Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

ZHIEND, ¿Una sombra olvidada" por LORD GRIM

[Reviews - 141]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos mis lectores una disculpa por no actualizar el martes, pero fue mi cumpleaños y la verdad anduve en otras cosas. 

 

Bueno no los hago esperR más espero que les guste la continuación...

 

otra cosa infidelidad inducida se encuentra en entra en pausa momentánea hasta que logre decidir el mejor rumbo para la historia porque estoy indescisa en dos posibles caminos.

 

La vida era muy caprichosa ahora lo sabía, esta vez las cosas no se dieron como lo planeo, todo era un desastre. Como? Muy simple, el gran Thouma Seguchi gran productor musical de Tokio, famoso tecladista de la reconocida banda NG, se encontraba totalmente perdido en mitad de una fuerte tormenta de nieve, pero como demonios terminó en esa situación?

Flash Back...

A lo largo de tres horas el tecladista se dedicó a buscar al victoriano por todo el chalet invernal sin resultados, estaba en extremo preocupado por Zhiend y ahora lamentaba su terrible comportamiento horas después, fue un completo estúpido lo reconoció luego de meditar un poco las cosas, su estrella no tenía la culpa de nada pues desconocía sus sentimientos y aún así se dejo llevar por el enojo del momento.

-Zhiend... - grito con fuerza sin recibir respuesta alguna, esto era tan frustrante - Zhiend...

Las cosas no iban nada bien, ya casi había recorrido por completo el maldito chalet y el victoriano no aparecía sólo faltaba un lugar por revisar.

- Las pistas de Sky - comento el empresario contemplando el enorme letrero.

En cierta forma quiso descartar la idea de que su estrella estuviese en la zona de Sky, sin embargo aparto dichos pensamientos al recordar las palabras del manager americano; gracias al terrible sentido de orientación de Zhiend este terminaba en los lugares y las situaciones más bizarras del mundo así decidió ponerse en marcha.

El terreno de Sky estaba dividido en tres etapas para las diferentes tipos de esquiadores: principiantes, intermedios y expertos. Poco a poco reviso cada una de las pistas, en la de principiantes sólo encontró un grupo de mocosos que terminaron lanzándole bolas de nieve, en la de intermedios varios niños ricos que en vez de practicar el deporte se dedicaban a contar sus vivencias.

Pronto se encontró sentado en la silla teleférica en dirección a la zona de expertos, durante el recorrido fue capaz de observar la pista la cual tenía un enorme grado de dificultad, el sólo pensar en que el victoriano estuviese descendiendo en aquella pista tan peligrosa le preocupó de sobremanera, si algo malo le pasaba a Zhiend jamás se lo perdonaría tanto que apretó con fuerza la cadena que el albino le obsequió un día antes.

Al bajar de la telesilla sus pensamientos fueron interrumpidos al escuchar una serie de gritos y aclamaciones, al girar su rostro contemplo una gran multitud reunida en las pistas de snowboard, de inmediato se dirigió al lugar pensando que el alboroto se debía a que posiblemente alguien hubiese reconocido al cantante.

Como pudo se abrió paso entre la multitud, hasta llegar al frente del bullicio donde sin querer su boca término hasta el suelo.

- Pero que demonios? - exclamo ante lo que sus ojos veía - Zhiend? - se pregunto mientras su mirada iba de arriba a abajo.

La figura que llamo su atención era la de un joven que con suma facilidad se elevaba entre las lomas de nieve de la pista, llegando hasta el cielo en cada salto, para así aterrizar luego de una pirueta bastante complicada, era Zhiend como lo sabía era bastante simple.

A pesar de que el rostro del radical atleta estaba cubierto por los visores de nieve, la cabellera albina relucía con fuerza; además el conjunto de Sky al estilo victoriano en tono verde aquamarine era fácilmente reconocido para toda persona cercana al cantante, pues no conocía a nadie más que usase ese tipo de ropa en la actualidad.

