena? ¡Falta una hora!

-¡Maldita sea, en eso estoy!- grita de repente también el pelinegro, perdiendo el control. Estaba cansado, enfadado y todavía le faltaba la sopa de miso. Suspiró. El también estaba nervioso y necesitaba un baño ahora.

-OK, OK, no te pongas así.- Naruto había entrado a la cocina, y estaba sentado en una silla. Sasuke frunce el ceño, y agrega agua a la sopa. Ya casi terminaba.

Naruto agarró uno de los palillos que estaban acomodados en cada sitio de el comedor, y se puso a jugar con el. Después se paseó por la cocina por cinco minutos; volvió a sentarse y agarró una servilleta, rompiéndola en pedazos. Agarró un vaso con agua y repitió el ciclo. Sasuke estaba definitivamente harto.

-Naruto…-trató de llamarle. Éste estaba entretenido con el palillo, y Sasuke lo intentó nuevamente.- oye, Naruto….- nada. Sasuke se impacientó.- ¡Naruto!

El aludido se sobresaltó. Sasuke suspiró resignado.

-¿Qué sucede?- preguntó inocente, y el Uchiha solo se le acercó; le quitó el palillo de la mano, devolviéndolo a su lugar. Tomó los restos de la servilleta y los tiró a la basura. Finalmente, llenó nuevamente el vaso de agua y se lo dio a un Naruto desconcertado, no sin antes besarlo cortamente.

-Sé que estas nervioso, pero haz favor de largarte de la cocina. Me estas desesperando con tus manías, así que espera en el salón.-Sasuke dijo esto con el mayor tacto posible, y Naruto asintió, un poco ofendido. El ya estaba arreglado, bañado y cambiado. Era obvio que estuviese nervioso, ¿Pues quien no?
Pero obedeció a la petición de su koi y se hundió en uno de los sillones de la residencia Uchiha.

Miró una mesita que estaba junto a la televisión, y vio la consola de Itachi. Sonrió, sabiendo como mataría el tiempo.

Sasuke por fin terminó la sopa. Le quedaba solo un cuarto de hora para arreglarse, así que se metió a la ducha rápidamente, con el agua muy caliente.
Se metió rápido a su habitación y se cambió con la ropa más decente que tuviera. Si, nuevamente negro.

Sin la presencia de Itachi, fácilmente se pudo meter a la habitación se su hermano mayor y robarle las sandalias oscuras. Total, no lo descubriría.

Notó que el rubio no hacía ruido en el piso de abajo, y cuando terminó de peinarse y colocarse colonia, bajó al salón.

-¡Vamos, desgraciado, vamos!- Naruto se encontraba más que ensimismado en el videojuego de Itachi, y animaba a su personaje a hacer bien los combos. Sasuke se paró a la entrada del salón, mirando como el kitsune disfrutaba. Definitivamente siempre sería un niño.

-Esa consola es sagrada para Itachi; si te descubre, te mata- el rubio oyó tras de sí la voz grave de Sasuke, y se viró. Lo que vio lo dejó pasmado. Sasuke se veía sencillamente… espectacular. Notó un pequeño detalle en sus pies y rió. Se sabía la historia de las sandalias.

-Pues lo mismo te digo a ti, Sasuke- dijo son una risa ligera, señalando los zapatos. Sasuke se limitó a alzar los hombros con altanería, y se sentó en el sillón, observando como Naruto derrotaba a su contrincante en el videojuego, y por lo mismo celebraba con estruendo.

-Mientras no se entere, no hay problema- dice colocando sus manos tras su cabeza, y cerrando los ojos con arrogancia. Naruto sonríe.

-Entonces lo mismo aplica a mí. Mientras no se entere…

-¿Y acaso creían que no me iba a enterar?

Silencio.

Y repentinamente, una nube de humo se hace presente en el centro del salón. Naruto suelta la consola, y Sasuke se incorpora del sillón. De debajo de éste saca un estuche de kunais, y le lanza uno a Naruto, que lo toma al vuelo.
Ambos se colocan en posición de batalla, dispuestos a pelear con…

-¿I…Itachi?

