Namimori...
-¿Te gustó la película?
Caminaban juntos rumbo a la casa del guardián Vóngola. Eran aproximadamente las nueve de la noche, la luna iluminaba el sendero por donde pasaban los dos jóvenes creando siluetas de sus cuerpos mientras la brisa desordenaba sus cabellos. El silencio cómodo que se había instaurado en ellos durante varios minutos fue cortado abruptamente por aquella interrogante, una muy simple pero que le costó mucho pronunciar al peliverde de los Shimon.
-Claro ¡fue muy extrema y emocionante!
Ryohei sonrió como solía hacerlo provocando que el corazón de Koyo acelerase su ritmo al instante; el peliblanco no sabía lo que provocaba en su mejor amigo y era demasiado ingenuo para darse cuenta por su cuenta, el peliverde debía decírselo.
No es fácil
-Me alegra oír eso… ehh, Ryohei ¿irás a Italia no es así?-sabía la respuesta pero prefería oírla de los labios de su amigo
El semblante del peliblanco cambió de un momento a otro, pocas veces mostraba una expresión melancólica y triste, verlo de esa forma le dolía mucho a Koyo.
-Lo haré-paró de caminar provocando que su amigo imitase su acción- pero no sabes cuánto extrañaré a mi familia
Unas intensas ganas de abrazarlo le invadieron por completo, sus manos temblaban y sentía su pecho estrujarse de una forma muy dolorosa. El Shimon quería controlarse, pero ver de esa manera a la persona que ocupaba su mente y corazón provocó que sus instintos se disparasen.
Atrajo de una forma lenta y delicada el cuerpo del guardián Vóngola y lo apretó contra el suyo, aspiró el aroma que desprendían sus hebras blancas y cerró los ojos para así imaginar otro escenario, uno en el que aquel contacto se daba porque los dos se amaban mutuamente, uno en el cual su sentimientos eran correspondidos.
-K-Koyo…
El contacto se sentía muy bien, se sentía sumamente protegido a pesar de que fuera rudo y le gustase entrenar extremamente.
¿Es malo si disfruto esto?
-Escúchame atentamente ¿ok?- susurró sin separarse un centímetro
Un ligero movimiento de cabeza por parte del peliblanco le indicó que prosiguiese.
-No quiero que te sientas triste, sé que es difícil para ti dejar a tu familia, pero verte de esa forma me duele mucho ¿comprendes?- apretó un poco más el cuerpo de su amigo- yo… iré también, Emma así lo ha decidido y aún si no lo hubiese hecho… te seguiría de igual forma, soy muy débil… por eso no puedo alejarme de ti
Sintió su rostro calentarse súbitamente, las palabras de su mejor amigo eran demasiado vergonzosas y provocaban que una cálida sensación se instaurase en su pecho.
-G-Gracias, Koyo- hundió su rostro en el pecho del Shimon- contigo no me sentiré solo, será como estar en casa
El aludido sonrió por lo escuchado, era verdad que aún no se había confesado, que aún no estaba seguro de si Ryohei le correspondería o no, pero el solo estar así y saber que era importante para él, le era más que suficiente hasta el momento.
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Castillo de Varia, Italia…
-Escoria, abre la puerta
El tono de voz fastidiado del pelinegro de ojos rubíes resonaba fuera de su habitación. No estaba dispuesto a hacerle caso y dejarlo pasar, ya había sido suficiente lo que había oído como para tener que soportar más de él… no, que se fuera a la mismísima mierda ese bastardo.
-Si no abres en tres segundos la haré pedazos…sabes que no bromeo
En un primer momento pensó en ignorarlo, pero al imaginar los daños que tendrían su habitación y objetos personales si su jefe usaba sus amadas pistolas, prefirió simplemente ceder ante su petición.
Dos… y
Antes de que destrozara todo el lugar, el pestillo de la puerta sonó indicándole que podía pasar y tras guardar sus pistolas, Xanxus se adentró a la estancia.
-¿Qué es lo que quieres? ¿No puedes dejarme solo, bastardo?
Squalo se hallaba parado frente a él con una expresión entre molesta y dolida, sus ojos estaban acuosos y con un deje de tristeza que jamás le había visto tener.