Zhiend era impresionante realizaba todo tipo de trucos, piruetas y maniobras con suma destreza, al mismo que el temor parecía no ser un obstáculo al contrario parecía estarse divirtiendo pues alcanzo a ver una brillante sonrisa en el rostro del chico, en poco tiempo el cantante realizo su último salto dando dos giros en el aire, aterrizar sobre la nieve derrapando un poco para después levantar su tabla del suelo, una vez hecho eso una enorme aclamación lo hizo inclinarse para agradecer los aplausos, fue ahí donde el empresario corroboro que se trataba de su estrella, sólo el podía mostrar su agradecimiento de esa manera tan peculiar.

- Hey! - el rubio se atrevió a llamar de esa forma seria, pues no estaba muy contentó que digamos - Por aquí - el albino escucho la voz del mayor para así acercarse hasta su jefe.

- Sr. Seguchi - saludo el más joven sin quitarse los visores al mismo que sonreía con sinceridad - Como se encuentra? - pregunto con suavidad tratando de no ser imprudente.

- Déjame decirte algo Zhiend - contesto el tecladista con los brazos cruzados en señal de molestia - Llevo más de 4 horas buscándote por todo el bendito Resort mientras... - señalo con despecho al albino mientras lo tocaba con su dedo - Alguien se estuvo divirtiendo a lo grande mientras yo daba de vueltas como idiota por el lugar.

- Créame que no fue mi intención - se disculpó el menor bastante desconcertado por la actitud tan negativa de su jefe - Por su actitud de hace unas horas supuse que necesitaba un poco de espacio... Así que... - explico el más joven sin embargo no fue capaz ya que

- Deja de lado eso quieres - exclamo el mayor elevando su tono de voz - Tengo suficientes problemas como para tener que estar buscando a un mocoso desorientado por estas montañas - grito logrando que todas las miradas cayeran sobre ambos.

Pero una mirada del empresario basto para dispersar a la curiosa multitud, pero cuando sus ojos se posaron directamente al victoriano se le heló la sangre pues su adoración estaba completamente serio.

- Zhiend - llamo el rubio un poco temeroso de la mirada oscura de su estrella, sin embargo no hubo respuesta ya que el nombrado sólo suspiro profundamente y comenzó a alejarse de su jefe - Zhiend - volvió a mencionar el nombre del oji bicolor.

El más joven detuvo su andar para después mirar a su jefe como cuando lo conoció, se trataba de una mirada indiferente pero más que nada gélida, misma que podía verse con claridad pues el albino había levantada su visor.

- Le ofrezco mis más sinceras disculpas - comento el albino para después darle la espalda a su jefe - Nunca fue mi intención ser una molestia para usted, pero no tendrá que preocuparse más de lo debido - se coloco los visores de nuevo para así avanzar alejándose del mayor.

-Zhiend - susurro el rubio dándose cuenta de que nuevamente había hablado de más - Espera... - pidió comenzando a seguir a su estrella lo cual era difícil pues se hundía en la nieve - Por favor Zhiend... - sin embargo el oji bicolor no se detuvo -A donde vas? -

- Regreso al hotel - contesto el más joven que ya se encontraba a una gran distancia del rubio, mientras subía a su tabla de snowboard, para después iniciar su descenso por la montaña dejando a su jefe atrás.

- Lo siento - grito el tecladista al mismo que por accidente se cai estampando su cara en la fría nieve para después ser capaz sólo de observar como la persona más importante para el se alejaba tal vez para siempre y todo por hablar de más, con tristeza se dirigió a la telesilla para así bajar de la montaña y tal vez poder hablar con el albino si es que este así lo deseaba.

Al rubio le tomó cerca de una hora bajar de la montaña y llegar hasta el hotel, donde el personal había dado una alerta a los huéspedes debido a que el tiempo estaba por empeorar; el reporte metereologico anunciaba una fuerte tormenta de nieve, al ingresar en la recepción del Resort sus ojos se posaron con la figura del victoriano quien hablaba con el gerente con la intención de arreglar las cosas se acercó hasta su adoración.

- Debe haber algo - el victoriano expreso con claridad - Tren, avión... No hay inconveniente en la clase o el precio - eso último impresiono al empresario.

- Me temo que no hay nada por el momento - explico el gerente que revisaba algunas cosas en un ordenador - Debido a la tormenta los vuelos han sido cancelados y los trenes bala están al tope de su capacidad - explico el hombre con profunda pena - Sólo puedo conseguirle un boleto en tercera clase, a las 10 p.m.

