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ZHIEND, ¿Una sombra olvidada" por LORD GRIM

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Notas del capitulo:

Hola a todos los con intintos homicidas (o al menos esa es mi opino); antes que nada deseó ofrecerles una disculpa por este largo periodo de ausencia pero estuve fuera del país para mi certificacion en inglés, se que antes de todo debi avisarles sobre mi repentina ausencia, pero todo fue tan rápido que no no hubo tiempi para nada, de hecho regrese a principio de mes y apenas me estoy reincorporando a mis actividades pero bueno ya no los entretengo más he aquí el siguiente capítulo. 

Zhiend 12

La ciudad de Tokyo era azotada por una fuerte tormenta, el ambiente era deprimente para cualquiera que mirará el cielo, ese era el caso de un hombre de hermosos ojos dorados, su ánimo no era para nada bueno ya que en estos momentos no tenía ningún proyecto y eso le daba más tiempo para pensar en el.

- Shuichi - susurro con suavidad parado frente al ventanal de su departamento.

Había pasado mucho desde que el joven de cabellos rosas desapareciera de su vida y aunque no lo quisiese admitir en medio de su soledad era cuando más pensaba en el; se arrepentía de sus acciones pasadas? No podía decir que si... deseaba haber actuado mejor? Quizá sólo un poco, en fin eran muchas las cavilaciones en su cabeza sin embargo su orgullo jamás le permitiría aceptar su mal obrar.

Con lentitud se acercó hasta el sofá más cercano donde se dejo caer pesadamente para así sacar un cigarrillo y encenderlo sumiendose en su pena como muchas otras veces.

En otra parte de la cuidad un joven albino que aunque era consiente de la tormenta en el exterior parecía que su lectura era mucho más interesante. Aunque sólo fuese por morbo disfrutaba leyendo nuevamente "El Cuervo" de Edgar Allan Poe bajo la atenta mirada de su manager quien limpiaba su fiel
Magnum.

- Zhiend... - se atrevió a llamarlo al percibir que el albino cada vez se sumergía más en su lectura perdiendose de la realidad, logrando su objetivo - Que se supone que harás en tus vacaciones? - pregunto con calma - Conociéndote ya debes tener lista las letras y la melodía de tu siguiente álbum.

- Tan predecible soy? - pregunto el joven albino sin separar la mirada de su lectura.

- Con respecto a tus tiempos de entrega... Si eres totalmente predecible - opino el rubio mirando fijamente al menor - Con respecto a tu personalidad - una mueca de burla apareció en aquel rostro - No... Eres tan cambiante que hasta parece una broma.

- No se sí tomar eso como un cumplido o como una broma - río el más joven a la espera de la respuesta de su manager misma que nunca llego debido a que el móvil del americano comenzó a sonar irrumpiendo el silencio de la habitación.

- Yes, Mr. K talking (si Mr. K al habla) - respondió el rubio con tranquilidad ya que se trataba de una llamada de negocios.

La plática comenzó sin captar demasiado la atención del dueño de la casa que parecía más interesado en la trama de su libro que en la conversación que se estaba desarrollando ante el.

- I understand, it would propose to Zhiend and will have an answer this time tomorrow (Comprendo, se lo propondré a Zhiend y le tendré una respuesta mañana) - esas últimas palabras captaron la atención del albino eso último sólo podía significar una cosa - See you soon (Hasta pronto) - con eso término la llamada.

- Déjame adivinar una propuesta de trabajo - comento el menor para recibir un asentimiento de su representante - De que se trata esta vez?

- Es una invitación - contesto de inmediato el americano que busco con prisa entre sus pertenencias, sacando una computadora portátil y abriéndola de inmediato - Desean que escribas el Soundtrack principal de una película y lo intérpretes con alguien más- el mayor parecía estar buscando algo - Aquí está, nos han enviado un contrato.

El victoriano dejo su libro sobre la mesa justo a su lado para así levantarse y observar el dichoso contrato en digital, en cierta forma era bastante lucrativo y las fechas para grabación posterior a su desarrollo se ajustaban perfectamente a su periodo de vacaciones.

- What do you think? (Que opinas?) - pregunto el amante de las armas - El tema que debes desarrollar es muy complejo - cruzo los brazos como analizando las cosas - Ya entiendo el motivo por el que te escogieron - miro al albino con orgullo - Todo esto es total y absolutamente tu estilo.

