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Bajo la Luna por MikaShier

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Capítulo 24

 

El día parecía ir bien. Sousuke había ido a buscar algún trabajo temporal, porque odiaba vivir con Haru y no darle por lo menos un apoyo económico. Además, el pobre ojiazul ya estaba esforzándose demasiado, había conseguido un empleo temporal en la restauración de un viejo edificio en una colonia antigua, además de su trabajo como sub chef en la cafetería cercana a la universidad en donde estudiaba.

 

El sol estaba en lo alto y Rin estaba solo.

 

La primavera se había deshecho de cada montículo de nieve que había en las calles, se había llevado todas las brisas frescas. Y Rin quería un poco de calor. Por ello, se encontraba sentado en la barra de la cocina de Haru, esa que tenía una amplia ventana a su lado, por la que entraba el sol. A Rin le gustaba que hubiese un callejón ahí, porque de esa manera, nadie lo veía si alzaba la mirada. Claro, a menos de que una persona entrara al callejón a ver el cielo, cosa que era imposible.

 

Sus pies le dolían, así que había puesto una almohada bajo ellos. También había puesto una contra el refrigerador, para recargarse ahí. Sostenía un libro en sus manos, leyéndolo tranquilamente. Le hacía feliz pensar que podía sentirse bien por algunos momentos. Que, con la ayuda que recibía, la desesperación, el miedo y la impotencia pasarían a ser historia. Que estaría mejor.

 

Que era así como debía ser, siempre.

 

Cerró el libro y observó la ventana, clavando los ojos en el cielo. El edificio de al lado tapaba lo suficiente del sol como para que solo le diera un poco, así que no tuvo que entrecerrar los ojos para observar las lunes.

 

El azul del cielo.

 

Extrañaba tanto nadar. Sentir el agua rodeándolo, presionándolo. Deslizar los brazos hacia adelante, abrirse paso entre ella. Disfrutar. Extrañaba tomar grandes bocanadas de aire, ir rápido hacia adelante, lo extrañaba todo de la natación. Sentir esa rivalidad. Era su vida.

 

Había sido su vida.

 

“Puede seguir siéndolo.”

 

Por primera vez en semanas, Rin estuvo de acuerdo con la voz que le hablaba en su interior. Sí, podía volverlo a ser. Podía regresar. Bajó la mirada y suspiró, alzando la mano y posándola sobre su vientre.

 

Si su camino estaba oscuro, podía usar linterna, ¿no?

 

Su pensamiento le causo risa. Lo hizo sentir estúpido. Tomó la botellita de agua a su lado y bebió de ella, mirando ahora el reloj. Ojalá que Haru comprase algo de comer en el camino de regreso, porque Rin simplemente no iba a levantarse a cocinar. Aún si se sentía con mucha energía, quería seguir enrojeciendo bajo los rayos del sol por un rato más.

 

__________________________

 

Haru se sentía confundido. El trabajo temporal que había tomado por fin había llegado a su fin, y la paga había sido buena. La restauración del viejo edificio de la colonia había sido sencilla, pero también agotadora. Además, le daba mala espina, pues el viejo señor que le contrató no paraba de hablar de un jovencito pelirrojo que había llegado y se había ido en menos de un mes, sin avisar, y había olvidado también su última paga. Quizá estaba mal, pero cada vez que decían pelirrojo, se le iba Rin a la mente.

 

Pero ojalá que su cerebro le jugara una mala broma pesada. Porque el antiguo empleado había tenido que quitar la pintura de las paredes. Y el edificio era bastante viejo, así que la probabilidad de que hubiera plomo en él era alta.

 

Dejó las preocupaciones de lado y continuó caminando en dirección a su departamento. Deseaba que Rin estuviese bien, porque habían confiado en él para quedarse solo durante el día y no quería arrepentirse. Menos culparse por lo que fuese que el pelirrojo estuviese haciendo.

 

Abrió la puerta en silencio y se quitó los zapatos. Dejó sus cosas en el recibidor y puso las llaves en la mesita mientras se tallaba el rostro. El lugar estaba casi en completo silencio, a excepción de que podía escuchar la voz de Rin. Estaba mal espiar, pero quería saber que se traía entre manos o con quién estaba hablando, así que caminó lentamente hacia la cocina, dado a que el sonido era más fuerte en esa dirección. El corazón le dio un vuelco, al entender sus palabras y suponer lo que hacía.

