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Roma por Samu

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Notas del capitulo:

Bueno tal y como me pidio alguien aquí pongo las fichas descriptivas d elos principales personajes.

Nombre: Alejandro
Descripción física: Alto, moreno, de ojos marrones y cuerpo atlético
Descripción mental: Persona de buen corazon pero que no soporta el adulterio. Luchador entre las tropas del ejercito romano y comot al experto espadachin. Sintió algo al ver a Julio y no dudo un instante en comprarle, ¿Habra algo detras de ello?

Nombre: Julio
Descripción física: Pelo corto, rizado y rubio, unos ojos azules como el agua del mar y un cuerpo bien formado.
Descripción mental: Fiel a su señor aunque eso le cueste la vida, como lo ocurrido con Penélope. Persona tímida que siempre cumple las ordenes recibidas al igual que Alejandro al verlo, él también sintio algo con el tiempo al estar junto a Alejandro.

Nombre:Penélope 
Descripción física:  Una mujer de largos cabellos rubios, ojos verdes. Hija de un rico, mujer deseada y conseguida por todos los hombres ya sean del populacho de la alta alcurnia.
Descripción mental: Adultera, mentirosa y traicionera.

-¿Qué te ha pasado?-Alejandro observo las múltiples heridas sangrantes de Julio. Este le dirigió una mirada dura.
-¿Acaso me creerías?-Era la segunda vez que le faltaba al respeto a su señor por lo que esta vez si se esperaba la muerte.
Alejandro no supo que decir. Le dirigió una mirada a su esposa y observo sus manos. Se acerco a ella corriendo y las miro desde mas cerca estaban rojas. No le había dado tiempo a limpiar las manos. El hombre furioso cogió a su esposa y la subió al dormitorio.
Desde el pequeño cuchitril de Julio este escuchaba la fuerte discusión que mantenían marido y mujer.
 
-¡¿Por qué te preocupas tanto por un esclavo?!-dijo incrédula su esposa.
-No es él esclavo, es lo que has hecho, ¿Por qué lo hiciste?-Ante el silencio de su esposa Alejandro la empujo contra la pared-¡Con cuantos hombres te has acostado!-Su mujer seguía sin hablar-¡Habla maldita ramera! No te importo mucho hacerlo mientras yo estaba fuera-
-¿Piensas creerle a él antes que a mi? ¿Qué a tu esposa?-
-Dime porque le azotaste sino fue porque había dicho algo que te comprometiera. ¡Dame una buena excusa!-Alejandro no cabía en si mismo de la ira.
-He tenido que esperarte mas de dos años en un matrimonio de tres años. ¿Crees que la mujer no tiene necesidades? ¿Me negaras que no te has revolcado con alguna otra mujer en mi ausencia?-
-Si, te lo negare. Yo te he sido fiel siempre-
-Si... seguro... ¿Y qué fue del rumor ese de la hija del panadero?-
-No fue mas que eso, un rumor. ¿Crees todo lo que te dicen?-
Un silencio  incomodo inundo la habitación.
-Creo que lo mejor será que me vaya-dijo Penélope dirigiéndose hacia la puerta.
-Espera-La mujer se detuvo satisfecha, le pediría perdón y todo seguiría como hasta ahora-No creas que te iras tan fácilmente, me perteneces así que te quedaras aquí y trabajaras como las empleadas de la casa, a partir de ahora eres una esclava como ellos y tu para mi solo serás... algo con lo que entretenerme...-Alejandro se dirigió a la puerta y observo a su esposa una última vez-Y tranquila... ningún hombre volverá a visitarte a parte de mi-
-¿Te ha dicho tu adorado sirviente que me acompaño una de esas noches?-
-Mientes, ¿Para qué ponerse en peligro? Te aconsejo que no mientas más si no quieres un castigo peor-Alejandro bajo las escaleras y dio ordenes estrictas a los guardias de que no dejaran entrar y salir ni a Penélope ni a ningún hombre que no viviera en la casa.
 
Julio se hallaba en su cama recostado intentando conciliar un sueño reparador. La puerta de su pequeña habitación se abrió, Alejandro entro en la habitación y le observo.
-Perdóname-musitó mientras se sentaba a su lado observando su espalda la cual aún sangraba un poco por las múltiples heridas que la marcaban.
-¿Qué? No tengo nada que perdonaros, sois mi señor, no os pongáis en una situación así, os lo ruego-Aunque a Julio le molestaba que Alejandro no se hubiera creído lo de su esposa aún seguía sintiendo algo.
-Por mi culpa has sufrido esta mutilación-dijo acariciando las heridas.
-No... tiene importancia-dijo Julio mientras intentaba erguirse mostrando por el pecho también marcas.
Alejandro no podía parar de observar las heridas, era una lastima que un cuerpo tan bello hubiera sido torturado. Tenía también marcas en las muñecas aunque de hace bastante mas tiempo.
-¿Qué te paso en las muñecas?-
-Son de los grilletes...-
-Es una pena que....-intento decir Alejandro.
-Tranquilo, no es la primera vez que me pasa algo así...-
Alejandro comenzó a acariciar las heridas del pecho lentamente. Acerco su cara a la del joven sirviente quien sentía el impulso de sellar sus labios aunque debía contenerse.
Cada vez mas cerca... Alejandro unió sus labios con los de Julio quien aún sorprendido disfrutaba del beso.
Su señor se echo sobre él mientras seguía besándole comenzó a bajar lentamente aunque un grito de Julio le detuvo.
-No... por favor... me duele... mucho-pidió Julio.
-Esta bien... no quiero hacerte sufrir aún mas-dijo sonriente Alejandro quien se separo de él y se dirigió a la puerta mientras que por una de las ventanas Penélope observaba a ambos furiosa.

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