Nadie que viera a Kise podría deducir que iba a verse con "sólo un amigo". Estaba demasiado arreglado para eso, su ropa era cómoda para jugar básquet que, sin duda, era el plan de Aomine, pero no perdía lo bien que se veía. También se encontraba nervioso, moviendose de un lado a otro, revisando constantemente se celular, fijandose a su alrededor claramente en espera de que alguien llegara, era más bien extraño no verlo con un ramo de rosas o alguna cosa como esa.
Había llegado temprano y no esperaba para nada que el otro llegara minimo a tiempo así que no tenía mucho caso que ya estuviera tan impaciente. Se sentó en una banca intentando calmarse, cosa realmente difícil si pensaba en el hehco de que estaba por confesarse. Unas personas comenzaron a jugar en la cancha y se distrajo un poco observandolos.
Por eso, y porque uno normalmente no se lo espera, se sorprendió y dio un saltito cuando sintió un airecito rozarle la oreja. Por voltear rápidamente quedó con su rostro a escasos centimetros de Aomine quien le había soplado y ahora tenía una sonrisa de satisfaccion por la reaccion del rubio.
¿Cómo podía hacerlo? ¿No le tenía consideración? Bueno, Aomine no sabía de todo lo que le provocaba por sólo ese acto.
Kise se puso de pie sonrojado, sólo un poco pero lo suficiente como para que se notara en sus mejillas. No pudo evitar recorrer con la mirada el cuerpo del moreno y por ello se dio cuenta de que la ropa que traía no era para nada ambientada al básquet, se veía bien, claro, pero eso no era tipico en Aomine, y no por insultar su estilo, sino porque sus zapatos y pantalones no eran para hacer deporte que sería lo normal en él.
También... era ligeramente temprano, la hora en la que se verían aún no llegaba y Aomine ya estaba allí.
Aomine se percató de como estaba siendo inspeccionado y desviando la mirada molesto dijo:
-Momoi descubrió que nos veriamos e insistió en que me vistiera así y no me dejó traer un balón. Eso es molesto ¿ Qué se supone que hagamos ahora?
Ciertamente, el que no cargara un balón fue algo que le extrañó a Kise en cuanto lo vio, tal vez él debió llevar uno aunque por ahora las canchas estaban ocupadas. El básquet habría sido la mejor forma de que se conectaran y también la mejor opcion para que se sincerara abiertamente respecto a sus sentimientos, ahora debería intentarlo de otra manera.
-Aominecchi, podemos intentar tener una salida para conocernos mejor fuera de la cancha. - El poder ocultar su nerviosismo al hablar, por decir esas palabras juntas en una oración, fue algo que le sorpendió a él mismo.
-No me interesas fuera de la cancha.
Esas palabras golpearon a Kise de una manera indescriptible. Pero, ¿por qué se afectaba tanto? Algo así era lo que esperaba.
La tristeza se reflejó en su rostro de tal forma que incluso Aomine lo notó.
-Oye - le dio un ligero golpecito en el hombro por lo que Kise levantó la mirada del suelo - me gustas en la cancha cuando jugamos y tengo que concentrarme en vencerte, realmente no necesito más de ti. Pero si tu quieres, supongo que no me importa caminar por ahi.
Un poco confundido al principio, Kise se recompuso y sonrió ampliamente, incluso se le iluminaron los ojos. Aomine de verdad necesitaba empezar a elegir mejor sus palabras.
-¿Planeas que nos quedemos así todo el tiempo? - Preguntó el moreno tras un rato que sólo se miraron a los ojos.
-¿Te molestaría?
-No. Pero sería aburrido. - Aomine comenzó a caminar sin dirección, Kise tardó en reaccionar y corrió un poco para alcanzarlo.
-No quisiera aburrir a Aominecchi así que puedes elegir a dónde iremos.
-¿Qué lugares te gustan? - dijo volteando a verlo.
-¿Eh? - Kise no pudo mantenerle la mirada así que se mantuvo viendo al frente - Pues... hay varios lugares... pero dije que tu eligieras no me pases la decisión a mi. - Trató de escucharse despreocupado por lo nervioso que lo ponía el ser observado.
-No tengo ganas de nada, estará bien lo que tu quieras.
