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Odio mi empleo... pero lo necesito (En proceso de edición) por Princesa de los Saiyajin

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Notas del capitulo:

¡¡¡Por fin vine!!! Con un capítulo de más de  5000 palabras

Espero recibir comentarios, porque me esforcé mucho en hacer algo como esto.

Capítulo dedicado a todos aquellos que aman a Tarble kawaii :3

A decir verdad se centra en él :P

En fin, disfruten (^-^)7

13

Las pequeñas cosas de la vida

 

 

 

El pelinegro se despertó, sentía un fuerte dolor de cabeza, le afectó mucho haber llorado demasiado esa noche, buscando un desahogo que jamás encontró. Sonrió al ver al pequeño pelinegro que se encontraba a su lado. Le revolvió su cabellera y se dirigió al baño.

 

—Señor Goku—escuchó hablar al menor cuando se disponía a entrar al cuarto de baño.

 

—¿Sucede algo, pequeño?—volteó a verlo con una sonrisa, la cual era completamente sincera. Lo vio, y le pareció la criatura más linda y adorable que podría existir en este planeta. Tenía un ojito cerrado y el otro medio abierto, estaba muy adormilado, y su cabeza estaba cubierta por la sábana, dejando ver solamente su rostro; y su pequeño cuerpo estaba debajo de las colchas, era un diminuto bultito en medio de esa gran cama.

 

—¿Irá a su trabajo?—preguntó con voz serena.

 

—Sí. ¿Necesitas algo?—le habló con gran amabilidad.

 

—No, es sólo que… ¿puedo ir con usted? Prometo portarme bien, pero no quiero quedarme aquí solo—le dijo con ojitos brillantes.

 

El mayor no se pudo resistir a esa imagen del menor, era tan lindo.

 

—Claro, pero ven y toma un baño—le dijo y el menor abrió los ojos y se levantó rápidamente de la cama, caminó rápidamente hacia él y entró.

 

El mayor sonrió, entró detrás del pequeño y vio que empezaba a desvestirse. Mientras hacía eso, empezó a llenar la tina con agua tibia, y metió al menor ahí. Lo empezó a bañar, sonriendo enternecido al ver que hacía burbujas con el jabón. ¿Acaso podría existir un ser más adorable que él?

 

Una vez terminó, lo vistió. Después tomó una ducha rápida y se vistió con su traje negro, sus zapatos brillantes y su corbata bien acomodada. Bajó a la cocina con Tarble en brazos, quien vestía un short azul, y una playera de ese mismo color, portaba unos tenis blancos, y sonreía levemente.

 

—Primero desayunaremos, luego te llevaré conmigo—le dijo.

 

 

 

***

 

 

 

Una vez terminaron de degustar los alimentos, el mayor condujo hasta su trabajo. Estacionó su coche y caminó hacia aquella puerta que conectaba con el edificio. Entró, tomando de la mano al más pequeño.

 

—Es muy bonita su empresa, señor Goku—le dijo mientras giraba su cabeza a todos lados, admirando cada parte de ésta. Era grande y espaciosa, y donde quiera se veían hombres o mujeres con traje caminando de un lado a otro con documentos importantes.

 

—Gracias, pequeño… ¿Eh?—vio que varias de sus secretarias se acercaban rápidamente, causando un gracioso sonido por los zapatos de tacón y los pasos apresurados.

 

—Se oye como un pájaro carpintero—dijo el menor, logrando sacarle una risita al adulto.

 

—Señor Son, señor Son—decía esa guapa mujer vestida con esa falda recta y corta, con esa blusa blanca desabotonada de la parte de arriba, con unas gafas, y con exceso de lápiz labial—. El elevador se descompuso, ya llamamos a Shin para que lo reparara, pero tardará unas horas. El señor Roshi llamó, y dijo que lo vería junto a todos los demás inversionistas a las diez treinta para ver el producto y la propuesta de publicidad. Ah, y llamó también su hermano Turles, le mandó saludos desde Venecia…—dijo apresuradamente.

 

—Está bien—dijo y ella se alejó—. Tarble, ven—lo cargó en sus brazos y caminó hacia las escaleras, donde empezó a subir—. Tardaremos más, pero es preferible, no sé cuánto tardarán, pero mientras esté listo para cuando lleguen mis socios por mí está bien…

 

—Señor Goku, quería preguntarle algo, pero creo que mejor se lo pregunto más tarde…—dijo tímidamente. El mayor se quedó un poco confundido, pero decidió dejarlo pasar y no preguntarle más, después de todo quizás tenía relación con su hermano y no quería afectarlo con sus comentarios.

