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Adicto a Tu Sangre por Lure89

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Notas del capitulo:

Hola! Hoy vengo a traerles un nuevo capítulo para disfrutar. En esta oportunidad, se irán revelando ciertas cosas de la historia de estos fantásticos personajes. Poco a poco iremos adentrándonos a sus vidas para entender quiénes son y a donde quieren ir. Sin más introducción, los invito a leer.

Capítulo 2: Sed de Venganza.

 

 

El aliento del pequeño niño, que corría desesperado y asustado entre los angostos callejones, era sumamente agitado y tembloroso. Sus piernas quemaban del esfuerzo que hacía en su rápido andar y su pecho subía y bajaba repetidamente en un intento por obtener el tan preciado oxígeno que le hacía falta. Las lágrimas que caían como cataratas de sus ojos azules, se derramaban sin cesar nublándole la vista y obligándolo a secarse las mismas insistentemente con el puño de su saco. Con cada paso que daba, la adrenalina en su diminuto cuerpo se iba consumiendo de manera exponencial, dejándolo casi al borde del agotamiento. Pero no tenía intenciones de parar, su instinto de conservación lo hacía seguir corriendo para escapar de su terrible final, aunque esto significara en el intento, derramara hasta la última gota de sudor. Miraba cada tanto hacia atrás, buscando con sus ojos abiertos y pupilas dilatadas al espectro que minutos antes había asesinado a sus padres y que ahora lo acosaba a él. Desafortunadamente, esta distracción hizo que tropezara de boca haciéndolo derrapar unos cuantos centímetros por el suelo por el envión de su corrida. Al cabo de unos segundos, aun sintiéndose aturdido, se incorporó para seguir su marcha con dificultad a pesar que sentía un agudo dolor en su rodilla y brazo, de los cuales brotaba sangre tras ser raspados contra el áspero empedrado. Las risas de aquel vampiro asesino se escuchaban como eco por todo el lugar, atemorizando cada vez más al pequeño que se tapaba los oídos como un intento de silenciar el mundo a su alrededor.

 

—¡Bastaaaaaa! —gritó con desesperación, tratando que aquella voz maligna se detuviera aunque sea solo por un instante, mientras seguía intentando encontrar una salida al laberinto en el que lo habían sumergido.

 

Su acosador era veloz y era capaz alcanzarlo fácilmente si se lo proponía; pero su interés no residía en capturar a su presa, sino en disfrutar de la cacería y la persecución. Tomándose su tiempo y regocijándose en su maquiavélico juego, el vampiro acorralaba al niño en cada esquina obligándolo a correr sin parar de un lado a otro y asustándolo con su descontrolada risa. De un momento a otro, decidido a terminar con su perversa travesura, el espectro sorprendió al pequeño nuevamente en un giro y lo tomó con fuerza del cuello levantándolo del suelo hasta situarlo por en sima de su cabeza.

 

—¡Ya… mátame! ¡Maldito! —vociferó el chiquillo con un ira incontrolable a la vez que pataleaba con fuerza y tomaba las manos que lo estrangulaban para separarlas de su garganta. Ya las lágrimas no brotaban de sus ojos y solo había en su mirada puro desprecio.

 

—¿Pero que tenemos aquí?… —murmuró el monstruo intrigado a la vez que acercaba más su rostro al de su presa—… ¡Chico! ¡Qué mirada! ¡Ahora tus ojos desprenden puro odio! Y yo que me esperaba ver una cara llena de pánico Jajajaja ¡Me encanta! ¡Jamás creí que una presa fuera a desafiarme así! —Hizo una pausa y observó detenidamente al muchacho que no dejaba de resistirse y luchar por su vida.

 

—¡Voy… a matarte! ¡Juro que… vengaré… a mis padres! —Tosió con fuerza y comenzó a salivar sintiéndose desfallecer por la falta de oxígeno.

 

—Lo siento, es que tus papis se cruzaron en mi camino justo cuando me sentía molesto. A veces tengo sed y otras… bueno, la inmortalidad luego de muchos años suele ser bastante aburrida, ¿sabes? Y en ocasiones, para no decir todos los días, necesito encontrar algún hobby con el cual matar el tiempo, jajajajaja. Y la cacería por el puro placer de matar… ¡Es mi favorito! —Suspiró encantado con su discurso—. Mmmm… pero es interesante lo que dices chico. No me cabe la menor duda que intentarás matarme algún día, jajajaja. ¡Pero qué divertido! ¡Qué divertiiiiiiiido! ¡Quiero verte intentarlo y fracasar! ¡Ver tu rostro lleno de odio y frustración! ¡Qué deleite será eso! ¡Ya me excito en solo pensarlo!

