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La Familia STARISH 2.0 por NekoPame

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Notas del capitulo:

Hola, mis corderit@s! Aquí les dejo un nuevo cap :)

 

#FLASHBACK#

“Se había despertado muy temprano, aun podía ver el cielo oscuro en el cual se podían visualizar algunas estrellas desde su ventana. Con cuidado salió de su habitación, sin hacer mucho ruido para no despertar a su hermana.

¿Por qué se había levantado tan temprano? Fácil. El pequeño Touma quería ver el amanecer y contemplar al radiante sol cuando hiciera su primera aparición en el día.

¿Cómo había logrado levantarse tan temprano sin ayuda de su mami? Le pregunto a su padre como hacían las personas para despertarse temprano sin necesidad de usar un despertador, a lo cual Tokiya le respondió que tendría que dormir temprano o, la forma más fácil, tomar varios vasos de agua, de esta forma, su cuerpo le indicaría que tiene que ir al baño, así se despertaría.

Esa misma noche lo hizo. Tomó varios vasos de agua bajo la curiosa mirada de su hermana, quien le pregunto por qué hacia eso. Él solo le respondió que era para poder ver el amanecer. Al no interesarle el tema, la pelirroja se fue a jugar con su hermano Syusuke.

Cuando ya era hora de dormir, su mami lo arropó en su cama para que descansará.

Luego de unas cuantas horas, se despertó ya que tenía ganas de ir al baño. Con sumo cuidado, fue al baño.

 Mientras tanto, Otoya se había despertado ya que tenia sed. El pelirrojo mayor decidió no prender las luces , así que se dirigía hacia la cocina ayudándose con la poca luz que entraba de afuera.

Un poco adormilado, camino por el pasillo, hasta que al final de este, vio una sabana blanca arrastrándose por el piso. Lo único que pudo pensar el pelirrojo fue…

-¡UN FANTASMAAAAA!.-gritó Otoya totalmente asustado y temblando de miedo.

Con aquel grito hizo despertar a todos los habitantes de la casa y, además causar un estremecimiento en Touma, quien se escondió debajo de la mesa para que el fantasma no le hiciera nada. Tokiya, apresurado, se dirigió hacia el segundo piso del cual provenía el grito.

Syusuke y Otomi se quedaron en sus habitaciones según la orden de su padre. La pequeña pelirroja notó que su hermano no se encontraba en su cama.

Cuando Ichinose llegó al segundo piso, corrió hacia donde estaba su esposo, el cual temblaba como un hoja sacudida por el viento.

-Otoya, ¿Qué pasó? ¿Estas bien?.-pregunto preocupado.

El pelirrojo estaba tan asustado que lo único que puedo responder fue…

-¡Hay un fantasma!

-¿Dónde está?.-cuestionó

-S-se escondió debajo de esa mesa.-dijo señalando el lugar.

El peliazul se dirigió hacia la mesa. Levantó el mantel que cubría la mesa y vio un pequeña figura temblorosa envuelta en una sabana blanca. Abrió los ojos con sorpresa.

Otoya miraba la escena de lejos, vio como Tokiya cargaba algo en sus brazos, y pensó que era el fantasma…

-¿Esto es un fantasma, Otoya?.-le pregunto desenvolviendo lo que cargaba, dejando ver a un asustado Touma.

Lo que sucedió, es que Touma se había cubierto con una sabana blanca ya que hacía un poco de frío.

-¿Touma?.-dijo incrédulo. Luego vio la cara asustada de su hijo y lo tomo en brazos para abrazarlo.- Tranquilo. No pasa nada.- dijo para calmarlo.

Tokiya tenía un duda en mente y se apresuró en decirla.

-¿Por qué estás despierto a estas horas, Touma?.-

-Porque quería ver el amanecer.-dijo ya más calmado que antes con los ojos brillosos gracias a unas cuantas lágrimas.

-ohhh~. ¡Entonces vamos a verlo!.-propuso el pelirrojo acercándose a la ventana.

Touma miro hacia la ventana y, por primera vez, vio un amanecer que traía consigo un deslumbrante sol.”

#FIN DE FLASHBACK#

-…..y así fue como vi mi primer amanecer.-dijo mirando la ventana mientras observaba un nuevo amanecer.