 

 

***

 

 

Quince minutos después ya se encontraba sentado frente a su escritorio, con el menor a su lado, leía varios documentos detenidamente, con gran concentración en cada dato escrito. Terminó luego de un rato, suspiró y se estiró, colocando sus brazos detrás de su cabeza para estirarse.

 

—Tarble, ¿tienes un minuto?—le preguntó al verlo tan entretenido con una hoja y un bolígrafo, sentado en el suelo, haciendo muchos dibujitos.

 

—Sí, ¿qué pasa, señor Goku?—volteó a verlo, se puso de pie, y caminó hacia él.

 

—Verás…—lo cargó en sus brazos y lo sentó en sus piernas—. Gente muy importante vendrá en unos minutos, de hecho, creo que no tardan en llegar… No quiero dejarte aquí encerrado en mi oficina mientras yo estoy con ellos en la sala de juntas… Por eso te tendré conmigo, pero quiero pedirte que guardes silencio. Ellos son adultos mayores, y algo amargados, jeje—empezó a reír nerviosamente—. Pero no digas que dije esto—le pidió—. En fin, no quiero que te regañen, así que sólo guarda silencio, dibuja algo… haz lo que quieras, pero no te muevas mucho…

 

—Suena muy aburrido lo que harán—dijo riéndose.

 

—Sí, lo es—suspiró y sonrió nuevamente—. Pero saber que estarás conmigo todo este día me algra.

 

—Si no le gustan estas cosas, ¿por qué decidió trabajar aquí?—preguntó con curiosidad.

 

—La empresa era de mi padre, así que me la heredó a mí porque mi hermano mayor prefirió dejarnos e irse… se casó y meses después volvió… Claro, después de que yo ya me había hecho cargo…

 

—¿O sea que a su hermano le correspondía trabajar aquí, pero no quiso y se fue, formó una familia, y después regresó… ya cuando usted se hizo cargo de todo para no tener que hacerlo él?

 

—Sí… así es…—dijo con pesadez—. Pero... mi hermano gemelo también tenía esas ilusiones, y creo que no podía ser egoísta y hacer lo mismo que Raditz. Si así lo hacía, él, por ser el menor de los tres, estaría obligado a cumplir con este trabajo… Y sé que no estaría feliz, a él le gusta viajar por el mundo, estudiar… no estar encerrado en un pequeño lugar…

 

—Usted es muy bueno, señor Goku—dijo el menor con una sonrisa.

 

—Pues… sólo cuido a mis seres queridos y me preocupo por ellos…—dijo y empezó a recordar el tiempo que compartió con Vegeta, cuando salían hasta tarde y después lo llevaba a su hogar, cuando ese infante los interrumpían en sus sesiones de amor y aun así el otro pelinegro iba tan amable a cuidar de él…

 

—Como con mi hermanito…—dijo en voz baja, pero fue audible para el mayor.

 

—Yo estimo demasiado a Vegeta, por eso estoy haciendo todo lo posible por encontrarlo. Sé que parece que no por el hecho de que estoy aquí, sentado en esta silla… Pero ya llamé a todos mis contactos para que lo busquen, están cubriendo gran parte de la ciudad y a fueras de ella—le dijo y lo abrazó—. Te prometo que pronto estará con nosotros…

 

—Yo… le creo, señor Goku—le dijo y correspondió al abrazo.

 

La puerta se abrió, y un hombre calvo con barba algo larga entró. Llevaba unas gafas negras de marco rojo, las cuales resaltaban comparándolas con ese traje negro que llevaba. Detrás de él venía un hombre de cabello lila y llevaba lentes; atrás venían muchos más hombres y mujeres vestidos formalmente, por su nivel socio económico, trabajo y porque la situación lo ameritaba.

 

El Son bajó al menor y se puso de pie, caminó hacia ellos y estrechó la mano con cada uno de ellos, saludando a cada quien llamándolo por su apellido, como es debido.

 

—¿Y ese niño, Son?—preguntó el de las gafas negras—. No me imaginaba que tuvieras un hijo…—exclamó, llamando la atención de todos.

 

—¿Eh? No, disculpe la confusión, pero sólo lo cuidaré un tiempo…—dijo y rio un poco nervioso, aunque tenía un pequeño sonrojo luego de ese comentario.

 

—Vaya, Son, sí que nos asustaste. ¿Qué edad tienes? ¿23? Sería como decir que el pequeño nació tan sólo te convertiste en adulto—mencionó una mujer.

 

—Sí, lo sé, pero ni siquiera estoy casado…—respondió con un sonrojo aun mayor.

 

—Ni que fuera necesario—dijo el hombre de barba, lo rodeó con un brazo del cuello y se acercó a él para susurrarle—: Por aquí tienes unas muy lindas jovencitas trabajando para ti—agregó con un tono algo pervertido.