 

─En verdad lamento mucho todo lo que te hice ─murmuraba el pelirrojo─. No estaba en mis cabales. Pero de ahora en adelante, prometo que no seré el mismo. No voy a darte a nadie y si Haru te quiere con él, aún si no me quiere a mí, voy a dejarlo. Vas a ser feliz, Sakura, a pesar de mis errores.

 

Haru asomó la cabeza. Rin se acariciaba el vientre con suavidad y le pedía disculpas a su bebé. Quizá había dicho algo hiriente y Sakura lo había “atacado” como en algunas ocasiones atrás. Pero la voz del chico se escuchaba arrepentida. Quizá, y solo quizá, la tormenta había terminado. Así que se acercó.

 

Los colores subieron al rostro de Rin, mientras se erguía y dejaba que sus piernas colgasen de la barra, mirando a Haru con vergüenza, balbuceando miles de excusas inentendibles. Pero Haru no escuchó. Ya había sido bastante provocado.

 

Atrapó las mejillas de Rin entre sus manos y juntó sus labios. Extrañaba el sabor de la boca de Rin, extrañaba sentir sus dientes, acariciarle el cabello, pegarlo a sí mismo. Extrañaba avergonzarlo con cosas que le daban vergüenza a él mismo, pero aún más a Rin.

 

El pelirrojo devolvió el beso de forma lenta, algo confundido y desconfiado. Aunque no tardó en tomarle el ritmo a Haru y tratar de superarlo, rodeándole el cuello con los brazos y atrayéndolo hacia sí, pegándolo a su persona con las piernas enredadas en su cintura.

 

La lengua de Haru era cálida, siempre lo había sido. Acariciar la suya con la contraria era algo que Rin siempre había disfrutado, la fogosidad de sus besos era algo que amaba. Amaba que quisiera dejarlo atrás. Que mordiera, succionara y lamiera. Que le estirara el labio, que le acariciara la boca, que mordiera su lengua.

 

Lo amaba. Amaba a Rin.

 

Y por primera vez en algunos meses, sentía que Rin también lo amaba. Abrazó a Rin con fuerza y delicadeza, procurando no aplastar a Sakura. Y Rin devolvió el abrazo con anhelo y necesidad, porque era lo que había necesitado en un largo tiempo. Un abrazo de Haru, de nadie más que él.

 

─Quiero hacerlo ─sentenció el pelirrojo, obteniendo la mirada curiosa de Haruka, quien no tardó en comprender. Una vez procesado, negó.

 

─Es peligroso.

 

Y el tema no volvió a tocarse, pues Sousuke abrió la puerta y arrojó algo dentro del departamento. Una bola de pelos que invadió la cocina con la cola erizada y se trepó a las encimeras, gruñendo.

 

─Jodido animal de mierda, me ha abierto el brazo ─se quejaba el ojician. Alzó las cejas cuando vio a Rin sobre la encimera y a Haru con los labios enrojecidos─. Vaya, vaya, parece que se reconciliaron.

 

─Vete al infierno ─bramó Rin. Sousuke sonrió, encogiéndose de hombros.

 

─Pensé que adoptarías un gato, no que lo tomarías de la calle ─musitó Haru, observando al felino que había trepado al refrigerador─. Es más fácil educar un gato bebé.

 

─Es un gato bebé. Solo que es un gato bebé de la calle. Iba al centro de adopción, pero este gatito me gruñó. Así que lo traje.

 

─Sabía que eras idiota, pero traerlo solo porque te gruñó… ─se mofó Rin mientras se bajaba de la encimera, sosteniéndose el vientre y recibiendo la mirada irritada de Sousuke─ De todas formas, ¿por qué trajeron un gato? ─alzó la mirada, clavando los ojos en ese gato con cola erizada que lo miraba desde las alturas.

 

─Bueno, como Sousuke está consiguiendo un trabajo y yo tengo que ir a la universidad y al restaurante, tú te quedarás solo. Así que pensamos que quizá te entretendría una mascota. Sé que te gustan los gatos, así que le pedí a Sousuke que buscara uno.

 

─Uno salvaje ─comentó Rin con una sonrisa y asintió─. Vale, me gustan los gatos.

 

─Bueno, pues entonces entrénalo o algo ─dijo Sousuke. Haru se sentó en una silla y suspiró, cansado.