 

Repentinamente, la imagen del vampiro y el lugar comenzó a hacerse borrosa para luego tomar nuevamente nitidez—. ¡Vamos hombre! ¡Por qué no intentas matarme! ¡¿Eh?! ¡Anda! —Insistió el vampiro y golpeó con fuerza el cuerpo que sostenía contra la pared mientras le gritaba—. ¡No te cansas de seguir intentándolo! ¡Qué divertido! Jajajaja. —Volvió estrangular con más fuerza el cuello de su presa pero ahora al que sostenía en su mano era la figura de un hombre adulto.

 

—¡Un día de estos voy a matarte Joker! ¡Lo haré! —escupió con ira el joven mientras con fuerza sostenía el asfixiante agarre para hacerse un hueco por el cual respirar—. ¡No me importa el tiempo que me lleve! ¡Te seguiré cazando hasta lograr matarte, bestia asquerosa! ¡Aunque muera en el intento! —Propinó un fuerte golpe con su puño al vampiro haciéndole girar su rostro.

 

El espectro volvió a mirar a su presa, aquel pequeño niño ya crecido, que había dedicado su vida entera a duros entrenamientos, tantos físicos como mentales, con tal de encontrar al vampiro que había asesinado a sus padres aquella fatídica noche. Solo había vivido por la sed de venganza, noche tras noche, ofuscado por encontrarlo, y esta vez era una de las tantas veces que lo había cruzado para intentar matarlo; pero como en todas, había fallado. Solo seguía vivo por que aquel monstruo así lo quería. Este se deleitaba con ver la cara de aquel hombre frustrado llena de odio y desprecio hacia él; pero esa noche cambió de parecer. Lo que había oído del humano le hizo revolver el estómago de disgusto.

 

—Olvidé que eras mortal, jovencito. Es verdad… algún día morirás, y eso me molesta bastante. No quiero que nuestro divertido juego acabe. —Arrugó su rostro con preocupación, siendo la primera vez que le mostraba esa cara a su presa, hasta que una fascinante idea se le cruzó por su cabeza iluminándole el semblante—. ¡Pero qué tonto soy! ¡Podemos seguir jugando por toda la eternidad! Jajajajaja. —Rió con júbilo por su ingenio y dejó ver sus colmillos.

 

—¡¿Qué dices?! ¡Estás loco! ¡Detente! —gritó con fuerza y desesperación al ver esa boca abierta acercarse a su cuello.

 

Bruce... ¡Bruce! —Una voz a lo lejos se dejó escuchar llamándolo.

 

—¡No lo hagas maldito demonio! ¡No lo hagas! —La impotencia en su voz era terrible y su garganta comenzó a cerrarse de la angustia y la desazón.

 

—¡Bruce! ¡Despierta! —gritó Clark al mismo tiempo que sacudía por los hombros al murciélago.

 

—¡No lo hagaaaas! —El vampiro abrió sus ojos con terror junto a un alarido y en seguida comenzó a tomar rápidas bocanadas de aire para llenar sus pulmones y liberar la sensación  asfixiante en su pecho. Sus orbes desorbitados al despertarse, miraron para todos lados, asustado, tratando de ubicarse en tiempo y espacio. Reconoció en seguida el aroma dulce del lobo que estaba a su lado y gracias a este se fue tranquilizando lentamente. Al recobrar un poco la compostura, notó que estaba dentro de la ducha en su baño junto al licántropo que repentinamente lo había abrazado para reconfortarlo, estrujándolo con cariño contra su pecho. Bruce se dejó estar unos segundos, luego alzó la vista hacia la flor de la ducha y dejó que el agua cálida que seguía cayendo de la misma lo relajara aún más.

 

—¿Qué… sucedió? —El espectro habló luego de varios segundos con voz apagada luego de sentir que su garganta estaba en condiciones de hablar. Cuando cayó en la cuenta que el otro lo estaba abrazando se quejó—: Pero… ¿por qué me abrazas? ¡Ya suéltame perro! —Hizo fuerza para apartar a Clark que se había quedado aferrado a su cuerpo en silencio a la espera que el otro reaccionara.

