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Itsumademo aishiteru yo por ValexWalker

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Notas del capitulo:

Bueno aquí el segundo capítulo

A leer

 ¿Algún día parará esto?-el castaño cerró sus ojos y se quedó profundamente dormido

Al día siguiente Tsuna llegó temprano a la escuela, lo cual era un poco raro ya que casi siempre se quedaba dormido, entró al aula,  fue directamente a su asiento y sacó el cuaderno de la materia que le tocaba a primera hora, escuchó como algunos de sus compañeros decían cosas como “ Ya llego el dame” “ Que fastidio, mejor no hubiese venido”, y otras cosas peores como planes de hacerle bromas pesadas y dejarlo en ridículo, “nada raro”, el castaño  trató de fingir no escuchar nada y como todos los días, se limitó a dibujar en la parte trasera de cualquiera de sus cuadernos, necesitaba distraerse con algo, necesitaba algo que lo hiciera olvidar por un momento todo lo que le pasaba

-Buenos día, bien empezaremos la clase- el castaño observó como  el profesor comenzaba a escribir en la pizarra y los alumnos que antes se encontraban dispersos por el salón se acomodaban cada uno a sus respectivos asientos

Otro infeliz día comienza…

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En la hora del receso, el castaño se fue rápidamente a la azotea de la escuela, le gustaba ir a ese lugar de vez en cuando, sentía una tranquilidad indescriptible, le agradaba mucho observar las nubes y el solo sentir el viento golpear su cara desordenando sus cabellos hacia  qué olvidara aunque sea por un momento todos los problemas y el sufrimiento que llevaba consigo

Ahh- suspiró- que lindas se ven las sakuras desde aquí... están en flor- los pensamientos del castaño fueron interrumpidos al escuchar la respiración relajada de alguien, parecía de una persona que dormía

El castaño siguió el sonido caminando lentamente y al observar quien era la persona dormida, se tensó y quiso salir prácticamente corriendo de allí, pues se trataba del prefecto de Nami-chu, el presidente del comité de disciplina, Hibari Kyoya. A pesar de que Tsuna no hablaba prácticamente con nadie, escuchaba conversaciones a menudo de la mayoría de los alumnos de la secundaria, quienes decían lo temible y malvado que podía llegar a ser Hibari, o “cumplías las reglas o él pelinegro te obligaba a cumplirlas” era lo que siempre oía.

El castaño tan solo había observado de lejos a Hibari, las veces cuando este estaba de vigilancia o en la entrada de Namimori a la hora de ingreso o salida. La primera vez que lo vio, observó sus ojos negros profundos y la expresión seria, que causaba escalofríos a la mayoría, que casi siempre llevaba en el rostro, supo entonces que no era una persona con la que pudieran meterse fácilmente y que era mejor mantenerse alejado de él para no crearse más problemas de los que ya tenía

Tsuna se quedó observando a Hibari durante unos minutos, se dio cuenta que tenía una expresión relajada y llena de tranquilidad, así no parecía ser una persona peligrosa y al contrario de lo que quería pensar le pareció que tenía una expresión bastante tierna- ¿Pero qué estoy pensando?, es mejor que me vaya sin hacer ruido, no quiero que se moleste si lo despierto- el castaño retrocedió unos pasos, pero al estar tan nervioso, tropezó con sus propios pies, trató de sujetarse pero fue en vano, cayó al suelo y provocó que una cubeta vacía y otros utensilios de limpieza que se encontraban cerca de él también cayeran y ocasionasen ruido… ruido suficiente para que el pelinegro abriera los ojos

Tsuna emitió un quejido de dolor, pues se había golpeado en el mismo lugar donde se hallaban alguno de los moretones que le fueron provocados el día anterior por los chicos del club de Futbol

El pelinegro lo miró fijamente con una expresión de molestia

-Cómo te atreves a perturbar mi sueño herbívoro- Hibari se acercó a Tsuna, quien ya se había parado rápidamente por lo asustado que estaba y lo tomó del brazo, tenía que enseñarle a ese herbívoro lo que le pasaba a las personas que osaban despertarlo

-Itte- se quejó el castaño, ya que a pesar de que Hibari no lo sujetase tan fuerte, sus brazos seguían con las heridas y moretones del día anterior

El prefecto se acercó un poco al castaño y notó por la camisa entreabierta de este, los vendajes que Tsuna traían el pecho, remangó un poco las mangas de la chaqueta del uniforme de Tsuna y vio que también traía vendado los brazos

Se ve que a este herbívoro le han dado una paliza, y el muy estúpido se atreve a molestarme, ¿Es que acaso quiere morir?

