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Flores Marchitas por Yami Red eyes

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Notas del capitulo:

 

 

Hola, hola!!!

 

Va el siguienteeeee!!

 

Algo corto por cierto :S


"Para que tu luz nunca se apague y siempre brille, me aseguraré de ello aunque me haga daño en incontables ocaciones"

 

 

Capítulo 7.- La próxima vez

 

 

Ambos se hallaban penetrándose las rojas miradas; las aspas giraban avasallantemente aunque tenían expresión seria.

Menma fue quien arrugó el entrecejo, no creía en las palabras de ese extraño aunque ciertamente el parecido con su papi era bastante similar solo que con unos años encima.

 —¿Pariente? No te creo, mis padres me dijeron que los ancestros de nuestros clanes murieron por las guerras. ¿Cómo puedes ser tú mi pariente? —exclamó el pequeño Uzumaki.

—Lo soy. Algo así como tu abuelo. —Dio un paso hacia el muchacho haciendo al pequeño retroceder. —Vamos, no tengas miedo. Yo entiendo por lo que estás pasando, el sentimiento que te acompleja. Piensas que estas traicionando tus raíces y que perderás a tu familia. Yo soy igual  a ti.

Los ojos de Menma se abrieron grandes y su mirada se suavizó. Aquella persona parecía conocerlo muy bien. Bajó la vista por unos instantes recordando melancólico a su familia.

—Yo…no quiero sentir eso. —sus ojos se volvieron acuosos pero en ningún momento había desaparecido el sharingan.

—No es nada malo tener poder, Menma. Lo importante son los motivos para usarlo, para hacer el bien o para poner el orden en el mundo. Eres un chico privilegiado, no tienes la culpa de poseer ese poder monstruoso dentro de ti, maldición de tus padres.

—¿Debido a mis padres? —alzó la vista.

—Sí. El Hokage a quien llamas padre posee en su interior una bestia vil que casi hizo desaparecer toda la aldea de la hoja. Esa bestia también asesinó a tus abuelos de tus dos papás y fue la causa de que en un principio todos despreciaran al tuyo.

Hizo una breve pausa y después continuó.

—La aldea entera lo juzgó cruelmente, deseaban que muriese, que no existiera, que el dolor que ellos habían sentido por culpa de esa bestia, callera sobre tu padre Naruto y maltrataron a un pobre niño que, al igual que tú, no tiene la culpa de haber nacido con la maldición de sus padres. En ese entonces tus abuelos sellaron a esa bestia en tu padre y ahora se selló ese poder en ti. Ese poder explotará y te consumirá si no tienes el entrenamiento adecuado. No te queda mucho tiempo por lo visto, acabaras con todo como el monstruo que eres, pero no tiene que ser así.

Menma se sentía como un engendro, tuvo miedo de sí mismo y sus instintos asesinos. Ahora lo entendía todo, era una abominación.

—Yo no quiero esto.—se miró las manos tratando de comprender su naturaleza, después se abrazó a si mismo buscando consuelo. Recordó a su hermanito, era a la única persona que no quería hacerle daño, necesitaba una solución y pronto.

—Yo puedo ayudarte. Puedo enséñate a superar y controlar tu poder, a hacer con él lo que se te plazca, quizás convertirte en un héroe para este retorcido mundo en el que estamos obligados a vivir. Seré tu mentor, tú amigo.

Menma lo pensó, de alguna manera seguía sin creer en ese hombre, pero estaba desesperado. Parecía su única salida. Entonces dio un paso hacia él resignado y esperanzado, todo sea por no volver a vivir otro episodio tan vil como el que acababa de cometer. Haría un esfuerzo alejándose de su familia hasta que estuviese estable de poder continuar con su hermosa vida que había llevado hasta ahora.

—Estas tomando una buena decisión. —Madara sonrió levemente, le estaba costando el no estallar de risa de lo fácil que había sido convencerlo. Sencillamente porque ese chico estaba aterrorizado. Estiró su mano con la intención de alentarlo a continuar y el pequeño Uzumaki de aceptar.

—¡Menma!

