Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

De recuerdos y cumpleaños por acuariuscorpio

[Reviews - 15]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos *-*/

Primero que nada agradecer a tod@s por leer esta mini historia admás de tomarse el tiempo de dejar l review acerca de lo que le gustó la historia, me motivan a seguir creciendo como descritora gracias a sus críticas a86; 

Además viene a retractarme con varias personitas por lo mala qu fui con l cubito en su cumple *se esconde de tod@s l@s fans de la pareja* porque la separé pero aprovechando que se me pasó poner en el fic finalizado así que maté dos pajaros de un tiro (?

Ahahah el anterior cap puse una canción pero se me pasó poner el nombre, era "i knew loved you" de Savage garden *-*

y ahora puse otra que se llama "The scientist" de coldplay -recomiendo qu la escuchen para que entiendan más la historia (? k no 

Bueno sin más que decir, disfruten el cap xD

Aún puedo recordar aquellos días que hasta ahora me causan un inmenso dolor, como si una gran daga se encajara en mi corazón dejándolo destrozado, muerto en vida…  y es que Milo, siempre supe que el involucrarme contigo significaría firmar mi propia sentencia de muerte, sí, porque desde que llegué a lo que iba a ser mi nueva secundaria, yo planeaba ser el “típico chico frío”, pero mis planes se fueron al traste cuando me sonreíste de esa manera tan cálida, como una suave caricia, porque ahora que te soy sincero fuiste el primero que me había sonreído de esa manera.

 No pude evitar hacer lo mismo.

Siempre fuiste un chico aparentemente “sin problemas” y un poco alocado, por eso al principio te rehuía, pero entre más trataba de escapar, más me seguías, por lo que no tuve opción que aceptarte como amigo.

Caminaba lo más rápido que mis piernas lo permitían, pues como siempre escapaba de él, volteé hacia atrás y no había ni un rastro. Suspiré aliviado.

—¿Por qué me huyes?-dijiste con una sonrisa ladina asaltándome por otro lugar.

—Yo, yo no te huyo.

—¿Ah sí? ¿Entonces por qué estás tan agitado Camus Armegaud?

—Porque…tenía…asma.
—¿Seguro?

Dudé, pues no era de los que mentía.

—No…

—¿Entonces?...-lo miré ataviado. No tenía escapatoria— Mira qué mentiroso eres Camus—sonrió—pero te perdonaré con una condición…

En aquel momento me quedé anonado, pues no me importaba lo que hiciera a los demás, pero mi boca se adelantó.

—¿Cuál?...

—Sé mi amigo…

—¿Qué?!-exclamé sorprendido, aunque muy en el fondo sabía que no debía estarlo, pues ya me lo veía venir.

—Sé mi amigo, Camus…

Tres palabras aunadas a mi nombre, las palabras que estaban haciendo que me sumiera por primera vez en una gran controversia dentro de mí mismo. La razón me dictaba que siguiera con mi vida solitaria, porque tú interrumpirías en ella y ya no tendría paz, pero otra parte de mí decía que aceptara, pues nadie antes había querido ser mi amigo y tú estabas ahí parado, con las manos en tus bolsillos esperando mi respuesta.

Ustedes ya sabrán lo que dije. Claramente acepté.

Pasamos cosas inolvidables, gracias a ti pude conocerme mejor, conocí la parte oculta parte de mí, esa a la que por miedo tenía miedo a mostrar,  me enseñaste a valorarme, a sonreír, a darme el lujo de divertirme y a no tener miedo a…amar.

Recuerdo perfectamente el día que me enteré de que me gustabas bastante, fue un ocho de noviembre. Tu cumpleaños, apenas habíamos entrado a bachillerato cuando me di cuenta .Recién entrábamos a una de mis épocas favoritas del año; otoño, cuando los animales empiezan a prepararse para la llegada del invierno, cuando las hojas se tornan de un anaranjado rojizo, siempre decías que mi cabello era así, que por eso me gustaba el otoño, aunque siempre lo negaba.