Intentó verlo, cosa que no logró pues al encontrarse con sus ojos desvió la mirada otra vez. ¿Aomine de verdad estaba diciendo todo eso? ¿Qué no sabía cómo podía ser tomado? Las personas podrían confundirse.
Fueron al centro comercial. No era que Kise tuviera algo que comprar, sólo estaba cerca y ayudaría a matar el tiempo con tantas cosas para ver.
Entraron en un lugar donde vendían mascotas y se acercaron a ver algunos animales. Kise se puso de cunclillas para ver a un conejo que dormía de forma graciosa con las patas hacia arriba.
-Mira Aominecchi - lo llamó en voz alta sin voltear a verlo.
Esperaba que se agachara junto a él, por eso sintió que explotaría cuando lo sintió inclinarse sobre él. Recargó su barbilla en su cabeza y sentía se pecho en su nuca.
-Parece estúpido. - dijo y se fue.
El rubio no pudo decir nada, ni siquiera quejarse con un puchero por haber insultado a tan lindo animal, estaba ocupado tratando que su corazón se calmara.
De allí se dirigieron a una tienda de ropa. A Kise le dieron ganas de agarrar mucha ropa que le gustó y probarsela toda, Aomine se sentó fuera de los vestidores. Como si fuera un desfile de modas le mostraba posando cada conjunto que había elegido. Aomine sólo lo observaba sin dar ningún comentario. Su mirada, para Kise, era incómoda, somo si más que verlo a él estuviera viendo más allá de su ropa. No era posible ¿verdad?
-Aominecchi ¿Estás aburrido de verme?... Puedes intentar probarte algo también.
-¿Quieres que me meta a cambiarme contigo?... No, gracias.
-Eh... no... bueno... - ¿De verdad acababa de proponer eso?
-No me importa verte, el tiempo que te tardas cambiandote es lo que me aburre.
-... ¡Ah!... Vamos, vamos a otro lado... s-sólo me ponré mi ropa otra vez- Kise se encerró en el provador contemplando el suelo, lentamente se observó a si mismo en el espejo.
¿Podría ser...? No, no, no. Sacudió la cabeza deshaciendose de esos extraños pensamientos que amenazaban con llegar y se cambió de ropa.
Después fueron a una tienda de deportes donde ambos vieron varias cosas. Era posible que se tratara de sólo coincidencias, que fuera sólo el momento exacto, que talvez ya estuviera alucinando cosas pero cada que Kise miraba a Aomine este ya estaba mirandolo desde antes.
Siguieron visitando varios lugares y cada momento era mas difícil para Kise, no por que se fuera a confesar, de hecho ya se había olvidado de eso, sino porque se encontraba en un debate mental. Trataba de no dejarse llevar. No queria pensar nada extraño.
¿No estaba Aomine tocándolo demasiado? Siempre quería ver algo cerca de él o que estaba detrás, sus hombros se rozaban, sus manos se encontraban, sus espaldas se recargaban en un momento el moreno se movió de tal forma que Kise quedó acorralado entre él y un estante. Eso era extraño.
En ningún momento cambió su tipica expresión de aburrimiento y era como si esos movimientos fugaces no fueran la gran cosa. Tampoco parecía harto de estar allí... con él. No se negó o molestó cuando lo interrumpió, mientras veía una de esas revistas que le gustan, pidiendole que se fueran. Normalmente sólo lo hubiera ignorado ¿cierto?
Cuando fueron a comer unas chicas reconocieron a Kise y le pidieron acompañarlos.
-No - les contestó Aomine - vamos a ir a otro lugar sin gente extra. - lo dijo tan despectivamente que las chicas no se sintieron con animos de insistir y se fueron.
-Aominecchi, no debes ser grosero con las mujeres. No es como si a donde vamos de verdad no pudieramos llevar a alguien más.
-¿Y qué? No las quiero pegadas a ti. Serían una molestia. Aunque una de ellas tenía unas buenas tetas.
Kise quedó sin palabras. Lo decía todo tan natural como si hablara del clima o algo, pero las palabras que elegía le quitaban el aliento.
Terminaron de recorrer el centro comercial y se despidieron.
Algo aturdido el rubio se recostó en su cama y observó el techo como si fuera lo más sorprendente que jamás haya admirado.
"No... no puede ser" pensó "Pero, hoy con todo lo que dijo e hizo... estaría bien si lo creo ¿no?... ¿yo podría gustarle a Aominecchi"