Como un viento cargante apareció Sasuke  junto con el equipo Taka, todos frente al pequeño protegiéndolo a manera de pared humana contra Madara.

—Pápa. —los ojos del primogénito Uzumaki brillaron de asombro.

El viejo Uchiha solo se puso serio, bastante, al grado de querer asesinar a Sasuke por interrumpirlo.

La mirada de Sasuke penetraba los ojos rojos del legendario Ninja. Sin duda el azabache poseedor del rineegan estaba dispuesto a llegar a cualquier extremo con tal de proteger a sus hijos y estaba a punto de demostrar su fiereza.

—Vaya, Sasuke, que molesto eres. —musitó Madara tranquilamente.

El aludido solo arrugó más el entrecejo.

—¡No te permitiré que le pongas las manos encima a ninguno de mis hijos!!Acabaré contigo ahora y para siempre! —Todos retrocedieron considerablemente, pues el Uchiha había alzado el Susanno en toda su gloria.

Madara se burló de él, ni siquiera se intimidó.

—Ohm, me sorprendes Sasuke. Aun con tu fuera de forma sigues teniendo un poder increíble, pero también debo aplaudirte tu estupidez.

Sasuke afiló la mirada, no dijo nada para que pudiese darle una explicación.

—Te hace falta algo, ¿no crees?

Sasuke miró a un costado, se figuró a su marido justo a un lado de él con el poder del sabio de los 6 caminos cuidando su espalda. Entonces supo lo que Madara quería darle a entender: si en ese entonces pudo vencerlo dificultosamente solo con ayuda del rubio, ¿Qué le hacía pensar que esta vez lo derrotaría solo?

Miró de reojo a su hijo Menma que se encontraba tras la figura de Juugo, el pequeño estaba todavía con una extraña expresión en su rostro, como de terror, de confusión y de vergüenza. ¿Qué le habría dicho Madara para que su hijo se pusiera así?

Pasó de su hijo mayor al pequeño rubio, parecía también asustado pero suponía que era lo más normal. Su primera misión tan joven y resultaba ser de rango S. Karin lo abrazaba protectoramente como si fuera su propia madre, claras intenciones de arriesgar incluso su vida. Pero el padre se fijó en algo en particular, su pequeño niño veía algo con ojos aterrorizados y entonces se enfocó en eso; fue ahí que lo vió: No podía creerlo, partes humanas de personas que conocía muy bien estaban esparcidas por todas partes, terrorífica escena roja. Madara había estado esperando ese momento en el que viera la masacre.

—¿Sorprendido? —llamó el Uchiha más viejo consiguiendo que le pusiera nuevamente atención. —Menma lo hizo.

Los ojos de Sasuke se desorbitaron de la impresión, miró a su hijo sin creerlo; este solo bajó el rostro apenado y triste, confirmando lo que había dicho su agresor.

—No puedo creértelo. ¡Menma no sería capaz de hacer una cosa tan vil y baja! ¡Un ninja nunca abandona  a sus camaradas y sé que él no es así!

El pequeño Uzumaki se pasmó, su padre aun no le conocía esa parte oscura de su interior, y habiendo descubierto eso no podía regresar con la culpa en su conciencia, sobre todo frente a Boruto. Se mordió el labio y apretó los puños, ese sentimiento de ira y muerte estaba regresando.

—Oh Sasuke. No debes de ponerte así por pequeñeces como esa, es natural en él, demuestra el potencial que tiene tu hijo.

—Mientes…

—Tú debes saberlo bien. no puedes evitar su destino. Él hizo esto sin que nadie le ordenara nada.

—¡Mientes!

Sasuke quiso evadir aquella realidad sobre su hijo. Blandió su sable y se lanzó de lleno contra Madara, este último lo esquivó muy bien y dio algunos golpes al Uchiha cuando veía la oportunidad, sin embargo Sasuke trataba de que fueran lo menos posible.

Todos los movimientos eran rápidos y poderosos; los presentes no podían interpretar la lucha con  la vista aunque pusieran toda su atención. Menma se estaba excitando de nuevo con la pelea pero se reprimía internamente. Estaba apretándose la cabeza con ambas manos y sudado en todo el cuerpo.