- El único problema es que deberé regresar a América para las grabaciones - contesto el más joven retirándose nuevamente hasta su sillón victoriano para analizar las cosas - Tendré que consultarlo con el Sr. Seguchi antes.

- Y sigues con lo mismo - una tercera voz logró que tanto el de ojos bicolor como el amante de las armas dirigieran su mirada a la entrada principal - Te he pedido como mil veces que dejes los formalismos y me llames sólo Thouma.

El empresario se encontraba en el recibidor quitándose su lujoso abrigo de plumas para después ingresar a la estancia con un paquete en las manos.

- Deberá perdonarme - contesto el más joven con una suave sonrisa al ver llegar a su buen amigo - Pero... temo que vendrán mil veces más y todo será exactamente igual, le tengo demasiado respecto como para tutearlo.

- A veces - opino el ex tecladista - Sólo a veces desearía que fueses un poco como las otras estrellas de la música - se posó al lado del más joven para darle un pequeño abrazo un gesto que por extraño que pareciese era permitido por el albino - Como estas Zhiend? Disfrutando tus vacaciones.

- Intento leer "El Cuervo" de Edgar Allan Poe en un día - opino el americano con cierta ironía uniéndose a la conversación - BIG Boss - saludo al empresario con más casualidad.

- Vamos - río un poco el de ojos bicolor - Llegue hasta la mitad - contesto mostrando su libro con orgullo, logrando que la sala fuese inundada por la risa de sus ocupantes.

- Por cierto - el empresario atrajo la atención nuevamente - He traído un delicioso pastel - mostró un paquete blanco donde iba contenido el postre - Gustan? - pregunto recibiendo una afirmación por partes de sus acompañantes.

- Iré a la cocina a preparar un poco de te - afirmo el más joven levantándose de su lugar para dirigirse al lugar mencionado.

- Voy contigo - contesto el amante de las armas - No es descortesía pero prefiero una buena taza de café.

- Entonces estás de suerte - admitió en albino - Tengo café irlandés - con eso aquel par se adentró a la cocina dejando al empresario descansar en la sala.

En la cocina dos personas con gustos diferentes preparaban las bebidas para acompañar un pastel, con suma elegancia el victoriano colocaba el delicioso te Chamburry Charlestón en dos tazas de fina porcelana, mismas que posó en una charola de plata junto con algunos platos para el pastel.

- Zhiend - llamo el americano posando toda su atención en su protegido - Te has dado cuenta de que Thouma Seguchi pasa más tiempo en tu casa que en la suya - declaro cruzando los brazos acción que le permitía recordar mejor las cosas - Desde que le di la llave de tu departamento - un gesto de ironía apareció para completar sus palabras - La cual por cierto no me ha devuelto.

- Ahora que lo mencionas - el albino se detuvo como tratando de recordar algo - Últimamente he encontrado mucha ropa del Sr. Seguchi en mi armario.

- Es broma verdad - se apresuró a decir el mayor con una enorme gota de sudor bajándole por la espalda.

- En lo absoluto - declaro el victoriano para así continuar con su labor.

- Zhiend - la forma tan sería con la que manager lo llamo logró llamar totalmente la atención del más joven - Es en serio? - pregunto con un deje de sarcasmo, recibiendo una mirada perdida de su protegido motivo por el cual tuvo que lanzar un enorme suspiro - Seguchi tiene razón, ni siquiera notarías a un extraterrestre interpretando Ti amo.

- A que quieres llegar? - pregunto el más joven en verdad confundido - Y se claro sabes que no me gustan las indirectas.

El manager sólo negó con la cabeza burlándose de lo despistado que era su representado, esto si que era digno de filmar.

- Muy bien seré franco y tratare de explicarlo despacio para que puedas entender - contesto cruzando los brazos - Tu - lo señalo remarcando cada palabra lo más posible - Le gustas de gustar en forma romántica a - señalo la sala donde se encontraba el ex tecladista - Nuestro jefe, es decir, a Thouma Seguchi.

Tras soltar la bomba el americano espero una reacción de alteración por parte del menor, quien sólo sonrió de lado para después estallar en risa, al mismo que cubría su boca con delicadeza acción propia de su persona.