-Quiero que me digas porque estas actuando de esta estúpida forma desde la mañana, escoria
Frunció el ceño y esperó la respuesta de su mano derecha, el estúpido tiburón lo había evitado desde esa mañana y era algo que no estaba dispuesto a soportar.
-Pregúntatelo a ti mismo, maldito- desvió la mirada y chasqueo la lengua enfadado- si lo único que querías era eso te hubieses conseguido una mujer… ¡yo no soy tu maldita perra!
No pudo evitar que las lágrimas que había estado tratando de detener, desde que escuchó la conversación entre Lussuria y su estúpido jefe esa mañana, se desbordasen.
-¡Pero de qué mierda hablas!- se acercó al pelilargo y tomó sus brazos con ambas manos mirándolo fijamente- explícame de qué demonios va todo esto, Squalo
Calló durante unos segundos al escuchar su nombre provenir de los labios del pelinegro, era muy raro que lo llamase por su nombre, y aunque en otra ocasión se hubiese sentido muy feliz, en ese instante lo único que deseaba era llorar como un estúpido niño.
-¡Suéltame!- forcejeó inútilmente- ¿acaso perdiste la memoria? ¡¿Negaras lo que hablaste con Lussuria hoy en la mañana?!
-¿Lussuria?
-No te hagas el desentendido… escuché su conversación- aprovechando el desconcierto de Xanxus, logró zafarse- el cómo afirmabas que te divertías conmigo… que lo único que querias era alguien que te de sexo, maldito bastardo- apretó los puños esperando la contestación de su jefe
-Eres un idiota
Un largo suspiro se dejó oír por la habitación. El pelinegro pudo sentir un peso quitársele del pecho al oír a Squalo; no sabía si golpearlo por imbécil o devorarlo a besos por saber que la razón de que lo evitara no era la que él se había torturado imaginando.
Él todavía me ama
-¿Por qué te ves tan aliviado? ¿Vas a negar lo que acabo de decirte?
-No lo haré- observó fijamente a su peliplata y prosiguió- platiqué con la escoria esta mañana
-Entonces aceptas sin ninguna vergüenza que…- más lágrimas se dejaron caer de sus lindos ojos- Tsk… me trataste como una maldita puta
Sintió cómo lo arrinconaban contra una de las paredes de su alcoba repentinamente, trató de liberarse pero la fuerza de la persona contraria sobrepasaba la suya aunque no quisiera.
-Deja de repetir eso
-Suélt…
Xanxus se abrió paso en la boca de su amante de una forma brusca y demandante, su humor estaba por los suelos en ese momento ¿Cómo era posible que por un malentendido todo se hubiese tornado así? ¡Squalo había llorado! Maldición…
Tras unos segundos, se separaron y por primera vez en el tiempo que llevaban juntos, Xanxus le ofreció una expresión que expresaba cariño.
-Escúchame bien, escoria
-….- no pudo hacer más que callar y esperar a que el otro hablase, los ojos rojos de la persona que amaban lo habían hipnotizado por completo
-Tu solo escuchaste la mitad de mi respuesta- posó una de sus manos en el rostro del pelilargo- “¿Estas con Squ-chan porque lo amas o solo quieres a alguien con quien satisfacerte?” esa fue la pregunta de la escoria
-Y tú…
-Le dije “lo segundo”- tomó el rostro del espadachín con ambas manos observando la tristeza que embargaba el rostro de su amante-“…es lo que tú y todos piensan es la razón por la que estoy con él, pero lo primero… no… algo mucho más fuerte que el estúpido amor, es lo que me une con ese idiota”.
-X-Xanx…
-Shhh- sonrió sádicamente- por dudar de mí y hacerme pensar estupideces me las cobraré contigo
-b-bastardo
- Uhm- lo apretó contra sí mismo en un abrazo- no vuelvas a dudar de lo que siento por ti, basura
Aspiró el aroma del cuerpo de su jefe y sonrió complacido- no… no lo haré, te amo…
El pelinegro se apoderó de sus labios y sin romper el contacto lo fue conduciendo hacia la gran cama… una que había sido testigo ya de las pasionales y salvajes muestras de afecto entre ambos.
