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La Inocencia Miedosa. por Sakura Taisho

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Notas del capitulo:

Holaaaaaaas! ¿Como están? n_n

Aquí les traigo otro padecimiento del pobre Kanda XD jojo

 

Bueno...no si llamarlo padecimiento o una jodida suerte que yo y ustedes quisiera tener mmm... mejor ustedes decidan !

A la mañana siguiente, Lavi y Lenalee se dirigían a la habitación de Allen porque habían acordado el día anterior que ayudarían a Kanda a cuidar del menor. Además Lenalee le había prometido a Chun que volvería para jugar con él.

Lavi abrió lentamente la puerta sin anunciarse porque quería asustar a sus amigos, pero antes de que pudiese cumplir con su cometido el pelirrojo se sorprendió de ver a Kanda aun durmiendo después de todo era el más madrugador de todos y lo que también notó fue que la cama de... Chun o Allen, estaba vacía.

—¿Dónde está Chun-kun? —preguntó Lenalee que también notó su asusencia.

—No lo sé. ¿Se habrá escapado? —dijo Lavi.

Mientras ambos hablaban entre sí Kanda se despertó. —¿Qué diablos hacen aquí? —dijo dándose la vuelta en su cama, mirándolos enojado y luego mirando la cama del menor que estaba vacía. —¿Dónde está el Moyashi?

—No Moyashi...Chun. —habló el albino desde algún lugar del cuarto.

Todos miraron en todas direcciones hasta que Kanda...siento un extraño calor en su espalda. Giró la vista sobre su hombre y vio al menor recostado detrás de él mirándolo inocentemente.

—¡ESTAS MUERTO ENANO! —gritó enojado Kanda arrojando al menor al suelo de una patada.

Luego de todo el ajetreo que la acción del menor provocó, Lavi y Lenalee jugaron un rato con Chun mientras Kanda tomaba una ducha para calmar sus nervios.

—Tengo una idea ¿Por qué no le enseñamos a caminar? Será como enseñarle a un bebe a dar sus primeros pasos. —dijo Lavi tratando de poner de pie al albino.

—Me parece bien. ¿Pero cómo le enseñaremos?

—Así. Mira tú ponte de pie allá y yo me quedo aquí con él, Chun ¿quieres que juguemos un poco?

—Bueno... ¿Qué es jugar? —preguntó confundido.

—Jugar es divertido, mira a Lenalee y trata de ir derecho hacia ella, si lo haces ella despertará a tu onee-chan y luego trata de venir hacia mí y yo haré lo mismo ¿entendiste?

—Despertar a nee-chan ¡Sí! —dijo Chun aunque no entendía muy bien.

—Bueno...ahora ¡Ve! —Lavi le dio un pequeño empujón para que caminase hacia la china.

Chun apenas podía mantenerse de pie, cuando intentaba dar un paso sus pies se cruzaban haciéndole perder un poco el equilibrio pero gracias a los alientos de ambos exorcistas se sentía cuidado y hacia su mejor esfuerzo por no caer al suelo, Lenalee estaba a solo diez pasos de Lavi y a nueve del menor pero para Chun eso era mucho.

—¡Me caigo, me caigo! —comenzaba a sollozar Chun asustado.

—Tranquilo Chun-kun estas muy cerca, solo unos pasos más. ¡Tú puedes! —alentaba Lenalee a Chun que solo le faltaba menos de medio camino para llegar.

Chun hizo su mejor esfuerzo y dio los últimos pasos para llegar hasta la chica, cuando estaba a unos centímetro tropezó con sus propios pies y cayó en brazos de Lenalee que lo sujetó para evitar que se lastimase al caer.

—¡Bien hecho! Ahora tu premio. —Lenalee dejó al menor sentado en el suelo y ella se paró activando sus botas.

—¡Siiii nee-chan! —decía feliz el albino abrazado a la pierna derecha de Lenalee. —¿Me viste? ¿Me viste? —le preguntaba a las botas.

—Bueno no te emociones tanto, aun debes de volver a mi pequeño. Si logras hacerlo podrás jugar con ambos. —dijo Lavi.