- Es en serio - continuo riendo en forma divertida - El Sr. Seguchi - más risa - Vamos K tienes que estar bromeando - explico recuperando su porte sereno - Confundes la amistad con el romanticismo - declaro muy seguro de sus palabras - Estoy de acuerdo contigo el Sr. Seguchi me estima al igual que yo a el, pero es sólo eso un cariño de amigos.

La boca del manager término en el suelo más aún cuando siguió con la mirada a su protegido que salía de la cocina muy divertido por su reciente conversación, era evidente que no le creyó ni un poco.

- Bien ya me estoy preocupando - comento el amante de las armas recuperando su compostura, en verdad el chico era un despistado total o podría ser algo peor.

En cierta forma esa condición era preocupante era como si el muchacho intentara escapar de lo que lo rodeara y más aún de las situaciones más obvias haciéndose el despistado, si bien podría ser en verdad que era un completo tonto o en el peor de los casos ser una forma que su cerebro creo para protegerlo desde...

- Nota: llevar al chico con su terapeuta lo antes posible - dijo cerca de su móvil - Este viaje a América llego en buen momento.

El manager regreso a la sala de estar para encontrarse a un par bastante animado, quienes no sólo disfrutaban del delicioso pastel de frutos rojos sino que conversaban del viaje a tierras americanas.

- Vaya - declaro el empresario que comía su postre - Te encargaron una tarea nada sencilla Zhiend - opino mientras leía en contrato que el menor imprimió.

- El crear la canción y las melodías no es problema - admitió el albino degustando el te - Lo más importante aquí es su opinión Sr. Seguchi.

- Mi opinión?, que tengo que ver en esto? - pregunto para continuar comiendo.

- Pues - contesto el cantante - Actualmente tengo un contrato firmado con usted, eso quiere decir que es mi jefe - comento con una sonrisa serena - Y en cierta forma mi imagen es propiedad de NG Récords y aunque se me concedió libertad para este tipo de situaciones lo más apropiado es consultarlo con su persona en primera instancia.

- Buen punto - declaro el de ojos esmeralda - Por mi parte no tengo inconveniente alguno - se dirigió al americano - K debemos contactarnos para la venta de los derechos de la canción de Zhiend y demás cuestiones legales.

- Me pondré en contacto con el abogado mañana a primera hora - afirmo el amante de las armas que no le quitaba la mirada de encima a su protegido.

- Pero... A todo esto Zhiend - el empresario miro a su adoración un poco preocupado ya que descubrió un pequeño inconveniente en el contrato - Los tiempos de grabación coinciden con tus vacaciones, no te molesta? Tal vez deberías proponer otra fecha.

- En lo absoluto - sonrió el más joven tal vez porque devoraba un enorme trozó de pastel con una gigantesca zarzamora - No tengo inconveniente alguno, es más será divertido.

- Pero... - replico el empresario - Al regreso de tus vacaciones deberás tener listas las letras de tu nuevo álbum - comento preocupado de que la carga de trabajo fuera excesiva para su estrella.

- Don't worry - comento el manager restandole importancia con un ademan de la mano - Zhiend tiene las letras listas desde hace días.

La confesión logró que los ojos del tecladista terminarán blanco por la impresión, mientras miraba con la boca abierta a su adoración que disfrutaba de su segunda rebanada de pastel.

- Entonces - el más joven se atrevió a intervenir - No hay problema alguno en que acepte la invitación.

- En lo absoluto - declaro el tecladista tratando de ocultar su tristeza de saber que estaría lejos de su dulce Zhiend un tiempo.

El resto de la tarde aquel trío de amigos se dedicó a conversar animadamente, hasta que la noche los tomo desprevenidos; por lo que ambos visitantes tomaron rumbo a sus hogares.

A la mañana siguiente el joven albino decidió salir a caminar un poco pues necesitaba algo de inspiración para desarrollar la letra de la película, era un día bastante fresco lo cual le encantaba, sin embargo no todo podía ser perfecto ya que se sentía extrañamente observado, se detuvo y giró su cuerpo descubriendo a un grupo de personas que lo miraban con asombro, lo cual le género cierta incertidumbre así que decidió acercarse para hablar con ellos.

- Disculpen - saludo con toda la elegancia victoriana que lo caracterizaba - Hay algo en lo que los pueda ayudar? - pregunto mostrando una suave sonrisa.

