Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El último partido por Fullbuster

[Reviews - 472]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

En la oscuridad de su habitación, Sasuke se maldecía mentalmente una y un millón de veces por haber aceptado la descabellada idea de entrenar a aquel equipo. No sólo era que esos chicos le odiaban, sino también la cantidad de problemas que iba a suponerle algo tan simple como haber dicho un “de acuerdo, les entrenaré”.


Debió decir un “no, nunca” o quizá algo más formal como un “tengo un contrato con otro equipo y no puedo traicionar las condiciones”, pero tuvo que decir aquel “de acuerdo”. Ahora le perseguían sus palabras y la preocupación que traían consigo. Era cierto que había firmado un contrato con Gakuen, no podía entrenar a otro equipo y eso incluía que daba igual la liga en la que estuvieran. Quizá ahora no había opción a que jugasen contra su equipo, pero estaban a dos victorias de poder subir a primera división y jugar contra los suyos. Eso crearía un conflicto de intereses. ¿Con quién debería ir entonces? ¿Con el equipo que le pagaba o con el equipo de su padre moribundo? Se había metido en un buen lío y lo sabía.


Para colmo, debía ir a disculparse con aquellos chicos, o al menos con Naruto. Toda su vida le habían dicho que un Uchiha jamás se disculpaba y ahora su padre le mandaba aprender a hacerlo. Ni siquiera sabía cómo empezar algo así.


Mikoto supo enseguida que su hijo estaba preocupado al ver cómo removía las judías verdes y las setas en el plato con los palillos sin llegar a coger nada. Su madre sonrió y es que se daba cuenta de que toda su vida se estaba desviando de lo que él siempre pensó que sería. Su padre había cambiado mucho en esos últimos años. Sasuke estaba confuso, no sabía a qué atenerse y la enfermedad le había caído como un balde de agua frío. No se le pasaba por la cabeza poder llegar a defraudarle.


- Sasuke… no tienes por qué hacerlo – le dijo su madre al verle preocupado.


- ¿A qué te refieres? – preguntó Sasuke confuso dejando los palillos en un lateral junto al plato.


- A entrenar a esos chicos. Te vas a meter en un problema si lo haces, ¿verdad?


- Sólo si me pillan – trató de sonreír Sasuke.


- ¿Compensa tirar toda tu carrera por la borda por un pequeño equipo de un pueblo?


- No lo hago por ellos – dijo Sasuke.


- Lo sé, cielo, pero tú jamás defraudarás a tu padre. Él está orgulloso de ti, de todo lo que has conseguido, del hombre en quien te convertiste. No hace falta que le digas a todo que sí porque esté enfermo.


- No lo hago por su enfermedad – comentó Sasuke apartando de sí el plato de judías – lo hago por mí y quizá por él. Sé perfectamente cómo acabará todo esto, es cuestión de tiempo que papá no esté con nosotros, quiero saber qué vio en ese equipo, quiero descubrir por qué volvió a entrenar, quiero conseguir entenderle y pasar tiempo con él. Si entrenar ese equipo me va a ofrecer la opción de estar a su lado todo el tiempo que le queda, entonces tengo que hacerlo.


Mikoto sonrió. Sabía que su hijo pequeño era terco, un cabezota y sobre todo… era muy orgulloso pero también era un gran chico con un enorme corazón bajo el pecho. Era la luz de sus ojos, sus dos hijos lo eran, siempre habían sido valientes y decididos, eran todo el orgullo que una madre podía tener.


- Entonces deberías empezar por un “lo siento” – dijo Mikoto sonriendo dándole la respuesta a su hijo.


Sasuke sonrió aunque no pudo esconder bajo aquella sonrisa el nerviosismo que le consumía por dentro. Nunca se había disculpado ante nadie, no le había hecho falta y ahora no sabía cómo lo iba a hacer. Sólo pensar en aquellas palabras hacía que se le atragantasen en la garganta impidiéndole hablar.


- Mamá… ¿Qué sabes de la familia de enfrente?


- ¿La de Naruto? – preguntó – no mucho la verdad. Es un buen chico, muy familiar, creo que quiso ir a la universidad pero… al final cambió de decisión y decidió quedarse en el pueblo.


- ¿No quiso?


- Eso dicen. No hablo con él de cosas del pasado – sonrió Mikoto – a veces le llevo algún pastel y él me trae algunas verduras de las que planta en el huerto trasero de su casa. Poco más.


- Ya veo. El tío Madara dice que su padre está en silla de ruedas.