El menor se alegró tanto que rápidamente se puso de pie solo, sin necesitar la ayuda de nadie por primera vez. Aunque estaba decidido en llegar hacia el pelirrojo y conseguir su premio...seguía algo asustado por caerse. Dio un par de pasos sin problema pero cuanto más se alejaba de Lenalee más parecía temerle a la caída.

— Acércate, acércate... tengo miedo... —decía Chun. —Me caigo, me caigo...

—Tranquilo Chuncito estas muy cerca. ¡Vamos! Si logras llegar aquí te dejaré jugar con mi cabello rojo también. ¿Qué te parece?

Chun intentó erguir su cuerpo para mantener el equilibrio e intentó mover sus pies en línea recta, Lavi desde su lugar le decía como pararse y como mover correctamente sus pies para no caer mientras Lenalee le daba palabras de aliento para que no comenzara a llorar, pero cuando estaba a punto de alcanzar al pelirrojo Kanda volvió de tomar su baño azotando la puerta fuertemente.

—¿Qué demonios es todo este escándalo?

Ante la  estruendosa llegada del japonés el menor se asustó perdiendo el equilibrio y cayó al suelo.

—¡Waaaa! Me duele, duele...—comenzó a llorar Chun por el golpe. Y junto a su llanto...una pequeña nube apareció en el cuarto sobre la cabeza de todos.

—Mira lo que hiciste Kanda... —lo regaño Lenalee tratando de calmar al menor en el suelo.

—Deja de llorar mocoso, no estoy de humor para morir ahogado hoy. —dijo Kanda tomando al menor del cuello de la camisa y arrojándolo a la cama. —Toma. —Kanda le lanzó un recipiente lleno de dangos y panes.

El menor dejó de llorar y se puso a comer los dangos sobre la cama.

—Ya decía yo que te estabas tardando demasiado Yuu. Realmente te preocupas por Allencito.

—Cierra la boca conejo. Solo traje eso para no tener que llevarlo al comedor, aun es un completo desastre y no necesito que me vuelva a llover en la cabeza.

—Eso es muy tierno de tu parte Kanda. —dijo enternecida Lenalee. —Incluso le trajiste el postre favorito de Allen-kun.

—¡Suficiente! ¡LARGO DE AQUÍ! —dijo Kanda echando a ambos fuera de la habitación y cerrándole la puerta en la cara.

—Hoy Chun aprendió algo... —dijo avergonzado el menor. —Chico rojo le enseñó a Chun.

—¿Qué te enseñó? Más le vale que sea algo bueno. —dijo Kanda mirando al menor sobre la cama.

—Esto... —Chun se sentó a orillas de la cama y... se puso de pie e intentó caminar hacia Kanda.

Dio un par de pasos y llegó hacia el pelilargo sin caer. Cuando llegó a él, el albino levantó su mirada y miró al mayor con ojos de ilusión como esperando alguna respuesta...

—Aprendiste a caminar... —dijo Kanda. —Pero aun te falta mucho. —tomó las manos de Chun y las puso sobre sus hombros y él con sus manos rodeo la cintura del menor. —Intenta seguirme el paso.

—Pero...Chun puedo solo...

—A ese paso no llegaras  a ningún lado. Vamos, copia mis pasos. —Kanda caminó hacia atrás y jaló al albino intentando que caminase. —Pon los pies derechos Moyashi.

—¡CHUN PUEDE, CHUN PUEDE! —dijo alegre por poder caminar derecho.

—Cierra la boca, me aturdes.

—¿Qué es...aturdes?

.....

Luego de las lecciones de caminar en la habitación Kanda decidió que lo mejor sería que caminase en un lugar más amplio además, se acercaba el horario de su entrenamiento.

Kanda caminaba por los pasillos junto al albino que sujetaba su brazo izquierdo para poder caminar más rápidamente, Chun había aprendido en un par de horas a estar de pie establemente pero aún se le dificultaba poner los pies derechos y solo podía caminar a un paso demasiado lento para el gusta del mayor.