- Si es el - dijo un chica de al menos 15 años que parecía estar a punto de sufrir un ataque y que se mordía las uñas de las manos, aquel gesto asusto al de ojos bicolor por lo que lentamente dio un paso hacia atrás - Es Zhiend - grito con desenfreno.

De improvisto una horda de gente se abalanzó sobre el cantante quien comenzó a correr a todo lo que sus piernas le permitían, la escena era demasiado bizarra ya que por las calles de Tokyo se podía ver al famoso Zhiend huyendo despavorido de un grupo de fanáticos desquiciados. Por su parte el albino agradecía la perfecta condición física que tenía pues luego de una hora corriendo cualquiera estaría desfallecido.

Por un tiempo más, las locas fanáticas hicieron que el albino cruzara casi media ciudad a toda prisa, este último cansado de tanta locura decidió que ya era suficiente, al divisar la entrada de lo que parecía una especie de parque decidió entrar; haciendo uso de las muchas habilidades que desarrolló al lado de su manager opto por trepar en un árbol, el cual por cierto era el más alto del lugar, logrando que la horda pasara de lado sin verlo gracias al extenso forraje de su escondite.

- Al fin - suspiro con tranquilidad al verse libre de sus perseguidores.

Al abrir sus ojos bicolor fue capaz de admirar por primera vez el parque, el cual en cierta forma no era enorme sólo un poco alargado ya que se extendía por lo que parecía una ladera, brindando una bella vista al menos desde su posición.

- Es como la magia de un sueño - declaro al mismo que de mente parecía haber recibido una sacudida, de inmediato una suave sonrisa apareció en sus labios.

El victoriano saco de entré sus llamativas ropas la pequeña libreta negra que cargaba con frecuencia, la abrió con delicadeza, busco una posición más cómoda sobre la rama que estaba sentado recargando su espalda con el tronco, sujetó una pluma y comenzó a escribir con calma.

Las horas parecían como segundos para el albino, ni siquiera se dio cuenta de que la noche había caído, ya que en su opinión el tiempo se detenía cuando escribía sus canciones, era como sí ingresará a un mundo sólo para el, donde todo era tranquilidad permitiéndole expresar todo lo que su corazón gritaba con facilidad, incluso cuando terminaba parecía que continuaba en aquel espacio, casi renuente a abandonarlo.

- Shuichi - una voz susurro un nombre, logrando que el albino moviese un poco sus orbes, pero regresara de inmediato a lo suyo - Shuichi - ahí estaba de nuevo - Shuichi...

El cantante giró su rostro curioso por descubrir a la persona que susurraba aquel nombre con tanto pesar encubierto, ya que aunque la voz sonase fría casi sepulcral, era capaz de identificar cierto dolor en ella. Grande fue su sorpresa al encontrar mi más ni menos que a Eiri Uesugi, que miraba a la distancia parado debajo de una lámpara y continuaba susurrando un nombre al viento.

- Shuichi - aquella situación se repitió constantemente - Shuichi - tanto que comenzaba a aburrir a la persona en el árbol quien no había sido visto por el rubio - Shuichi...

La paciencia del albino era grande pero en esta ocasión consideraba el asunto excesivo, por lo que dando un ahogado suspiro decidió contestar al fin.

- Llamarlo de esa forma no hará que regrese - declaro logrando que el escritor buscara con la mirada al dueño de aquella voz sin resultado - Por aquí Sr. Uesugi, arriba del árbol - saludo con la mano atrayendo la atención del mayor,

- Zhiend - contesto el rubio sorprendido de ver al cantante tan tranquilo casi en la copa del árbol - Que demonios haces aquí? Y más aún arriba de un árbol.

- Hay una historia muy... Interesante tras su pregunta - comento dudando un poco acerca de la palabra apropiada para describir lo que vivió horas antes.

Con toda la tranquilidad propia de un caballero victoriano, el albino comenzó a relatar todo lo sucedido al escritor, quien desarrolló una especie tic en el ojo al escuchar como el menor contaba su historia.

- Que nadie te enseño que debes salir a la calle encubierto? - pregunto el mayor pero más que nada su tono fue similar al de un regaño.