-El mismo- dice éste alegremente, haciendo que el humo se dispersara. Llevaba una capa de viaje, una maleta pequeña y una bolsa de papel marrón en la mano. Pero lo que más llamó la atención de los dos menores fue el águila albina que llevaba el Uchiha mayor sobre el hombro

-Oh, así que ambos han masacrado mi casa y mis cosas en mi ausencia- susurra, paseando los ojos oscuros por las decoraciones de la casa, su consola tirada en el piso, la televisión aún prendida, sus sandalias en pies de su hermano menor y finalmente, las caras de sorpresa y quizá un poco de horror de Sasuke y Naruto.- ¿Pero que les pasa? ¿Acaso no van a saludarme, ni preguntarme como estoy? No los mataré por las sandalias ni la consola. Total, es navidad.

Sasuke suelta el kunai en el piso, y le pega un puñetazo en la mejilla a Itachi. Éste mira consternado a su hermano, y el águila hace una pequeña exclamación de inconformidad.

-¡Sasuke!, ¿Qué diablos…?- no acabó Naruto su exclamación, cuando vio que el pelinegro abrazaba a su hermano mayor. Itachi correspondió al abrazo, y le murmuró algo al oído a Sasuke. Éste rió y asintió, sonrojado.

-Eres un imbécil, Itachi.- le dice Sasuke a su hermano- pero gracias. Y si, si nos gustó el regalo.- Naruto, que momentos antes estaba desconcertado, abrió mucho los ojos, y asintió, sonrojándose. Sasuke rió ante ese gesto, e Itachi sonrió.

-Me alegra que ambos se hayan reconciliado- el mayor se sentó en el sillón de la sala pesadamente. Soltó la maleta y cerró los ojos- ¡vaya! Que viaje tan cansado.- dice éste en un suspiro.

-¿Pero donde diablos estabas, nii san? ¡Estuve…- Naruto se aclaró un poco la garganta, y Sasuke se corrigió- bueno, estuvimos preocupados por ti! Dios, dijiste ‘unos cuantos días’ que se transformaron en semanas, ¡y después un mes completo!

-Oh, vamos, no me reproches, ototo kun- le dice el pelinegro al menor. Éste frunce el ceño, cohibido. Naruto suelta una risita.- además, ese viaje fue muy productivo…- el Uchiha mayor acaricia la cabeza color ámbar de el águila, y ésta cierra los ojos, complacida. Naruto se percata de una cosa.

-Itachi, ¿Y esa águila? No la tenías contigo antes, que yo sepa- menciona el rubio con interés. Sasuke también mira a su hermano, esperando una explicación.

-Oh, ella, hehe. Si, bueno, es una larga historia, y pues…

Un suave tintineo se oye en la puerta, y después el sonido del timbre. Itachi se sobresalta un poco, y se calla de repente. Mira entonces las ropas de los shinobis, y repara en el olor a comida en la cocina. Frunce el ceño con enojo.

-¿Iban a tener una fiesta y no me invitan? Son unos hermanos malos…

-¡Te recuerdo que no teníamos ni la más remota idea de donde estabas! Además, no es precisamente una fiesta…- Sasuke va bajando la voz, y nuevamente se oye el timbre en la puerta.- ¡Itachi, tienes exactamente veinte minutos para bañarte, arreglarte y bajar si quieres cenar!- replica el Uchiha menor, e Itachi solo arquea una ceja, característica que, según pudo notar Naruto, solo los Uchiha podían tener con ese semblante de ironía tan distintivo.

-Ya voy, jefe…- murmura el mayor, y se levanta pesadamente del sillón. Toma la maleta y la bolsa, y se dirige a las escaleras, aún con el águila. Pero antes, pone una mano en el hombro de Naruto, y le susurra – me alegra que seas parte de la familia, Naruto. En serio.

Después de eso, Itachi le dirige una sonrisa, y sube las escaleras mientras Sasuke se dispone a abrir la puerta.

Naruto solo se queda estático en su lugar, apreciando por primera vez lo que es tener algo a que llamarle ‘familia’. Sentía algo cálido en su pecho, y lo reconoció como cariño.