—Chun puede, Chun puede... —repetía alegre por su logro el albino. —¿Mugen-nii está contento?

—Sí, si lo que tú digas. Vamos apúrate.

Kanda llevó al menor caminando hasta la sala de entrenamientos donde podría dejarlo recorrer y entretenerse mientras él entrenaba. Al llegar el pelilargo dejó al menor sobre las colchonetas y él se fue en busca de su lugar preferido de siempre. Mientras entrenaba, de vez en vez desviaba su mirada hacia Chun procurando que no se escapase o se lastimara con algunas de las pesas o aparatos de ejercicio.

El albino se divertía allí sentado golpeteando las colchonetas y haciendo rodar unas pesas que alguien había dejado fuera de lugar, luego encontró unas sogas de saltar y se puso a inspeccionarlas todas a la vez, hasta el punto en que se enredó con todas ellas, el pobre Chun intentó liberarse pero solo terminó por enredarse más y más.

—¿Qué demonios estás haciendo mocoso? —dijo Kanda al ver desde la distancia al menor moviéndose como loco intentando liberarse.

—Ayuda... —pidió Chun entristecido con los ojos cerrados, una de las sogas estaba enredada en su cabeza cubriéndole los ojos.

—¿Cómo terminaste así? —Kanda se acercó he intentó liberarlo de sus ataduras.

Jaló de un lado, jaló del otro, pasó uno de los extremos por un lado... pero el menor seguía muy enredado, al parecer tenia al menos unas diez o quince sogas por todo el cuerpo.

—Me duele... —se quejaba el menor aun ciego y ahora con su brazo derecho totalmente apegado a su cuerpo por uno de los jalones que hizo Kanda para liberarlo.

—¡Deja de moverte! Ya falta poco... —dijo tironeando una de las sogas que rodeaban su cabeza.

Ante ese movimiento una de las sogas raspó el cuello del menor lastimándolo. Kanda notó su error y pudo ver como una marca roja comenzaba a rodear la piel del pobre chico que se asustó y mostraba indicios de querer llorar, ante la primera mueca de Chun Kanda se abalanzó sobre él abrazándolo para calmarlo antes de que iniciara una tormenta nuevamente sobre su cabeza.

—¡No te atrevas a comenzar a llorar! —dijo apoyando al chico en su pecho. —Te liberaré pronto.

Kanda tomó a Mugen, la activó e intentó cortar las cuerdas sin lastimar al chico. Mientras el proseguía con su tarea de liberarlo Chun hablaba con Mugen para calmarse.

—¿En serio Mugen-nii? —preguntaba Chun aun recostado sobre el pecho de Kanda. —Pero la señorita hacia otra cosa cuando Chun estaba triste...

—¿De qué hablas Moyashi?

—Mugen-nii dice que cuando esta triste corta cosas... pero la señorita calmaba a Chun distinto...

—¿Distinto cómo? —dijo liberando al fin los pies del chico.

—No sé cómo se llama... la señorita también lo hacía con el señor papá.

—¿Cómo lo hacía? —dijo girándolo y comenzando a cortar las cuerdas que rodeaba su espalda.

—Se acercaba mucho a Chun y... ¡Chun ve, Chun ve! —dijo cuándo Kanda retiró las sogas.

—¡Quédate quieto Moyashi! Aun estas muy enredado enano idiota. Date la vuelta.

El albino se giró y quedó frente a frente al mayor, Kanda vio claramente la horrible marca que le había quedado por su culpa, eso seguramente se quedaría allí un par de días. Cuando estaba terminando de cortar todas las sogas pudo notar que Chun estaba abstraído en sus pensamientos mirando a Mugen.

—¿Por qué lo miras así? —preguntó Kanda sacando al menor de su ensoñación y terminando de cortar las sogas al fin y tirándolas lejos para evitar otro molesto incidente.

—Recordaba a la señorita...¿Tú también lo haces con Mugen-nii? ¿También o distinto?

—No sé de qué hablas idiota. ¿Qué diablos hacia la mocosa?