- Comprendo, por favor reserve a mi nombre - contesto con resignación el albino entregando su tarjeta de crédito, pero al sentirse observado giró su cabeza topandose con la mirada de su jefe - Lo soportare - contesto recibiendo su boleto y tarjeta para así retirarse del lugar sin dirigirle ni una simple palabra al empresario.

- Zhiend - nombro el rubio con amplia tristeza, para después ver al más joven ingresar al elevador y volver a su piso.

El empresario suspiro con tristeza no era necesario ser un genio para darse cuenta que su adoración estaba sumamente molesto con el, además por lo que alcanzo a oír el victoriano tenía planeando irse esa misma noche.

- Que podría ser peor? - se pregunto el rubio en voz alta, sin saber que las cosas si podían ponerse peor.

- Que sucede Seguchi? - una voz perfectamente conocida y nada grata resonó justo tras la espalda del empresario - Al fin has admitido que eres un bastardo.

- Eiri - contesto el de ojos esmeraldas mirando a su excuñado con enojo - No tienes a nadie más a quien molestar? - pregunto hastiado pues parecía que las desgracias estaban al orden del día.

- Siendo honesto - miro con burla al rubio mayor - Esto es más entretenido - confeso mostrando una enorme sonrisa - Te has peleado con Zhiend???

- De que hablas ? - cuestiono el mayor bastante contrariado e intentando desviar la atención.

- Es broma - dijo el escritor riendo aún más - En todo el chalet no se habla de nada más que de un demente desquiciado que tuvo el descaro de gritarle al famoso Zhiend en plena pista de Sky - miro al empresario de arriba a abajo - Y por lo que acabo de ver con la actitud del mocoso de hace un momento - comento mirando el camino que el cantante tomó para retirarse - El loco desquiciado fuiste tu.

- Eiri - comento el empresario con tranquilidad espera si que su antiguo familiar no descubriese que tenía razón, lo cual sería aún más trágico - Como un consejo, métete en tus propios asuntos.

El tecladista se dio la vuelta para alejarse, ocultando su rabia sin darse cuenta que su antiguo familiar se inclinaba al suelo y justo al levantarse lo miraba con una sonrisa siniestra.

El empresario ingreso al elevador suspirando con pesadez pues no tenía ni la menor idea de como pedir perdón a su adoración, desde muy temprano las cosas se habían salido de control y ahora debía arreglarlo antes de que su amado Zhiend regresara a Tokio.

- Que puedo hacer? - se pregunto mientras se recargaba en la pared del elevador - Supongo que ser sincero y ofrecerle una disculpa de corazón es la mejor opción - opino para así llevar su mano hasta su cuello en busca de la cadena que el albino le obsequio.

Esa pequeña joya representaba la amistad que tenía con el victoriano, no es algo que le gustase pues no deseaba la amistad de Zhiend, anhelaba con todo su ser que su estrella lo amara con locura, así como el lo hacía; sin embargo debía aceptar que si deseaba tener algo más profundo con el victoriano debía aceptar por el momento lo que le era ofrecido y rezar porque las cosas se fueran dando poco poco.

- Al menos tengo su amistad... Creo - confeso sin embargo su rostro cambió de tristeza a terror - Mi cadena? - contesto abriendo su abrigo para buscar del obsequio de su adoración sin resultados, la pequeña joya no estaba - Oh no.

La desesperación del tecladista aumento mientras sacudía sus ropas intentando hallar su cadena, incluso se lanzó al suelo del elevador con la esperanza de encontrarla, pero sin resultado alguno. Con velocidad detuvo el ascensor para regresar al lobby y encontrar su posesión. Una vez en el piso principal intentó regresar por sobré sus pasos esperando encontrar su joya, pero no obtuvo resultados.

- Y a ti que demonios te sucede? - ahí estaba la voz de su ex cuñado, lo que le faltaba.

- Nada que te interese - contesto el empresario con enojo para seguir con lo suyo, pero con firme pasaba el tiempo su frustración crecía.

- Oye - grito muy ofendido el escritor - Intento ser amable - suspiro para así dulcificar su tono de voz e intentar tener una conversación civilizada con el rubio de ojos esmeraldas - Ya en serio que sucede?, jamás te había visto de esa manera - pregunto cruzando los brazos esperando una respuesta que tal vez no obtendría.