- Supongo que K y el Sr. Seguchi mencionaron algo - respondió el albino muy casual al mismo que se ponía de pie sobre la rama en la que estaba sentado, para comenzar a descender velozmente saltando de una rama a otra como si nada, todo bajo la aterrada mirada del rubio - Pero - continuo ya estando en el suelo - No consideró apropiado ocultarme, no soy un criminal o he cometido algo indebido.

- Entonces prepárate - declaro el escritor burlándose de la imprudencia del albino - Ya que serás perseguido como un conejo por un galgo por todo Tokyo.

De improvisto el móvil del cantante comenzó a sonar, haciendo que su dueño lo tomase para ver quien lo llamaba.

- Zhiend, al habla - comento al mismo que separaba el aparato de su oído y miles de maldiciones en inglés eran lanzadas en su contra, se trataba de su manager - Es necesario usar todo ese vocabulario K? - pregunto mostrando su postura de caballero victoriano - Si, estoy perfectamente... Si claro te esperare... No te preocupes no iré a ningún lado.

El victoriano colgó su móvil para después caminar hasta el mirador y recargarse sobre el barandal de metal, ignorando totalmente al escritor quien se molesto de inmediato.

- Disculpa - llamo con un tono muy severo - Sigo aquí por si no lo has notado - comento acercándose a paso veloz al menor.

- Creí que iba a continuar lamentándose - contesto el albino con una sonrisa suave - Por eso me aparte, no es falta de educación pero no me interesan sus vivencias.

El escritor paro en seco al saber que fue escuchado nombrando a su antigua pareja, especialmente en el mismo lugar donde lo vio por primera vez, en ese instante no supo lo motivos que lo llevarían a proseguir con lo que atravesaba su mente simplemente se dio.

- Su nombre era Shuichi... - dijo bajando un poco la mirada - Fue mi pareja durante poco más de 3 años, un día se fue y no lo volví a ver - una risa irónica invadió el silencio de la noche - En este lugar nos conocimos.

El cantante muy a su pesar tuvo que escuchar el pequeño relato del escritor, aunque en cierta forma el paisaje era más interesante que aquella plática absurda, por lo que suspiro profundamente al mismo que un pequeña ventisca movió su cabello, el cual con la luz de la luna era como ver una cascada de plata.

- Sr. Uesugi - llamo usando su profunda voz que hipnotizaba a cualquiera - Le rogaré que deje de lado esa absurda faceta suya - declaro mostrando un mirada suave, como si lo que dijera no le generara emoción alguna.

- Que? - pregunto el rubio un tanto confundido por aquella respuesta - De que hablas?

- A raíz de que fui completamente ignorado al rogarle reservarse de contarme su trágica y patética vida - comento con un tono de burla - Debo ser la voz de la razón y ponerle un alto a este circo.

El albino dejo de observar el panorama para después observar detenidamente al escritor, el ambiente se vollvió muy tenso y el clima frío no ayudaba demasiado.

- Deje de ser tan patético y asuma las consecuencias, como el supuesto hombre que es - bramo con seriedad mirando al rubio como si se tratase de un completo idiota.

El escritor se quedo de piedra tras escuchar tan tremenda declaración, en cierta forma se imagino que el albino iba a sentir cierta lástima por el, pero lo que realmente recibió fue un regaño monumental.

- De que hablas Zhiend? - pregunto tratando se controlar la situación - Yo no soy ninguna clase de tipo patético, si te lo conté fue por mero impulso no para ser criticado por ti.

- Si claro - contesto con ironía el albino que sonreía con sarna ante aquella divertida situación.

En el pasado había tratado de ser lo más educado posible con el ególatra rubio, sin embargo aún existía una pequeña brecha sin resolverse, estaba pendiente la afrenta que el escritor intentó contra su jefe y aunque se consideraba por arriba de algo tan bajo como la venganza, no podía desaprovechar tan tentadora oportunidad, más ahora que sin querer el hombre ante el le había dado una poderosa arma para usarla en su contra.

- Viniendo de usted - comento mirándolo si miedo - No creo que sólo haya sido un impulso, usted es el tipo de persona que no muestra sus emociones a no ser que reciba algo a cambio - sentencio logrando que el escritor desviara la mirada - Por lo visto he dado en el clavo, no es así Sr. Uesugi.

- No es lo que tu crees - grito al saberse descubierto sin embargo jamás se lo haría ver al menor, por eso mantenía su porte estoico.

