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Viviendo con el Instinto por Kikyo_Takarai

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Will no quería pensar en Abigail Hobbs, pero no podía evitarlo. No debería acercarse a ella, pero ahora que era libre de ir de nuevo a dónde quisiera… bueno no podía evitarlo. No estar encerrado en casa todo el día le traía paz. Le ofrecía seguridad. Y Will la aprovechaba, Hannibal definitivamente tenía intenciones de dejarlo en estado de nuevo en cuanto entrara en celo, eso le daba relativamente poco tiempo antes de que sus instintos de anidar regresaran con toda su fuerza. Nunca desaparecerían del todo sin los supresores y menos mientras tuviera niños pequeños.

Tenerlo menos rebelde, menos pensativo, con la mente menos ocupada, Hannibal probablemente quería eso. Will querría eso si fuera él. Pero no, estaba en la puerta de Abigail Hobbs, dudando si tocar o no. Al final lo hizo, casi esperando que no estuviera en casa.

Pero la puerta si se abrió y la muchacha lo miró confundida desde atrás de la cadena que la mantenía cerrada. Will se aclaró la garganta.

—¿Puedo ayudarte?

—Hola… Soy Will Graham…

—Tú mataste a papá. —Respondió ella de inmediato, su mirada se endureció y no hubo en su voz el más mínimo titubeo.

—Sí…

—¿Qué quieres? ¿No has causado ya suficiente daño?

—Quería disculparme. No pretendía hacerle daño a nadie, él me atacó y yo…

—Te atacó con un cuchillo, tú le disparaste 9 veces. —Will cerró la boca como un tonto. Abigail continuó. Sus ojos azules fríos.— Siempre supe que terminaría así, tal vez luego de que no tuviéramos deudas que pagar.

—Yo puedo pagarlas.

—No necesito tu lástima. Por eso los Omega no deben ser policías. — Aquello le dolió íntimamente, como Beta era raro que Abigail hablara de ese modo, pero se lo merecía.

—Me retiraron de la fuerza.

—Me siento cada vez más segura.

—No fue por egoísmo que mate a tu padre, ni por lastimar a nadie. Pero si cambie tu vida para mal déjame tratar de ayudar.

Abigail lo miró de arriba abajo y cerró la puerta, Will escuchó crujir el seguro y luego se abrió de nuevo.

—¿Alfa adinerado?

—Sí.

—Tu dinero no me devolverá mi padre.

—Nada te devolverá a tu padre.

—Ayudarme no te devolverá la paz.

—A ti tal vez sí.

—Ayudarme no hará que olvide que mi padre nunca recibirá justicia. —Espetó Abigail. — Seguirás libre haciendo lo que los omega hacen, casarse y tener hijos. Vivir una vida perfecta mientras yo pierdo la única familia que tenía y a ti te dejan ir con una palmada en la espalda.

—Por favor, sé que no compensaré lo que hice, pero déjame intentar. No puedo devolverte a tu padre pero puedo llevarme tus preocupaciones.

—No necesito otro padre.

—No necesito otra Abigail.— Aquello pareció sorprenderla, meditó un momento lo dicho antes de volver a hablar.

—¿Tienes hijos?

—Sí.

—Tu esposo no sabe que estás aquí o habría venido contigo. —Adivinó la muchacha. — Matas y mientes, no eres como todos los otros. Eres más parecido a mí padre que a los otros Omega que conozco.

—Abigail.

—Quiero que pagues mi colegiatura, hasta que me gradué. Y quiero dinero para mis libros.

—Hecho. —Afirmó Will de inmediato.

—Mi padre siempre fue un hombre violento. Nunca me hizo daño, pero se metía con malas personas, tenía malos negocios. Traía más sangre a casa que dinero. Sabía que era cuestión de tiempo para que apareciera en una bolsa negra. O para que llegara a casa en una.

—Abigail.