 

—Ejem—algo incómodo, se separó—. ¿Les parece si empezamos? Ansío escuchar la propuesta—dijo y comenzó a caminar hacia una puerta que había en una pared, esa conectaba a la sala de juntas, la cual, por estar ahí, no tendría ninguna distracción.

 

En realidad quería evadir esa junta, no quería pasar dos horas ahí encerrado con esas personas tan aburridas. De sólo pensarlo sentía que moriría del aburrimiento… Pero el tema de las “jovencitas” realmente lo incomodó. Es decir, no podía decir simplemente “ah, lo siento, pero soy novio de uno de mis empleados, que por cierto es hombre y por eso no puede embarazarse, por eso mismo no tengo hijos”, sería un poco imprudente.

 

Llegaron, y cada uno tomó asiento alrededor de esa gran mesa. Goku colocó una silla a su lado, y ahí sentó al menor. Le dio su celular, sin volumen, con un juego en curso para que se entretuviera… al menos él en esa situación tan tediosa.

 

—Bien, el producto…—empezó a hablar una mujer joven y hermosa, la única de ese lugar que tenía una edad menor a 30 en esa habitación, claro, aparte de Kakarotto y Tarble—, es un nuevo alimento. Los niños de hoy sólo piensan en dulces, pero ¿qué tal una barra que contenga todos los nutrientes de los vegetales, las frutas…?

 

Si el ventilador se cae, mataría a Roshi y a Brief—pensó viendo aquel abanico de techo que sólo estaba de decoración, ya que había aires acondicionados. Estaba realmente aburrido, aunque sí prestaba atención a aquello que decía aquella peliazul de ojos color tuquesa.

 

—Por eso les traigo la muestra—dijo. Sacó de su maletín varios empaques rectangulares y le entregó uno a cada quien—. Es para niños, hice un gran estudio para que quedaran así… Incluso me reservé a no mostrárselo ni siquiera a mi abuelo para que todos ustedes sean los primeros en probarlo. Aunque, aprovechando que hay un niño aquí, creo que eso ayudaría a que se convenzan de que realmente vale la pena invertir en ello, ya que tendrán muchas ventas…—guiñó su ojo discretamente mientras veía a Roshi, intentando persuadirlo de ese modo.

 

—Tarble, pruébalo y dinos qué te parece…—le dijo el Son.

 

—Mientras, pondré el comercial—dijo. Apagó las luces, y en la pantalla empezó a correr aquel mensaje publicitario.

 

Tarble observó aquel objeto que tenía en manos, era de un color café claro, no parecía comida, tenía pedacitos de quién sabe qué cosa de color verde y amarillo. Volteó a ver hacia arriba, y vio que en la pantalla aparecía una serie de imágenes. Cuando terminó, la mujer volvió a encender las luces, recibiendo críticas positivas por parte de varios hombres que estaban ahí por su buena presentación.

 

—¿Qué pasa, Tarble?—le preguntó al ver que tenía un gesto de confusión.

 

—No le entendí al comercial—murmuró. El pelinegro se agachó un poco más y así el pequeño pudo susurrarle al oído—. ¿Por qué había dragones bailando?—preguntó.

 

—No sé…—dijo en susurro. Se incorporó, y pudo ver que todos los observaban, esperando respuestas.

 

—¿Y qué te pareció, Son?—dijo el señor Brief.

 

—Pues… es muy colorido el comercial, la envoltura del producto es llamativa y se ve que cumple con todos los requisitos debidos por ser un alimento…—dijo seriamente.

 

Mientras Goku hablaba, Tarble decidió probar aquella barra de color raro. Olía a hojas secas, y realmente se veía desagradable, pero quizás no era tan malo como pensaba, ¿verdad? Le dio una pequeña mordida, pero por más que lo intentaba, no podía trozarle un pedazo, realmente era duro. Cuando al fin lo logró, empezó a masticar con dificultad.

 

Comenzó a saborearlo, pero tan sólo lo hizo, su rostro hizo inevitablemente una mueca de asco y la escupió al suelo, de su garganta salió un pequeño quejido; pero al darse cuenta de lo que hizo, se tapó la boca con ambas manos. Los adultos lo miraban fijamente, se puso completamente nervioso ante esas caras llenas de arrugas que lo veían.

 

—Denme un minuto—pidió el pelinegro. Se agachó y habló con el menor—. ¿Qué pasa, pequeño?

 

—Sabe horrible—dijo en un tono que sólo era audible para el mayor.

 

—Vamos, no puede ser tan malo—dijo. Tomó aquella que tenía en mano el niño y la mordió, masticó con una sonrisa, dándole a entender que realmente no podía tener tan desagradable sabor. Pero esa sonrisa se fue desvaneciendo mientras sus papilas gustativas empezaron a funcionar. ¡Por Kamisama, era horrible! No lo soportó más, así que, al igual que el infante, escupió aquel bocado en el suelo.