- Veamos si mis conclusiones se encuentran tan erradas como usted dice - confeso colocando de mentón sobre su mano esto iba a ser interesante - Usted me contó aquella dolorosa historia con el fin de que sintiese un poco de empatía por usted - el rubio retrocedió levemente, logrando que el más joven sonriera.

El escritor para su desgracia padecía serios problemas de memoria ya que sin importar cual fuese la situación, el humillarlo y hacerlo ver como un completo ignorante era demasiado fácil.

- Además - continuo el albino procurando que su rostro no mostrase emoción de estar disfrutando la situación - No trate de parecer la víctima, ya que es más que evidente que su relación término por su causa.

Aquella declaración logró que los ojos del rubio se abrieran como platos y su cuerpo comenzara a temblar involuntariamente, aquello fue una señal para el cantante de continuar con su sutil ataque más aún con la respuesta que recibió casi de inmediato.

- Eso es mentira - grito al mismo que sin su conocimiento sus ojos de llenaron de lágrimas - Para que lo sepas, Shuichi me amaba más que nada - grito para así respirar agitadamente.

- Entonces... - el de ojos bicolor levanto una de sus manos para realizar ademanes junto a la pregunta más importante - Si tanto era su amor... Por que lo abandono?

El rubio no tuvo más opción que bajar la mirada al suelo, intentando contener su llanto del cual ahora era consciente, su respiración era rápida y apretaba los puños ante la impotencia que sentía por no ser capaz de responder tal cuestionamiento.

- La situación no es tan complicada como la hace ver - levanto los hombros para restarle importancia al asunto y con eso herir un poco más al escritor - El tal Shuichi no lo amaba tanto como usted asegura, por eso se fue - río con calma.

El viento comenzó a menear la cabellera de ambos hombres, mientras que el albino disfrutaba aquella pequeña pero sutil venganza, el escritor hizo algo que no había hecho en mucho tiempo llorar; ya que aunque intentase convencerse de lo contrario, el chico tenía razón.

Shuichi se había alejado de su lado todo por su causa, por los tremendos errores que cometió, la terrible forma en que lo lastimo y lo peor del caso es que intentaba negar su culpa con la absurda idea de que el mocoso aún lo amaba como en el pasado y que su abandono no era más que una traición, sin importar nada, ni por más que intentase modificar la realidad; Zhiend tenía razón... Shuichi no lo amaba y para ocultarse de la verdad se victimizo.

El victoriano contemplaba la situación satisfecho de su haber logrado su cometido, personas como aquel narcisista hombre no podían ser derrotadas con simples artimañas, la mejor forma de golpearlos bajo era a través de la realidad ya que no eran capaces de aceptar o enfrentar lo que implicaba.

De improvisto el sonido de un claxon capto su atención, más aún pues venía seguido de una rabieta por parte de su agente, que bajó de la camioneta seguido ni más ni menos que por Thouma Seguchi quien al enterarse que se adoración estaba pérdida "otra vez" no dudo en ir a buscarlo de inmediato.

- Zhiend - grito el tecladista desde la entrada del parque aliviado al ver al cantante.

El albino comenzó a caminar para encontrarse con sus colegas con suma tranquilidad dejando al perdido escritor sólo debatiendo con su realidad, sin embargo se detuvo de improvisto ya que a pesar de querer darle una lección a tan molesto tipo, creyó que ya era suficiente.

- Sr. Uesugi - hablo con firmeza sin siquiera girarse y dar la cara al de ojos dorados quien lo miro de inmediato - Deje esa faceta suya, - su voz era sepulcral - Francamente es vergonzoso.

Esas palabras calaron hondo en el ego del rubio quien contenía si irá, a causa de todo lo que había sucedido momentos antes pero la gota que derramo el vaso de su conciencia fueron las palabras finales del albino.

- Lo que se ha perdido una vez - comento como si fuese lo más normal del mundo o tal vez por experiencia propia - Jamás regresara - bajo la mirada al suelo un segundo como tratando de reprimir algo - No importa lo que hagas.

El victoriano retomo su andar dejando lentamente al rubio atrás, esperando al fin que el tipo decidirse alejarse de ellos de una buena vez; sin embargo el escritor estaba que ardía en furia ya había perdido la cuenta de todas las veces en las que fue humillado por el albino, ese mocoso le había visto la cara de tonto por última vez, el cantante era en extremo inteligente y tal vez nunca podría ganarle, pero le daría un recuerdo que jamás olvidaría.

