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La Inocencia Miedosa. por Sakura Taisho

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Notas del capitulo:

Hola, yo de nuevo. Despues de mil años. Sorry es que me mudé a wattpad. Pueden encontrarme como DemonTaisho :) estan estas mismas historias LAven y Yullen y otras mas. Y con fututos proyectos en mente.

“— ¿Kanda? ¡No te veo!

— ¡POR AQUÍ! ¡ESTOY EN EL SUELO, MIRA HACIA ABAJO!

—AH, TE VEO... ¡KANDA TE VEO!

—Moya...shi...Que... ¿Por qué?...”

.....

— ¡MOYASHI! —gritó estrepitosamente.

—Oh, Kanda....Despertaste. ¡Komui-san! —dijo gritando Johnny mientras corría hacia el pasillo volviendo con su supervisor a rastras hacia la enfermería.

— ¿Qué... pasó? —preguntó Kanda intentando incorporarse en la cama. — ¿Dónde...y el Moyashi? ¡LA TORMENTA, ARGH! —dijo recordando los hechos e intentando salir de cama sin éxito.

— ¡Tranquilo! Allen-kun está en el otro cuarto jugando con Lenalee y Miranda. —dijo Komui evitando que Kanda se levante. —Al parecer te golpeaste la cabeza con algo que voló en medio de la tormenta y te desmayaste, aunque no se por cuánto tiempo.

— ¿¡Ah!? ¿Cuánto se tardaron en llegar? —preguntó enojado. — ¿¡Acaso están sordos para no oír tremendo caos!?

— ¿Eeeeeeeh? Pero era muuuy difícil atravesar la tormenta. —respondió haciendo pucheros Komui. —Tuve que sacrificar tres lindos Komurin’s para rescatar a mi Lenalee-chan y al manos largas de Lavi-kun. —decía fingiendo secarse las lágrimas.

— ¿Y el baka usagui? Lo oí gritar durante la tormenta.

—Ah...bueno. —se quedó en un misterioso y particularmente serio silencio; el cual era muy raro en él. —Lavi...usó su inocencia para protegerse de la tormenta, pero el martillo...

— ¿Qué? Habla maldita sea.

 —Funcionó como pararrayos... se encuentra en cuidados intensivos ahora.

Kanda se sorprendió ante la noticia del pelirrojo pero trató de no demostrarlo en su rostro como le era costumbre. —Baka Usagui. Tanto conocimiento en esa cabeza dura y cometió un error como ese. —fue lo único que opino respecto al tema. —Supongo que mi cuarto ha de ser un chiquero ahora. —dijo sentándose en la cama.

— ¿Eh? Ah...supongo que no lo sabes... aún. —dijo Komui desviando la mirada.

— ¿Saber qué?

—La tormenta...

— ¿Qué? ¡Habla de una vez, maldita sea! —amenazó impaciente al mayor.

—La tormenta...aún...no ha cesado.

¿La tormenta seguía en el pasillo? Pero... Komui-san había dicho que el albino se encontraba jugando con Lenalee y Miranda. ¿Verdad? Entonces ¿Por qué la tormenta seguía? Ante tal noticia el azabache bajó la mirada al suelo tratando de buscarle algún lado lógico a la situación pero toda la información en su cabeza parecía aturdirle más y más. Hasta que en un momento recordó una pequeña voz... “—AH, TE VEO... ¡KANDA TE VEO!” lo cual lo hizo sobresaltarse haciendo que se bajara de la cama de un salto.

— ¡DIME DONDE ESTA EL MOYASHI! —le gritó Kanda en la cara al supervisor asustándolo.

— ¿Allen? Eh...él está bien, se encuentra jugando... —respondió con dudoso Komui por la reacción que había tenido el exorcista.

— ¡ESO NO FUE LO QUE TE PREGUNTÉ! —gritó eufórico y enojado. — ¡DIME DONDE ESTA! ¡AHORA! —amenazó al chino sujetando su bata de laboratorio.

—Esta con Lenalee...en el salón principal, ese es uno de los lugares más alejados del alboroto.

