—Vamos, Kookie, levántate. Se te hará tarde, mocoso —me dijo mi hermano lo más suave que pudo mientras me zarandeaba de un lado a otro. Gruñí y me volví para el otro lado, ignorándolo. Quería seguir durmiendo—. ¡QUE TE DESPIERTES YA, HOSTIA PUTA! —y me pegó una soberana torta en todo el brazo. Me acabé de despertar al instante, totalmente cabreado. Para ser un enano de mierda no veas la fuerza que tenía…
—Joder, ya voy Jiyong. No hace falta que me muelas a palos, hombre —refunfuñé con la voz ronca por el sueño mientras me rascaba los ojos. Qué puto sueño tenía…
—Es que es así o no te levantas, pedazo de vago. Vamos, que ya te tengo preparado el desayuno.
—Ya voy, hyung.
Me levanté de forma lenta y somnolienta, realmente no quería dejar atrás mi cama. Pero por desgracia había que hacerlo. Me dirigí al baño, meé y me lavé la cara. Admiré un rato mi cabello pelirrojo oscuro, había sido todo un acierto teñírmelo de este color. Es rojo oscuro, no rojo fósforo como el de Jiyong, el cual se nota a kilómetros. Realmente me encantaba mi pelo, aunque mi cara no fuese nada del otro mundo. Recientemente me había hecho el tercer pendiente en mi oreja izquierda, por lo que ya tenía tres en cada oreja, como yo siempre quise.
Dejé mi momento baño para dirigirme a mi armario para vestirme. Nada fuera de lo común, unos vaqueros combinados con unas Converse negras y una camiseta de manga corta del mismo color. Sí, me gustaba mucho el color negro, aunque el rojo también me agradaba bastante.
Me dirigí al salón a desayunar junto con Jiyong. Realmente estaba nervioso por lo que me deparaba el día de hoy…
~*~
Llegué al instituto luego de unos interminables quince minutos de camino. Jiyong no podía llevarme hoy porque él tenía clase por la tarde, así que me tocó ir a patita.
En la puerta me encontré con Taehyung y Hoseok, tan sonrientes y brillantes como siempre. ¿No les dolía la cara de sonreír tanto? Mi pelinaranja amigo se abalanzó a mí con un abrazo de oso —más bien de oso pardo, porque Taehyung no es que sea precisamente pequeño. En serio, casi me peta una costilla— y Hoseok me revolvió el cabello. Les sonreí en respuesta, qué adorables son. Y qué adorables serían si algún día llegan a estar juntos, dignos de fanfic.
—¡Kookie! ¡Tú y yo estamos en la misma clase! ¿No es genial? —me habló Tae todo ilusionado. Una parte de mi se sintió aliviada, al menos no me habían cambiado de clase a mi mejor amigo.
—¿Que sí? ¡Ay, qué bien! Estaba yo bastante nervioso por si te cambiaban, mi churri —Hoseok me miró un poco mal, a lo que yo reí. Qué malos son los celos, querido caballo.
—Bueno, chavales. Yo me voy a la escuela de artes. ¡Que os vaya bien! Y TaeTae… —mi amigo le miró curioso, aunque un poquito sonrojado—. Espérame cuando salgas del instituto, ¿quieres? Podríamos salir a merendar a la heladería que han abierto nueva por la zona.
Podría escuchar el OH DIOS MÍO, SOCORRO, HELP, QUE ME ESTÁ DANDO LO MALO que Taehyung estaba gritando por dentro. Me limité a sonreír mientras daba un codazo a mi mejor amigo.
—C-claro, Hoseok… Estaré encantado. A-a la salida nos vemos, ¿v-vale? —tartamudeó mi amigo como pudo, rojo de la vergüenza y, ¿emoción?
—Por supuesto —J-hope guiñó un ojo y mi amigo ya acabó de mojar bóxer— ¡Nos vemos, criaturitas!
Ambos lo despedimos con la mano y nos dispusimos a entrar en el centro. Ah, olvidé decirlo. Hoseok no va a nuestro instituto, puesto que es mayor que nosotros. Él se graduó el año pasado y ahora asiste a una escuela de artes que está cerca de aquí. Su sueño es ser pintor, pero también le gusta mucho bailar, y lo hace realmente bien. Cuando conocí a Taehyung en primero de bachiller, también le conocí a él ya que era amigo de Tae. Se llevan conociendo desde hace varios años. Desde que Tae repitió en la secundaria, concretamente. Hoseok repitió dos cursos en la primaria debido a la mudanza y que le costó adaptarse, por lo que siempre ha ido un curso delante de mi y de Tae desde que repitió él también. Un poco lioso, lo sé. Así que quedaros en que va un curso por delante de mí y Taehyung y punto.