-¡Okaeri nasai!-oye gritar el rubio a Iruka, el cual siempre era muy respetuoso. Jiraiya solo se limitó al ‘Okaeri’ y Kakashi simplemente su clásico ‘¡Yo!’

-Tadaima- dice Sasuke haciendo una leve reverencia, y los dejó pasar, sonriendo levemente.

-Ohh, ¡Feliz Navidad, Naruto kun!-dice alegre Iruka al entrar al salón, y Naruto se salió rápido de su ensimismamiento. Corre hacia el moreno, sonriendo, y abraza a quien considera como su padre.

-¡Iruka sensei! ¡Hacía mucho que no lo veía!- dice el rubio emocionado, e Iruka ríe paternalmente. También lo consideraba como su hijo.

-¿Y no nos saludas a nosotros, niñato desconsiderado?- el ojiazul observa a el sannin de las ranas sonreírle, cargando varias botellas de sake y otras bebidas extrañas, y puede percibir como Kakashi sonríe también bajo su máscara. Naruto va rápido a saludar a sus mayores, mientras Sasuke lo observa. Hacía tiempo que no veía a Naruto tan alegre como en ese momento.
‘Bueno, eso es lo que más me gusta de el; su voluble forma de ser’
- piensa éste, y sonriendo más pronunciadamente, conduce a todos al salón.

Tras una velada de risas, bromas por parte de Jiraiya y Kakashi sobre la decoración de la casa de Sasuke, ante el enfado de éste; bebida a más no poder, una cena suculenta que Itachi se perdió, y los clásicos regalos de navidad, los más jóvenes reunieron a los mayores en el salón.

-Bueno, Naruto. ¿Qué es lo que con tanta urgencia nos querías decir?- preguntó entonces Jiraiya, sacando el tema de improvisto. Se le notaba un poco sonrojado. Evidentemente había tomado sake de más. Iruka asintió gravemente.

-Es cierto, Sasuke. Dijiste que había algo que nos querían comentar- corroboró el de cabello platino, mirando fijamente a su antiguo pupilo.

A Sasuke le temblaban las manos. Naruto tragó saliva, y se sentó en el sillón frente a los mayores, junto al pelinegro. Volvió a tragar saliva. Estaba demasiado nervioso, y notó que Sasuke también, pues temblaba ligeramente y se había puesto un poco más pálido de lo normal.

-¿Sasuke? ¿Te sientes mal? Estás pálido.- comentó entonces Iruka, tratando de checar la temperatura del chico, pero éste sonrió, apenado.

-n...no es nada…- tomó aire. ¡Diablos, incluso su voz temblaba! Miró al rubio, el cual se aferraba fuerte al sillón. Naruto estaba incluso más nervioso que el, pues pudo ver como un sudor recorría su sien. Suspiró nuevamente, y de improvisto tomó la mano del ojiazul, detalle que los mayores notaron. Éste se sobresaltó un poco, pero lo miró, sonriendo.

Sasuke entonces sintió el suficiente valor para hacerlo.

-Queremos decirles que… Naruto y yo… bueno, nosotros…- Bueno, ¿Era su imaginación o su lengua estaba contra el? Cerró los ojos otra vez, y cuando estaba dispuesto a soltarlo, oyó la voz estridente de Naruto.

-¡Maldición, que estamos juntos, datte bayo!- Sasuke observó con los ojos oscuros muy abiertos como el rubio respiraba agitado; éste sentía que un gran peso se había alejado de su corazón, y se tiró en el sillón, apesumbrado.- vaya, no era tan difícil como parecía…

El Uchiha bajó el cabeza, sonrojado, esperando la exclamación de sorpresa, quizá enfado, o incluso repugnancia… pero eso jamás llegó.

Se atrevió a mirar a los hombres, los cuales les miraban sonrientes, excepto quizá Jiraiya, que se le notaba un poco enojado.

-¡Vaya, hasta que se animan a aceptarlo! Jiraiya, me debes doscientos ryos- exclama un alegre Kakashi, mientras el sannin murmura algo de las apuestas inadecuadas, e Iruka solo niega con la cabeza ante la actitud infantil de Kakashi.

Los shinobis menores se quedan en blanco.

