Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Anima vitale vinculum por Karura

[Reviews - 172]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos, les traigo un nuevo capítulo contundente! espero que lo disfruten, especialmente el lemon, abrazos!!

Disclaimer: Este fanfiction está basado en los libros de Harry Potter de la autora J.K Rowling, no representa en ningún caso robos del derecho de autor ni violación del mismo, es solo un y si hubiera... En las miles de posibilidades existentes.


 


Capítulo 10: “Cita de invierno”


 


Eran las tres de la tarde y allí estaba Draco esperándolo, se veía muy apuesto: llevaba un suéter de cuello subido color gris, su bufanda de invierno de Slytherin, pantalones de cuero gris oscuro, un par de botas para la nieve color beige, encima un abrigo largo color café claro, su melena rubia estaba correctamente recortada y el viento jugaba con sus mechones, haciéndolo lucir como de esos modelos sacados de revista de moda.


 


Harry suspiró en medio del calor que subía por su cara cuando se estaba acercando a él, se sentía tan nervioso a pesar de las tantas veces que habían estado juntos.


 


Draco se giró al notar su presencia, Harry vestía como Muggle, sí, pero se veía increíble, llevaba puesto una camisa blanca, un suéter de cuello redondo color burdéo, su bufanda de Gryffindor, pantalones de mezclilla gris gastado, botas de nieve café y encima una chaqueta para la nieve de color rojo con gorro peludo. Su revoltoso cabello estaba bien peinado hacia la izquierda dejando ver su cicatriz y sus ojos esmeralda libre de gafas hacía que todo el conjunto de él se viera deleitosamente apetecible.


 


- Ho… hola Dragón -tartamudeó el muchacho de rojo.


 


- hola -le contestó el rubio contemplándolo embobado.


 


-¿nos vamos?-le ofreció su mano enguantada de lana gris.


 


-te sigo, sorpréndeme. -le dijo Draco tomándola entre la suya con fuerza, dejándose guiar escaleras abajo.


 


A pesar de que la nieve lo cubría todo, el clima estaba despejado y no había señales de ventisca, el par de muchachos tomados de la mano subía una colina cuesta arriba…


 


-¿por qué estamos subiendo una colina? ¿qué estás maquinando león?


 


-algo divertido, ten paciencia, solo un poco más y habremos llegado. -le dijo sonriente mientras balanceaba sus manos juguetonamente. El joven rubio lo miró con una ceja alzada y preocupada, pero aún así se dejó llevar.


 


Cuando llegaron a la cima de la colina, los ojos grises de Draco se abrieron de par en par al divisar un trineo con una docena de perros Husky siberianos, se veía en buen estado y muy seguro para montar, hace años que no se subía en uno, al verlo sentía que estaba alucinando. Al lado del trineo estaba Hagrid esperándolos con entusiasmo… ¿con entusiasmo? ¿a él?


 


-chicos los Husky están esperando órdenes, suban cuando quieran.


 


-gracias por todo, Hagrid. -expresó Harry sin saber como pagarle toda su comprensión y amistad sin prejuicios.


 


-si es por una buena causa, puedes contar con todo mi apoyo muchacho. -dijo feliz el hombre gigante, dándole palmaditas en su espalda.


 


-Draco vamos a dar una vuelta, anda sube. -llamó al verlo pasmado.


 


-¿es seguro?. -ojeó con desconfianza.


 


-lo probé por la mañana, no hay nada que temer Dragón.


 


-¿quién dijo que tenía miedo?. -habló con altanería.


 


-por supuesto, hasta montaste un hipogrifo ¿por que habrías de tener miedo?. -le contestó Harry travieso, Hagrid se giró a mirar al muchacho de Slytherin sorprendido.


 


-oh! Cállate, ni me lo recuerdes. -masculló sonrojado, haciendo una mueca de disgusto que enterneció al Gryffindor.


 


Harry intentó contener una risotada y lo tomó de la mano jalándolo hacia sí, de modo que terminó cayendo encima suyo.


