Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Quédate conmigo por RyuStark

[Reviews - 23]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola bebés <3 Espero todos estén de maravilla porque sinceramente yo me estoy muriendo un poco. Tengo un resfriado de esos letales que realmente me hacen pensar que este será mi último escrito sobre la tierra jajaja (No, en serio) u_u Dejando eso de fuera por fin con este One-Shot se termina la recopilación que hice como agradecimiento para todos los que me han seguido en “Enamorado del Comandante” y también otros Fics.

Hablando ya del Fic como tal si tuviera que definirlo con una palabra sería “Drama” jajaja pero también está medio fluff siento yo. Bueno ahí ustedes me dirán. Hice lo mejor que pude, la pareja de Aizen x Gin me fascina, me encanta, la amo. Gin fue el primero que me gusto para shippearlo con Aizen jajajaja Sin embargo esta pareja es nueva para mí en cuanto a escribir sobre ellos. Obvio serán medio OoC. Porque aunque utilice como referencia la línea del manga pues está es mi versión para que se amen forever and ever :I <3 jajajajaja ¡Espero que lo disfruten!

Este One-Shot se lo dedico con mención honorifica, todo el amor y cariño del mundo a “Mikhail” porque nadie como tú para amar el AiGin <3 <3 <3 <3

“Quédate conmigo”

><><><><>< 

¿Cuánto tiempo habrá pasado desde que estoy aquí? Mi cuerpo pesa y duele sin embargo el aire fresco que se cuela desde las inmensas ventanas sin vidrio me dan una ligera sensación de tranquilidad. Muevo mi nariz olfateando ligeramente el ambiente a la vez que me decido si moverme o no. ¿Sabes a lo que huele la arena? Me he preguntado eso desde que llegamos a este lugar ya que aquí abunda ese aroma. ¿Cómo describirías el aroma? ¿Con colores? ¿Con sensaciones? ¿Con cada grano que conforman las dunas?

Para mí la arena huele a calidez interminable, a agua inexistente, a luna que brilla en cada grano y a soledad infinita que me acompaña día y noche. Inclusive para mí tiene un significativo aroma a sexo ya que cada vez que él me hace el amor me encanta mirar la arena que ante mi vista pareciera no tener fin. Sonrío ante ese pensamiento decidiéndome por fin a incorporarme. Me siento en el suelo de mármol en el cual yacía recostado. ¿Quién se dormiría en el piso cuando a menos de un centímetro tengo una cama más grande y suave que cien almohadones juntos?

La respuesta es sencilla, yo lo hago ¿Por qué? Pues la cama es maravillosa, exquisita realmente pero una vez que pasas día y noche en ella solo para abrir las piernas o contemplar la nada lentamente se va volviendo tedioso. Tengo un secreto, a decir verdad tengo muchos pero uno de ellos el cual no me atrevo a confesar en voz alta por miedo a que se rían de mí, es que esa cama blanda y caliente y yo somos enemigos a muerte. Prácticamente siento las sábanas sofocarme y quemarme la piel cada vez que soy arrojado contra ellas para el deguste y placer de él.

Me aventuro a recargarme en el colchón deslizando mis dedos por la seda fina sonriendo al ver que me he pinchado un dedo con un vidrio. ¿Ahora comprenden? Esta maldita cama me odia, aunque digo ¿Por qué habría de haber pedazos de vidrio en la cama? Fácil, anoche mi mortífero y letal amante estaba algo tomado y rompió su copa para luego destrozarme a mí. Sonrío nuevamente ante ese pensamiento a la vez que me pongo de pie. En cuanto me levanto la prueba de nuestro pecado se hace presente comenzando a deslizarse a lo largo de mis piernas como gruesos hilos de semen. 

Qué noche la pasada aunque por lo visto volví a dormir todo el día y nuevamente a oscurecido. Pero sinceramente ¿A quién quiero engañar? Ni siquiera sé qué hora es porque aquí siempre es de noche. Me estiro sin preocuparme por componerme la delgada y fina yukata blanca que cae desarreglada por mis hombros casi llegando a mis codos, apenas siendo ligeramente sujetada a mi cintura por la cinta que no tarda en desanudarse.  Llego hasta la mesita en donde hay una charola con una jarra con agua fría y alimentos.

Tomo un par de uvas las cuales me meto a la boca mientras miro las preciosas copas en donde se supone que debería servirme agua. El deseo se apodera de mí por lo que no dudo en darles un manotazo haciéndolas caer y viéndolas quebrarse como todo en mi mente. Así se ven mejor, preciosas y rotas. Bebo un poco de agua directo de la jarra a la vez que mastico las uvas dejando que su dulce sabor se combine con el del agua fría creando una increíble sinfonía en mi boca. La comida me satisface hasta que fijo mi vista nuevamente en la ventana.

Llego hasta los inmensos ventanales que van desde unos veinte centímetros del piso hasta el techo. Me siento en uno de los bordes observando el arena moverse ferozmente debido a los besos que le da el aire tibio. Maldita envida, ojalá yo recibiera besos así cada vez que lo quisiera. Miro un par de arrancar pasar desde aquí, es gracioso lo diminutos que se ven desde la torre más alta de Las Noches. Sonrío de lado al ver a cierto espada peli azul caminando según él cautelosamente para no ser descubierto. Parece ser que irá a verlo ¿Para qué se hace el cínico y el desentendido? Si ya todo Hueco Mundo sabe que es amante de ese shinigami sustituto.

No puedo evitar soltar una carcajada al verlo introducirse a la garganta solo para salirse y volver a meterse ya que su mente se aclara. Vaya tonto, queriendo controlar su corazón y el amor que siente. Si supiera que el amor no se piensa o no es amor. No se busca ni se controla. No se decide, no se equilibra, no se ata ni se domina. No puede analizarse ni estudiarse. No puede ser predicho ni anticipado. El amor no sabe de reglas. No es ni siquiera inteligente. A veces, ni siquiera es sano y eso yo me lo sé de memoria.

Lo tengo tatuado en el cuerpo y en el alma con cada caricia que me ha dado el hombre que amo. Suspiro mirando la enorme luna brillar demasiado para mi gusto. Luce tan grande y casi frente a mí que siento que podría tocarla si lo intento. Estiro mi mano hacía el vacío, solo un poco más y será mía. Justo cuando siento que la obtendré mi cuerpo es sujetado dibujándome otra sonrisa. Me acomodo mirando hacía mi tobillo la enorme cadena que arrastra unida al grillete que tengo rodeándome el tobillo. Oh…¿No lo mencione? Soy un prisionero en una torre.

Vaya cliché, pero yo a comparación de otros tengo una cama masiva digna de un rey y más los regalos que me dan a diario cualquiera me tendría envida. Así que dejémoslo en que soy un prisionero de lujo. Eso suena mejor ¿Cierto? Digo, podría romper la cadena con un simple kido pero eso le restaría la pasión al hecho de que ese hombre está loco por mí al grado que me tiene encadenado para que no escape de su lado. Otro tonto más, tal vez no se le grito a la cara cada cinco minutos que lo amo pero es obvio que si quisiera ya me habría escapado.

No hago más que brincar nuevamente a la ventana, colocándome justo en el borde que es hasta donde llega mi cadena y siento los dedos de mis pies tocar el vacío. Extiendo mis brazos hacia los lados y respiro hondamente ¿Qué se sentirá caer desde esta altura? ¿Sobreviviría? ¿Él llegaría a rescatarme antes de que impacte? Digo no es que él tenga un sexto sentido pero si realmente me ama debería saber cuando estoy en peligro ¿Cierto? Pero aunque si no llega y me rescata a tiempo ¿Lloraría por mí? Eso suena bastante interesante, jamás lo he visto llorar.