El rubio comenzó a caminar amenazadoramente contra el cantante quien continuaba su caminata ajeno a la situación, los únicos que percibieron las intenciones del escritor fueron el tecladista y manager unos metros más adelante; el primero quiso advertirle a su adoración sin embargo por el susto las palabras no salían de su boca, mientras el segundo contenía la risa al saber que el tipo estaba por recibir una buena paliza cortesía de su protegido.

- Esta me la pagaras mocoso - grito con ira para así formar un puño con su mano dispuesto a estamparse en el rostro del más joven.

- A quien quiere atacar? - pregunto el albino que mantenía los ojos cerrados muy tranquilo a pesar de estar siendo atacado por un demente desquiciado cuyo puño estaba a centímetros de su cara, al decidir girar para encararlo.

- Zhiend - grito el empresario con evidente temor al ver los sucesos en cámara lenta.

El fuerte grito del de ojos esmeraldas rompió la quietud de la noche, pero su preocupación se despejó casi instante.

El escritor se encontraba tendido en el suelo con el rostro al cielo, su mirada estaba como perdida posiblemente por el tremendo golpe en su ojo derecho que con velocidad se tornaba morado, a causa del fuerte puñetazo que le fue propinado por el victoriano.

- En verdad que usted es patético - la voz del albino que se encontraba de pie ante el rubio herido, rompió la atmósfera irreal que se formó en aquel lugar - Ni como ayudarle - el suspiro que lanzo acompañado por estas palabras atrajeron la atención del escritor quien centró su atención en aquel peculiar ser.

- Tu... - expreso el escritor con dos largas cascadas cristalinas bajaban por sus mejillas, a raíz de lo que acababa de descubrir.

- Sr. Uesugi - el albino hablo sin dejar continuar a la persona que se encontraba bajo su mirada - En verdad espero que esta sea la última vez que nos veamos - declaro cerrando los ojos con palabras tan firmes que parecían acero sólido - De todo corazón espero que su espíritu logre encontrar paz.

Con esas últimas palabras el victoriano dio media vuelta y comenzó a alejarse del escritor a paso normal, cuando llego hasta donde se encontraban sus colegas, el empresario se acercó con velocidad con la preocupación latente.

- Zhiend, estas bien? - pregunto el ex tecladista recibiendo un suave asentimiento por parte del de ojos bicolor, sin embargo eso no logró calmarlo ya que toda la ira se dirigió a su ex cuñado - Eiri - grito muy molesto - Te lo advierto si te atreves a ponerle una mano encima a Zhiend, te juro que...

La amenaza no pudo se completada ya que el brazo de albino que se encontraba aún de espaldas al escritor quedo frente a la cara del empresario, quien miro un poco confundido a su adoración el cual realizo un gesto de negación con la cabeza, dando a entender que ya era suficiente.

El dueño de NG comprendió de inmediato e imitando al joven cantante comenzó a caminar hasta el auto, siendo seguidos por el americano unos cuantos pasos atrás, sin embargo el amante de las armas se detuvo un momento.

- Que curioso - pensó sin quitar la mirada de aquel lugar - Regresaste a donde todo inicio, verdad Zhiend - dijo en un tono muy bajo que ninguno de los presentes pudo escuchar, tras esto emprendió el camino hasta el auto.

El silencio reinaba en el interior del auto, los tres pasajeros mantenían un perfil bajó a pesar de todo lo que se suscito momentos atrás, pero como no hacerlo cuando el más joven lucía como si nada.

- Me gustaría escuchar - la voz del manager rompió aquel ambiente tan taciturno - Que paso está vez? - declaro mirando a su protegido que iba muy tranquilo en el asiento del copiloto - Como terminaste del otro lado de la ciudad?

- Tal vez no me crean - contesto el menor con una mirada de aburrimiento, captando la atención de los otros pasajeros que estaban deseosos de saber la historia - Fui perseguido por un grupo de jóvenes y señoritas.

El par de hombres optaron por guardar silencio ya que considerando las otras aventuras del albino con respecto a su excelente sentido de la orientación, aquello era demasiado normal y considerando que al victoriano le desagradaba la idea de tener que usar disfraz para salir a la calle, optaron dejar el tema por la paz total no harían cambiar de opinión al mas joven.

