La puerta del baño se abrió.
Ritsu salió mientras secaba su cabello; bajando las escaleras. Ese día debía ir a trabajar temprano, así como esa última semana.
-Takano-san, buenos días- me saludó mientras entraba a la cocina
-Buenos días- sonreí
-¿No tenías que ir a trabajar en la tarde?-
-Así es-
-Entonces ¿Por qué estas despierto a ésta hora? Deberías descansar… yo me encargaré del desayuno-
-Estoy bien- respondí –Quería levantarme temprano-
Ritsu no me dijo nada. Se acercó a mí por la espalda y se recargó –Ayer no te vi en casi todo el día- dijo en voz baja
-En cuanto llegué estabas dormido y no quise despertarte-
-No me molestaría que lo hubieras hecho-
Dejé lo que estaba haciendo y me volteé para abrazarlo –En verdad te veías cansado-
-Estoy bien-
Sonreí y rodeé su cintura con mis manos, introduciéndolas dentro de su playera -Ésta semana he tenido trabajo… pero si seguimos así, en verdad llegará el momento en el que no podré estar a solas contigo. Y en verdad… ha pasado tiempo desde la última vez-
-No quiero ser una carga más para ti-
-¿Bromeas? Nunca lo serás- respondí moviéndome para besarlo –Debiste sentirte muy solo-
Me dejé llevar por un momento. En verdad había pasado un rato desde la última vez que le había hecho el amor y nuestros cuerpos reflejaban el intenso deseo que se tenían.
Pero ahora las cosas no resultarían tan sencillas.
-Ah… Takano-san…espera-
-No puedo…- respondí mientras bajaba mi mano hacia la parte interna de su pantalón, sujetando su miembro
-¡Ah! Ngh… en verdad, para- pidió aferrándose a mis hombros mientras intentaba contener su voz –Nnh… Yukiko, Yukiko puede vernos-
-No lo hará- respondí mientras lo cargaba y lo sentaba en la cocineta, colocándome entre sus piernas –Cuando pasé a su recámara aún estaba dormida-
-Eso no importa… ahh- gimió mientras cubría su boca con su mano -¡Ngh!-
-¿Crees que eso bastará?- le dije mientras comenzaba a besar su cuello
-En serio, Takano-san…-
-Mmm… ¿Papi?-
Ambos nos separamos de pronto.
-¿Qué hacen?- preguntó ella en un bostezo mientras frotaba sus ojos en la puerta de la cocina, más dormida que despierta y cargando su pequeño oso de peluche.
Sorata también apareció y se envolvió en sus piernas
-Yu-Yukiko - la llamó Ritsu nervioso
Bostezó de nuevo -Tengo sueño- dijo en voz baja, con sus ojos cerrados –Y tengo hambre…-
Me volteé y me paré frente a Ritsu, dándole tiempo para que bajara su agitación y evitar que nuestra pequeña de 6 años lo viera –Buenos días- sonreí mientras me acercaba a ella y la cargaba –Llegas justo a tiempo para desayunar-
-¿De verdad?- preguntó
-Así es- respondí
Yukiko abrió sus ojos y miró a Ritsu, sonriéndole –Buenos días papi-
Él correspondió la sonrisa y se acercó para tomarla de mis brazos –Buenos días- dijo dándole un beso en su mejilla -¿Dormiste bien?-
-¡Sí!- exclamó con la misma expresión brillante que él tenía
-Ritsu, también siéntate, les serviré en un momento-
Él se sonrojó y llevó a Yukiko al baño para que se aseara antes de desayunar.
Desde que supe que Ritsu estaba en cinta de nuevo no pude dejarlo solo. Fue todo un alboroto cuando sus padres se enteraron de nuevo, pero contrario a lo que pensé se alegraron bastante –aunque su madre sigue odiándome-
Su embarazo transcurrió con calma y por unos meses recordé a ese chico de 16 años que estaba ilusionado con ser padre.
No detuvo su trabajo como editor sino hasta que fue necesario y durante los últimos meses me di un tiempo trabajando en casa para estar con él a todo momento hasta que por fin llegó el momento, después de 37 semanas.
La batalla más grande que tuve fue tratando de calmar a Ritsu para evitar que se alterara de más y que evitara recordar a toda costa lo que había pasado antes. Nuevamente tuvo que someterse a cesárea, pero esta vez tuvo a Yukiko en sus brazos poco después de que naciera.
Y ahora, 6 años después de eso, puedo decir que llevo la vida que nunca esperé pero que realmente agradezco tener.
Cuando regresaron del baño desayunamos juntos y preparé las cosas de Yukiko para llevarla a la escuela.
Ritsu tenía que irse temprano a trabajar y con la interrupción de la pequeña no tuvimos mucho tiempo solos en la mañana. Me despedí de él y antes de salir pude sentir un ligero escalofrío rodeándome.
-¿Papá? ¿Estás bien?- me preguntó Yukiko en la puerta
-Sí, lo estoy- respondí –Espérame aquí un momento, iré a decirle algo a tu padre-
Regresé dentro de la casa y llegué hasta Ritsu. Lo volteé para que me viera de frente y lo besé.
-Takano…- alcanzó a decir antes de que atrapara sus labios con los míos, envolviendo mi lengua con la suya sin darle tiempo de que pudiera reaccionar por completo. Rodeé su cintura con mi brazo y sujete su cuello para que no se separara de mí. No pasó mucho hasta que él también comenzó a besarme.
Nos separamos después de unos segundos solo porque la necesidad de respirar ya era insoportable. Jadeó un poco y me miró con ese brillo en sus ojos –Takano-san…- comenzó a hablarme, pero una pequeña risa nos hizo voltear
-¿Yukiko?- llamó sonrojado a la pequeña que nos espiaba escondida en el marco de la puerta
-¡No-vi- na-da!- canturreó en una risa mientras escapaba
Sonreí –No es la primera vez que pasa eso-
-¡Eso no me ayuda en lo absoluto!- se quejó completamente avergonzado, a lo que solo le di un pequeño beso
-Esto solo fue un adelanto de lo que planeo hacerte esta noche- le dije en voz baja –No importa qué tan tarde llegue o qué tan cansado estés, así que prepárate- agregué mordiendo su oreja con cariño
Él me miró con un enorme sonrojo en su rostro –Se hace tarde-
No me quedó más que sonreír –Te amo-
Me di la vuelta, pero antes de que pudiera salir, Ritsu me alcanzó, me sujeto del cuello de mi chamarra para bajarme hasta su rostro y me besó –También te amo- me dijo antes de escapar hacia la habitación
Me contuve a seguirlo y salí de casa, alcanzando a Yukiko.
-¿Ya nos vamos?- preguntó, a lo que yo asentí mientras la tomaba por su pequeña mano
Llegamos a su escuela y me agaché para despedirme de ella, pero antes de que se fuera se volteó y me miró –Papá ¿Eres feliz?-
Me sorprendió que me preguntara eso –Claro que lo soy- le dije sin dudar –Te tengo a ti y a tu papá-
-¿Amas a papi?-
-Lo amo demasiado-
Ella lo pensó un momento -¿Y también me amas a mí?-
-Por supuesto que te amo pequeña- respondí mientras ella me daba un abrazo
Cuando se fue me quedé pensando en lo que me dijo. No tenía ni idea del porqué lo había preguntado, pero sin duda alguna podía asegurar que los amaba con toda mi alma, a ambos, y que fue gracias a Ritsu que por fin pude tener la familia que siempre había deseado tener… aunque sin que yo lo supiera.
~FIN