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Un Ángel por Dark_Yuki_Chan

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Captulo 4: La Partida del ngel

- Te encuentras bien, Kenshin? - Pregunt la angustiada joven al hombre herido que descansaba dentro del futon.
- Hai. - Sonri ste. - Perdname por preocuparte, Kaoru-dono.
- No digas eso. Yo siempre me preocupar por ti…
- Eh?
- Yo… -. Unos pasos interrumpieron las palabras de Kaoru. Un joven guerrero se aproxim y les salud, sin despegar la vista del rostro del rurouni. Por qu mierda se haba tardado tanto en visitar a su ngel? Por qu le haba dejado toda la maana en compaa de Jo-chan? Era un estpido, siempre lo haba sido… pero bueno, eso no importaba. Ya saba que el corazn de Kenshin le haba sido ofrendado a l en una tarde de amor, y que nada podra arrebatrselo, ni siquiera Kaoru Kamiya.
- Kenshin, debes estar hambriento.
- No en realidad, Kaoru-dono, no te molestes -. Contest Himura con una sonrisa.
- Vamos, si no es molestia. Te traer algo de comer, espera aqu -. Ofreci con amabilidad Jo-chan, contagiada con la sonrisa de su secretamente amado Kenshin.
- Pero si le das de tu comida lo pondrs ms enfermo -. Ri Sanosuke, dndole una suave palmada en el hombro al hitokiri. La chica le golpe en la cabeza, furiosa.
- DEJA DE DECIR ESO, MI COMIDA ES DELICIOSA!!
- Por favor, no peleen -. Pidi Ken, sonriendo con incomodidad. Kaoru se march gruendo, mientras Sano se frotaba la cabeza en el sitio donde le haba golpeado la chica. Luego cerr la puerta, quera estar a solas con su ngel. Coment irnicamente:
- Deliciosa… para las ratas, Ne? -. Mas al voltear su rostro hacia Kenshin, la sonrisa desapareci de sus labios. El pelirrojo, con el rostro ms plido de lo acostumbrado, haba dejado caer la cabeza fuera del futon, y mantena la vista fija en la nada con una horrible expresin de dolor castigndole. Su respiracin se debilitaba cada vez ms y el sudor cubra su piel en abundancia, mientras temblaba ligeramente a causa del dolor que obviamente estaba sintiendo. El guerrero se aproxim a l con rapidez, y levant suavemente su cabeza, mientras con la mano derecha sostena su mueca intentando sentir el casi inexistente pulso.
- Ken. Kenshin, tranquilo, estars bien… - Gimi el joven, sin el ms mnimo convencimiento en sus palabras - Espera un segundo, traer a Megumi.
- No, Sa…no… Por favor, no me… dejes… Sano… - Murmur el rurouni con una voz dbil que produca deseos de llorar de compasin - Qudate… a mi lado… por favor…
- Jams voy a abandonarte, Ken, eso tenlo por seguro. Me quedar contigo.
- Sano… -. Jade dificultosamente Kenshin.
- Hai?
- Quiero… ser tuyo, Sano…
- Demo…
- Por favor! - Rog - Hazme tuyo una… vez ms… antes que me… me vaya…
- No digas eso, Kenshin. No hables as. T no vas a morir. Vivirs, ya vas a ver, Kenshin… -. Los ojos castaos del joven se llenaron de lgrimas ante la idea de perder a su ngel, pero las contuvo con esfuerzo, pues no poda permitirse llorar como un pendejo en aquel momento.
- mame otra vez… Sano… por favor… quiero que me… que me hagas tuyo… aqu… T… no quieres hacerlo… Sanosuke?
- Claro que s, no es eso lo que me pasa. Pero ests muy dbil…
- Sano, te lo… ruego.
- Est bien, Ken, pero deja de hablar como si fueses a morir, De acuerdo?
- Hai -. Sonri dolorosamente el vagabundo, dejndose caer en los brazos de su amado. El guerrero desnud lenta y cuidadosamente a su ngel entre besos y caricias, ya tiernas, ya locamente apasionadas, y luego se quit sus propias ropas apresurado. Observ el cuerpo delgado y frgil que sostena entre sus brazos, y se pregunt como haba sido capaz de negarse a poseerlo, cuando le deseaba tanto. Le am con delicadeza y suavidad imposibles, pues saba cuan dbil se encontraba Kenshin. Le am e hizo de l su universo. Nada existi fuera de su piel, nadie estuvo vivo si no habitaba dentro de aquellos ojos cristalinos, nada existi si no haba sido engendrado por aqul hombre perfecto, por aqul maravilloso ngel …

