El baile de la luna roja.
12 de febrero. - La invitación.
Star había quedado en shock tras escuchar lo que dijiste, sinceramente no la culpabas, prácticamente le acababas de soltar la noticia de que salías con su ex novio.
Tom parecía estar ignorando a propósito a la rubia que se mantenía con la boca ligeramente abierta, el ceño ligeramente fruncido y esa extraña mirada perdida hacia el frente puesta en ningún punto en específico.
Como si la mirada perdida de la princesa de Mewni no fuera suficiente para ponerte sumamente nervioso, tu amiga llevaba segundos inmóvil y sin pestañear. Tuviste que acercarte para poderte asegurar que aún estaba respirando.
—¿Star? ¿Estas bien? -la chica pestañeo reaccionando al cabo de casi dos minutos.
—¡Ja....jaja! -escuchar de manera repentina la risa escandalosa de la princesa te hizo dar un pequeño salto. —Marco, por un momento me pareció escuchar que salias con Tom. Jaja debí haber escuchado mal.
La amplia sonrisa de la rubia contrastaba claramente con su desconcertada mirada. Era como si te estuviera rogando que le dijeras que todo era broma. Lo consideraste así por medio segundo antes de que el demonio hablara.
—En realidad Starship, es la primera vez que escucho eso.-Tom dijo, encogió ligeramente los hombros y una pequeña sonrisa apareció en sus labios cuando sus ojos encontraron los tuyos. —Pero se podría decir que es cierto. Marco y Yo estamos saliendo.
—¡Oh! -Star borró su sonrisa antes de levantar su varita y convertir a su ex novio en un gran bloque de hielo. Acto seguido, y antes de que pudieras decir nada, tomó tu muñeca y te arrastro dentro de la casa y hasta tu habitación antes de cerrar con un portazo.
Con el fuerte golpe a la puerta provocó que tu premio de karate cinta verde se cayera haciendo aún más grande el escándalo.
—¡Mi diploma!
—¡Marco! -la chica gritó a pesar de que estabas a medio metro de ella. —¡Este no es momento para pensar en tus hojas de karate!
Las manos de la heredera al trono de Mewni te sujetaron con fuerza por los hombros, de inmediato empezó a sacudirte hacia delante y atrás de manera casi frenética mientras decía:
—¡¿Cómo puedes estar saliendo Tom?! ¿Cómo pasó esto? ¿Acaso te está amenazando? -te empujó ligeramente hacia abajo revisando entre tu cabello. —¿Estas bajo alguna clase de control mental?
—Star, no... Basta, deja mi cabello en paz. -alejaste más manos de la rubia sintiéndote un poco malhumorado de pronto. —No me está amenazando y tampoco estoy bajo control mental. -soplaste sobre un mechón de cabello apartándolo un poco de tu frente. —Es algo complicado...
Ciertamente aún no entendías del todo el asunto sobre la luna roja y con lo alterada que se encontraba la princesa de Mewni estabas seguro que no prestaría atención dijeras lo que dijeras.
—¡Pues intentarlo Marco! Esto es inconcebible, de ninguna manera puedes salir con Tom. ¿Qué acaso no conoces las reglas? -con un movimiento de su varita atrajo un gran libro con grandes letras rosadas que decían "Reglas de las mejores amigas", desde el closet de secretos. Golpeándote la nuca accidentalmente.
—¡Ouch! -una de tus manos sujeto el libro mientras con la otra frotabas tu adolorida nunca. —¿Reglas de las mejores amigas? -no pudiste evitar enarcar una ceja al ver el título del libro.
—Esta aquí, en la página número 1. -te lo quitó de las manos y abrió el libro mostrando la hoja más llena de ponis, unicornios, arcoiris y demás cosas de colores brillantes, más de los que habías visto en toda tu vida. Y todas juntas formaban una frase que la rubia empezó a leer antes de que pudieras descifrar todas esas cosas rosas.
—Regla primordial número 1: una chica nunca tiene que salir con el ex de su mejor amiga. -recalcó las palabras " chica, ex y amiga ". —Todo mundo lo sabe. ¿Acaso la tierra no tiene uno de estos?
—No lo sé... Pero más importante aquí es: ¡Yo no soy una chica! -tu mirada de enojo no parecía afectarle en lo absoluto. La rubia se cruzó de brazos antes de hacer un puchero.
—Es muy difícil creerte cuando estás usando un vestido.
