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Cómo conquistar a tu Rei-chan por MikaShier

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Según las investigaciones, el amor era producto de una sustancia segregada por el propio cerebro. La dopamina. Una hormona que se encargaba de la satisfacción y el placer.

 

Se decía que, al enamorarse, los niveles de esa hormona se elevaban. Euforia, humor, emociones... Todo se veía afectado. Era amor, claramente.

 

Sin embargo, Nagisa sabía que lo único que había en su relación -amigos con derecho- con Rei era testosterona. De ahí el deseo sexual. Pero basar una relación solamente en sexo...

 

Claro, no era como si la idea de acostarse con Rei le desagradara. Dios, era de las mejores cosas que habían pasado en su vida. Pero era... tan vacío...

 

Quería amar y ser amado.

 

Estar enamorado de Rei, sin ser correspondido, nunca le había molestado. Sin embargo, un día Makoto lo citó en casa de Haruka, asunto emergencia. Y aquélla situación le abrió los ojos.

 

El pelinegro estaba enamorado de Rin. Y lucharía por ello. Haru estaba dispuesto a dar todo de sí, a mostrar una parte de él mismo que nunca había salido a la luz. Ese ojiazul iba a conquistar a Rin. A quien amaba. Iba a ser correspondido.

 

Entonces, ¿Por qué él no podía hacer lo mismo?

 

Sí, enamoraría a Rei. Y si la dopamina era la hormona que estimulaba al amor... Entonces Nagisa le daría mucho de eso a Rei. Lo enamoraría y entonces...

 

Serían felices.

 

Un cuento de hadas prohibido. Un amor mal visto. Situaciones caóticas. Desconfianza. Desesperación.

 

Nagisa estaba dispuesto a todo ello. Si era necesario, resistiría hasta el ser echado de su casa por su homosexualidad. Pero si eso significaba que podía estar con Rei...

 

Valía la pena.

 

─Has estado toda la mañana así, Nagisa ─murmuró Makoto, sorprendiendo al rubio─. Además, me extraña que te hayas saltado las clases para estar en la biblioteca ─el aludido suspiró, golpeando la mesa con su frente.

 

─No entiendo de qué hablas...

 

─ ¿Te sientes mal? ─cuestionó el castaño, arrastrando una silla para sentarse frente a él.

 

La biblioteca de la escuela consistía en una habitación del tamaño de dos salones. La mayoría de los libros que ahí yacían habían sido donados por instituciones educativas y desconocidos. Un cuarto de la biblioteca estaba amueblado con mesas y sillas, mientras que lo restante de la habitación consistía en estantes con dichosos libros en ellos.

 

No era por ser grosero o malvado, pero a Makoto le sorprendía que Nagisa estuviese en un lugar con una descripción tan aburrida. El rubio no era el tipo de chico que se sentaba a leer por mero gusto. Y los exámenes no estaban cerca, por lo que el sentido de la situación era, más o menos, nulo. Además, lo que más lo impresionaba era el tipo de libro que yacía en sus manos ya que no era uno que... Bueno, no era algo estilo Nagisa.

 

"La ciencia en el amor" había sido cerrado por el rubio con fuerza para después ser lanzado a la pila de libros a su lado, donde Makoto alcanzó a distinguir títulos parecidos al ejemplar que Nagisa desechaba.

 

─Mako-chan... ¿Sabes dónde está Rei-chan? ─preguntó a cambio. El aludido cerró los ojos, intentando recordarlo.

 

─Creo que ya se fue al club, con Haru. Yo vine a buscarte porque Rei dijo que no te había visto en clases, pero habías llegado con él a la escuela.

 

─Ah... Y Haru-chan... ¿tuvo algún avance?

 

─No en realidad. Creo que Rin está siendo controlado completamente por Sousuke. Aunque no hay que decírselo a Haru, no lo veía tan motivado desde hacía tiempo.

 

─Bueno... De todas formas, me gusta la pareja que hacen... ─Makoto asintió, de acuerdo, mas en sus ojos se notaba la preocupación que sentía en el momento─ Mako-chan... Si Haru-chan y Rin-chan terminan juntos... ¿Qué les pasará?

 

─ ¿A qué te refieres, Nagisa?

 

─Es decir... A pesar de sus nombres, ninguno es una chica. Lo veas por donde lo veas, ambos son hombres... ¿Qué pasará cuando los demás sepan que son gays? Su familia...

 

─Dudo que los padres de Haru opinen al respecto, o que a Haru le importe. Y... Bueno, la señora Matsuoka y Gou ya lo aceptaron. Rin se declaró gay hace unos años, creo. Aunque nunca nos lo confirmó a nosotros y nunca se lo preguntamos.

 

─Los aceptan...

 

─ ¿Hay algún problema, Nagisa? ─cuestionó el castaño. El rubio sonrió y negó.

 

─ ¡No, Mako-chan! Solo quería saber cómo iban a llevar todo después... Y... Eh... Hoy no iré a entrenar, tengo mucha tarea de unos cursos extra a los que mi mamá me inscribió.