 

─ ¿Cómo te fue? ─cuestionó al otro pelinegro, quien se encogió de hombros. Rin tomó una silla y la acercó al refrigerador.

 

─Tomé un par de entrevistas. Lo más probable es que termine de almacenista en una librería de la calle principal. La gerente estaba encantada conmigo ─Haru sonrió sutilmente. Rin se trepó sobre la silla y observó al gato, quien clavó la mirada en él, agachando las orejas.

 

─Que modesto.

 

─Ven, gatito ─llamó el pelirrojo. Haruka volteó, levantándose de inmediato.

 

─ ¿Por qué te has subido ahí? ─preguntó alarmado, tomándo a Rin por la cintura.

 

─No seas idiota, Haru, no me caeré ni nada parecido ─se deshizo del agarre del mayor y estiró los brazos hacia adelante. El gato lo olfateó.

 

─Pero… Si te caes Sakura podría…

 

─Si me caigo, Sakura me romperá la espalda, pero estará bien. Deja de alarmarte, imbécil ─tomó al gato por el torso y lo bajó─. Bien, ya está. Debió estar asustado porque Sou es una persona muy fea, ¿cierto, gato? ─el aludido bufó y se acercó, dispuesto a atrapar a su amigo si éste, en medio de su idiotez, daba un paso en falso.

 

─Si de verdad esperas que te responda voy a golpear tu cabeza, a ver si se arregla ─declaró. Haru quiso rotar los ojos y tomó la mano de Rin mientras este intentaba bajar. Sousuke se burló por unos instantes, pero decidió ser más productivo y bajó a Rin de la silla.

 

─Rin, debes dejar de lado tu imprudencia ─se quejó Haru mientras veía al pelirrojo dirigirse a la sala y sentarse en el sofá, poniendo al gato sobre su vientre.

 

─Sí. Si el gato vuelve a treparse y nosotros no estamos, debes dejarlo ahí ─Rin bufó.

 

─Claro. Por cierto… ¿Cómo está tu hombro? ─cuestionó el menor. A Sousuke le dio un vuelco el corazón─ No lo pregunté antes, lo lamento por eso… Estaba tan…

 

─No te preocupes por ello. El tratamiento fue bien. Estuve seis meses bajo observación en la rehabilitación, pero después pude regresar a Japón, porque la rehabilitación que me falta puedo hacerla sin ayuda. Quizá un día volvamos a nadar juntos, ¿eh? ─Rin sonrió.

 

─Apuesta por ello.

 

__________________________

 

Cuando la noche cayó, la oscuridad se apoderó del departamento. Sousuke ya se había dormido. Haru posiblemente lo habría hecho también. Pero Rin se encontraba en la sala, armándole una camita al pequeño gato que ronroneaba restregándose contra su pierna, en busca de atención. El pelirrojo lo cargó y lo acarició un rato antes de dejarlo sobre las sábanas que había acomodado para él. Después, se dirigió al baño para lavarse y luego irse al cuarto de Haru. Mientras sentía el agua escurrirse entre sus manos, la conversación del día anterior atacó su mente.

 

Makoto.

 

¿Si sentía algo por él? Rin no lo creía así. Quizá tenía empatía por él. Eran amigos, después de todo. Había respondido que no, sin rodeos. Pero ahora la pregunta volvía a replantearse en su cabeza, ¿qué tal si el castaño le gustaba? Cuando él lo besó, aún si no sabía que estaba despierto, Rin no lo odió. Aunque quizá había sido la desesperación de aquél momento que le hizo sentirse confundido.

 

Se mojó la cara y, con los pensamientos atormentándolo, caminó hacia la habitación de Haru.

 

El pelinegro no estaba dormido, estaba viendo el techo, pensativo. Clavó la mirada en Rin y sonrió mientras este se acercaba y se sentaba a su lado, preguntándole que sucedía. El ojiazul había negado en silencio, mirando aquellos ojos carmesí que amaba con toda su alma. Le acarició el rostro, alejando todo pensamiento del pelirrojo para perderse en aquellos orbes azules, como un mar infinito. Se atontó con el brillo de los ojos de Haruka, se perdió en esa mirada.