 

Este se separó con un pequeño gesto angustioso y tomó el pálido rostro del vampiro con una mano para girar su perfil de un lado a otro—: Bruce… hacía más de una hora que estabas en la ducha, me preocupé, y al venir a verte te encontré inconsciente. Estás muy pálido, debe ser por la falta de sangre. Necesitas beber algo cuanto antes, aún estás débil. —Acercó su rostro para mirarlo de cerca y el otro lo apartó de un empujón.

 

—Recuerda tonto, que ya estoy muerto y por eso soy pálido. Además ya estoy bien, ¡así que quítate! —Intentó ponerse de pie solo, y al notarse débil, aceptó a regañadientes la ayuda que el otro le brindaba—. Iré abajo en seguida. Dile a Alfred que prepare lo de siempre, el entenderá.

 

El licántropo desconfiado miró con preocupación al espectro y se retiró del lugar un poco dudoso; temía que el vampiro colapsara de nuevo pero prefirió marcharse para dejarlo tranquilo al verlo tan turbado. Mientras tanto, Bruce se recostó sobre los azulejos de su baño y se abrazó a si mismo con fuerza para calmar los terribles y repentinos temblores de su cuerpo. Era habitual que el señor de Gotham tuviera la misma pesadilla todas las noches, pero en esa oportunidad, esta había sido más intensa ya que había vuelto a ver, después de tanto tiempo, a aquel monstruo conocido como Joker, el asesino de sus padres. Esa herida mortal que horas antes casi lo llevó a la muerte, había sido producida por aquel maldito vampiro, que en su afán por tentarlo a beber sangre humana, lo había dejado en ese estado. Bruce lo odiaba con toda su alma y se maldecía por dentro por no ser lo suficientemente fuerte para enfrentarlo.

 

____________________

 

 

El mayordomo de los Wayne, un hombre de edad avanzada llamado Alfred Pennyworth, se encontraba en el amplio comedor trayendo un platillo tras otra al invitado de honor. El licántropo, ubicado gustoso en la punta de la mesa, comía sin quejarse toda cosa que se le presentara. El apetito de este ser era voraz y parecía ser que su estómago nunca se saciaba a pesar de la importante cantidad de comida que ya había ingerido. Gracias al amplio conocimiento en la cocina, el mayordomo cada vez que se desplazaba hacia la mesa para servir, se presentaba con un menú diferente. El deleite de cocinar, había sido olvidado por el anciano al tener que servir siempre de cenar, sangre en un plato; y en esa magnífica oportunidad, aprovechó todos sus saberes para dedicarse a complacer a su nuevo comensal.

 

—Veo que disfrutas de la cocina de Alfred, ¿piensas seguir comiendo hasta reventar? —preguntó el vampiro acercándose a la mesa para tomar asiento en su lugar, luego de haber ingresado al gran comedor de manera solemne.

 

Clark lo miró sonriente al verlo aparecerse un poco más recuperado y detuvo su mirada en sus ojos agotados. Obviamente necesitaba beber sangre cuanto antes para recuperar sus fuerzas; algo que estaba dispuesto a ofrecer, pero que el otro no se veía muy animoso en aceptar.

 

—En verdad ya me encuentro satisfecho desde hace tres platos, pero cada vez que viene tan sonriente describiéndome la obra maestra que trae en sus manos, no me atrevo a decirle que no. —Sonrió cálidamente sosteniéndose la panza al sentirse completamente lleno.

 

Al segundo, Alfred se apareció con otra preparación en mano, pero al ver a su señor en la mesa, regresó veloz a la cocina para traer su cena tradicional. Esta constaba de un plato hondo repleto de sangre, sustraído de un animal ubicado en la granja de los terrenos de la propiedad. Desde que Bruce había sido convertido en vampiro, transformaron una gran parte del verde del lugar para situar la granja y criar diferentes animales para el consumo exclusivo de su sangre.

 

—Y dime Clark… es la primera vez que veo un licántropo con tus características, realmente me llama mucho lo atención. Tienes un gran dominio de tu poder y no hace falta que sea luna llena para revelar tu forma lobezna. Además… eso que hiciste antes conmigo, el sumergirme en un sueño, no es una habilidad propia de tu raza. —Lo miró intrigado buscando en su memoria toda la información que había leído de los licántropos.