 

─Oh, era eso... Bien, no te preocupes. De todas formas hoy era práctica libre.

 

─ ¿Es así? ─Makoto vio los ojos rosados de Nagisa brillar─ ¿Entonces puede venir Rei-chan? Quisiera que me ayudara...

 

─Claro. Le avisaré en cuanto llegue allá. Te enviaré un texto ─la sonrisa cálida del mayor reconfortó al rubio. Makoto se detuvo a medio camino─. Si hipotéticamente a ti también te gustaran los hombres... ─se giró un poco y sonrió levemente─ Sabes que puedes contar con nosotros, te apoyaremos en todo.

 

─Gracias, Mako-chan ─murmuró Nagisa. El aludido asintió.

 

─Más que un equipo, somos amigos, ¿no? ─una enorme sonrisa invadió el rostro del menor mientras estiraba las piernas hacia adelante y se recostaba en la mesa, con la barbilla pegada a la misma.

 

─ ¡Sí! ¡Iré al club en cuanto Rei y yo terminemos!

 

─ ¡Bien! Nos vemos más tarde, Nagisa.

 

El rubio dejó salir el aire de sus pulmones antes de levantarse, tomar los libros, e ir a guardarlos. Era cierto que su madre lo había inscrito en cursos extras, pero Makoto había sido un tonto al creerse el que dejaría un día de clases por tareas de aquellas dichosas clases extra. Sus padres lo matarían si eso sucedía. De hecho, en cuanto se enterasen de su ausencia en las clases regulares de ese día, se le vendría un sermón encima.

 

Por otro lado, aquello que había dicho el castaño sobre Haru y Rin siendo aceptados por su familia y prácticamente el mundo entero -siendo eso una exageración-, provocaba que el rubio se lamentara de su situación.

 

La mayor parte de su vida, había sido tratado como un travesti por sus hermanas, quienes amaban vestirlo como chica y molestarlo al respecto. A sus padres aquello realmente nunca les interesó, con tal de que fuese solo un juego.

 

Sin embargo, cuando Nagisa comenzó a ser tratado por los demás como una chica en su totalidad, la furia del padre orilló al rubio a entrar en el club de natación.

 

"Esfuérzate por ser un hombre"

 

No era que el hecho de ser homosexual estuviese mal y lo hiciese poco hombre. O el ser mujer fuese malo. Era que su sexo era masculino y era tratado como femenino. Aunque realmente a él no le molestaba, sabía que a su padre sí lo haría.

 

Rei entró en la biblioteca buscando a Nagisa con la mirada. Le extrañó que la mujer que antes atendía tras el mostrador junto a la puerta principal no se encontrara, pero más le angustió el hecho de ver al pequeño rubio desparramado sobre la mesa y haciendo notorios sus suspiros.

 

Era un misterio el cómo su corazón latía más rápido en cuanto sus ojos morados se posaban en Nagisa. Rei no quería ahondar el hecho e introducirse en un mar de confusión, buscando la lógica en eso también, así que lo ignoró y fue a acercarse al rubio.

 

─Makoto-senpai dijo que necesitabas ayuda con tarea ─murmuró el peliazul arrastrando la silla y sentándose frente al de menor estatura.

 

─La bibliotecaria tiene un periodo de tiempo de incapacidad por embarazo ─dijo en respuesta─. Por ello no se encuentra. Y mañana pondrán cámaras de seguridad. Por lo que éste lugar es prácticamente invisible, Rei-chan.

 

─No entiendo a que viene eso, Nagisa-kun ─el ojimorado observó la amplia sonrisa del aludido con confusión. El rubio se estiró sobre la mesa, tomando las manos de Rei entre las propias.

 

─Necesito ayuda, pero no exactamente con la tarea.

 

Al de mayor estatura nunca dejaría de impresionarle el sabor dulzón que los labios de Nagisa tenían. Aunque aquello sí que poseía explicación, pues obviamente aquél sabor a dulce era nada más y nada menos gracias a la desbalanceada comida, que consistía en golosinas o cosas de poca beneficencia nutricional, que el chico consumía.

 

Y a Nagisa nunca iba a dejar de sorprenderle el ímpetu que Rei ponía en cada beso, en cada roce. Incluso lo hacía preguntarse sobre los principios personales que éste tenía, ¿qué tan basado en la lógica estaba? ¿Por qué ese peliazul se dejaba llevar con tal facilidad? ¿No era que se cuestionaba todo?

 

Los gemidos de ambos cursantes de segundo año de preparatoria inundaron la biblioteca. La espalda del rubio se arqueaba contra una de las estanterías, escondiéndose así del punto de mira de la puerta, mientras que Rei acariciaba su cintura con manos calientes.

 

El calor invadió el ambiente mientras ambos se perdían con el otro. Los ojos rosados de Nagisa se clavaron en los orbes morados de Rei, nublados de deseo. Un pedazo de su alma escapaba en cada gemido. Cerró los ojos con fuerza, abrazándose al de mayor estatura.

 

¿Por qué quería que Rei correspondiera? Quizá... Quizá así estaban mejor, después de todo. 


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