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Bajo la Luna por MikaShier

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Éste es un fanfic original basado en Free! Iwatobi Swim Club, Free! Eternal Summer y High Speed!

Los personajes no son de mi autoría. Pertenecen a las series anime y la novela anteriormente mencionada.

 

Advertencias: Este fanfic es de temática Yaoi (homosexual). Si no te gusta este género, te recomiendo que no leas.

2. Éste Fanfic contiene Mpreg. Si no te gusta, te recomiendo no leer.

3. Éste fanfic tiene contenido sexual y lenguaje explícito.

 

Título: Bajo la Luna

 

Autor: MikaShier

 

Personajes principales: Matsuoka Rin; Nanase Haruka;

 

El día era algo cálido en Sídney, aunque un viento fresco llegaba desde la costa. Rin yacía sentado en la arena, con las piernas dobladas y las rodillas pegadas a su barbilla. Su mirada rojiza, brillaba como un par de rubíes mientras las lágrimas salían por la comisura de sus ojos. Observaba al mar. En alguna dirección, se encontraba Japón y ahí estaría Haru.

 

Se sentía demasiado inseguro.

 

Al parecer, tenía que comenzar a aceptarlo, esperaba un hijo del chico al que se había entregado en un acto de amor. El mismo hombre que no fue tras él después de que su padre lo lanzase fuera de su hogar. El mismo que no lo impidió.

 

Y ese era uno de los factores por los cuales Rin no había contestado el teléfono cuando el nombre de Haruka junto a un pequeño corazón aparecía en la pantalla. Es decir... No es que Rin no lo entendiera, pero ahora, que ya estaba un poco menos histérico por lo sucedido, se daba cuenta de que, de haberlo seguido, quizá él no se sentiría como una mierda homosexual.

 

Pero claro, era solamente uno de los factores.

 

Y es que había muchos. Rin no estaba de ánimo para comenzar a traerlos a su mente, así que tomó una conchita de mar y la lanzó al agua en un intento por distraerse.

 

El pelirrojo ya había sopesado la idea de contarle a Haruka sobre su embarazo. Pero dicha idea quedó descartada ante un recuerdo de hacía tiempo. Eso era lo que había enviado a Rin a la costa de Sídney para ponerse a llorar mientras se lamentaba de lo patética que había terminado por ser su vida.

 

Aquello que le impedía hablar a Haru de su futuro hijo había sucedido varios meses atrás, quizá cuatro. Estaban en un punto muy bueno de su relación y hablaban de todo.

 

Ese día, hacían una video llamada desde el apartamento de Makoto, pues al parecer Haru no había pagado la tarifa de internet y se lo habían cortado. Rin estaba solo en su apartamento a eso de las seis, haciendo una tarea en su computadora cuando el icono de Haru lo marcó como disponible. Sin pensárselo dos veces, había dado clic a la opción de video llamada. Y el pelinegro la aceptó en cuanto llegó la solicitud.

 

Makoto saludó de inmediato, mientras el fastidio se reflejaba en los ojos de Haru al ser interrumpido, aunque claramente fue momentáneo. El pelinegro había estado por saludar cuando Ran y Ren decidieron que era su turno de aparecer, diciendo que estaban ahí por el fin de semana e impidiendo que el pelinegro pudiese hablar. Entonces Rin soltó una risa.

 

─No es divertido ─había musitado el ojiazul. El pelirrojo se encogió de hombros, tomando el portátil y poniéndolo en la cama para cambiar su posición de sentado a acostado bocabajo. Aquello hizo que las comisuras de los labios de Haru se elevaran sutilmente.

 

─Oh, ¿qué dices? Claro que lo es. Hola, Makoto ─musitó el ojicarmín, agitando la mano─. Ran, Ren, ¿Qué tal la escuela?

 

─ ¡Aburrida! ─Había exclamado la niña de inmediato, haciendo a un lado a Haruka para poder hablar con Rin─ ¿Cómo te va en la escuela, Rin-chan?

 

─Bien, aunque no lo creas, saqué segundo lugar en una materia. No sé en cual, claro.

 

─ ¿Enserio? ─preguntó ahora el niño. Rin asintió con orgullo─ Vaya, si eres inteligente.

 

─ ¿Eh? ¿Lo dudaste en algún momento? ─el pelirrojo sonó indignado, por lo que el menor se sonrojó, negando rápidamente─ Vamos, no es para tanto.

