Takano Pov
Fue mi error desear adentrarme en un mundo que me recibía con la guardia alta, fue mi culpa por engañarme con esos falsos besos de devoción y cínicas sonrisas de pretencioso cariño, por nublarme por esos electrizantes tactos que compartían nuestras pieles, por tratar de ganarme un corazón tan ennegrecido con el mío.
Pensar que Ritsu sentía algo por mí; pero que idiotez más grande ¿Cómo mierda pude ser tan ingenuo para aparentar que mi pasado no existía? Eso siempre me va a perseguir, sin importar la terapia que tomé, lo mucho que me esfuerce por crecer y enseñar que caminó sin máscaras o las pasiones que desarrolle por alguien más eso siempre me asechará como lo ha hecho Usami hasta estos días.
Debió ser muy divertido para esos dos burlarse del imbécil que proclamaba palabras de amor por un mentiroso; casi me puedo imaginar la estúpida sonrisa del hombre de cabellos plateados en el rostro cuando le instruía a su títere que era lo que debía decirme para enterrarme más abajo en ese toxico amor, liberé un irónico suspiro apoyándome con más fuerza en el sillón de mi sala.
Esa expresión que él me regalaba cuando probaba mis labios, como sus ojos se encendían debajo míos, la necesidad con la que se aferraba a mi camisa con esas pequeñas y frágiles manos, sus sonrisas, pero que buen actor era mi falso castaño, que hermoso engaño fue al que me sometí por su culpa, que doloroso es despertar de esto.
Presioné mis parpados apoyando mi espalda en el respaldo del sofá, mi corazón se comprimía de manera intensa, un gigantesco nudo se encontraba en mi garganta mientras el ardor en mis ojos prevalecía.
Yo solo quería una nueva oportunidad “Akihiko no tienes por qué tratarme con tanta hostilidad, lo único que quiero es hablar con Oda”
“No puedo permitir que te le acerques” Solamente deseaba encontrar un maldito lugar en este mundo en donde no parezco encajar en ninguna parte, solo quería avanzar, progresar, olvidar ¿Por qué diablos esta tan mal que ambicione dejar estas cosas atrás?
“No tienes por qué temer, yo no le pretendo hacer daño o algo así, tan solo lo quiero llegar a conocer mejor” Realmente ansiaba esa oportunidad, comenzar de cero en un pulcro instituto en blanco o en un nuevo trabajo pero…
“He escuchado los rumores que corren acerca de ti, eres un matón, eres un abusivo, no creas que por llegar a una nueva escuela puedes escoger al más débil y aterrorizarlo a tu gusto” La realidad es caprichosa y sarcástica, te golpeaba cuando más esperanza te da.
¡Sí! Me equivoque con lo que le hice a ese castaño en la infancia y no hay un jodido día en que no lo lamente y lo traté de reparar; yo imploro, siento mucho por todo lo que tuvo que pasar pero al menos puedo decir que yo lo intente, que aunque me pisaron y escupieron en el rostro mis heridas manos continuaron escalando.
Recuerdo que la primera vez que lo vi fue como un disparo al corazón, nunca nadie me había parecido tan hermoso; su sonrisa, su mirada, como el flequillo se le movía cuando se sentaba en la esquina del salón, su ingenuo carácter, Ritsu era amable con todas las personas que lo rodeaban, era tierno, ingenuo, le tenía aprecio a cada uno de sus compañeros excepto a mí y ¿Porque? Por un rumor que no comencé.
Yo sí fui un abusivo pero lo hice para sobrevivir porque en mi primera escuela me estaban destrozando, no era divertido llegar para que se rieran de ti, que se mofaran de mi incapacidad social, que me aislaran aún más, eso aún sigue vivo quemando la parte más profunda de mi mente.
“No puedes pretender ser algo que no eres, no te compares con nosotros porque perderás” Con esas palabras me di cuenta de que jamás encajaría y para un niño quien se esmeraba por no causarle problemas a sus padres esa fue una inmensa piedra en la mochila.
