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La Inocencia Miedosa. por Sakura Taisho

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Notas del capitulo:

Primero que nada me quiero disculpar XD por las malarias que soporta el pobre Kanda jeje se que lo quieren pero verlo fastidiadome genera un poco de placer y ternura no estoy segura por que... ¿raro verdad?

Aunque tambien es bueno que aprenda a que no puede controlar todo a su gusto siempre, es inevitable XD

 

Bueno los dejo leer n_n

Toda la ciudad estaba en las calles, los niño eran felices, los animales corrían y los pájaros cantaban. Luego de semana tras semana de lluvias, el sol al fin hacia su aparición nuevamente sobre el Centro de Dublín, muchos lloraban de la alegría y otros gritaban al viento la gran noticia como si de un milagro se tratase. Bueno, si la lluvia era causada por el Inocencia de alguna manera se lo podía considerar un milagro.

Mientras tanto, en la Catedral no todos compartían la misma alegría que el resto de la ciudad.

—¿Quiere decir que la mocosa dejó la Inocencia aquí para que la cuiden por ella?  —dijo fastidiado Kanda.

—Es muy posible y tal vez aquel amigo imaginario que poseía tenga que ver con el comportamiento de tu amigo. Aunque no estoy seguro cómo se comporta esta Inocencia de la que ustedes hablan, es muy posible que se encuentre relacionado. Conozco a alguien que puede ayudarlos pero... —dudo un momento el sacerdote.

—¿Pero qué? ¿Cuál es el maldito problema? —dijo Kanda.

—Es el Padre John, él aún vive pero está muy enfermo. Tampoco sé si podrá hablar con ustedes respecto al tema, incluso tal vez lo haya olvidado.

—Pues deberemos de intentarlo si queremos que Walker-dono vuelva a ser él mismo. —dijo un buscador.

Inmediatamente al recibir la información importante de dónde encontrarlo, Kanda emprendió su búsqueda del Padre John para que le ayudase a quitarse a Allen de la cintura, el cual...aun llevaba ahí.

—¡Joder Moyashi camina solo! —le gritaba Kanda al menor que estaba fuertemente sujeto a su cintura sin ánimo de querer soltarse.

—¡No me dejes! ¡Tengo miedo! —era lo único que pronunciaba.

—Kanda-dono creo que... si quiere caminar más cómodo deberá de... cargarlo, para no llevarlo a rastras. —sugirió un buscador.

Luego de buscar las mil y un maneras de quitarse al menor de encima, Kanda opto, de muy mala gana, cargar a Allen como un niño. Al momento de hacer el ademan de sujetarlo el albino saltó a él y se aferró tan fuerte como antes, con sus brazos rodeándole el cuello y sus piernas enrolladas a la cintura del pelilargo.

Todos quienes los veían caminar creían que era un niño muy grande en brazos de su ¿hermano? Aunque Kanda era mayor que Allen definitivamente no daba el porte para ser su padre y aun mayor era la sorpresa para los buscadores que los acompañaban. Esa escena era inverosímil.

Allen iba muy felizmente abrazado a Kanda, cosa que al mayor no le hacia ninguna gracia porque iba siendo ahorcado y apenas si podía ver por donde caminaba, lo peor de todo era el lodo y las calles irregulares producto de la lluvia, era toda una odisea el caminar sin caer en el intento más aun con cierto peso extra al cual no estaba para nada acostumbrado. Caminó tan rápido como le era posible sin caer, aunque más de una vez tuvo la mala suerte de pisar un gran charco o un enorme depósito de lodo el cual lo ensucio desde sus pies hasta las rodillas, sin mencionar sus manos y parte de sus brazos cuando trataba de sujetarse de las húmedas paredes u objetos que hallase para no tropezar.

—¡Juro que en cuanto vuelvas a la normalidad te las hare pagar! —murmuraba entre dientes Kanda.

—Cuídame nii-san. —contestó melosamente Allen mientras frotaba su mejilla contra la de Kanda.

—¡QUE YO NO SOY...!

—¡JOVEN KANDA! Hemos llegado... —interrumpió junto a tiempo un buscador antes de que Kanda le hiciese algo al albino.

Habían llegado a un enorme hospital de color blanco con ventanas verde oliva, si la información del sacerdote era correcta el Padre John debía de estar alojado en ese lugar esperando a que Dios lo llevase con él. Luego de preguntar y asegurarse de que el hombre aún estaba vivo Kanda junto a Allen y un buscador subieron, para mala suerte de Kanda, al cuarto piso en busca del Padre.