Sin embargo en la mente del americano la preocupación crecía a pasos agigantados, a pesar de lo que el menor les contó con respecto a como término en aquel lugar, la situación no lo dejaba tranquilo, pues si de algo estaba seguro era que las coincidencias no existían en este mundo, miro a su protegido fugazmente para después retomar su atención en el camino preocupado en extremo por lo que podría ocurrir.

El grupo de hombres continuo con su trayecto sin imaginarse que al otro lado de la ciudad la tormenta comenzaba a desarrollarse.

La oscuridad de una habitación era rota por el sonido de una puerta abrirse, del exterior la figura de un hombre ingresaba a la estancia, su aspecto era deplorable, pero que podía esperarse después de la tremenda impresión que se llevo momentos antes.

Como había podido ser tan estúpido, la verdad estuvo frente a sus ojos cientos de veces y sólo ahora era consiente de ella, aquella imagen era imposible de borrar, cerró un momento los ojos para evocar el recuerdo que tanto lo atacaba.

Flash Back...

Al encontrarse tendido sobre el pasto húmedo producto de la brisa nocturna, el dolor del golpe sobre su ojo comenzaba a clamar atención, pero eso no era lo importante, ya que al levantar la mirada para encarar al cantante quien una vez más demostraba ser no sólo más astuto sino también más fuerte físicamente, nunca se imagino lo que estaba por ocurrir.

La cara del victoriano reflejaba una intensa pena, pero eso no era lo increíble sino que en una ráfaga fugaz de tiempo, ahí tan claro como el agua y sobrepuesto en una especie de máscara invisible se encontraba ni más ni menos que el rostro de Shuichi; fue cuando su respiración se detuvo ante el impacto.

Aunque sonase demasiado extraño todo en el albino era extremadamente parecido al peli rosa, las facciones eran idénticas en todos los aspectos posibles, lo único que había cambiado era lo que el paso del tiempo cambió; la edad término por acentuar cada fino detalle, el menor era como la versión madura de su niño, tal vez, sólo tal vez la única diferencia entre ellos era el color de los ojos y el cabello, omitiendo eso último Zhiend era como el gemelo de Shuichi.

- En verdad que usted es patético - la voz del albino que se encontraba de pie ante el rompió el mar de pensamientos en los que se encontraba- Ni como ayudarle - el suspiro del albino acompañado por estas palabras atrajeron la atención del escritor quien centró su atención.

Y ahí estaba, exactamente igual que hace 5 años atrás, aquella expresión de pena del victoriano era idéntica a la de profundo dolor de su niño, la que provoco en múltiples ocasiones sin importar el daño que le hacía a quien decía amar, si bien ambas transmitían sentimientos deferentes, las facciones y las emociones en los ojos eran más que claras.

- Tu... - expreso el escritor derramando sus lágrimas, para el esto tenía que ser una especie de milagro.

- Sr. Uesugi - el albino hablo sin dejarlo expresar lo que su corazón deseaba expresar - En verdad espero que esta sea la última vez que nos veamos - declaro el albino cerrando los ojos con palabras tan firmes que parecían acero sólido - De todo corazón espero que su espíritu logre encontrar paz.

Los ojos del rubio se abrieron como platos al escuchar tan dura declaración, sin embargo no pudo hacer nada al respecto, sin bien alcanzo a oír la voz de su ex cuñado no presto especial atención a ellas, cuando su cuerpo finalmente reacciono a sus demandas ya era tarde, Zhiend se había marchado en compañía de sus acompañantes.

Fin del Flash Back...

De los ojos del rubio aún caían gruesas lágrimas, todo había sido tan sorpresivo que no supo como actuar, pero ahora que conocía y mas que estaba estaba seguro de la verdad, nada ni nadie lo detendría, ya que... El... estaba de vuelta...

- Shuichi eres tu... - susurro liberando un poco del dolor que tenía guardado desde hace ya 5 años.

Nadie podría hacerlo cambiar de opinión, especialmente tras lo que acababa de descubrir...

Zhiend era... En verdad... Shuichi

Notas finales:

Bien eso es todo por ahora, espero que les guste saludos a todos y una gran disculpa por mi ausencia pero como en un inicio les prometo que no abandonare mis historias por ninguN motivo. 


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