- He perdido algo - contesto el tecladista finalmente, sin saber los motivos por los cuales hacia eso, más aún por la mala relación que tenía con el escritor.

- Eso es simple - contesto el escritor con calma como su aquello fuese lo más normal del mundo - Sólo tienes que recordar donde fue la última vez que viste aquello que perdiste - levanto los hombros en señal de despreocupación - De esa forma tu margen de búsqueda se reduce - lo miro con un gesto pequeño de burla - Me sorprende que no lo hayas pensado antes, eso no es propio de ti.

- El último lugar donde la vi - el tecladista comenzó a hacer memoria de sus últimos pasos y el posible paradero de su cadena.

Al levantarse esa misma mañana aún la llevaba puesta, pues no tuvo el valor de quitársela luego de la confesión no tan romántica de su adoración, posterior a la discusión que tuvieron permaneció en la habitación gran parte de la mañana y cuando recordó que no podía dejarlo sólo, empezó a recorrer el lugar en su búsqueda incluso cuando subió a la última etapa de la montaña recordó que la sujetó con fuerza cuando la preocupación lo invadió.

Entonces como si de un golpe se tratase un rayo de luz ataco su memoria, no volvió a ver esa cadena después de haber bajado de la montaña y la última vez que la vio fue antes de su más reciente discusión con Zhiend y justo después de que el menor se fuese enojado término con la cara estampada en la fría nieve.

- Oh no - contesto el tecladista con más miedo que nunca - La perdí en la montaña - explico captando la atención del escritor que mostraba un gesto de confusión.

- Un minuto que diablos fue lo que perdiste? Y en la montaña? - pregunto el rubio menor ya muy confundido por todo aquello.

- La cadena... La cadena que Zhiend me regalo en señal de amistad - confeso torpemente debido al terrible ataque de pánico que estaba sufriendo - La perdí en la montaña.

- Bien... - se atrevió a decir el menor - No quiero ser ave de mal augurio pero es mejor que la des por pérdida - confeso con cierto deje de pena, pero al notar el gesto de confusión de su antiguo familiar supo que debía explicar mejor las cosas - Escucha, si perdiste tu cadena en la nieve la posibilidad de que la recuperes es casi nula y si a eso le sumas la tormenta que está por empezar la cosa se vuelve imposible.

El empresario tuvo que caminar hasta un sofá cercano para así poder sentarse y recuperarse del impacto que le produjeron las verificas palabras de su ex cuñado... la cadena estaba perdida, ahora como enfrentaría a Zhiend.

- Supongo que necesitas estar sólo - contesto el escritor alejándose de su antiguo familiar pero decidió detenerse un segundo - Sabes... - el rubio mayor lo miro con cierto deje de tristeza - Es una lástima, era una cadena muy linda Zhiend tiene un gusto maravilloso - dirigió la mirada al tecladista - Debes decírselo cuanto antes mejor.

Con esas últimas palabras se alejó definitivamente dejando sólo al rubio mayor, este último estaba en shock era totalmente impensable que le dijera al victoriano que había perdido la cadena que con mucha amabilidad le había obsequiado como símbolo de su amistad, ya tenía demasiados problemas como para agregar más a la lista de su actual relación con Zhiend.

- Tengo que hacer algo, - comenzó a divagar entre sus opciones - No puedo enfrentar a Zhiend sin esa cadena - dijo para si mismo para así sacar su móvil y consultar el estado del tiempo - Son las 3:17 la tormenta está pronosticada para las 6:49, eso quiere decir que tengo 3 horas y 32 minutos para encontrarla.

Con dichas palabras el empresario salió disparado de la recepción del hotel casi atropellando a las personas que estaban en su camino y de igual forma atrayendo las miradas de muchos, especialmente la de una persona cuyo gesto no era nada alentador.

Fin del Flash Back...

El subir a la montaña no fue para nada difícil, basto con sobornar al encargado con unos cuantos billetes lo siguiente era encontrar la cadena cuanto antes para después regresar antes de que la tormenta iniciara, sin embargo la madre naturaleza era demasiado impredecible y ahora entendía mejor el significado de la palabra pronóstico, lo cual no era nada exacto sólo era una posibilidad que cambiaría dependiendo de las condiciones.