-¿Intentando escapar nuevamente Gin?

Sonrío apenas escucho su voz a mi espalda. No sé cuándo habrá entrado pero ahora realmente creo que si sabe cuando estoy en peligro. Aizen-san ¿De verdad me crees capaz?

-De eso y más.

Mhm…a decir verdad solo quería probar el salto de altura. Oí que es bastante divertido, la adrenalina te recorre el cuerpo. Lo miro por mi hombro viéndolo pasarse la mano por su bien arreglado cabello castaño.

-Tu cadena no es tan larga.

No…¿En serio? ¿Por qué no en ese caso la alargas un poco para mí Aizen-san? Sonríe de lado ante mi respuesta comenzando a quitarse sus pesadas ropas blancas.

-No tientes tu suerte Gin.

Que poco divertido eres Aizen-san, si quieres puedes brincar conmigo y una vez abajo correríamos por la arena hasta abrir una garganta e irnos.

-¿Irnos a dónde? ¿Al mundo humano? ¿De regreso a la Sociedad de Almas?

¡A donde sea! ¡A todos lados! ¡A cualquier parte o a ninguna! Realmente no importa sabes, no me interesa siempre que estemos juntos. Aizen me mira fijamente mientras yo me ahogo con mi propio veneno hasta que él sonríe acercándose a mí, tomándome por la cintura, bajándome de la ventana y cargándome hasta sentarme sobre el borde de una mesa pálida en donde muy de vez en cuando comemos juntos. Apenas toma mi rostro no pienso más que en abrazarme a su cuello y besarlo. Un beso húmedo, ruidoso, candente y peligroso justamente como él.

Su lengua entra a mi boca tentando todo a su paso, rozando esos puntos que me provocan escalofríos y dejándome probar el embriagante sabor de su saliva. Me estremezco ante sus besos sabor a cielo mientras sus manos recorren si pena ni pudor alguno mi cuerpo, arrancándome la yukata para luego enterrarme las uñas en la piel, reabriendo y creando heridas nuevas. Jadeo ante el dolor y el placer de su tacto hasta que necesito un poco de oxígeno despegándome.

-Vaya que te has vuelto descarado Gin.

¿Y quién crees que tiene la culpa Aizen-san? Ambos nos sonreímos solo para darnos un beso más hasta que por fin me decido. Si habré de pasar otro día más encerrado aquí será como más me gusta. Me separo de él acomodándome y abriendo mis piernas a la vez que me recargo sobre mis codos y le sonrío. Y bien…¿Comenzamos Aizen-san? ¿O prefieres el Aizen-sama? Me sonríe de lado tan provocativamente como solamente él puede hacerlo a la vez que toma su erección dura y creciente entre su mano para masturbarse con fuerza.

-Lo haces sonar como si fuera un trabajo Gin.

No te preocupes, es uno que disfruto bastante y por lo visto tú también… Aizen me come con la mirada mientras seguramente me maldice internamente y se termina de meter entre mis piernas, haciéndome respirar agitadamente apenas veo como toma su erección y presiona su gruesa punta contra mi entrada. Trago saliva al sentir su líquido espeso y caliente escurriendo sobre mi piel a la vez que miro esa sonrisa cínica y retorcida en sus labios. Eres un hombre malvado… seguro que ya te lo habían dicho ¿Cierto?

-Algunas veces Gin, solo…algunas veces.

Aizen se inclina besándome tenuemente, mordiendo mi labio inferior y jalándolo un poco terminando de excitarme. Sonrío, gimiendo y echando la cabeza para atrás a la vez que apretó los puños al sentir como me penetra con brutalidad aferrándose a mis muslos con fuerza. Aizen no duda en comenzar a follarme con rudeza, haciéndome gemir enloquecido por el placer y el morboso deseo insano que crece en mí con cada segundo que pasa.

Maldición, está totalmente duro y llenándome hasta el exceso, prácticamente siento como punza y se hincha en mi interior por lo que no hago más que aferrarme a sus brazos y morderme los labios intentando acallar mis malditos gemidos vergonzosos. Suspiros cargados de pasiones se escapan de mi boca, disfrutando sus mordidas y besos tóxicos. Su lengua tibia y húmeda traza líneas de saliva desde mi cuello y subiendo por mi barbilla hasta mis labios con la intención de doblegarme ante él.

-¿Qué pasa? ¿Cediendo tan rápido?

¿Alguna vez me he hecho el difícil? Se ríe ante mi sarcasmo cargándome en su hombro solo para llevarme por el cuarto y tirarme en la cama. Me sujeta por un brazo y las piernas con rudeza como si fuera un maldito muñeco solo para girarme haciendo que le dé la espalda. Le gusta jugar rudo eh Aizen Taicho…

-Uhm…no…Gin no, sabes que odio ese título ¿Cierto?

Me río descaradamente, jadeando ante su agresiva manera de sujetar mis manos por mi espalda, logrando esposarme por las muñecas con una clase de hado. Ah, auxilio, el guapo y bondadoso capitán Aizen se ha vuelto loco y me tiene a su merced…que alguien, quién sea me salve. Su risa resuena en el lugar mientras termina de acomodarme para que me arrodille, eleve mis caderas y se asegure de presionar con rudeza mi cabeza contra el colchón.

-Te gusta jugar conmigo ¿No es así Gin? Eres el único que se atreve a hacerlo.

Tal vez deberías castigarme para que aprenda la lección. Oh…espera ya lo estás haciendo y en ese caso querrás que valga la pena ¿No es así Aizen-san? Un tremendo y exuberante escalofrío me recorre la espina dorsal al sentir sus dientes sobre mis hombros y como sonríe contra mi piel solo para hacerme gritar al volver a penetrarme brutalmente. Aprieto los dientes corriéndome como una cualquiera al maldito primer movimiento mientras él disfruta dándose placer con mi interior.

-Así…justo así Gin….así es como me gusta, tan estrecho, tan caliente…agh.

Aizen se inclina para jadear con fuerza en mi oído, asegurándose de hacerme escuchar cuanto disfruta estar dentro de mí. Sus dedos se entierran dolorosamente en mis caderas hasta marcarlas para darse impulso y aumentar el ritmo de las penetraciones que se vuelven agresivas, bruscas, dolorosas y mortalmente exquisitas. Hahh…maldición sí. La poca vergüenza que me quedaba se termina de esfumar por lo que mis gemidos al igual que la pasión fluyen sin igual. Mi cuerpo tiembla ante cada beso y caricia mientras mi boca no hace más que gritar por más.

Me deshago ante la lujuria y el placer de su cuerpo caliente y sudoroso arremetiendo con fiereza contra mí hasta que me sorprende nuevamente girándome. Apenas me tiene de frente me sonríe bastante siniestramente y me besa pero entre el movimiento de su lengua en el interior de mi boca siento como me pasa algo y antes de poder reaccionar se despega solo para cubrirme la boca al igual que la nariz con demasiada rudeza haciéndome tragar el objeto o lo que sea que me haya dado. En cuanto ve que me lo he tragado vuelve a sonreír liberando su agarre. ¿Qué…qué rayos fue eso? ¿Qué me diste?

-Todo mi…”retorcido” y “apasionante” amor por ti Gin, eso te di.