- Sí. Un accidente. Como comprenderás no le quise incomodar a preguntas, así que no hablamos de ese tema. No puedo ayudarte mucho más.


- ¿Por qué me da la sensación que en este pueblo todos sabéis más de lo que contáis?


- No lo sé – sonrió Mikoto al ver lo espabilado que se volvía su hijo pequeño.


Sasuke se levantó de la silla dándose cuenta de que tampoco su madre le ayudaría a desvelar los grandes misterios de las personas de aquella isla. No le extrañaba mucho que no le contasen nada, sabía de sobra que él acababa de llegar, era un desconocido a los ojos de todos y nadie se atrevería a desvelar los trapos sucios de sus compañeros y amigos. Una cosa tenía clara, ganarse la confianza de aquellos chicos no iba a ser tan fácil como se podía pensar.


- Me voy al bar – comentó Sasuke levantándose de la silla para ir a buscar su ropa de abrigo.


- De acuerdo. Que vaya bien, Sasuke – sonrió su madre sabiendo que iba a hablar con Naruto.


El bar por las mañanas siempre estaba lleno de gente tomando sus desayunos. Naruto estaba tras la barra preparando cafés e indicando a los cocineros de dentro los pedidos que debían sacar. Sasuke sonrió, al menos no estaba en el baño. Cada vez que entraba en aquel bar sólo recordaba el maldito día en que ese rubio le vio medio desnudo en el baño. Resopló y caminó hasta la barra.


- Vaya, pero si es el gran entrenador del equipo de primera. Creo que tu mano no está en el lugar que corresponde – se cachondeó Naruto mirando de reojo a Sasuke apoyando sus manos en la barra mientras él acababa de llenar un vaso de café.


- Tú cachondéate – le sonrió Sasuke apartando sus manos de la barra. Naruto le pagaba con la misma moneda, aún recordaba cuando él mismo utilizó aquella frase de sus manos para referirse a lo mal que las colocaba antes de lanzar a portería – me lo he ganado. Oye… yo…


- ¿Yo…? – preguntó Naruto divertido.


- Ya sabes… por lo de ayer…


- ¿Necesitas ayuda? – sonrió Naruto – Te ayudaré, creo que las palabras que buscas es “lo siento”.


- Sí, son esas.


- Ya… Aceptadas ¿Querías algo más que un café? Estoy preparando tu americano.


- Tenía que hablarte de algo importante. Mi padre… mi padre está mal después de la última sesión de quimioterapia. Me ha pedido que sea vuestro entrenador durante un tiempo.


- Ni de coña – dijo Naruto borrando la sonrisa de la cara.


- ¿Qué te pasa conmigo? Debería ser yo el más enfadado aquí, me ves mis partes en ese baño, me echas del campo, te burlas de mí cuando vengo a verte al bar…


- Eres un mandón, no paras de dar órdenes a todo el mundo y te crees superior. Además no fui yo quien se bajó los pantalones en aquel baño – le susurró para que nadie le escuchase.


- ¿Que yo me los bajé? – preguntó susurrando acercándose más al rostro de Naruto – Eres tú el que no pusiste un letrero indicando que estabas dentro limpiando.


- Yo siempre pongo el letrero.


- Pues ese día no estaba puesto. ¿No sería que no lo pusiste porque deseabas verme desnudo?


- Oh, lo que me faltaba por escuchar. Eres incorregible. Lárgate a tu casa – le dijo indignado Naruto tirando el trapo que llevaba en la mano encima de la barra y dejando el café de Sasuke frente a él.


Sasuke se quedó atónito viendo una leve sonrisa en el rostro lleno de piercings del chico que secaba unos vasos. No dijeron nada, pero el hombre desapareció por el almacén, siguiendo el mismo camino que había hecho Naruto.


Pain se acercó a Naruto con la sonrisa. Finalmente se había conseguido enterar de lo que había ocurrido aquel primer día en que Sasuke apareció y Naruto salió de la limpieza del baño con una gran sonrisa.


- ¿Así que le viste desnudo? -  preguntó con ironía.


- No, sólo de cintura para abajo – le dijo Naruto – será capullo, decirme a mí que no puse el cartel…


- Eh… Naruto, que no te siente mal pero… aquel día no lo pusiste. Había poca gente en el bar.


- ¿Qué?


- Tranquilo, no se lo diré a Sasuke pero… tenía razón, no lo pusiste.


- Mierda – se ruborizó Naruto.


