Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La Ley de la Atracción por MikaShier

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo 4

 

Rin… Rin-chan… Hah… Estás tan… estrecho… Mmh...

 

─Nagisa… eres tan grande…

 

El rubio sonrió, besando los labios del pelirrojo con suavidad. A pesar de ser de mayor estatura, Rin se había dejado hacer. Se había tumbado en su cama de pronto, sacándose la ropa con movimientos provocativos, y había abierto las piernas, como invitándole a acercarse y jugar un poco.

 

Nagisa sabía que estaba soñando, era la única razón por la que Rin gemiría tan sonoramente y abriría las piernas en busca de más, la única razón por la que no estaría conteniéndose con una mueca de fastidio, intentando aparentar estar bien gracias a su orgullo.

 

Despertó antes de que Rin tomara el control, empujándolo para montarse sobre el contrario. A Nagisa le hubiera encantado soñar esa parte también. Suspiró con fastidio y clavó la mirada en el techo. ¿Por qué mierda despertaba tan pronto?

 

Se levantó de la cama y se talló los ojos. Sabía que había una campaña en sus pantalones y tendría que ir a deshacerse de ella al baño. Sin embargo, una pregunta daba vueltas en su mente, una y otra vez. ¿Por qué de pronto tenía sueños eróticos… con Rin?

 

El chico, como cualquier adolescente, o lo que sea, tuvo que librarse del “problema” en su cuarto de baño. No podía contárselo a nadie y tampoco podía pedir consejo a alguna persona, pues no sabía cómo podían reaccionar y… Bueno, no quería que supieran que estaba coladito por Rin. Era consciente de que los demás le dejarían en claro la falta de posibilidades que tenía con el pelirrojo. Suspiró pesadamente, bajo la lluvia artificial de la ducha.

 

¿Qué le estaba sucediendo?

 

_____________

 

Rin se dejó caer en la cama de su habitación para acomodarse los calcetines. Sopló el flequillo que le caía sobre la frente, nunca le había molestado pero… Dado a que estaba frustrado, cualquier cosa era motivo de su irritación.

 

Aquél día, en la salida grupal, los chicos se le habían quedado mirando extraño tras saber lo sucedido con Sousuke y, al final, Makoto había cambiado la conversación, evadiendo por completo el tema y provocando que el pobre pelirrojo que gritaba por ayuda se extrañase. ¡Le habían, prácticamente, ignorado!

 

Entonces, ahí estaba. Preparándose para un jodido día de estudios que sería la típica rutina de la que había variado levemente.

 

Sousuke entró a la habitación ya vestido y le dedicó una mirada de reojo, una que Rin no aceptó. Hizo un mohín de indignación y se levantó para caminar a la salida y ponerse los zapatos.

 

—No puedes ignorarme por siempre —murmuró tomándolo del brazo. Rin jaló de sí mismo, intentando liberarse—. Rin… Estás actuando como un niño.

 

— ¡¿Hah?! ¡Yo no actúo como un niño! —Sousuke alzó la ceja y lo soltó.

 

—Entonces, ¿como qué estás actuando? —Los labios del menor formaron una fina línea. Sí, estaba actuando como un niño. Pero no iba a dar marcha atrás.

 

—Me besaste…

 

— ¿Y? —el azabache estaba exasperándose.

 

No era justo que Rin actuase así por un simple beso. ¡No era nada justo! Lo empujó hasta dejarlo contra la pared y cortó la distancia entre sus labios, regalándole un beso brusco y exigente.

 

Rin intentó apartarlo, pero luego comenzó a devolver los movimientos, acariciando sus labios con los contrarios mientras le rodeaba el cuello con los brazos. Era como si todo se apagara en su mente.

 

Pronto, no tenía los labios de Sousuke en la boca, sino que le besaban el cuello con frenesí. Succionando, mordiendo, al tiempo en que un par de manos traviesas se colaban por su ropa, acariciándole los costados y acercándole más a sí. Haciéndole sentir atacado, o algo parecido.

—S-Sousuke…—Una sonrisa invadió el rostro del aludido, quien pasó una mano al trasero del menor y lo apretó.

 

— ¿Querías evitarme por esto, Rin? ¿Por qué mis besos te encienden? —lo pegó aún más hacia sí, rozando la entrepierna del otro contra su abdomen, lo había alzado un poco. Los colores viajaron al rostro del pelirrojo, quien negó. Sousuke detuvo el movimiento de su rostro, apresándolo por las mejillas con la mano que no le pellizcaba el… Tenía que decirlo, el culo.

 

—Sousuke… Suéltame… Tus besos no me encienden…

 

Es una reacción física.