-Pe…Pero… ¿Esto significa que ustedes… ustedes ya…?- Murmura Naruto, atrayendo la atención de los tres.

-¿Qué si ya lo sabíamos? ¡Pues claro! Aunque era solo una suposición, estábamos al tanto. Se les nota a leguas- los dos chicos se sonrojaron, y observaron al piso.

-Oh vamos, Naruto. No tienes nada de que avergonzarte. Tu tampoco, Sasuke. – dice Iruka entonces, al mirar las reacciones de sus ex alumnos. Tras titubear un momento, Iruka abraza a Kakashi, haciendo que éste se exalte un poco.- ¿Saben? Nosotros también estamos juntos.- añade con una risa el moreno, y Kakashi sonríe también, aferrando a Umino. Ambos se sonrojan un poco.

Naruto y Sasuke miran entonces a sus sensei, y se quedan en blanco. Jiraiya se limita a observar el techo, aburrido. Estaba enfadado por que las sospechas de Kakashi e Iruka eran ciertas, además había perdido los 200 ryos en la apuesta, y, sobre todo, había perdido a su posible nuevo acompañante a espiar chicas. Definitivamente no era su día.

-Pe…pero… ¡¿Ustedes también?! – Grita el Uzumaki de improvisto, y la pareja mayor asiente.- ¡Pero jamás… ustedes no…! ¡No lo parecía!- añadía alarmado el rubio. No podía creer que sus sensei también fuesen pareja.

-Eso es por despistado, niño.- añade con aburrimiento Jiraiya, que había sacado su pipa. Dio una calada, pensativo. Miró entonces al Uchiha, y le habló con voz seria- Uchiha… según tengo entendido, una de tus ambiciones era revivir tu clan. ¿Cómo piensas hacerlo, si Naruto no puede tener hijos?- mirada mordaz por parte del sannin. No perdería a su compañero de espionaje tan fácil.

Sasuke se sobresaltó, reparando de pronto en ese pequeño detalle. Si, era cierto que no podría concebir hijos, y por consiguiente no habría seguimiento al clan. Una más de sus ambiciones… frustrada.
Miró al rubicundo, el cual observaba al piso. Su rostro denotaba un poco de tristeza. El sabía que Sasuke no podría resucitar su clan, y sentía parte de la culpa en su pecho.

El pelinegro frunció entonces el ceño, tras un largo rato de pensarlo. Tomó la mano de Naruto, el cual lo observó sobrecogido. Sasuke sonrió.

-Entonces el clan Uchiha morirá conmigo.- miró a los ojos al trigueño y le sonrió más pronunciadamente. Éste también le correspondió.

-Hey, hey, ¿Entones para que creen que están los hermanos? – dice una voz proveniente de la entrada del salón. Todos los shinobis se sobresaltan, y observan a Itachi en el umbral, sonriente. Llevaba un tarje de fiesta, sacado de quién sabe donde. Sasuke entonces le mira, estupefacto.

-¿A que te refieres, Itachi?

-Bueno…- comienza el Uchiha mayor, haciendo un ademán de estar pensando- yo ya sé la relación que tienes con Naruto, y es evidente que no podrán tener hijos. Una lástima.- dice con algo de acongojo, y Sasuke solo frunce el ceño, más confundido.- ¡Pero! Eso no significa que yo no pueda tenerlos, ¿Verdad?

Todos en el salón miran al Uchiha mayor, sobre todo Sasuke. No había reparado en el pequeño factor llamado ‘hermano mayor’ en cuanto a la resurrección del clan. Sonrió para si; finalmente una de sus ambiciones más preciadas sería cumplida.

-Y supongo- dijo de improvisto Kakashi, rompiendo el silencio- que la persona que se halla en la escalera es la que te ayudará a lograr tu cometido. ¿O me equivoco, Itachi?

Todos entonces dirigen su mirada a la escalera, la cual se halla cubierta en penumbras. Itachi le sonríe al ninja copia, y regresa sus pasos para ayudar a la persona a bajar.

Una bella chica de estatura mediana y cabello muy rubio sale de las tinieblas del brazo del Uchiha mayor. Llevaba puesto un kimono blanco muy hermoso, y en su rostro se podía ver una sonrisa un tanto extraña.

