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¿Tu dolor o el mío? por only_hope

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Contactar a ese ginecólogo había sido la cosa más tediosa que podía haber hecho. Él conocía al hombre por su padre, pero nunca se habían llevado, y el tema de tener un esclavo en su casa le incomodaba de sobremanera cuando se trataba de personas externas a su familia.

No quería que supieran que alguien como él, se estaba metiendo con un objeto en lugar de con una persona común y corriente.

Entró a su casa llamando al esclavo, entregándole las bolsas de compras que había hecho ante la mirada confundida de este. – El doctor vendrá hoy – Le indicó, fijándose ahora en el vientre que ahora se veía ligeramente abultado. – Vístete. Ni bien hizo un movimiento el chico cuando lo tomó del cuello, estrellándole contra la pared. – No quiero más teatritos tuyos, no vas a hablar a menos que yo te lo indique, y al hacerlo sólo confirmarás lo que yo esté diciendo. – El rubio asintió con miedo, su cuello aún entre los dedos de él presionaron más. – No quisiera preguntarle al doctor algún método para abortar más rápido, así que más te vale obedecer.

Una vez que le soltó se quedó ahí viéndolo vestirse. La ropa seguro le quedaría más o menos bien, el esclavo había subido un poco gracias a las comidas que recibía y al embarazo. Procuró que vistiera cosas holgadas de cualquier modo para que las marcas de mordeduras y rasguños no fueran muy evidentes. El esclavo tenía un ojo levemente amoratado debido a la patada que le había dado en la cara semanas atrás, pero eso era lo de menos.

El doctor llegó unos treinta minutos después, saludando con entusiasmo a los dos muchachos y sacando las cosas que creía necesitar. -Sería más fácil si vinieran a mi consultorio – Admitió el hombre en una queja.

-Pero entonces su paga no sería tan buena – Negó Logan con una mueca. -¿Verdad?

El doctor se encogió de hombros, evitando fulminar con la mirada al hijo de su amigo por ese desplante. Se fijó entonces en el otro muchacho, quien tenía los ojos puestos en el piso como si este fuese lo más interesante del mundo y sus manos alrededor del vientre. Había algo en el aura triste del chico que le hizo sentir empatía por él.

-Ven – Le pidió con suavidad, notando que Logan le daba un codazo para que obedeciera. Se aclaró la garganta, incómodo por la escena, y sacó su cuaderno de apuntes. – Bien, es… ¿tu primer embarazo?

-Sí – Dijo el rubio en un susurro, siendo sentado en la mesa provisional que habían puesto en la sala de estar.

-¿Has tenido malestares, sangrado… algo? – Preguntó el doctor, empezando a palpar la zona abultada aún por encima de la ropa para no asustarle.

-Mareos – Admitió, asustado por tener que estar hablando cuando su amo explícitamente le había indicado que no lo hiciera. Tembló. – Muchas ganas de orinar…

-Eso es normal – Dijo el doctor, siguiendo la mirada del chico hasta el castaño que los veía desde el sillón. – Voy a tener que revisar la zona genital, ¿está bien? Logan asintió, a lo que el rubio se apresuró a hacerlo también. Mientras este último se recostaba en la mesa y el doctor alcanzaba sus instrumentos, decidió preguntarles. -¿Puedo saber qué relación llevan ustedes?

-Es mi novio – Dijo Logan simplemente.

-Ya veo – Indagó el mayor de los tres. – Y te gusta joderlo seguido, ¿ah? – Su voz sonó molesta, notando que la entrada del chico estaba levemente desgarrada, al igual que había varios moretones en los glúteos.

-A él le gusta duro, ¿verdad? – Estaba a punto de complementar llamándole “putita”, pero supuso que eso no sería apropiado en ese momento.

El rubio asintió en seguida, evadiendo la mirada de los dos varones que estaban con él.

Logan observó al amigo de su padre, diciéndole con los ojos “¿ves?”, notando que eso le había disgustado al otro, pero sin importarle de todos modos.

“¿El bebé está bien?” Quiso preguntar el esclavo, esa quinta regla zumbaba en su cabeza, aterrándolo. No quería renunciar al pequeño… no así, no tan pronto… No, nunca, mejor dicho. Y el doctor pareció entender esa pregunta, porque le sonrió.

-No hay daños graves, todo se ve normal. Diría que es un embarazo de dos o tres meses, más o menos.

-¿Dos o tres meses? – Inquirió su amo, sorprendido. – Vaya que te lo tenías escondido, tonto.

-Dudo que ese sea el modo para referirte a un novio, Logan – Le regañó el amigo de su padre, negando con la cabeza.

Él rio por lo bajo, pensaba llamarle de otra forma y había optado por “tonto” para no humillar al esclavo. – Por fortuna a usted no le importa, le pagamos para que revise a este y ya. No para que sea nuestro terapeuta de pareja.

-Sólo digo que al menos le llames por su nombre. – Se giró para ver al rubio. – Porque tienes un nombre, ¿no? – Lo dijo con sarcasmo, sin saber el pánico que provocó en el esclavo y en el amo.

Logan asintió ante la mirada aterrada del chico, quiso intervenir diciendo que sí, pero el doctor no quería que el que hablara fuera él sino el rubio. Maldita sea.

-Sí… - susurró el esclavo, bajando la cabeza.