Le escupiría al maldito bastardo en el rostro si no lo amara tanto. Sin embargo para él y sus juegos la diversión recién inicia por lo que no hace más que darme otra profunda estocada que me hace correrme nuevamente ganándome otra puta sonrisa soberbia de su parte.

-¿Me odias Gin? ¿Odias en lo que te has convertido por mi culpa?

Mi mente turbia y perdida entre el placer de mis orgasmos intentan formular ideas hasta que lo consigo. ¿Odiarte? Mhm…¿No vale la pena o sí Aizen-san…?

-Verás que valdrá la pena, solo espera.

Vuelve a besarme agresivamente, mordiendo mis labios a la vez que me penetra con fuerza, creando un sonido obsceno y sucio entre nuestros cuerpos húmedos chocando sin descanso al unirse, hasta que por fin se corre en mi interior. Jadeo entre sus labios sintiendo su esperma espeso y caliente llenándome hasta empezar a escurrir por mis muslos y terminar de impregnarse en las sábanas.

Aizen se recuesta a mi lado respirando agitadamente mientras yo intento recuperar el aliento. Algunos minutos más pasan en silencio hasta que él se levanta llegando hasta el borde de la cama en el cual se sienta dándome la espalda. Se pasa los dedos por el cabello arreglándoselo un poco solo para sacar de entre su ropa una especie de cigarrillo el cual por el sonido que hace parece encender. ¿Te irás?

-¿A dónde supones que me debería ir Gin? No tengo a donde más ir.

Siempre puedes quedarte aquí…conmigo. Su risa grave se escucha mientras yo suspiro derrotado. Eres un jodido masoquista Ichimaru Gin, ya sé lo que dirá y sin embargo siempre me atrevo a decirle cosas estúpidas. Me levanto a duras penas ya que mis manos siguen atadas, logrando arrodillarme y avanzar hasta llegar a él, pegando mi pecho con su espalda y recargando mi barbilla en su hombro.  Aquí o donde sea te seguiré y lo sabes ¿Cierto? Aizen suspira relajándose y liberando el kido que me ata por lo que no dudo en sobarme un poco las muñecas para luego abrazarlo y besar sus hombros.

-¿Sabes que no va a ser siempre de esta manera, cierto?

Sí…

-Así que sólo cálmate, ¿Está bien?

Sí…

-Sólo recuerda, siempre estaré ahí para ti cuando más me necesites.

Asiento en silencio rozando mi nariz contra su cuello sintiendo como gira ligeramente para depositar pequeños besos en el puente de mi nariz y en mi frente. ¿Lo ven? Es imposible no amarlo hasta la locura, es cruel, egocéntrico, soberbio, manipulador, mentiroso y letalmente engreído pero solo conmigo se desnuda hasta el alma. Sabes que nadie te juzgaría si decides abandonar toda esta idea ¿Cierto?

-¿Y quedar como un maldito cobarde? Este es el plan de mi vida Gin, lo sabes. Siglos enteros planificando cada detalle, anticipándome a lo impensable y ahora ya no falta mucho. Cuando me alce entre los cielos tu estarás a mi lado y compartirás mi felicidad, eso es lo único que debe preocuparte.

Bien, que idea tan perfecta Aizen-san…

-Nada es perfecto en esta vida.

Lo sé, en ese caso ¿Por qué no me dejas ayudarte con algo más?

-Ya me ayudas bastante.

¿Abriéndote las piernas y consolándote por las madrugadas? ¿Ese es mi trabajo? ¿Ser tu ramera?

-Cuida tu vocabulario Gin.

Gruño solo para soltarlo y tirarme a la cama, jalando las colchas y cubriéndome con ellas mientras miro como se pone de pie para comenzar a vestirse nuevamente hasta terminar. Una vez listo se sienta junto a mí acariciando mi rostro.

-Sabes que eres algo más que eso, no tengo que aclarártelo. Tú más que nadie ya me has ayudado bastante y si quieres seguir haciéndolo simplemente quédate aquí.

Aizen me da un beso en la frente para luego sonreírme, levantarse e irse. La puerta se cierra y miro como el cerrojo gira encarcelándome una vez más. Suspiro ligeramente intranquilo pero sin más me levanto sintiendo un terrible dolor en la espalda baja más un malestar por todo el cuerpo. Voy hasta la mesa donde me sirvo un poco de agua en las manos la cual bebo para después ir al baño y mirarme en el espejo. Observo cada marca, beso, mordida y moretón vistoso viendo que esta vez realmente se lució.

Me enjuago el rostro y me aseo para irme a dormir sintiéndome realmente fatigado, más que tengo algo de calor. Me toco comprobando que tengo un poco de temperatura. ¿Será que no he comido mucho? Ignoro ese hecho colocándome una yukata limpia y yéndome a la cama del lado dónde el suele dormir a veces para cubrirme con mis suaves sábanas. Miro por la ventana viendo la luna mortalmente acusadora la cual resplandece turbiamente. Es como un rayo de luz que se postra sobre mí, como…un resquicio de esperanza, debe ser un presagio. Y además debo de estar volviéndome loco pero algo se siente diferente ¿O soy yo quién está diferente?

><><><><>< 

Abro los ojos sintiéndome fatigado y mareado hasta el exceso, calor, tengo demasiado calor, mi cuerpo está ardiendo. Escucho voces difusas al igual que veo imágenes borrosas hasta que logro aclarar mi voz y mi vista sintiendo como me toman por el brazo. Giro viendo a mi lado sentando en el borde de la cama a ese espada pelirosa Szayel Aporro mientras Aizen me observa frente a la cama con una perturbante sonrisa en el rostro tan típica de él.

¿Se puede saber qué rayos está sucediendo Aizen-san? Él se aclara la voz ignorando mi pregunta mientras yo gruño al sentir un piquete en el brazo el cual me hace girar. Miro a ese pelirosa acomodándose las gafas después de haberme inyectado quién sabe qué hasta que lo observo desafiante inquiriendo que me suelte. ¿Te molesto?

-No, todo ha terminado el proceso fue concluido con éxito.

¿Proceso? Aizen me mira fijamente para luego irse de la habitación dejándome sin comprender. ¿Me quieres decir que sucede?

-Ichimaru-san felicitaciones.

¿Felicitaciones? El pelirosa sonríe levantándose y terminando de recoger sus cosas para luego comenzar a irse no sin antes mirarme de nuevo.

-Sí, felicitaciones por su embarazo. Le dará un hijo a Aizen-sama así que le recomiendo que no haga mucho esfuerzo además de que estuvo dormido casi por dos semanas.

Oh claro…que te vaya bien. El hombre cierra la puerta mientras yo me estiro en mi cama. Embarazado…embarazado ¿Embarazado de Aizen? Que estupidez… Comienzo a reírme a la vez que me giro en mi cama evidentemente sintiéndome más débil y hasta un tanto pesado por lo que decido descubrir las colchas y de paso mi yukata viendo que mi vientre esta algo abultado. Abro los ojos de la impresión solo para incorporarme y levantarme mareándome en el proceso.

Me sujeto de la pared logrando llegar al baño en donde casi se me cae la quijada al ver que evidentemente estoy embarazado. Sé que no es normal ¡No, de hecho no es nada normal! Me froto el vientre y cierro los ojos intentando concentrarme sintiendo algo punzar dentro de mí. Ese definitivamente es el reiatsu de Aizen. Me aferro al lavabo intentando aclarar mis ideas ¿Cómo pasó esto? Está bien, sé como paso pero no porque. Oh carajo…estoy embarazado.