—Si no te dan lo que quieres, algo me dice que veré en ti lo mismo que veía en mi padre. — Dijo la muchacha, fríos ojos azules fijos en él como estacas, Will hizo lo posible por mantener la mirada en alto. Fue un alivio cuando ella cerró los ojos primero.

Ella podía verlo, podía ver su maldad. Podía ver al hombre que eligió ignorar su responsabilidad sobre la vida que había arrebatado para vivir en un cuento de hadas.

—C...Creo que deberías hablar con alguien sobre esto, Abigail.

—¿Con quién? Si hay alguien aquí que debería ir a terapia ambos sabemos bien quién es…

—No puedes mentirte por siempre.

—Tampoco puedo pagar un loquero.-Dijo hastiada, Will la vió golpear su pie contra el piso impacientemente.

—Yo lo arreglaré…

Abigail cerró la puerta y Will no lo lamentó.

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Sufrió dos celos falsos más antes de la primera nevada, ambos horriblemente agotadores.  Si algo deseaba de verdad era dormir. Todo el día, el frío lo agobiaba. Si no recordaba a Garret Jacob Hobbs recordaba ser apuñalado. Casi podía sentir la sangre brotando de la cicatriz de su abdomen, cayendo ardiente sobre la nieve de su patio, vapor subiendo como fosas del infierno.

— ¿Will?

— ¿Sí? —Respondió de inmediato. Estaba haciendo algo, antes de quedarse pensando en aquello. Hannibal lo miró preocupado de nuevo, el omega sonrió. —Lo siento Hanni, cada vez hace más frío.

—Por supuesto. Creo que deberíamos volver adentro. —Will asintió, igual era hora de despertar a los niños para jugar y tomar el almuerzo. — ¿Harás de comer?

— ¿Tienes algo en mente?

—No, lo que hagas estará delicioso. —Dijo sin darle importancia, en realidad no le interesaba que comer, le interesaban muy pocas cosas de unas semanas a la fecha. Llevaba dos meses pagando la colegiatura de Abigail con el dinero que recibía como pensión de la policía y ella le enviaba correos extremadamente formales con respecto a sus gastos, todos cuidadosamente enlistados y acompañados de facturas y recibos, también le enviaba el reporte bimestral de sus calificaciones. Eran excelentes en realidad, y Will casi sentía algo de orgullo por lo mucho que ella parecía querer alejarse de la sombra de su padre.

Pero había algo mal, los comentarios de los profesores eran extraños y Will no sabía si preocuparse o si simplemente su mente de policía estaba buscando algo más ahí, no podía apagar su cerebro, Abigail Hobbs tendría problemas si es que no los tenía ya. Era callada, reservada pero no tímida, parecía que su aislamiento era por elección En alguien tan joven eso no era saludable. ¿Qué hacía en su tiempo libre?

No tenía amigos ni novio, no que Will pudiera averiguar. Continuaba viviendo en la vieja casa de los Hobbs en un barrio menos que agradable, su madre había muerto mucho antes que su padre y parecía apegada a la vieja y destartalada propiedad. La había pintado, así que algún interés había, pero era poco y tardío en opinión de Will. Abigail se negó a mudarse a un dormitorio en la universidad o compartir departamento con alguna otra muchacha. Will podía sentirlo, estaba enojada. A veces, casi siempre, con él, pero muchas otras estaba seguro que ni ella sabía con quién estaba tan molesta. Esa actitud era una bomba de tiempo.

Hobbs era un adicto violento y si bien Abigail no tenía un historial de abuso de drogas o alcohol Will creía que era cuestión de tiempo. La manzana nunca cae muy lejos del árbol, o eso dijeron de Will cuando entró a la policía como su padre. Para Abigail Hobbs aquello no significaba nada bueno y una parte de Will quería probar que era un dicho que no siempre atinaba como una predicción, si podía salvar a Abigail Hobbs del árbol del que había caído tal vez hubiera esperanza para sus propios hijos.

