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Odio mi empleo... pero lo necesito (En proceso de edición) por Princesa de los Saiyajin

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Notas del capitulo:

Les traje otro capítulo :) No me odien si tardé mucho.

4

Promesas

 

—Vegeta, acompáñame a almorzar—pidió quitando algunas cosas de su escritorio.

     —Llevo un mes trabajando contigo, y sigo sin entender por qué no quieres comer en el comedor—comentó sentándose frente a él. La secretaria entró a la oficina con una bandeja en manos y la dejó sobre el escritorio.

     —¿Necesitan algo más?

     —No, muchas gracias.

     La empleada salió de la oficina luego de hacer una reverencia, así ambos comenzaron a comer en la soledad y amplitud de aquel espacio. Mientras picaba con el tenedor la comida, apoyó su rostro en su puño y miró al menor con una sonrisa.

     —Siempre haces eso, ¿qué pasa? —preguntó levantando la mirada. El Son negó lentamente antes de seguir comiendo.

     —Me gusta verte comer—fue lo único que respondió—. Vegeta, me gustaría que saliéramos tú y yo.

     —¿Salir? ¿A dónde?

     —No lo sé, a donde tú quieras—bebió un poco del vaso con jugo—. ¿Qué harás el fin de semana?

     —¿Fin de semana? —mordió su labio inferior—. Tengo planes.

     —Oh…—calló un poco.

     A Goku todavía le costaba acostumbrarse a la vida nocturna que llevaba el Saiyan. En más de una ocasión le había tocado verlo escogiendo entre dormir un poco apoyado sobre el escritorio o almorzar. Y no sólo eso, el que tuviera sus fines de semana ocupados por su otro trabajo también le causaba un poco de molestia, ya que habían sido varias las ocasiones que intentaba invitarlo a salir y el menor se negaba.

     Lo que más le incomodaba era cuando el más bajo llegaba con marcas en los pectorales, esas que alcanzaba a ver cuando se le desabotonaba la camisa por accidente. Vegeta siempre llegaba pulcro a su trabajo, pero sabía que bajo aquellas prendas había chupetones, algunas mordidas, o incluso rasguños.

     —Hoy tengo libre—el Son levantó la mirada—. Es mi día de descanso.

     —¡Genial! —extendió su mano y tomó la del Saiyan—. ¿Te gustaría ir al cine?

     —Donde sea está bien—soltó la mano del mayor—¿A qué hora quieres que nos vayamos

     —¿Te parece si nos vamos ya? —se levantó y empezó a apagar la computadora y a desconectarla.

     —¿Ahora? ¿Pero qué pasará con…?

     —¡No te preocupes por eso! —pasó al otro lado del escritorio para tomar sus manos—. Maggie puede llamarme si ocurre una emergencia. Además, hoy no tengo ninguna junta con alguien.

     —¿Y si te necesitan para…?

     —¡Entonces vayamos al cine de la calle próxima! Así no estaremos tan lejos y podremos llegar rápido—comenzó a estirarlo de la mano, el Saiyan no tuvo más opción que levantarse y seguir siendo arrastrado por aquel hombre.

     No pudo evitar soltar una risita al ver que, a pesar de que era alguien que tenía una responsabilidad muy grande, de momentos se tornaba a una actitud divertida e inmadura, como si fuera un adolescente pequeño llevándolo consigo a sus travesuras. Era, ciertamente, bastante atractivo.

     —Este sujeto realmente tiene algo—sonrió un poco mientras entraban al ascensor.

     —Hay una película animada que quiero ver—le dedicó una sonrisa—. ¡Y me gustaría pedir palomitas acarameladas!

     —¿Película animada? —repitió, el brillo en los ojos del mayor lo hizo sentir un poquito de ternura—. Claro, será divertido.

     Fueron primero al auto del Son, para dejar sus sacos y corbatas ahí, y así no lucir tan formales en aquella salida que se pretendía que sería casual. Una vez desarreglaron un poco su apariencia, comenzaron a caminar por la acera hacia su destino. El día era joven, el sol brillaba demasiado y el clima no era tan caluroso, por lo que aquella caminata era bastante agradable.