“Lo lamento Takano, me advirtieron que eres peligroso y no te quiero tener cerca” Y así ese radiante chico de cabellos castaños me juzgó, me atormento desde la primera conversación que intercambiamos con imposibles ilusiones hasta esa ponzoñosa venganza.
“Espero que ya estés feliz” Me dije a mi mismo presionando con fuerza mis parpados para reprimir este asqueroso llanto que no ha querido cesar.
Sé que con lamentarme no voy a conseguir nada, que temer es patético, que debería confrontarlo en lugar de seguir huyendo pero el simple pensamiento de que lo tendré que ver en la oficina con esa tonta sonrisa de satisfacción en la cara retuerce mi estómago y provoca un punzante dolor en mi nuca.
“Yo si te amaba de verdad” Volví a suspirar pero esta vez de mis labios las palabras no salieron; con frustración golpeé el recio cojín sobre el que estaba sentado apreciando el desorden en el que se había convertido mi hogar; el revoltijo de papeles, botellas vacías y cuadros que reflejaba mi devastado estado emocional.
Salté ligeramente en el sillón al escuchar el sonido de mi celular; intentando disimular mi penoso semblante tomé un bocado de aire, me despejé los cabellos de la frente con un soplo y saque del bolsillo de mi pantalón el aparato; una mueca de desagrado se formó al ver que era mi jefe.
“Señor Onodera” No pude disimular la rabia con la que rechinaban mis dientes.
“Hola Takano” Me saludo con cortesía “Lamento irrumpir así en las horas que son fuera del trabajo” Una risa nerviosa fue liberada del otro lado de la línea.
“No se preocupe, no me molesta” Sabía que no debía descargar mi ira en ese hombre, él a diferencia de su embustero hijo se ha esforzado por juzgar lo que conoce de mí y no lo que le dijeron, es el único que se puede rescatar de ese repulsivo nido de ratas.
“Te he contactado para saber cómo te sientes” Un carraspeó nervioso resonó por mi mente “Es que no has venido al trabajo en un par de días”
“No me he sentido muy bien” Aquello no era mentira; tanto mi estado físico como emocional se encontraban más fragmentados que mi reflejo divergente en el cristal.
“Ritsu ha estado muy preocupado por ti” Mi rostro se deformó al escuchar ese nombre el cual se arrastró por todo mi cuerpo para erizar mis poros.
“¿Preocupado?” No pude evitar liberar una risa llena de sarcasmo.
Pero que conveniente, después de hacerme mierda con sus confesiones se acerca como un Santo hacia su padre para que este lo siga manteniendo en el pedestal en donde yo lo solía contemplar, como el ángel quien no es capaz de clavar las uñas en plena lucha, como el hermoso y tentador demonio de lágrimas de azúcar que representa.
“¿Ha pasado algo con mi hijo? Los veo a los dos muy tensos cuando tengo que hablar del otro” Este hombre es demasiado confiado, la transparencia no es la mejor arma con la que debe apuñalar en estos negocios.
“Sí pero eso lo resolveremos él y yo” Aunque solo escuche como un suspiro salía de sus labios casi pude percibirlo sobre mi cuello.
“Su trabajo ha comenzado a ser deficiente, como lo he visto más deprimido que de costumbre pensé que un amigo como tú lo podría saber” ¿Amigos? ¡Ja! Los monstruos como yo no somos capaces de entablar vínculos personales, lo mejor es aislarnos y torturarnos hasta que ya no tengamos más lamentos que derramar; eso es más humano a atreverse a perdonar o fue lo que me enseño ese chico infiel a sus emociones.
“Yo me siento muy honrado con que me haya considerado para eso pero no soy la persona indicada, mejor pregúntele a Usami” Entre víboras se comprenden después de todo, con fuerza apreté el celular en contra de mi oreja percibiendo como mis propios pensamientos comenzaban a quemar mi interior, porque en el fondo dolía, aun dolía admitir que no fue mío.
