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El último partido por Fullbuster

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Todos se encontraban en el hotel, pero los quejidos no dejaban de sonar en aquella habitación. La voz de Naruto era audible una y otra vez en las mismas frases “Cuidado”, “duele” y otras menos agradables, pero Deidara sonreía y seguía vendándole la muñeca con cuidado pese  a los gestos raros que hacía ese rubio para intentar apartar su dolorida muñeca.


- Naruto, estate quieto, no puedo curártela si sigues moviéndote.


- Pero es que duele – se quejó.


- Tú hijo monta menos espectáculos que tú cuando le curas una herida – sonrió Deidara – no seas crío y aguanta un poco.


Naruto se calló. Era cierto que su hijo ni palabra pronunciaba cuando alguna vez se había hecho una herida. Le observó, jugaba con un peluche encima de la cama mientras Deidara le vendaba a él.


- ¿Está rota? – preguntó Naruto.


- Creo que no, pero necesitarías hacerte una radiografía para comprobar el grado de lesión. No puedes jugar así.


- Faltan casi tres semanas para el partido contra esos engreídos, nuestro partido final y voy a jugar.


- Con la muñeca así no puedes jugar.


- Lo ha hecho adrede – dijo Naruto con seriedad.


- Sí, pero nada se puede hacer. Le sancionarán quizá un par de partidos, pero ya está. Para el día del partido estará allí, algo que contigo está en duda. Seguramente tendrían que escayolarte.


- ¿Escayolarme? Ni de coña – dijo Naruto levantándose de golpe – no llegaría a tiempo para jugar, si me inmovilizan tres semanas el brazo luego necesitaré al menos… una semana para moverlo.


- Dos semanas mínimo – le dijo Deidara corrigiéndole – para moverlo correctamente al menos. No quieres moverlo un mínimo, para el lacrosse necesitas moverlo perfectamente. Dos semanas como mínimo y aun así estoy tirando por lo bajo.


- Venga ya Dei… eso es más de un mes, me perdería el partido.


Deidara sonrió mientras terminaba de vendar la muñeca de su amigo. Una vez lo tuvo todo arreglado, se levantó de la cama en la que estaba y se marchó hacia la percha para coger su chaqueta. Aquello extrañó a Naruto.


- ¿Vas a salir a estas horas? – preguntó.


- Un rato. No me esperes despierto.


- Es que… ¿Tienes un chico escondido por ahí?


- Algo así – le sonrió Deidara.


- Dei… ¿Estás embarazado?


- Qué tonterías dices Naruto – sonrió Dei – hace años que no he tenido rela…


Aquello hizo que Deidara se bloquease. Era cierto, hacía al menos un año que no había mantenido relaciones sexuales con nadie pero el otro día… hacía menos de una semana pero aun así… se le había olvidado por completo tomarse la píldora. Se maldijo mentalmente, se aseguró y se prometió a si mismo que jamás volvería a perder a un hijo y para ello, lo mejor era no quedarse, ahora tenía la duda con Itachi. ¿Y si se había quedado? Era improbable, sólo fue una vez… o dos, quizá tres porque habían estado viéndose toda la semana y en todo ese tiempo… se le había olvidado la maldita pastilla.


- ¿Dei? –preguntó Naruto - ¿Estás bien? Te has quedado muy callado de golpe.


- Sí – sonrió Dei – estoy bien. Tengo que irme, llegaré tarde.


Deidara se marchó con rapidez colocándose la chaqueta. Era mejor no decir nada, quizá sólo era una duda absurda, era posible que ni siquiera ocurriera nada y todo fuera parte de su imaginación.


Tres días pasaron desde aquello, tres días, en los que Naruto no volvió a saber nada ni de Sasuke, ni de su equipo. Aquel día cuando bajó a desayunar, el recepcionista del hotel lo llamó explicándole que habían dejado una nota para él. Naruto, extrañado por aquello, recogió la nota y se marchó hacia el comedor. Una vez allí, la abrió sorprendiéndose al ver que era de Sasuke invitándole a ir al festival de aquella noche. Menos mal que Ino y Sai estaban en el hotel, porque si no… habría tenido que reclinar aquella oferta por quedarse a cuidar de Kaito, por suerte, tendría canguro para esa noche. Sasuke le citaba en lo alto del templo, ¡Hasta el muy idiota le había hecho un plano dibujado a mano! Aquello le hizo sonreír a Naruto.


Por la noche, Naruto siguió el plano que Sasuke había hecho para él. Tardó casi veinte minutos en llegar a la zona, pero una vez estuvo en lo alto de la colina, tras subir casi cien escalones, allí estaba Sasuke, sentado en el porche de madera del templo observando las luces del festival de abajo.


- Has venido – exclamó Sasuke.


- Me habías citado aquí ¿No? ¿Por qué no vendría? – Sasuke sonrió ante aquello.


- Porque soy un capullo, según tú. ¿Qué tal está tu mano?


