Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Segunda oportunidad. por DanTamMu13

[Reviews - 43]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aquí les dejo el nuevo capítulo, hermosos, espero les guste (:

Luego de contarle un poco de mi extenso historial médico, y escuchar el suyo, bastante más corto, evidentemente, cenamos, sólo él y yo. Platicamos de cosas más banales, y yo seguía disfrutando de hacerlo sonrojar, y me encantaba verlo nervioso. A eso se había referido Minato cuando mencionó que me divertía mucho atormentarlo. Naruto, quizá, siempre había sido así; pero no lo sabría hasta no hablar con su padre.

 

-        ¿Por esto me presentaste a Sai? – me preguntó una vez terminamos de cenar.

-        ¿Qué no es obvio? – pregunté yo a mi vez.

-        Bueno sí. – admitió pensando un segundo. - ¿Le has hablado de mí?

-        Sí, desde que te vi en la habitación. Al mismo día siguiente le hablé de ti. – reconocí mirándolo fijamente. Yo aún me sonrojaba; pero lo de él era sorprendente.

-        ¿En verdad? – su tono de sorpresa me divertía también. – Digo, también le comentaba de ti; pero ¿desde antes de hablarnos?

-        Oh sí, ya te dije, me gustas desde que te vi; pero mejor dime, ¿qué le dijiste de mí? – pregunté curioso.

-        No, no es justo. Yo no sé lo que le dijiste de mí. – atajó pronto.

-        Fácil. Lo guapo que me pareciste, el buen cuerpo que te cargas, lo buena persona que eres, y también recuerdo decirle algo como que no creía tener una oportunidad contigo. Y el día que no hablamos y llegaste por tu cuenta, justo antes le conté lo que había sucedido, y reconocí que me había equivocado y que no sabía cómo arreglarlo. – le conté sin dudar.

-        Esa vez, ¿querías besarme? – preguntó sonrojado.

-        Esa respuesta también es obvia. Por supuesto que lo quería; pero temía que tú no lo quisieras. – aventuré.

-        ¿Te puedo decir algo? – preguntó sin mirarme.

-        Dilo.

-        En ese momento tenía la esperanza de que lo hicieras, que me besaras. Esperaba que lo hicieras, de verdad; pero cuando te separaste y te fuiste, no supe qué hacer. Creí que había sido mi error o que, quizá, no te gustaban los hombres. No te hablé por vergüenza. – admitió derrotado, y sumamente sonrojado.

-        Idiota. – susurré antes de acercarme a su rostro y robarle un fugaz beso. – No hiciste nada mal, ni ese día, ni ninguno. Supiste muy bien como volverme loco por ti. – confesé.

-        También me gustaste desde que te vi, Sasuke. Por eso te ayudé cuando me fijé en tus ojos, quería un pretexto para hablarte.

 

Aquello me había parecido de lo más tierno, y al verlo nervioso, apenado, sonrojado y al mismo tiempo sonriendo, me había encantado. Entendí por qué es que me gustaba desde pequeños, ese tipo de actitudes suyas me enloquecían, me hacían querer estar con él todo el tiempo que pudiera, protegerlo y abrazarlo sin dejarlo ir. Y ese era mi plan. No dejarlo ir.

 

-        Y me tenías por completo. – admití sonrojado. Yo no solía decir esas cosas, con nadie, ni a Gaara en su momento; pero Naruto merecía que hiciera ese esfuerzo, él había llegado tan adentro de mi vida en tan poco tiempo que no podía fingir que él era cualquier persona.

-        Sasuke-imbécil. – dijo en voz alta, apenado.

-        ¿Nunca dejarás de llamarme así? – pregunté sonriéndole de lado.

-        No, creo que no. Nunca. – respondió riendo.

-        Podría acostumbrarme a eso. – aseguré antes de besarlo nuevamente.

 

Y así, sin más, sin darle tiempo, sin que fuera costumbre, sin esperarlo, me había encontrado adicto a algo. A sus labios, a su aroma, a su risa, a su mirada, a su sonrisa, a su piel. Me había vuelto un loco adicto a un rubio que apenas conocía, o apenas reencontraba, mejor dicho.