 

Se incorporó, y notó que lo veían con insistencia, esperando que diera una respuesta. Afortunadamente no vieron lo que hizo estando agachado, sería una falta de respeto muy grave.

 

—Ehm… ¿qué les parece si llamo a Launch para que nos sirva algo para comer?—sugirió, a lo que todos aceptaron.

 

 

 

*¨*¨*

 

—Sigo sin creer que les dijiste eso—dijo Goku riéndose. Iba manejando una avenida poco transitada. El cielo tenía un tono dorado, eran alrededor de las seis de la tarde. A su lado estaba el menor, quien comía un helado de chocolate.

 

—La señorita Bra me dijo que debía decir la verdad—dijo con un puchero.

 

—Sí, pero no me imagine que serías tan sincero… Lo bueno es que Brief también estuvo de acuerdo, al igual que todos los demás. Hubiera sido un problema que opinaran lo contrario…

 

—Sobre todo Santa Claus—dijo. El mayor no lo resistió, soltó una sonora carcajada al escuchar eso. Ahora que lo pensaba, realmente se parecía a Papá Noé su socio, si usaba un gorro rojo y lentes en lugar de esas gafas negras, sería idéntico… claro que usando su traje rojo y relleno…

 

—Roshi realmente me sorprendió cuando concordó contigo…

 

 

 

^^^Flash Back^^^

 

—Dime, pequeño. ¿Qué opinas de mi producto?—le preguntó amablemente la peliazul.

 

—Pues…—se puso completamente nervioso, no sabía qué decir. Vio a Goku a los ojos, él le sonrió y logró calmarlo.

 

—Anda, sólo di la verdad—dijo confiada esa mujer.

 

—Pues…—se puso de pie en la silla y subió a la gran mesa—. No quiero ser grosero ni nada, pero no me gustó—empezó a caminar de un lado a otro, cuidando de no pisar algún objeto o un plato con comida—. No se puede morder—dijo y se tocó el colmillo, dando a entender que casi se lastimó. Luego sonrió—. Además sabe horrible…

 

Los adultos empezaron a murmurar con respecto a la actitud del menor, creían que era demasiado imprudente. Así que decidieron comprobar aquello que dijo.

 

—Por Kamisama… Bra, ¿qué le pusiste?—exclamó con cierto asco el anciano.

 

—¿Eh? ¿Por qué lo dice?

 

—Cuando era niño comíamos cosas vivas que tenían un mejor sabor…

 

^^^Fin del Flash Back^^^

 

 

 

—Señor Goku…—el menor ya había terminado su helado y ahora se encontraba jugando con el celular del mayor—. Gracias por todo—le dijo sinceramente. Lo apagó de la pantalla y vio hacia el frente.

 

El de cabellera alborotada estacionó el auto afuera de un local, desabrochó el cinturón del menor y el suyo y dijo:

 

—¿Te gustan las mascotas? Porque en casa tengo espacio para una—con una sonrisa le preguntó, vio que le brillaron los ojos y sonreía enormemente.

 

—¡Sí!—exclamó con emoción.

 

—Bien, tú lo escogerás…—. Se acomodó para abrir la puerta, pero el pequeño lo tomó del brazo, así que volteó.

 

—Espere… antes quería hablar con usted de algo—dijo tímidamente.

 

—¿Es lo que me querías decir hoy en la mañana?—preguntó con voz sumamente amable, creyendo que era un tema delicado relacionado con Vegeta.

 

—Sí, espero que no le moleste—empezó a jugar con sus dedos mientras veía hacia abajo.

 

—Puedes decírmelo con toda confianza… O si no te sientes muy seguro, está bien, puedes decírmelo después…

 

—No, sí quiero hablarlo con usted ahora—dijo y levantó la mirada, lo vio con seriedad y preguntó—: ¿Usted es novio de mi hermano?

 

 

 

***

 

 

Vegeta despertaba, realmente fue una sesión muy difícil.

 

 

^^^Flash Back^^^

 

—Realmente eres delicioso—dijo ese pelirrojo con voz lujuriosa, le lamió su oreja y después le mordió el hombro, logrando sacarle un poco de sangre, deslizó su lengua en esa extensión para saborearla—. Tan estrecho… tan exquisito…

 

Vegeta estaba apoyándose contra el muro. Sus brazos estaban cruzados, apoyados a la altura de su pecho, su rostro estaba pegado a la pared, sus ojos estaban cerrados, sus piernas estaban separadas para poder mantener el equilibrio…

 

Y ese sujeto estaba detrás de él, con su miembro en su interior, abrazándolo posesivamente de la cintura y susurrándole cosas vulgares en el oído.

