Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Masao Tachibana por skymoon

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

EL CAMINO QUE QUIERO SEGUIR CONTIGO A MI LADO

No sé quien fue la persona que dijo la siguiente frase: Uno no hace amigos; los reconoce. En los ojos de Sawada reconocí a un amigo, no sé si algo más pero ese es un tema en el que no quiero pensar en estos momentos. Solo deseo alejarme de las palabras molestas del entrenador, reprochándome que saliera a la calle sin protegerme y que por culpa de mi insensatez ahora esté algo más que constipado. Me da igual… a decir verdad, a él también debiera darle lo mismo, al fin y al cabo no suelo salir de titular. Y el mundo se vendría abajo si en algún momento se decidiera a hacer un cambio durante algún partido.
Levanto el brazo ante la orden del doctor que me pone el termómetro en la axila para medir si tengo fiebre. Algo que no es fácil de saber, estoy ardiendo. Cuando elevo la vista me encuentro con el ceño fruncido del míster y justo detrás de él con el del Sr. Takagiri… sino me echan de la selección ahora mismo es porque les doy pena, seguro.
- Recomiendo que Masao pase un par de días en cama y que se le controle la fiebre. En cuanto le baje podrá reincorporarse a los entrenamientos sin el menor problema. También sería conveniente que beba la mayor cantidad de líquidos posible.
- Yo me ocuparé de eso, míster… - Ni me había dado cuenta de que Kazuo estaba en la consulta, tampoco él parecía tener buen semblante.
- ¿Tú te encuentras bien, Kazuo? – Le preguntó el doctor.
- Perfectamente, señor. Cosas de gemelos, no sé si me entiende. – El médico asintió con una sonrisa en los labios.

Poco después entramos en nuestra habitación y sin mediar palabra, mi hermano saca mi pijama de la cómoda y tendiéndomelo me señala el cuarto de baño.
- Dúchate y luego te acuestas. Necesitas descansar, Masao.
- Sabías palabras, hermanito.
- Pues si son sabías, obedece.

Los días pasan lentos. No me muevo del cuarto mientras mi cuerpo pelea contra la fiebre, algo más alta de lo que el doctor se había esperado. Mi hermano suele ocuparse de mi cuando los descansos de los entrenamientos se lo permiten y si él no puede porque esté exhausto y también él necesita dormir lo hace cualquiera de los compañeros. El que suele venir más a menudo es Takeshi. Pero entre la fiebre, que estoy cansado y mi cabeza dando vueltas entre brumas no soy un compañero muy hablador.

Mis ojos parpadean escapando de la agradable duerme vela que hace casi una hora me viene invadiendo.
- Necesitas hacer algo más que dormir… - Un soñoliento ojo se posa en la persona que me habla. Y desde luego a él no me lo esperaba allí. Kojiro Hyuga. Al verme enarcar una ceja suelta un gruñido y sigue hablando. – Que quieres que te diga, me aburría, los demás están entrenando pero yo tuve que tener la suerte de torcerme el tobillo y para “evitar problemas posteriores” el médico y el míster me mandaron un día de descanso… Aunque a decir verdad no es que estar en este cuarto sea lo más divertido que he hecho en mi vida.
- Nadie te ha obligado… - Le contesto algo molesto con sus palabras. Me vuelvo a sorprender cuando veo que me tiende un vaso de agua.
- Bebe algo parece que hayas pasado la noche de borrachera…
- De eso tengo yo ganas… - Pero le hago caso y agradecido bebo el agua fresca que me proporciona. Me vuelvo a sumir en el silencio hasta que se levanta del sillón que ocupa y mira hacia el exterior dándome la espalda.
- Lo mejor sería que hablaras de ello. Sino jamás vas a reponerte.
- ¿Y si no quiero reponerme? – Se encoje de hombros.
- Podremos hacer o decir todo lo imaginable pero sino eres tu el que desea salir de esta situación entonces nunca lo harás.
- Parece que hables con conocimiento de causa… - Se vuelve y me mira.
- Mi madre… - Sus palabras hacen que frunza el ceño. – perdí a mi padre cuando tenía ocho años y por lo tanto mi madre perdió a su esposo. La recuerdo los primeros años centrada únicamente en mi y mis hermanos y en el trabajo. Eso no era vida y tardó mucho tiempo en darse cuenta. Me dolía tanto verla sufrir así… sé que mi padre no hubiera querido que ella lo pasara tan horrible. Hubiera deseado que siguiera con su vida… Tu novio también lo hubiera deseado…
- No puedo seguir con mi vida sino está él. No tengo derecho.
- ¿A qué no tienes derecho, Masao? ¿A vivir? ¿A amar, a que te amen? ¿A sentir? Eso son sandeces, excusas…
- No son excusas, no tengo derecho ni fuerzas…
- Lo repito si tu no quieres ninguno podrá ayudarte…
- Entonces, dejadme en paz. – Vuelve a encogerse de hombros y le veo salir de la habitación con una frase de despedida: Como quieras…