 

Estuvo convenciéndose de ello durante toda la mañana, después de que el azabache negara y, chistando con fastidio, lo soltara y se marchase. Rin había estado agradecido y a la vez no. Era un sentimiento extraño. Había querido que continuase, porque se sentía tan bien… Tanto como se sentía incorrecto. Pareciese una balanza entre lo que él determinaba como bueno y como malo. Estaba demasiado confundido y eso no era justo para nada. Él no había pedido aquello.

 

Las cosas no estaban marchando bien. Todo se veía…extraño. Demasiado rosa.

 

Un día, Rin estaba más solo que un moco embarrado en la pared. Al otro día, Sousuke lo violaba bucalmente y Nagisa lo invitaba a salir. Aunque este último había sido a una salida grupal, no a una cita. ¡Pero contaba de todas formas!

 

De cualquier manera, la mañana no estaba siendo como su día a día. Llegó tarde al salón y su profesor lo dejó pasar con una sonrisa que nadie había visto jamás. Su profesor vejete y gruñón le había sonreído.

 

Se sentó en su pupitre, ligeramente traumado con lo acontecido. ¿Qué demonios estaba pasando?

 

Fuera del embrollo principal, Rin podía darse cuenta claramente de lo hermoso que el día estaba siendo. Las nubes cubrían el cielo perfectamente, lo cual podría significar una futura tormenta. La brisa removía algunas hojas y las aves revoloteaban por los árboles. El día de forma general era todo lo contrario a su día.

 

No miró a nadie durante todo el horario de clases. No estaba de humor para lidiar con miraditas poco discretas ni el ceño fruncido/furioso de quien decía ser su mejor amigo. Ni siquiera se digno a prestar atención a los temas nuevos ni a las indicaciones de los profesores que, raramente, no le llamaron la atención por tener los jodidos ojos pegados de forma figurativa a la ventana.

 

Salió del aula en cuanto las clases finalizaron. Nunca se había visto tan deseoso de que el día acabase. Solo le faltaban algunas metas a corto plazo: Comer, entrenamiento, ducha, comer, trabajos, dormir. ¡Era demasiado fácil! Ya nada podía salir mal.

 

Pero sí, se equivocó.

 

Momotarou Mikoshiba. Mikoshiba Momotarou. En otras palabras, problema inminente. Ese chico de cabellos de un color naranja rojizo era… ¡Era simplemente un problema! Su escarabajo escapó de su botecito de vidrio y obligó a Rin a buscarlo.

 

Así que Rin dejó la práctica -después de haber dado las órdenes necesarias- para perseguir a un insecto que seguramente se paseaba alegremente de un lugar a otro en el patio central de la Academia. Sí, exactamente en donde Rin había visto a todas esas aves piando o lo que fuese que las aves hicieran.

 

— ¡Ai-senpai! ¡No puede usar esa red con Pyunsuke!  ¡Va a lastimarle las alas! —le escuchó gritar. Gruñó en voz baja y siguió buscando entre las hierbas.

 

—Pero… Momo-kun, si Pyunsuke está volando y un ave lo ataca… ¡Un ala rota será el menor de sus problemas!

 

— ¡Rin-senpai no lo permitiría!

 

Pero “Rin-senpai” estaba molestándose más y más. Y Sousuke lo sabía. Y le gustaba tanto verle molesto, a punto de explotar, que no le dijo a Momo, ni a Nitori, ni al mismo Rin, que tenía a Pyunsuke en el bolsillo.

 

Rin echando rabieta le parecía completamente divertido, porque a cualquiera podría parecerle algo que debiera evitarse, el chico era un manojo de groserías y señas que pudieran verse ofensivas, pero a Sousuke no le importaba nada de eso. Eran mejores amigos desde siempre y sabía que Rin no se enojaba por demasiado tiempo ni llegaba a los extremos de golpear a las personas. Bueno, no ahora que él estaba ahí, lo sucedido con Nanase el año pasado ya era cosa olvidada.

 

— ¡Yo voy a permitir que tome al jodido insecto con un zapato con tal de encontrarlo! —Siseó el pelirrojo, irguiéndose para mirar a Momo con fastidio— ¡¿Por qué demonios dejaste que se marchara?! ¡¿Acaso no puedes cuidar siquiera de un insecto?!

 

— ¡Eso no es así! ¡Sousuke-senpai me pidió que se lo prestara y se perdió!

 

Sousuke estaba seguro de haber visto la mente de Rin aclarándose, como si las nubes de pronto se quitaran del cielo y apareciera el sol para iluminar sus ideas. La lentitud con la que se giró fue terrorífica. Su mirada prometía venganza mientras Sousuke metía las manos a los bolsillos.

 

—Tú… Dinos dónde lo pusiste —masculló. El azabache se encogió de hombros, lejos de retroceder como seguramente Nitori haría. Como Nitori estaba haciendo, más bien—. Habla.