     Cuando por fin llegaron, esperaron un poco en el área de comidas para que, los que terminaban de ver la función en su sala, salieran. Aprovecharon un poco eso para degustar un helado. Vegeta sintió un poco de nostalgia al estar ahí. ¿Qué no su última vez en un cine fue a los 17 años, cuando había ido a ver una película de acción con sus compañeros de preparatoria?

     —¿Te cuento algo, Vegeta? Nunca vengo a los cines porque me siento solo—empezó a decir, el menor lo miró—. Una vez lo intenté, había una película que tenía tantas ganas de ver desde que salieron los avances. Pero estando en la sala me sentí demasiado triste—le sonrió—. Estaba solo entre parejas y grupos de amigos. Salí de la sala sintiendo un vacío, fue bastante incómodo.

     —Supongo que desde entonces no has vuelto a venir.

     —No te equivocas.

     —¿Por qué no invitaste a alguna de tus secretarias? O a cualquier otro empleado, así como a mí—el Son sólo le sonrió—. ¿Qué?

     —No es muy bien visto que el jefe invite a un empleado a salir… Quise hacer la excepción contigo porque en serio me agradas mucho, y me siento bien a tu lado. Creí que no te molestaría porque he ido un par de veces a tu casa a cenar—el Saiyan tragó saliva—. Además, quiero conocerte un poco más.

      —¿Acaso él…?

     —Ya están dejando pasar a la sala, ¿vamos?

     —¿Eh? Claro—sacudió su cabeza para quitar aquella “absurda” idea de su mente y siguió al más alto.

     Había pocas personas ahí, pero en su mayoría eran padres que llevaban a sus hijos a ver la función. Sintió un poco de vergüenza de estar ahí en una función infantil, la cual se le borró al ver al Son riéndose con cada broma que decían en la película. No podía negar que a él también le causaban gracia; incluso de vez en cuando soltaban un chiste para adultos que pasaba demasiado desapercibido para los niños, pero para los adultos que estaban ahí había sido evidente.

     —Gracias—oyó en su oído, antes de sentir la cabeza del mayor apoyándose contra la suya. La sangre comenzó a acumularse en su rostro y el calor se acrecentaba en sus mejillas—. ¿Vamos a comer saliendo de aquí? —el Son incluso se había permitido pasar su brazo por los hombros del menor.

     —N-no creo que…

     —Anda—insistió—. Ni siquiera te dejé terminar de comer por traerte, y sé que las palomitas no llenan el estómago—el Saiyan despegó su mirada de la pantalla al ver los créditos y observó el rostro del Son—. Además, hace mucho que no como ramen.

     El Saiyan soltó una risita baja al oír eso. Asintió y, dejándose guiar por el momento, siguió a Goku hacia el restaurante. Ahí pidió también un platillo para él, y ambos cerraron con un delicioso postre: tarta de chocolate con jarabe.

     —Creí que nadie más conocía esa canción, es de las menos populares de esa banda—comentó antes de terminar de beber los últimos tragos de su jugo—. Tenemos demasiado en común, ¿no crees, Vegeta?

     —¿Eh? Sí, supongo que algunas cosas—metió en su boca el último bocado de pastel y dejó el plato a un lado—. Gracias por la comida, Kakarotto.

     —No es nada, Vegeta—sonrió y apoyó de nuevo su rostro en su puño, era una costumbre que había adquirido desde días atrás, donde observaba al Saiyan con una curvatura en sus labios—. Me gustaría que camináramos un poco, ya casi anochece y quisiera estar más tiempo contigo.

     Pagó, y ambos fueron a la calle. El cielo apenas estaba oscureciendo, y la brisa fría de la noche estaba haciendo presencia, helando un poco sus pieles con el viento gélido. Incluso Goku aprovechó ese instante para pasar su brazo por los hombros del Saiyan en un cálido semiabrazo.

     —Me divertí mucho hoy, Vegeta—comentó—. ¿Te llevo a tu casa?

     —Si no te molesta conducir hasta allá…

     —Jamás me molestaría acompañarte—siguieron caminando por la acera, visualizando los locales siendo cerrados—. Hace mucho que no tenía un amigo.