 

—Así que lo recuerdas. —Rió ligeramente cubriéndose la boca—. Lamento aquello, pero era necesario que descansaras, aunque eso implicaba traerte a cuestas en contra de tu voluntad—. Miró a Alfred acercarse y olió la sangre que traía entre manos—. Y tienes razón, soy único en mi especie, porque resulta que la mía se encuentra casi extinta, soy el último sobreviviente de los licántropos Kryptonianos. Mis padres me enviaron a vivir con humanos antes de que mi pueblo fuera destruido. —Agachó la cabeza con un poco de tristeza pero luego volvió a mirar al espectro con una enorme sonrisa.

 

—Es increíble, había oído sobre los Kryptonianos, pero jamás creí que vería uno con vida, realmente los consideré extintos. —Miró el plato gustoso que habían depositado sobre la mesa y agarró la cuchara entre sus manos para disponerse a beber—. Entonces… ¿tu nacimiento ha sido de manera natural, no fuiste transformado? —preguntó y luego se llevó una cucharada a la boca.

 

—Así es, pero soy más humano de lo que aparento. Prácticamente vivo solo, simplemente rodeado de personas y aislado de otras subespecies de mi raza; solo interactúo con ellos cuando es estrictamente necesario. Ellos buscan un vínculo conmigo como manada pero no tengo intenciones de eso. —Rió con ganas al ver la repentina cara arrugada del otro que había sacado la lengua con repugnancia.

 

—¡Qué asco Alfred! ¿Qué me has traído? —preguntó inapetente dejando la cuchara sobre la mesa con disgusto—. ¡Esto es incomible!

 

—Es el mismo plato que le sirvo de todas las noches señor, no tiene nada diferente —respondió rápidamente y levantó la comida de la mesa—. Iré a buscarle algún otro animal en seguida. —Salió presuroso del comedor para regresar cuanto antes con algo distinto.

 

—Agh, no creo que otro… haga la diferencia. —Suspiró molesto llevándose una mano a la frente para apoyar la misma con frustración, luego alzó la vista y señaló al lobo que no había dejado de mirarlo—. ¡Tú! ¡Es tú culpa! ¡Te dije que no iba a haber sangre que me satisfaga! ¡Maldición! —Se puso de pie y se encaminó a una ventana para mirar como el último vestigio de claridad iba desapareciendo en el horizonte.

 

—Lo siento, pero no podía dejarte morir. —Se disculpó el lobo y se giró sobre la silla para observarlo—. Debes beber sangre Bruce, no tengo problemas en ofrecerte la mía si te gusta más, puedes tomar a tu antojo, te saciaré las veces que sean necesarias —comentó poniéndose de pie para acercarse al otro que había tomado distancia.

 

—Debiste dejarme morir Clark —habló obviando lo dicho por el lobo haciendo que este vibrara por la declaración—. Estoy cansado de perseguirlo… ya no lo soporto más. Hubiera sido dentro de todo… una muerte pacífica. —Hablaba para sí mismo, sumergido en su dolor, sus pensamientos y olvidando la presencia de quien estaba a su lado—. No sé si algún día seré capaz de… —Suspiró frustrado y perdió su mirada en el paisaje del exterior.

 

—¿Te refieres… al Joker? —Se achicó en el lugar al ver la mirada asesina que le dedicaba el vampiro—. Alfred me lo contó, me relató sobre como habías sido transformado y sobre tu afán por enfrentarlo. —Mordió su labio nervioso al ver como el otro comenzaba a respirar aceleradamente, con una energía avasalladora pero a la vez triste—. No te enfades con él, he sido muy insistente para que me contara.