—Oye, Tae. ¿Quién hay más en nuestra clase? —pregunté curioso a mi amigo pocos pasos antes de entrar a la que sería nuestra nueva aula.
—Hmmm… Están Im ChangKyun, Lee DongMin, Choi JunHong, BamBam… Por suerte, está más de la mitad de la antigua clase, exceptuando a unos pocos. Ah, también está Park Jimin.
Fue escuchar el último nombre y un nudo se me formó en mitad de la garganta. El segundo temor que tenía respecto a mi clase era que Park Jimin estuviese en ella…
—¿P-Park Jimin? —balbuceé, seguramente más pálido que la pared que había al lado. Taehyung me sonrió tranquilizador.
—No te preocupes por él, Kookie. Si estás conmigo, nada va a pasarte. Recuerda que yo más o menos me llevo bien con él ya que somos del mismo año y bueno… sabes que las fechas de nacimiento acercan a las personas.
—Supongo… pero ya sabes el miedo que le tengo, Tae. Y sabes perfectamente lo malo que es Jimin.
—Ay, tonto. Ya verás como no te dice nada. No va a ir insultando a todo aquel que se le ponga por delante, ¿no crees? —intentó tranquilizarme Taehyung con una cariñosa sonrisa. Yo asentí con otra sonrisa cuando sonó el timbre anunciando que había que entrar en clase….
Entré al aula y me senté en el fondo luego de saludar a los compañeros que conocía del anterior curso. Uno que me causa mucha simpatía es ChangKyun, pero nunca me he preocupado de acercarme a hablarle.
Me las arreglé para sentarme al lado de Taehyung, quien me sonrió y comenzó a hablar de cosas triviales y de su cita con Hoseok.
Luego de un rato en el que estuvimos sentándonos donde quisimos, entró el profesor de biología. Él era castaño, de anchos hombros y cara bonita, muy bonita. Aparentaba tener poco más de veinte años, por muy fuerte que parezca teniendo en cuenta que es profesor de bachillerato.
—Hola, alumnos. Mi nombre es Kim Seokjin, aunque podéis llamarme Jin —se comenzó a presentar el joven profesor con una sonrisa que juro que me deslumbró—. Y aparte de vuestro profesor de biología, quiero ser alguien en quien podáis confiar.
No sé, pero Jin realmente me llamó la atención. Y realmente se le ve muy joven, quizá un poco mayor que Hoseok. También es muy guapo…
El profesor Jin nos invitó a presentarnos cuando la puerta se abrió de pronto en cuanto terminamos. Todos nos quedamos callados durante el instante en el que un chico no muy alto con negra cabellera entró con un poco de mal humor.
Park Jimin. A decir verdad, le recordaba más alto.
—Oye, tío, no me mires con esa cara. Sólo he llegado diez minutos tarde por motivos que a ti ni a nadie le importan. ¿Me sigues? —comenzó a hablar Jimin al notar la seria mirada de Jin y adelantándose ante la pregunta de que por qué había llegado tarde. En verdad, la voz de Jimin no era muy grave. Más bien era aguda y, joder, bastante bonita. No, nunca le había escuchado hablar.
—Park Jimin… No es que me hayan hablado muy bien de ti, joven. No debería de dejarte entrar en clase por el hecho de que no han sido diez, sino VEINTE minutos —pronunció el profesor, intentando mantenerse calmado.
—Como si me importara lo que te hayan dicho de mi, bastardo. Ahora, deja de dar por culo y déjame entrar —Jimin empezaba a elevar el tono de voz y la tensión iba aumentando. Si uno de los dos no cedía, algo chungo iba a pasar… No soporto a ese tío, siempre buscando problemas…
Jin suspiró derrotado, sabía que no tenía llevarle la contraria a alguien como Park Jimin.
—Está bien, ya que estamos todos, he de distribuir los lugares en los que os sentaréis durante mi clase —Un nudo se formó en mi estómago al escuchar eso. Lo peor es que en estos casos, si ven que la alineación en clase es la correcta, cambiarían a esa durante TODAS las clases… No quería separarme de Tae—. Kim Taehyung, muévete dos sitios a la izquierda.a
—Adiós, hermanito. Te recordaré siempre —dijo Taehyung mientras se limpiaba una lágrima falsa.