Una vez encontraron su habitación, entraron y se presentaron como miembros de la Orden Oscura. Kanda intentó dejar al menor sobre una silla pero este no quiso soltarse, así que Kanda ya cansado de cargar con Allen se sentó con él en las piernas.

—¡Mueve la cabeza enano! Quiero ver. —dijo Kanda moviendo al otro intentando mostrarle su cara al hombre postrado en la cama frente de él. —¿Usted es el Padre John, verdad? Me dijeron que podría ayudarme a saber que le ocurre al Moyashi.

—¿Exactamente cómo puedo ayudarte, hijo? —preguntó el hombre con una voz muy ronca y débil.

—Este mocoso, —dijo señalando al albino. —ha estado actuando extraño desde que removió la manzana de la pintura en el techo de su iglesia del centro. Habla incoherencias y creemos que tiene algo que ver con la pintura y la Inocencia.

El hombre miró fijamente al albino sujeto al cuello del japonés y luego sonrió. —Con que la manzana... dime jovencito ¿ha dicho algo fuera de lo normal?

—Habla de hermanos, que tiene miedo, esa clase de tonterías. El mocoso es huérfano así qu...

—¿A qué has venido, hijo? —preguntó el Padre de manera cálida, dejando desconcertado a Kanda ¿acaso no entendía sus palabras?

—Perdóname padre porque he pecado. —respondió Allen. Dejando al buscador y al pelilargo aún más desconcertados.

—Cuéntame hijo. ¿Cuáles son los males que te agobian? —preguntó el padre estirando su mano izquierda en dirección de los exorcistas sentados a su lado.

Allen repentinamente libero a Kanda de su agarre y se acercó al anciano hombre arrodillándose a un lado tomando su mano. —Ella se fue, Padre. Me dejaron solo... otra vez. Me asusta mucho... volver... volver  a... —las palabras del menor se trababan a medida que las lágrimas aparecían.

—Tranquilo, tranquilo. Todos debemos partir algún día, yo lo hare pronto. —dijo mientras acariciaba sus blancos cabellos. —Y al parecer tienes un nuevo amigo.

—Es mi hermana, pero está dormida y no habla conmigo. Él es mi hermano... —dijo mirando a Kanda. —aunque creo que está enojado conmigo, ¿hacer enojar a un hermano es malo Padre?

—Ya veo. —susurro el Padre. —Eso depende de cómo lo hayas hecho enojar ¿y te has disculpado con él? —Allen negó con la cabeza. — ¿Porque no rezas tres Ave María, un Padre Nuestro y luego te disculpas? Ve. —el Padre hizo la señal de la cruz sobre Allen, lo libró de sus pecados y el menor se fue a una de las paredes donde había una cruz colgada y comenzó sus oraciones.

—¿Qué demonios fue todo eso? —preguntó Kanda.

—No blasfemes hijo, no es correcto. —le regañó el Padre. —Ese de ahí no es tu amigo, es Chun el amigo de una niñita que me visitó hace mucho tiempo. Veras, hace algún tiempo un hombre y su hija...

—Esa historia ya la sabemos. Lo que quiero saber es como volver a la normalidad al Moyashi y encontrar la Inocencia.

—Ya veo... La pequeña de la que hablo me dijo que había encontrado a Chun en una tienda de segunda mano, desde ese entonces habían estado viajando juntos con su padre hasta el día en que llegaron a mí. En ese entonces no comprendí porque dejaba a su preciado amigo con nosotros, luego lo comprendí. Supongo que esa Inocencia que buscan es Chun, él ha estado viviendo en ese bonito cristal desde que la pequeña se fue, estuvo a cuidado de Eva todo este tiempo.

—¿Eva? —preguntó dudoso Kanda arqueando una ceja.

—Recuerde Kanda-sama, el “fruto prohibido” antes de que el techo se dañase estaba siendo sujeto por las manos de “Eva” y luego comenzó a brillar seguido de las lluvias. —dijo el buscador.

—Así que Eva se dañó... es un pena. Adoraba esa pintura. —dijo el Padre. —Supongo que por eso Chun tiene miedo. La pequeña Aurora era la única capaz de calmar y cuidar de él, pero el día que tuvo que dejarlo atrás le prometió que Eva cuidaría siempre de él en su ausencia. Es una pena que no pueda calmarlo como su vieja amiga, pobre Chun.

—¿Quiere decir que la niña era capaz de controlar la Inocencia? —preguntó Kanda.

—Entonces, ella era compatible... ¿Usted qué cree Kanda-sama? —habló el buscador.