 

─Lo que sí es para tanto, es que no me dejen hablar con mi novio ─había mascullado Haru, obteniendo una risa por parte de los niños, que se retiraron tras pedir disculpas.

 

─Hola, Haru ─el pelinegro sonrió a Rin, haciendo que se sonrojase. Sí, eran novios. Pero no por ello a Rin iba a dejar de avergonzarle la hermosa sonrisa de su pareja.

 

─Rin... ─el cariño se apreció en el tono de su voz. Makoto sonrió enternecido.

 

─Lamento lo de mis hermanos ─musitó el castaño. Haru le hizo un lugar junto a él para que ambos pudieran hablar con el ojicarmín.

 

─A mi me da igual. Me gustan los niños ─había exclamado el pelirrojo, restándole importancia. Por su parte, Haru frunció el ceño.

 

─ ¿Te gustan? A mí no...

 

─ ¿Eh? ¿Mis hermanos no te gustan? ─el ojiazul observó a Makoto con indiferencia, Rin soltó un bufido combinado con una pequeña risa.

 

─Tus hermanos sí, porque son grandes. Pero no soportaría un bebé. Son bonitos y todo eso, pero yo no criaría uno. No quisiera y... Simplemente... cuidar de alguien tan pequeño no me va.

 

─En ello concuerdo ─musitó Rin─. No te va para nada ─el pelinegro le dedicó una mirada seria desde el otro lado de la pantalla─. Bien, bien. Yo tampoco me veo con un bebé. De tener uno, no podría viajar por el mundo, porque no querría dejarle solo. Saldría trastornado como Haru.

 

─ ¡Rin! ¡Haru no...!

 

─Y terminaría siendo novio de un idiota obstinado y egocéntrico ─corroboró Haruka, indiferente a el intento de defensa de Makoto. Rin elevó una ceja, con una sonrisa burlona en el rostro.

 

─ ¿Ah? ─se acomodó el cabello─ De seguro ese chico sería tan genial y lindo, lo aceptaría rápidamente como mi... ¿yerno?

 

─Me apiadaría de...

 

─A mí sí me gustaría un hijo ─musitó Makoto, interrumpiendo antes de que la discusión pasara a otro nivel. Rin lo observó con una sonrisa.

 

─Es algo que suponía ─explicó─. Después de ver el cariño con el que tratas a tus hermanos, me parece muy obvio, ¿no, Haru?

 

─Seguro.

 

─Además, tienes una meta distinta a la nuestra, ¿cierto, Haru?

 

─Totalmente.

 

─Eh... creo que... ─Makoto miró hacia la puerta, sintiéndose repentinamente nervioso.

 

─Sin contar que tienes un instinto paternal, ¿verdad, Haru?

 

─Naturalmente...

 

─ ¡Bien! Me iré a ver que hacen mis hermanos ─el castaño se levantó, Rin supo que se dirigía a la puerta tras ver los ojos azules de Haru seguirlo─. Ustedes, chicos, dan miedo ─musitó antes de cerrar la puerta. Rin sonrió ampliamente y se acomodó en su lugar.

 

─Al fin solos ─musitó con un tono meloso. Haru dejó que una suave risa saliera de su garganta.

 

─ ¿Cómo te fue en la competencia de ayer? ─había preguntado. Y así, dieron inicio a una plática que duro horas, contándose todo por lo que habían pasado durante el tiempo en que no se habían visto. Haru era un tipo frío, sí. Pero, desde que salía con el pelirrojo, había comenzado a hablar más, aunque solo con él.

 

Así que ahora, mientras Rin recordaba cada cosa de aquél día, la idea de contarle a Haru sobre su futuro hijo le parecía realmente mala. Incluso más mala que el día anterior, cuando lo había pensado por primera vez.

 

Haru no necesitaba un hijo. Él debía cumplir su sueño y nadar en las olimpiadas. Haru aún tenía un futuro claro por delante, si el menor no interfería.

 

Rin comenzaba a sentir que su propio camino se nublaba.

 

No podría ser un nadador olímpico. No podía seguir en la escuela. Todo era imposible para él. Había pensado en un aborto, sin embargo era consciente de que aquella criatura que se formaba en su interior carecía de culpa alguna por lo que sucedía en el exterior. Así que Rin abandonaría todo, solo para no quitar la vida a alguien más. Y estaba decidido. Ese mismo día, el contrato de su apartamento expiraba. Y en tres días, partiría.