-Y eso merece una celebración.

Elevo la vista viendo en el reflejo del espejo a Aizen recargado en el marco de la puerta. Mis sentimientos y emociones se revuelven golpeándome con brutalidad por lo que no dudo en girar y mirarlo acusatoriamente ¿Por qué? No frunce el ceño sin embargo muestra algo de sorpresa y molestia.

-¿Eso es lo primero que se te ocurre decirme al enterarte que tendrás un hijo mío?

No puedo evitar reírme ante ese tierno enfado viendo como realmente se enoja con el paso de los segundos sin que llegue mi respuesta, sin embargo lo disfraza acorralándome contra la pared, pegando su frente con la mía y rozando tenuemente nuestras narices.

-¿No me amas Gin?

Muchísimo, tanto y demasiado que tendré un hijo tuyo ¡Es un milagro! ¿Qué no? Me suelto riéndome y viéndolo seguirme con la mirada.

-No juegues conmigo.

¿Yo? Yo solo te amo con locura y te daré un hijo ¿Dónde está el juego ahí? ¿No fuiste tú él que me ha embarazado sin siquiera preguntarme? En una mujer podría pasar “accidentalmente” pero en un hombre se tienen que seguir un proceso “diferente”. Como…Oh, entiendo ¿Eso fue lo que me diste a tragar?

-¿No estás feliz?

Nos miramos fijamente hasta que sonrío. Sí, si lo estoy ¿Pero por qué? ¿Por qué yo? ¿Por qué ahora? Aizen se ríe en mi cara como el descarado que es probando mis límites.

-¿Estás solo no es así Gin? Me extrañas todo el tiempo, me piensas, me amas y me maldices.

Y un hijo tuyo es la solución para mi soledad. ¿Qué pasa Aizen-san? ¿Crees que este dulce bebé nos salvará a ambos, en especial a ti? Me sonríe cínicamente besando tenuemente mis labios.

-¿No creerás que recién se me ocurrió cierto? Yo te escogí Gin, a ti y a nadie más.

Que halagado me siento ¿Y qué tal si te digo que yo te elegí a ti? Nos miramos con fuego, comiéndonos, ahorcándonos y besándonos con la mirada hasta que él me sonríe acariciando mi rostro.

-Hah…Gin, me encanta la paz con la que violentas mis sentidos. Me haces sentir más vivo que nunca pero ahora es tiempo de descansar.

Me carga solo para llevarme y depositarme en la cama cuidadosamente. Y yo que creí que me destrozarías en la cama.

-Faltas no me ganan de romperte esa boca tan altanera y vulgar que tienes, pero eso puede esperar. Ahora por tu bien, el mío y sobre todo el de nuestro hijo te sugiero que descanses y te alimentes bien.

Solo si me lo das en la boca.

-¿Perdón?

Es normal tener caprichos de embarazado ¿Cierto Aizen-san? Vamos, sé lindo conmigo y trátame bien que tu hijo crece dentro de mí. Sonríe de lado solo para volver a acariciar mi rostro y deslizar sus dedos por mi cabello sujetándome ligeramente más fuerte haciéndome gemir.

-¿Algunas vez te he tratado mal Gin?

Uhm….no lo sé, no lo recuerdo. Ambos nos sonreímos con complicidad mientras yo me aferro a su espalda sintiendo como besa tenue y eróticamente mi cuello, aspirando el aroma de piel y deslizando su lengua por ella.

-¿Debería refrescar tu memoria?

Sugiero que lo hagas. Nuestros labios se encuentran en el camino dejando que la pasión al igual que el desenfreno surja. Me toma por la cintura pegándome a él mientras yo meto mis manos entre su cabello despeinándolo, sintiendo que el deseo surge por cada poro de mi piel. Sus caricias tan siniestras, como tóxica y únicas se aseguran de quemarme al contacto al igual que su mirada salvaje, lujuriosa pero sobre todo siniestra.  Sus manos entran por mi yukata acariciando mis muslos mientras hago mi cabeza de lado dejando que marque todo a su paso hasta que tocan la puerta. Lo sujeto por la ropa sin embargo es tarde, él se despega acomodándose el cabello y sonriéndome.

-¿Quién es?

-Siento molestarlo Aizen-sama pero todo está listo.

-Excelente.

Aizen se levanta no sin antes darme un beso en la frente ¿Otra vez te vas? Quédate…

-Ya no estás solo.

Que consuelo…

-Solo quédate aquí y cuídate Gin…cuídate mucho, sueña e imagina por ambos, ódiame porque lo me lo merezco pero sobre todo ámame en silencio y trata de no pensar mucho en mí. ¿Cuántas contradicciones no crees?

Un enorme nudo se crea en mi garganta mientras un sinfín de emociones me abruman hasta el exceso entre ellas el temor y la incertidumbre. Aizen va rumbo a la puerta hasta que logro formar las palabras ¿Tú…tú volverás no es así? Como cada noche, vendrás conmigo, con nosotros. Me mira fijamente para luego asentir.

-Por supuesto, nos vemos pronto Gin.

Aizen cierra la puerta mientras yo suspiro incomodo ¿Qué fue toda ese palabrerío? Aizen no es la clase de persona que habla de más, siempre tiene fríamente calculada cada palabra que sale de su boca o al menos eso aparenta. ‘¿Trata de no pensar mucho en mí?’ Como si eso fuera posible después de que tengo un hijo suyo creciendo dentro de mí. Acaricio mi vientre por primera vez sintiéndome ligeramente reconfortado después de un largo tiempo. Me encojo y cierro los ojos para intentar escuchar su voz imaginaria hablarme. Si hay algo que me consuela es que los bebés en hombres crecen el doble de rápido y más pronto de lo que imagino lo podré tener entre mis brazos.

><><><><>< 

Los segundos se vuelven minutos y estas horas, luego en días, semanas y meses. Meses en los que mi insano afecto por él al igual que mi vientre crecen. Sí que volvió después de aquel día pero nunca más para mirarme de frente. Ahora viene por las madrugadas o cuando tiene tiempo pero no se molesta en despertarme. Solo está aquí, con nosotros susurrándome al oído una historia sin fin. Acaricia mi vientre y besa mi rostro por horas enteras, podría despertar pero él no regresaría o al menos eso me hace sentir. Pareciera que las cosas no están saliendo como él las ha tenido planeadas sin embargo sé que es un hombre fuerte porque siempre crea más posibilidades de las que hay.

Hay momentos en que quisiera olvidar todo lo que ha pasado, todo lo que hemos vivido juntos. Pero en cuánto más quieres dejar algo atrás, más te persigue. Además de que escapar para verlo ya no es una opción.  La puerta está mejor cerrada que nunca y mi vientre no me permite la idea de utilizar shunpo o siquiera intentarlo. Lo peor es que hoy desperté con un terrible nudo en el pecho, como si algo fuera a ocurrir. Miro la enorme luna aun cuando se supone que es de día cuando de repente siento como me abrazan por la espalda sorprendiéndome. Giro viendo a Aizen sonriéndome ¿Cuándo rayos entró que no me di cuenta? ¿Por qué siempre llega cuando menos me lo espero?

Estoy por decirle algo pero rápidamente toma mi rostro haciendo que lo mire para besarme y empujarme ligeramente contra la pared. Me resisto un poco debido a la brusquedad sin embargo mis gemidos y fuerzas se van diluyendo entre sus besos candentes y provocativos. Me aferro a la pared logrando respirar solo para mirar cómo no duda en desatar las cintas de su pantalón para liberar su creciente erección. Lo miro entre excitado y sorprendido sin embargo no me atrevo a decir una palabra. Nuevamente gruño con descaro sintiendo mis piernas temblar ya que me ha levantado la yukata y ha introducido un par de dedos en mi interior.