Naruto y Kakashi abrieron mucho los ojos, sorprendidos. Y entonces, ambos se pusieron en acción.

Naruto agarró el porta kunais que había dejado Sasuke anteriormente en el piso, y agarrando dos se lanzó en dirección a Itachi y la chica. Se colocó tras ellos, amenazándolos con las armas en sus gargantas; mientras, Kakashi ya tenía su Chidori preparado.

-¡¿Pero que demonios les pasa, Naruto, Kakashi?!- grita Sasuke al ver la escena. Iruka y Jiraiya también tenían idea de quien era, y se hallaban en pose de batalla. Solo Sasuke no comprendía que sucedía.

-¡Sasuke, ella es una Akatsuki!- gritó el rubio, presionando más el kunai contra la yugular de la rubia. Ni ésta ni Itachi se inmutaban. Ambos habían adquirido una expresión seria, y miraban a sus atacantes.

Sasuke se quedó entonces helado. Sintió como la sangre le hervía en las venas, y activó su sharingan inmediatamente. Se acercó a Itachi, tomando un kunai nuevamente, y se lo colocó en el corazón.

-Desgraciado… así que no habías cambiado después de todo…- el tono de odio en su voz era palpable. Itachi solo le miró a los ojos, y activó su sharingan también. Sasuke pareció inmune a eso, y siguió susurrando con el rencor impregnado en sus palabras- ¿Cómo te atreves a meter a una de esas personas a mi casa, y más, ponerle el kimono de mi madre?

-Mira, Sasuke. En primera, y para que podamos hablar como gente civilizada, debo decirte que el Akatsuki murió.- Itachi miró a la chica, y ésta asintió. El Uchiha volvió a mirar a su hermano- ella es Deidara. Es cierto que perteneció a la organización, pero… diablos, gente. Si sueltan sus armas, podremos hablar como gente normal…

-¡Ella no es una persona normal! ¡Es una psicópata!- grita entonces Naruto, y Deidara lo observa de reojo. Hace un ademán rápido, arrebatándole el kunai. Todos se preparan para atacar, cuando la joven simplemente se limita a sonreír.

Y corta suavemente una fina línea que rápidamente se llena de sangre en su cuello.

-Si quieren matarme, tienen todo el derecho. No me opondré. Pero por favor óigannos a Itachi kun y a mi. – su voz era calma, pausada; nada propio de una chica que se desangra en medio de un salón.

-¡Deidara!-Itachi desactiva su doujutsu, y le arrebata el kunai ensangrentado a la chica, que se sujeta el cuello con una ligera expresión de dolor. La abraza por los hombros.- no había necesidad de…

-Si la había, Itachi kun. Comprendo lo que todos sienten…- mira entonces a un Naruto demasiado confundido, que ya había bajado su arma. Y después a Sasuke que también había retirado el kunai de su pecho. Sonrió.

Sasuke entonces la miró a los ojos. Se notaba en ella un espíritu de lucha escondido, pero éste se aplacaba cuando la joven hablaba u observaba Itachi. Frunció el ceño, aún huraño.

-Te escucharemos- le dijo con voz grave y susurrante. Se alzó y le clavó el sharingan en los orbes azules de ella- pero, cuidado. Solo lo hago por que mi hermano, aparentemente, si cambió. Solo lo hago por el. Pero a los dos- añade, mirando a Itachi y a Deidara.- un paso en falso, y sus vidas son mías.

Itachi le sonrió a su hermano, y Deidara suspiró, aliviada. Sabía que no era muy buena idea llegar de improvisto a la casa de los uchiha, pero tenía que ser Itachi el de las grandes ideas. En fin, que se le iba a hacer.

-No soy tan estúpida como para pelear con tres jounin, un ANBU y un sannin.- dice ésta divertida, tratando de hacer que el ambiente se tranquilizara. Su broma no fue muy bien recibida, y se mordió el labio.