 


-león bruto, ten más cuidado…-regañó el rubio sonrojado, sacando su cara del regazo del moreno.


 


-lo siento Dragoncito.-se disculpó y agregó susurrándole al oído con tono cariñoso. -escucha, todo estará bien ¿de acuerdo?.


 


-vale, confío en ti ¿pero qué hay de él? Se va a enterar que pasa algo entre nosotros, estamos demasiado cerca. -susurraba incómodo por la mirada escudriñadora del semi gigante.


 


-por Hagrid no debes preocuparte, él ya sabe sobre lo nuestro.


 


-¿se lo contaste?.


 


-tuve que decírselo para que me ayudara ¿estás molesto?.


 


-no del todo, pero tendrás que compensarme. -siseó con lujuria y una mirada incitante.


 


-sí, su alteza. -contraatacó Harry besándolo en los labios, Hagrid conmocionado apartó la vista hacia un punto contrario y carraspeó un poco aclarándose la garganta.


 


-sosténganse fuerte, esta raza es muy veloz. -advirtió el guarda bosques.


 


-tienes razón Hagrid, pero es justo lo que esperaba. -decía Harry entusiasmado mientras los demás lo miraban como si se le hubiera escapado un tornillo.


 


-lo único que espero es que él no tenga que ir a nuestro funeral. -advirtió Draco, aferrándose al brazo de Harry como si nada más existiera.


 


-vamos Dragón, sólo relájate. -insistió el león y después hizo sonar el silbato justo como Hagrid le había enseñado, al instante el trineo comenzó a moverse.


 


-¡QUE SE DIVIERTAN!. -les gritó Hagrid agitando la mano al despedirlos, suspiró y sonrió sintiéndose alegre de ver a esos chicos tan juntos y felices.


 


--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------


 


Los perros jalaban del trineo con gran velocidad, pasando por senderos marcados que a ratos iban de curva en curva, tanto a la izquierda como a la derecha podían verse praderas, pinos y arbustos cubiertos de nieve, el cielo azul despejado de nubes y el sol brillando en lo alto.


 


Harry sonreía fascinado por el espectáculo que le ofrecía la naturaleza, Draco a su lado seguía aferrándose y más cuando el trineo giraba veloz por una curva, pero comenzó a aflojar poco a poco el agarre sintiéndose contagiado de ese espíritu libre y salvaje que despedía su león, al final también sonrió disfrutando del paseo.


 


Media hora después, Cuando llegaron a su destino y se bajaron del trineo, casi desearon volver a subirse para seguir paseando, pero la cita debía continuar y los perros descansar hasta que Hagrid bajara por ellos, Harry comenzó a atar con una cuerda el trineo a un árbol, tal como se lo había indicado su amigo y mientras lo hacía, ignoraba por completo lo que pasaba a sus espaldas.


 


-Harry…-llamó Draco aturdido al ver como todos los perros parecían estar olisqueándolo y rodeándolo.


 


El aludido se giró quedándose perplejo con la escena: una docena de perros refregándose cariñosamente contra las piernas del rubio, haciendo cabezadas para recibir una caricia o una muestra de afecto.


 


-pensé que solamente era conmigo…-decía Harry asombrado.


 


-¿a ti también?


 


-sí, de hecho por la mañana cuando Hagrid me enseñó a manejar el trineo, se sorprendió de que los perros se encariñaran tan pronto conmigo.


 


-a lo mejor, es porque huelo a ti. -comentó el joven de ojos plata con un gesto erótico que aturdió a Harry, a éste se le colorearon las mejillas y sin decir nada volvió a lo suyo.


 


Harry terminó de atar la cuerda y se acercó a la jauría que le permitió entrar al círculo donde estaba Draco, al instante también comenzaron a refregarse contra él y a lamerle la ropa.


 


Los dos se echaron a reír, acariciaron todos los lomos que pudieron y cuando vieron que se acostaron a descansar tranquilos sobre la nieve, comenzaron su caminata por el bosque.