Hibari cerró los ojos y dejó ir al castaño- No vuelvas a molestarme herbívoro, porque la próxima vez sí que te morderé hasta la muerte- fue lo último que dijo el pelinegro mientras se dirigía hacia las escaleras rumbo al comité de disciplina

El castaño se quedó inmóvil por unos momentos, sujetándose el brazo que antes fue tomado por Hibari, se sentía un poco avergonzado al saber que el prefecto notó los golpes y heridas que tenía  No me golpeó, ¿habrá sido por lástima?

El sonido de la campana que indicaba el fin del receso, sacó a Tsuna de sus pensamientos Tengo que volver al salón- pensó para luego salir de allí prácticamente corriendo

Tras unas horas más de clases y burlas tanto por sus compañeros como del profesor, el castaño tomó su  mochila y se dirigió a la salida de la escuela, no supo porque sus ojos buscaron al prefecto, pero no lo vio, ese día Kusakabe-san, otro de los miembros del comité de disciplina, se hallaba en la puerta para mantener el orden mientras todos los alumnos se dirigían a sus casas

Fue rápido a su casa, apenas llegó su mamá lo recibió con un beso y una sonrisa, para luego indicarle  que fuera a cambiarse para que almorzara

Ya en su habitación el castaño se quitó las vendas, luego se dio un baño y se volvió a vendar antes de cambiarse y bajar a donde Nana lo esperaba con su comida favorita

Luego de hacer los deberes, de  ver una película con su madre y cenar, se fijó en la hora y ya pasaban de las 10 pm, aunque no tenía sueño, pensó que lo mejor era irse a dormir, ya que no quería llegar tarde el día siguiente a la escuela

Se echó en su cama y cerró los ojos, yde repente le vino una persona a la mente

No entiendo porque, pero no me pareció que Hibari- san sea tan mala persona como dicen, si lo fuese me hubiese golpeado sin importarle mis heridas, me gustaría poder verlo de cerca otra vez- pensó antes de quedarse dormido

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-dame Tsuna, no nos hagas perder el tiempo y entréganos ya el dinero-dijo un chico, mientras acorralaba a Tsuna contra una de las paredes del baño

-N-No puedo dártelo- el castaño se negaba a darle el dinero, dinero que había ahorrado con tanto esfuerzo para poder comprar unos mangas que tanto le gustaban y que de un día para otro le querían arrebatar

-Este enano no entiende por las buenas Kensuke, parece que quiere que lo golpeemos como hace 2 días- dijo otro chico que acompañaba al capitán del equipo de futbol, Kensuke Yamada

-No seas estúpido dame-tsuna, ¡danos el dinero de una vez!- Kensuke lo tomó del cuello con una mano y comenzó a darle unos puñetazos en el estómago con la otra

-¡Ahh, pa-para!- gemía de dolor el

-Cuando te digo que hagas algo, lo haces ¡entendiste!- Kensuke tomó de los cabellos a Tsuna y lo obligo a mirarlo fijamente

-Oi, la auxiliar puede venir, quítale el dinero y ya vámonos- Kensuke con un deje de fastidio le hizo caso a su compañero y soltó a Tsuna, no sin antes quitarle el dinero

-La próxima te irá mal dame-tsuna- dijo Kensuke antes de salir del baño junto con su amigo, dejando al castaño sentad en el piso abrazándose a sí mismo, mientras pequeñas y dolorosas lágrimas caían por sus hermosos ojos

Luego de calmarse y acomodar un poco su uniforme, se dirigió a la azotea, no quería ir a su aula, ya había sido suficiente por ese día

Al llegar se sentó en una de las esquinas, alzó su camisa y comenzó a revisar sus vendajes, por los golpes que le habían dado, estaban un poco desordenados, y tendría que arreglarlos, estaba por comenzar a hacerlo cuando sintió unos pasos acercándose a él

