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SANANDO UN CORAZON por Orseth

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            -Pero... –exclamó Sally sonriendo nerviosamente- pero... –en ese momento, una mujer comenzó a gritar desesperadamente mientras se jalaba los cabellos y se azotaba en el suelo.

            -¿No irá  a atenderla? –Preguntó Harry alzando una ceja.

            -Yo... sí, claro que sí. –respondió Sally corriendo hacia la mujer y dejando a Harry de pie frente al pasillo.

            Harry miró por unos instantes el pasillo antes de comenzar a caminar por el, solo tardo unos segundos en llegar hasta una puerta de madera, y con gesto decidido estiró la mano para tomar el picaporte, cuando de repente esta se abrió sorprendiéndolo.

            -¡Oh!... ¡hola! –saludo sonriente a una niña como de unos diez u once años de edad, de cabellos castaños peinados en una coleta y que lo miraba con ojos de espanto.

            -¡Yo... lo siento! –Exclamó la niña sin responder al saludo- ¡solo cepille el cabello de Lucy, pero prometo no volver a entrar si no le dices nada a mi hermano!

            -¿De qué hablas? –preguntó Harry con extrañeza y sin dejar de sonreír tranquilizando con esto a la pequeña.

            -¿No eres el nuevo medimago? –Preguntó la niña cerrando la puerta- estamos a la espera de uno más.

            -No, soy auror.

            -¡Vaya! –Exclamó  suspirando de alivio- por favor, no le digas a mi hermano que entré a ver a Lucy, lo tengo prohibido.

            -¿Quién es Lucy? –Preguntó  extrañado- mejor aun ¿Quién eres tú y quien es tu hermano?

            -Soy Susan Miller –respondió la pequeña sonriente-  y prácticamente  vivo aquí.

            -¿Aquí?... ¿aquí viven tus padres?

            -No, no tengo padres, ellos murieron en la guerra hace un par de años.

            -Lo lamento, pero entonces estas en el lugar equivocado ¿no?... este es...

            -Un asilo para enfermos mentales, ya lo sé… -exclamó Susan interrumpiéndolo mientras sonreía- eso de que vivo aquí, es solo un decir; me refiero a que paso la mayor parte del tiempo aquí, yo tengo una casa y vivo con mi hermano.        

            -¡Ah vaya! Ya se me hacía muy raro ¿y porque pasas mucho tiempo aquí, tienes a algún familiar internado?

            -No, mi hermano es el director de esta clínica y después de ir a la escuela, me trae aquí; así no me la paso sola en casa –respondió comenzando a caminar por el pasillo- hago mi tarea y juego por ahí mientras mi hermano atiende a los pacientes.

            -Ya veo.

            -Es mucho trabajo para un solo medimago y estamos a la espera de uno más, pero Bruce no acepta a nadie que no llene rigurosamente sus requisitos, por eso pensé que tú eras uno ¿y a que viniste?

            -A la inspección.

            -¿Por qué no vino el señor Pierce?

            -Está muy ocupado.

            -Me lo saludas, me cae muy bien, por cierto ¿Cómo te llamas?

            -Harry Potter.

            -¡¿Harry Potter?!  -exclamó Susan pelando tremendos ojos- ¿¡el que derrotó “Al que no debía ser nombrado”!?

            -Pues sí, ese… -respondió  sonriendo- ¿Y qué hay en esa habitación?

            Susan se turbó por la pregunta siendo evidente para Harry que la había pillado en algo.

            -Pues… -respondió con semblante preocupado- es la habitación de Lucy, pero no le digas a Bruce que me viste salir de ahí, ya tengo prohibido entrar.

            -¿Y quién es Lucy?

            -Susan… -llamó la enfermera Sally al principio del pasillo- acaba de llegar el medimago Miller ¿no tienes tarea que hacer?

            -¡Por Merlín, me faltan varias planas de caligrafía! –exclamó la pequeña emprendiendo la carrera, por lo que Harry se dio la vuelta alejándose de esa puerta para tomar los pergaminos que la enfermera le ofrecía.

