Habían pasado ya diez años desde la marcha de Naruto, durante ese tiempo muchas cosas habían ocurrido. Sakura, despreciada por todos, continuaba bajo la supervisión de Ino y Tsunade se negaba a readmitirla como su alumna, las personas de la aldea la señalaban al pasar, la tildaban de monstruo, demonio y cosas peores, la arrojaban piedras y le amargaban la vida, estaba viviendo el mismo infierno que viviera Naruto. Sasuke, bajo la tutela de Sai conocía también tiempos difíciles, lo comparaban con su hermano por la crueldad del acto que había pretendido cometer y lo culpaban abiertamente de la ausencia del rubio, comentarios como “esto se veía venir”, “es igual que su hermano”, “la maldad la lleva en la sangre” eran para él la peor de las torturas, Kakashi no lo quería cerca e Iruka ni lo miraba siquiera.
Tsunade recibía cartas de Naruto y se las leía a los amigos de éste, a quienes ponía así al tanto de las andanzas del rubio que ya se había convertido en una leyenda en la villa y contaba con club de fans.
La popularidad del rubio era debida a que desde su marcha muchos mensajeros de grandes señores se presentaban en Konhoha con cuantiosas recompensas, pagos por los excelentes servicios de un ninja de esa aldea al cual, por el color de sus ojos, llamaban Zafiro. La descripción de este magnífico ninja se correspondía en todo con la del desaparecido Naruto y, al correr la noticia por la aldea, todos se sentían orgullosos de que alguien tan especial fuese su paisano. Iruka era felicitado por todos pues siempre había considerado a Naruto un hijo, Kakashi y Jiraiya andaban ufanos por que su discípulo era muy afamado y la gente les señalaba y decía “por ahí van dos de los maestros del ninja más famoso de la aldea”, claro que también decían “por suerte solo se le han pegado sus habilidades y no sus perversiones”.
Un día el centinela anunció que se acercaba un hombre a la villa, era alto y vestía de pies a cabeza de negro, no se podía saber a que villa pertenecía, ya que traía cubierta la cabeza por una capucha.
-Abre las puertas – Pidió
- ¿Quién eres?
-Un ninja de la aldea, abre.
-Primero dime tu nombre.
-Me conocen por Zafiro.
-¿El famoso Zafiro? ¿Y cómo se que eres tú?
-¡Avisa a la Hokage!, Pregúntala si las palabras “yo no soy cómo tú, yo quiero perpetuar ese nombre” significan algo para ella.
-Bien, pero no te muevas, ¡Vosotros! –Llamó a unos compañeros – Vigiladle y si se mueve tirad a matar.
El ninja partió a la torre de la líder de la aldea llevando el mensaje, cuando llegó pidió hablar con ella, así que le condujeron al despacho.
-¿Qué deseas? – Dijo la rubia que leía la última carta de Naruto.
-Hay un hombre a la puerta de la villa que desea entrar, dice ser Zafiro y me ha dado un mensaje para ti, me ha dicho que te pregunte si las palabras “yo no soy cómo tú, yo quiero perpetuar ese nombre” significan algo para ti. He dado orden a mis compañeros de que lo vigilen y lo maten si se mueve y he venido a informar.
-¡Es él! ¡Tráelo ante mí!
El ninja se apresuró a ir a la entrada de la villa y, tras dejarle el paso libre al recién llegado y deshacerse en disculpas con él, lo condujo ante Tsunade.
-Tus ninjas son muy eficientes, Hokage – Sama.
-Pero ninguno puede compararse contigo, los señores feudales y los hombres importantes para los que has trabajado han enviado numerosas recompensas y se han desecho en halagos hacia ti. Cómo es lógico todos los ingresos que te correspondían han sido cuidadosamente guardados.
-Eso ahora no importa ¿Cómo están todos?
-Muy bien, pero vendrás cansado de tanto viajar por el mundo, ¿Por qué no te vas a tu casa, te das un baño, descansas y vuelves mañana?
-¿Qué pretendes?
-Oh, nada organizarte una fiestecita.
Mientras el ninja que recibió a Naruto daba la noticia de su regreso a cuantos encontraba, aseguraba que el famoso Zafiro se encontraba en esos precisos momentos hablando con la Hokage. Al punto la noticia había corrido cómo la pólvora y todos los habitantes de Konhoja se habían congregado ante el despacho de la Hokage para saludar a Naruto. Entre ellos estaba el club de fans del rubio, presidio por Neiji y Hinata, Sai con los AMBU que no tenían misiones y los maestros del rubio.
Cuando el pobre Naruto salió del despacho de Tsunade para ir a su casa y se encontró a toda aquella gente casi le da un síncope. De entre la multitud le llamó la atención la presencia de Sakura junto a Ino y Hinata que trataban de echarla para atrás y se encaminó hacia ellas con una sonrisa en los labios.