-Oh, es verdad. Primero debemos sentarnos.- Los mayores se acomodan en el sillón que habían estado anteriormente, aún alerta. Sasuke y Naruto se sientan en otro, junto a un sillón individual, donde Itachi había cedido el asiento a Deidara y el se hallaba recargado en el reposabrazos. Tomó aire y empezó su relato.

-Bien… como dije, ella es Deidara. Y si, trabajó para la organización Akatsuki conmigo.

-Pero no habías dicho que habían muerto todos en la rebelión- dijo entonces Sasuke, interrumpiendo al mayor. Itachi lo mira directamente.

-¿Y crees que una rebelión se hace con una sola persona, Sasuke? Deidara fue mi soporte en cuanto a rebelión. En realidad, sin ella no estaría aquí.- Itachi coloca una mano en el hombro de la joven, y le sonríe. Deidara le corresponde, y mientras tanto aplica un jutsu de sanación en su cuello. La luz verdosa hace que la herida se cierre, pero la sangre ya había salpicado el kimono. Sasuke vio esto con desagrado.

-¿Y me podrías explicar que hace con el kimono de madre? ¡Ese estaba reservado para…!- Itachi le para alzando una mano, y se sonroja un poco. Se aclara la garganta entonces.

-Permíteme terminar, Sasuke. Tras la masacre en la guarida de Akatsuki, ambos nos hallábamos solos. Ella cuidó algunas heridas que yo tenía, y yo la cuidé a ella. Ambos sabíamos perfectamente que nuestras aldeas nos habían desterrado, y Deidara simplemente no podía regresar al país de la Tierra; pues el Tsuchikage la mataría. En ese país no hay consideraciones de nada… el sistema es peor que el de Konoha, aquí somos gente civilizada…

-Calla y sigue relatando- exige el Uchiha menor. Si ya había comenzado su hermano con sus cosas del Akatsuki, era mejor que continuara. No le gustaba que abandonaran las cosas a medias. Itachi hizo una leve mueca de indignación, pero continuó.

-Decidimos que era mejor ir a Sunagakure. Deidara tenía algunos conocidos por que su compañero del Akatsuki era originario de ahí.

-Akasuna No Sasori…- murmuró Naruto, recordando a Chiyo sama. Miró a la joven, que asintió.

-Me rendí ante el Kazekage, y éste, tras sacarme la mayor información que pudo, me aceptó en sus filas de ninjas. Ya hace tiempo de que sirvo a la familia de Gaara sama.-añadió sonriendo. Naruto solo se revolvió un poco. No le gustaba hablar de Gaara, no después de aquel incidente.

-Momento…- susurró entonces Sasuke, que ya estaba más relajado. Miró a su hermano.- ¡Así que era ella a quien estabas buscando el día del festival!- exclamó, entendiendo por fin.

-Pues claro. Dos años enteros sin saber nada de ella, y de pronto me dicen que vendrá a Konoha. ¿Quien no se emocionaría?- Deidara ríe suavemente ante el comentario de Itachi, y éste también responde a la risa.- Es una lástima que no la hallé, aunque… bueno…-Itachi se calló. Se dio cuenta de su error.

-¿Podríamos… dejar el tema de ese día, por favor?- Todos miraron al rubio, que tenía los ojos clavados en sus rodillas, y se aferraba al sillón con fuerza. Le dolía. Aún le dolía el recuerdo de aquella noche, y el que hablaran de ella con semejante despreocupación lo enervaba.

Sasuke posó una mano en el hombro del rubio, y le sonrió nuevamente. Naruto le miró, y correspondió más levemente. Itachi entonces prosiguió.

-Y bueno, el resto ya lo saben. Hace un mes, Deidara me invitó a Sunagakure a pasar ‘un par de días’- sonrió pícaramente, y la joven se sonrojó, mirando a la pared. Itachi seguía siendo el mismo pervertido de siempre.- y pues aprovechamos para pedir el traslado de Dei chan a Konoha…

-Entonces, eso explica el kimono- dice Sasuke finalmente. Itachi asiente.

-Así que recuerdas la utilidad del kimono; me alegra. Tardé años en hallarlo arriba, por eso no bajábamos- añadió el Uchiha, criticando el poco orden que su hermano tenía en cuanto a cosas importantes.

