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La Ley de la Atracción por MikaShier

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La sorpresa llevó a Rin a colocar ambas manos en el pecho de Sousuke y empujarlo mientras su espalda chocaba contra la puerta, más este no se movió. Los labios del más alto se movían de una forma algo ruda sobre los del pelirrojo, quien pronto se rindió a la lucha y entreabrió la boca, dejando que Sousuke le acariciara la lengua con la propia.

 

Sabía a qué estaba mal, pero aún así, dio aquello que el otro pedía. Porque su cuerpo no estaba negándose. Se descubrió a sí mismo rodeando el cuello del mayor con los brazos y pegando el cuerpo al contrario, chocando su abdomen con el de Sousuke.

 

Algo hizo clic en sus cabezas y, en un movimiento simultáneo, Rin se alejaba lo más posible de su mejor amigo mientras éste hacía lo propio hasta caer al piso. Sus labios ardían y palpitaban. El sabor del otro se había impregnado en sus bocas y sus respiraciones entrecortadas no hacían más que afirmar lo que había sucedido.

 

Rin se tomó de la cabeza, recuperando el aliento y librando la tensión del cuerpo, despegándose de la puerta.

 

— ¿Qué...?

 

— No sé por qué lo hice —declaró Sousuke, ocultando su vergüenza a pesar de que ésta se hacía notable en su voz. Rin tragó en seco—. No... No era tu primer beso, ¿o sí?

 

Al pelirrojo le hubiese gustado contestar de inmediato, pero tuvo que recurrir a sus recuerdos para dar con la respuesta. Definitivamente, ya había sentido un par de labios sobre los suyos antes de Sousuke. Aunque no sabía a quién pertenecían ni en qué momento había sucedido. Su confusión era tal que pronto se encontró preguntándose a sí mismo si en verdad había pasado algo como eso.

 

—No... Creo que no.

 

—De todas formas... No volveré a hacerlo. No sin tu permiso.

 

Esa noche, Rin no pudo pegar el ojo durante un buen rato, observando la litera de arriba mientras escuchaba música en su reproductor. Se sentía extraño, una parte de él quería que Sousuke bajara y terminara con lo iniciado. Pero la otra quería darle una buena paliza.

 

¿Era amor?

 

Su corazón se aceleraba, pero no sabía si era debido a la experiencia anterior o al propio Sousuke. De todas maneras, no sentía gran importancia al respecto. Sin embargo, un sentimiento pesado se albergaba en su pecho, oprimiéndolo y causando confusión en todo su cuerpo. Dejó el aire salir de sus pulmones mientras se giraba para abrazar su almohada con fuerza.

 

Quizá solo estaba paranoico y Sousuke necesitado.

 

___________________

 

Nagisa se sentía extrañamente nervioso. Sobre todo por el hecho de que sus impulsos lo habían guiado hacia aquél lugar. El WcDonald's era un restaurante de comida rápida comúnmente visitado por grupos de jóvenes amigos y algunas parejas o familias -prácticamente el mundo entero-. Él mismo había acudido ahí con sus amigos algunas veces.

 

Pero esa ocasión era diferente.

 

Sus manos jugaban entre sí debajo de la mesa mientras observaba la puerta, en espera de la llegada de su, repentinamente, tan ansiado compañero.

 

Rin entró minutos después con una sonrisa amable hacia las chicas que le habían sonreído primero. Su sonrisa se volvió real cuando la mirada de aquellos ojos carmín chocó con el rosado de los de Nagisa.

 

—Hey —murmuró mientras alzaba el puño y lo chocaba con el menor. Al rubio le gustaba eso de Rin. Saludos varoniles, acciones varoniles, aspecto varonil... Pero, cuando la hora llegaba, era demasiado fácil de leer y desarmar.

 

— ¡Hola, Rin-chan! —saludó, olvidándose del nerviosismo.

 

— ¿Y los demás?

 

Mierda. Nagisa no había pensado en eso. Simplemente, ese sábado había decidido que debía aprovechar que todos tuviesen la mayor parte del día libre (aunque solo invitó a Rin). Era una cita. Una cita prácticamente no correspondida, pues Rin no sabía de sus intenciones. Sonrió inocente.