(N/A:…y así es como trato de rellenar el cap xD)

Se despertó muy temprano para tener todas los preparativos listos. Luego de ducharse y cambiarse, se dirigió a las habitaciones de sus hijos.

Primero paso por la de Christopher, quien dormía apaciblemente. Luego, por la de las mellizas, Mikaela y Elizabeth. Finalmente, por la de su hijo más pequeño, Anthony.

Cuando se estaba por ir, escucho unos pequeños llantos. Se dirigió nuevamente hacia la cuna y cargo al bebé que antes dormía.

-Buenos días, Anthony.- dijo con una imperceptible sonrisa. El pequeño le regaló una hermosa sonrisa a Camus, haciendo que este recuerde a su esposo.- Eres igual a tu padre.-dijo mientras salía de la habitación con el bebé en brazos.

Sin dudas, su hijo más pequeño se parecía mucho a su padre. Anthony había sido el único que había heredado los ojos de Cecil y, además esa personalidad tan alegre. Su cabello era castaño y poseía una piel tan pálida como Camus. “Una hermosa combinación” decían muchos.

Antes de llegar a la cocina, se cruzó con su esposo, quien lo saludo muy alegre.

-¡Buenos días, Tony-chan!.-dijo sacándole de los brazos a su hijo.

-Cecil, hoy es el día. Así que prepárate y asegúrate de que todo salga bien.-

Camus se alejo de ellos para poder comenzar con los preparativos que serian para “La fiesta de Té”.

¿Para que hacía esta fiesta? Bueno, la fiesta era una simple pretexto para presentar a la esposa de Mikaze a todos

¿Cómo se había enterado de la existencia de la esposa de Mikaze? Hace unas semanas mientras buscaba el regalo perfecto para Cecil ya que se acercaba su aniversario, vio a Mikaze acompañado de una joven. Luego de volver a su casa con el regalo, citó a Mikaze para que se encontraran en un cafetería disimulada pero de alta clase.

Allí, el peliturquesa le contó que se había enamorado y casado con una joven de su misma edad llamada “Aria Mikuzo”. Ella era una androide como Ai pero ella ya sabia de sentimientos.

Ese día Ai no le contó muchos detalles, solamente le dijo que ella ya había dado a luz a sus hijos, que fueron mellizos, compuestos por una niña y un niño.

En la cara de Camus se podía ver cuán sorprendido estaba, pero luego de un tiempo de procesar todo, se sintió feliz por Ai.

Antes de despedirse le dijo que le ayudaría a presentar a todos a su esposa.

¿Qué por qué lo ayudaba? Hace muchos años, Mikaze lo había ayudado a aceptar sus sentimientos por Cecil. Él podría ser muy seguro de si mismo pero en aquel momento no sabia cómo actuar. Puede que en aquel momento no hayan sido muy amigos, fue por eso que Camus valoro mucho su ayuda.

Ahora sería el momento de devolverle el favor.

Todos se encontraban expectantes ante las acciones del Conde Permafrost.

Cuando el rubio estuvo seguro que era el centro de atención, comenzó a hablar.

-Queridos amigos, esta reunión tiene un motivo en especial. Les presento a Aira Mikuzo de Mikaze.-inmediatamente se abrieron las puertas de la mansión dejando ver a una hermosa joven que venía acompañada por Ai.

La pareja de posicionó al lado de Camus, quien no tardó en seguir hablando.

-Ella es la esposa de Mikaze. Hace unas pocas semanas, Aria-san dio a luz a mellizos. Por favor, felicitenlos.- posteriormente aparecieron dos sirvientas arrastrando dos carriolas que contenían en cada una un bebé.

Todos se quedaron en completo silencio, todavía seguían procesando la información.

Camus se regaño mentalmente, no debió soltar todo de golpe.

Para evitar interrupciones, los hijos de las familias se encontraban adentro de la mansión jugando.

Los allí presentes, miraban a Aria. La joven poseía una larga cabellera de color castaño que le llegaba hasta la cintura y en las puntas cambia a color celeste. Tenia ojos color avellana. En su apacible rostro se podía notar un coqueto lunar ubicado debajo de su ojo izquierdo.