—Te echaré de menos amigo, hermano y compañero… —le dije agitando un boli como si fuese un pañuelo, a modo de despedida. La clase comenzó a reírse, menos Jimin, quien mantenía una expresión neutra.
Tae acabó de recoger sus cosas y se movió al sitio donde le había sido ordenado. Ahora sí que tenía miedo. ¿A quién pondrían a mi lado?
Jin acabó de recolocar a los alumnos —al ser una modalidad de bachiller en la que nadie solía meterse, no llegábamos a los quince alumnos en clase— pero aún así, afortunadamente seguía en el sitio del fondo en el que me senté al lado de la ventana.
—Por último, Park Jimin, siéntate en el sitio libre a la derecha de Jeon Jungkook —apuntó en mi dirección—. Procura no molestarle mucho durante el curso, ya que no habrá cambios.
Me puse más pálido que la pared cuando Jimin fijó sus oscuros ojos en mi persona, repasando mi figura sentada y petrificada de arriba abajo. No, por favor… Mi día ya no podía ir a peor con semejante mameluco sentado a mi lado. Me mordí el labio mientras un sudor frío recorría mi espalda.
—Lo que tú digas, bastardo.
—Kim Seokjin, jovencito —corrigió Jin con su bonita sonrisa.
—¿Jovencito? Ni que me sacaras veinte años… Seguro que no llegas ni a los treinta —respondió Jimin, mientras se sentaba a mi lado de forma más bien pasota. Tragué duro.
—No, no llego a los treinta. Tengo veintitrés años, acabo de terminar la carrera —dijo Jin, sin borrar su sonrisa de la cara. ¿Pero qué? ¡¿Sólo era tres años mayor que Hoseok?! —Me adelantaron un par de cursos en secundaria debido a que soy superdotado.
—Pues la cara de gilipollas no te la quita nadie —soltó Jimin, sin ningún tipo de educación ladeando una sonrisa que, por desgracia, era sexy. ¿Pero qué coño estoy pensando? ¡Ese bastardo es de todo menos sexy! Creo.
—Lo que tú digas, ahora cállate y deja que comience la clase —suspiró Jin, ahora borrando la sonrisa de la cara. Aunque me preocupase, algo me decía que éste hombre sabría cómo hacer frente a Jimin.
Empecé a sacar los libros y una vez sacados, no pude evitar mirar a Jimin de reojo. Aunque fuese un maleducado y un chusma, hay que aceptar que el chico era guapo. Era un poco más bajo que yo, pero tenía un buen cuerpo. Tenía una cabellera negra brillante, un pendiente en el cartílago acompañado por dos en un lóbulo y uno en el otro. Sus mejillas eran carnosas, al igual que sus labios rojizos y… ¿POR QUÉ COÑO ESTOY HABLANDO DE SUS LABIOS? Estoy enfermo.
—¿Quieres dejar de mirarme, niño? Me pones nervioso —se quejó Jimin, mientras dirigía de nuevo mis ojos a mi. Eran oscuros, casi negros. Y llenos de frialdad.
—N-no t-te estaba m-mirando… —balbuceé, totalmente nervioso. Éste tío me pone nervioso, y no sólo porque es peligroso. Es por otra razón que, muy a mi pesar, no consigo descifrar.
—Como sea, ¿cómo te llamas, conejito? —me preguntó, relajando un poco su expresión de pocos amigos. Creo que me iba a desmayar mientras Jin explicaba la evolución. Si con cara de cabreado era guapo, ahora lo era el doble. ¡Jeon Jungkook, deja de pensar así de él! ¡Que es Park Jimin!
Un momento… ¿¡Conejito?! ¿Qué puta mierda era esa? Además, ¿Jin no dijo mi nombre antes? De verdad que era irritante…
—J-Jungkook… Y-y no me llames eso… —susurré rojo como un tomate y mirando al infinito. Jimin soltó una risotada que logró ponerme los vellos de punta.
—¿Jungkook? Bah, me gusta más Conejito. Tienes unos dientecillos de conejito, realmente adorables. Te llamaré así, Conejito —dijo Jimin con un estridente tono de voz. Vale, empezaba a darme miedo… Y tampoco quería que me llamase Conejito por mis dientes… Tengo un complejo enorme con ellos.
—N-no me gusta que me llames eso… —podía sentir mis ojos aguarse. Oh, vamos, Jungkook, ¿vas a llorar por lo que te diga el restrasado este?
Jimin volvió a reír.
—Creo que Biología se acaba de convertir en mi clase favorita.
Y ahí quedé petrificado.