Casi a los pocos minutos de haber llegado a la cima la tormenta comenzó, en un principio fue una brisa leve pero término por convertirse en fuertes ventiscas que impedían el avance, eso sumado al aumento de la nieve y las bajas temperaturas le dificultaron el avance al empresario, quien ya llevaba más de 2 horas buscando su preciada posesión sin éxito.

- No está - contesto el rubio que lograba ver su respiración debido al frío, ya casi no sentía sus brazos o piernas - No puedo más - se rindió dejándose caer en la nieve con mucha tristeza - En verdad lo siento Zhiend - una solitaria lágrima bajó por su mejilla - No pude disculparme contigo - pronto aquellas orbes esmeraldas se fueron cerrando poco a poco hasta que sólo quedo la oscuridad.

Cálido... Se sentía cálido, esos eran los pensamientos del empresario que después de mucho tiempo lograba sentir nuevamente su cuerpo, aún estaba cansado pero tuvo la necesidad de abrir los ojos, al hacerlo una luz blanca lo cegó por un momento tardo en acostumbrarse, pero después descubrió una habitación totalmente blanca y se encontró a si mismo sobre una cama y su cuerpo conectado a una máquina que verificaba sus signos vitales.

- Thouma - una voz muy dulce, parecida a la de un ángel resonó de inmediato se giró en busca del lugar de su procedencia para toparse con la bella imagen de su amado - Al fin despiertas.

Se trataba del victoriano que por lo visto estaba sentado en un sofá de aquella habitación, con lentitud se acercó hasta la cama donde el empresario de encontraba postrado, lucía muy preocupado y para variar no llevaba puesto su abrigo dejando verse sólo con el chaleco y la camisa de su traje victoriano.

- Zhiend - dijo el rubio con suavidad mirando a su adoración que lo miraba con alivio.

- Que alivió - dijo el más joven soltando un gran suspiro como si con eso se quitará un gran peso de encima - Temía por usted.

- Que paso? Y Donde estoy? - pregunto el mayor tratando de incorporarse siendo ayudado por el albino quien le coloco otra almohada para que estuviese más cómodo.

- En un hospital - contesto el cantante con lentitud a sabiendas que su jefe aún se encontraba débil - Fue necesario después de que estuvo a punto de congelarse vivo - explico el más joven al mismo que cruzo los brazos pues su gesto cambió a uno serio - Por lo que me gustaría saber... Que estaba pensando al arriesgarse de esa manera - lo miro bastante molesto al recordar ciertas cosas - Y por una cadena.

- Espera - contesto de inmediato demostrando su enorme sorpresa - Como sabes lo de la cadena? - pregunto muy apenado al saber que su adoración ya estaba al tanto de la verdad.

- Se sorprenderá... - contesto pero casi de inmediato pareció meditar sus palabras pues agrego - Aunque puede que no... - fue entonces como el albino comenzó a contarle los sucesos recientes.

Flash Back...

La tormenta había llegado mucho antes de lo anunciado lo que provoco que en el chalet se tomarán las precauciones necesarias para todos los huéspedes, en el lugar el joven victoriano miraba desde la ventana de su suite las fuertes ventiscas nada comparadas con las de su hogar pero si un tanto peligrosas para quienes no estuviesen acostumbradas al clima frío.

Faltaba muy poco para que partiera a la estación de trenes con el fin de regresar a Japón, era lo mejor pues no quería ser una molestia para su jefe, el no era un persona egoísta o caprichosa pues comprendía a la perfección la posición que ocupaba Thouma Seguchi, era un hombre ocupado y si en esos momentos estaba atravesando por problemas lo mejor que podía hacer era ayudarlo o evitar estorbarle, apreciaba demasiado al rubio como para no hacerlo, por lo cual decidió tomar la primera oportunidad y darle su espacio, pero no se iría sin despedirse y agradecerle nuevamente por todas las molestias que se tomó para con su persona.

- Iré a buscarlo - se propuso saliendo de la habitación en busca de su jefe.

Sin embargo el rubio no estaba en ninguna parte, ya llevaba un tiempo considerable buscándole sin resultado alguno, entonces se acercó a la recepción para pedir información pero nada, en ese momento fue cuando comenzó a preocuparse.