Alzó la vista y se sorprendió al ver a Hibari mirándolo con cierto fastidio

-Qué haces aquí herbívoro, las clases ya comenzaron- Hibari notó que los ojos del castaño estaban rojos, no necesitó pensar mucho para saber que estuvo llorando

-Eh… Hi-Hibari-san-Tsuna estaba nervioso, el prefecto lo había encontrado saltándose las clases, no quería saber lo que le haría por desobedecer las normas

-Tsk…- el pelinegro notó también, antes de acercársele, que Tsuna estaba tratando de arreglar los vendajes de su abdomen, no supo porque, pero le daba cierta curiosidad el saber porque alguien tan pequeño y débil, se metería en tantos problemas como para quedar así de lastimado

Hibari sin darse cuenta tomo del brazo a Tsuna y lo obligo a levantarse

-Ven conmigo-fue todo lo que dijo para luego arrastrar prácticamente a Tsuna hacia la oficina del comité de disciplina

El castaño comenzó a rezar, pensaba que Hibari le daría una paliza, pero dejó de hacerlo cuando al llegar a lo que parecía la oficina del comité disciplinario, y luego de que el pelinegro cerrase la puerta, este lo aventara a uno de los sofás negros que allí había

Tsuna se reincorporó y tan solo bajó la cabeza, esperando lo que fuese que sucediera

Hibari se acercó a él y le entregó un botiquín- Ten, cambia las vendas- fue lo único que le dijo antes de dirigirse hacia su escritorio y comenzar a revisar unos papeles

Tsuna se sorprendió, ¿Acaso el temible presidente del comité lo estaba ayudando?, luego de quedarse inmóvil mirando por unos minutos el pequeño botiquín blanco en sus manos, comenzó a sacar las vendas y todo lo necesario para cambiar las que llevaba

¿Esto en verdad está pasando?, ¿Acaso alguien está siendo amable conmigo?- pensó el castaño mientras una lágrima caía por su mejilla

Tsuna lloraba de felicidad, nunca nadie, a parte de su madre había sido amable con él, en todos de sus años que llevaba de escuela, solo había encontrado en sus compañeros, burla, maltrato, abuso e indiferencia.

Mientras el castaño cambiaba sus vendas, Hibari se debatía mentalmente ¿Por qué llevó a ese herbívoro a su oficina? ¿Por qué le ofreció el botiquín para que cambiara sus vendajes?- era una de las tantas preguntas que se hacía y se enojaba consigo mismo por no obtener una respuesta que los satisficiera totalmente

Al terminar de cambiarse las vendas y desinfectar nuevamente una que otra herida en su abdomen, el castaño guardó todo de manera ordenada en el botiquín y se acercó lentamente hacia el escritorio del prefecto con el botiquín en sus manos, dudó mucho antes de decir algo pero se armó de valor y finalmente abrió los labios

-Hi-Hibari-san yo… le agradezco mucho…gra-gracias en verdad- Tsuna esbozó una tierna y sincera sonrisa

Hibari levantó la vista y lo observó fijamente, Tsuna sonreía de una forma angelical, con restos de lágrimas en sus ojos, Hibari juró que nunca había visto una sonrisa más hermosa que esa

Pero que estoy pensando, esto me cabrea, algo debe estar mal conmigo

-Sawada Tsunayoshi-dijo con voz autoritaria mientras le indicaba con la cabeza al castaño que dejase el botiquín encima del escritorio- no vuelvas a saltarte las clases, la próxima vez que lo hagas te morderé hasta la muerte

-Hiii…cla-claro Hibari-san- Tsuna se tensó al escuchar al pelinegro, hizo una reverencia y salió de la oficina rápidamente

Que es lo que encuentro interesante en un herbívoro tan débil como él- se preguntó el pelinegro mientras volvía a concentrarse en los documentos que antes revisaba

Tsuna regresó a su clase pero no prestó atención a nada de lo que el profesor de matemáticas estuviera explicando, pareciera que en su mente solo hubiera espacio para una persona, y esa persona era nada más y nada menos que Hibari Kyoya

Hibari-san, fue amable conmigo, me siento tan feliz, ¿será por eso que mi corazón late tan  rápido?