Hacía bastante frío ese día, aunque no me molestaba, buscaba un regalo perfecto para ti, pues no todos los días cumplías años, por eso debía ser especial. Admito que jamás fui bueno para los regalos y sorpresas, tú eras el que se encargaba de ello, por lo que tuve que pedir ayuda a uno de los chicos que más sabía de eso, Afrodita.

—Camus, ¿Exactamente, qué estás buscando para ese chico?—preguntó, mientras nos dirigíamos a una de las tantas tiendas de París.

—No lo sé—dije al aire, pues ni yo mismo lo había pensado. Afrodita bufó, mientras me miraba de reojo—Sólo quiero que sea algo especial para él…

—Sí, sí, sí y sí ¿Qué piensas regalarle? O al menos dime qué es lo que le gusta.

—Pues le gustan los perfumes…

—¡Ya está!, entonces un perfume será, yo conozco varias tiendas.

Llegamos a varias tiendas, pero los perfumes no me convencían, hasta que lo encontré en una tienda algo antigua, inevitablemente me enamoré de él y efectivamente lo compré, lo empaqué y dejé que Dita se fuera con su novio Death, por cierto un chico bastante raro, aunque Afrodita tampoco es la persona más normal que conozcamos.

—¡Camus, llegaste!— dijiste cuando llegué a tu casa con mi presente.

—Hola, Milo… ¡Feliz cumpleaños!—dije mientras te entregaba el regalo, sonreíste y también hice lo mismo. Ese día me la pasé genial, veíamos películas y jugábamos como antes. Todo era perfecto, hasta que el día empezó a finalizar, me miraste fijamente y quisiste decirme algo. Mi pulso se agitó y mi corazón empezó a latir acaloradamente, no entendía por qué de esa sensación, no logré entender su significado, no, hasta horas después.

Me había retirado de tu casa, pues estaba oscureciendo. Insististe en acompañarme, pero yo negué con la excusa de que era todavía temprano, sin embargo terminaste haciéndolo, estábamos a punto de llegar a mi casa cuando te noté el semblante desesperado, nuestros ojos se encontraron y pronunciaste las palabras que hicieron que mi corazón se agitara y quisiera salir de mi pecho.

—¡Camus tengo que decirte algo!

—¿Qué pasa?—pregunté tratando de calmar el palpitar de mi corazón.

 

—Me gusta alguien—respondió en un tono en el que parecía ¿Ansioso, quizás?.

 

—¿Quién?—Pregunté de nuevo, mientras trataba de ignorar esos latidos que estaban por volverme loco.

 

—Mu—guardé silencio, pues no me lo esperaba, mi corazón dejó de latir, se entristeció y mis ojos dejaron de brillar. Hice un esfuerzo sobrehumano para lograr formular una sonrisa y aparentar que todo estaba bien.

 

—¿Por qué no me lo habías dicho, Milo?—pregunté a modo de reproche, pues quería darme una “actitud un poco despreocupada” y afortunadamente lo logré.

 

—No lo sé…

 

—…—callé de nuevo y lo miré fijamente, no sé con qué intención y ciertamente eso ya no importa.

 

—¡No me mires así!

 

—Lo siento, ¿Por qué no me lo dijiste antes?

 

—¡Ya te dije que no lo sé!

 

—ajá…

 

—Sólo se dio así, me he enamorado—de nuevo esas palabras que sabía que no eran para mí, suspiré y me di ánimos para ayudarlo a conquistar a mi amigo.

 

—Está bien, y ¿Qué quieres que haga?

 

—Que me ayudes.

 

—¿A?…—dije mirándole con los brazos cruzados y una media sonrisa.


—Conquistar a Mu.

 

—¿Qué dijiste?

 

—Que me ayudes a conquistar a Mu

—¿Y cuál es la manera de pedirlo?—sonrió y me recordó a la primera vez que pude ver esa sonrisa.

