¿Por qué estaba haciendo eso? … ¿No se suponía que lo había superado?
Su corazón se sentía agitado y con cada paso que daba la emoción crecía dentro de él. Se detuvo justo en el momento en que su acosado miró a todos lados para cruzar la calle y deslizó sus dedos por el borde de su propia chaqueta, sin saber si debía seguir…
¿Qué quería lograr?
¿Qué tan lejos iba a llegar?
Jugó con sus dedos nerviosamente y notó como YoungJae observaba por un momento la cámara que colgaba de su cuello… como si lamentara no haberle puesto un protector. Fue entonces que DaeHyun volteó hacia arriba y notó que el cielo estaba nublado; incluso siendo de noche podía notarlo.
Temió haber perdido de vista a su amor de preparatoria, por lo que bajó la mirada rápidamente y se emocionó como un estúpido al notar que sólo se había alejado un par de pasos más.
Avanzó un poco más rápido para no perderle el paso y sin darse cuenta la gente cada vez iba siendo más poca a su alrededor; ¿A dónde iba YoungJae a esa hora? No lo supo hasta que perdió su esbelta figura entre los arbustos.
“Bajó de peso” Pensó.
Algo temeroso, se adentró al montón de hojas y arbustos que ya estaban de un color naranja opaco; seguramente el otoño ya había caído sobre Corea y DaeHyun apenas se enteraba por el poco tiempo disponible que tenía para pasear.
Oh no… pisó una rama.
-¿Quién anda ahí? – La suave pero demandante voz de YoungJae hizo que tanto sus pensamientos como el movimiento de sus piernas se detuvieran.
Hace tanto que no le escuchaba y de hecho ni siquiera recordaba con seguridad el tono exacto de esa melodiosa voz; intentó recrearlo muchas veces en su cabeza, pero nada se comparaba con escucharlo una vez más… los recuerdos le golpearon insistentemente una y otra vez, tanto que se sintió inestable y quiso salir corriendo.
Lástima que sus piernas siguieron sin moverse ni un centímetro.
-Puedo escucharlo… salga- No estaba seguro de estar en lo correcto, pero no se arriesgaría a ser sorprendido por algún ladrón o un loco. Fingiendo no tener miedo, se irguió un poco más y trató de ver por los arbustos en donde había escuchado el ruido de pisadas hace un momento.
Mientras tanto, DaeHyun se mantenía agachado, maldiciendo internamente por su estupidez; para empezar él no debería estar ahí, debería estar en el trabajo y… esperen… joder, el trabajo. Ya se le había hecho demasiado tarde. Seguro su manager estaba llamando como loco y él por estúpido llevaba el celular apagado. Por un impulso de idiotez seguro que le iría muy mal. Se había metido él sólo en un callejón sin salida y era su deber salir de esa situación tan embarazosa a como diera lugar.
Desgraciadamente, su como diera lugar fue hacer lo primero que se le viniera a la cabeza: levantarse y correr, ignorando el estruendoso grito que YoungJae profirió como reclamo ante el cuerpo desconocido que se alejaba rápidamente rumbo a las transitadas calles de la ciudad.
¿Qué mierda había sido todo eso? …
-Lo sabía… ya no quiero estar aquí- Profirió el menor, abrazándose a sí mismo.
…
A la mañana siguiente, DaeHyun despertó con un horrible dolor de cabeza debido a los múltiples regaños que apenas y le habían dejado dormir. El mánager no se cansaba de gritarle por teléfono; ¿Acaso no sabía que un regaño de más de 4 horas no era normal?
-Ni mi madre jodía tanto…- Susurró incorporándose en la cama para dejar que sus pensamientos se clavaran una vez más en la razón de su pesar: YoungJae. Porque si, aunque le doliera admitirlo, el encuentro de la noche anterior le había terminado de comprobar que seguía más que perdido, enamorado y jodido por su primo. -Somos familia… pude haber saludado sin problema ¿No?- Murmuró rascando su cabeza sin saber realmente porque le hablaba al viento.
Fue entonces que unos fuertes golpes en la puerta de su cuarto de hotel le hicieron estremecer.
-¡Pero mira! Es Jung DaeHyun, el famoso artista ¿Me das tu autógrafo?- Le tomó un poco de tiempo notar de quien era aquella gruesa voz, pero en cuanto vio a otro chico idéntico al primero que habló detrás de él los engranes en su cabeza hicieron click.
-¡Los gemelos Bang!- Una enorme sonrisa de felicidad pura apareció en sus labios; era verdad que nunca se había llevado al 100% bien con los Bang, pero de alguna manera sentía nostalgia, alegría y cierto aire de complicidad para con ellos.