 

—Tranquilo, sé que te gustará—dijo con voz ronca y grave, dominante.

 

Empezó a mover su cadera, sacando y metiendo su miembro en un vaivén rítmico, buscando ansiosamente una fricción completamente placentera. Tomó al joven de la cabellera y la estiró hacia atrás.

 

Se empezó a mover más rápido, disfrutaba ese calor interior, ese muchacho realmente tenía un cuerpo deseable, realmente aprisionaba su masculinidad de una manera única.

 

Su mano libre la dirigió a la boca del menor, introdujo dos de sus dedos, los cuales rápidamente se llenaron de saliva, produciendo esos sonidos húmedos que lo volvían loco.

 

No podía resistirse, empezó a gemir sonoramente en su oído, causándole escalofríos en toda su columna vertebral, esa voz ronca y llena de erotismo invadía su canal auditivo, pero las sensaciones recorrían todo su cuerpo.

 

Su miembro se deslizaba fácilmente por la gran cantidad de fluidos que tenía dentro, y el líquido pre-seminal empezaba a hacer presencia. Quería llegar pronto al clímax, así que lo tomó de la cadera con ambas manos y aumentó la profundidad de sus embestidas, logrando tocar aquellos puntos más profundos que, inevitablemente, le causaban gran placer al pelinegro, quien hacía un esfuerzo sobre humano para evitar soltar uno que otro sonido. El mayor lo notó, por lo que se acercó a su rostro.

 

—Vamos, quiero oírte…—. Vegeta no quería hacerlo, pero ya no podía acallarse, sentía que se estaba ahogando…

 

Gimió sonoramente ante cada movimiento del mayor. Realmente estaba sumergido en el placer, a pesar de que estuviera abusando sexualmente de él, su cuerpo reaccionaba y no podía evitarlo. El pelirrojo se movía rápidamente, sabía exactamente qué punto tocar, lo frecuentaba constantemente. Sus embestidas eran profundas y bruscas, tocaban ese lugar que lo volvía loco. Un sonrojo invadía sus mejillas, sus ojos estaban entre cerrados, la saliva escurría de la comisura de sus labios.

 

El más alto gemía a la par del menor. En su rostro era evidente el placer que lo invadía, ese cuerpo sí que tenía todo lo que le gustaba. Sintió un cosquilleo en su parte íntima, seguido de vibraciones en toda su columna vertebral, su espalda se arqueó, y liberó su esencia en el interior del menor.

 

Sus piernas temblaban, sentía espasmos en todo su cuerpo, su respiración estaba completamente alterada, su cuerpo estaba completamente perlado de gotas de sudor. Abrazó de nuevo al menor, y sonrió al ver el líquido blanco que manchaba la pared, esas gotas tibias resbalaban dejando un sendero blancuzco.

 

—Te divertiste, ¿eh?—le dijo insinuador con respecto a aquel semen que no le pertenecía precisamente a él.

 

^^^Fin del Flash Back^^^

 

 

 

Un sentimiento de culpabilidad lo invadió, realmente se sentía mal. Por un momento disfrutó de eso, aunque en el fondo sabía que todo eso tenía una explicación en base a datos fisiológicos, no quitaba el hecho de que se sintiera de ese modo por haber estado haciendo eso con alguien cuando tenía pareja.

 

¿Cómo se lo explicaría?

 

Claro…

 

Si es que salía de ese lugar algún día…

 

Se puso de pie, y sintió fuertes punzadas en su esfínter. Se apoyó en la pared, y sintió aquel líquido bajando por sus piernas, deslizándose lentamente. Seguía tibio, pero también estaba mezclado con otra cosa, tenía una tonalidad rosa en secciones, se había combinado con algo de sangre.

 

Caminó hacia la regadera que había ahí dentro en una esquina. Quería que todos esos residuos se fueran, deseaba que todo el recuerdo de las noches de placer que tuvo con todos esos sujetos (y una que otra mujer) fueran llevados por el agua y se perdieran en la tubería… Pero no… seguían ahí… jamás podría borrar todos los rastros de todo lo que había hecho por más que quisiera.

 

Cerró la llave y caminó hacia donde se encontraba su ropa, la cual se había quitado antes de que empezara todo para que no se manchara. Quería vestirse, y descansar un poco, realmente estaba exhausto. Caminaba con una mano en la pared, apoyando su peso así y no caer.

 

La puerta se abrió, y se vio un hombre al cual no quería ver.

 

—No te pongas cómodo, Veggie… Aún faltan muchos clientes que quieren recibir tus servicios—dijo y salió de nuevo.

 

El pelinegro estaba preocupado, ¿cómo demonios esperaba que tuviera muchas horas seguidas de sexo sin tener descanso alguno? Sabía que en cualquier momento se desmayaría.

