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Frío y no tan frío por MikaShier

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Notas del capitulo:

 

Disclaimer: Éste es un fanfic original basado en Free! Iwatobi Swim Club, Free! Eternal Summer y High Speed!

Los personajes no son de mi autoría. Pertenecen a las series anime y la novela anteriormente mencionada.

 

Advertencias: Este fanfic es de temática Yaoi (homosexual). Si no te gusta este género, te recomiendo que no leas.

 

Título: Frío y no tan frío

 

Subtítulo: La leyenda de la navidad

 

Autor: MikaShier

 

Personajes principales: Matsuoka Rin; Nanase Haruka;

Es posible que muchas de las personas supiesen sobre ello. Quizá era imposible que no lo hiciesen. Pero, ¿qué más daba? Sabía que la probabilidad de que la gente pensase en aquello como verdadero era relativamente baja.

 

Además, si consideraba el hecho de que la mayoría de las personas pasaban ese tiempo con su familia... Entonces sí, él podría tener su oportunidad.

 

Una chaqueta negra, abrigadora, sobre una camisa de manga larga cualquiera. Un pantalón ajustado del mismo color, un poco frío, pero atractivo. Una bufanda café, mejor una roja. Un gorro de lana rojo con motivos de copos de nieve, por la época. Unos tenis blancos. La colonia con el mejor olor que había en la perfumería cercana. Sus mechones acomodados perfectamente, aunque su peinado era el mismo de siempre. Sus dientes limpios, relucientes. Aliento a menta, aunque quizá comería una fresa. Todo estaba bien.

 

Lo único malo era... Su sonrojo. Sus nervios a flor de piel. La mirada brillante y la sonrisa de idiota.

 

Bueno, estaba bien ilusionarse, pero... ¡Demonios! No tenía que parecer tan ilusionado...

 

De igual manera, eso no importó. Con un grito, Nitori dio aviso a Rin de que se hacía tarde. El pelirrojo agradeció varias veces antes de tomar su cartera y las llaves de su cuarto para salir corriendo por el pasillo.

 

Su corazón estaba acelerado, y no exactamente por estar corriendo.

 

Ese era el día. Nochebuena. La leyenda decía que, sí te declarabas esa noche, tus sentimientos serían aceptados y tendrías una vida feliz con tu pareja.

 

Y Rin quería declararse.

 

Quizá estaba mal que no tuviese la suficiente confianza como para hacerlo sin la ayuda milagrosa que los dioses proporcionaban en esa fecha. Sin embargo, no era que Rin tuviese poca confianza en sí mismo. Lo que en realidad sucedía, era que estaba enamorado de otro chico. Por eso necesitaba ayuda. Confiaba en él, pero quizá el otro chico...

 

Y para acabar con su suerte, ese chico era Haru.

 

Así que, efectivamente, Rin tenía razones para acudir al milagro de la fecha santa de los cristianos.

 

La navidad no era algo que se celebrara con esmero en Japón. Ellos eran budistas. Sin embargo, la tradición estaba y... Bueno, ¿por qué no celebrar? Por ello, su familia -y posiblemente muchas más aunque en otro lugar- se habían reunido en la casa de los Matsuoka y celebraban con una rica cena.

 

Si las cosas salían bien -y no acababan en un hotel como algunas versiones de la leyenda decían- Rin llevaría a Haru a cenar con ellos. Sabía de sobra que sus padres no irían a visitarle en Navidad, se lo habían dicho al pelinegro quien, en un acto indiferente, lo había comentado a los demás.

 

También era consciente de que Makoto seguramente había invitado a Haru a cenar con su familia y que posiblemente el ojiazul había aceptado. Por ello había hablado con el castaño, quien había sonreído enternecido, aceptando su sugerencia.

 

"Si Haru no viene a cenar, ya sabes por qué es. Pero si lo hace... Entonces puedes prestarme tu hombro mañana para llorar" le había dicho el pelirrojo en forma de broma. Aunque quizá era cierto eso de llorar.