 

No, no, nooooo. Tranquilo, ¡!!!!Tranquilo!!!!!

 

Juugo pudo entender el sufrimiento del menor, pensó que sería mejor llevárselo de ahí. Lo cargó en su trance y fue saltando de rama en rama. El resto del equipo lo siguió.

Madara y Sasuke se habían dado cuenta, pero no se inmutaron. Siguieron en la batalla.

—Parece que te has oxidado mucho, Sasuke. Has perdido mucho el ritmo en tu baile.

El Uchiha solo lo ignoró.

 

……………..

 

Se habían apartado bastante de la pelea hasta llegar a un claro en el bosque. Boruto seguía sin entender bien lo que estaba pasando y su hermano temblaba jalándose algo los cabellos de desesperación preocupando a los ojos azules.

—Menma ¿Estas bien? —Suigetsu se acercó al pelinegro para verificar el estado.

—Menma. — Juugo también lo llamó. Pero el muchacho parecía estar luchando con algo mucho más fuerte en su interior pues su mirada desorbitante puesta en algún punto del suelo les pareció caótica.

—¡Oe! ¡Menma! ¡Menma!—lo zarandearon un poco tratando de que se despabilara, pero simplemente la mente del muchacho estaba en algún otro sitio.

 

Y qué más da….

Una vida menos a salvo de este asqueroso mundo lleno de gente intolerante y cerrada….

Una vida más al paraíso…

Una vida salvada de este infierno…

Qué más da…

Solo darles algo que el alma anhela con todas sus fuerzas, con todo su poder….

Libertad!!!!!

 

El mundo se había puesto negro alrededor del primogénito Uzumaki. Las aspas de su Sharingan giraron formando un nuevo diseño nunca antes visto, algo que no se asemejaba al Manguekyo sharingan acostumbrado a ver. No, el Sharingan simplemente se había convertido en un perfecto aro alrededor de su pupila que había dejado de ser negra aclarándose lo más posible hasta llegar a un blanco brillante matizado en plata. Escalofriante mirada carmesí para un chico de once años.

 —¿Menma?

El aura alrededor del chico era pesada, emanaba una extraña neblina púrpura alrededor de él y su rostro había perdido todo sentimiento de compasión. Se irguió para mirar a todos quienes de inmediato se pusieron a temblar con su sola presencia.

—Almas en desgracia. —Menma susurró demasiado bajito.

Con una velocidad semejante a la de su abuelo, el cuarto Kage, atacó a los dos integrantes más cercanos del equipo Taka.

—¡Menma detente! —gritó Karin sin dejar de abrazar al más pequeño Uzumaki que estaba aterrorizado.

Primero fue Juugo,  de un momento a otro su cuerpo no podía moverse como si estuviera bajo los efectos de la poderosa técnica del clan Nara bajo sus pies; aunque solo había sido cuestión de unos cuantos segundos.

Había visto una luz cegadora enfrentándolo directamente y después sintió mucho ardor en todo el cuerpo como si hubiera hecho un exceso de ejercicio un día anterior y ese fuera el efecto del día después, pero en realidad había estado atrapado en medio segundo en una tela de delgados cables ninja por todo el cuerpo apretándolo hasta pasar al otro lado sin darse cuenta.

Solo fue que Suigetsu viró su rostro con normalidad para fijar su vista en Juugo cuando Menma ya estaba atrás del inmóvil peli-naranja. Al parpadear presenció una de las escenas más devastadoras y mórbidas de todo el mundo Ninja.

Había sido como si Juugo hubiera pasado a velocidad de la luz a través de una coladera gigante metálica puesto que todo su cuerpo comenzaba a caer al piso a pedazos perfectamente cercenado como queso de aperitivo.

—¡Juuuuugooooo! —el grito de la chica sonó escalofriante, abrazó muchísimo más al joven rubio para que sus tiernos ojos no se contaminaran con dicha escena. Pero los atónitos violetas del peliblanco temblaron junto con todo su cuerpo al igual que el de los dos presentes.

Ahora Menma había dirigido su demoniaca mirada hacia el peliblanco quién todavía no había salido del shock por la muerte tan violenta de su compañero.