Dicho eso, Kanda salió corriendo tan rápido como sus piernas se lo permitieron. “—AH, TE VEO... ¡KANDA TE VEO!” esa frase resonaba en su cabeza una y otra vez mientras recordaba lo que había ocurrido segundos antes de perder la conciencia. ¿Sería verdad? ¿O solo era una jugarreta de su mente por el golpe? Si sus recuerdos no lo engañaban entonces... Allen... ¿Qué era lo que ocurrió con él y por qué se hallaba en medio de la tormenta?

La cabeza del azabache era un caos por completo mientras corría por los pasillos evadiendo a la enorme masa de gente que los transitaba. Al parecer todos estaban intentando hacer algo para detener la tormenta en pleno pasillo. Pero eso no le interesaba a Kanda ahora, él solo quería confirmar...que su recuerdo era una mentira.

— ¡MOYASHI! —fue todo lo que pudo gritar luego de la carrera que había hecho para llegar al salón.

Al ingresar se encontró con Lenalee sentada en uno de los sofás con sus botas activadas mientras el albino estaba sentado en el suelo  y jugueteaba con ellas. Pero cuando Kanda ingresó el menor miró en su dirección alegrándose al instante.

— ¡Kanla! ¿Y Mugen-nii? —preguntó ansioso y con inocencia el menor.

El azabache ignoró por completo la pregunta y con un par de zancadas llegó frente al menor y se arrodilló para quedar a su altura.

— ¡MOYASHI! —le gritó sacudiendo sus hombros. — ¿¡Estás ahí!? ¡RESPONDEME!

— ¿Qué ocurre Kanda? —preguntó confundida la china.

— ¡CALLATE! —le gritó bruscamente. — ¡TÚ, RESPONDEME! —le seguía gritando y sacudiendo al albino que comenzaba a asustarse.

—A Chun... duele...duele. —fue lo único que pudo balbucear el menor entre las sacudidas.

— ¡ME IMPORTA UNA MIERDA! ¿DÓNDE ESTÁ EL MOYASHI? ¿QUÉ LE HICISTE?

—Nada...Chun nada... no fue Chun. —empezaba a sollozar el menor. —Vocecita fue...sola... Chun... solo... quería más.

— ¿Qué? ¿Cómo que sola... dónde está? —preguntó nervioso liberando al menor de su agarre.

En cuanto Kanda soltó los hombros de Chun este dejó de sollozar y miró al mayor frente suyo sorprendido por su acción, pero segundos después el albino le saltó encima aferrándose a su cuello en un muy meloso abrazo y haciéndolo caer de espaldas al suelo.

—Chun... no sabe... —dijo susurrando en su oído, luego de eso Chun miró fijamente a los ojos al sorprendido exorcista y le plantó un beso sin previo aviso.

 Ante la acción del menor tanto Lenalee como Kanda quedaron sorprendidos, aunque a Kanda le duró menos el asombro, lo primero que hizo al notar la situación fue empujar el cuerpo del pequeño lejos suyo y luego le propinó un puñetazo en la cara dejándolo inconsciente.

— ¡ALLEN-KUN! —dijo preocupada Lenalee.

— ¡ESE NO ES EL MOYASHI! —gritó enfurecido el azabache dándole la espalda.

— ¡Aaaah! ¿Qué ocurrió con Allen-kun? —se oyó el grito de Miranda y la caída de unos juguetes al piso al toparse con la escena del menor tirado en el suelo y su amiga sosteniéndolo en sus brazos. — ¿Qué le pasó Lenalee-chan?

¿Sería verdad? Lo que había visto en la tormenta... ¿era real? No podía serlo. Era inverosímil, era descabellado sin importar como lo analizara, aunque... si era obra de la inocencia, se podía esperar cualquier cosa. Él lo sabía mejor que nadie.

.....

Komui se encontraba en el pasillo que era azotado por la tormenta, a pesar de los múltiples intentos por detenerla ésta simplemente no se inmutaba. Los vientos azotaban con fuerza las paredes y puertas, algunas ya se encontraban abiertas permitiendo el paso de la lluvia, mientras que otras parecían poder resistir un poco más; los rayos se habían calmado momentáneamente aunque los truenos aun resonaban en las húmedas paredes del recinto, todo era demasiado alborotado y peligroso allí dentro, demasiado... incluso para los Komurin’s. La sección científica se encontraba concentrada únicamente en conseguir una solución al problema climático pero todo parecía inútil, por algún motivo...no lograban dar con el ojo de la tormenta, lo cual era muy extraño. Casi todas las tormentas tiene un centro, ¿verdad? O al menos un punto donde su densidad fuese diferente, un lugar donde se dio origen al desarrollo posterior de los hechos. Pero aquella era diferente, las masas de densidades se encontraban constantemente en movimiento, uno muy rápido para ser una tormenta común y corriente. El contraste de temperaturas parecía...correr... de un lado a otro, casi como si alguien la controlase.