 

—Creo que olvidé llamarlos —la mirada fastidiada de Rin desvaneció cualquier esperanza de una cita "no cita" perfecta. El pelirrojo sacó su teléfono y comenzó a teclear.

 

—Enserio, Nagisa. Sé que están en eso de los exámenes, pero, ¿estás tan distraído que solo me has llamado a mí?

 

"Rin-chan, que idiota", pensó recargando la mejilla en su puño. Sintió una vibración en su bolsillo y, a su pesar, sacó el móvil

 

"RinRin : Chicos, Nagisa y yo estamos en el WcDonald's del centro comercial. Se le ha olvidado llamar a todos. Vengan. "

 

Rei no tardó en contestar. Nagisa volvió a abrir la conversación grupal, observando a Rin de reojo. Si ese chico supiera que había guardado su contacto como "RinRin" a lado de un corazón, se pondría histérico.

 

"Martillo-chan: Me resulta algo ilógico. Si Nagisa-kun hubiese querido invitarnos, ¿no debió solo publicarlo aquí?"

 

"Caballa-man: Estoy cerca."

 

"RinRin ;: Vamos, solo vengan."

 

"Orquita-chan: Haru y yo comprábamos algunas cosas para el equipo en el S&A Sports, aunque en realidad no hemos encontrado lo que buscaba. Llegamos en tres.

 

"Nagisa: Moooo~. Rei-chan, enserio lo olvidé. Creí haberlo mandado por aquí, pero se lo envié solo a Rin-chan."

 

"RinRin :¡Haru, te veo! O)-(O"

 

"Caballa-man: ¿Eras tú? Creí que era una chica.

 

"Martillo-chan: Lo dudo. Llego en diez."

 

"RinRin ;:¿¡Quieres problemas, Nanase!?"

 

Nagisa guardó el celular y se dedicó a observar a su acompañante. Rin... Qué grosero. Él solo quería pasar un rato a solas y el pelirrojo le sonreía a la pantalla.

 

Le sonreía a Haru. O a Rei. O a Makoto.

 

Sopló el flequillo sobre su nariz e infló los mofletes mientras desviaba la vista al ventanal. Debía resignarse. Sus ojos rosados se clavaron sobre el reflejo de sí mismos. Relajó el ceño.

 

¿Cuándo "Rin-chan" había pasado de "Tiburoncín" a "RinRin" en su teléfono? ¿El día anterior? ¿Por qué quería un momento a solas? ¿Por qué quería acariciar su cabello? ¿Por qué le molestaba que Haru estuviese entrando en el restaurante? ¿Por qué le molestaba el brillo en los ojos de Makoto?

 

Apretó los puños y se obligó a sonreír mientras saludaba con fingida alegría. Estúpida inocencia de Rin. Estúpida vena romántica del pelirrojo. Estúpida estupidez del chico tiburón. ¿Por qué no se daba cuenta de lo mucho que había comenzado a gustarle... desde el día anterior?

 

—Es una suerte que estén aquí, Haru-chan, Mako-chan —musitó el rubio. Los aludidos lo observaron acusadoramente. Ellos lo suponían, que había sido a propósito, tal y como Rei sugirió.

 

—Lo es, ¿no, Nagisa? —el mencionado sonrió tiernamente.

 

— ¿Qué es lo que iban a comprar? —cuestionó Rin, haciéndose a un lado para que alguien se sentase junto a él. Makoto tomó el puesto con una sonrisa amable. Haru se sentó con Nagisa antes de encogerse de hombros.

 

—Quería un traje nuevo. Leí en una revista que hay nueva línea esta semana.

 

— ¿Eh? —Rin sonrió con burla, poniendo el codo sobre la mesa y apoyando su barbilla en la mano— Así que eres del tipo que está a la moda...

 

—Comodidad, más bien —cortó Makoto, obteniendo la atención de Rin— ¿Cómo está yéndote en la Academia?