 

—No lo… Oh… Qué tonto, estaba en mi bolsillo —sonrió de lado. Rin parecía como un gatito. Uno rabioso. Pero al fin y al cabo, un gato. Sacó a Pyunsuke de su bolsillo y se lo dio a Momo, que lo guardó de inmediato en el bote, agradecido con la vida por devolverle a su ciervo volador—. Debió meterse ahí mientras buscábamos.

 

— ¡Gracias, Sousuke-senpai! ¡Sabía que encontraría a Pyunsuke!

 

Y, sin más, los menores se marcharon de aquél lugar que pronto Rin haría estallar. ¿Cuál era el problema de Sousuke? ¡Él no le estaba molestando! Le había hecho perder la práctica, perder el tiempo, perder los estribos. Le había empujado lentamente hasta el fuego y ahora estaba hirviendo. Quería venganza.

 

— ¿Cuál es tu problema, imbécil? —cuestionó en un gruñido. Sousuke frunció el ceño y se cruzó de brazos, mirándolo desde arriba.

 

—No te incumbe.

 

— ¡¿Ah?! ¡Me incumbe porque está afectándome a mí!

 

—No me importa.

 

— ¡Sousuke!

 

—Rin.

 

— ¡Detente!

 

No recordaba la última vez que Sousuke había sido tan molesto. No con él. Las cosas llegarían a una pelea si el azabache no cedía ante él. Rin no estaba dispuesto a perder. No estaba dispuesto a dejar que Sousuke le molestara. Aunque ya lo había permitido, al molestarse.

 

Sousuke no estaba sonriendo, aunque sí en su interior. ¿Hasta dónde llegaría Rin? La respuesta a la cuestión no fue algo que él esperase. El menor alzó el puño y le miró con seriedad.

 

—Dos de tres. Si gano, tengo la razón. Y me compras una soda.

 

Pero Rin era así de infantil en ocasiones. El tipo de persona burlona que insinuaba cosas y molestaba de una manera tan peculiar que Sou no sabía si era molesto e irritante o adorable y encantador. No, ya no sabía lo que su mente estaba diciendo.

 

—Si gano yo, te vistes de maid y me atiendes el resto del día. La soda incluida.

 

El pelirrojo apretó los labios, sopesándolo. Luego sonrió de esa manera burlona y asintió, mirando al otro con el desafío marcado en sus ojos. Piedra, papel o tijera era el juego de Rin. El que nunca perdía. Así que su victoria estaba asegurada. Cerró el trato con un apretón de manos. Entonces Sousuke carraspeó.

 

—Lo justo es que, como tú has propuesto esto, yo escoja el juego.

 

— ¿E-eh? —parpadeó varias veces, confundido. Sousuke sonrió de lado. Entonces Rin comprendió. No había dicho a qué jugarían.

 

—Una carrera hasta el club. Quien llegue primero es el ganador. El otro cumplirá lo acordado. A no ser que te des por rendido de una vez.

 

Rin no hizo nada más que apretar los labios con fuerza y posicionarse junto a Sousuke. Esperaron un poco hasta que la señal fue dada.

 

Corrió con todas sus fuerzas. Porque usar un traje de maid era traumático y aterrador. No quería travestirse nunca más en su vida. Era vergonzoso. No quería repetirlo. Así que corrió como si lo persiguiera algo aterrador. Como si quedarse atrás garantizara su muerte. Porque lo hacía, garantizaba la muerte de su dignidad.

 

__________________________________________

 

Su respiración estaba agitada todavía, cuando compró una soda y se la lanzó a Sousuke, quien sonreía casi imperceptiblemente mientras la atrapaba y la abría. Bebió lentamente de ella, disfrutando mirar de por el rabillo del ojo al de cabellos bermellón, quien parecía arder en furia. Le ofreció la lata.

 

— ¿Quieres saborear un poco de mi victoria?

Notas finales:

Primero, una pregunta:

 

Estoy dispuesta a compensar el tiempo que me fui, así que díganme: ¿Quién será el primero ante el cual Rin caerá?Como saben, o sabrán, esto es lemon de un Todos x Rin. Pero siempre hay uno con el que cae primero y uno con el que caerá por última vez. Si nadie opina al respecto, caerá con Sasabe(?).

 

Hola. Bueno, me he tardado mil años por asuntos personales. Ahora estoy lo suficientemente vacía como para continuar con esto. Lo siento, de verdad. Actualizaré mis demás fics esta semana, si no es que hoy. Y, bueno, la nueva fecha de actualización será sábado, una vez por semana. Si no puedo actualizar un sábado, lo haré en domingo. Gracias a quienes esperaron.

 

No más comentarios por parte mía. Les agradecería que dejaran su opinión.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).