- Apenas puedo moverla – sonrió Naruto – pero se me pasará para el próximo partido.


- No es cierto.


- Lo raro es que no haya venido tu novio.


- Quizá porque ya no es mi novio.


- ¿Has roto con él? – preguntó extrañado Naruto.


- Después del partido del otro día. ¿Sabes por qué empecé a salir con Neji?


- No quisiste contármelo.


- Era el único que me quería – dijo Sasuke muy seguro – durante toda la universidad, no tuve a nadie que fuera mi amigo, mucho menos tuve algo sentimental con alguien. Neji fue el único que se fijó en mí y al único al que no le importó mi homosexualidad. Me entendía. Era un buen chico, un poco mimado pero no puedo culparle, le han criado entre sedas, pero… últimamente, ese chico por el que creí sentir algo, no está y mi cabeza sólo piensa en ti, Naruto. Me duele el corazón cuando te alejas, cuando sé que puede pasarte algo malo, si eso no es amor… no sé qué puede serlo entonces. No puedo seguir engañando a Neji fingiendo que le amo cuando ahora sé que no es cierto.


- Te conformaste Sasuke. A veces al amor le cuesta llegar – sonrió Naruto – Sé que no lo pasaste bien en la universidad pero la solución no es irte con el primero que te quiera. Aunque entiendo que la soledad asuste.


- Supongo que sí – dijo Sasuke con una sonrisa sacando unos palos de una caja – toma, es para ti.


- ¿Bengalas?


- Es lo típico en este festival. No iba a dejar que no lo disfrutases al cien por cien.


Naruto se acercó hasta Sasuke y se sentó en la nieve mientras Sasuke, se levantaba y se acuclillaba a su lado para encender la bengala que estaba en las manos de Naruto. Era la primera vez que Naruto iba a un gran festival, en Rebun solían ser muy pequeños.


Sasuke encendió también su bengala y mientras ambas brillaban, los dos observaron las luces del festival. Estaba lleno de gente pero ellos no querían unirse, estaban bien en la cima de la colina, mirando desde lo alto y desde la lejanía todo aquel barullo. Se sentían bien el uno con el otro y no les hacía falta mezclarse con nadie más.


- Así que… estás libre – susurró Naruto mirando las chispas que salían de la bengala.


- Sí. Aunque no creo que Neji se lo vaya a tomar muy bien.


- No lo preguntaba por él – sonrió Naruto acercándose hacia el rostro de un sonrojado Sasuke que ni se inmutó.


Naruto siguió aproximando su rostro hasta que sus labios rozaron finalmente los de Sasuke. Ambos dejándose llevar por la suavidad y la magia del momento, sin tensar ni forzar aquel dulce beso, hasta que Sasuke no lo aguantó más y pasando su mano tras la nuca de Naruto, le inmovilizó para conseguir profundizar el beso que el rubio había iniciado y del cual se negaba a separarse.


En aquel instante, sólo estaban ambos y no les importaba nada más. Aquel momento que tantas veces habían tenido al alcance de su mano y tantas veces se rehusaron a caer en él, ahora finalmente eran libres para poder tomar sus decisiones. Fue Naruto el primero en tomar la iniciativa en aquel beso y el primero también en tomarla cuando sus manos se colocaron en el pecho de Sasuke impulsándole hacia atrás hasta dejarle tumbado en la tarima de madera del templo.


- ¿Estás seguro de esto? – preguntó Sasuke acariciando las frías mejillas de Naruto.


- Sí. ¿Estás seguro tú? – preguntó esta vez Naruto con una leve sonrisa, lo que hizo sonreír a Sasuke.


- Créeme, nunca he estado más seguro en mi vida de lo que quería.


Los dos volvieron a fundirse en aquel intenso beso mientras Naruto dejaba que esta vez fuera Sasuke quien colase sus manos bajo su ropa. Ni siquiera se dio cuenta cuando Sasuke empezó a tomar el control del beso, del ritmo, de las caricias… tomó el control hasta conseguir colocarse encima, algo que hizo sonreír aún más a Naruto. Algo le decía que ese chico no era de los que se dejaba mandar. Sasuke abrió la chaqueta de Naruto y subió su camiseta dejando un camino de besos desde su vientre hasta su cuello, deleitándose en el pectoral del rubio.


Por un instante, al sentir Naruto como su compañero colaba la mano bajo sus pantalones, se dio cuenta de algo… era ahora o nunca, pero tenía que ser sincero con Sasuke. No podía dejar que aquello fuera a más estando las cosas como estaban. Nunca fue una opción mentirle a Sasuke, pero estaba tan cabreado por las mentiras de Sasuke que no había tenido otra opción, quería hacerle sentir lo mismo que él sintió cuando se enteró de las mentiras, ahora que él se había abierto, no tenía más remedio que destaparlo todo.


- Para Sasuke – susurró Naruto – para un segundo.