No le dio tiempo de reaccionar para cubrirse con alguna katana, Menma utilizó su velocidad para atrapar la boca de ese pobre ninja y hacerlo tragar una bola rocosa y negruzca hecha con sus manos, como un mini Rasengan, pero de apariencia volcánica. Al introducirse a su cuerpo, esta bola absorbía, o mejor dicho, secaba cualquier rastro de agua del mismo.

Suigetsu se había agrietado totalmente de la piel y su cabello comenzaba a caerse, sus ojos dieron un vuelco hacia atrás perdiendo la conciencia y dejándolo tensos en blanco; por sus poros y orificios desprendía un humo blanquesino que parecía vapor. Cayó al piso y su vida se perdió delante de los dos últimos.

Karin y Boruto temblaron, por supuesto la chica había evitado que el pequeño Uzumaki presenciara aquellas atrocidades, pero no pudo evitar soltar un grito despavorido inmovilizada por los efectos del terror.

El grito llamó la atención del pelinegro y caminó lentamente hacia ellos.

Karin se levantó de un salto para tratar de poner—aunque sea —,su cuerpo de escudo y proteger al más joven. Sin embargo sabía era inútil, su cuerpo no podía moverse para nada, incluso la mandíbula le temblaba.

Menma se paró a solo un paso de la chica y la miró hacia arriba debido a su altura, sacó un kunai de su bolsa de municiones.

¿Cómo le daría libertad a esa pobre alma? Se preguntaba, pero una voz, como un rayo calido de luz, lo hizo despejar sus planes.

—¡Menma!

El pequeño Boruto llamó a su hermano consiguiendo para mala suerte su atención.

Menma bajó la vista hacia su tembloroso hermanito, pero la chica pelirroja estorbaba.

Dio un fuerte golpe en la boca del estómago a la kunoichi lo cual provocó que se quedara sin aire y se retorciera de dolor en posición fetal al suelo hasta quedar inconsciente. Así, posteriormente, caminó cansinamente hacia el rubio.

Boruto casi no reconocía a su propio hermano, se hizo todo lo que pudo hacia atrás hasta que un árbol le impidió retroceder más. Sus ojos estaban completamente despavoridos.

—¡M..menma! —Boruto exclamó otra vez, esta vez como un grito de ayuda. Puso sus brazos a modo de escudo y escondió su cabeza dentro de los mismos. No quería morir.

El aludido se detuvo.

Por un momento solo el viento jugaba revoltosamente con sus mechones de cabellos y el silencio reinó.

Boruto alzó la vista hacia su querido hermano, aunque dudaba en hacerlo. Fue entonces que se dio cuenta: tras esa mirada del infierno, los verdaderos ojos amorosos que siempre lo habían mirado desde el día que nacio de su amado hermano, lloraban inconsolables.

Boruto deshizo su guardia para volver a susurrar el nombre de su hermano mayor, llamandolo como en los ayeres; para que jugaran, para hacer travesuras, para sonreirle a su héroe.

Menma lo abrazó fuertemente como si fuese la última vez que lo fuera a ver, como si se estuviera despidiendo de él y de todos en su vida para siempre. Después lo soltó y lo miró más suave a los ojos tocando su frente con dos dedos tiernamente.

—Ya no podré verte crecer en la Academia, Boru. Lo siento, pero  no habrá una próxima vez.

Besó sus labios suavemente dejándolo aún más atónito, transmitiéndole su puro amor; después al separarse se despidió con un gesto de manos suspendiendo dos dedos desde su ceja señalando al rubio a modo de despedida, de esta manera  y con todo el dolor en su alma, se marchó dejando todo atrás.

Boruto solo miró hacia el camino sin rastro que su hermano había tomado y sus lágrimas se pronunciaron en sus ojos aun pasmados.

Lentamente despertaba la primera aspa de su sharingan.

De alguna manera, el rubio sabía que no volvería  a verlo nunca más.

 

Continuara…

Notas finales:

 

El diseño de sus ojos es similar a los de "El Rey supremo" o Haou Yuki de GX.

-Yami red eyes-


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