 

______________________

  

"Investigué acerca de esto. En internet dice que una prueba positiva de embarazo en un hombre puede significar cáncer. Quizá sea eso... Tal vez yo no esté realmente embarazado."

 

"Rin, ¿te es mejor la idea del cáncer que la de un hijo?"

 

"No realmente, doctora Jade."

 

"El análisis que financió el área general y el área de maternidad fue el de cáncer. Localizamos el útero en ti y, tras ver un positivo en embarazo que había en un informe tuyo, decidimos que realmente podrías estarlo. La doctora Jade Davis mostró gran interés y fue por ello que te financió."

 

"Me gustan los milagros médicos, y tú eres uno, Rin."

 

"No tienes cáncer. Tienes un embrión en desarrollo."

 

"Pero... Leí muchas cosas... No hay manera en que pueda notarse en tan poco tiempo... Debe ser otra cosa."

 

"Rin, no hay nada normal en un hombre embarazado. Y la elevación de la que hablas... No es fácil de ver a simple vista."

 

"La doctora Anne tiene razón. Esto es... Nuevo. Sin embargo, lamentablemente nosotros no tenemos la tecnología necesaria para ayudarte en el transcurso de tu embarazo. Al ser algo único, las personas con conocimiento acerca de ésto escasean gravemente. Pero hay un lugar en donde tienen la suficiente tecnología para ayudarte, ya sea si quieres que te interfieran o quieres conservar. Tenemos que mantener el secreto de esto, por tu bien. Si alguien de mando alto llega a enterarse sobre ti, definitivamente te tomaran como conejillo de indias. Esa es otra de las razones por las cuales no podemos mantenerte aquí... Volviendo a lo otro, tengo un familiar que maneja un hospital con tecnología nueva y máquinas cuya función no dañará al bebé. Por ello, te transferiremos ahí. No te preocupes por pagar todo aquello, ¿bien? Nosotras aportaremos la mitad, solo queremos que estés bien, ya te ocuparás del resto."

 

“A... ¿A dónde debo ir?"

 

"Japón. En Tokio se encuentra el hospital de mi primo. Y, al ser un país cuya tecnología está realmente avanzada, confiamos en que pueda ayudar. Acordó no comentar nada sobre ti."

 

"Mi sobrina cuidará de ti mientras te trasladas. Es una practicante en medicina y es de completa confianza. Sabemos que estás deprimido, así que por ello cuidará de ti, para que sigas dietas y ejercicios que no dañen al bebé. Además, ella llevará los documentos necesarios para tu traslado y te aconsejará si necesitas algo..."

 

Por ello, Rin se encontraba en un bonito apartamento en el centro de Sídney. Una chica que parecía tener su edad se encontraba preparando algo en una pequeña cocina. Su cabello de un rubio más claro que el de Nagisa caía hasta su cintura desde su coleta y unos enormes lentes yacían sobre su nariz, cubriendo los redondos ojos azules de la chica. La rubia lo conocía de antes. Habían compartido algunas clases extras que Rin solía tomar para adaptarse mejor cuando recién llegaba a Australia para cursar la secundaria. La ojiazul era cinco años mayor, por lo tanto solo se llegaban a ver en esas clases extras.

 

─Ya está, Rin. Siéntate a comer a la mesa ─musitó la chica.

 

─Sara... No tienes que... ─la aludida enarcó una ceja, poniendo las manos en su cintura.

 

─Tan obstinado como siempre. Ya te dije que no me importa hacerte la comida. Debo cuidar de ti y tú debes permitirlo. Vas a tener un hijo y no puedes permitirte tener un alimento desbalanceado. Mamá y la doctora Anne ya te lo comentaron. Va a ser difícil, pero...

 

─Bien, no necesito un sermón ─el pelirrojo se levantó del sillón para pasar a la mesa. La chica sonrió triunfante y le acercó un plato con comida y un vaso con jugo de naranja.

 

─Cuando recién llegaste a Australia hace cinco años o seis... Eras realmente adorable. Tu acento era divertido y el que se te escaparan palabras en japonés era...

 

─Deja de recordarlo.

 

─Bien, bien. Solo digo que me motivaste a estudiar ese idioma ─se acomodó las gafas con una enorme sonrisa en el rostro─. Y ahora por fin iré a ese país...

 

─Ya cállate ─musitó con fastidio, más Sara lo ignoró.

 

─Estoy tan emocionada que... ¡La hora se nos está pasando! ─exclamó en cuanto, tras mirar el reloj, se dio cuenta de que pasaban de las diez─ ¡Apúrate a acabar eso! Iré por las maletas. Llama un taxi. El vuelo sale en una hora y nos dijeron que estuviéramos dos antes...