—Es lo más probable ¿Dónde se encuentra la niña ahora? Tal vez pueda hacer reaccionar al Moyashi. —dijo Kanda.

—Bueno, eso será un problema. Aurora había dejado a Chun porque... —el Padre se tomó unos segundos en contestar. —Ella murió poco después de dejar a Chun. Al parecer, su paso por esta ciudad fue mera casualidad, ellos se dirigían a otra ciudad donde pudieran operar a la pequeña de un mal en su corazón. En sus confesiones siempre sonaba triste por tener que dejar a Chun, pero feliz de saber que cuidaríamos de él, aunque jamás nos dijo el por qué lo dejaba, hasta que al año siguiente su padre volvió a visitarnos y nos dio la triste noticia. Lo extraño fue... que su padre aseguraba que Aurora decayó luego de dejar a su amigo, como si sus fuerzas se desvanecieran a medida que se alejaban de la Catedral.

—Lo más seguro es que la Inocencia estuviese extendiendo la vida de su portador. La separación produjo el colapso. —dijo Kanda fríamente.

—Es muy posible, tal vez ella sabía que no eran sus fuerzas las que la mantenían sana, pobre criatura. Eso también explicaría el por qué Chun dejó de hablar. Sé que sonará extraño pero, una noche no podía dormir así que decidí dar un paseo dentro del recinto y de pronto desde las alturas una pequeña manzana me dijo “Perdóname Padre porque he pecado”, por un momento pensé que me había vuelto loco, pero después reconocí la voz de Chun, luego cada noche cuando todos dormían él y yo platicaban por una o dos horas, pero un día él me dijo que Aurora estaba demasiado lejos y que sus fuerzas se desvanecían más y más con la lejanía... Hasta que un día, simplemente me pidió perdón por no poder seguir acompañándome cada noche, que estaba muy débil, solo dijo “Cuiden de mí. Buenas Noches” y jamás lo volví a oír hasta hoy.

—Qué historia más triste. —comentó el buscador. — ¿Pero cómo “Chun” está en el Joven Walker ahora?

—Él dice que encontró a su hermano y hermana ¿Verdad? Tal vez una vez reunido con su familia se calme y actúe sereno como con la pequeña Aurora. —opinó el Padre John.

—Pero yo no soy su hermano. —dijo fastidiado Kanda.

—Tal vez... no se refiera a usted específicamente Kanda-sama. —dijo el buscador señalando al albino que en algún momento se había pegado a la cintura de Kanda otra vez. —Tal vez, se refiera a Mugen...

Luego de un momento de reflexiones y conjeturar posibles maneras de sacar al albino de su ensoñación con la cintura de Kanda una enfermera llegó para anunciar el fin del horario de visitas. Allen abrazó como un niño al Padre, le dijo que era bueno volverlo a ver y luego se abrazó nuevamente al cuello del mayor.

Al salir del hospital el buscador se encargó de explicar la situación al resto sus compañeros mientras Kanda buscaba alguna manera de sacarse al menor del cuello. Una vez resignado, decidieron que lo mejor era que Kanda volviese al lugar donde estaban hospedados con el menor mientras los buscadores volvían a la Catedral a investigar un poco más y a ayudar con el desastre que habían provocado los akumas.

Ahora la única molestia de Kanda no era solo la humedad que arruinaba sus cabellos y su ánimo, sino que ahora también  tendría que cagar con un Moyashi meloso por media ciudad, porque aquel hospital quedaba en dirección totalmente opuesta al hotel, sin mencionar que las calles frente al hotel estaban peores que las del hospital. Otro de los males que Kanda tuvo que soportar fue el hecho de tener que rodear enormes multitudes de gente que festejaban la salida del sol.

Charcos, escombros, cosas mohosas, lodo, lodo, lodo y enormes lagunas eran algunos de los obstáculos que se encontró en el camino, los cuales no hubieran sido ningún problema si  hubiese tenido su estabilidad de siempre y el peso de Moyashi menos en su cuerpo. Aunque Kanda se jactaba de ser muy habilidoso, él tampoco estaba exento de la mala suerte del destino; Kanda había pisado algo enterrado en el lodo que hizo que perdiera estabilidad y que cayera de espaldas al suelo; y lo peor de todo era que de alguna forma Allen se había sentado sobre él  y apenas se había ensuciado.

Cuando la travesía había finalizado, Kanda sin muchos ánimos de  seguir soportando a Allen lo noqueo de un golpe arrojándolo a la cama mientras él tomaba un baño. Después de haber caído de espaldas caminar le fue aún más difícil, por lo que resbalones y heridas en rodillas y manos eran lo que le habían sobrado. Cuando estaba a punto de terminar de quitarse el lodo del cabello escucha un murmullo en el cuarto, al parecer el albino había despertado.