Se la pasó perdido en sus pensamientos hasta que el sonido de la campana, que indicaba el término de las clases por ese día, le indicó que era momento de alistar sus cosas e irse a casa

Al llegar a la salida, buscó inconscientemente a cierto pelinegro y se alegró mucho al divisarlo parado apoyándose en una esquina al lado del portón vigilando que todo estuviera tranquilo, mientras los alumnos se dirigían a sus casas

Al pasar a su lado, sintió la necesidad de bajar la mirada, por alguna razón le avergonzaba mirar a los ojos a Hibari, así que salió aún más rápido de la escuela y se fue prácticamente corriendo rumbo a su hogar

Hibari no pudo evitar observar al castaño, la reacción que hizo este al verlo, hizo que el pelinegro  sonriera de lado, no lo negaría, la reacción de aquel herbívoro le pareció algo tierna

Wao, jamás pensé que pudiese pensar algo así

Hibari Kyoya era una persona solitaria, ya que odiaba las multitudes, y muy disciplinada, le gustaba morder hasta la muerte a herbívoros que irrumpieran las reglas o la tranquilidad de algún lugar, sobre todo si ese lugar era su preciada Nami –chu

Nunca hubo una sola persona que llamase su atención, para él todos eran simples herbívoros débiles, nunca tuvo amigos, aunque varias personas trataron de entablar alguna conversación con él, este siempre las alejaba con un “si me vuelves a dirigir la palabra te morderé hasta la muerte” y esas personas jamás volvían a acercársele

Una de las pocas personas con la que hablaba era con Kusakabe Tetsuya, el vicepresidente del comité de disciplina,  ya que este le informaba todo lo que sucedía en Namimori, pero nunca de otros temas

Un día como cualquiera al pasar por el pasillo, vio de lejos un chico sentado en el suelo abrazando sus rodillas, desde donde estaba podía escuchar los gimoteos de aquel herbívoro y supo al instante que estaba llorando, en ese momento debió ir y decirle que fuese a su aula inmediatamente o sino lo mordería hasta la muerte, pero al escuchar sus sollozos algo dentro de él le impidió acercarse, tan solo lo escucho llorar durante un rato, para luego alejarse de allí e ir rumbo a su oficina

Luego de un tiempo supo que el nombre de aquel herbívoro era Sawada Tsunayoshi, pero fue todo lo que supo de él, algunas veces lo veía caminar por los pasillos o a la hora en la que las clases terminaban y vigilaba que todo estuviese en orden al salir los herbívoros rumbo a sus casas

Nunca se acercó a él y no le interesaba hacerlo, él no era una persona a la que le importasen los demás, así que aquella curiosidad que sentía al ver al pequeño herbívoro, de seguro era un mal juego provocado por su mente ¿verdad?

La primera vez que lo tuvo frente a frente fue cuando  lo despertó en la azotea de la escuela, ese día había mordido hasta la muerte a una banda de herbívoros que osaron romper las reglas, no le fue difícil darles su merecido pero ya que eran grandes en número no pudo evitar cansarse un poco, así que recurrió a un lugar tranquilo, como lo era la azotea para descansar un  momento, ya llevaba dormido gran rato cuando un molesto ruido lo despertó, miró furioso a aquel que había osado perturbar su tranquilidad, pero ase sorprendió un poco al ver a aquel herbívoro en el suelo. Cuando lo tomó del brazo, notó sus vendajes, al parecer le habían dado una paliza y no supo porque eso le molesto de cierta manera, tan solo lo soltó y le dio una advertencia para luego salir de allí sin más

Al día siguiente fue hacia la azotea para descansar nuevamente, pero no esperó que al entrar encontraría al pequeño herbívoro con rastro de haber llorado y tratando de arreglarse los vendajes de su abdomen, sin pensar lo tomó del brazo y lo llevó a su oficina para que utilizara el botiquín y pudiera cambiarse los vendajes… ¿Acaso lo había ayudado?, No entendía porque actuaba así, él nunca había hecho eso por nadie, esperaba pronto entender qué lo llevaba a actuar de ese modo tan… tan herbívoro

El pelinegro se quedó cerca del portón hasta que todos los herbívoros de la escuela se fuesen y luego se dirigió a la oficina del comité de disciplina para continuar con sus deberes

Notas finales:

Espero que les haya gustado, me esfozé aunque creo que no logré plasmar todo lo que en un inicio quería :(

Gracias a las personas que dejaron Reviews, me alegra recibirlos 

hasta el próximo capítulo


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