Aizen se masturba con rudeza, jadeando en mi oído a la vez que empuja sus dedos con profundidad y brusquedad dentro de mí en busca de abrirme con facilidad para recibirlo sacándome montones de suspiros y gemidos en el proceso hasta que lo consigue. Una vez listo no hago más que apretar los puños y los dientes al sentir como me penetra lentamente hasta adentrarse totalmente en mí. Me sumerjo entre el placer y el calor echando mi cabeza para atrás logrando recargarla en su hombro.

Nos miramos de lado solo para sonreír y disfrutar como él comienza a moverse lentamente dentro de mí.  No hago más que jadear sin vergüenza alguna ya que el placer olvidado rápidamente se abre camino en mi cuerpo. Me aferro a la pared con una mano sintiendo que no tardo en resbalarme mientras con la otra abrazo mi enorme vientre. Aizen incrementa el ritmo de las estocadas haciéndome tocar las malditas estrellas de lo duro y caliente que está dentro de mí.

Sus uñas se clavan en mis muslos, subiendo y rasgando todo a su paso mientras sus mordidas dulces y crueles se amoldan a mi cuello. Hah…maldición más…no te detengas...no…no…haah. Mis gemidos se entrecortan al igual que mi voz  debido al calor abrumador y candente que me recorre cada vena del cuerpo. Prácticamente lo siento palpitar en mi interior y su líquido caliente llenándome mientras su erección no para de rozar y presionar ese maldito lugar que me hace alucinar.

Intento soportar, sintiendo sus estocadas en compañía de su mano que ha llegado hasta mi propia erección para acariciarla y jugar con ella hasta que no puedo más y termino corriéndome entre sus dedos, los cuales no duda en llevarse a la boca para lamer mientras yo lo miro de reojo totalmente agotado. Aizen no tarda en terminar pero no lo hace en mi interior sino que sale para hacerlo justo sobre mi trasero, gruñendo y jadeando sobre mi cuello con esa voz tosca y apasionante que es mi perdición.

En cuanto se separa me ayuda a llegar hasta la cama en donde me siento en el borde para descansar y de paso recuperar un poco de aliento. También…también me da gusto verte Aizen-san. Le sonrío viendo como me regresa el gesto a la vez que termina de arreglarse la ropa y el cabello. No me dice nada hasta que claramente se escuchan un par de explosiones muy a lo lejos en compañía de algunos reiatsu subiendo de nivel pero debido a las barreras de hado que protegen diferentes áreas del palacio no puedo determinar quién está peleando. ¿Pasa algo que yo no sepa? ¿Peleas entre espadas? ¿Contra Shinigamis?

-Nada realmente, pleitos amorosos de algunos seres sin remedio.

Oh…¿Y tú tienes algo que ver con esos pleitos “amorosos”? Aizen se ríe cínicamente como es su costumbre, acercándose a mí y tentando mí paciencia.

-Tal vez.

Así que ahora pones a amantes a pelear entre sí, bastante cruel de tu parte Aizen-san.

-¿Tú crees?

¿Qué pasaría si tuvieras que pelear contra mí? ¿Lo harías?

-Absolutamente.

Huh…ni siquiera lo pensaste.

-No hay nada que pensar Gin. Porque si alguien habrá de matarte seré yo.

Suenas muy seguro.

-Es porque lo estoy, ¿Sin embargo que clase de conversación para una “futura madre” es está?

Oh…entiendo ¿Ahora te estás burlando? Ambos nos reímos juntos después de meses enteros de no hacerlo hasta que por fin comprendo que esta no es una conversación normal. Lo miro fijamente tomándolo por la muñeca agresivamente en cuanto miro como ve hacía la ventana. Aizen-san quédate aquí, solo por hoy ¿Sí? Quédate….quédate conmigo. Nuestro hijo, siento que podría nacer hoy y quiero que estés conmigo cuando pase. Me voltea a ver casi melancólico solo para volver a sonreírme cruelmente. Por favor…solo por hoy quédate.

-Sabes Gin, me he pasado toda mi vida alejándome de los demás, planeando y corriendo. Pero cuando estoy contigo realmente me dan ganas de quedarme a tu lado.

Entonces hazlo, quédate conmigo. Su maldita sonrisa no se borra mientras niega con la cabeza hiriéndome el alma y el orgullo.

-Estoy preparado para esto, no temo perder porque sé que no lo haré. Un hombre hace lo que debe hacer, sin importar las consecuencias personales, sin importar los obstáculos y los peligros y las presiones, esa es la base de mí moralidad. Siempre quise que esto pasara y por fin llegó mi hora de demostrar quién soy. No tiene sentido que corra, no está vez ya que es algo que tengo que enfrentar.

Maldito arrogante egoísta. Aizen niega con la cabeza divertido a la vez que coloca su dedo índice sobre mis labios callándome.

-La educación ante todo Gin, recuérdalo.

Le doy un manotazo apartando su mano lo cual parece sorprenderlo mientras yo siento un cumulo de emociones extrañas abordarme, miedo, desesperación, ansiedad, mucha ansiedad que me carcome. Lo miro con furia viendo como suspira cansado, dedicándome una mirada triste y solitaria.

- Dime Gin si lo arriesgo todo y me desplomo ¿Tú detendrías mi caída? ¿Me sostendrías? ¿Cambiarías mi vida? ¿La forma en la que respiro? ¿Ya no me dejarías sentir que me sofoco cuando no estoy a tu lado? ¿Me harías sentir tu amor correr por mi sangre a través de mi cuerpo hasta mí corazón?

Sí, sí lo haría. Sí lo haría, lo haría, lo haría por ti. Lo haría… Aizen me sonríe nuevamente tomando mi rostro entre sus manos para inclinarse y pegar nuestras frentes.

-¿Aquí es cuando renuncio a todo por ti?

Sí…

-¿No me abandonarías Gin?

No, no lo haría nunca. Porque te amo y me quiero quedar contigo Aizen-san, eso es lo que nos diferencia. Una mueca de sorpresa seguida de un enorme placer se refleja en su rostro mientras él se arrodilla y acerca para besarme y acariciar mi vientre descubierto. Meto mis dedos entre su cabello castaño viendo como talla tiernamente su mejilla contra nuestro hijo para luego darle un beso y por fin levantarse nuevamente dejando nuestros rostros a menos de un centímetro.

-Gracias Gin. Prometo que volveré pronto y esta vez….

Nos miramos fijamente hasta que él se separa besándome en la frente y desapareciendo con una velocidad impresionante frente a mí. Aprieto los puños y grito enojado jadeando al sentir un extraño dolor en el abdomen bajo. Maldición Gin tranquilízate, no quiero tener a mi hijo hoy y aquí solo porque el bastardo, malnacido y egoísta de su padre va por la vida jodiendo todo a su paso simplemente por su arrogancia indomable. Me recuesto intentado respirar tranquilo para disipar el dolor físico sin embargo el mental prevalece.

¿Por qué no logro hacer que se quede? ¿Qué tiene que pasarnos para que lo entienda? Varias horas pasan mientras yo acaricio mi vientre sintiendo que el dolor regresa por momentos y mi temperatura subir considerablemente. Nuevamente me levanto con mucho cuidado logrando llegar a la ventana para mirar por ella cuando de repente un tipo bastante problemático me sorprende apareciendo en mi ventana. En cuanto nuestras miradas se encuentran él también muestra incredulidad. Pero más es la mía ya que se encuentra a medio morir ¿Grimmjow?