 

—Podemos hablar de algo más interesante, estoy seguro —respondió, haciendo una mueca de fastidio.

 

—Quizá el por qué Nagisa se olvidó de nosotros —propuso el azabache. Makoto asintió.

 

—A mi tambien me extraña bastante.

 

—Sí, ¿cómo olvidas a alguien como Makoto? ¿O como Haru? O siendo tú, ¿cómo te olvidas de Rei? ¿Tienes la cabeza ocupada en algo?

 

Sí, esa era la simple y escueta respuesta. Nagisa había estado muy ocupado últimamente -desde el día anterior-, planeando una forma de estar a solas con Rin y hacerle ver que ahí había más que amistad, porque ambos podían ser una buena pareja. Porque había química.

 

—Pues... Supongo que sí... En realidad, solo quería hablar con Rin-chan acerca de algunas cosas... —el arrepentimiento cruzó el rostro del aludido por un instante.

 

—Oh... Me hubieras dicho eso. Prometo que saldremos solo tú y yo en otra ocasión —afirmó, sonriendo. Nagisa asintió rápidamente. Bien, no había sido tan difícil.

 

Oh, Rin, si tan solo supieras, pensó mientras le devolvía la sonrisa.

 

Una respiración agitada se hizo presente. Rei arrastró una silla y se sentó a un lado de Haru y Makoto, dirigiéndole una mirada significativa a Nagisa, quien atinó a encogerse de hombros y jugar con el servilletero.  El peli azul saludó con una sonrisa cansada. No sabía por qué, pero había corrido hasta ese local desde la estación. Y no era precisamente cerca.

 

—Makoto, hazte a un lado, ¿quieres? Estás muy pegado —se quejó Rin luego de un rato. El castaño obtuvo un imperceptible sonrojo, luego hizo la silla a un lado—. Bueno, ¿y cuándo vamos a pedir? Ya estamos todos y estoy muriéndome de hambre.

 

—Bueno… Pues supongo que no tenemos que ir a hacer la fila todos —comentó Nagisa antes de sonreír abiertamente— ¡Ya sé! Escojan y Rin-chan va a pedir.

 

—De acuerdo —aceptó Rei, acomodándose los lentes. Enserio estaba algo confundido, pues quería hablar con Nagisa de forma profunda y advertirle que Rin no estaba para jugar con él.

 

—Me parece bien —corroboró Makoto, Rin hizo una mirada de fastidio, pero aceptó incluso antes de que Haru se encogiese de hombros.

 

—Quiero un especial de pescado.

 

— ¡Aquí solo venden hamburguesas, Nanase!

 

Rin no protestó cuando tuvo que memorizar las órdenes de cada quien y levantarse de su cómodo lugar, pues algo hervía en su cabeza. Sentía un revoltijo en el estómago, por lo sucedido con Sousuke el otro día. Porque… Bueno, no sabía que sentía por su mejor amigo de toda la vida, pero entendía que, si la situación volvía a presentarse… Bueno, le gustaría responder adecuadamente. El ser besado había sido una sensación meramente inexplicable. De pronto comenzaba a sentir que podría besar hasta morir, porque le había encantado esa... muestra de afecto. Pero también comprendía que era incorrecto, pues no estaba seguro de corresponder el sentimiento que Sousuke había insinuado. Se decidió mientras recibía el ticket de compra. Lo hablaría con los chicos y ellos lo ayudarían a aclarar su mente, siempre lo salvaban y ésta no tenía que ser la excepción.

 

—Nagisa-kun, ¿qué es lo que quieres con Rin-san? Él no se ha dado cuenta, pero nosotros pasamos cada día contigo y sabemos que tus intenciones no eran precisamente amigables —los ojos rosados del rubio observaron a Rei por algunos instantes, luego miró el cristal.

 

—Me gusta Rin-chan, ¿no es obvio? —a Makoto le dio un vuelco el corazón. Haru apretó los labios.

 

— ¿Desde cuándo te gusta Rin? —cuestionó. El más bajo guió su mirada hacia el pelinegro. Se encogió de hombros y sonrió.