“Está bien Takano, eso haré” Su decepción no se pudo camuflar ni si quiera con su aniñada risilla.
“Estoy pensando en renunciar” Dije de improvisto provocando que un incómodo y eterno silencio se hiciera presente en ambos lados.
“¿Qué?” Balbuceó mi jefe con frustración “¿No hemos sido lo suficientemente buenos al recibirte?”
“Son problemas personales y puntuales, no pienso que su ambiente laboral sea el adecuado para que yo comience los proyectos que deseo llevar a cabo” Porque si lo vuelvo a ver él aplastará con esa inocente imagen las piezas que quedan de mi gastado corazón y se mofará en mi rostro por el fracaso que soy; ya no toleraré eso.
“¿Son problemas que tienen que ver con Ritsu?” Rodeé mis ojos con fastidio y esbocé una irónica sonrisa al haberlo convocado.
“No me siento cómodo hablando de esto con usted, sí lo quiere saber pregúnteselo usted mismo” Fue la cortante respuesta que le di.
“Entiendo” Su tono se escuchaba frágil y débil; es demasiado sensible cuando se trata de ese hermoso y toxico embustero.
“Señor Onodera yo tengo que hacerle una última pregunta” Él libero un atropellado sonido de garganta que me indicó que podía proceder “Ritsu no es su hijo biológico ¿Cierto?” El suspiro con el que me respondió era suficiente comprobación.
“Así que te lo dijo” Mis cejas se fruncieron hasta que mis ojos estuvieron cerrados por la rabia de mi realidad “Sí, nosotros no somos familia directa” Con fuerza estruje el teléfono entre mis manos hasta que estas dolieron por el metal incrustándose en mi carne para arrojarlo con potencia, rabia y cólera en contra de uno de mis sucios muros y ver como la pantalla táctil se rompía dejando a ese celular como un pedazo inservible de chatarra.
Con frustración me tiré los cabellos de la nuca percibiendo a la locura acariciar mi cuello, desafiándome para ver la cantidad de golpes que podría llegar a resistir luego de esa batalla “Maldición” Grite tomando con intensidad mi cabeza con mis manos, cayendo de rodillas para azotar las duras baldosas de mi apartamento; luchando por contener un llanto que hace mucho se había desbordado.
“¡Lo intente!” Farfullé como sí le estuviera gritando a la entidad que manipulaba todas estas ironías “¿Que más están esperando de mí?” Mis imponentes aullidos comenzaron a quebrarse junto con mi voz y mi voluntad “¿Qué más quieren de mí?”
“Wow” Con sorpresa desvié mi atención hacia la puerta de entrada en donde me encontré con un familiar tono a nostalgia “¿Así que te está yendo bien en tu nuevo trabajo?” Ni si quiera su burlona sonrisa me contagio la emoción que Oda se había llevado.
“¿Qué haces acá?” Le pregunte con frustración pasándome con brusquedad la manga en mis ojos, como si eso pudiera cubrir los rastros de mi miseria.
“Desde que renunciaste a la empresa no he sabido más de ti porque siempre estás muy ocupado y me preocupé” Él entro a mi departamento como si le perteneciera para arrodillarse a mi lado en la sala de estar.
“¿Cómo diablos entraste?” Le rebatí a la defensiva tratando de apartarme de su mirada en vano.
“Dejaste la puerta abierta tonto” Me regaño golpeándome con el dedo índice la cabeza “Te dejo un par de semanas y mira cómo te pones”
“Haitani no estoy de humor para tus bromas” Farfullé apoyando mi espalda en la parte más baja del sofá, hincando mis piernas como un niño pequeño.