Sanosuke cerr sus ojos con placer, mientras acariciaba a Kenshin. Unas estpidas lgrimas surcaban sus mejillas, cayendo sobre el cabello rojizo de su amor. No saba por qu estaba llorando, pero no se preocup de contener las lgrimas. Despus de todo, estaba junto a su ngel. Poda liberar al nio pequeo que habitaba en su interior, poda dejar salir a aquel Sanosuke que nadie conoca, aquel Sanosuke que saba amar y llorar, que senta dolor y era necesitaba ser amado, aquel Sanosuke que no deba cargar a "Aku" en su espalda. Llor sin saber el motivo por varios minutos, a momentos dejando escapar algn sollozo, sintiendo que por fin limpiaba su alma con aquellas patticas lgrimas de nio.
- Sano…
- Qu pasa, Ken?
- Sucede algo… algo ma… lo? -. Jade el rurouni.
- No es nada, Kenshin -. Respondi el joven abriendo los ojos. En sus brazos yaca el ngel ms hermosos y perfecto jams creado… el ms amado y el ms dbil. El guerrero sinti como un espeluznante escalofro recorra su espina dorsal al fijarse en la aterradora expresin dibujada en el rostro de su amante, pues en l pudo distinguir las amenazantes facciones de la Muerte. Horrorizado, le dej recostado suavemente sobre el tatami, se puso los pantalones, y parti como el viento en busca de la doctora Megumi, sin dirigir ni una palabra al fatalmente exhausto Kenshin. Una vez de regreso en el cuarto del vagabundo, con Kaoru, Megumi y Yahiko a la zaga, Sanosuke no pudo evitar que el rubor tiera por completo sus mejillas al notar - "BAKA!!" Se azot mentalmente - que en su desesperacin haba olvidado vestir a su ngel, y que ste yaca completamente desnudo junto a un arrugado y desarmado futon. Megumi, sin afectarse mayormente por este hecho, se acerc a Kenshin rpidamente y comenz la revisin con eficacia y profesionalismo admirables. La joven Kamiya atinaba slo a sollozar en medio de un ro de lgrimas, mientras su alumno la observaba con piedad a ella, con temor y preocupacin al hitokiri y con un gran rencor, casi inimaginable en un chico, a Sanosuke. …ste slo poda clavar la vista en el ngel que, ahora lo comprenda, se encontraba al borde de la muerte por su causa. Por haberle tomado en el terrible estado de salud en que se encontraba, su ngel se encontraba ahora a un paso de ser tragado por la insaciable Muerte. Quiz, por su ejemplar insensatez y lujuria, Kenshin regresara ms pronto de lo que haba pensado al cielo del que haba bajado slo para amarle.

- Sanosuke, ve con Genzai-sensei y trae esta medicina -. Orden Megumi, entregndole con apuro un papel plegado en dos al guerrero. …ste se ech a correr tan velozmente como sus piernas se lo permitieron, y se encontr ms rpido de lo que crea posible en el hogar del doctor, aunque para l era an demasiado lento. Genzai le dio el medicamento rpidamente, y Sano regres al dojo Kamiya con la misma velocidad con que lo haba dejado. Una vez all, estir su brazo hasta poner la medicina frente a los ojos de la doctora. …sta cogi el paquete con extraa lentitud y lo dejo junto a ella, sobre el tatami. Sanosuke no comprenda la actitud de Megumi, Por qu no ayudaba a Kenshin?, mas, en lugar de reprocharle nada, se acerc al rurouni, presa de un repentino temor. Vio que su amado ngel descansaba, plido y con sus bellos prpados cados cubrindole los ojos, con una extraa expresin en su rostro. No comprenda absolutamente nada. Megumi, Kaoru y Yahiko mantenan un silencio mortal, que desesperaba sobremanera al joven moreno. Cogi al pelirrojo con suavidad por los hombros y le sacudi de manera casi imperceptible.
- Kenshin… -. Susurr, pero el aludido no dio muestras de haberle escuchado.
- Ken, despierta. Vamos, abre los ojos, Kenshin.
- Sanosuke… -. Murmur Megumi intilmente.
- Ke… Kenshin? - Solloz dbilmente el joven, mientras sus ojos se humedecan - Respndeme. Vamos, Kenshin, Por qu no contestas?
- Sanosuke… -. Intent de nuevo, sin resultados, la mujer.
- Vamos, Kenshin, abre los ojos! brelos!! Kenshin!! - Exclam Sanosuke desesperado, sacudiendo cada vez con ms fuerza el delicado cuerpo del vagabundo - Kenshin!! KENSHIN!! KENSHIN!!! KENSHIN, KENSHIN!!!
- Sanosuke, ya basta!! - Estall Megumi con el rostro baado en lgrimas - …l est muerto.

CONTINUAR...

By: Dark Yuki-Chan

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