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Veneno y antídoto por LadyBondage

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Notas del capitulo:

Muchisimas gracias por sus hermosos comentarios, los iré respondio de a poco, no se desesperen mis lindas. Gracias por apoyarme en esta historia. 

A leer.

El príncipe del bosque

[1]

 

Recorre con la mirada las largas piernas morenas cubiertas de gotas de agua dulce, y más arriba hay unas hermosas nalgas redondeadas que parecen clamar por sus dientes en ellas. Sasuke se ha puesto duro de imaginar que se sentirá amasar esas carnes entre los dedos y morderlas para sellar su propiedad.

 

Joder, que ningún crio le había atraído nunca en toda su vida pero ese niñato tenía un aspecto angelical que sólo quería meterse al agua y darle una buena follada. Tal vez era el aroma a hierba y tierra que anidaba en el ambiente o el calor al que no estaba acostumbrado pero se sentía muy atraído a ese muchacho de cabellos rubios.

 

—Mierda… —susurra al darse cuenta que su estado es tan deplorable, el sudor corre bajo las prendas obscuras que viste, y su miembro palpitante señala en dirección a la persona que lo ha despertado. No puede darse el lujo de ser descubierto aunque muere por liberarse de la estorbosa ropa para darse un poco de placer.

 

Y tampoco es un violador como para atreverse a tomar al incauto que ignorante de su condición sigue jugueteando con el agua como un niño pequeño. Su alegre risa llena el silencio que se empeña en mantenerlo oculto.

 

Naruto se siente mucho más relajado y fresco, su padre no lo regañara por andar dando paseos en el bosque, ya lo conoce muy bien. Sabe que es capaz de cuidarse, además nadie se metería con el príncipe del reino de Fuego. Sólo un idiota se atrevería.

 

Sasuke sigue observando a Naruto zambullirse en el agua, su cuerpo esbelto danza contra el flujo de la corriente, decide que debe alejarse de ahí para su sanidad mental pero al momento de escabullirse por los arbustos pisa unas ramas que crujen sonorosamente bajo sus pies. Naruto deja de jugar en el lago, el ruido que ha escuchado lo pon en alerta, Sasuke se reprende mentalmente por su estupidez, ahora el bonito rubio mira a todas partes buscando el origen de aquel crujido.

 

— ¿Quién anda ahí? —su voz trémula es un cantico de seda que a Sasuke le agrada en demasía. No sólo es hermoso, también tiene un tono almibarado que encandila.

—Debo salir de aquí sin que me note…—masculla en voz baja.

 

El príncipe rubio nada a la orilla buscando sus ropas, todo el calor se le ha bajado no sólo por el chapuzón sino también por el susto. Necesita salir de ahí cuanto antes.

 

—Carajo…—la capa de Sasuke se atora contra una rama.

— ¡Le ordeno que salga ahora mismo! —grita al desconocido, y sólo recibe como respuesta el rumor del viento golpeando las ramas y meciendo las hojas de los árboles.

 

A medio vestir Naruto se dirige detrás de unos abetos desparpajados, no lleva su espada consigo porque no lo creyó necesario, y en su momento de más necesidad se da cuenta de lo tonto que ha sido.

 

—Mierda, tendré que…

—Oiga usted —Sasuke se queda petrificado, la voz de aquel niño rubio se escucha demasiado cercana. —Espiar es una falta grave contra su príncipe. —Naruto dice airado. Sasuke está dándole la espalda.

 

Naruto se cubre el torso desnudo con la camisa de lino blanca y con trabajos se anuda los pantalones.

 

—No me ignore y dese la vuelta para que pueda ver la cara del rufián que me ha visto desnudo.

 

Sasuke de repente olvida su recato y se echa a reír ruidosamente provocando la molestia de Naruto.

 

— ¿Cómo me has llamado? —se gira para darle la cara a Naruto. Y a Naruto se le corta la respiración al verlo.

 

No tiene aspecto de ladrón ni tampoco de un hombretón corpulento violador de vírgenes. Más bien es un hombre joven de mirada serena y rostro de facciones definidas casi femeninas pero con un aura masculina revoloteando a su alrededor. Tiene mentón cuadrado, ojos imperturbables del color de una noche sin estrellas. Es muy alto, más que él y eso le intimida un poco porque hasta ahora los únicos altos además de él eran su padre y su abuelo, no alguien ajeno. Su cabello es tan negro como el plumaje de un cuervo.

Y ese hombre con la sonrisa traviesa se acerca a cada vez más, camina como una pantera, y muestra unos dientes blancos debajo de esos labios de un rojo cereza. Naruto se echa para atrás hasta que su espalda toca un árbol y entonces ese sujeto aprovecha su torpeza para acorralarlo contra el tronco.

 

Sasuke siente el temblor en ese cuerpo menudo, debe admitir que el bonito sol es alto pero no tanto como él y que de cerca es todavía más hermoso, parece una chica viéndolo de frente. Nariz respingada, cuello largo de cisne, rostro redondo cubierto de una dorada corona y ojos grandes azul obscuro. Huele a jazmín, a lirios y a miel de abeja. Dulce, muy dulce.