-El chico rubio que conocimos en preparatoria creció y se convirtió en todo un galán- Supuso que ese era YongNam, ya que según recordaba, YongGuk rara vez hablaba con tanta soltura. El mayor de los gemelos chocó la mano con el proveniente de Busan, acercándolo después en una especie de abrazo lleno de camaradería. El otro gemelo repitió la acción y ambos se abrieron paso dentro del lugar.
-Ya que nunca llegaste a la junta decidimos venir hasta acá-
¿Junta? …
-Fuck…- Profirió DaeHyun pasando una mano por su cabello –Lo siento, me quedé dormido y al despertar… bueno, digamos que no supe qué diablos pasaba, ayer cuando me acosté tenía demasiadas cosas en la cabeza y…- de pronto una vez más algo hizo click en su cabeza, haciendo que corriera hasta su teléfono el cual descansaba sobre la mesita de noche.
18 llamadas pérdidas del mánager… bueno, ahora si iba a matarlo.
Ambos gemelos reían por lo bajo ya que ellos habían estado con el mánager del menor hace un par de horas, incluso habían sido testigos de todos esos intentos fallidos para contactar al moreno.
-Creímos que podías estar muerto, así que en lugar de dejar que tu enojado mánager viniera por ti, decidimos preguntar el lugar donde te hospedabas y venir personalmente- Habló Guk, haciendo que Nam asintiera
-Sí. Relájate, hombre. Esto es más bien una visita de amigos. Otro día quedaremos para hablar de negocios. Te ves como si hubieses dormido sólo 15 minutos- El menor no tuvo más remedio que asentir y sentarse sobre el colchón; estaba bien que era rebelde, pero incluso él sabía que su pobre mánager estaba pasando por cosas realmente difíciles por su culpa.
-Tomen asiento- Ante la indicación, ambos visitantes obedecieron, tomando un par de sillas que estaban en la enorme habitación.
-Admito que cuando me enteré de que eras cantante se me cayó la quijada al piso- Habló Nam –nunca me imaginé que terminarías así. YongGuk y yo nos dedicábamos a esto en nuestros ratos libres, pero… ¿Tú?- DaeHyun rió
-Mi historia es bastante estúpida la verdad- El joven de cabello plateado subió ambas piernas a la cama y las abrazó contra su pecho mientras intentaba recordar –Un día luego de graduarme de la preparatoria, BaekHyun, mi mejor amigo, decidió llevarme a un karaoke. Yo ya estaba emocionalmente mejor luego de… ya saben –carraspeó, haciendo que YongGuk asintiera tristemente y Nam afilara la mirada –Luego de que cantamos un par de canciones, el hombre se acercó a mí y la magia ocurrió –Se encogió de hombros, soltando una baja carcajada.
-Suena a historia de película barata. Tenías razón, es estúpida-
-Oye, que sea poco probable no significa que no pase ¿Recuerdas como conociste a tu prometida? Todo fue muy rápido y ahora te casas en un mes- Las palabras de YongGuk lograron captar completamente la atención de hasta ahora un risueño DaeHyun. Su sonrisa se borró de a poco y miró a ambos gemelos con una mueca de incredulidad
-¿Prometida? ¿Te casarás?-
En ese momento, YongNam tenía ganas de propinarle un golpe a su hermano en la cara por ser tan boca floja.
-Sí, es la hermana de JunHong, el novio de Guk- el último mencionado carraspeó ya que sabía lo mucho que la había cagado y sólo se limitó a intentar ignorar el ambiente que de pronto era tenso. –Escucha Dae, sé que somos algo así como conocidos de hace mucho y por nuestra colaboración de trabajo la gente creería que lo normal es que te invite a la boda… pero…- Diablos, no había manera sutil de decir las cosas y la expresión de Jung sólo le hacía sentirse peor –no voy a invitarte- Habló finalmente, soltando un enorme suspiro –No porque no quiera, sino porque YoungJae estará allí-
Ese nombre.
DaeHyun intentó no prestar atención a los escalofríos que se habían apoderado de su cuerpo y sólo negó suavemente, esbozando una nueva sonrisa.