— ¡KOMUI! —resonó la voz de Kanda mientras se acercaba corriendo. — ¿Has notado algo extraño dentro de la tormenta?

— ¿Algo extraño dices? ¡Todo en ella es extraño! No tenemos idea como puede mantenerse activa aun y... ¡tampoco sabemos cómo detenerla! Si esto sigue así... no sé qué podría pasarle al edificio entero... es... es demasiada agua. —hablaba el científico con un deje de preocupación y consternación absoluta en su voz.

Apenas terminó de hablar el mayor, Kanda comenzó a correr en dirección a la tormenta ignorando los constantes gritos de todos para que se detuviera. Una vez dentro pudo notar como las ráfagas aumentaban sus fuerzas y los rayos también comenzaban a caer uno a uno.

— ¡MOYASHI! —gritó lo más fuerte que pudo.

Kanda rogaba que su hipótesis fuese incorrecta. Que todo fuera mentira, una gran y enorme mentira, de lo contrario... aquella inocencia que se había adherido al cuerpo del menor iba a pagar muy caro.

— ¡MOYASHI! —prosiguió gritando. — ¡MOYASHI! —dijo una y otra vez. Caminaba sin rumbo dentro de la tormenta tratando de evitar los rayos y buscando algo. Ya no le importaba mojarse, ya no podía oír los gritos de los científicos fuera de la tormenta pidiéndole que regresara. — ¡MOYASHI!

Kanda continuaba avanzando lentamente, las ráfagas eran tan fuertes que casi podían levantarlo del suelo; debía ir con cuidado o todo terminaría muy mal. Luego de avanzar unos pocos pasos más finalmente pudo sentir algo, era una voz, era ligera pero definitivamente era una voz que sollozaba.

— ¡MOYASHI! —comenzó a gritar nuevamente. — ¡SÉ QUE ESTAS AHÍ RESPONDE!

¿Kan...da? —se oyó a lo lejos muy tenuemente.

—SI IDIOTA SOY YO ¿DÓNDE DEMONIOS ESTÁS? —dijo el pelinegro mirando a todos lados a pesar de que esa densa lluvia apenas lo dejaba abrir los ojos.

Kanda, ¿Dónde estás? No te veo... por favor dimes donde estas... quiero verte ¡KANDA!

— ¡ESTOY AQUÍ IMBÉCIL! ¿DÓNDE ESTAS METIDO?

¡KAN...DA! Por favor... haz que pare

— ¡PRIMERO DIME DONDE CARAJO ESTAS!

El grito de Kanda resonó por los pasillos, la tormenta se calmó casi de manera imperceptible. Las gotas no azotaban tan bruscamente y el viento ya no parecía querer cortarle la  piel, Kanda inmediatamente aprovecho aquella oportunidad para correr en busca de lo que creía, eran los quejidos de Allen. Corría y corría sin una dirección exacta, saltando escombros y empujando algún que otro objeto que entorpecía su camino; siguió su travesía hasta que; por un momento le pareció oír los lloriqueos del menor pronunciando su nombre.

No podía creer lo que estaba viendo, no fue un sueño, era real. Todo lo que había visto segundos antes de desmayarse... ERA JODIDAMENTE REAL.

— Moyashi.... ¿eres tú?

— ¿Kanda? Viniste... —sollozaba el menor — Viniste por mí... Kanda.

— ¿Por quién más vendría enano? ¿Qué demonios te pasó?

El azabache no lo podía creer, ahí frente a sus ojos estaba él... era Allen Walker ¿cierto? No podía ser nadie más, después de todo, la inocencia estaba en el salón con Lenalee pero esto... no era el Moyashi.

Solo era agua.  

Tenía el aspecto físico del albino, pero Kanda podía ver claramente a través de su cuerpo, era como un delicado cristal rodeado de gotas.

Notas finales:

Ojalá lo disfruten! Visitenme en Wattpad como DemonTaisho :D


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