 

De un momento a otro, Haru le estaba besando, haciendo que olvidase por completo el nombre de Makoto. Rin respondió con gusto, capturando la muñeca de la mano con la que Haru le apretaba la mejilla, pegándose a él un poco más. Haru le levantó el camisón -que ahora solía usar todos los días, pues los pantalones le incomodaban- y acarició la suave piel de su vientre antes de que su mano se posara en la espalda del menor, tocándolo con delicadeza.

 

─Creí que habías dicho que no ─susurró Rin entre besos. Sintió los hombros de Haru encogerse, sus labios curvarse mientras le mordía el mentón al pelirrojo.

 

─Lo había dicho. Pero he buscado en internet y no es peligroso. No va a pasarle nada a Sakura si usamos las poses que son seguras ─Rin enrojeció.

 

─ ¿Poses? ¿Qué tipo de poses? ─cuestionó. Haru le besó el cuello y pegó el cuerpo de Rin al suyo, provocando que el menor le rodeara con los brazos. Las manos de Haru subieron por la espalda del menor, topándose con una tira─ Ah ─musitó Rin.

 

─ ¿Qué es esto? ─Haru tiró de aquél pedazo de tela con sus dedos y lo soltó. Rin gruñó.

 

─Me han dicho que tenía que usar sostén.

 

─ ¿Te crecieron los pechos? ─se arrepintió de su falta de tacto al ver el semblante del pelirrojo, pero éste solo terminó por suspirar y llevarse las manos a la espalda desatando la prenda. Se quitó el camisón, exponiéndose a la mirada oscura del pelinegro.

 

─Se hincharon. Parece que puedo amamantar a Sakura. No te lo dije porque… Bueno, no lo sé. Me da vergüenza. Pero lo sabe Gou, ella me consigue estas mierdas ─tomó el sujetador y lo aventó hacia el otro lado de la habitación─. Pensé que quizá no querrías verme así… ─Haru lo observó un momento antes de volver a atraerlo hacia sí, besándole el cuello.

 

─No me interesa como te veas, ¿sabes? Te amo porque eres Rin ─murmuró. El pelirrojo rió suavemente.

 

─ ¿Si me cambio el nombre?

 

─Seguiría amándote ─tomó una de las piernas del pelirrojo y la puso sobre su regazo, incitándolo a subirse. Rin así lo hizo.

 

─Tampoco te he dicho que no puedo… Ya sabes… Levantarla ─admitió con vergüenza. Haru detuvo sus besos y alzó la mirada. Rin observaba la pared, parecía molesto─. Cuando estaba en casa de Makoto intenté masturbarme, no porque quisiera, si no porque se me hacía raro que no hubiese necesitado hacerlo en ningún momento ─Haru asintió, atento a las palabras del chico─. El doctor dijo que podía ser por mi depresión…

 

─Bueno, entonces… Si ese es el problema… ─los labios del pelinegro atraparon los contrarios.

 

Rin envolvió el cuello del mayor con sus brazos, pegándose a él mientras este acariciaba el contorno de sus piernas, que estaban enredadas en la espalda de Haru. Sintió la erección del pelinegro contra su entrepierna. Haru se separó.

 

─Solo debo hacer que se levante, ¿no?

 

Notas finales:

¡Hola, hola, hola! Yo, publicando a tiempo por primera vez en días o meses o años. Muchas gracias por todos sus comentarios y bueno, este es un capítulo Fluffy c: 

En el próximo capítulo puede o no haber Lemmon, por favor, díganme si lo quieren xD porque pues, bueno... Para escribirlo, ¿no? En fin... Se que el final no es como que... wao. Pero pues... Ni modo, no iba a meter el lemmon aquí, porque me pasé de las palabras que suelo poner por capítulo :P 

Es un hecho que a Rin le gustan los gatos, y a Haru también. Es caaaanon (?  Me he enterado de que las Ships están teniendo muchos problemas entre ellas, como siempre, las MakoHaru y RinHaru, lo de siempre de la canonidad de sus parejas. Nada es canon, y si algo lo fuera, sería ReiGisa, ¿no? ¿No? no. 

 Así que lo único que recomiendo sería: Keep calm and Ship Rin.

Bueno, gracias por los 104 seguidores y les recuerdo que la historia que subiría en agradecimiento ya está disponible, se llama la Ley de la Atracción y es un Todos x Rin. Espero le den una oportunidad.

 

¡Nos vemos el Jueves! 

 


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