Esperaba que Naruto nunca dejara de sonrojarse así, o de apenarse como lo hacía, aunque si un día sucedía, estaba seguro de intentar lo que se necesitara para conseguirlo de nuevo.

Luego de una hora de charla más, le avisé que su padre llegaría temprano para tomar el desayuno con nosotros, así que decidimos, finalmente, irnos a dormir.

 

Nos separamos con beso antes de entrar cada uno a su habitación y yo esperé a que él entrara a la suya, contemplándolo sin pena alguna, para luego imitarlo, entrando a la mía. No dudé y me quité rápidamente la playera y el pantalón, tomé mi pijama y me la puse casi tan rápido como me había desvestido. Entré al baño y me cepillé los dientes, salí de ahí, me quité los lentes y fui directo a la cama, necesitaba dormir, estaba muy cansado.

 

Unas horas después, a eso de las 4 am me levanté por el recuerdo de que Naruto había tenido un mal sueño la noche anterior, y, sin pensarlo mucho, me levanté y caminé hacia la puerta que unía nuestras habitaciones, sólo me asomé un poco, lo suficiente para escuchar claramente que él se encontraba tranquilamente dormido. Sonreí al escucharlo tan calmado y notar su respiración acompasada. Decidí volver a la cama dejando la puerta entreabierta por cualquier cosa que pudiera suceder, y apenas toqué la almohada caí rendido al sueño nuevamente.

 

-        Sasuke, vamos, ya llegó mi padre. – escuché lejanamente la voz de Naruto.

-        ¿Hmm? – me quejé moviéndome lentamente.

-        Ya llegó mi padre, ya nos está esperando abajo, anda.

-        ¿Qué hora es? – pregunté sin despertar del todo.

-        Son las 9:30.

 

Al escuchar eso me levanté de golpe, sentándome en la cama, yo nunca me despertaba tan tarde, no importaba a qué hora me durmiera o lo poco que hubiera descansado, siempre me despertaba antes de las siete de la mañana, sin falta alguna.

 

-        Baja, ya voy. – le dije apresurándome al baño para darme una ducha.

-        ¿Seguro? – preguntó desde afuera del baño.

-        Sí, sólo ve, prometo que no tardaré mucho. – le dije mientras que, ya desnudo, me paraba bajo la regadera que comenzaba a sacar agua fría.

 

Me duché lo más rápido que podía, tardándome 8 minutos en total, salí apresurado del baño, caminando directamente al armario para buscar algo que ponerme, lo medité unos segundos hasta que decidí vestirme casual, después de todo, Minato era prácticamente familia y ahora que saldría con Naruto tenía aún menos razones para aparecer con las camisas que siempre llevaba.

Una vez estuve completamente vestido busqué el escritorio, tomé el estuche de los lentes de contacto y me los puse para poder peinarme o al menos intentarlo en dos minutos.

Al estar listo corrí a la cocina, donde ya se escuchaba a los rubios charlar amenamente.

 

-        Buen día, lamento la demora. – saludé a ambos finalmente.

-        Buenos días, Sasuke. Naruto me contaba que lo has llevado a ver tu proyecto. – dijo sonriente Minato.

-        Sí, se lo he mostrado ayer. – admití tomando mi asiento al lado del rubio menor.

-        ¿Y le has dicho lo que hablamos ayer? – cuestionó de la nada, provocando que me tensara un poco, lo cual Naruto no pudo pasar por alto porque apenas me había sentado a su lado había puesto mi mano derecha en su pierna, y él me había imitado. – Supongo que sí, ya que si le has mostrado todo ese trabajo que alguna vez hiciste, sólo sería por lo que hablamos. – dedujo sin dejarme hablar.

-        No, no le he hablado de eso propiamente; pero le comenté el motivo por el cual hice el mariposario. – respondí evadiendo el otro tema.

-        Sasuke, ¿qué tienes que decirme? – preguntó Naruto, con todo molesto; pero más que eso, haciendo sus típicos berrinches.