 

Bruce respiró hondo para calmar su enojo, volvió a mirar hacia afuera y trató de aplacar su alborotada cabeza por unos instantes antes de hablar—: Juré cuando fui transformado que no sería como él, que usaría mis habilidades para el bien y que traería justicia a Gotham. Juré jamás matar o beber de un humano y que lucharía contra el crimen sin derramar sangre. —Hizo una pausa y el dolor se hizo presente en sus ojos—. Pero no puedo sostener mi juramento con él, tendré que romper mi promesa de no matar si quiero acabar con el terror de ese monstruo. Él no tiene salvación, la única manera es terminando con su existencia de una vez por todas. Luego, una vez que lo elimine…  solo habrá una vida más que deba tomar. —Apretó los puños con fuerza logrando que sus garras se incrustaran en sus manos lastimándose así mismo. Al instante, al notar que inconscientemente se había abierto hacia Clark contándole detalles innecesarios, le dirigió la palabra—. No sé porque te estoy diciendo estas cosas a ti, mi vida privada no es de tu incumbencia. Solo te permito quedarte aquí hasta que cumplamos nuestro trato. En cuanto lo consumamos, te irás de inmediato. —Soltó irritado y se dio media vuelta para salir del lugar.

 

Pero su marcha fue detenida salvajemente al sentir el olor dulce del líquido vital del licántropo que había mordido su muñeca y había dejado escurrir por esta su sangre. El vampiro, incitado por el aroma que rápidamente se impregnó en el lugar, se dio vuelta lentamente agudizando todos sus sentidos y comenzando a salivar hambriento por beber de aquél cálido torrente sanguíneo. Los latidos del corazón de Clark lo llamaron de sobremanera y tembloroso caminó hacia él, embrujado por la esencia del animal.

 

—Necesitas beber Bruce, yo me alimenté en abundancia para poder brindarte más de mi sangre. —Ofreció su brazo al mayor que con la boca abierta vibraba mirando el líquido rojo.

 

Sin mediar palabra alguna, Bruce tomó aquel brazo que le era ofrecido y lamió el recorrido que había hecho la sangre hasta llegar a la herida abierta. Una vez llegada a esta, chupó y succionó gustoso la vitalidad del lobo, sintiéndose embriagado por el aroma y provocado por su enorme apetito. Los ojos de Clark, se entrecerraron al sentir el placer que le producía aquella lengua, que se movía de arriba abajo cada vez que la sangre abundante se desbordaba de sus venas. Bruce no tardó mucho en salirse del trance en el que se había sumergido, y cuando cayó en la cuenta de lo que estaba haciendo, usó toda su fuerza de voluntad para apartarse rápidamente.

 

—¡Detente, bestia! ¡Deja de hacer eso! —exclamó enojado con el lobo pero más consigo mismo por no poder controlarse—. No vuelvas a provocarme con tu sangre —murmuró a la vez que se limpiaba la boca y daba unos pasos hacia atrás para tomar distancia.

 

Los ojos de Clark se cerraron junto a un largo suspiro y cuando abrió sus párpados, la mirada cálida que hasta ese momento le había regalado a Bruce, se desvaneció. Corrió veloz hacia este y tomándolo de los brazos lo tumbó con impulso al suelo. Ambos cayeron con un fuerte golpe y estando el lobo sobre el mayor llevó sus muñecas en alto para inmovilizarlo con su fuerza sobrehumana. El espectro abrió grande sus ojos sorprendido de ver la reacción del otro y comenzó a removerse desesperadamente para zafarse de aquel pesado agarre. La herida de la muñeca aún abierta del licántropo fue puesta a escasos centímetros de la boca del murciélago y, abriendo y cerrando su mano, dejó escurrir su sangre sobre los labios cerrados de este.

 

—¡¿Qué estás haciendo?! ¡Déjame! —escupió con furia y al sentir la sangre tocar su lengua comenzó paulatinamente a dejar de resistirse.

 

—En estos momentos, tu estado es débil y patético, si quieres atrapar al Joker debes ser más fuerte. Quizás con tus poderes actuales, puedes enfrentarte a criminales comunes, pero no podrás contra vampiros o licántropos de alto nivel como él o como yo. Tomando simplemente sangre animal, no conseguirás plantarte ante nadie, serás presa fácil para cualquiera. Sé que no beberás sangre humana por tus principios, cosa admiro y valoro, pero debes beber sangre de alguien más poderoso si quieres ser fuerte. Así que te estoy ofreciendo la mía. —Al ver que el otro ya no generaba resistencia, soltó sus muñecas y usó su mano libre para acariciar su perfil sedado, luego recorrió con sus dedos su cuello y continuó descendiendo por su pecho.

