La llegada a esa tierra desconocida ponía fin a los sueños anhelados que marcaron su infancia. Él, un simple estudiante de magisterio , con todo el esfuerzo requerido , había logrado obtener su tan ansiada beca. Descubrir esa enigmática cultura era uno de los deseos que siempre pedía a Kami sama.
La voz de la azafata anunciaba el aterrizaje, destino : Tokyo. Bajó nervioso, mirando a su alrededor, quería que cada momento que estuviese ahí se le quedara grabado en la retina, por muy normal que fuese la imagen de un aeropuerto. Divisó el rostro de Nakahara sensei, el responsable de su estancia como estudiante extranjero y sonrió.
- Oh Shindou san, encantado de conocerle
- Igualmente Nakahara san, gracias por venir a recogerme – hablaba el japonés como podía, no era un idioma tan sencillo como pensó y su marcado acento francés era evidente.
Se mantuvieron todo el viaje callados, de vez en cuando Sensei le preguntaba cosas como: que tal el vuelo, cuál era su primera impresión de Japón, y sobre todo la más habitual: por que tenía apellido japonés? La respuesta era más simple de lo que muchos pensaban: su bisabuelo por parte de padre se mudó a temprana edad a Francia, y como cabía esperar, el apellido pasó de generación en generación.
La vida en la residencia y como estudiante era gratificante, sobre todo los primeros días cuando visitaba aquellos lugares que solo podía contemplar por fotos: tiendas de anime, aguas termales, casas de té... Un sueño hecho realidad para todo amante de la cultura japonesa.
La única molestia era: su nula capacidad de comunicación con la sociedad de ese país , si bien se podía llevar bien con los demás estudiantes europeos , no había hecho ningún amigo japonés en todas las salidas y excursiones que había efectuado con su grupo. A la vista, llamaba la atención con sus ojos, su físico, y su acento que para muchos era: el acento del país del AMOUR, pero su personalidad extrovertida les dejaba incómodos, y él no sabía como ocultarlo, había olvidado en tener en cuenta ese pequeño detalle...
Aquella salida como otras tantas consistía en los mismo: conocer gente japonesa de otras universidades.Sus compañeros había insistido, y acabaron en un barecillo de una zona concurrida por el ambiente juvenil.
Esa noche estaba algo nostálgico y deprimido, tres meses en aquel país y seguía sintiéndose un poco excluido. Había logrado apartarse de sus compañeros cuando estaban borrachos para que no notaran su ausencia. Se sentó solo en la barra mientras miraba sus redes sociales. Esa noche, no tenía energías para simpatizar con nadie.
- Dos Blue Lagoon por favor – se escuchó en la cercanía mientras estaba ensimismado mirando noticias en el celular.
- Toma – una copa de cóctel color azulado se posó delante suyo, se giró a la izquierda . Una mirada azul eléctrica perteneciente a un rostro sensual y apacible le sonreía con picardía.
- Sakuma Ryuichi, encantado.
- Shindou Shuichi- las mejillas se le encendieron y los ojos brillaron, ahora si presentía que se lo iba a pasar muy bien…