            -Aquí esta toda la documentación, podrá ver que todo está en orden.

            -Gracias –respondió mientras veía a un hombre alto, de complexión atlética y esbelta, de cabello castaño y ojos marrones, como de unos treinta años de edad acercarse sonriendo.

            -¿Harry Potter inspeccionando nuestro hospital?

            -¿Qué tiene de raro? –respondió estrechando la mano que el hombre le ofrecía.

            -¿Acaso el señor Pierce ya está viejo para esto? –exclamó el medimago sonriendo.

            -Viejo sí, pero con mucha energía aún.

            -Ya lo creo; soy Bruce Miller, director de esta institución, espero que Sally haya podido ayudarte en todo.

            -Lo hizo, gracias.

            -¿Falta algo mas, algo en lo que pueda ayudarte? –ofreció solicito el medimago.

            -¡Mi hijo, mi hijo! –Gritó de repente la mujer que arrullaba la manta en sus brazos- ¡Mi hijo no respira!

            -Tranquila Mary… -exclamó el medimago tranquilizadoramente al tiempo que tomaba la manta de los brazos de la mujer y la acunaba en los suyos- tu hijo duerme, todo está bien.

            -¿¡Lo jura!?

            -Lo juro… ven, te daremos una poción para que puedas cuidarlo mejor ¿algo mas en lo que te pueda ayudar, Harry? –preguntó al tiempo que se alejaba.

            -No, todo está bien, sacaré un duplicado de estos documentos y habremos terminado-respondió impresionado olvidando por completo la habitacion de donde habia salido la niña.

            En cuanto terminó el duplicado de documentos salió de ahí realmente impactado; una cosa era ver mortíferos prófugos y lidiar con ellos, andar entre gente peligrosa y todo eso; y otra muy diferente ver la miseria humana en todo su esplendor, gente que se había perdido a sí misma y sin nadie que se preocupara por ellos; pero también el medimago lo había sorprendido gratamente con su amable paciencia para con la mujer enferma; era grato saber que aun había gente con vocación.

 

 

____________________________________________

 

 

            El viernes fue para Harry un día de locura, pues había dejado que informes y más informes de otras investigaciones se acumularan en su escritorio. La semana siguiente se ocupo del ataque a unos muggles, investigación en la que aclaró que no hubo mortífagos involucrados; fue hasta el siguiente viernes que por fin pudo entregar a cada institución su certificado de revisión, tardándose en los dos primeros un par de horas en cada uno por saludar a la gente. Cuando finalmente llego a la institución de enfermos mentales, Sally lo recibió nuevamente.

            -Buen día señor Potter.

            -Hola señorita Winter ¿se encuentra el medimago Miller?

            -Si, solo que está ocupado atendiendo a un paciente, iré a avisarle.

            -No lo moleste, puedo esperar.

            -Pero no sé cuanto tarde.

            -No importa, no me gustaría interrumpir algo importante, además de aquí ya no tengo que regresar al cuartel.

            -¿Seguro?

            -Claro.

            -Bien –respondió más tranquila regresando a su módulo para continuar con lo que estaba haciendo.

            Comenzó a deambular por el lugar observando sin poder evitarlo a alguno que otro enfermo que transitaba por ahí; siguió caminando hasta llegar a una ventana que daba hacia el jardín y ahí vio a la pequeña Susan con rostro serio jugando con el agua de una fuente; sonrió y dirigió sus pasos hacia allá.

            -Hola Susan.

            -Hola Harry… -respondió Susan sonriendo apenas- no pensé que te volvería a ver.

            -¿Por qué no? –dijo él sentándose en la fuente de piedra.

            -¿A quién le gusta este lugar?

            -mmm eso es cierto, no lo puedo negar… pero bueno, aquí estoy.

            -¿Y a que has venido?

            -A entregarle unos documentos a tu hermano, pero te veo triste ¿pasa algo?

            -Pues… si, si estoy triste –respondió fijando sus ojos en el agua cristalina que resbalaba por entre sus dedos.