“Es enserio Takano” Sus palabras frenaron cuando esos agudos ojos escarlata repasaron las devastadas murallas de mi mundo “¿Qué fue lo que te pasó?”
Sonreí con amargura ante estas estúpidas ironías que nos imponía la vida; este hombre en la escuela aunque solo estaba interesado en mi fama de abusivo fue una de las compañías que tenía, él me incentivó muchas veces a molestar a los demás, a convertirme en la sombra de la que tanto temen, él era toxico pero tristemente fue mi único “Amigo”
Trabajar en la misma editorial fue una desagradable sorpresa cuando uno trata de correr del pasado, no obstante, ambos con el tiempo creamos un vínculo de confianza que creíamos que se mantendría firme cuando yo renunciará para seguir un infantil sueño adolescente por editar literatura.
“Si no me vas a decir me voy a ir y te dejaré solo en toda esta mierda” Me advirtió con un tono severo acomodándose a mi lado.
“¿Recuerdas a Oda?” Mi pregunta provocó que él parpadeara confundido “¿Oda Ritsu? ¿El chico castaño de la escuela?” Continúe obteniendo la misma estúpida respuesta “¿Al que molestábamos?” Él se tiró los cabellos para atrás despeinando su elegante corte con una sonrisa.
“¿El chico que te gustaba?” Rodeé los ojos con fastidio ante el pícaro tono que utilizaba acompañado de un travieso movimiento de cejas “Sí, ¿Cómo olvidarlo si estabas loco por él cuando éramos unos mocosos?”
“Me lo volví a encontrar en la editorial” Las brillantes escarlatas se posaron sobre mí absorbiendo mis sentimientos “Él era mi jefe de departamento y su escritor era el idiota de Usami” Sus labios se deformaron al escuchar ese nombre.
“Eso si está complicado” Mi risa irónica fue lo único que resonó por todo el apartamento.
“¿Complicado?” Le pregunte con la vista perdida en el techo el cual parecía estarse desmoronando “Complejo es que me haya enamorado de ese hombre solo para descubrir que estaba jugando conmigo por una estúpida venganza”
“¿Qué diablos?” Haitani no le dio crédito a lo que escucho al agitar mis hombros y sacudirlos golpeándome con el sofá reiteradas veces.
“Cuando nos reencontramos yo no sabía que mi jefe era Oda, pensé que tenían una apariencia similar y ya, no pude evitar acabar amando a ese castaño solo para enterarme que” Ambos nos sorprendimos por el hipeo que escapó en mis frases junto al llanto mojando mis mejillas “Solo estaba jugando”
“Takano” Me llamó con aflicción ofreciéndome sus brazos.
“¡Fui tan tonto!” Grite despechado “¿Cómo diablos no me di cuenta que era el mismo chico? ¿Por qué no me di cuenta Haitani?” El nombrado me envolvió con sus brazos estremeciendo mis músculos, esta era la primera vez que teníamos una cercanía real.
“Suena poco creíble” Se mofó revolviendo mis cabellos como una madre lo haría con su desconsolado hijo.
“Soy un imbécil” Bramé aferrando con desesperación a sus hombros.
La sangre me había comenzado a arder, mi estómago llenado de ese asqueroso sabor a mentira, mis labios temblaban, de mis ojos escurría todo el ácido llanto que no me permití derramar en frente de Onodera, mi piel se quemaba.
¿Por qué no me di cuenta? ¡Lo pensé! Yo pensé que ellos lucían familiares pero por culpa de unos celos sin fundamentados acabé cegado y concediéndoles la victoria; él parecía tan afectado cada vez que nombraba mi pasado, como se burlaba sin saber lo que pasé, como se mofaba de mi pinta de abusivo cuando su amigo es peor que yo ¡Que impotencia!
¿Cómo algo tan hermoso puede causar tanto daño? Yo debería poder odiar a ese castaño, verlo y estamparle un puño vengativo en la mandíbula a esa rosa con espinas, delatarlo con su padre para que deje de contemplar con afecto a la verdadera bestia, debería destrozarlo y pagarle con la misma moneda que me entrego pero no puedo y me odio por eso.