-Sasuke, ¿Qué tiene ese kimono de especial?- preguntó el rubio, y Sasuke le sonrió vagamente.

-Es un kimono matrimonial, Naruto.- reveló Jiraiya, mirando a la chica y respondiendo antes de que el Uchiha pudiese hacerlo.- así que ya te casas, Itachi… vaya, felicidades…

-Se equivoca, Jiraiya sama- Dice entonces Itachi, y toma la mano de Deidara, la cual se para del sillón y se coloca junto a la persona que ama.

-Ya estamos casados- añade ésta, y se abraza a la cintura de Itachi, que también la atrae hacia si.

Otro silencio sepulcral se apodera de la sala.

-¡¿Qué?! ¡¿Y no nos avisaste?! ¡¡Eres un desgraciado, Itachi!!- explota en ese momento Sasuke. El aludido se tapa las orejas, enfadado.

-Vale, vale, ya se que no estuvo bien. Pero, hey. Lo importante es que el clan revivirá, ¿No? – dice el mayor, y Deidara suspira.

-Ya te dije que no habrá hijos por ahora, Itachi kun- ele menciona ésta con cansancio. Itachi pone cara de sufrido.

-Pero, pero…

-Pero nada. Quizá en un futuro. Demonios, ¡Nos acabamos de casar y ya quieres hijos! Que les pasa a los hombres de hoy….

-Bueno, Dei chan, tu sabes la situación del clan y eso…

-No me vas a traumar. Ya dije que en unos años.- Deidara mira la cara triste de Itachi, y le sonríe. Era divertido hacer enojar a los Uchiha. Miró al hermano menor de su esposo, y se soltó de Itachi. Se dirigió a el, que se sorprendió un poco, pero se puso a la defensiva.

Deidara se hincó frente a Sasuke, e hizo una reverencia. El Uchiha menor se exaltó, y se sonrojó de sobremanera. No había necesidad de tanta formalidad.

-uchiha Sasuke, te juro por mi vida que jamás traicioné a Itachi. Y también te juro por mi vida que jamás quise hacerle daño a Naruto kun. Sé perfectamente como te sientes con esto; muchas emociones por un día. Pero… prometo tratar de cambiar así como Itachi kun lo ha hecho contigo.

Sasuke se quedó en blanco. Tras meditar por un momento, le tendió un brazo a Deidara, y la ayudó a levantarse. Él también se incorporó del sillón. La miró directo a los orbes azules.

-Si manchas de sangre indigna el kimono de mi madre, juro que te mataré. Por ahora es una tregua.- Sasuke habla serio, y Deidara nota las salpicaduras de escarlata en la seda blanca. Estaba apunto de disculparse, cuando un abrazo por parte de el menor la interrumpe.- Pero por el momento…Bienvenida a la familia, Deidara san.

Itachi miró la escena un poco conmovido, y se sintió realizado en ese momento. Sabía que la ‘intrusión’ de Deidara a la familia sería difícil, pero jamás se espero algo así. Había que darle tiempo a su hermano y a Naruto, que era el que había tenido contacto con ella en sus años de Akatsuki, a que se acostumbraran a su presencia y la personaran; así como se habían acostumbrado y perdonado a el.

-¡Bueno! Creo que es momento de celebrar, ¿No?- Jiraiya interrumpe entonces el momento, y saca unas cuantas botellas de sake.- ¡Es navidad! Y además, debemos festejar la llegada de tan hermosa jovencita que…

-Sin mañas, Jiraiya- le espetó Kakashi, y tomó un vasito de sake- ¿brindamos? – añade bajándose la máscara por primera vez enfrente de alguien que no fuese Iruka, dejando a todos anonados.

La noche continué su curso, y el calor familiar se sentía en el ambiente.

Naruto se sentía finalmente en una familia; una familia que lo amaba y lo respetaba tal y como era.

Que lo valoraba a pesar de ser un contenedor.

Miró como Sasuke platicaba con Deidara y con Itachi, y vio una sonrisa sincera en sus labios. Recordó el tiempo cuando era exageradamente extraño observar alguna otra clase de sonrisa o mueca que no fuese la de superioridad o altanería clásicas de el.
Naruto también se sonrió internamente. ¿Tanto había hecho cambiar su amor al Uchiha menor?