-¿Y cuál es? – Logan comenzó a pensar en un nombre para soltar, pero ni bien había abierto la boca cuando su esclavo soltó.

-Emett – La voz le salió ahogada. Levantó la vista para ver al doctor que parecía no haberle escuchado. – Mi nombre es Emett… Emett Backery.

-Un gusto, joven Backery – Respondió el de la bata blanca, feliz de que el chico rubio hubiese tomado la iniciativa para hablar. – Mi nombre es Derek Smith.

El esclavo tomó la mano que le ofrecían con desidia, viendo a su amo sin saber muy bien cómo reaccionar. ¿Cómo se le había ocurrido decir tal cosa? Se recriminó, asustado. Había sido un error… un error que seguramente le saldría caro.

-No hay nada de qué asustarse con respecto al embarazo – Indicó el doctor, suponiendo que la relación que llevaban esos dos era lo suficientemente retorcida como para interferir así como así, y sintiéndose incómodo por eso. – Contactaré a Logan para la siguiente consulta. ¿Está bien?

Ambos asintieron, el rubio agachó la mirada, escuchando a los otros dos hablar acerca del tema del pago y después al doctor juntando sus cosas. Se bajó de la mesa para que entre el amo y el doctor Derek pudieran llevarla al auto del último.

Apenas la puerta volvió a cerrarse tras de su amo tembló, viéndose de nuevo contra la pared, ahora de espaldas.

-Estuviste bien – Comenzó Logan, presionando su mano contra la nuca del esclavo. – Pero te dije que me dejaras hablar a mí primero, alimaña. – Presionó un poco más, recibiendo los acostumbrados quejidos del otro. - ¿De dónde sacaste ese nombre, esclavo? El chico guardó silencio, soltando apenas algunos gimoteos estando ahí. Logan lo tomó de un brazo, en una llave y azotó la cara de este contra la pared. - ¡Responde!

-Es mi nombre… - Sollozó. – era mi nombre… No quería pensar en ello, su pecho tembló. ¿Cuándo había sido la última vez que lo decía? ¿O que escuchaba a alguien decirle así? Ya ni siquiera él se refería a sí mismo de esa manera.

Logan rio, girándolo. – A mí no me jodas, ni siquiera a los esclavos a los que se les pone nombre provisional se les permite apellido. ¿Por qué tú sí?

-Porque… - El rubio tembló, ahogando el fuerte sollozo que sacudió su cuerpo – porque yo no nací siendo un esclavo.

-Te vendiste – Adivinó Logan, viendo fríamente al menor llorando por la declaración. – Lo sabía, no eres más que una puta.

-¿Qué? – Susurró Emett, levantando la vista, horrorizado. – Yo… - No pudo terminar cuando Logan le pegó con el puño en la cara.

-Seguro te metiste con otros antes que conmigo, ¿verdad? – Dijo, sintiéndose de repente molesto.- ¡¿Verdad?!

El esclavo negó con la cabeza, apenas abrió la boca para aclararlo el amo le volvió a pegar. -Eres la perra en celo que yo sospechaba, ¡y creías que te la pasarías bien aquí! – Se rio ante la mirada asustada del otro, bajándose los pantalones, apretó esa suave barbilla acercándolo a sus labios. – Pero no sabes con quién te metiste, Emett.

El rubio tembló, trataba de hablar, pero era imposible, el castaño fuera de prestarse a explicaciones le obligó a mamársela, jalando con saña sus cabellos. Lo levantó antes de venirse, poniéndolo de nuevo en la pared y bajándole a él la ropa para así poder penetrarlo.

-¿Y sabes lo que voy a hacer con tu hijito? – Escupió molesto, embistiendo brutalmente al doncel. – ¡Voy a ofrecerlo para que apenas nazca lo jodan tal y como te han jodido a ti!

-Por favor, a él no… - Suplicó el esclavo. El amo le estaba haciendo daño, podía sentir gotas de sangre ir descendiendo de sus piernas, horrorizándolo. – A él no lo lastime – El llanto junto con ese ruego, cruzó las piernas como pudo, únicamente recibiendo más dolor.

Pero Logan no escuchaba aquello, la sola de idea de ese rubio acostándose con otros, gimiendo como nunca había gemido debajo de él, suplicando por más le llenaba de rabia. Sólo el calor de la sangre rodeándolo le hizo caer en la cuenta de lo que sucedía, salió bruscamente de esa maldita perra. -¿Quieres que deje a tu “niño”? – El esclavo asintió lloroso mientras era girado de nuevo. Logan pasó su mano por las gruesas lágrimas que surcaban esas mejillas, se burló. – ¿Olvidaste la segunda regla, esclavo?

-Estoy sangrando… - sollozó – tenga piedad, amo… no quiero perderlo así… no quiero que me deje solo… tenga piedad…

El castaño lo jaló de los cabellos, haciendo que el tembloroso muchacho se arrodillara y guiándolo hasta su entrepierna. Jadeó al sentirle rodeando su miembro con su boca aterciopelada, se sintió asqueado, ya que a diferencia de esa perra, él sí que disfrutaba de esos encuentros. El muchacho sometido reprimía pequeños espasmos. Sus palabras de piedad habían confundido a Logan, ¿”no quería que le dejara solo”? ¡Pero si un esclavo siempre está sólo!, esa era la vida que ese sucio escogió.

¿Entonces por qué se quejaba?

Notas finales:

rw? :)


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