 


Ambos caminaron por un sendero que estaba cubierto con arcos de ramas nevadas en lo alto, los rayos del sol pasaban a través de ellas dándoles un mágico espectáculo, en el suelo, algunos trozos de hielo que estaban a los pies de los árboles cercanos, brillaban como joyas tornasol, adquiriendo todos los colores del arcoiris.


 


Cuando Draco le había dicho a Harry: “sorpréndeme”, no imaginó que éste iba a cumplirlo con creces… esta no parecía ser una cita común y ordinaria como la que tenían otros magos y brujas, se percató que estaba llena de detalles únicos y originales, más lleno de magia que cualquier evento al que hubiera asistido en su vida.


 


El viento sopló suavemente trayendo consigo pétalos de un rojo intenso, que comenzaron a desperdigarse sobre el suelo nevado, Draco tomó un pétalo capturándolo en el aire…


 


-es un pétalo de rosa. -se quedó observándolo un momento mientras recordaba algo que había leído en la biblioteca en sus años de estudio, después desvió su atención hacia Harry que también sostenía uno entre sus dedos, de pronto sus miradas se conectaron y vio en sus ojos esmeraldas un mar de sentimientos de amor por él, en medio de su acaloramiento, sintió su corazón latir con fuerza y de prisa cuando su chico lo abrazó desde la espalda, situando su cabeza en la curva de su cuello.


 


-te amo… - susurró despacio el joven tras de si, Draco sonrió coqueto sin dejar de mirar ese bendito pétalo, él conocía el lenguaje de las flores, sabía que significaba el blanco de la nieve pura y el rojo intenso de los pétalos de rosa…


 


-yo también, para toda la vida. -susurró y en respuesta sintió como aquellos brazos lo envolvían más estrecho si podían.


 


Suspiró profundo cuando sintió su respiración cerca del oído, sus labios acariciando su cuello… los besos cálidos que repartía en su nuca. Tan inmerso estaba Draco en las deliciosas sensaciones, que ni se percató como poco a poco y sin distanciarse comenzaron a caminar por el sendero de esa forma, abrazados… arrullados.


 


Cuando llegaron al final del túnel de ramas de nieve, divisaron un muérdago sobre sus cabezas, Draco se giró hasta quedar frente a Harry…


 


-¿se supone que debemos besarnos?


 


-creo que así es…


 


Harry tomó el rostro níveo entre sus manos enguantadas y se acercó atrapando con veneración esos deliciosos, carnosos y suaves labios, estrechándolos contra los suyos, probándolos lenta e intensamente, Draco le correspondió abrazándose a su cuello, sintiendo el calor de sus belfos acariciando los suyos con deleite, como si disfrutara cada mili segundo, como si el tiempo se hubiera detenido, como si su corazón incluso se hubiera quedado suspendido en el instante en que resonó profundo contra sus oídos...


 


Perdidos en aquél beso, no se dieron cuenta de que su magia en el estado más puro irradiaba con fuerza de sus cuerpos, haciendo levitar incluso a algunas criaturas y animales pequeños del bosque.


 


Cuando se separaron y salieron de su ensueño, contemplaron aturdidos que los pétalos rojos, estaban suspendidos en el aire en torno a ellos.


 


-nos hemos desbordado de nuevo. -dijo Harry tocando un pétalo y agregó pensativo. -en el castillo no sucede nada de esto, me pregunto si habrá algún tipo de restricción allí que impida que se nos desborde la magia.


 


-eso es probablemente porque no podemos compenetrarnos tan libremente como aquí, con todos los estudiantes, los retratos, los profesores y fantasmas es casi imposible. -explicaba el rubio sintiendo que le faltaba el aire, producto de la reciente explosión de emociones.


 


-es verdad, así que, aquí no tenemos que restringirnos. -decía Harry con aire seductor.


 


-no creo que al bosque le desagrade que sus hijos desborden un poco de magia. -apoyó Draco devolviéndole una sonrisa de medio lado.


 


-yo tampoco lo creo. -le respondió su león poniéndose delante suyo y jalando su mano suavemente, mientras caminaba de espaldas hacia atrás, sin perder el contacto visual con él.