 

—Camus, amigo mío, te pido de la manera más atenta que me ayudes a conquistar a Mu, por favor Camus, tú que eres el mejor de todos los amigos, dígnate a escuchar esta plegaria de tu amigo—dijo mientras ponía la cara de cachorrito “tierno”, suspiré y sonreí, “Milo nunca cambiaría” me dije a mí mismo.

 

—No era necesaria tanta elegancia emanada por ti, aunque aprecio el esfuerzo—dije con una leve sonrisa— bien, a Mu le gusta el helado de fresa, ama el color azul, ama los peces y odia la mayonesa, además tienes un punto a tu favor, a él le gustan los griegos, pues su anterior noviazgo fue con un griego, así que échale ganas, Milo—ya está con esas palabras terminé de matar a mi propio corazón, quizás algunos dirán “qué valiente” por ayudar a mi amigo sabiéndome enamorado de él y otros dirán “qué cobarde” por no declarármele, pero ¿Cómo lo haría, si su corazón pertenecía a otro? Y lo peor ambos eran mis amigos.

Pasaron los días del calendario demasiado rápido, pronto llegó Enero, la nueva venida del año nuevo y con ello Shura, un amigo que resultó ir en la misma escuela, pero distinto salón.

Caminaba por el jardín en solitario, pues desde que él me había contado sobre lo de Mu, había decidido alejarme un poco de Milo, pues no quería que Mu pensara que me gustaba. Iba tan sumido en mis pensamientos que no me di cuenta que tropecé con alguien e irremediablemente caí al suelo.

—Disculpa, no era mi intención hacerlo tropezar—dijo un chico de mi edad con el cabello azabache, a juzgar por su acento, aseguraba que era español.
—Ahh…no se preocupe—dije mientras me levantaba—yo no me venía fijando por dónde venía, disculpe…

—Shura, mi nombre es Shura.

—Ah… sí, el mío es Camus.

—Mucho gusto—dijimos al unísono y sonreímos.

—Te invito algo—dijo mientras me volvía a sonreír, le correspondí y asentí. Generalmente no hubiera aceptado, pero quería distraerme y olvidar un poco a Milo.

Caminamos por las calles de París, mientras platicábamos de nuestros gustos, me enteré de que era español, pero venía a la escuela de intercambio, que era signo capricornio, entre otras cosas. Paramos en una tipo plaza y decidimos comer una pizza, pues hace tiempo que no comía una, nos formamos para pedirlas, cuando sentí una mirada demasiado penetrante, no quise voltear, pues pensé que eran paranoias mías, pero la insistente mirada estaba ahí, contra mi espalda, volteé para encontrar al causante de las miradas, mi sorpresa fue mayor cuando vi a Milo ahí, con sus turquesas mirándome.

El tiempo se detuvo. En ese instante no había ni Shura, ni Mu, sólo él y yo. Mi corazón comenzó a latir desbocado, escalofríos empezaron a recorrer mi piel, pero me vi obligado a regresar a la realidad por murmullos que sobrepasaban mi realidad.

—¿Eh?...—dije aún desorientado, pues mi mente había viajado lejos, tanto que, perdí la noción del tiempo y espacio en el que me encontraba.

—Jaja te decía que si conocías a aquel chico—contestó mientras señalaba con sus ojos a Milo.

—Ahhh…sí, es mi amigo—contesté con una leve sonrisa—¿Quieres que te lo presente?

Asintió y sonreímos al mismo tiempo, caminamos lentamente hasta posicionarnos al lado de Milo y Mu.

—Hola, Milo, Mu…les presento a Shura—dije mientras él saludaba a los susodichos. Me miraron y saludaron, pero sin una sonrisa, el ambiente estaba tenso, Milo apretaba sus puños y su mandíbula se contraía en señal de molestia, en aquel momento pensé que era porque habíamos interrumpido un momento “mágico” entre él y Mu. Por lo que inventé una excusa con la intención  de retirarme con Shura.

Muy tarde comprendería el porqué de su molestia.