—¡Fue porqué tú me lo pusiste!
—Claro, claro excusas... ¿Es por eso que le gustas? Porque usas vestidos súper largos de princesa...
—¡Ni siquiera quería usar este vestido! ¿Y por qué estamos hablando de vestidos?! ¿Podrías cambiar esto?
—Mm...-Star entecerro la mirada antes de lanzar un hechizo hacia tu vestido haciendo más corto.
—Estaba pensando en unos pantalones... -la temperatura empezó a subir y estabas casi seguro que era debido a que Tom estaba derritiendo el hielo. Sólo esperabas que no estuviera muy molesto, lo que menos ayudaría en ese momento sería que tuvieras que ayudarlo a calmar su ira.
—¿Cómo pudiste hacerlo Marco? Y peor aún ¿cómo pudiste estar ocultándolo? -la rubia lloriqueo lanzándote una mirada de cachorro, esa mirada siempre había sido tu debilidad. Te hacía pensar que habías hecho algo malo y que la habías herido.
Y lo que menos deseabas era herir a Star.
—Star yo... No encontré el momento adecuado para decírtelo.
—¿Qué tal cuándo volví de Mewni y te pregunté si había pasado algo? O esa cosa que vimos en la caja mágica sobre amigos y dijiste que no me ocultarias nada? ¡Tuviste muchas oportunidades!
Era un punto para Star habías dejado escapar la oportunidad de decírselo antes, pero era justo porque te asustaba como podía reaccionar. Con lo impulsiva e infantil que era la princesa de Mewni nunca sabías como iría todo.
—Esta es sin duda la peor traición. ¡No quiero volver a hablar contigo! -dicho esto salió de la habitación cerrando con un portazo, sólo para volver dos segundos después. —¿Más tarde podemos ver una película? Y haz nachos con extra queso...
—Claro...
—Genial, ¡gracias Marco! -dicho esto volvió a salir.
Definitivamente no entendías a las mujeres.
—¡Marco! -la voz de Tom hizo que recordaras de pronto que estaba fuera, a toda prisa bajaste las escaleras y abriste la puerta.
Los ojos del demonio brillaban rojos por la ira, pero volvieron a la normalidad al verte. Parecía un poco sorprendido también.
—Wow... Ese vestido es muy corto. -a penas término la oración le cerraste la puerta en la cara.
[Unos minutos y un cambio de ropa después]
Star refunfuñaba cruzando los brazos, lanzando miradas a Tom que estaba sentado del otro lado de la mesa. Después de ponerte unos pantalones hiciste pasar a Tom, quizás él pudiera explicar de mejor manera lo que había pasado (omitido las veces que lo habían hecho).
Tu amiga, aunque no parecía muy contenta, escucho lo más atenta posible la historia de Tom y a medida que avanzaba sobre el asunto de la luna sangrienta Star dejó de fruncir el ceño, ahora mismo parecía más curiosa que molesta.
—Entonces... ¿Dices que cuando la luna brillo sobre ustedes sus almas se...? Blumm -Star hizo un ruido extraño mientras entrelazaba sus dedos y sus ojos enormes brillaban.
—Básicamente. -respondió Tom.
—¿Y estas bien con eso, Marco? -pregunto la rubia, pero con su pregunta no sólo sus ojos se habían puesto sobre ti, también los de cierto demonio que te ponía nervioso.
No podías decir que no estabas seguro, mucho menos podías dar una negativa, porque aún con temor a molestar a Tomás no sabías sí todo aquello terminaría mal. De manera nada sutil cambiaste el tema.
—¿Y a que haz venido? Aún no me lo dices... -le dedicaste una sonrisa nerviosa y Tom correspondió con una más sincera.
—Me enteré por Brian que en unos días se celebrará en la tierra algo llamado "San Valentin", ya que nuestro primer baile fue de hecho un desafortunado desastre pensé que podríamos hacer algo ese día. Así que decidí recrear el baile de la luna roja y... -Tom se levantó de la silla y parándose frente a ti extendió su mano apareciendo una luna de fuego. — He venido a invitarte al baile de la luna roja, Marco. ¿Serias mi compañero?
El guiño de Tom y su galante propuesta habían hecho que un poco de rubor invadiera tu rostro. Sin poder alejar la mirada de el demonio y aún con el pulso acelerado una única palabra salió de tu boca como respuesta y está fue.
—No...
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