Capítulo 2
Abrí mis ojos con pesadez, la molesta luz del sol se colaba por entre mis cortinas, dándome directamente en la cara, odio las mañanas, tan llenas de luz y resplandor…
Podría seguir quejándome pero creo que es hora de que me vaya, si no fuera por esa molesta luz no hubiera sabido que era tiempo de levantarme. Me puse de pie y me vestí con el ridículo uniforme de mi nueva preparatoria. Según tengo entendido las clases llevan unos días de haber iniciado pero al parecer no recordé a tiempo cuando era el inicio de clases, de hecho, si no hubiera sido por mi abuelo que me llamo la semana pasada, no me hubiera ni cruzado por la cabeza que debía asistir a la escuela (si, esa es la importancia que le tomo a mis estudios).
Salí de mi cuarto y baje al primer piso, mi padre estaba dormido aún (obviamente), nunca le preocuparon mis estudios en general, mi abuelo era el que siempre veía por ellos porque al igual que mi padre, no es como que yo ponga mucho de mi parte. Tome un desayuno rápido y salí de mi casa, camine unas cuadras colina abajo, llegue a la estación y aborde el primer tren, mi vagón estaba algo vacío, mejor para mí. Luego de unos minutos llegue a mi estación; empecé a andar unas cuadras más para llegar a la escuela.
Odio esto, es mucho camino, en mi antigua escuela solo caminaba 5 calles y ya estaba allí, ahora tengo que subir, bajar, ir para allá y para acá, que fastidio. Seguí caminando hasta que visualice un gran edificio al otro lado de la calle. Al posarme frente a la escuela me sentí completamente fuera de lugar, era enorme y ostentosa, todos los alumnos se veían muy educados y adinerados, no entiendo porque mi abuelo insistió tanto para que estudiara aquí... En la entrada había un chico, con una banda alrededor del brazo, por esto y porque reprendía a los alumnos que pasaban, puedo suponer que es del consejo estudiantil. Seguí caminando sin darle mucha importancia sin embargo, cuando estuve a punto de atravesar la entrada...
-Alto ahí! - continúe caminando sin prestarle atención, sabía que me hablaba a mí, era el único que paso por la puerta en ese momento - ¡Oye tú! - seguía llamándome - ¡No me ignores! - para cuando me di cuenta ya estaba a un lado de mí y me retenía por la manga del saco. Quite mi brazo con brusquedad, zafándome de su agarre mientras me giraba a verlo con fastidio - Arréglate el uniforme - gire mi vista hacia abajo, viendo mi ropa haciéndome el desentendido, ya sabía que era lo que tenían mis prendas y no las iba a arreglar. Mi corbata estaba desajustada, mi camisa desfajada, el saco desbrochado y las mangas dobladas, sí… creo que si estaba un poco mal ¿pero qué importaba? Lo ignore y seguí caminando - Espera! - de nuevo lo ignore - Arréglate! - seguí con mi camino - ¡Detente! ¿Cuál es tu nombre? - ya me había alejado un poco del joven pero al escuchar esa pregunta me detuve y gire un poco mi rostro para lograr verlo.
-Onodera - conteste y seguí con mi rumbo. Sabía que no debía hacer eso en mi primer día pero ¿Que más daba?... Diablos! Debí haberle preguntado por mi aula, aunque en esa situación hubiera sido algo raro. Mi abuelo se encargó de averiguar mi salón pero no sé en donde pueda estar, después de todo esta escuela es inmensa tardare un rato en encontrarla.
Entre en el primer edificio que vi y para mi desgracia encontré mi salón antes de lo que pensaba, cuando subí al segundo piso ahí estaba, el segundo salón del pasillo. No quería entrar pero ya estaba allí, conocería un poco mi nuevo ambiente y talvez a la hora el almuerzo me escaparía. Abrí la puerta y las clases ya habían comenzado, la profesara estaba explicando un tema hasta que la interrumpí, me volteo a ver y después fue a su escritorio a revisar algo, revisaba la lista de alumnos.
-Onodera Ritsu, verdad? - me pregunto después de darle una vista a la hoja.
-Si...
-Toma asiento - me adentre en el salón y buque entre los bancos un lugar libre, opte por sentarme a un lado de la ventana, en el último banco de la última fila. Delante de mi había un chico, un chico de cabello negro, tenía su mirada perdida en la ventana, viendo el azul del cielo (o eso suponía yo), ni siquiera se había percatado de mi presencia, o me estaba ignorando.
Las primeras clases pasaron como lo esperaba, aburridas. A la hora del almuerzo, como era mi plan desde el principio, me dirigí a la azotea, fue un poco difícil encontrar las escaleras en el último piso, estaban demasiado escondidas, lo hacían a propósito para que los estudiantes no subieran a esta área, pero al final la encontré y ahora me encuentro recostado en el suelo de la terraza, viendo hacia el cielo, ya había perdido varias clases, no sé cuántas pero ya había escuchado varias veces el timbre de cambio de hora, no tenía ganas de hacer nada, lo más probable es que me quede aquí hasta la hora de salida.
-Que es lo que haces aquí!? Deberías de estar en clases! - era el mismo chico de la mañana, no lo escuche entrar.
- Si, lo se...- mi voz no podía tener más pizca de desinterés, gire por el suelo para darle la espalda (aun acostado)
-Onodera-kun, no quiero meterte en problemas - me dijo con una sonrisa forzada y una cara de completo fastidio.
-Si... No me importa. - contraataqué. Siguió parado ahí, podía sentir su mirada inmutable sobre mí.
-Onodera-kun. – me llamó de nuevo. No se iba a rendir ¿verdad? Solté un suspiro.
-Cuál es tu nombre? - mi gire para verlo mientras le preguntaba.
- Kamijou… Kamijou Hiroki – era un chico alto, con el cabello y sus ojos de color castaño claro, tenía un muy buen carácter, imperturbable, talvez por eso era parte del consejo estudiantil.
-Muy bien Hiroki - mencione poniéndome de pie
-No me digas Hiroki, no me tomes tanta confianza - declaró enojado.
- De acuerdo, Kamijou-kun. Te hare caso esta vez y volveré a clase - dije pasando por un lado de él, mientras ponía mis manos dentro de los bolsillos de mi pantalón.
-Ve rápido mientras sea cambio de hora - pidió/ordeno cuando ya estaba a punto de salir.
-Si, si - baje por las escaleras hasta llegar a mi piso, un poco molesto por la interrupción del castaño, no me gusta que me den órdenes, pero no iba a dejar de fastidiar hasta que me fuera de la azotea. Cuando entre a mi aula, mi vista se fijó en el mismo chico de esta mañana pero esta vez tenía un libro en manos, estaba leyendo, parecía un chico muy serio, ahora que estoy a esta distancia podía verlo mejor, era muy apuesto y sus ojos tenían un tono extraño de café, tenían una tonalidad como color avellana, hacían una muy buena combinación con su cabellera oscura, me pregunto cómo se llamara, parece, de cierta forma, un chico interesante… Me di cuenta que me había quedado parado en la puerta, observando a ese chico y la mayoría de mis compañeros me miraban extrañados por mi acción, entre y me senté en mi lugar, tratando de olvidar mis anteriores pensamientos, esperando que las ultimas clases pasaran rápido.