Los días seguían pasando, sin darle tregua a detenerse un momento, los días pasaban con rapidez, el sol salía, cobraba fuerza y después se escondía brindándole un espacio de protagonismo a la luna. No supe en qué momento la relación de Milo y yo se tornó tensa, ya no nos hablábamos, nos evitábamos, nuestras miradas no se encontraban; una tristeza me abordó, pues aunque tenía a Shura a mi lado-mi nuevo amigo-Milo me faltaba, porque nunca pudo sustituirle.
Pronto llegó mi cumpleaños y la tristeza se acrecentaba más, pues recordaba los momentos a su lado.

Jamás imaginé que al finalizar ese día, mi vida cambiaría para siempre.

Me llamaste pidiendo vernos a altas horas de la noche en un jardín de por mi casa, accedí sin decirte nada, pues pensaba de que te habías metido en un lío y pedías mi ayuda…y yo no podía negarte nada, a excepción de lo que venía después.

—Milo más te vale decirme qué es lo que quieres, no puedo creer que levantaras a estas horas de la noche para…-callé al ver que me miraba fijamente con esas turquesas que moriría por volver a ver.

—¡Camus te amo!

Quedé estático al escuchar esa declaración tan repentina. Jamás me imaginé que Milo me dijera tales palabras que resonaban en mi cabeza como tintineos de campanillas. Bajé mi cara permitiendo que mi  flequillo ocultara parte de la misma y sonreí amargamente, pues las palabras que tanto deseaba escuchar tiempo atrás, ahora me causaban un gran dolor.

 

—¿Por qué?—dije con voz entrecortada, mi respiración se estaba dificultando y mis piernas estaban flaqueando, quería correr y dejarlo ahí, pero también quería saber por qué me estaba diciendo tales palabras.

 

—No lo sé—respondiste— sólo sé que a tu lado me siento completo, que tú eres la persona que me satisface y me hace sentir feliz, Camus, siempre fuiste tú. Lamento el decírtelo ahora, que es tu cumpleaños, pero no soportaba más esto—dijo mientras señalaba su propio  corazón—Eres la persona que siempre he estado buscando Camus, yo te amo, es de único que estoy seguro.

 

 

—¿Crees que Mu y yo somos objetos que puedes manejar a tu antojo?—dije al borde de la ira, apreté mis puños y levanté mi vista, miré fijamente esas turquesas confusas y no pude retener las lágrimas que intentaba reprimir.

—No, Camus, no son objetos, yo…—dijo mientras trataba de acercarse.

—¡Déjame!—grité enojado, no me permitía pensar, mi ira me dominaba—¡No sabes lo que tuve que hacer para…!—“hacer que Mu y tú estuvieran juntos” completé en mi mente, pero lo callé, no valía la pena decírselo ahora.  

—¿Para…?”

 

—No tiene importancia”… “No te quiero ver, al menos por hoy—dije con la voz entrecortada y sin más corrí, dejándolo en la intemperie, no supe lo que pasó con él, no sé si se fue a su casa o recurrió a uno de sus tantos amigos.

Corrí, corrí y corrí a todo lo que mis piernas me lo permitían, llegué a mi casa exhausto y corrí a acotarme en mi cama, quise llorar, pero una llamada, hizo que detuviera mi acción, estuve tentado de colgarla, pero siempre había sido de “buenos modales” y esta no iba a ser la excepción.

—¿Hola?—dije, pues no sabía quién estaba al lado de la otra línea.

—Ahh…hola Camus…

—Hola Shura ¿Qué sucede?

—Yo, Camus…no sé cómo decir esto, no sé cómo lo vayas a tomar—dijo en apenas un susurro.

—Pues dilo, sé directo—dije animándolo a hablar, pues quería que esto terminara rápido para irme a la cama y dormir aunque dentro de mí sabía que no dormiría.

—Camus…me…gustas—callé abruptamente, no me lo esperaba, dos confesiones en el mismo día, me iba a volver loco.

—Yo…Shura…

—Ya sé que no te gusto, sólo quería que lo supieras, no me animaba a decírtelo en persona, por eso te llamé.
—Lo lamento Shura…

—No te preocupes, Camus. Bueno, tengo que irme a dormir, buenas noches.