 

─Bien.

 

Rin llamó un taxi mientras lavaba los platos y Sara corría por el apartamento recogiendo lo que iba a llevarse. El pelirrojo quiso ayudarla, pero la chica cargó sus propias maletas diciendo que él debía descansar.

 

Aquello molestaba a Rin. Lo privaban de su caballerosidad por el simple hecho de estar en cinta. Era estúpido y lo odiaba. Pero decidió guardarse aquel sentimiento. Abordaron el taxi y, media hora después, subieron al avión.

 

_____________________

  

Gou recién llegaba a Tokio en tren, por lo que, nada más salir de la estación, corrió acompañada de Nagisa y Rei hacia un edificio de apartamentos.

 

Tocó la puerta de Makoto, quien abrió con una mueca confusa en su rostro. Sencillamente no esperaba ver a todos ahí. Las palabras salieron atropelladamente de la boca de la pelirroja, sorprendiendo aún más al castaño.

 

─ ¿Está bien que nos cuente esto, Gou-san? ─preguntó Rei. Si bien habían ido con ella, la chica se había negado a hablar antes.

 

─ ¡Lo está! Mi hermano dijo que no lo contara... Pero ustedes son sus amigos y él parece tan deprimido...

 

─Pero... ¿Por qué Rin sería expulsado de su club de natación? ─la chica se encogió de hombros ante la pregunta de Makoto.

 

─No solo eso... Mamá dijo que Rin retiró todo el dinero de su beca y se dio de baja en la universidad. Viene hacia acá por un tiempo.

 

─ ¿Deberíamos contarlo a Haru-chan? ─Gou suspiró.

 

─Mi hermano se esconderá de él de inmediato. Así que supuse que emboscarlo en el aeropuerto sería una buena idea para hacerlo hablar con Haruka-senpai. Él ha pasado por mucho gracias a mi hermano, no soporto saber que le llama todos los días y que Rin simplemente lo ignora.

 

─Así que nos lo cuentas para ayudarte a ayudar a Haru-chan, Gou-chan ─afirmó Nagisa. La mencionada asintió.

 

─Además, creí que, a pesar de que me dijera que no quería que le contara a nadie más sobre su regreso, le pondría muy feliz verlos.

 

─Llamaré a Haru ─declaró Makoto antes de marcar el número del mencionado.

 

______________________

 

Rin recibía miradas de molestia mientras bajaba del avión. Y tenían razón en mirarlo así, pues se había mareado y prácticamente vomitó durante todo el trayecto. Sara le acariciaba la espalda en un intento de darle ánimo, pero el pelirrojo estaba bastante decaído.

 

Por la mañana se encontraba bien, incluso alegre, ¿por qué ahora todo le parecía triste?

 

La chica mencionó que era debido a las hormonas que el embarazo producía. Que probablemente experimentara cambios de humor repentinos. Aunque también podía ser síntoma de la depresión en la que estaba sumergido.

 

Sara insistió en ir ella sola por las maletas, Rin no tenía ánimos de discutir. Caminó por la terminal en busca de su hermana. La había llamado para contarle que volvería, así podía tener a alguien que lo recibiera. De esa manera, no se sentiría tan solo.

 

A lo lejos, la vio. Una cabellera roja brillante, propiedad de una joven chica que llevaba un letrero en las manos que ponía el nombre del pelirrojo.

 

Rin no corrió, pero se sintió aliviado de poder confiar en ella. En cuanto llegó a su lado, ambos se fundieron en un abrazo. El pelirrojo cerró los ojos con fuerza, sintiendo sus ojos escocer. Se sentía terriblemente mal. No quería siquiera pensar en el rechazo que podría haber por parte de su familia cuando se enterasen de que era capaz de procrear.

 

Cuando se separaron, Gou sintió un vuelco en el corazón. Veía en Rin las ganas inmensas que tenía de echarse a llorar y quiso retroceder en el tiempo, no haber reunido a los chicos de Iwatobi. Porque los ojos de Rin denotaban lo mucho que estaba sufriendo.

 

Entonces, los demás aparecieron. Makoto, Rei y Nagisa abrazaron a Rin con fuerza. Gou sintió que su alma se rompía en mil pedazos. Dio un paso atrás ante la mirada que su hermano le dedico, lo había traicionado.

 

Y la traición aún no terminaba.

 


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