Quizás para ese infeliz todo haya sido una farsa, un juego, sin embargo, para mí fue real, sus toques, su suave piel, sus palabras todas me las trague y ahora estoy encerrado en un sueño que jamás ocurrió y sentenciado por una realidad alterna que no viviré.
“Esto es una basura” Farfullé permitiendo que él me presionará en contra de su pecho.
“Takano no me hagas verte en este estado por favor” Él me tomó con suavidad de los hombros para entrelazar nuestras miradas “No derrumbes la imagen perfecta que tenía del hombre indestructible en esa empresa”
“¿Y cómo quieres que reaccione Haitani?” Le pregunte negando con la cabeza, percibiendo como mi corazón se hacía añicos en ese instante ante el recuerdo del fantasma “No puedo celebrar con los brazos abiertos, me siento tan imbécil”
“Reacciona como usualmente lo harías” Contestó con una embustera despreocupación encogiéndose de hombros; allí está otra vez, mi pasado cazándome como si fuera una indefensa presa a la cual debían desgarrar.
“¿Qué es lo que quieres decir?” Mi ceño se frunció ante su sonrisa.
“Tú eres el gran Takano Masamune ¿Quién no te respetaba en la escuela?” Haitani se levantó del suelo para comenzar a caminar con poderío en mi apartamento “Sí alguien se sabe hacer un lugar ese eres tú”
“¿Qué sugieres?” Bramé reprimiendo la cólera que me provocaba su presencia “¿Qué vaya a la casa de ambos y los amenace? Ninguno de nosotros es un aterrado niño ahora”
“No, pero puedes usar un mejor método” Él se acercó hacia donde me encontraba para extenderme una mano y forzarme a levantarme “¿Ese chico no sintió nada por ti en esa infantil venganza suya?” El aire se me fue de los pulmones ante ese pensamiento.
“No lo sé” Balbuceé confundido por la doble moral que utilizaba el castaño para actuar.
Ritsu siempre tenía las defensas arriba cuando me trataba de seducir, sus puños parecían estar a la guardia todo el tiempo con ese impenetrable orgullo, sin embargo, cuando lloraba por las pesadillas, cuando se aferraba a mis brazos como si su vida dependiera de eso, cuando traté de tomarlo y apenado me detuvo; quizás él sí había sentido algo.
“Por mucho que se rechacé a alguien sí de repente entablan cercanía uno acaba enterándose de pequeños detalles que te comienzan a gustar” Me explico con una traviesa mueca sobre sus masculinas facciones “Solo tengamos fe en que ese castañito quedo embobado por ti”
“Sigue” Le ordené cruzándome los brazos sobre el pecho.
“Puedes dejar de llorar; ir a la editorial el día que te corresponda y pretender que nada de esto ocurrió para después estar más cerca de él” Tenía unas incontrolables ganas por abofetearme para que ese dolor opacará la tortura que implicaba escuchar los disparates del peli rojo.
“Yo no quiero volverlo a ver, estoy pensando seriamente en renunciar a mi puesto y regresar contigo a la empresa” Su dedo negando sobre mi cara me forzó a guardar silencio.
“Así el marcador quedará disparejo” Proclamo divertido sin dejar de golpear con su elegante zapato de cuero el inmundo suelo de mi hogar “Solo trata de recuperar su confianza, enamóralo y después págale con la misma moneda” Mis orbes se abrieron con sorpresa, mis cejas se arquearon con indignación, mis músculos se tensaron de la rabia; esto debía ser un maldita broma.
“Nunca me rebajaría a su nivel” Pero sabía que eso era mentira.