 

La puerta se abrió, y entró aquel que sería el cliente número dos en esa habitación…

 

 

***

 

 

Trágame, tierra—pensó.

 

¿Cómo se había dado cuenta? ¿Acaso estaba molesto? Un minuto, ¿desde cuándo lo sabía?

 

Peor aún…

 

¿Cómo le explicaría todo eso sin causarle un trauma o asustarlo?

 

—¿Por qué dices eso, pequeño?—preguntó intentando ocultar su nerviosismo.

 

—Pues… anoche tenía sed, y no quería despertarlo. Así que salí de la habitación y fui a la cocina, fue fácil encontrarla. Cuando iba de camino, cerca de un perchero, estaba un saco tirado, así que lo levanté, acerqué una silla que había cerca y me subí en ella para poder colgarlo. Pero vi que había una cajita, me llamó la atención porque estaba muy suave… La abrí y adentro había un anillo de compromiso. Lo toqué, y se sentía un poco rasposo por dentro. Fui a la cocina, y con la luz lo vi mejor… Al principio supuse que era de usted, que quizás tenía novia y le iba a pedir que se casara con usted—dijo y vio hacia abajo con una sonrisa—. Pero después, aunque batallé mucho, pude leer que tenía un grabado que decía “Kakarotto & Vegeta, juntos por siempre”… y usted se llama así, lo leí en la hoja que me dio y dijo que ya no servía…—volvió a ver al hombre con una sonrisa—. Volví a guardarlo en una bolsa del saco, y después fui a la habitación…

 

—…—no dijo nada, estaba completamente nervioso. ¿Cómo excusar eso?

 

—¿Se va a casar con mi hermano?—le preguntó con curiosidad.

 

—Tarble… ¿acaso no te molesta? Digo, ambos somos hombres, y pues… —no podía seguir hablando, a él le molestaba algo el hecho de decir aquellas palabras que tanto le incomodaban.

 

—A un hombre le debe gustar una mujer, y a una mujer le debe gustar un hombre…—concluyó la frase viendo hacia el frente—. Pero… si mi hermanito es feliz, no veo cuál es el problema… Usted se ve que lo quiere mucho y que estará muy bien a su lado…—dirigió de nuevo hacia el mayor—. ¿Entonces sí se va a casar con él?

 

—Ya no tiene caso que te lo oculte, después de todo ya lo sabes todo… Hace un tiempo empecé a salir con él, nos volvimos novios. Pero luego sentí que él era la persona que más amaba, y no quería esperar. El día que esos sujetos se atrevieron a llevárselo… cuando hablaba con  él, le había hecho la pregunta… Pero…—un nudo se formó en su garganta—. Él me dijo que no, creyó que era demasiado apresurado… y a decir verdad, no me molesté; al contrario, le prometí que yo lo respetaría todo el tiempo que quisiera… En realidad yo deseaba que me dijera que sí para después enseñarle el anillo y sorprenderlo…

 

—Señor Goku, Vegeta en realidad tenía miedo—le dijo y vio por la ventana, hacia el local de las mascotas—. Creo que tenía miedo de que usted después se arrepintiera, porque yo sé que lo quiere mucho, igual que usted a él…

 

—Jamás podría arrepentirme…—dijo sinceramente—. ¿Tarble?

 

—¿Sí?—volteó a verlo, y vio que tenía una sonrisa soñadora.

 

—¿Me das permiso de ser novio de tu hermano?—le preguntó.

 

—Sí, claro que sí—le dijo con una enorme sonrisa. Pero se puso de pie en el asiento y lo vio a los ojos con el ceño fruncido—. Pero si lo hace sufrir le irá muy mal conmigo—dijo, el mayor sonrió enternecido.

 

—Descuida—levantó su mano izquierda y la derecha la colocó en su corazón—, te prometo que cuidaré mucho a Vegeta, lo querré siempre y sobre todas las cosas, y haré todo lo posible porque siempre sonría…

 

—Bien—volvió a sonreír y lo abrazó, a lo que el mayor correspondió—. Porque él es una persona muy buena que no merece sufrir, el merece ser feliz…

 

El mayor sintió en su corazón un pequeño revuelco. Realmente el pequeño decía la verdad, Vegeta era una muy buena persona que no merecía ni el más mínimo sufrimiento.

 

 

 

***

 

 

Luego de ese abrazo el mayor llevó al pequeño hacia el interior de aquel local. Una vez dentro, el menor empezó a correr dentro, maravillado por todos los animales que había ahí.

 

—Deme un minuto, ahorita lo atiendo, señor—dijo un hombre asomándose desde una puerta al fondo, hablaba por teléfono y se veía sumamente ocupado.