     —También me agradas—metió las manos en sus bolsillos—. Demasiado…

     —¿Quieres que le llevemos un bocadillo a Tarble para que cene?

     —No es necesario—sonrió, sin despegar la mirada del suelo.

     Kakarotto era una persona bastante especial. No sólo trataba de estar pendiente de él, sino que también se preocupaba de su hermanito. En más de una ocasión había llevado comida para los tres, ya que siempre incluía al más pequeño en sus planes de cenar juntos. Además, solía convivir bastante bien con Tarble, a veces hasta jugaba con él y sus carritos.

     Goku era alguien bondadoso y noble, a quien agradecía haber conocido. Aquel departamento se llenaba de una calidez hogareña cuando podían estar los tres juntos, cenando o viendo televisión unos momentos antes de que el Son tuviera que volver a su vivienda.

     —¿Es tu teléfono el que está sonando? —preguntó al aire, el Saiyan asintió. Tan sólo vio el remitente, soltó un bufido y se libró del brazo del Son. Goku sólo lo vio extrañado mientras Vegeta se alejaba unos pasos para responder.

     Tardó sólo unos segundos para descifrar de quién, probablemente, se trataba. Colocó una mueca de enojo, con un ceño fruncido marcado. Esa situación todavía le molestaba demasiado, y el hecho de que el Saiyan luciera afectado también le incomodaba.

     —Kakarotto—llamó, el Son seguía con la misma expresión—. ¿Estás enojado?, ¿pasa algo?

     —No, nada—relajó su expresión—. ¿Me ibas a decir algo? —sonrió—. ¿Ya nos vamos?

     —Eso es lo que quería decirte. Tengo que cumplir un trabajo imprevisto, tomaré un taxi.

     —Pero…—volvió a fruncir el ceño—. Este era tu día libre, ¿por qué te llama así, como si nada?

     —Hmph—desvió la mirada—. Tampoco me agrada esto, no tienes que tomar esa actitud.

     —Yo…—soltó aire—. Lo siento—rascó su nuca—. No me gusta verte tomando esta clase de decisiones, y… bueno, quería pasar más tiempo contigo—soltó una sonrisilla vacía—. Me gusta estar a tu lado.

     —¿Eh? —sus mejillas se coloraron al sentir las manos del más alto posarse en sus hombros.

     —Sé que esta situación es difícil, Vegeta. Tú eres quien la pasa peor, pero…—sonrió—. Te prometo que todo pasará, y yo estaré para ti cuando lo necesites. Sé que no tenemos mucho de conocernos, y que tal vez puedan parecer demasiadas atenciones. Pero de verdad quiero estar apoyándote en todo, me importas mucho y no me gusta verte pasándola mal—el Saiyan intentó hablar, pero fue interrumpido por el Son—. Si por mí fuera, yo haría que las cosas sean más sencillas para ti. Sé que a veces no quieres que sea tan atento, pero… sólo quiero hacerlo. Quiero que estés bien.

     —Kakarotto…—sonrió—. Gracias—Goku correspondió aquella cálida sonrisa.

     —¿Sería tomarme demasiada confianza si te pido un abrazo, Vegeta?

     —Por mí está bien—el Son lo rodeó con sus brazos, cerró sus ojos y aspiró su aroma.

     —Si te sientes mal o necesitas descanso, sólo avísame y comprenderé—pasó su mano por el cabello del más bajo. Dio un último aspiración a su esencia y susurró—: Adiós, Vegeta…

     —Adiós—se separó y comenzó a caminar, alejándose de él. Le dedicó una última mirada antes de perderse de su vista.

      Goku pudo apreciar, antes de que se fuera, una tierna sonrisa.

Notas finales:


Si no actualizo pronto, es porque subiré un capítulo de cada uno de mis fics en el siguiente orden:
-El único en mi vida
-Mi novio suicida
-Cupido me hace bullying
-Odio mi empleo... pero lo necesito
Digo, por si tenían curiosidad.

Creo que ya no los fastidiaré con otra cosa.
¡Hasta la próxima!

~~~Insectos~~~

 

 

Notas finales (extra):

Primera edición: (25/09/2015)

Segunda edición: (28/06/2021) By Near


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