—Algo te molesta—. Dijo Hannibal. Will levantó la vista de el libro que había estado mirando la última media hora trás la cena. Mirando, ya que su mente estaba muy inquieta para darle sentido a la secuencia de letras en el papel.— He tratado de ser paciente Will, pero la realidad es que estás ocultando algo y no creo que deba pasar más tiempo antes de que me lo digas.

—No te oculto nada.

—Sé cuándo mientes, lo siento en el vínculo.— Hannibal tenía la boca tensa en una línea muy recta, Will abrió la boca y la volvió a cerrar. Su alfa estaba molesto.

—No es… no es algo malo.

—¿Qué hiciste?

—No lo digas con ese tono—. Reprochó. El alfa bufó irritado. — Promete que no vas a enojarte.

—No puedo hacer semejante promesa, que me pidas hacerla sólo hace que me sienta mucho más preocupado.

—Fui a ver a Abigail Hobbs.

—¿Es su esposa? —La voz de Hannibal había perdido ya toda la paciencia y Will trató de mantenerse firme mientras explicaba.

—Su hija.

—Will, eso no es saludable, hablamos sobre eso…

—Lo sé, pero tenía que hacer algo, Hannibal.

—No es tu obligación.

—Pero sí lo es, yo maté a su padre, la deje sin nada, sin familia, sin ingresos…

-Su padre intentó matarte y habrìa tenido éxito si no le hubieras disparado.

—Su padre era lo único que esa muchacha tenía. Me siento responsable.

—Entiendo de donde viene esa responsabilidad, y no puedo negar que quizás en otras circunstancias sería aceptable, pero no creo que sea saludable para ti estar cerca de esa chica.

—Está enojada, pero quiere ser mejor que él, lo sé, lo veo en sus ojos. Él no le dejó opciones, Hannibal, al igual que mi padre ella ha crecido pensando que sólo puede seguir un camino, y si es el de Garret Jacob Hobbs entonces no termina nada bien. Si puedo… —Will buscó las palabras, sus ojos perdidos en los mares de su mente, Hannibal relajó los hombros. Su precioso omega, tan sensible de las emociones ajenas. Al final ambos sabían que tendría que aceptar ayudarle. — Si puedo darle la oportunidad de ser algo más, algo mejor… Es lo menos que puedo hacer.

—Ella estará mucho más enojada de lo que lo que logras comprender Will, tendrá problemas de ira, probablemente de socialización y de empatía, se sentirá frustrada al verte vivir en pleno trás tu transgresión.

—Lo sé… esperaba que pudieras ayudarla. —Confesó, sus ojos azules brillantes y suplicantes. Hannibal suspiró y asintió lentamente, sus dedos fueron a su rostro, frotándose el puente de la nariz con irritación. —¡Hannibal!

—Te ayudaré, pero sólo porque esto es importante para ti y creo que si ayuda a que la culpa que te consume desaparezca entonces será un beneficio para ambos, pero si he de darle terapia a Abigail Hobbs quiero que tu regreses a terapia con Alana.

—¿Qué? Hannibal yo no…

—Es mi única condición, claramente aún hay asuntos que tratar sobre este asunto que ambos elegimos ignorar y no continuaremos así. O regresas a terapia con Alana o me temo que tendrás que dejar de ayudar a la Señorita Hobbs.

—Bien...—Alana nunca lo había dado formalmente de alta, pero habían llegado al acuerdo de que Will no iba a progresar en ese momento, la estabilidad y la felicidad traídas por su alfa y su embarazo parecían haberle curado. —Bien, volveré con Alana.

—Entonces por favor hazle saber a la Señorita Hobbs que la recibiré el lunes a las 5:00 pm en punto.

Will sonrió y casi saltó a sus brazos, besándole los labios. Hannibal suspiró y reciproco el beso con el mismo entusiasmo, dejando  al final un omega sonrojado y sin aliento que le sonreía satisfecho. Hannibal sabía que aquella era una situación muy poco ortodoxa, pero si lograba que Will estuviera mejor, al menos hasta que pudiera embarazarse de nuevo y continuar con una terapia asistida por hormonas naturales… bueno era la mejor opción.

 


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