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El cortesano, el noble y el príncipe. por Maby de Sagitario

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Notas del capitulo:

Saludos para todos, así mismo agardecimientos a los que siguen mi humilde historia.

Noveno capítulo n.n

 

Mansión de Hyoga.
Llegó el martes, Hyoga rebosaba de dicha, al fin luego de seis largos meses volvía a estar a solas con Camus. Shun que en esos momentos lo acompañaba, observaba todo con total desinterés, algo inusual en el dulce y amable joven.
Cualquiera que lo estuviera mirando con detenimiento diría que estaba molesto.
—dime pequeño—le mostró un traje recientemente adquirido—¿este podría usar para verme con Camus?
—bueno—trató de poner la mejor de las sonrisas—ese color te favorece.
—¿te sucede algo?—indagó al verlo desganado.
—no, no—dijo moviendo las manos rapidamente—es que me duele la cabeza, es sólo eso.
Lo que en realidad le sucedía era que el joven notaba que su amigo se " rebajaba" sabiendo que habían muchos que querían hacerlo feliz, entre esos él, más no lo hacía saber.
—pero pídele a Mime que te traiga un medicamento para la cefalea—dijo con tono preocupado.
—ya mismo, pero antes quiero ver como te queda ese traje.
Suspiró más aliviado.
—ay pequeño—lo abrazó como un hermano—tú siempre tan incondicional.
—apura, que Camus de seguro estará esperando....
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En una pensión, centro de la ciudad capital.
No dejaba de mirar el esbelto cuerpo de Mu que yacía sobre la estrecha cama de aquella pequeña alcoba de la pensión regentada por un muchacho de nombre Ichi. El joven Aria tenía encuentros con Saga a expensas de los chismes.
Saga sabía que debía cuidar su reputación como la mano derecha de Asmita, pero es que el hijo de Shion lo enloquecía de todas las maneras posibles, Mu era tan distinto a Hyoga el cual a su ver era interesado que simplemente buscaba favor.
—¿ en qué piensas?—preguntó el de cabellos lilas.
—cosas de mi puesto.
—no será un rubio llamado Hyoga—dijo sonriendo de medio lado.
Las facciones del canciller de agravaron a la mención del Conde de Helias, sabía de sobra que estaba escalando puestos en la corte, Asmita estaba encantado con el muchacho que no tenía reparos en usar sus encantos.
Unas voces se oyeron venir de la calle, Saga prestó atención a una de ellas, se trataba de Ángelo que protagonizaba una gresca con unos borrachos.
—¿ qué hace Ángelo por aquí?
—no lo sé—dijo Mu tronándose los dedos nervioso—pero lo que sea que esté haciendo, él no debe vernos porque para mañana estaremos en boca de todos.
Previendo cualquier cosa, Saga se vistió, bajó hacia donde estaba el dueño y le pagó una fuerte cantidad de dinero para que no dijese nada al " chismoso oficial de la corte".
—verás más de esto, si no dices nada muchacho—le extendió la bolsa con el dinero.
—como diga sr. Geminae.
—otra cosa más.... ¿ hay otra salida?
—si mire—le señaló el pasillo—camine todo eso hasta una puerta la cual lo llevará hacia la calle " Golden", ahí sólo hay casa que sirven como bodegas de productos de otras tierras, nadie los verá.
—de acuerdo, gracias.
—no hay de qué—dijo guardando su recompensa.
El canciller regresó a la habitación donde Mu lo esperaba ya vestido, tomaron la ruta indicada por el chico, saliendo por la parte trasera de la pensión. Caminaron por esa calle hasta llegar a otra donde se desarrollaba el comercio e intercambio con mercaderes de otras tierras, la distracción en aquel sitio fue suficiente para pasar desapercibidos; finalmente luego de una hora de intenso caminar llegaron al " barrio de los nobles" donde cada cual tomó el camino a su respectivo hogar.
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Albafika D´Pisces, no era alguien que le gustase el chisme ni el run run, pero lo que le había comentado Afrodita acerca de que había un nuevo integrante de la familia Acuario, lo llevó a hacer una visita a Dégel. El bello Vizconde de Alrisha no era asiduo de fiestas por lo tanto no estaba al tanto de la vida ajena del palacio.
Fue recibido por Dégel quién dispuso un banquete por su visita, Milo en esos momentos estaba fuera de casa pues junto con Yato habían salido a conocer un poco la capaital del reino. Los hermanos Aioros y Aioria junto con Regulus lo fueron a buscar para enseñarle todo.
—te preguntarás por que estoy aquí—comentó Albafika tomando una rosa recién cortada.
Dégel intuía la respuesta.
—supongo que por mi yerno—dijo el señor de Bluegard con un vaso de coñac en la mano.
—Afrodita me contó la nueva.
—tu hijo no se pierde nada, es muy eficiente—dijo tomando varios aperitivos—por eso no me extraña que venga todo el reino a mi morada.
Dégel había olvidado que su padre Krest llegaría ese día o al siguiente, dependía del buen clima y los caminos, el mayor de los Acuario estaba retirado de la corte desde hacía cinco años por lo que vivía con Mystoria, su sobrino, un pequeño barón el cual prefería la tranquilidad de su hogar al bullicio de la fastuosa y colorida corte de los Virgo.