Me desespera, mi hermano me desespera. Meses así y no se cansa de llamarme a todas horas. Con cualquier excusa. La última vez que se le había acabado el limpiacristales y ¡¡¡que si le acompañaba a comprar uno!!! Le colgué el teléfono y aunque luego me arrepentí, no le llamé para disculparme. Odio cada minuto y segundo de mi vida. Una nueva convocatoria de la selección y ¡¡qué sorpresa!!, no me han llamado, a Kazuo sí. Suerte, hermanito. Yo me las piro. Estoy tan cansado de todo. Solo quiero verle… por favor, es lo único que deseo.

Iba a ser mi última noche y decidí que como homenaje final me daría un paseo hasta el que fue mi local favorito. Antes de Sayako, antes de todo… Pero cuando llego el sitio está cerrado, en el escaparate hay un enorme cartel que señala que es un cierre definitivo y no temporal. Genial, aunque mi cierre no será temporal… Bueno, sin saber cómo mis pasos me llevan la playa, me descalzo y me acerco a la orilla, siento el agua acariciando mis pies casi dan ganas de caminar hacia el interior del agua…
- ¿Tú eres Masao Tachibana? – La voz me llega desde la espalda y oírla y que mi corazón pegue un brinco asustado es todo uno. Me vuelvo furioso para ver quién es el entrometido. El tipo lleva unos pantalones vaqueros con los bajos raídos, una camiseta blanca y una cazadora de piel negra. Debe tener unos pocos años más que yo. Y un cigarrillo cuelga de la comisura de sus labios.
- ¿Quién quiere saberlo?
- Okeide Mateosho… nuevo reportero que cubre la información del Jeff Ichihara…
- Estupendo… - Murmuro sarcástico. - ¿Y de todos los lugares del mundo no tenía otro al que ir?
- Bueno, es mi playa favorita…
- Genial… - Le miro en silencio y viendo que no se mueve frunzo el ceño. – Y también este es tu rincón favorito de la playa… porque podías esfumarte, ¿no?
- Podría… pero lo haré solo si me concedes unas entrevista… - Enarco una ceja.
- ¿Y sino no te irás?
- No…
- Bueno pues quizá mañana…
- Venga, estamos solos aquí, tu te sientas, yo me siento y me contestas a algunas preguntas… no veo que tengas nada mejor que hacer…
- El problema es que no me apetece y por lo tanto no me da la gana…
- Por favor… - Sus ojos azules, lo acabo de descubrir ahora, me mirar implorantes pero justo cuando le voy a negar la entrevista por llorón me guiña uno de ellos divertido. Me hace gracia y asiento.
- Está bien… pongámonos cómodos.


No sé cómo acabo cenando con él. Y hablando. Temas intrascendentes. De los que no va a arreglar el mundo y desde luego no mi vida. Pero es agradable. De vez en cuando también veo una sombra de tristeza en sus ojos aguamarina y le veo beber un poco más de lo recomendable. Empieza a sonar una preciosa canción en el hilo musical del restaurante, el “Gloria” de Laura Branigan. Suspiré al escucharla…
- Recuerdos, ¿verdad? – Fue, su esta vez tímida pregunta. Asiento en silencio. – Todos tenemos una banda sonora en nuestras vidas… la mía incluye el “I will survive” de Gloria Gaynor, irónicamente forma parte de mi vida porque mi pareja me dio calabazas mientras sonaba.
- ¡Ouch! Eso debió doler… - Le contestó sorprendido de que un comentario como ese me haya llamado la atención.
- Definitivamente no fue agradable… - El periodista sonrió suavemente. – Te prometo que no saldrá de aquí, quién es el responsable de que esa canción forme parte de la banda sonora de tu vida…

Aún hoy me pregunto porqué le hablé a ese desconocido de Sayako. Pero cumplió su promesa, jamás vi que publicase nada de aquella conversación. Mientras el partido de la selección se iba acercando, Okeide se convirtió en una presencia habitual. No llevé acabo mi decisión de largarme. Por alguna razón verle la mañana siguiente de aquella entrevista-cena tras las verjas del campo de entrenamiento me hicieron sentir bien.