—Ella se acercaba a Chun y tocaba... así... —el menor se acercó poniendo sus pequeñas manos en los hombros de Kanda y...besó ligeramente sus labios. —Así...la señorita calmaba a Chun así... —dijo inocentemente a un totalmente sorprendido japonés que no podía volver a la realidad.

Luego de unos segundos Kanda volvió en sí y miró algo desconcertado al albino que parecía no comprender la gravedad que implicaba eso que había hecho. —Eso... eso se llama “beso”. ¿Ella... siempre te besaba aquí? —preguntó Kanda tocando los labios del menor.

—No... Aquí, aquí y aquí también... porque Chun era más chiquito antes —dijo señalando su nariz, su mejilla y su frente. —Chun era feliz con la señorita... la señorita calmaba a Chun así. ¿Tú calmar a Mugen-nii también?

—No. Jamás besé a Mugen. Esas cosas no deberías de tomarlas a la ligera. Deberías de besar a... las personas que quieres... —dijo pensativo parándose de su lugar.

—Pero Chun te quiere... —respondió mirando feliz a Kanda. —porque eres bueno con Chun y Mugen-nii dice que eres bueno...

—No es por ti que te trato bien mocoso... no tiene nada que ver contigo... —dijo dándose la vuelta para evitar la mirada del albino.

—¡SIIIII! ¡NEE-CHAN! —gritó Chun sorprendiendo a Kanda.

Al voltear Kanda se sorprendió al ver a Crown Clown activada y moviéndose, la garre de Allen toqueteaba su cara y pellizcaba sus propias mejillas...¿o las de Chun?

—¿Moyashi? —preguntó dudoso Kanda.

—¡Nee-chan despertó, despertó! —decía feliz, obviamente ese no era Allen. Pero si su garra porque en cuanto dijo Moyashi esta le lanzó un zarpazo a Kanda como claro regaño.

—Dice...no Moyashi... nee-chan dice no Moyashi...

—¿Estás seguro que es ella y no alguien más?

—Mmm...No sé... escucho algo raro, pero nee-chan dice que es bueno... hehehe —se reía el albino mientras la garra le hacía cosquilla en el cuello.

Kanda veía como Chun jugaba con su propia mano, era como si no tuviera realmente control alguno de la Inocencia, pero al parecer Allen de alguna manera estaba tomando un poco más de control sobre sí mismo.

—Moyashi... ¿puedes oírme?

La garra se detuvo de su jugueteo... ¿con...consigo mismo? y pareció ponerle atención al pelilargo. —Dice que sí... —respondió Chun. —Dice que... ¿BaKanda? ¿Qué es un BaKanda? —preguntó curioso el menor.

—¡Déjate de tonterías Moyashi! Y dime como activaste tu Inocencia.

Crown clown comenzó a moverse como loca para todos lados y haciendo señas como intentando hablar pero claramente Kanda era incapaz de interpretar ese extraño lenguaje.

—Eres muy malo para el lenguaje de señas Moyashi. —dijo burlonamente Kanda.

—Dice que despertó... hace poquito muy poquito.

—¿Cuándo diablos es poco? Se exacto idiota.

—¿Cuándo...entrar? Dice, cuando entrar aquí... vio sala y despertó. Chun oía ruidos después de entrar. —dijo pensativo como si tratara de recordando algo.

—¿Quieres decir que el Moyashi reacciono al entrar en la sala  de entrenamientos? ¿¡POR QUÉ NO DIJISTE NADA MOCOSO!? —dijo enojado Kanda.

—Porque... porque... —tartamudeaba asustado Chun. —Chun no sabía...

Chun estaba a punto de ponerse a llorar por el regaño pero rápidamente la garra de Allen comenzó a acariciar su cabeza y sus mejillas tratando de calmarlo. Mientras tanto Kanda estaba preocupado por saber que tan despierto estaba el albino durante todo ese tiempo que el trató de desenredar a Chun de las cuerdas y...¿si sabía que había ocurrido después con Chun?

Notas finales:

¿Les gusto el padecimiento de Kanda? XD

Yo tambien quiero sufrir así haha

bueno espero les halla gustado nos leemos la próxima

Byeee!


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