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Cerca de un lago, en el jardín de Varia…
Un sonido rompió con el silencio sepulcral que se había instaurado cómodamente mientras observaba los peces en el lago; inmediatamente llevó su mano hacia el gran gorro en forma de rana que se hallaba sobre su cabeza y sacó de una sola vez los dos cuchillos que se habían incrustado allí. ¿Por qué su sempai no le dejaba tranquilo? ¿Lo odiaba en realidad o solo le gustaba molestarle?
-Sempai… ¿le han dicho que no debe fastidiar a sus menores?- su tono monótono e irritable para el príncipe rubio se dejó oír mientras se ponía de pie y encaraba al de llamas tormenta
-shishishishi no fastidio a nadie, solo cazo ranas molestas- lanzó otra de sus armas blancas pero esta fue tomada por el peliverde
-Entonces me odia ¿cierto?- una ligera expresión se dejó observar en el casi siempre estoico rostro del chico menor
-¿Odiarte? No… no es eso en lo absoluto- se acercó al chico parado frente a él con una sonrisa en el rostro
Que será lo que piensa en este instante
-¿Entonces?... ¿sempai me diría la razón?
-¿Qué razón, ranita?- lanzó un cuchillo rozando la mejilla derecha del peliverde, pero este ni siquiera se movió un milímetro para esquivarlo
-Por la que sempai siempre me sigue a todos lados…- en el fondo de su corazón, que el rubio no lo odiase lo hacía sentir bien, pero a la vez la ansiedad de saber el motivo del actuar de Bel no lo dejaba en paz
-Pensé que era por fastidiarte, pero…- se agachó a la altura de Fran y aspiró el aroma a manzana que este emanaba para después posar sus labios sobre su mejilla de forma pausada y delicada- averigua la verdadera razón por tu cuenta
Con un gesto de despedida con la mano y sin girar hacia atrás, el príncipe se marchó del lugar, dejando a Fran, aunque pareciese utópico, muy sonrojado y con el corazón latiendo más rápido de lo habitual en él.
Sempai es muy raro…- tocó su mejilla y cerró los ojos- pero descubriré la razón, lo juro
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Italia…
-¿Para qué me llamaste? Sabes que el gran Skull-sama está muy ocupado- el pequeño niño con un traje parecido al de un Power ranger se dejó oír por el laboratorio
-No hables tan alto- el niño de cabellos verdes retiró sus anteojos y se dirigió a él
-Tú no les das órdenes al gran Skull-sama
-Quieres que llame a Reborn ¿cierto?
Un escalofrió recorrió el pequeño cuerpo del pelimorado y negó rápidamente con las manos.
-No… no es necesario molestar a Reborn-sempai jaja- rio nervioso
-Lo suponía
-Pero… entonces dime, para que me pediste que viniese, eso es muy raro en ti, Verde
Ciertos nervios invadieron al científico, pero los supo disimular adecuadamente, no podía decir un “solo quería verte” ¿cierto?, así que debía inventar una que otra excusa para que Skull se quedase un rato más con él.
-Quítate el casco-demandó
-¡¿Q-Qué?!
-Ya me oíste,
-¿Para qué quieres que haga eso?
-Solo hazlo
-No
-Skull…- Verde se acercó y tras un poco de forcejeo logró su cometido- listo
-¡Oye!- se sentía desnudo sin aquel objeto cubriéndolo- devuélvemelo
-Ahora podré comenzar con mi investigación, échate en la camilla- pronunció señalando el lugar donde debía ir el pelimorado
-¿Investigación? ¿Qué piensas hacerme?
-Ya lo sabrás… ahora hazlo- Verde le daba la espalda desde hace unos momentos, preparando los utensilios que utilizaría
-Con todo el temor del mundo y más porque a Verde se le ocurriese llamar a cierto hitman de rizadas patillas, obedeció
Espero mi rostro se encuentre normal ahora
Después de observar el rostro del tonto arcobaleno de cabellos purpura no pudo evitar que el color carmín inundase el suyo, las estúpidas sensaciones que aquel idiota le provocaban no eran normales… ¿por qué sino lo invitaría a ir a su laboratorio? Era ilógico.
Solo por verlo… maldición
Se giró y dirigió hacia Skull, era mentira el hecho de decirle que haría alguna investigación con él, solo necesitaba estar con este un poco más y tener la satisfacción de mirar detenidamente las facciones de su rostro, quería grabarlas lo más que pudiese.
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