“¿Por qué no hacerlo?” Insistió indicándome con un gesto de su mano derecha que me ubicara a su lado en el sofá “Cuando llegué pensé que habías tenido un accidente o algo así; mira a tu alrededor, esto parece un basurero” Baje mi nuca con vergüenza apretando con cólera los pantalones sobre mi rodilla.
“No es fácil enterarte de que tu romance de ensueños ha sido una farsa” Le intente explicar sin atreverme a alzar la cabeza.
“¡Mírate!” Me ordeno tomándome de las mejillas, forzándome a ver mi propio reflejo en esos intensos ojos escarlata.
“Haitani” Aunque balbuceé su nombre él no me soltó.
“Takano estas desecho, ni si quiera cuando estábamos en la escuela y tenías la presión del mundo encima llegaste a estas condiciones, ese mocoso se merece una lección” Y quizás la merecía, tal vez si le pagaba con la misma moneda Ritsu comprendería mi dolor y su aflicción me redimiría, sin embargo, ver como esos ojos se llenan de lágrimas por mi culpa es un sacrifico que no estoy dispuesto a tomar.
“Sí sigo extendiendo fuego tan solo me voy a quemar” Musite con una actitud derrotista bajando los hombros con sumisión.
“¿Prefieres que ellos se salgan con la suya?” Sus dientes fueron presionados con rabia “¡Recuerda a Usami! ¿Qué no te dolió como por su culpa todos empezaron a desconfiar de ti? ¿Cómo además de hacerte un rechazado ni si quiera te dio la oportunidad de hablar con Oda?”
“Sí” Murmulle abriendo el baúl de las memorias que había quemado, reconstruyendo imágenes que codiciaba que fueran cenizas.
“¿Recuerdas cuando llegaste a clases?” Golpeé sus manos para que se apartará.
“No sigas” Le pedí desviando la nuca.
“¿Recuerdas la ingenua sonrisa que tenías cuando te presentaron a todo el salón? ¿Las ilusiones con las que llegabas? ¿Cómo querías iniciar una nueva vida?” Me mordí con tanta fuerza el labio que pude sentir como un asqueroso sabor a sangre ahogaba mis sentidos.
“Ya no continúes con eso” Le rogué una vez más en vano.
“¿La vez que trataste de hablar con tu lindo castaño solo para que te temiera por algo que no habías hecho?” Apreté mi puño y lo estampé en contra de mi propia rodilla sin lograr opacar el dolor de mi corazón.
“¡Sí lo recuerdo!” Grite desmoronado.
“¿Quién te obligo a pasar por todo ese infierno Takano?” Me interrogo una vez más con frialdad “¿Quién te convirtió en el monstruo que eres?”
“El maldito de Usami” En vez de gritar esas palabras con impotencia termine de colapsar con más de esas dolorosas imágenes.
El primer día de clases, yo pensé que sería mi oportunidad para iniciar una nueva vida, quizás acercarme al castaño quien sonreía con descuido con la mano apoyada en su fino rostro, creí que era un comienzo para este hombre de fugitivo pasado pero no lo fue; porque él se encargó de hacerme miserable.
Todos me rechazaron sin darse la oportunidad para conocerme, me aislaron y me presionaron hasta que me convertí en la clase de desecho que me enferma ver todos los días en el espejo y aunque traté de cambiar, me centré en mi carrera, me volví un hombre ejemplar acá esta una vez más, otra vez me sacan en cara lo mismo sin decirme que esperan de mí.
¿Quieren que sufra? ¡Ya lo hago! A mi también me han atormentado estos años, no porque no me ande desmoronando al ver una vieja foto como Ritsu eso significa que no me dolió el infierno y que las herida no continúan abiertas, solo las sé maquillar mejor para mantener siempre mi pulcra imagen de galantería.
“Esta es tu oportunidad” Continuo con orgullo “Incluso yo no me quería acercar a ti cuando eras el novato, nadie quería”
“Aunque me digas eso no puedo hacerlo” Farfullé presionando mis labios, negando con la cabeza con la sangre calcinando cada una de mis emociones.