 

Con la derecha lo toma del mentón para acercarlo a su rostro, el niño mantiene sus ojos fijos en él y eso le gusta. Es un príncipe, él mismo lo dijo, se pregunta de qué familia provendrá. Seguro vino a la boda que celebrará con su maldito creador, de pensarlo…

 

Pero no ahora, no cuando tiene al ser más hermoso frente a él. En su interior puede escuchar la burlona voz de Sai con referencia a sus gustos. Nunca antes un hombre lo había atraído como el niñato aquel.

 

—Cómo has oído, ahora aléjate de mí, bastardo. —refuta el más bajito con su voz aniñada. Sasuke sonríe para él.

— ¿Crees que realmente fue interesante ver a un monigote como tú desnudo? He visto a hombres más hermosos con mejores cuerpos. —Sasuke le responde. Naruto traga saliva duramente.

 

Ha dolido el golpe, jamás nadie le había dicho algo así de cruel, incluso se sonroja de pena.

 

— ¡Suéltame entonces! —lo empuja con fuerza, Sasuke se sorprende de la fuerza que el rubio posee, pero aun así ha sido un reto para él, vuelve a acorralarlo pero esta vez lo iza de la estrecha cintura. — ¡Qué mierda te pasa, cabron! —Naruto pelea por su orgullo herido y porque es odioso tener a un hombre como ese frente a él, que extrañamente le ha despertado un hormigueo en el estómago, es tan atractivo que su sola presencia lastima.

 

Sasuke se divierte haciéndole enojar, pasea sus manos por los costados levantando la camiseta de lino y descubriendo que la piel morena en realidad es igual de suave a como se ve. Naruto serpentea su cuerpo contra el tronco y el pecho fuerte del Uchiha.

 

—Mentira, no creo que haya hombres más afeminados que tú, incluso chillas como una señorita —le dice burlón.

 

Aquello ofende doblemente a Naruto. Claro que no es afeminado, tiene un cuerpo varonil quizá no tanto como realmente le gustaría gracias a su condición pero es fuerte, y no tiene formas femeninas, sabe que se lo dice para que le moleste. Y dioses, lo ha conseguido.

 

— ¿Siempre eres así de odioso o sólo te esfuerzas conmigo? —finalmente Naruto se rinde, sus ojos azules centellean de una ira precavida. Sasuke admira la belleza del rostro adolescente.

—Sólo es contigo, creo que tu carita me provoca.

 

Naruto zafa su mano derecha, la levanta para asestarle un golpe pero este no llega a su destino, Sasuke lo amortigua con el brazo, ha sido más rápido de lo que cree. Y justo está a punto de soltar una indecencia cuando el Uchiha posiciona sus labios sobre los suyos.

 

Sasuke no sabe por qué lo hace, sólo quiere probar el sabor del rubio para desencantarse.

 

Ocurre lo contrario; cuando su lengua ávida busca a la otra para unírsele, la saliva se mezcla con la suya, sabe a durazno y azúcar. Es un sabor adictivo con el que quiere seguir embriagándose. Naruto abre los ojos hasta donde sus orbitas se lo permiten. Su primer beso, y con la persona que lo había insultado dos veces.

 

Sigiloso, su rodilla se dirige a la entrepierna. Sasuke se aleja abruptamente, el dolor es más fuerte como para seguir sujetándolo. Naruto sonríe de gusto.

 

—No me vuelvas a tocar, idiota. —se burla el rubio, Sasuke no tiene la oportunidad de hacer nada, el príncipe ha salido corriendo.

 

 

 

 

[2]

 

Sai se pasea por el pueblo, es un hombre de sonrisa fácil y ojos que destilan astucia. Las doncellas que lo miran se sonrojan cuando él les guiña el ojo, atrevido y sofisticado.

 

—Qué hermosas son las mujeres aquí. —le dice a Shisui luego de ver pasar a un par de gemelas con los escotes seductores mostrando la reciente primavera brillante en sus pieles.

—Tierra caliente, mi amigo. Y con el calor olvidan el recato, usan telas delgadas como si fuese su segunda piel y se muestran con descaro. —Shisui admira el cielo despejado, sin nubes negras a los alrededores, sólo un sol resplandeciente que ilumina de costa a costa.

—Me casaré con una mujer de aquí, te lo aseguro. —dice Sai como si estuviese pactando un trato con algún comerciante.

 

Shisui conoce al Shimura de prácticamente toda la vida. Nació en bajo las huestes Uchiha, primo-hermano de Sasuke e Itachi, su padre, un reconocido soldado de la batalla de Aguanieve, cuando Orochimaru decidió que sería mejor para sus tierras anexar los terrenos Uchiha. Al morir, encomendó a su familia cercana el cuidado de su único vástago y su mujer, que murió diez años después víctima de gripe de ventisca.

 

—Pues mientras no conozcan la peor versión de ti… —Shisui le responde con un tono cantarín. Sai se encoge de hombros y se echa a reír lánguidamente.