El teléfono suena. Número privado. Frunzo el ceño. Cuando descuelgo un atronador grito se oye al otro lado de la línea:
- ¡¡¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS!!! – ¡Demonios!, pienso para mi alzando la vista y mirando el calendario que tengo delante de las narices. 6 de octubre, hoy cumplimos 21 años…
- ¿Kazuo? – Inquiero dudoso.
- No, Gengis Khan, ¡no te fastidia! Hermanito, cuéntame cómo es posible qué hayas olvidado que es ¡¡¡nuestro cumpleaños!!!
- Lo siento, chico, he estado ocupado pensando maneras de desocupar el piso… - Silencio en la línea. Creo que mi hermano ha atado cabos y yo me arrepiento de haber dicho semejante sandez porque le veo abandonando la concentración a la carrera cuando en realidad la idea de volar ya se me ha esfumado de la cabeza. – Kazuo, de verdad, no me tomes en serio. Te juro que he tenido una buena semana, ocupada pero buena.
- ¿Seguro?
- Por Snoopy te lo juro…
- Bueno, venga va… no cuelgues que tenemos una sorpresa para ti…
- ¿De qué… - Y de repente de fondo oigo a todos mis compañeros gritar, felicitándome, diciéndome que me echan de menos, que me recupere, que quieren que vuelva… Y vuelvo a sonreír por segunda vez en la semana.
- ¿Vas a salir? – Me pregunta una voz que reconozco inmediatamente, Sawada.
- No tenía pensado, como no recordaba que era mi cumpleaños, ya ves tu lo que hace la edad, quédate con la que tienes, Take…
- Si pudiera… he pesando dejar de cumplir años a los 25 pero me da que no va a poder ser... Oye, ¿puedo preguntarte una cosa?
- Claro…
- ¿Sonríes? – Un nudo se me forma en la garganta. Endemoniado muchacho de 18 años que sabe leer tan bien el corazón de los demás. – Te echamos de menos… vuelve pronto porque esto no es lo mismo sin ti.
- Gracias. – Es lo único que consigo decir. – No dejéis solo a mi hermano hoy, ¿vale?
- Ni tu ni él, ni nadie que sea japonés en este hotel y tenga menos de 21 años va a estar solo hoy… Aunque no lo creas si miras esa foto que nos hicieron cuando ganamos el mundial en Francia, todos los que aparecemos allí estamos a tu lado ahora mismo.
- Pues espero que no esperéis que os invite a algo porque tengo la nevera que si un ratón se cae se escalabra…
- Sal ahora mismo a comprar un trozo de tarta con una vela. Y sóplala pidiendo un deseo…
- ¿Crees en esas cosas?
- Siempre. Feliz cumpleaños, Masao… te quiero ver aquí en la próxima convocatoria.

Caminé largo rato después por el mismo paseo marítimo de la misma playa donde quise dejar que todo acabara. La cercana cafetería donde había cenado con Okeide estaba abierta así que entré para tomar un café. Me senté en una de las mesas que permitían tener una inmejorable panorama de la playa y del océano. Como me sucedía en los últimos meses me sumí en mis pensamientos. Esta vez de añoranza de una época en la que todo era más inocente, en la que no me pesaba el alma y el corazón no había empezado a sangrar. Una mano en mi hombro hizo que mi corazón se desbocara. Ni le había visto acercarse.
- No te volveré a conceder una entrevista como sigas asustándome de esta manera. Es una promesa solemne.
- Vale, lo que tú digas. – Se sentó frente a mí y depositó junto a mi café un trozo de tarta Selva Negra. – 6 de octubre, tu cumpleaños.
- ¿Cómo…
- Soy periodista, sigo a tu equipo sería un completo inepto si no supiera las fechas de los cumpleaños de los jugadores.
- Solo soy una fecha más en el calendario.
- No para todos. – Su frase fue críptica pero creí entender algo para lo que no estaba preparado. Lo ignoré y por tercera vez en la semana volví a sonreír. Y volví a pasar una tarde agradable con él.