 

Goku le hizo una seña a aquel hombre dándole a entender que no había inconveniente. Mientras Tarble observaba a unas ninfas, su celular vibró. Al leer el remitente, salió del local y contestó.

 

—¿Tienes noticias, Yajirobe?—preguntó.

 

Algo así. Lapis y yo hemos estado vigilando un área, y creo que tenemos algo. Se trata de un hombre llamado Bojack, creemos que está relacionado con esto… O al menos conoce a alguien dentro del negocio y hablará… Tenemos pensado seguir vigilándolo este día, y cuando llegue el momento oportuno lo apresaremos y lo interrogaremos. Por el momento no lo hemos visto, pero creemos que no tarda en pasar por aquí.

 

—Está bien. Si obtienen información, llámenme—dijo y colgó. Entró a la tienda y el menor se acercó a él.

 

—¿Está bien todo, señor Goku?—preguntó.

 

—Sí, sólo que Maggie se equivocó en un número, pero ya lo rectificó y corrigió… No te preocupes, son cosas del trabajo—le dijo, a lo que él asintió—. ¿Te gustó uno?

 

—Sí, estos pájaros silban muy bonito—le dijo y se acercó a aquellas ninfas, algunas eran de un color amarillo y otras eran grises, pero compartían esa particularidad de tener las plumas en la cabeza alzadas y manchas rojas en lo que correspondía a las mejillas, dando alusión a un sonrojo prominente. Luego se acercó a una pecera gigante—. Y estos pescaditos son de colores muy bonitos—dijo observándolos con cuidado.

 

—¿Y cuál quieres?—preguntó agachándose a su lado, observando aquellos animalitos que nadaban tranquilamente a pesar de la mirada fija del menor sobre ellos.

 

—Pues… a mí me gustaría tener a alguien con quien jugar. Si escojo un pajarito, se iría volando  si lo saco de su jaula. Y sería muy difícil para mí cambiarle el agua al pececito todos los días… Además, siempre he querido un perrito—dijo con una sonrisa.

 

—Ya, disculpe la tardanza, pero era mi proveedor de la comida de estos animales, además de que debía llamar al veterinario para que les hiciera un chequeo a todos. En fin, permítame presentarme, soy Octavio, para servirle—estrechó su mano con el pelinegro de cabellera alborotada cuando éste se irguió.

 

—Buenas tardes, me llamo Goku. Es un placer.

 

—¿Buscaban algo en específico?—preguntó cortésmente.

 

—Sí, un cachorro. Es para él—le dijo.

 

—Bien, ellos están atrás jugando. Permítame—dijo. Silbó, y se escuchó varias patitas acercándose, eran varios cachorritos que atravesaron una pequeña puertita  de la puerta grande y venían a toda velocidad—. Estos son todos los que tengo, son hermanos. Pero son muy especiales. Lamentablemente su madre murió, y no pude conseguirles una nodriza, aún necesitan algo de leche…—le explicó.

 

El menor veía emocionado a todos los cachorritos que estaban a su alrededor, moviéndose alegremente por todo ese espacio. Después vio que uno venía apenas atravesando la puerta, éste cojeaba y se movía lentamente. Se acercó a él y lo acarició.

 

—¿Qué le pasó a este?—preguntó a la vez que deslizaba su mano por ese suave pelaje.

 

—Nació con un problema. Quizás jamás se recupere—le explicó.

 

—¿En serio?—preguntó emocionado.

 

—Sí, ¿por qué?

 

—Señor Goku, quiero este—dijo cargándolo.

 

—Niño, ¿estás seguro de que quieres ese?

 

—Sí—dijo decidido.

 

—Pues, si en verdad lo quieres, te lo regalo. Todos los demás tienen un valor de 300…

 

—¿Por qué dice eso, señor?—preguntó confundido Goku.

 

—Porque ese perrito jamás podrá correr, quizás no sobreviva con ese problema. No podrá jugar o andar rápido como los demás… Anda, llévatelo, te lo regalo—dijo y caminó hacia donde estaba su despacho, pero la voz del menor lo hizo detenerse.

 

—No. Este perrito vale igual que los demás, no porque no pueda hacer todo eso significa que vale menos…—dijo.  Su semblante se entristeció y continuó—. Hace tiempo mis papás murieron en un accidente de auto, y yo me lastimé mucho. No puedo jugar ni correr mucho, voy a terapias para que pueda moverme mejor, pero a veces simplemente no puedo levantarme de mi cama—luego sonrió y levantó la mirada—. Este perrito necesita a alguien que lo entienda, que lo acompañe siempre. Que tenga alguien que lo quiera y lo haga sentir importante—sacó algo de su bolsillo, era lo que parecía un inhalador para asma, pero le quitó la tapa y sacó de ahí un billete—. Sólo tengo 50, pero tan sólo ahorre vendré a pagarle por él el precio completo—dijo y sonrió.