La castaña bestia una musculosa negra que resaltaba de manera no vulgar sus gran busto, una falda rosada, botas blancas con adornos rodados y unas pantimedias negras que le llegaban hasta un poco mas arriba de la rodillas.

La cabeza de todos era un lío, en especial la de Otoya. En su cabeza nada mas daba vueltas cosas como: “¿Mikaze-san esta casado? ¿Tiene hijos? ¿Cuándo paso todo eso? ¿Apague el lavarropas? ¿Onodera se confesara? ¡Rayos, me estoy perdiendo la novelas de las 4!” (N/A: Pobre Otoya! XD)

Poco a poco todos fueron reaccionando y felicitaron a la pareja.

Posteriormente comenzaron a hablar entre sí. Según por lo que habían hablado con la joven, podían decir que era tranquila, calmada, dulce, levemente sarcástica y un poco tsundere al tratarse de romance.

La pareja les había contado que se conocieron hace un par de años atrás, en un parque. La historia de cómo se enamoraron era muy hermosa. (N/A: Pero no entraré en detalles por causas mayores)

En algún momento de la conversación, el tema se desvío hacia los pequeños recién nacidos que reposaban en sus carriolas.

Los mellizos de la Familia Mikaze estaba compuesta por una niña llamada Sakura y un niño llamado Dazai.

A pesar de que sus padres eran androides, los pequeños habían nacido humanos.

Los mellizos apenas tenían 3 semanas de vida. Sus facciones eran muy tiernas. La pequeña Sakura tenía el mismo color de cabello que su padre, en cambio,el pequeño Dazai había heredado el castaño de su madre. A simple vista se notaba que eran diferentes, ya que mientras Dazai se la pasaba durmiendo, Sakura trataba de mantenerse despierta el mayor tiempo posible visualizando todo lo que tuviera a su alrededor. Si había algo en que coincidían, era que habían heredado los ojos avellana de su madre.

 Como es habitual, cuando una pareja compara su relación con otra se da cuenta de que pueden llegar a haber muchas diferencias.

Esa tarde, algunos matrimonios tuvieron leves malentendidos.

Por ejemplo, Masato le había “reprochado” , a su manera, a Ren que durante estos últimos meses no le había comprado ningún obsequio, a diferencia de Ai, que le regalaba a Aria regalos constantemente.

Paso algo parecido con el matrimonio de la Familia Kurosaki y la Familia Shinomiya. Al parecer Natsuki y Reiji se habían dado cuenta que sus parejas no les demostraban el mismo afecto que ellos les brindaban. Por eso, Ranmaru y Syo debían ser mas atentos con sus parejas para que estos los perdonarán o por lo menos no los echasen de la casa. Aunque estaban seguros que sus parejas no se las dejarían tan fácil.

Dentro de la mansión, la situación no era tan agradable.

Para el gusto de Akaya, Syusuke y Tomoe estaban demasiado juntos. El rubio no podía evitar mirar con cara de discurso la situación. El peliazul había notado la cara de disgusto de Akaya, pero no sabia que era lo que le molestaba.

No había que ser adivino para saber qué era lo que le molestaba a Akaya. Tomoe estaba feliz, él sabía muy bien que su cercanía con Syusuke era lo que le molestaba a Akaya. Al azabache le daba igual el rubio, Tomoe sólo quería estar cerca de la persona que le gustaba, y Syusuke le gustaba mucho.

El peliazul se mantenía ajeno a los sentimientos de sus dos amigos. ¡Syusuke era muy ingenuo sin dudas!

El hijo mayor de la familia Ichinose, intentó acercarse a Akaya, con un poco de dificultad ya que Tomoe lo estaba abrazado por el cuello.

-Nee, Akaya, ¿No quieres jugar a algo?.- preguntó gentilmente el peliazul.

-¿No crees que estamos bastante grandes para jugar?.-contestó secamente el rubio.

Esa repuesta tan cortante por parte del rubio entristeció a Syusuke.