-It´s okay- Pronunció perfectamente –No tengo problema alguno con no ser un invitado. Espero que sea un día inolvidable, hyung- las suaves palabras lograron calar hondo en el corazón de YongNam y YongGuk lo sintió. En cuanto al cantante, mantenía su inmutable sonrisa y unas ganas tremendas de llorar, pero no por la boda, recordar a YoungJae le traía tantos sentimientos a la vez que era difícil aguantar sin ninguna repercusión alguna. Joder ¿Por qué tenía que habérselo encontrado un día antes? Estaba seguro de que nada de eso estaría pasando si su rostro no estuviese tan fresco en su memoria –Sólo tengo una pregunta. Responde con sinceridad, por favor- El mayor de alguna manera se sentía en deuda con el moreno, así que asintió lentamente y esperó -¿Él no quiere verme? Y si es así ¿Por qué?– ¿Qué esperaba DaeHyun? ¿Acaso tenía la patética esperanza de que YongNam dijera que realmente no era decisión de YoungJae sino de sí mismo para intentar protegerle?... ¿Protegerle de qué? ¿Acaso “DaeHyun” se había convertido en sinónimo de “daño” para su primo?...
¿Por qué YongNam ahora sonreía de esa manera?...
-DaeHyun, creo que deberíamos tratar de aprovechar esta visita para hablar del pasado y aclarar algunas cosas. Hasta ahora sé la versión de YoungJae, pero me falta la tuya- El mencionado alzó una ceja sin entender realmente.
-¿Mi versión?-
-La razón por la que luego de cumplir la mayoría de edad no buscaste a YoungJae- La tensión en YongGuk luego de la frase completa se hizo palpable ; quiso reprender a su hermano por ser tan impertinente, pero… joder, YongNam siempre había sido así. Iba al grano sin ningún problema y siempre conseguía lo que quería. –Si me explicas, te diré lo que quieres saber-
DaeHyun soltó una carcajada. Se incorporó y revolvió su cabello, manteniendo una brillante sonrisa.
-¿No es muy obvio? Joder ¿Por qué todos piensan que sigo con lo mismo? ¿Cuántos años creen que tengo? ¿16?- Carcajeó otra vez, logrando que los Bang se cuestionaran que era lo divertido en el asunto. –Oigan, todo este tema de Jae está más que olvidado ¿Si? Tengo mi vida hecha- las palabras salían por sí solas y una voz muy tenue se hacía escuchar como un eco en su cabeza; “mentiroso”, repetía incesantemente pero DaeHyun la ignoraba –Si, en su momento dolió pero nadie se muere por perder a un amor de preparatoria – “Maldito mentiroso de mierda” –Mis padres tenían razón, éramos demasiado ingenuos, además las hormonas estaban como locas…- ¿Por qué no se callaba? ¿Acaso se había acostumbrado tanto a decir esas palabras durante todos esos años que ni siquiera se detenía a pensarlas?
¿Por qué tantas dudas? ¿Por qué luego de tantos años volvía a sentirse sofocado por los recuerdos? ¡¿Por qué mierda YoungJae no quería verle?!
-Para tu coche, cantante de quinta- Las duras palabras de Nam cerraron la boca del menor e hicieron que YongGuk se pusiese alerta. –Eres como un jodido robot repitiendo palabras que se sabe de memoria. Tú y YoungJae son un par de idiotas y con tu permiso, tengo cosas que hacer- DaeHyun sostuvo la respiración; estaba tan confundido que no sabía exactamente que palabras incorrectas habían salido de su boca.
-YongNam- Profirió su gemelo, tomando uno de sus brazos, lo cual hizo estremecer al mayor. -¿Qué mierda estás haciendo?-
-Yendo a dormir que muero de sueño- Respondió como si nada, incorporándose –Oh y DaeHyun- Su mirada se instaló sobre el cantante una vez más –Dije que te contaría lo que querías saber si me decías tus razones, pero no lo hiciste. Dejaré de opinar ¿Bien? Sólo… diré que los dos están cometiendo un gran error- Suspiró, cansado y falto de esperanzas respecto al tema –y por más que me joda que la gente sea tan tonta… no estoy molesto así que espero encontrarnos pronto para al fin trabajar-
¿Qué mierda le pasaba a ese tipo? Era como si se hubiese molestado por algo y luego de pronto hubiese reaccionado, notando que no era su asunto.
-Y como recomendación, si de verdad ya lo superaste deberías ir a visitar a tu tía. Seguro te echa de menos-
DaeHyun no supo en qué momento se quedó solo… manteniendo grabadas en su cabeza las palabras del mayor y la mirada arrepentida de su gemelo por no haber interferido en la extraña rabieta de su hermano.
No respondió a nada, no emitió sonido alguno, sólo se dejó caer sobre el frío colchón una vez más, recostándose y cerrando los ojos lo más fuerte que pudo.
Y lloró, lloró recordando lo hermoso de una sonrisa que temía no volver a ver.