 

Había amado en silencio a Haruka desde hacía tiempo. Era hora de soltarlo y ser feliz. O resignarse de una vez por todas.

 

Rin llegó a la torre del reloj en el centro de Iwatobi diez minutos antes de la hora acordada. Sus manos estaban congelándose, por lo que decidió intentar templarlas con su aliento y frotarlas. Mientras los minutos corrían, los nervios de Rin iban en aumento.

 

Quizá había sido muy obvio y Haru no asistiría. Debió haberlo invitado a alguna parte y después ir a la torre.

 

Quizá Haru en realidad lo odiaba y era por eso que lo trataba con frialdad. Dios, por eso no iría.

 

Quizá Haru ya tenía una pareja y pasaría con ella toda la noche. Nunca llegaría y Rin caería en depresión.

 

Quizá...

 

─Rin... ¿Por qué parece que estás a punto de llorar? ─El corazón del aludido dio un vuelco y la sorpresa lo hizo saltar en su lugar. Haru estaba muy guapo. Bueno, Rin lo veía así, aunque el pelinegro solo vestía un pantalón negro no tan ajustado como el propio, una chaqueta azul que parecía calientita, una bufanda blanca y unas orejeras azules.

 

─Yo... Eh... ─los nervios hacían que sus manos temblaran. Se mordió el labio. Su mente no reaccionaba, no lograba procesar una respuesta decente y comenzaba a angustiarse. Fue por ello que gritó─ ¡Me gustas! ─Abrió los ojos ampliamente, sus mejillas tornándose rojas, al igual que las de Haru─ Eh... No es que me gustes... Enamorado... Yo... Eh... ¿Quieres ir a cenar a mi casa? Le dije a mi abuela que preparara caballa...

 

Rin calló. El ceño de Haru estaba fruncido. Parecía muy concentrado en algo. El pelirrojo pensaba que estaba buscando una forma para rechazarlo cortésmente, por lo que se sorprendió cuando una suave risa emanó de la garganta del pelinegro.

 

─Rin... Si me lo hubieras dicho otro día... La respuesta hubiera sido la misma...

 

─Entiendo, no voy a molestar...

 

─También me gustas ─interrumpió el pelinegro. Sonrió levemente y fue a tomar la mano de Rin─. No necesitas la ayuda de los dioses para gustarme.

 

Los ojos del menor se llenaron de lágrimas, haciendo que el carmín de los mismos brillasen en un tono más hermoso, en opinión de Haruka. El pelinegro se acercó a Rin, acariciándole la mejilla antes de juntar sus labios en un beso casto y suave.

 

Rin sintió que podía morir. Derretirse en brazos del ojiazul. Sonrió con felicidad antes de abrazarlo con fuerza.

 

─Anda, Rin... Me asfixias ─el aludido se separó con rapidez.

 

─Lo siento...

 

─ ¿Dijiste que había caballa en tu casa?

 

─ ¡Sí! ¿Te vienes a cenar conmigo? ─el ojiazul se contagió de la sonrisa idiota que había en el rostro de Rin.

 

─Sí.

 

La noche era fría, húmeda y nevada. El cielo oscuro y nublado ocultaba las estrellas. El viento golpeaba Iwatobi. Pero Haru y Rin caminaban tomados de la mano, como si lo demás no fuese importante.

 

Porque era como si solo... Un segundo.

 

─ ¿Conocías la leyenda? ─cuestionó Rin. El pelinegro negó suavemente.

 

─Makoto me la contó ayer. Ah. Y me dijo que te diera esto ─tendió un sobre al menor, quien lo tomó y lo abrió con rapidez.

 

"Feliz Navidad, Rin. De no ser por mí, Haru se abría vestido con lo primero que encontrase en su armario

-Makoto"

 

─ ¿Escogió tu ropa? ─el contrario se sonrojó.

 

─Sabía que tú ibas a verte bien. No quería quedarme atrás.

 

Era como si solo existieran ellos dos. 

Notas finales:

Bueno, espero que les haya gustado este shot y ¡Felices fiestas! Mañana publicaré otro, ¡Nos vemos!


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