-Hola, chicas, no me explico como la naturaleza que es tan sabia ha puesto una vulgar hierba venenosa entre dos bellas flores. ¿Desde cuando junto al lirio y la rosa puede estar una planta vulgar, sin gracia ni belleza que solo daña y mata?
Naruto había hablado lo bastante alto como para ser oído, y además al decir lirio había mirado a Hinata y al decir rosa sus ojos se habían clavado en Ino, por lo cual todos vieron confirmadas sus sospechas sobre la identidad de la mala hierba.
-Hola, Naruto – Kun – Dijo Sai atrayendo la atención del rubio que volvió hacia él los celestes ojos.
-Hola Sai, ¿Te has dado cuenta de qué tienes junto a ti a una serpiente rastrera? – Dijo el rubio señalando al menor de los Uchiha que trataba de ocultarse.
-Si, es mi desgracia, la Hokage nos ha cargado con esto a Ino y a mí.
En esto “Dorado” el zorro que siempre acompañaba a Naruto desde su partida apareció en medio de aquel tumulto.
-Naruto, Naruto….
-Un zorro parlante, un demonio, socorro – Gritó la Haruno – Protégenos Hokage.
-¿Tú muy lista no eres verdad? – Pregunto Kakashi con toda la mala leche acumulada de años – Ese zorro esta hablando tranquilamente con Naruto y ni nos ha mirado siquiera, si pretendiera hacernos algo Naruto sería el primero en defendernos.
-Si es que esta chica está peor cada día – Dijo Jiraiya – Además de ser más fea que un pecado y carecer de gracia es idiota ¿Qué vería en ella mi pupilo?
-Bien dicen que el amor es ciego.
-¿Qué pasa “Dorado”?
-Me prometiste que me presentarías a tus maestros y me has dejado solito esperando a la entrada.
-Es que tenía que preparar el terreno, bueno como ahora está toda la aldea reunida… Habitantes de la villa oculta de la hoja, os presento a Dorado, el zorro sobrenatural, mi amigo y compañero.
-Mucho gusto, cómo para Naru-Chan esta villa es lo más importante lo es también para mí y me comprometo a defenderla con mis colmillos y garras.
El zorro inclino la cabeza y miró de reojo a Sakura que continuaba junto a Ino y Hinata, se acercó a ellas y cambió de tamaño, hasta alcanzar una altura más que considerable, luego tomó a la pelirrosa entre los dientes con cuidado y se alejó unos pasos, dónde no había gente, allí cavó un hoyo, donde arrojo su poco agradable carga y, con las patas traseras, le empezó a echar tierra tal como haría un zorro en estado salvaje para ocultar comida para épocas de hambruna. Las risotadas no se hicieron esperar, y aumentaron cuando sacaron a Sakura cubierta de tierra.
-¡Eso no ha estado bien dorado!-Lo regañó el rubio.
-¡Gracias por defenderme, Naruto – Kun! – Chilló emocionada la afectada por las acciones del zorro.
-Lo siento.
-¡Con sentirlo no se arregla! ¿Y si la hokage se enfada por destrozarle las calles qué?
Nuevas risas se dejaron oír ante las palabras del rubio y la cara de Sakura.
-Tranquilo Naruto – Dijo Tsunade – Ya arreglara Sakura el estropicio, que no tiene más que hacer. Bien venido a la villa, hijo mío, y bien venido tu también, Dorado.-¡Esta mujer es una maravilla, hermanito!- Dijo el zorro volviendo a su tamaño natural – Tenías razón cuando me decías que era fabulosa.
-El zorro lo ha llamado hermano – Dijo la Haruno a gritos señalando a Naruto y a Dorado cuya conversación había sido escuchada por todos – Es un demonio, matadlo, que el AMBU haga su trabajo.
-Si decidiéramos eliminar a algún ser diabólico – Dijo Sai adelantándose kunay en mano – Empezaríamos por ti y por este indeseable a quien no le importó herir los sentimientos de Naruto –Kun.
-¡Vamos Sai deja las formalidades! – El rubio se acercó al AMBU y ante el asombro general le abrazó – Para ti y para mis amigos sigo siendo Naruto.
Sasuke miraba la escena dolido, si no hubiese sido por el asunto de la apuesta ahora Naruto lo trataría con su acostumbrada familiaridad, pero el rubio nada más verle le había llamado serpiente.
-Bueno, ahora que ya os he visto a todos me gustaría descansar, así que sino os importa me iré a mi casa.
-Deja que te acompañe Naruto- Se ofreció Sai para mosqueo de Sasuke - ¿Hokage – Sama puedo dejar de momento mis obligaciones de “cuidador de serpientes” y acompañar a Naruto?
-Claro Sai, Kakashi, cuida de Sasuke. Sai tú tienes el resto del día libre. Una cosa más Mañana por la noche habrá fiesta en la villa, mandad cartas a las villas aliadas, que todos sepan que Naruto Uzumaki, el orgullo de la villa oculta de la hoja, ha vuelto a casa.