            -¿Es por estar la mayor parte del tiempo en este lugar?... porque si es eso, tal vez deberías hablarlo con tu hermano.

            -No, no es por eso, de hecho soy amiga de algunos pacientes; algunos de ellos son mejores personas que las que según están cuerdas.

            -Si, lo imagino –dijo Harry sonriendo ante ese hecho innegable- ¿y entonces?

            -Chris regañó a Lucy… y Lucy se puso a llorar.

            -Oh… -exclamó recordando el asunto de la tal Lucy, asunto que había olvidado por completo- ¿Y Por qué regañó a Lucy? –preguntó sin saber a ciencia cierta que decir.

            -No sé muy bien… Lucy casi no habla, de hecho hace años no pronuncia palabra.

            -¿Por qué?

            -Tampoco lo sé… Chris se molesta cuando entro a su habitación; le restringió cualquier visita, aunque no entiendo porque, pues nunca nadie ha visitado a Lucy.

            -¿Y porque le prohibió las visitas?

            -Chris dice que es por cuestiones medicas… pero Lucy esta cada vez más triste… casi no come… nunca habla… muy pocas veces le vi sonreír y déjame decirte que tiene una sonrisa muy linda.

            -¿En serio? –dijo viendo como Susan sonreía al hacer el último comentario.

            -Si, cuando me decía que algún día saldría de este hospital, pero… bueno, su salud fue empeorando y un día ya no habló más.

            -Vaya… -exclamó verdaderamente impresionado- y a todo esto ¿Qué tiene Lucy, porque está aquí?

            -Lucy no puede caminar, no está aquí por enfermedad mental; bueno, al menos de eso pude darme cuenta cuando conversábamos, ya que Chris no habla de su tratamiento o salud conmigo… sus padres nunca han venido, no si siquiera si están vivos o lo han abandonado aquí, nunca habla de eso, también se que sufre dolor crónico… y nada más, de su vida no se mucho, solo platicábamos de cómo me iba en la escuela, de cómo sería cuando me llegara mi carta de Hogwarts y cosas así.

            -Ya veo.

            -Hola Harry –saludó desde la puerta el medimago Miller.

            -¡Hola! –Respondió poniéndose de pie  después dirigiéndose a Susan- debo irme, me dio gusto verte otra vez.

            -Y a mí, es lindo conocer gente nueva.

            -Entonces vendré a visitarte de nuevo ¿estás de acuerdo?

            -¡Claro!

            -Entonces me voy… ¡ah! Y también si puedo visitar a Lucy, me gustaría conocerla, nos vemos –dijo Harry dándose vuelta dejándola desconcertada.

            -¿Conocerla?... –pensó rascándose la cabeza- pero Lucy no es…

 

 

 

_________________________________________

 

           

 

            -¿Piensas ir de nuevo a esa institución? –Preguntó Ron en el comedor de “La madriguera” mientras tomaba café después de cenar.

            -Yo por mi parte pienso que está muy bien –dijo Hermione recogiendo los platos de los tres, ya que los demás Weasley no se encontraban en casa- no todo es pelear con mortífagos Harry.

            -Si, ya lo sé, además pienso ocuparme de las peticiones de los ancianos… digo, no me toca pero confiaron en mí.

            -No más no te vayas a echar más cargas al lomo compañero –exclamó Ron tomando una galletita de avena de un platito.

            -No me pesa, es más, como que me relaja ver todo ese rollo… como dices tú Hermione, no todo son mortífagos; además también pienso ir al asilo de enfermos mentales a ver a Susan.

            -Esa niña te impresionó ¿verdad?

            -Sí, se me hace muy dulce e inteligente, lo que no me agrada es que pase mucho tiempo en ese lugar, no se me hace muy sano que digamos; pero es muy lista, creo que sabe sobrellevar la vida que le ha tocado vivir, además tengo mucha curiosidad por conocer a la tal Lucy.