 

—No entiendo a qué viene todo este discurso. ¿A ti que te importa lo que me pueda llegar a suceder? He vivido así por años sin problemas, enfrentándome a quien sea que se me parara enfrente con ingenio y astucia. —Lamió gustoso la sangre que corría por la comisura de su labio y tragó la misma que se había acumulado en su boca—. No siento temor Clark. Si algún día llega la hora de mi muerte, por la mano de quien sea, la esperaré gustoso. —Se removió acalorado al sentir el cuerpo del otro situado a horcajadas sobre él y por las caricias delicadas que le propinaba.

 

—No puedo permitir que eso suceda. Jamás —sentenció con voz grave y retiró la mano de la cual brotaba el líquido carmesí para plantar un beso ansioso sobre los labios del mayor.

 

Sus bocas jugaron con deseo y anhelo, un poco rudas y briosas al principio por la intensidad del momento, y luego más lentas y suaves dejando paso al disfrute. Aún permanecía sobre los labios del mayor un resto de sangre que fue rápidamente mezclada con la saliva de ambos. Llevado por la tentación, el vampiro usó sus afilados dientes y cortó un poco los labios del lobo para seguir disfrutando de aquel líquido dulce al que se había vuelto inesperadamente adicto. La garganta de Clark resonó con un gruñido de la excitación e introdujo su lengua en profundidad intentando reclamar esa cavidad que por años no había sido explorada. El licántropo sabiendo que aquel cuerpo que tenía debajo estaba comenzando a despertarse simplemente con aquellos besos, se separó rápidamente de sus labios y le dedicó una mirada encendida y llena de pasión.

 

—¿Qué haces Clark? —preguntó sonrojado el espectro sin entender el comportamiento y lo dicho por el otro.

 

No hallaba respuesta en su cabeza a por qué el último de la especia de los licántropos Kryptonianos estaba tan preocupado por él y tan dispuesto a ayudarlo. Pensaba que en su mayoría, la raza de los hombres lobos eran seres egoístas y cerrados, que solo se relacionaban con los de su misma especie. Pero este enérgico y poderoso licántropo era muy distinto de la idea que se había hecho en su cabeza. Por el contrario, su actitud posesiva y dominante, que por momentos era dulce y amable, lo descolocaba por completo. La lógica no tenía juego en este animal, y el no poder encontrarle el sentido a lo que pasaba a su alrededor, era una de las tantas cosas que frustraban a Bruce.

 

—Voy a cobrar mi recompensa ahora mismo. —Se puso de pie y levantó de un brazo al dueño de la mansión para luego tomarlo de las piernas y llevarlo a cuestas—. Por lo que te conozco ya me voy adelantando; no quiero que te quejes por favor, no estoy de humor para aguantar tus berrinches. Desde este momento eres mío e iremos a tu cuarto para saciar nuestros apetitos. —Palmeó el trasero que tenía al lado del rostro y caminó con paso firme hasta la habitación de Bruce.

 

—¡¿Pero quién te crees nalgueándome así?! ¡¿Y qué no me queje?! ¡Bájame ahora mismo! —exclamó colérico por ser transportado de esa forma—. ¡Puedo caminar hasta mi cuarto! ¡Idiota! —se quejó removiéndose bruscamente pero luego de un buen rato, al notar que sus esfuerzos eran en vano, se resignó agotado y se dejó llevar con un bufido y un creciente rubor.

Notas finales:

Sé que los dejé a la puerta de la parte suculenta pero… quiero hacerla bien detallada y no quería que este capítulo quedara demasiado largo. Así que se tendrán que aguantar hasta la próxima.

Espero que les haya gustado la historia de Bruce y sobre la muerte de sus padres. Aquí el Joker juega un importante papel, siendo el desquiciado asesino y el responsable de sumergir a Bruce en la cruel inmortalidad. Este villano trastornado, transformó a Batman y lo obliga a jugar eternamente a su loco juego de: atrápame si puedes. Algo común en los cómics, siendo que después de 75 años de historia, el loco todavía sigue haciendo de las suyas.

Clark… este personaje que todavía no revela todo, me encanta. Esta dualidad suya, de cachorro enamorado y de animal fogoso, lo asocio a su personalidad de Clark Kent con Kal-El, jeje. Me gustan esos arrebatos inesperados en él.

Bueno, me voy despidiendo, y como siempre son bienvenidos a contarme que les pareció la historia. Les mando saludos y nos seguiremos leyendo por ahí. Byes!!!


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