- Donde podrá estar? - se pregunto mentalmente para así sentarse en una mesa del café del hotel dispuesto a tranquilizar sus nervios con algo de beber, a cada minuto que pasaba su preocupación aumentaba y de repente la respuesta le llego.

- Eiri - la voz de una mujer llamo su atención no porque le gustase entrometerse sino porque su tono de voz fue elevado en exceso - Si alguien se entera de lo del torpe de Seguchi podrías tener problemas.

La sola mención de su jefe junto a la del egocéntrico del escritor activó su alarma por lo que decidió poner especial atención a la conversación que se estaba desarrollando tras sus espaldas.

- Por Dios Mika - ahí estaba la voz de aquel tipo tan extraño y por su tono parecía estar muy orgulloso de sus acciones - Nadie puede culparme de lo ocurrido, sólo exprese mi opinión de que la cadena estaba perdida - el tipo cruzo los brazos con una enorme sonrisa - Yo jamás le dije que fuese a la montaña a buscar a cadena y en plena tormenta.

- Pero... Tu sabes que la cadena no está en la montaña - comento la castaña mientras bebía si café - Al contrario la cadena la tienes tu.

- Es cierto - expreso el escritor sacando de entré su costoso abrigo una pequeña cadena la cual miro con burla, mientras posaba su rostro sobre la palma de su mano - Yo la encontré en el lobby justo después de mi pequeña conversación con esa rata, - una sonrisa burlona se formó en sus labios - Fue un plus que el tipo se arriesgará a subir a la montaña en su búsqueda - pronto el descaro del escritor sobrepasó sus límites pues comenzó burlarse de la situación - Con algo de suerte terminara congelandose con la tormenta.

Las risas del rubio pronto contagiaron a la mujer que lo acompañaba, por lo visto disfrutaban en demasía las desgracias del empresario, eso fue la gota que derramo el vaso.

- Ya fue suficiente - contesto el victoriano que se había levantado de su lugar y ahora con toda la elegancia que lo caracterizaba tomó entre sus manos la palma del escritor - Será mejor que yo mismo ponga un alto a esto, antes de que se vuelva vergonzoso para usted.

Ambos Uesugi se sorprendieron la ver al cantante justo a un lado de su mesa, el rostro de la castaña se transformó en uno de pánico mientras que el del rubio permaneció tranquilo.

- Zhiend - se atrevió a decir mientras disfrutaba del contacto de la suave piel del victoriano.

- Esta vez se ha excedido Sr. Uesugi - afirmo con una seriedad de ultratumba - Por su bien, espero que Seguchi Thouma no sufra daño alguno - declaro sin mover su mano de la del rubio

- Tus palabras no me asustan niño - río el escritor con sarna - Sin importar que le pase a la rata de Seguchi, no hay forma de que lo relacionen conmigo - declaro tratando de sostener su mirada contra la del albino.

- Debería temer Sr. Uesugi - comento el victoriano sonriendo con malicia lo que provoco temor en ambos hermanos - En especial a mi.

El escritor pudo sentir un profundo dolor en la mano sujetada por el cantante, sin embargo así como apareció se fue, tan rápido como el piquete de una abeja.

- Si no le importa devolveré esto a su legítimo dueño - menciono retirando su mano y mostrando la cadena del empresario ya a salvo en sus manos - No tendrá inconveniente verdad? - la sonrisa tan marcada del albino produjo cierto escalofrío en los presentes.

- Eiri tu mano - grito la castaña que con pavor señalaba la parte del cuerpo mencionada y con un una mirada de pavor.

El escritor centró su atención en su mano, al hacerlo la respiración se le fue al instante esto tenía que ser una broma, su palma entera había sido dislocada para quedar completamente al revés, pero lo más aterrador era que a pesar de todo era capaz de moverla con normalidad y sin provocarle ni una pizca de dolor.

- Vaya... - ahora quien sonreía complacido era el albino que coloco su mentón sobre su palma - Que modales los míos, deberán perdonarme - con lentitud volvió a sujetar la palma del escritor para así realizar un suave movimiento y colocar la mano del ególatra en su lugar - Tengo la mala costumbre de dislocar muñecas, es un feo defecto... Pero ya todo esta en su lugar.