 

El azabache de ojos negros sacó su billetera y le entregó el dinero al otro hombre, los 300 pedidos, luego le guiñó un ojo al pequeño.

 

—Gracias, le pagaré tan sólo ahorre un poco—dijo y sonrió aún más—. Señor Octavio, ¿ya me lo puedo llevar?

 

—¿Eh?—su voz sonaba entre-cortada, sus ojos estaban vidriosos y un nudo estaba en su garganta—. Sí, esta bien…

 

—Gracias—ambos empezaron a caminar hacia la salida, mientras aquel cachorrito le lamía la mejilla al niño.

 

—Pequeño—habló Octavio—. Sólo espero que todos esos perritos tengan un dueño como tú—le dijo y el menor le dedicó una última sonrisa, para después salir con el cachorrito en mano.

 

 

***

 

—Tarble, ya es tarde. Duerme—le dijo el azabache. El menor estuvo jugando en el suelo con el cachorrito, bostezaba constantemente. Goku se acercó y lo cargó en sus brazos, lo llevó a su cama y lo arropó. Después cargó al cachorro y lo colocó a un lado del pequeño.

 

—Señor Goku, gracias por todo—dijo con voz adormilada.

 

—No es nada, descansa…—le besó la frente y salió de la habitación, para que durmiera mejor.

 

Bajó a la cocina, ya habían cenado y todo, incluso eran ya las 10 de la noche, pero no podía dormir, seguía pensando en aquello que le había dicho Yajirobe. Esperaba que llamara para saber si ese sujeto sabía algo de Vegeta, pero simplemente no llegaba ningún mensaje o llamada.

 

Suspiró y empezó a revisar el correo, toda esa correspondencia que en su mayoría eran recibos del agua o luz. Pero un sobre en especial le llamó la atención. Lo abrió, y vio que dentro había una carta, la cual decía:

 

 

 

Goku:

Mis padres están muy molestos, y me echaron de casa. Por eso me estoy hospedando en un hotel. Iré a tu casa dentro de dos meses, tienes que hacerte cargo de aquello que ocasionaste.

Ya no puedo seguir ocultando mi embarazo, todo por tu maldita calentura de aquel día que te embriagaste. Y antes de que intentes excusarte diciendo que no recuerdas nada, este bebé es prueba de que esto es cierto. Y si no te haces cargo de él, le diré a todos los medios que el Gran Son Goku el empresario más poderoso y ejemplar, no es más que un sin vergüenza que abusó de una menor. Te demandaré por cada centavo si no aceptas tu responsabilidad como padre…

Atte. Maron

 

 

 

 

—Oh, no… —murmuró con preocupación—. Maldita sea, de verdad no recuerdo nada de ese día…—suspiró frustrado—. Si resulta verdadero… ¿cómo se lo explicaré a Vegeta?

 

En el sobre venía una fotografía, la vio y su nerviosismo aumentó.

 

Era una ecografía, y en la parte de atrás decía:

 

Goku Jr.    5 meses…

 

 

 

En verdad… ¿cómo le explicaría?

Notas finales:

Me gustaría que me mandaran sus reviews, me esforcé mucho haciendo esto, mi cerebro estaba frito (y en salsa verde… ok, no XD)

Pero sí, realmente cuidé mucho los detalles.

La parte de Tarble en la tienda de animalitos, me basé en una historia que leí cuando estaba en la secundaria, cuando encuentre su nombre y autor lo escribiré.

-¿Por qué esa mujer asegura que Goku tiene un hijo en camino? ¿Qué ocurrió exactamente ese día? ¿Qué dirá Vegeta cuando lo salven y se entere de eso?

Jeje, ¿quién les gustaría para nuevo cliente de Vegeta? Necesito opciones jeje (^-^)7 no se me ocurren nombres o personajes.

Si el ventilador se cae, mataría a Roshi y a Brief”, si nunca te pusiste a pensar a quién mataría el ventilador si se cae, realmente no supiste lo que era el verdadero aburrimiento... (¿les ha pasado? o.O)

En fin, creo que es todo. Espero que les haya gustado, porque fueron >5000 palabras escritas en la computadora con mis dedos entumidos por el frío, ni siquiera podía escribir bien T^T

 

¡Hasta la próxima!

~Arrivederci, amici miei~

 

P. D. Si algo no tiene sentido, o “como que falta algo porque no tiene concordancia”, me marcó error el WORD, así que no sé qué onda. Espero que no faltara nada o se cortara. El capítulo lo tengo listo desde ayer, pero el problema es que la página no me dejaba entrar.


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