Regresamos con la pareja de casados, que eran las nuevas víctimas de un interrogatorio por parte de Sasuke. Tenía muchas dudas, y no se irían sin antes aclarárselas.

-¿Pero como llegó Deidara san a la casa? No recuerdo haber sentido ninguna presencia después de que llegaras tú, Itachi.

-¿Recuerdas el águila?- pregunta entonces Deidara, sonriendo. El menor asiente.- Era yo.- dice la chica, señalándose y sonriendo divertida. Sasuke lo medita por unos momentos, y también se ríe. ¿Cómo no se le pudo ocurrir antes?

-¿Y se van a quedar a vivir aquí?- pregunta el menor, algo contrariado. No es que le molestara la presencia de ambos, pero… sentía que no podría haber la suficiente intimidad con Naruto como quisiera. Itachi se percata de eso, y sonríe. Tiene un as bajo la manga.

-Sasuke… ¿Recuerdas la villa Uchiha?

-¡Pues claro que si! Aquí vivo, por si no lo has notado. – le espeta el menor, e Itachi le saca la lengua.

-Pues bien, la mandé a reconstruir. Así que si oyes ruidos extraños por la noche no te asustes.- menciona suavemente el mayor, y Deidara y Sasuke se le quedan viendo con mala cara.

-Serás pervertido…- murmura la chica, sonrojándose. Itachi se rasca la nuca.


-¿Pero por que? Yo lo decía por que habría trabajadores en las noches y en los días reconstruyendo la villa…- mira las caras rojas de su familia, y entonces cae en cuenta. También enrojece.- ¡Gahh, son unos perversos! ¡Yo no me refería a eso!


Naruto ríe al mirar la escena. Sasuke entonces decide dejar a la pareja con sus problemas maritales, y se acerca al rubio, abrazándolo de improviso por la cintura.

-Parece que tendremos que aguantar a Itachi con su novedad de esposa aquí en la casa.- le murmura al oído, y Naruto hace una mueca.

-Yo pelee con ella… sigo sin acostumbrarme a verla tan alegre, tan familiar a esta casa…. Me da mala espina. – concluye con un puchero el kitsune. Sasuke lo comprende, y ambos se sientan en el sillón. Nadie del salón les presta atención, pues cada quien está en sus cosas.

Deidara e Itachi se besan en el sillón individual, Jiraiya pelea con Kakashi sobre la apuesta con unas cuantas copas encima, mientras Iruka trata de controlar la situación.

-¿Sabes? A mi tampoco me convence esa Deidara… pero habrá que darle una oportunidad. Mi hermano fue odiado por mi por años, y mírame ahora.- le dice el pelinegro, sonriendo.- lo quiero tanto como hace años cuando éramos niños. Quiero creer en que esa chica cambiará también por la influencia de nii san.- concluye.

Naruto mira a su koi muy sorprendido, y le toma las manos.

-Sasuke…- le dice, mirándolo a los ojos. Sonríe con un dejo de maldad. -¡te estas volviendo un cursi de lo peor!- Naruto ríe a carcajadas, y el uchiha enrojece completamente.

-¡Cállate, dobe! Además- le dice, mirando al techo, avergonzado.- es tu culpa que yo halla cambiado tanto.- mirada directa a los orbes azul índigo de Naruto.

-Lo mismo digo, baka.

Un beso suave sella la noche, la cual es acompañada por risas, exclamaciones y sorpresas inesperadas. El manto oscuro que es el cielo se tiñe prontamente de un blanco arremolinado, haciendo que pequeñas motas heladas caigan desde el firmamento.

Así concluye la navidad de nuestros protagonistas. Una navidad muy inesperada, ciertamente sorprendente, y que si les hubiesen contado que eso pasaría, simplemente no lo creerían.

Pero ahí estaban amos, tomados de la mano y mirando como los copos se conglomeraban en el suelo ahora blanco de Konoha.

Dos esperanzas brillaban en sus corazones, y el comienzo de una nueva vida se abría para ambos.

Una vida juntos.

FIN


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