-Vamos, Akaya. Todos en el fondo tenemos a nuestro niño interior. ¡Ya se!.- sonrió entusiasmado.- ¡Juguemos a las escondidas!.- decidió el azabache.- ¡Ven, Syusuke, vamos a escondernos!.-seguidamente agarro de la mano al peliazul y se fueron corriendo.

Akaya observó a los dos chicos hasta que los perdió de vista. Definitivamente Tomoe era la barrera entre Syusuke y él. De mala gana, se dispuso a contar hasta 50.

Mientras tanto, Tomoe y Syusuke corrieron hasta el inmenso jardín y se escondieron detrás de un gran arbusto. Ambos respiraban agitadamente, tratando de regular su respiración.

Tomoe miraba fijamente el rostro del peliazul que se había sonrojado gracias a la reciente actividad.

Inconscientemente se fue acercando al rostro del peliazul hasta que estuvo a escasos centímetros de sus labios.

Syusuke sentía como el calor se le agolpaba en las mejillas. Su cabeza era un lío de preguntas, no podía pensar con normalidad. Por eso cuando sintió los cálidos labios de Tomoe sobre los suyos, no pudo hacer nada para rechazarlo, simplemente cerró los ojos y se dejó llevar.

~•~•~•~•~•~•~

El rubio ya había terminado de contar, ahora debía encontrar a esos dos, tal como dictaba la dinámica del juego.

Luego de buscar un rato dentro de la Mansión, dedujo que estarían en el jardín, y no se equivocó. No muy lejos de donde estaba, divisó el cabello de Syusuke detrás de unos arbustos.

Apresurado, se dirigió hacia allá. Hubiera deseado no hacerlo…

-Syusuke, te encont-…-aquella imagen de Syusuke y Tomoe besándose lo había dejado sin palabras.

Tomoe y Syusuke se separaron de golpe al escuchar la voz de Akaya.

El rubio observó el rostro sonrojado de Syusuke y como Tomoe lo miraba con cara de disgusto, seguramente por haberlos interrumpido.

En ese momento sintió tristeza, rabia y frustración. Unas inmensas ganas de llorar se apoderaron de él, las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos azules. No permitiría que lo vieran llorar, por lo cual se fue corriendo, adentrándose en el inmenso jardín.

~•~•~•~•~•~

El peliazul vio como Akaya se alejaba corriendo, quería ir detrás de él. No sabia por qué pero sentía que debía explicarle lo que sucedió. Aunque pensándolo bien, ni él mismo sabía cómo había sucedió.

-Syusuke, yo….- Tomoe sentía que era el momento para declararle sus sentimientos.

-Lo siento, Tomoe. ¡Hablamos luego!...-le contestó mientras corría en dirección hacia donde se había ido el rubio.

Aquel día, Tomoe fue rechazado de cierta manera, por primera vez. Él era el tipo de chico popular entre las chicas, e incluso entre chicos. Por eso, aquella sensación de rechazo lo dejo triste. Una lágrima traicionera recorrió su rostro. Un poco ido, se dirigió hacia la mansión.

Syusuke siguió corriendo hasta que lo vio, Akaya estaba debajo de un árbol hecho bolita. El peliazul se acercó lentamente, procurando no hacer ningún ruido. Cuando estuvo a una distancia prudente, comenzó a hablar.

-Akaya, yo…mmm… lo que pasó…- el peliazul se sentía tan avergonzado que no podía pensar ni formular una oración con normalidad.

Akaya al escuchar la voz de Syusuke se paró enfrente de él. A simple vista se podía ver la diferencia de alturas, al ser Ren y Masato más altos que Tokiya y Otoya era natural que Akaya le gane en estatura a Syusuke. El rubio era 10 centímetros más alto que el peliazul al igual que Tomoe.

Syusuke notó que el rubio había estado llorando.

-Syusuke…-ambos se miraron fijamente.-¿Qué sientes por Tomoe?.-

-Yo…no lo sé…Tomoe…es mi amigo.-contestó un poco confundido.

-…¿Qué sientes por mí?.- en su voz se podía detectar que estaba nervioso.

-Akaya…-sus corazones estaban latiendo a un ritmo muy acelerado a causa del nerviosismo.

Continuará….

 

Notas finales:

Gracias por leer! Si les gusta el cap, por favor comenten! Me ayudan a seguir :3


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