Colgué cuando dijo las últimas palabras, definitivamente esa noche no dormí. Pensé en las posibles salidas al problema, pero me decidí por la más fácil, irme de aquí y estudiar en Japón, quería estar lejos. Me sentía culpable, sentía una gran tristeza por Mu, pues días antes me había confesado que por fin le gustaba Milo y horas antes éste me había dicho que me amaba, sinceramente no podía permitirme el lujo de lastimar a Mu, él siempre había sido bueno conmigo y no quería hacerle daño.

Tomé el primer vuelo del día siguiente a Japón, quería empezar de nuevo y olvidarme de todo, de Mu, de Shura…de Milo.

No pude.

Siempre que iba a un lugar hallaba algo con qué relacionarlo con él, pasaron cinco primaveras cuando tomé la decisión de regresar y no fue por mí, oh no, sino por un amigo, Aioria.

Se preguntarán en cómo nos conocimos, Milo anteriormente me había hablado de él, pero no lo conocía en persona, no, hasta que nos tocó trabajar juntos y nos hicimos buenos amigos.

Fue un siete de febrero, cuando Aioria me preguntó por ti y le contesté que no sabía.

— ¿Lo extrañas?—me preguntó mientras comíamos, pues teníamos tiempo libre.

—Sí…—afirmé, pues aún no te podía olvidar.

—¿Lo amas?—dijo mientras me miraba con sus orbes esmeraldas

—Sí…

—¿Por qué no regresas?

—Por lo de Mu, tú ya sabes…

—¡Por dios Camus! ¡Eso pasó hace cinco años!

—¡Ya lo sé!—exclamé, pues claro que lo sabía, pero no me lo perdonaba.—Aioria, desde un principio Milo quiso a Mu, no a mí…

—Camus, siempre te quiso a ti, no hubo un momento en lo que no se preocupara por ti, él siempre te amó y yo creo que lo sigue haciendo.

—Yo…

—Mira Camus, él ni siquiera sabes dónde estás, pero te aseguro que ha estado buscándote para tener una oportunidad contigo, pero sino apareces, él va encontrar a alguien que le quite esa tristeza que TÚ le has dejado.

No pude replicar, pues tenía razón, sonreí y le di las gracias. Salí del trabajo y tomé el primer vuelo que salía a Francia.

Aterricé  en París a las diez de la noche, recorrí la ciudad maravillándome de sus paisajes, una melancolía me recorrió, cerré los ojos y me permití las alegrías y tristezas de cada lugar, suspiré cansado y decidí visitar a la persona que tanto ansiaba ver, recorrí las calles y por fin llegué a donde tanto ansiaba llegar.  Caminé lentamente y me instalé a unos cuantos pasos de su puerta, quise tocarla, pero me abstuve. Sonreí y me sumí en mis pensamientos.
                                               
                                                             Come up to meet you
                                                                Tell you I'm sorry
                                                 You don't know how lovely you are

—Camus...—un escalofrío me recorrió al momento de escuchar mi nombre en esos labios ajenos, su voz masculina, pronuciando mi nombre, fue algo fuera de lo normal, pues mi corazón empezó a agitarse como antes.

—Milo…—respondí en apenas un susurro.

                                                                 I had to find you
                                                              Tell you I need you
                                                            Tell you I set you apart

                                                              Tell me your secrets
                                                       And ask me your questions
                                                       Oh, let's go back to the start

— ¿Cómo estás?—me preguntaste con una sonrisa.

—Bien… y ¿tú?—respondí un poco cohibido.

                                                                    Running in circles
                                                                    Coming up tails
                                                             Heads on a science apart

Bien…—No dijimos más, nos sumimos en un incómodo silencio, mirándonos fijamente, esperando quizás que alguien dijera algo.—¿Quieres…entrar, Camus?

Asentí y nos adentramos a su casa, era tal como la recordaba, sonreí al recordar los tantos momentos que había estado en ella, jugando con Milo, divirtiéndonos a cada momento y ahora me resultaban viejos recuerdos.