Se lo había prometido a Sawada. En la siguiente convocatoria de la selección volví a ser llamado. Y ahora, mientras guardo las cosas en el armario de la habitación, me siento reconfortado con las sonrisas que vi en los rostros de mis compañeros, de los que nunca quise creerlo pero de los que jamás volveré a dudar, son los mejores amigos que nadie pueda tener.
Los días transcurren tranquilos entre entrenamientos, no puedo evitar seguir siendo callado. Estos últimos meses me han cambiado mucho, como me dijo Jito jamás volveré a ser el mismo pero mis ojos vuelven a brillar.
Veo a Tsubasa y Wakabayashi dirigirse hacia la sala en la que darán la rueda de prensa y le veo allí. Me acerco y le hago una seña. Levanta la acreditación que le identifica como reportero que cubre a la selección. Sonrió.
Empieza a nevar mientras cenamos, desde el ventanal le veo junto a otros reporteros y cómo se despide de estos. Sé que está muerto de frío. Así que me levanto y mientras noto las miradas de mis compañeros en mi espalda salgo con una taza de café bien caliente.
- Te vas a quedar helado.
- Ya lo estoy, un poco más no se notará. – Le tiendo el café, una canción empieza a sonar en la radio de un coche cercano, uno de sus compañeros está preparándose para irse y esa canción se convierte en parte de mi banda sonora.


Beautiful dawn - lights up the shore for me.
There is nothing else in the world,
I´d rather wake up and see (with you).
Beautiful dawn - I´m just chasing time again.
Thought I would die a lonely man, in endless night.
But now I´m high; running wild among all the stars above.
Sometimes it´s hard to believe you remember me.

Beautiful dawn - melt with the stars again.
Do you remember the day when my journey began?
Will you remember the end (of time)?
Beautiful dawn - You´re just blowing my mind again.
Thought I was born to endless night, until you shine.
High; running wild among all the stars above.
Sometimes it´s hard to believe you remember me.

Will you be my shoulder when I´m grey and older?
Promise me tomorrow starts with you,
Getting high; running wild among all the stars above.
Sometimes it´s hard to believe you remember me

El hermoso amanecer ilumina la orilla para mí
No hay nada más en el mundo,
Deseo despertarme y que estés a mi lado
El hermoso amanecer me dice que es hora de seguir
Pensé que al final de mis días moriría solo
Pero ahora es distinto, las estrellas parecen brillar con más fuerza en el firmamento
A veces es difícil de creer pero no te puedo sacar de mis recuerdos

El hermoso amanecer se funde con las estrellas
¿Recuerdas el día en que el viaje volvió a iniciarse?
¿Lo recordarás en el final de nuestro tiempo?
El alba hermosa, siendo un susurro constante en mi cabeza
Pensé que había nacido para acabar solo pero brillaste ante mí
Gigante, como las estrellas que brillan con fuerza en el firmamento
A veces es difícil de creer pero no te puedo sacar de mis recuerdos

¿Serás mi hombro cuando sea anciano?
Prométeme que el mañana empezará contigo,
Elevarnos, corriendo libres entre todas las estrellas del firmamento
A veces es difícil de creer pero no te puedo sacar de mis recuerdos


Difícil de creer que desde que apareciste tras de mi en esa playa, cada día que ha pasado desde ese momento te has ido colando en mis pensamientos, en mis sueños, en mis esperanzas. Que desde que dijiste que mi cumpleaños, y por tanto, yo mismo, no éramos una fecha más en el calendario, que desde ese instante supe que buscabas algo más en mi que entrevistas. Que la cena de esa noche, la tarta de esa tarde eran la puerta al camino que debía seguir… Al camino que quiero seguir contigo a mi lado.

Te miro a los ojos y me sonríes. Y asientes. Sin decir nada me devuelves la taza y antes de marcharte hasta el último coche que está aparcado un poco más allá te inclinas un poco hacia mi para susurrarme.
- Hubiera esperado el tiempo que fuera necesario… “I hill survive”, y tu también.

Dicen que el tiempo todo lo cura. Hace un año y dos meses que Sayako se fue. Hace dos meses Okeide entró en mi vida para ayudarme a seguir adelante. Para no olvidar a mi primer amor pero para saber que la vida sigue y te ayuda a levantarte. Un año y dos meses me han ayudado a saber que mi familia son mis amigos y que quizá Okeide llegué a serlo también. Mi familia.

----------------------------------------------------------------------------


La canción es una traducción libre de la canción de James Blunt, “High” no tengo sus derechos, ni los de los personajes de Captain Tsuabasa, salvo los de Sayako y Okeide que los creé yo, pero la letra y la música pensé que ejemplificaban muy bien lo que podría llegar a sentir Masao al notar que las puertas a una nueva vida se le estaban abriendo.

Gracias a simbiosis por mandarme ese reviews, creo que sin él hubiera sido difícil que me llegara la inspiración y acabara este fic. Y aunque no ha seguido los derrotero que tu esperabas ojala te haya gustado el rumbo que tomó la historia.

Espero que os guste. Gracias a todos por leerlo. Me basta con eso.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).