 

—No lo sé, solo lo hace y yo quiero estar con él… Me apoyan, ¿cierto? —Rei observó a Nagisa atentamente. Ja, ¿apoyarlo? ¡¿Cómo podía apoyar a la persona que le gustaba para conquistar a alguien más?! Afortunadamente, él no tuvo que responder.

 

—No es de nuestra incumbencia. Además, sería un milagro que a Rin le cayeras más que bien.

 

—Haru-chan, eso es muy cruel… No será que…

 

—Chicos, ya pedí la comida, pero no les serviré soda —musitó Rin, sentándose y dejándose caer en el respaldo, lanzando el numerito de orden a la mesa—. Además… Quisiera hablar con ustedes, ya que están aquí y son mis mejores amigos.

 

Mejores amigos, que palabras tan cínicas. Nagisa bajó la mirada, intentando sopesar la idea de que Rin lo mantenía en un círculo del cual era prácticamente imposible salir. Ellos no eran lo que él buscaba, el pelirrojo debía tener expectativas para la pareja ideal y ellos vagamente cumplían con algunas características, por eso eran mejores amigos. Por eso estaba en un callejón sin salida.

 

Esta vez fue Nagisa, Makoto y Haru quienes se levantaron por las sodas. Rei clavó la vista en Rin y suspiró. El pelirrojo le sonrió ladino y se inclinó sobre la mesa, apoyando los codos en la superficie de la misma.

 

—Entonces… ¿Cómo va eso de la otra vez?

 

— ¿Se refiere a la natación? —Rei sonrió, asintiendo— Es razonable que vaya mejorando, no dudo ni por un momento que pronto seré capaz de vencer a Haruka-senpai. E incluso a usted.

 

—Se vale soñar, Rei —se burló el pelirrojo, peinándose el cabello hacia atrás—. Pero bueno, sigue esforzándote y quizá un día se haga realidad —Rei asintió.

 

—Entonces tendrá que competir conmigo, Rin-san. Y quizá llegue a verme como un nuevo rival —el aludido soltó una mezcla de risa y bufido, negando con la cabeza.

 

—Claro, si te gusta ser mordido…

 

— ¡Soda de cola para Rin-chan! —Exclamó Nagisa a algunos pasos de distancia, elevando los dos vasos en sus manos— ¿De qué hablan?

 

—Nada importante, Nagisa. Gracias por la soda.

 

—Rin, estuve pensándolo… ¿Por qué no trajiste a Yamazaki-kun? Siempre insistes en que nos llevemos bien —el pelirrojo se sonrojó, tomando la pajilla y bebiendo de su vaso.

 

—Eso es algo de lo que quería hablarles… Más bien, quisiera que me ayudasen…

 

— ¿Qué pasó? —Haru se acomodó junto a él, sonriéndole a Makoto tenuemente, quien le devolvió el gesto, inusualmente irritado por el acto, y se sentó frente a él.

 

—Escuchen, ustedes son mis mejores amigos, como ya lo he dicho. Por eso decidí que puedo confiar en que me ayudarán a aclarar mi mente…

 

—Rin, sabes que puedes confiar en nosotros para lo que sea —corroboró Makoto, con una sonrisa amable que tranquilizó a medias el nerviosismo del pelirrojo.

 

—Sí, Rin-chan —asintió Nagisa, llevándose el vaso a la boca—. Lo que sea.

 

—Bueno… Es solo que… No sé qué hacer. El otro día, después de la práctica en conjunto… Sousuke me esperaba en la habitación y me besó en cuanto llegué. Yo le correspondí, obviamente, pero no sé si yo… Desde entonces me da un sentimiento extraño cuando él está cerca y no sé si eso signifique que correspondo lo que él siente por mí… Por eso decidí que quizá ustedes podían ayudar…

 

¿Celos? Eso no era algo que Nagisa estaba sintiendo, o que Haru experimentaba. Aquella declaración solo dio luz a un camino nuevo. Porque si Sousuke, que era prácticamente hermano del chico, podía besar a Rin, salir ileso y, además, provocar un caos sentimental en su interior…

 

Ellos también podían hacerlo.


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