-Oee ¿Qué…qué mierda haces aquí? ¿Qué no te fuiste con el bastardo de Aizen y los demás para atacar el mundo humano? Aunque por lo visto los jodidos rumores son ciertos.

¡¿Qué?! ¡¿Hoy…hoy es el día?! ¿Y de qué rumores hablas?

-Sí, sí hoy es el día. Decían que Aizen te tiene encerrado aquí como su perra y él tú que siempre está en las juntas no es más que una ilusión suya pero ya veo porque no te apareces, joder que te has puesto gordo.

El inepto espada aun gruñendo y sangrando me mira con burla sin poder evitar reírse. Que gracioso, estoy embarazado.

-¿Ah? ¿Embarazado? ¿Qué carajo es eso?

Ruedo los ojos pensando en lo idiota que puede ser. Significa que tendré un hijo.

-¿Algo así como la mocosa de Starrk?

Algo así solo que más chico. Un bebé…

-¡¿Un bebé?! Que puto horror…

Me rio viéndolo fruncir el ceño confundido. ¿Y ya puedo saber qué haces tú aquí? ¿Y qué te sucedió?

-Pelee con Kurosaki hace unas horas ya que se cree el muy cabroncito y ahora quise subir a esta torre para ver si logro localizarlo, él y yo tenemos una pelea pendiente. Aun…aun puedo con él pero ese maldito imbécil de Nnoitra lo jodió…lo jodió todo.

¿Pelearás de nuevo contra Kurosaki Ichigo? Estas muriéndote ¿Lo sabes verdad?

-Joder que lo sé, pero no me moriré hasta terminar con Kurosaki.

Creí que lo amabas.

-¿Amar? ¡Y un carajo! ¡Quiero matarlo!

¿Por qué Aizen te lo ordenó?

-Yo no sigo a nadie. Mucho menos a ese cabrón de Aizen, si peleo con Kurosaki es porque lo ansío, porque es mi deseo y porque le demostraré a él y a todos que soy el mejor, el rey. Y como tal tengo un código, un credo por el cual vivir sin importar cual sea mi trabajo y créeme que Aizen no se incluye. Ahora no me estorbes que si lo haces te mataré con todo y cría.

Ignoro su comentario tan solo pensando en que Aizen vino para…¿Despedirse? No, él…él no perdería ¿Cierto? Sin pensarlo busco mi zanpakuto hasta encontrarla y tomarla para romper mi maldita cadena percatándome que Grimmjow está por irse hasta que rápidamente lo sujeto por la ropa viendo como me mira violentamente. Llévame contigo.

-Vete a la mierda.

Tan solo…sácame de aquí. Si hoy es el día Aizen me necesita a su lado.

-Ah seguro que le eres de mucha ayuda, apenas de pican y te ruedas idiota.

Grimmjow el hijo que espero es de él…de Aizen y tengo un mal presentimiento. Quiero verlo, necesito verlo. Me mira fijamente para luego sonreír sombríamente.

-¿Tú también lo sientes? ¿Sientes que hoy podría ser la última vez no es así? El aire está pesado desde la mañana. Hoy uno o muchos caerán y estoy casi seguro de que Aizen y su malnacida ambición es una de ellas.

Ni siquiera me da oportunidad de hablar tomándome por la yukata y jalándome para cargarme. Apenas veo como brinca desde la ventana de la torre me aferro a él con temor por mi hijo, mirando como descendemos a gran velocidad debido al peso hasta que después de unos segundos aterrizamos con él de pie solo para que en cuanto me baje yo de unos pasos en falso debido al mareo. Lo bueno es que los felinos siempre caen de pie.

-Y también te entierran las garras cuando menos te lo esperas.

Nos miramos fijamente hasta que le sonrío acercándome y tomándolo desprevenido dándole un puñetazo en el abdomen tan fuerte como puedo viéndolo aferrarse a mí. Sí, pero no hoy.

-Ichimaru…maldito.

Créeme, me lo agradecerás después tú y tu Shinigami. Me gruñe solo para terminar de caer rendido, lo arrastro como puedo ocultándolo entre la arena y las torres para luego adentrarme en el maldito desierto. No sé qué carajos está pasando y claramente no le seré de ayuda pero no lo dejaré solo. Me encargo de abrir una garganta, por primera vez agradeciendo la capacidad de poder crear una solo para introducirme en ella rumbo a Karakura. El camino se vuelve un horror aunque tan solo sean unos pasos para atravesarlo ya que los dolores en mi vientre han vuelto mucho más fuertes sin mencionar mi mal apariencia.

Letalmente adolorido, descalzo, sudoroso, temblando, la yukata cayéndome de un hombro pero con el orgullo intacto. Mi hijo se remueve en mi interior agitado haciéndome sonreír por lo que no dudo en acariciarlo. Está bien, todo está bien. No dejaré que tu tonto padre se vaya a ningún lado sin nosotros, lo juro. Apenas llego a las afueras de “Karakura” me quedo con la boca abierta viendo todos los destrozos. También notando que la locación de la ciudad ha cambiado a cierta parte en la Sociedad de Almas ¿Por qué?

Sin respuestas simplemente me dedico a avanzar. Me lastimo los pies conforme avanzo caminando entre escombros y vidrio roto. Casi de inmediato me oculto tras un enorme muro de concreto caído al sentir a un par de Shinigamis pasar cerca, deben de estar examinando el área. ¿Ya habrá terminado la batalla? Tengo que darme prisa y encontrar a Aizen ya que aunque oculte mi reiatsu el de mi hijo que crece en mí interior no puedo suprimirlo. ‘¿No me abandonarías Gin?’ Es casi un soplido en el viento susurrándome con su voz.

Giro mirando más allá del interior del bosque dónde seguramente me está llamando. Sin pensarlo más voy hacía él. Camino a prisa entre las ramas, raíces y hojas atravesando el bosque. Me detengo solo para gemir del dolor y recobrar un poco de aliento. Siento las gruesas gotas de sudor caliente deslizarse por todo mi cuerpo y un terrible y cada vez más nocivo dolor centrarse en mi vientre bajo. No…aún no, primero tengo que salvarlo así que aguanta un poco más dentro hijo. Lo acaricio en espera de calmarlo sin embargo pareciera que su hora de llegar ha llegado y quiere imponerse como tal.

Tenías que ser hijo de Aizen… Sonrío recobrando todas las fuerzas que tengo solo para continuar el camino. Cada paso pareciera un océano interminable de desesperación. Por segundos me pareciera sentir su esencia y a los pocos segundos se desvanece como un murmullo que se lleva el viento. Cada soplido y gemido que escapa de mi boca pareciera ser mi último aliento ya que la presión espiritual del bebé ha comenzado a aplastar mi cuerpo de una manera brutal y desmesurada.

Doy un paso en falso cayendo de rodillas al piso, no hago más que respirar agitadamente mientras estrujo la tierra con mis manos. Jamás había sentido tanto dolor en toda mi vida, duele, duele demasiado, siento como si cada hueso de mi cuerpo fuera molido hasta hacerse polvo mientras mi interior se comprime por dentro. Mi energía es drenada hasta el límite, ya no puedo más. Quería que él estuviera presente pero si quiero volver a verlo debo hacerlo pronto. Logro arrastrarme hasta recargarme contra un árbol para luego abrirme totalmente la yukata.