“Vamos Takano, antes eras más hombre, sí yo tuviera en bandeja de plata la oportunidad de vengarme de alguien que me hizo mucho daño lo haría” Y en un pasado yo lo habría pensado, me habría permitido cegarme por el odio y la cicatrices expuestas en mi desnudo pecho, sin embargo, ese lujo esta vez ya no existía.
“Sí me vengó de Usami con no sé qué descabellado plan tuyo, ¿No estaría dándole más razones a Ritsu para desconfiar?” Su boca se abrió sin poder esconder lo pasmado y desorientado que se sentía.
“Ese chiquillo jugó contigo, él literalmente te convirtió en un espectáculo de circo para él y su amigo ¿Cómo siquiera puedes pensar en volverle a agradar?” Su mueca de asco no se hizo esperar con ese infernal rechinar de dientes.
“Te lo dije, estoy enamorado de ese chico” Algo en mi pecho se comprimió con mis venenosas palabras.
“¿Aunque te él haya usado? ¿Aunque te hayan roto el corazón?” Me limite a asentir “No sé qué es lo que esperas que te diga entonces”
“No esperaba que me dijeras nada” Le explique con serenidad, tragándome mis lamentos para regresar a ese semblante por el que ahora se me conocía “Solo quería que un par de brazos me calmaran”
“Eres más débil de lo que aparentas ¿Lo sabes?” Intercambiamos una tranquila sonrisa acomodándonos en el sofá, dejando que nuestras espaldas golpearan los duros cojines de mis muebles rentados.
“¿Qué crees que debería hacer ahora sobre la editorial?” Pude escuchar como un suspiro escapó de su garganta.
“Deberías decirle al director de tu empresa la clase de ineptos editores en jefes que deja a cargo para que lo despidan” Negué con la cabeza ante el cuadrado y cerrado pensamiento del chico de orbes escarlata “O al menos es lo que yo haría”
“No acusaré a Ritsu” Una melancólica mirada dominó todas mis facciones “No puedo pensarlo aun con la cabeza fría porque esto duele más de lo que te imaginas pero creo que lo comprendo, él parecía muy dolido con todo, tal vez me lo merecía”
“¿Ahora te pones de su lado?” Su sarcástica risa heló mi sangre “Takano te dejas influenciar muy fácilmente por las personas que amas”
“No le estoy dando la razón; jugar conmigo ha sido la cosa más cruel que me ha pasado, solo me imagino que él también sufre” Un golpe en mi cabeza me bajo de la nubes y regreso esa amarga opresión en mis músculos.
“¿Lo vas a perdonar y regresaran como sí nada a la editorial?” Me mordí el labio desviando la mirada hacia el suelo del comedor lleno de mi ropa sucia tirada y un par de paquetes de comida con botellas de cerveza.
“No, no lo puedo disculpar por esto” Confesé alzando mi cuello con seguridad “Pero creo que tenemos una conversación pendiente para cerrar todo”
“Y deberías considerar en contarle la clase de persona que tiene como amigo, sí no te quieres vengar de Ritsu está bien, pero pienso que tu pelea con Usami debe finalizar de una buena vez” Me levante del sofá para entregarle una nostálgica mueca de confianza.
“Creo que tienes razón, debo ponerle fin a todo este ciclo que tengo con ese petulante escritor, enseñarle que ninguno de sus ataques me va a derribar y abrirle los ojos al castaño” El chico de cabellos rojizos me sonrió impregnado de orgullo para asentir con los ojos cerrados como si estuviera satisfecho con su cometido.
Perdonar a Ritsu es algo que no puedo hacer, la confianza entre nosotros ya está rota y aunque la tratemos de reparar las grietas van a continuar a nuestro alrededor, sin embargo, debo ser yo quien se redima por todos sus actos y desenmascarar al diablo que él posee al lado.