            -¿Lucy?... ¿Quién es Lucy, una enfermera? –preguntó Hermione poniéndole azúcar a su café- ¿leche?

            -No gracias, Lucy es una paciente; Susan la ha mencionado tanto que ya quiero conocerla, aunque la verdad no sé si pueda, tal parece que Bruce le  tiene restringidas las visitas.

            -Por algo será ¿no crees? –Exclamó Ron tomando otra galleta- en ese tipo de pacientes no se sabe la reacción que puedan tener con gente del exterior.

            -Susan dice que no está enferma de la cabeza, dice que quedó lastimada de un accidente y de sus padres ni sus luces.

            -Que terrible –dijo Hermione impresionada-  ¿o sea que está completamente sola, no tiene ningún familiar?

            -No lo sé, pero por lo que se ve, parece que no.

            -Vaya… pues eso de que nadie pueda visitarla entonces está mal.

            -No sabemos su real padecimiento –dijo Ron- así que no critiquemos su tratamiento.

            -Y habló el medimago –respondió Harry sonriendo.

            -Hablando de medimago… -intervino Hermione- parece que también te impresiono el hermano ¿no?

            -La verdad si… trata con mucha paciencia a los enfermos.

            -Y si añadimos que esta guapo como dices…

            -Es atractivo, no lo niego –respondió sonriendo- pero no busco nada, así estoy bien.

            -¿Y cuando piensas ir de nuevo?

            -El sábado; entre semana no puedo, tengo planes con Chris.

 

 

______________________________________________

 

 

            Casi era medio día cuando Harry llegó al hospital encontrándose con Bruce, quien después de saludarlo e invitarlo a tomar un café, dijo:

            -Recibí tu nota Harry y por supuesto que no me molesta que visites a Susan, ni me ofende para nada tu preocupación por ella en cuanto que prácticamente viva aquí, no creas que yo no lo he pensado… pero creo que sería más duro para ella separarse de mí por enviarla a una institución que se encargue de su educación y cuidado, sin mencionar claro, que también yo sufriría mucho… ya le falta muy poco para irse a Hogwarts, así que ¿para qué adelantarse?... aunque reconozco que siempre estoy ocupado y casi no puedo sacarla a pasear; pero aquí al menos puedo echarle un ojo.

            -Espero que no malinterpretes mis intenciones –dijo Harry dándole un sorbo a su café- cualquiera de tus enfermeras puede estarnos vigilando.

            -Bueno Harry, tampoco es como que te la vas a llevar a pasear, solo hablamos de visitarla aquí; aunque seas el famoso Harry Potter, no te voy a soltar a mi hermana así como así ¿verdad?

            -No, claro que no –respondió riendo.

            Por un momento se sintió tentado a preguntarle por la paciente Lucy, pero sintió como si traicionase la confianza de Susan; por lo que prefirió quedarse callado decidiendo que ya lo haría en su debido momento.

            -Bueno Harry, me voy, tengo mucho trabajo –dijo Bruce arreglando una carpeta con pergaminos- Susan te espera en el jardín, está muy ansiosa desde que supo que venías.

            -Supe que necesitas otro medimago.

            -Si, pero no cualquiera puede trabajar aquí, ninguno cumple mis expectativas, así que prefiero ocuparme yo solo hasta que encuentre al hombre o mujer ideal para desempeñar ese puesto, mis pacientes no son como los demás.           

            -Claro… bueno, te dejo –respondió levantándose y despidiéndose de mano.

            -Nos vemos.

            Cuando Susan vio a Harry, corrió feliz a saludarlo y después de platicar un buen rato, dijo un poco dudosa:

            -¿En serio quieres conocer a Lucy?

            -Si, es una lástima que no pueda –respondió Harry adivinando por donde iba el asunto.

            -¿Por qué?

            -Tu misma me dijiste que no puede recibir visitas.

            -Eso es porque Bruce está loco –dijo ella alzándose de hombros.

            -No hables así de él –exclamó  jugueteando con el pasto en el que estaba sentado cruzado de piernas- él es el medimago.