Trago saliva intentando no gritar demasiado para no atraer a nada ni nadie innecesario. Intento concentrarme entre tanto dolor abrumándome los sentidos hasta que lo consigo por lo que tomo mi zanpakuto, moldeándola para hacerla ligeramente más corta de lo que ya es. Y una vez listo me comienzo a rajar cuidadosamente el vientre por la parte baja. Montones de lágrimas gruesas brotan por mis ojos conforme el frío metal corta mi piel y carne consiguiendo el corte que quiero.

Tiemblo sintiendo la sangre brotar abundantemente hasta que mis manos se estabilizan soltando el filo para ahora buscar en mi interior a mi hijo. Lo saco de mi interior sonriendo entre jadeos y lágrimas viendo como apenas sale para respirar se asegura de hacerlo hondamente. ¿Ahora me dirás que eres tan tranquilo ante toda situación como él? Me rio un poco, cortando lo que nos une y  abrazándolo contra mi pecho para besarlo y limpiarlo un poco con mi yukata.

Una vez que siento como se aferra a mi deposito un beso sobre su precioso rostro para luego utilizar la poca energía que me queda y realizarme un kido curativo que por lo menos me cauterice la herida. En cuanto lo logro, respiro hondo sin poder dejar de abrazar a mi bebé y me cierro la yukata cubriéndolo contra mi pecho para una vez más iniciar el martirio de levantarme. Avanzo lentamente acobijando a mi hijo entre mis brazos sintiéndome ligeramente reavivado.

El dolor ha cesado y siento como si mi reiatsu se elevara ligeramente. Sin duda debe ser por ti ¿No es así? Miro a mi hijo el cual permanece aparentemente dormido por lo que nuevamente beso su cabecita y su cabellito castaño. Sin embargo aunque mi reiatsu se eleve mi energía sigue siendo nula por lo que continúo dando pasos lentos y torpes, aferrándome a algunos árboles. Por momentos enormes explosiones y ráfagas de viento con tierra y escombros se expanden creándome un nudo en la garganta. De prisa, debo darme prisa, más rápido, tengo que verlo, tengo que ayudarlo antes de que sea demasiado tarde.

Cuando por fin logro ver el final del camino claramente escucho su voz muy distante y lejana pero está gritando, está enojado, demasiado molesto, como nunca antes. Debo detenerlo. Cuando comienzo a correr en su búsqueda sus gritos está vez cambian por unos de dolor, le grita a alguien, maldice y se ahoga en sus propios errores. Corro sintiendo que las piernas se me rompen hasta que por fin llego y lo miro. Mi boca y mis ojos se abren solo para mirar cómo está siendo atravesado por lo que parecieran espinas gigantes color rojo ¿Kido?

Lo están consumiendo, aprisionando, acabando con él, con su ambición, con el plan de su vida, con los sueños perversos de su juventud, le están poniendo fin a todo lo que lo representa como hombre. Algunas lágrimas más escapan de mis ojos mirando su perdición mientras el dolor se expande por todo mi pecho ¿Por qué no lo detuve antes? Aun en el último instante nadie lo comprende ya que según todos “Así deben ser las cosas”.

Pero no para él, no para Aizen Sousuke el cual le grita al viento y a Urahara Kisuke que esa es la lógica de un perdedor ya que un vencedor siempre debe pensar en cómo debería ser el mundo, no en cómo es. Lo grita mientras el kido lo consume y él intenta liberarse pero es tarde, demasiado tarde. Sollozo abrazando a nuestro hijo cuando por una milésima de segundo nuestras miradas se encuentran. Un segundo que se detiene en la eternidad.

‘Dime Gin si lo arriesgo todo y me desplomo ¿Tú detendrías mi caída? ¿Me sostendrías? ¿Cambiarías mi vida? ¿La forma en la que respiro? ¿Ya no me dejarías sentir que me sofoco cuando no estoy a tu lado? ¿Me harías sentir tu amor correr por mi sangre a través de mi cuerpo hasta mí corazón?’ Estiro mi mano hacía él viendo cómo termina de consumirse y ser encerrado. Lo siento, lo siento….lo siento. Miro la torre en la que yace apresado sintiendo como me grita, me llama y no se detiene. Me necesita más que nunca pero no puedo hacer nada por él, absolutamente nada.

Me seco las lágrimas y me levanto para darle una última mirada y luego irme. Abrazo a mi hijo el cual se ha despertado y ahora me mira fijamente. Tiemblo de la fatiga mental y el dolor en mi pecho pero no puedo dejar que me vean. Podrían quitarme a nuestro hijo y ahora que él ya no está no…yo no…no. Las malditas lágrimas de vergüenza, dolor y derrota vuelven a caer por mi rostro humillándome por no ser lo suficientemente fuerte.

No te caigas Gin, no ahora, no puedes hacerlo, este no es el final sino el inicio, es solo el inicio. No puedo evitar mirar hacia atrás mientras sostengo a mi hijo con fuerza. Lo siento Aizen, lamento no haber podido salvarte de ti mismo, fue mi culpa por no haberte amado lo suficiente, por no haber insistido más en que te quedaras conmigo. Pero nos encontraremos de nuevo, cuando menos lo esperemos. Algún día en un lugar lejano, reconoceré tu cara y tú la mía. Por lo que no diré adiós, ya que nos encontraremos de nuevo.

“Todo se aleja alguna vez en la vida. La tierra y el paisaje. El amor y la vida.”

><><><><>< 

Han pasado algunos años desde la última vez que lo vi, más de los que me gustaría pero no por ello menos grandiosos. ¿Qué si pienso en él? ¿Qué si lo extraño? La respuesta es “Cada segundo de mi existencia”. Aquel día logre escapar de aquella ciudad para perderme por el Rukongai y finalmente irme al mundo humano como tal. ¿Por qué ahí? Fácil, ahí nadie podría verme más que un muy limitado número de gente. No vivo en Karakura, eso hubiera sido estúpido por mi parte sin embargo he tenido uno que otro encuentro con ciertas personas.

Kurosaki Ichigo, Urahara Kisuke, Kuchiki Rukia, Abarai Renji, inclusive Rangiku que vino con la intención de comprobar que estoy vivo ya que al parecer Aizen les hizo creer a todos que tuvimos una pelea, lo traicione y al final me mató. Vaya que no mintió aquella vez que dijo que no dudaría en asesinarme ya que lo hizo pero con el único fin de librarme y hacerme ver como el bueno. Simplemente hice concordar la historia diciendo que sobreviví y escape de todo lo cual me dio resultado.

Claramente nadie nunca ha visto a nuestro hijo sino sería el fin de nuestra mentira. Con el paso del tiempo han pasado sin fin de eventos, entre ellos la guerra contra los Quincy en la cual Urahara Kisuke y el ahora comandante Kyoraku me pidieron ayuda por debajo del agua la cual les negué. Aun cuando esa “traición” hacía Aizen le restó obscuridad a mi nombre para un Shinigami traidor como yo no hay vuelta atrás.

He aprovechado la mentira para mi bien, sin embargo realmente los he traicionado a todos. Nunca he parado de mentir y no lo haré ya que forma parte de lo que soy y de lo que me acerca a él. Tal vez al principio me uní a él con otras intenciones pero antes de darme cuenta ya estaba hasta el cuello asfixiándome de amor por él lo cual se convirtió en mi más grande perdición. Pero hoy seis años después aun cuando la guerra terminó y él escapó sigo sin volver a encontrarme con él.