El escritor sólo era capaz de temblar levemente, al ver la facilidad con la que el cantante manipulaba las articulaciones del cuerpo de una persona, las palabras apenas y lograban salir de su boca y jamás lo lograría después de las palabras finales del albino, quien lo atrajo para susurrarle algo al oído.

- Sr. Uesugi... Esta noche acaba de ganarse un peligroso enemigo - una sonrisa macabra fue dirigida en su totalidad al escritor - Sólo imaginase... Todo el daño que podría causarle, sin que usted estuviese enterado - la sonrisa tan dulce del cantante aterro por sobremanera al escritor - Bien si me disculpan... Debo arreglar el desastre que causo, con su permiso - con eso último el victoriano realizo una reverencia muy a su estilo para así retirarse.

Fin del Flash Back...

- Eso fue lo que ocurrió - explico el más joven con los brazos cruzados mostrando una faceta muy tranquila - De una manera muy extraña el Sr. Uesugi ayudo un poco.

El empresario reía con torpeza al escuchar la historia del albino, principalmente por lo sucedido con la palma del escritor no había duda alguna en que se trataba del protegido de K, ambos eran demasiado extremistas en ese tipo de situaciones.

- Pero aún no contesta mi pregunta - agrego el más joven mirando con seriedad a su jefe - Por que hizo algo tan irresponsable y tonto? - pregunto cruzando los brazos a la espera de una respuesta satisfactoria que lo ayudase a calmar su enojo.

El rubio enmudeció al mismo que se encogió en su lugar, las cosas no pintaban nada bien para el, más aún pues su adoración lucía ampliamente enfadado.

- Estabas molesto conmigo - dijo el empresario finalmente sin atreverse a ver directamente al cantante - Y no te culpo fui muy grosero - suspiro con pesadez para así continuar - No me atreví a pedirte una disculpa sin la cadena - al mirar al albino pudo ver la confusión en su mirada como si no comprendiera de lo que hablaba - La cadena... Es un símbolo de amistad y creí que si te enteraban que la perdí no querrías ser mi amigo nunca más.

La mirada del tecladista era de desesperación mientras que el albino suspiro con pesadez para después sujetarse el puente de la nariz, tratando de controlarse pues parecía que estaba a punto de darle un dolor de cabeza.

- Con todo respecto - empezó a hablar con los ojos cerrados - Eso es lo más estúpido que he oído - dijo para así cruzar los brazos y mirar reprobatoriamente a su jefe - En que estaba pensando? - regaño usando un tono muy elevado - Arriesgar su vida por algo material, es completamente ridículo - entonces miro con mucho enojo al rubio que se mantenía en la cama - Su vida es más valiosa que cualquier otra cosa, siempre supuse que usted era un hombre prudente pero hoy he comprobado que es como un niño pequeño, la próxima vez que tenga la intención de hacer alguna tontería piense en las consecuencias antes de actuar.

El rubio no pudo hacer nada más que bajar la cabeza con vergüenza pues su adoración tenía toda la razón, sus acciones no tenía justificación actuó imprudente mente y estuvo a punto de perder la vida.

- En verdad lo lamento Zhiend - se disculpo el mayor con un arrepentimiento genuino cosa que fue percibida por su estrella - Fui un tonto y por todo lo que sucedió comprendo tu forma de responder - miro al victoriano con tristeza ocultando sus orbes - Y más que nada entenderé si ya no deseas que seamos amigos.

El cantante miro con ternura al mayor, en estos momentos no había rastro del gran Thouma Seguchi gran empresario, productor de Japón y antiguo tecladista de NG, en esa cama de historial sólo podía verse a un niño pequeño que estaba asustado por perder el cariño de una persona importante para el, en cierta manera lo conmovió pero debía asegurarse de que el rubio mi volviese a cometer alguna imprudencia.

- Sr. Seguchi por favor dejemos de lado el melodrama - opino el victoriano recargando su mentón sobre la palma de su mano - Demos por terminada toda esta historia con la promesa de que no cometerá una locura nuevamente - explico logrando la sorpresa total de su jefe que lo mirada con mucha impresión desde la cama.