-        Nada malo, Naruto, hablamos sólo cosas maravillosas. – la sonrisa de Minato me dejó en claro que había notado de inmediato algo.

-        Te lo comento de regreso a la universidad. – prometí.

-        Me alegra ver que se lleven como antes, esos viejos tiempos cómo me gustaban. Siempre pensé que no podrían tomar una mejor decisión que estar juntos, después de todo, ambos se querían tanto y no paraban de hablar del otro. – comentó Minato riendo.

-        ¿Por qué dejamos de hablarnos? – pregunté curioso.

-        Todo eso fue después de tu accidente nadando, antes de que dictaminaran que era alergia pasaron por muchos diagnósticos fallidos, muchas de esas supuestas enfermedades que padecías eran contagiosas. Tú fuiste quien pidió que le prohibieran la entrada a Naruto, por cuidarlo, estoy seguro. Estuviste en el hospital tanto tiempo, que luego de eso ya no se vieron más. Ya te estabas curando de la alergia cuando hubo alguna complicación, recuerdo, por eso decidiste no ver a Naruto, querías cuidarlo. – contaba el mayor.

-        ¿Complicación? No recuerdo ninguna. – confesé.

-        Apuesto que es la primera vez que escuchas aquello, fue una complicación por reacción a los mismos medicamentos que te habían estado dando, por poco te matan. Estuviste tan cerca de morir que tus padres dejaron ese tema como algo prohibido de nombrar, nadie podía mencionar nada de aquel incidente, vivían con el miedo de que mencionarlo lo convirtiera en una realidad. – explicó. – Decidiste alejarte de Naruto en ese entonces ya que tú también tenías miedo, temías que luego de esa ocasión todo se viniera abajo y tu salud empeorara. Te aterraba la idea de morir; pero te daba más miedo lastimar a Naruto si eso ocurría.

 

Naruto se había tensado ahora, apretando un poco mi pierna sin darse cuenta, permanecía en completo silencio, sin mirar a su padre o a mí, sólo tenía la mirada perdida en algún punto de su plato. Solté su pierna y tomé con fuerza su mano, me miró de reojo y luego regresó la mirada a la mesa.

 

-        No recordaba eso. – le dije con cierta incertidumbre. – Sólo sé que después de ese incidente me han hecho cuidarme demasiado mis padres, por lo que ahora no me arriesgo. – confesé sin soltar la mano de Naruto.

-        Naruto lo tomó muy mal, ¿sabes? Fue entonces que él se volvió un chico berrinchudo como ahora, le duró más de un año el coraje con nosotros por no permitirle verte, hasta que finalmente un día lo dejó ir; pero notamos que él poco a poco iba reprimiendo más sus recuerdos, como intentando que así no doliera más; pero ¿quién iba a decir que se volverían a encontrar? – dijo sonriendo con un poco de melancolía.

-        Y ha caído en el mejor de los momentos. – admití, mirando al rubio menor.

-        Dice una vieja leyenda que todos estamos conectados por un hilo rojo a ciertas personas, que la gente que será tu amigo, o conocido, gente que marcará tu vida tendrá atado su hilo en el tobillo, mientras que el amor destinado a ser estará atado en el dedo meñique de ambos. – mencionó Minato con un trasfondo, refiriéndose a nosotros como el amor destinado a ser.

-        ¿Crees en eso? – preguntó Naruto por lo bajo.

-        Sí, lo hago. – respondió el mayor.

-        ¿Crees que mamá lo haya sido? – la tristeza en la voz de Naruto me rompía el corazón.

-        Sí, estoy seguro de eso. No porque no hayamos tenido la oportunidad de permanecer juntos toda la vida la amaré menos.

 

A partir de ese minuto guardé silencio, no había nada que yo pudiera decir, sólo escuché el comentario de Minato, diciéndole a Naruto que su madre también esperaba que él y yo estuviéramos juntos. Ellos continuaron su conversación de la madre de Naruto durante un buen rato, dejándome en completo silencio, aunque no me molestaba en absoluto.

 

Notas finales:

¿Cómo les ha parecido? Espero que me lo hagan saber en reviews :3 

Les quiero un montón


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).