Sasuke terminó de tomarse su café, lo pagó y se marchó de allí. Iba a ser muy duro presentarse en los entrenamientos, en un campo donde nadie le esperaba ni le quería pero lo peor… era tener que empezar con un partido. Todo en aquella isla le desesperaba. Lo único que le quedó fue esperar hasta prácticamente las seis para ir al partido. Ni siquiera tendría oportunidad de entrenarles hoy, pero al menos, quizá si siguieran sus instrucciones lograrían hacer algo en aquel partido.


Quince minutos antes del gran encuentro, Sasuke apareció por el campo. No era gran cosa, un simple campo dentro del recinto del colegio de ese pequeño pueblo. Al ver sus condiciones, empezó a entender por qué aquellos chicos preferían entrenar en la playa. Miró hacia las gradas, todo el pueblo se había reunido y quizá aquel no fuera un deporte muy extendido en Japón, de hecho eran prácticamente pioneros en él, pero no creía que la gente tuviera nada mejor que hacer en aquel pueblucho de mala muerte aparte de entretenerse un rato pese a ser un deporte extranjero.


Se acercó al banquillo con su carpeta, su bolígrafo y dispuesto a intentar encontrar una estrategia válida para que esos chicos pudieran ganar aquel partido. Cuando los ojos de todos aquellos jugadores se posaron en él, se dio cuenta de que quizá iba a ser bastante más complicado de lo que había previsto.


- ¿Qué haces aquí? – preguntó uno de los chicos de cabello plateado.


- Hidan – le llamó Naruto – déjale. Fugaku no va a poder venir en unos días y no podemos jugar sin entrenador. Nos descalificarían.


- Prefiero que me descalifiquen – comentó mirando seriamente a Sasuke.


- Si te descalifican pierdes automáticamente el partido y creo recordar que estáis a dos derrotas de largaros a vuestra casa y salir de la clasificación, así que no te recomiendo que facilites esa opción – le sonrió Sasuke.


- Es que no lo aguanto – comentó Hidan marchándose de allí cabreado llevándose consigo el stick.


- Veo que no soy bienvenido – soltó Sasuke de golpe sentándose en el banquillo.


- Reunión de equipo, ahora mismo – gritó Naruto hacia sus compañeros apartándose de un Sasuke que sonreía desde su asiento.


Naruto se alejó de allí llevándose a todo el equipo consigo. Necesitaba hablar con ellos urgentemente y saber su punto de vista, aunque sabía el de Hidan. Naruto comentó el problema que le había surgido a Fugaku durante un tiempo y cómo iba a ser su hijo el que le sustituyese. Todos estuvieron de acuerdo en que podrían ganar sin ayuda, por lo que no necesitaban a un entrenador como Sasuke. Una vez decidido aquello, pusieron su plan en marcha, jugar como ellos sabían sin obedecer al entrenador y sus estrategias.


Sasuke dejó que actuasen por su cuenta los primeros minutos de partido, quería ver los puntos débiles de cada uno y sus fortalezas, crear un plan que les permitiera vencer. Apuntaba en su libreta todo lo que veía y finalmente, ideó una táctica que podría servir. Pidió tiempo muerto para poder explicar las cosas y todo quedó claro. Orgulloso y contento, vio a sus jugadores salir al campo pero aquella seguridad y tranquilidad se vinieron abajo al ver que ningún jugador estaba haciendo caso a sus indicaciones excepto uno. Aquello le sorprendió un poco, ni siquiera esperaba que de verdad hubiera un jugador que sí le escuchase y se hubiera percatado de que era un buen plan.


Pidió tiempo libre tras tiempo libre, explicó miles de estrategias pero ninguna se llevó a cabo por aquel indisciplinado equipo que se rehusaba a escucharle. Finalmente, decidió pasar de todo. Se sentó en el banquillo y miró cómo aumentaba la diferencia lentamente. Sus jugadores estaban casi más tiempo siendo arrollados y revolcados por el suelo que en pie y con la posesión de la pelota. Al final… aquel partido se perdió y el equipo frustrado y cabizbajo, volvió hacia el banquillo mirando a un Sasuke que se levantó cogiendo la carpeta para marcharse.


- ¿No vas a decir nada? – preguntó Naruto enfadado.


- ¿Yo? – preguntó Sasuke – no tengo nada que decir porque no tenéis ningún interés en escuchar. Podíais haber ganado este partido pero supongo que vuestro orgullo puede más. Estáis a una derrota de ser descalificados y sinceramente… podéis buscar a otro entrenador porque yo me retiro – dijo Sasuke lanzando la carpeta contra el banco de madera y saliendo de allí – que os vaya bien.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).