- Eso... Eso quiere decir que no estas enojado conmigo - pregunto con cierto temor - Aún con todas las cosas horribles que te dije - la respuesta que obtuvo fue un simple asentimiento con la cabeza del victoriano - Entonces, aún somos amigos - finalmente tuvo la fuerza para dar a conocer la interrogantes que lo había estado torturando durante muchas horas.

- Sr. Seguchi - el cantante cruzo los brazos al mismo que cerraba los ojos para responder la duda del rubio - Debe saber algo muy importante de con respecto a mi - aquella hermosos orbes bicolor se mostraron dejando ver toda la firmeza y madurez que caracterizaba a su dueño - Soy una persona muy fría, no voy por la vida diciendo te quiero y derrochando cariño con todo el mundo, pero - una sonrisa muy sincera y dulce fue regalada al empresario una que se sintió aún más cálida acompañada por esa encantadora frase - Cuando alguien encuentra un pequeño lugar en mi corazón, soy la persona más noble que podrás conocer.

Las mejillas del empresario no podrían estar más rojas que nunca, esto era una completa locura cada día que pasaba Zhiend lograba enamorarlo con locura, en verdad el victoriano tenía una magia oculta que lograba encantar a todos o al menos ese era el efecto que tenía en su persona.

- Sr. Seguchi - el rostro del albino lucía preocupado - Se encuentra bien? - pregunto colocando su mano sobre la frente del rubio - No parece tener fiebre pero aún así su rostro está rojo - se alejó un poco en dirección a la puerta - Deberá disculparme pero iré por el médico, para que lo revise.

El albino se dirigió a la puerta con su usual porte y justo en el momento en que abrió una cara conocida apareció.

- Hello! My friends - el manager americano saludo con emoción al mismo que ingresaba a la estancia - Como sigue nuestra querida palera de hielo - con esa declaración el victoriano negó con la cabeza aquel comportamiento con una sonrisa en los labios.

- No es gracioso K - el empresario miro con reprobación al americano quien continuaba sonriendo.

- Por lo visto - el cantante interrumpió el incómodo momento - Ambos tienen mucho de que hablar, iré a buscar el médico mientras se ponen al corriente.

Tras esas palabras el victoriano salió de la habitación, dejando a ambos rubios solos fue ahí donde el americano decidió que era momento de ser completamente directo con su jefe.

- Será mejor que te olvides de Zhiend, Seguchi - expreso sin contemplaciones mientras miraba al empresario postrado en la cama - Y no trates de negar lo que es perfectamente obvio - completo mirando a su jefe.

- Se que Zhiend sólo me ve como un amigo - continuo el empresario con franqueza tratar de engañar al amante de las armas sería algo imposible, sin embargo sus gestos eran de tristeza ya que no era algo de lo que le gustase hablar - Pero para mi representa algo más.

- Here we go again - contesto el americano con pesadez negando con la cabeza - Ahora ya sabes un poco más sobre Zhiend por lo que comprenderás que... La palabra amor no es algo con lo que este familiarizado.

- Zhiend es extremadamente reservado - comento recordando lo poco que había descubrido de su adoración - Peor aún, es muy despistado y no notaría ni a un extraterrestre extendiéndole un ramo de flores y cantándole "Ti Amo" de Umberto Tozzi.

- Tristemente es verdad - contesto el manager rodando los ojos - Deberías desistir - opino recibiendo una mirada fulminante de parte del empresario - That's my opinion, ya que podrías terminar como Ryuichi.

- Que sucedió entre ese par? - el empresario ya había escuchado en varias ocasiones una especie de intento amoroso a hacía Zhiend de parte de su antiguo amigo y la verdad la curiosidad lo mataba.

- No... Soy la persona indicada para revelar algo así - el amante de las armas frotaba su mano contra su cabeza por la incómoda situación - Además yo sólo se los por menores, deberías... Deberías preguntarle a Ryuichi.

La conversación entre aquel par no pudo continuar ya que el victoriano regreso a la habitación acompañado del médico, sin embargo las dudas prevalecían en la mente del empresario.

Notas finales:

Bueno eso es todo por el momento nos vemos el 26 de septiembre con las actualizaciones de ambas historias saludos a todos 

 

Posdata... 

 

Favor de de dejar algunos comentarios 

gracias 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).