Aunque de cierta forma lo siento cerca, no solo porque nuestro hijo es su viva encarnación sino porque a pesar de que no puedo verlo siento como si nos protegiera de alguna forma. Nunca nadie nos ha dañado ni lo ha intentado y sinceramente estoy sorprendido, no puede ser una coincidencia, muchos me guardan rencor por dejar la sociedad de Almas y el reiatsu que emite mi hijo es atractivo al peligro. O simplemente puede que todo sea mi imaginación y a nadie le interese un desterrado como yo.

-¡Vamos! ¡Vamos! ¡Ahí! ¡Papi ahí!

Sonrío siendo jalado de la mano por mi pequeño hijo que a diferencia de su padre es una explosión de emociones. Corre, brinca, se ríe hasta que le duele el estómago por las cosas más simples, me grita que me ama cada que puede, llora con cualquier cosa y se sorprende de todo. Soy llevado por él entre un mar de gente que aunque no me ven sí que estorban. ¿A dónde vamos cariño?

-¡Ahí! ¡Ahí! ¡Mariposas ahí!

¿Dónde? Busco con la mirada las dichosas mariposas entre tanta gente sin encontrar nada hasta que siento como me suelta y se adelanta. ¡No! ¡Sou espera! Mi hijo me ignora perdiéndose entre la gente, por lo que comienzo a perseguirlo sin parar. Mi corazón se acelera por el temor de perderlo mientras miro para todos lados hasta que lo veo detenido mirando algo. Corro hasta él viendo que lo que observa son un par de mariposas de luz que resplandecen mágicamente ¿Qué son?

Justo cuando estoy por tomar a mi hijo por el hombro vuelve a correr tras las mariposas que vuelan por lo que la persecución sigue. Esta vez miro claramente cómo se mete entre casas, negocios y edificios por lo que en cuanto gira en una calle que ya conozco suspiro aliviado porque sé que el próximo pasillo en donde se metió está cerrado y no tiene a donde más ir. Sonrío respirando tranquilo y doblando en la esquina para encontrarlo. En cuanto lo miro nuevamente está simplemente parado pero está vez hay alguien frente a él.

La persona se encuentra arrodillada y parece hablar con mi hijo que me da la espalda por lo que no sé qué le dice. Si puede verlo es porque es diferente… ¡Hey! ¡Aléjate de mi hijo! En cuanto la persona se levanta mi boca se abre al igual que mis ojos de la impresión. Ese rostro, esa sonrisa cínica que creí haber olvidado, ese porte arrogante que ahora sostiene a mi hijo cargándolo. Y sobre todo esa mirada penetrante que me hiela hasta la sangre.

-Tanto tiempo sin vernos Gin…

Sousuke…

-Contadas son las veces que te escuche pronunciar mi nombre.

Lo miro fijamente, como si estuviera viendo un fantasma que al parecer jamás me dejará ir. Me aclaro la voz intentando articular alguna palabra. Sousuke ven aquí…

-¡Ya voy papi!

Mi hijo se suelta de sus brazos solo para venir hacía mí y abrazarse a mis piernas mientras Aizen nos mira sorprendido sonriendo enormemente.

-Así que se llama Sousuke.

Vaya nombre él que le escogí ¿No crees? Es en honor a su padre, aunque aparte del físico no se parece en nada a él. Mi pequeño Sousuke es dulce, amoroso, sumamente tierno, siempre quiere que lo consienta y se asusta con facilidad cuando no estoy con él.

-Sí es así, me atrevería a decir que es idéntico a su padre en todos los sentidos…

No puedo evitar sonreír con él viendo cómo se acerca. Te tomó bastante encontrarme ¿No crees?

-Siempre te he tenido en la mira Gin, estás donde quiero que lo estés.

¿Aun manipulando?

-Solamente a ti.

Nos miramos fijamente, desafiándonos con la mirada y el pensamiento hasta que él toma mi rostro para besarme. Un beso que me roba el aliento y me regresa la mitad del alma que se me destrozó hace seis años cuando él se fue. Me aferro a sus brazos como si mi vida dependiera de ello, ya que perderlo por segunda vez sería demasiado doloroso y probablemente no lo soportaría. Nos despegamos apenas el aire es necesario sin embargo ninguno suelta el agarre del otro.

-Gin…aquel día perdí más que una batalla. Y lo que más lamento no fue eso, sino el no haberme quedado contigo cuando me lo pediste. Perdí más que mi orgullo… te perdí a ti, a nuestro hijo y mucho tiempo, tiempo que jamás volverá. Mientras estaba encerrado no solo me arrepentí de muchas cosas, también cerraba los ojos imaginando que estarías haciendo, dónde estarías, con quién pero sobre todo planeaba nuestro próximo encuentro imaginario en el cual una vez más me pedías que me quedara contigo.

¿Y qué me decías tú cuando te lo pedía? Aizen me sonríe acariciando mi rostro tiernamente.

-No lo sé, nunca llegue a esa parte en mi imaginación por miedo a que no se cumpliera pero ahora que estoy aquí ¿Por qué no lo descubrimos juntos?

Me rio junto a él hasta que por fin respiro hondamente y lo miro a los ojos. Aizen quédate conmigo. Él me dedica una mirada profunda y tranquila pero a la vez llena de pasión, solo para sonreírme pero de manera diferente, sin arrogancia simplemente con alegría. Tiemblo en cuanto mete sus manos entre mi cabello para unir mi frente con la suya sin que esa sonrisa se borre de su rostro.

-Sí…me quedaré contigo hoy y hasta que el fin de la eternidad nos alcance.

Esta vez el que sonríe como nunca soy yo mientras las estúpidas lágrimas comienzan a fluir de mis ojos. Montones de lágrimas de alegría ¿Cuántas veces le pedí que se quedara conmigo? Día, tras días, noche tras noche, año tras año, de frente, en silencio, entre la obscuridad. Era como si un millón de fragmentos de cristal del pasado me persiguieran. Como si las estrellas se reunieran y su luz se desvaneciera con cada rechazo, pero hoy ya no tengo miedo ya que después de tanto tiempo por fin mis sentimientos lo han alcanzado y mi amor corre por todo su cuerpo hasta concentrarse en su corazón. Al fin logre cambiar su vida y también la mía pero sobre todo logre que se quedara conmigo, con nosotros.

Notas finales:

Espero que les haya gustado ¿Mikhail te gustó? D: jajajaja Pues ya vieron mi versión de Aizen contra el mundo y Gin amándolo hasta la locura literalmente. Tengo tres versiones de lo que pasó en Bleach en mi mente. Una la del manga, otra la que manejo en EdC y esta es otra más ¡Y es todo lo que diré! Jajajajaja :3 ¿Terminó feliz cierto? No sé, hay mucho que decir como que…Ahm sufrí poquito al ver a Aizen loco y siendo encerrado pero hey ahora es feliz con Gin y su mini Sousuke :v Por lo menos estoy segura de que después de actualizar por fin puedo morir en paz :s

Nuevamente gracias por todo su apoyo, cariño, preferencia ¬w¬ jajaja comentarios y sobre todo por su paciencia. Sé que no actualizo a menudo pero mis capítulos son extremadamente largos y eso toma tiempo así que por favor sigan apoyándome ¡Los amo! TTATT :3 <3 En fin, besos y abrazos para todos ¡Nos vemos! ¿Pronto? ¬u¬ ¡No lo sé! <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).