—¿Nii-san?... ¿¡Nii-san!? —comenzaba a gritar desesperado el menor.

De pronto Kanda sale del baño con una toalla en la cintura y con Mugen en mano. Allen al verlo se alegra y extiende sus brazos como si pidiese un abrazo, y antes de que dijese o hiciera algo Kanda decide arrojarle a Mugen a una de las camas más alejada, para su suerte Allen también saltó y se abrazó a la espada como si abrazara un juguete. Así que sí era eso, Allen se aferraba a Mugen no a Kanda.

—Solo espero que nadie nos ataque ahora... —murmuró más aliviado Kanda de ya no tener que cargar con el menor, así que volvió a su labor de limpiar su cabello mientras el albino jugueteaba con Mugen en la cama.

—Nii-san... Nee-chan... —decía una y otra vez mientras se abrazaba a Mugen felizmente.

Para cuando el pelilargo salió del baño Allen ya se había dormido abrazando a Mugen y chupándose el pulgar como un niño pequeño. Kanda se vistió con el pantalón que había llevado para dormir y dejando su torso denudo después de todo, su ropa de siempre estaba enlodada hasta el último hilo y no tenía más ropa que ponerse porque solía viajar ligero para no cargar con demasiado equipaje innecesario en sus misiones.

Una vez seco, tomó su golem y se dirigió a la recepción en busca de un teléfono para llamar a la Orden Oscura y reportar lo ocurrido.

—En este momento el Supervisor Komui no puede atender su llamada, por favor de su mensaje y nosotros...

—¡Déjate de bromas Komui, tengo un serio problema aquí! —dijo fastidiado Kanda.

—¡Oooh! Kanda-kun eres tú, que alegría oírte. Dime, ¿Allen-kun se encuentra bien y la Inocencia?

—Ese es el jodido problema. El Moyashi actúa extraño y creo que es culpa de la Inocencia.

Kanda le contó todo lo ocurrido, desde el momento en que se encontraron con los akumas en la Catedral, sobre la pintura y hasta el momento en el que el menor se durmió abrazado a su querida Mugen. Komui le hizo algunas preguntas sobre las actitudes del albino y le pidió al pelilargo que interrogase a Allen y a “Chun” e intentará descubrir algo que les pudiese servir, al menos hasta que Bookman y Lavi llegasen para revisar su salud antes de regresar a la Orden Oscura. Luego de hablar con Komui, Kanda decidió volver a su habitación para hablar con Allen.

—¡DESPIERTA MOYASHI! —dijo Kanda al abrir la puerta. —Tenemos que hablar.

Al entrar Kanda se encontró con el albino despierto sentado sobre la cama... con el torso desnudo.

—¿Qué diablos...haces? —preguntó confundido.

—Nee-chan... creí que había despertado. —respondió inocentemente Allen.

—¿Nee-chan? Tsk...No importa. —Kanda se sentó en la misma cama que el menor y lo miro fijamente y comenzó su cuestionario. —¿Quién demonios son tus hermanos Moyashi?

—¿Moyashi? ¿Qué ser...Moyashi? —preguntó confundido Allen.

—Tú eres un Moyashi, ahora responde mi pregunta. ¿A quiénes te refieres con tus hermanos?

—Yo... ¿Moyashi?...No, no Moyashi. La señorita me llamaba Chun, no Moyashi...solo Chun. ¿Nii-san como se llama?

—Sabes mi nombre Moyashi, la señorita... ¿Te refieres a la mocosa que trajo la Inocencia? —Kanda analizó por un momento las palabras del menor y luego lo observó, se estaba mirando curioso su propio cuerpo, en especial el brazo con la Inocencia. —Entonces... eres Chun ahora.

—No, como llamarse nii-san, no tú, nii-san. —dijo Allen enseñándole a Kanda su espada.

—Mugen, su nombre... es Mugen. —dicho eso Kanda tomó la espada desenfundándola y posando sus dedos sobre la hoja ante la atenta mirada del menor y la activó. Al hacerlo Allen se abalanzó a él abrazándolo cariñosamente.

—¡Despertaste a nii-san , despertaste a nii-san! —repetía el menor mientras abrazaba a Kanda.

Notas finales:

Bueno... ¿Qué les pareció? ¿Rieron o sufrieron con Kanda?

¿Y Allen mimoso? yo quisiera que me abraze tambien u_u

 

Gracias por leer!

Nos vemos la próxima!


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