- ¿Por qué? ¿Qué pasa?


- Tengo que contarte algo.


- ¿Ahora? – preguntó Sasuke volviendo a besar el cuello de Naruto, sacando algún gemido del rubio en el proceso.


- Sí, ahora.


- ¿No puedes esperar a después?


- Creo que es importante, es sobre Kaito.


- Cuéntamelo luego – le insistió Sasuke.


No es que aquello dejase muy conforme a Naruto, él seguía pensando que era mejor ahora antes de llegar a algo más, pero si Sasuke insistía… Quizá era muy posible que después de contarle la verdad, Sasuke huyera del compromiso como hacían muchos, así que siendo un poco egoísta… no veía el problema en disfrutar de Sasuke antes de que saliera por patas, quizá decirlo después tampoco era una tan mala idea.


- Vale – acabó aceptando Naruto pese a sus dudas. No quería iniciar una relación en una base de mentiras, pero al parecer no le quedaba más remedio tras la insistencia de Sasuke y la forma en que él seguía excitándole dispuesto a terminar lo que habían iniciado.


Naruto apartó la mano de la muñeca de Sasuke. Ni siquiera se había dado cuenta cuándo se la había retenido impidiéndole seguir colando su mano bajo el pantalón. Al sentir Sasuke que su mano se liberaba, continuó en su camino, rozando con sus dedos el miembro de un Naruto, que lentamente se excitaba junto a él.


Ninguno de los dos volvió a soltar los labios para pronunciar ni una palabra más. Tenían muy claro lo que deseaban, estar juntos, iniciar algo que podría ser el comienzo a una felicidad absoluta. Por primera vez en mucho tiempo, Sasuke sentía que podía confiar en alguien, sentía que había encontrado a esa persona que durante tanto buscó sin obtener el resultado deseado, ahora lo tenía frente a él. Un chico de pueblo, impulsivo pero caritativo, un chico de triste pasado pero enérgica sonrisa, un joven que le había cautivado el corazón con su vitalidad. Era sin duda, el chico que siempre había deseado y al que su corazón elegía. No tenía duda alguna.


Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Naruto al sentir el miembro erecto y aprisionado de Sasuke rozar con el suyo. Sasuke movió su cintura con cierto toque seductor, consiguiendo así sacar más jadeos por parte de Naruto al notar como ambos miembros estaban siempre en continuo rozamiento.


Sasuke, tras varios minutos rozándose con Naruto, se decidió por meter la mano bajo la última de las prendas. Pese al frío que hacía, el contacto de ambos cuerpos les mantenía calientes. Los dedos del moreno tocaron finalmente el miembro de un sonrojado Naruto que se resistía a abrir los ojos, dejándose llevar por las sensaciones y los sentimientos que envolvían a la persona con la que estaba.


Los dos jóvenes deseaban tanto aquel momento, que no se hicieron de rogar. Sasuke lamió un par de dedos introduciéndolos con suavidad en el interior de Naruto. El rubio mentiría si dijera que no tenía cierto miedo, hacía años que no había vuelto a tener relaciones sexuales y la última vez no fue precisamente una de sus mejores experiencias, o quizá sí, quién sabía, él no lo recordaba.


Naruto, haciendo acopio de su fuerza de voluntad, decidió ser más decidido, cogiendo con rapidez el miembro de Sasuke y sacando de él los gemidos que tanto deseaba escuchar, observando las dulces y picaronas sonrisas del moreno al sentirse todavía más tentado por hacer suyo a ese rubio.


Sin dilación, en cuanto Sasuke comprobó que estaba todo preparado y viendo la posibilidad de que ya no le doliera a Naruto, apartó la mano de Naruto de su miembro y se recolocó mejor para entrar en él. No podía negar que era estrecho, seguramente porque hacía mucho tiempo que ese chico no había mantenido relaciones. Observó sus gestos de dolor, le dolía, pero él no se detuvo, continuó muy despacio hasta el fondo. Otro escalofrío recorrió el cuerpo de Naruto al notar como los huevos de Sasuke chocaban contra los suyos. A cada movimiento, pese a la lentitud de ellos, eran una ráfaga de placer mezclado con un leve dolor punzante que remitía muy poco a poco hasta que finalmente, dejó de sentirlo. Tan sólo los jadeos de los dos eran audibles y se concentraron en ellos.


Al finalizar, los dos sonrieron, quedándose tumbados durante unos minutos, mirando el cielo estrellado, observando algunos copos de nieve que empezaban a caer. Una vez estuvieron listos para moverse, los dos sonrieron y se vistieron para disfrutar un rato del festival, pero no lo consiguieron. Pese a las sonrisas y lo bien que se lo pasaron en los dos primeros puestos, la llegada de Neji les hizo tensarse a ambos y más, cuando Naruto estaba a punto de confesarle su gran secreto, pero Neji se lo impidió con su presencia.


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