— ¿Quieres algo de tomar?...

—Sí, agua por favor…Milo…—él asintió levemente y se dirigió a la cocina, perdiéndose en ella.

A los minutos regresó con un vaso de agua, se lo agradecí y callamos por unos momentos.

—¿Camus?…

¿Sí?...

—Sé que te parecerá un poco atrevido, pero —me miró con esas turquesas que tanto anhelo— ¿Has tenido a alguien en tu vida durante estos años?

Mentiría si dijera que la pregunta no me tomó por sorpresa, pues no me la esperaba y menos de esa manera.

—No…—respondí mientras él me miraba fijamente.

—…Entonces ¿Tengo oportunidad contigo?


                                                             Nobody said it was easy
                                                      It's such a shame for us to part
                                                              Nobody said it was easy
                                                   No one ever said it would be this hard
                                                          Oh, take me back to the start

 
Mi corazón dejó de latir, mi respiración se volvió entrecortada y no supe nada más hasta que volviste a hablar.

                                                        I was just guessing
                                                    At numbers and figures
                                                  Pulling the puzzles apart

                                                      Questions of science
                                                      Science and progress
                                             Do not speak as loud as my heart

—Camus, sé que hace tiempo no me confesé de la manera correcta…yo…sé que soy impulsivo, pero ese día me pasé, no me puse a pensar en tus sentimientos, sólo en los míos y por eso te perdí...no quiero volverte a perder, quiero que comencemos de nuevo, sé que nadie dijo que el comenzar fuera fácil, pero tampoco…difícil…Porque…yo te amo, Camus.

De nuevo esas palabras pronuciadas tiempo atrás, se volvían al presente. Vi su rostro entristecido y me dolió verlo, quizás, sólo quizás si me permito olvidar un poco y comenzar de nuevo, pueda ser feliz, porque lo quiero, no, mejor dicho, lo amo.
                                                          Tell me you love me

                                                      Come back and haunt me

                                                      Oh, and I rush to the start

                                                            Running in circles

                                                              Chasing our tails

                                                         Coming back as we are

—Milo…—dije mientras me acercaba a él, le tomé el mentón y le sonreí—Claro que tienes una oportunidad conmigo, aunque eso debería decirlo yo… Milo…¿Tengo una oportunidad contigo?...

                                                            Nobody said it was easy

                                                  Oh, it's such a shame for us to part

                                                           Nobody said it was easy

                                                  No one ever said it would be so hard

                                                          I'm going back to the start

 

Sonreíste y me abrazaste, por fin durante mucho tiempo pude presenciar el calor de tu fuerte cuerpo, tomaste mi cintura y pusiste tu cara en mi cuello, mientras yo me abrazaba del tuyo.

—Te amo Camus…feliz cumpleaños número veintiuno —susurraste de nuevo y me miraste a los ojos, te sonreí y me correspondiste.

—Yo también te amo, Milo.

Sonreíste de nuevo y te acercaste lentamente a mí. No retrocedí como tantas veces atrás, sino que también me acerqué hasta que juntamos por primera vez nuestros labios, al principio me besaste con una timidez poco propia de ti, pero con el pasar de los segundos el beso se convirtió en uno cada vez más demandante, lleno de pasión contenida entre nosotros, sentía tus labios carnosos chocar contra los míos mientras tu lengua se habría paso en mi cavidad, lamentablemente nos vimos en la necesidad de separarnos, pues la falta de oxígeno fue la principal causa de ello. No me enojé por ello, ya tendríamos tiempo después, al fin de cuentas tendríamos muchos cumpleaños que celebrar.

Sonreí con una alegría inmensa, porque al fin estaba con la persona que ocupaba todo mi corazón, porque quizás, sólo quizás tú tenías razón "Nadie dijo que comenzar fuera fácil, pero tampoco difícil"…

Notas finales:

Gracias a todos por leer el fic!! *-*/

Acepto críticas constructivas, ya saben que estoy abierta a todo eso xD

Además si gustan poner lo que lesgustó de la historia, me haría feliz :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).