—A diferencia de Sasuke, yo si soy un buen partido. Maldito suertudo. —Sai echa un largo silbido al aire. —Se casará con un bello creador y virgen. ¡Maldición! Yo debí unir nuestras casas con esa unión, no él. Pero no tengo más remedio que observar desde la distancia, me pregunto cómo será el chiquillo…

 

Una rayo veloz lo golpea con toda su fuerza contra el pecho, Sai trastabilla hacia atrás llevándose consigo al muchacho que ha chocado contra él. Shisui preocupado, intenta ponerlos de pie.

 

Sai está a nada de abrir la boca cuando unos hermosos ojos azules lo miran con un brillo de vergüenza. Y puede jurar que jamás vio ojos tan bonitos ni un cielo tan claro como ese.

 

 

[3]

 

Sasuke monta su caballo, es incómodo ir arriba del semental con un incipiente dolor punzando su entrepierna. Vaya niño, tenía agallas como para golpearlo así, y peor aún; fuerza suficiente como para derribarlo. Aunque fue su culpa, estaba distraído atosigándolo. Pero fue inevitable, con esa carita de travieso y sus ojos de océano le fue casi imposible apartarse. Y ahora las consecuencias se cernían sobre su cuerpo de muy mala manera.

 

—Sasuke, querido… —escucha a lo lejos una voz almibarada que lo llama. Sasuke con esfuerzo sobrehumano baja del caballo. Unos mozos le ayudan a llevarse al animal a los establos para que coma algo.

 

Tsunade Senju, la hermosa reina de Konohagakure se encuentra a las puertas del castillo para recibirlo como una madre amorosa, lo enreda en un abrazo que hace crujir sus huesos, en sus labios se dibuja la sonrisa más sincera que ha visto en esos largos días de viaje incansable.

 

—Alteza. —se aparta de los pechos voluminosos con un tenue sonrojo surcando sus mejillas. Tsunade acaricia su rostro con ambas manos.

 

Los años pasaron para ellos. La única vez que piso el reino de Fuego él era un niño que apenas aprendía a caminar y ella solía cargarle hasta que se quedaba dormido.

 

—Estás tan guapo y tan grande, alto como un Uchiha y fuerte. —ella toca sus brazos palpando los músculos bajo la tela. Madara y Fugaku se aproximan a ellos envueltos por aquel corto barullo que la fémina ha suscitado.

—Gracias su majestad, usted sigue muy hermosa. Es divino volver a verle. —el joven Uchiha hace una elegante reverencia, toma el dorso derecho donde sus crueles labios depositan un casto beso. Es el turno de la reina para sonrojarse.

Sasuke está haciendo alarde de su digna galantería.

—Por fin has vuelto, la reina había estado esperándote para invitarnos a la merienda. —Madara ruge con la voz fría y Tsunade mueve la mano besada de arriba hacia abajo restándole importancia.

—Sandeces, es un gusto tenerlos aquí, por mi puedes dar todos los paseos que quieras. Después de todo, éste será tu hogar cuando contraigas matrimonio con mi nieto. —dice orgullosa. Sasuke sonríe hipócritamente, todos parecen tan felices, menos él.

 

No quiere pensar en su próxima unión. Luego a su cabeza viene el rostro aniñado del principito con el que se encontró en la mañana. Si al menos su futuro marido tuviera esa misma sonrisa, no tendría problemas para llevárselo a la cama.

 

 

Notas finales:

Y bueno, quería decirles que me encuentro algo deprimida, en el sentido de que me ha tocado ser victima del plagio, sip... lo he sido. Una chica -no mencionaré su nickname ni la página donde subió mi historia- creyó que sería buena idea tomar mi fic "Cuando nace el amor" cambiarla a hetero, con otros personajes, y así. Pensó estupidamente que yo no lo notaría, pero oh... tengo una amiga que sí es muy lectora de esa página y me lo dijo ya que ella leyó mi borrador. Después de hablar SERIAMENTE con la usuaria, decidí que no voy a escribir para este tipo de personas. Yo me esfuerzo todos los días por darles buenas historias, me desveló por continuar cada una de ellas, y lo hago por amor a lo que hago, escribir es mi vocación y lo he hecho desde que era una niña. Se me hace tan inhumano tomar algo que no es TUYO y hacerlo pasar como que sí, peor aun, no darle crédito a la verdadera autora. Yo estoy de acuerdo en las adaptaciones, de hecho si alguien quisiera hacer algo así con mis historias yo estaría de acuerdo, en serio, no soy mamona, creo que soy bastante accesible para todas ustedes. Pero que me hagan esto sacá lo peor de mí. En fin, ya lloré lo que tenía que llorar, ya peleé y ya hice mi coraje, así que por ahora ese fic no lo subiré. Preferí eliminarlo porque como dije, yo no escribo para ese tipo de chicas, yo escribo para ustedes, para hacerlas felices, ustedes me hacen feliz con sus comentarios. Eso mis niñas, se los agradezco mucho, gracias a las que me valoran y valoran mi trabajo. Un enorme beso.

PD. Sé que esperaban lemon hahaha, soy mala, en el proximo capitulo ya vendrá la dulce noche de bodas SasuNaru.


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