—todos estamos a la expectativa de lo que pueda hacer ese joven, aparte de ti por supuesto.
El bello rostro de Dégel no mutó de expresión, sabía a donde iba Albafika. No deseaba casarse otra vez, la decepción padecida gracias a su cuarta esposa llamada Serafina, madre de Camus quién rompió el matrimonio luego del nacimiento de Camus a pesar de que él llegó amarla, lo convirtió en un " alérgico al compromiso".
—casarme, matrimonio es algo amargo para mi, el amor no es para mi.
—muchos y muchas suspiran por ti—dijo tratando de hacerlo cambiar de parecer.
—si deseo, tiene que ser opuesto/a a mi.
—tienes razón....
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Notó su inconfundible cabello aguamarina, Mime quién lo acompañaba se desvió hacia una cuadra pues iba a visitar a unos conocidos aparte iba a realizar unos encargos de su señor.
Camus al verlo se corrió un poco más del resto de curiosos, Hyoga sentía que su corazón se aceleraba por el futuro Conde de Bluegard, si no fuera por Dégel seguramente Camus estaría a su lado. Se acercó a él con el propósito de besarlo, pero el bello acuario no lo aceptó.
—nadie nos ve...
—sabes que estoy casado y no deseo lastimar a Milo.
—por lo menos mientras estés conmigo, no hables de tu Milo.
Camus alzó una ceja, el reclamo le sonó a berrinche algo típico del rubio cuando no le prestaban atención. El rubio condujo a Camus al interior de la " Quinta Taurus", saludaron al dueño, un corpulento y alto hombre de nombre Aldebarán que a pesar de su aspecto era amable y buena gente; se sentaron en una mesa alejados de la puerta principal.
—mira, no quiero que te enojes conmigo—posó sus manos sobre las de Camus—pero me encantaría saber de tu esposo, si no te molesta.
A Camus le extrañó la petición, más accedió por que consideró que Hyoga dejaría de hablar mal de su esposo.
—¿ qué quieres saber exactamente de él?
—lo esencial—dijo alzando los hombros.
—bueno, tiene 19 años...
—¿ qué?
—¿que te sorprende? la mayoría de los nobles se casan desde los 10 años, tú te casaste con la Condesa de Helias a los 17.
—pero sabes muy bien que me enamoré de ti mucho antes, mentí si te dije que....—agachó la cabeza—fue la primera vez que te vi.... yo te amo desde los 14.
—eso quiere decir que tienes 18 ahora.
—soy mayor de edad desde los 16, Camus—dijo cansado de sacar cuentas y mentir sobre su edad—lo que sabes de mi, la mayor parte es mentira, el resto es verdad; ante los demás tengo 20 años.
Camus se quedó sin palabras ante lo que acababa de decir, por eso su padre lo detestaba. Por primera vez sintió lástima, en vez de coraje.
—¿ cuando te casaste con él?—indagó dispuesto a olvidar el incómodo momento de segundos antes.
— a los tres meses de haberlo conocido, por suerte la corte del Principado aprobó nuestra unión por que provengo de una familia de Condes—sonrió como pocas veces lo hacía—Milo es una hermosa criatura, única.
Hyoga tenía una duda, pero temía preguntar.
—¿ lo amas? digo ¿amas a Milo?
Camus sin dudar respondió.
—demasiado.... es el amor de mi vida....
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Aioria se estaba portando como un amigo de toda la vida, Aioros le recordaba a su hermano Kardia mientras que Regulus charlaba amenamente con Yato.
—mira—señaló hacia una galería—ahí trabajé un tiempo a escondidas de mi tío Sísifo.
—y te descubrió—intervino Aioros—si no fuera por Kanon terminabas castigado sin poder jugar con tus gatos.
—Kanon actuó como un amigo, hermano—dijo sabiendo a donde iba—además tú tienes más necesidad de casarte que yo.
Milo escuchaba medio divertido, por primera vez jóvenes de su edad lo trataban como en uno más de ellos en vez de formalismos y protocolos que lo hacían sentir viejo.
—ya me dio hambre—dijo Regulus.
—nos detendremos en la " Quinta Taurus"—sugirió Aioros caminando en dirección al sitio mientras Aioria le señalaba a Milo los lugares icónicos de la ciudad.
Al poner un pie en el establecimiento, casi se va de espaldas al ver a Camus junto a Hyoga, como si nada, atribulado volteó a ver a Aioria a quién le hizo una seña, por suerte Milo aún estaba distraído. El menor extrañado acudió a su llamado.
—¡ vámonos a otro lado!
—¿por qué?
—Camus está con su amante ahí—señaló por lo que a Aioria casi se le salen los ojos—no tiene que darse cuenta.
—¡ maldición!
—¿ qué pasa chicos?—la voz de Milo les dio un brinco de susto.
—nada es que....—se oyó la voz de Camus muy animada por lo que Milo trató de acercarse pero se lo impidieron—íbamos a invitarte a degustar una especialidad de aquí, pero se acabó.
—me pareció oír la voz de Camus.
"Deténlo", con la mirada Aioros le dijo a Aioria.
—a Camus no le gustan estos lugares—dijo el menor.
—está bien—dijo Milo con una hermosa sonrisa que alivió a los hermanos—¡ vamos a otro sitio!
Sin embargo hubo alguien que se encargaría de hacerle saber al Príncipe de Antares, las andazas de su esposo....

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Besos y abrazos :)


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