            -Sí pero Lucy no padece ningún tipo de locura… bueno, eso creo –concluyó con desaliento.

            -¿Ya ves como tú misma no lo sabes?

            -Es que yo pienso que lo que tiene es tristeza… o no sé… lo que sí sé con seguridad es que cada vez se apaga mas, y cada que mi hermano sale de su habitación, sale enfadado, entro yo y encuentro a Lucy peor… en serio Harry, deberías…

            -No –interrumpió Harry- vine aquí a visitarte, no a interferir en los tratamientos de tu hermano.

            -Pero…

            -Dije que no.

            -De acuerdo –respondió exhalando un suspiro- tal vez después ¿verdad?

            -Sí. Tal vez después.

 

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            Varios fines de semana pasaron en los que Harry se ocupó de los asuntos pendientes de los asilos y también en visitar a Susan; realmente disfrutaba esas visitas, pues su trabajo, aunque le gustaba y era interesante, también lo era agotador y estresante, así que esas visitas le gustaban mucho, esa niña le recordaba a sí mismo; lo único que no le gustaba ya tanto, era que Susan le hablara tanto de Lucy… que si estaba triste, que si no comía, que si había llorado, que si Bruce le había gritado; algo que ciertamente se le hacía muy raro dado el carácter afable y paciente del medimago; no obstante su innata curiosidad crecía cada vez más.

            Hasta que un sábado, Susan lo recibió llorando.

            -¿Qué pasa? –preguntó preocupado.

            -Lucy… Lucy intentó suicidarse…

            -¿¡Como?!

            -Si… arrancó un alambre de su silla de ruedas y se cortó las muñecas…

            -¿Pero porque? –preguntó impresionado, sintiendo ya cierta simpatía por Lucy después de oír a Susan hablar tanto de ella.

            -¿Y yo que voy a saber?... –respondió en un llanto sereno- siempre esta triste y no me habla… fue Sally quien se dio cuenta, Bruce llegó a penas a tiempo.

            -¿Y qué dijo Bruce?

            -Estaba furioso… le gritó muchas cosas feas… no sé porque odia tanto a Lucy… porque eso es lo que creo… que odia a Lucy…

            -Vaya… -murmuró desconcertado- ¿y donde esta Bruce ahora?

            -Salió, no sé a dónde… creo que a algo de la clínica o que se yo.

            Harry ya no respondió, se sentía realmente impactado.

            -¿Cuándo pasó? –preguntó finalmente.

            -Ayer en la mañana… y ya no puedo entrar, antes Sally me dejaba aun sabiendo que Bruce me había dicho que no, pero ahora Bruce le advirtió que lo tengo estrictamente prohibido.

            Harry se puso de pie y sin decir nada entró a la estancia, miró el modulo de enfermeras encontrándolo vacio y sin pensar siquiera, dirigió sus pasos al solitario pasillo para finalmente llegar a la puerta que estaba al fondo, puso su mano en el picaporte y lo giró.

            Lo primero que percibió al entrar en la habitación, era lo deprimente que era; había solamente una mesita con una jarrita de plástico con agua junto a un vaso de plástico también, una silla de ruedas, una silla normal, una cama y un baño sin puerta; fijó sus ojos en la cama y en la persona que estaba ahí; con las mantas cubriéndole hasta el pecho a excepción de los brazos, cuyas muñecas estaban atadas a la cama con correas de seguridad; con el rostro hacia la pared, cubierto por brillantes cabellos rubios.

            La respiración  lenta y acompasada le indicó que Lucy dormía… y sintiéndose nervioso de repente, se acercó a la cama y con cuidado retiró el cabello del rostro quedando impresionado con lo que vio.

            Negándose  a creer lo que sus ojos veían, con manos trémulas giró el rostro con cuidado para después retirarlas como si el solo contacto le quemara al constatar que quien dormía en la cama, era nada menos que Draco Malfoy.

 

 

 

Notas finales:

Hasta aqui por hoy, espero que les hya gustado y nos leemos hasta la proxima, besos!!


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