 


Ya sea por sus gestos sexys, su manera de hablar o las cosas que decían, ambos sabían que se estaban coqueteando, sonriendo ante la ocurrencia del otro.


 


-¿tienes hambre?. -preguntó atento el Gryffindor.


 


-depende de a cuál hambre te estés refiriendo. -lanzó Draco para después morderse el labio inferior, esperando ansioso la respuesta de su león.


 


-hambre de por ejemplo: dejar que el estomago te siga sonando. -lanzó Harry, el muchacho rubio automáticamente se miró el estómago y éste como para terminar de avergonzarlo más, se puso a sonar a bocajarro.


 


-no te atrevas a reírte león, te lo advierto. -siseó nervioso, queriendo que se lo tragara la tierra.


 


-no te avergüences Dragoncito, apuesto a que viniste sin almorzar.


 


-estaba tan ansioso que no pude hacerlo. -confesó abochornado desviando la mirada y haciendo un gesto con su boca que Harry no pudo resistir, se hizo con sus labios robándole un apasionado beso…


 


Cuando se distanciaron Draco iba a protestar, pero puso dos dedos en sus labios impidiéndoselo y continuó.


 


-deja de berrear Dragón y vamos a comer, yo también estoy super hambriento, ven. -animó Harry con una sonrisa enorme, amaba ver todas las facetas que otros desconocían de él, se sentía tan afortunado de ser quien pudiera ver sus lágrimas, sus sonrojos, sus pataletas infantiles, sus inseguridades, sus momentos de emoción, su alegría genuina no fingida.


 


-¿adonde me llevas?-preguntó con curiosidad.


 


-ya casi llegamos.


 


Al final del sendero divisaron una pequeña mesa circular con sillas para dos, decorado de blancas telas como la nieve, había en el centro unas velas blancas encendidas, un delgado jarrón de cristal en el que había un par de rosas de color rojo intenso sin espinas, cubiertos de plata, servilletas verdes y rojas, una botella de vino tinto, otra de vino blanco y para completar: el lago negro junto al castillo de Hogwarts de fondo.


 


-vaya que te has esmerado, estoy sorprendido. - dijo observando ambas rosas rojas, también sabía que significaba eso: “El mundo es para nosotros dos” o “Amor recíproco y correspondido”


 


-las hadas y Kreacher me ayudaron, les debo el crédito a ellos. -dijo con modestia contemplando la hermosa vista.


 


-debo admitir que tienen buen gusto.-apreció el bordado de hilos de oro en el mantel, que en hermosa caligrafía élfica tenía escrito el carácter “H & D”


 


En ese momento apareció Kreacher haciendo una reverencia…


 


-Amos Malfoy, Potter, ya está listo el almuerzo, podéis sentaros.


 


Antes de que el rubio pudiera tocar alguno de los muebles, Harry muy atento le había acomodado la silla con caballerosidad.


 


Se sentó mientras lo miraba curioso y alagado por ese detalle, Harry se sentó también frente a él y se ruborizó al notar su insistente mirada.


 


-que…


 


-me encantas. -susurró el rubio sin dejar de contemplar como el Gryffindor se humedecía los labios cuando se le resecaban.


 


-creo que tendré que decirle a Kreacher que se apresure, la forma como miras mi boca hace que sienta deseos de saltar sobre ti... y que quiera devorarte como plato principal. -dijo devolviéndole la mirada con deseo, ahora el nervioso era Draco que se sintió tremendamente excitado por sus palabras.


 


Justo en ese momento de tensión sexual, la mesa comenzó a llenarse de deliciosos platos y postres, para Harry había un “Boeuf Bourgignon” que traducido del francés era buey a la borgoña, y para Draco “Magret de canard” que era magro de pato, de postre había “Tarte tatin”, una tarta que estaba hecha con manzanas caramelizadas y también había crepés rellenos con salsa de chocolate-frambuesa.


 


-¿cómo supiste?. -quiso saber Draco, degustando el sabor de la carne magra con gusto a naranja.


 


-¿que te gustaba la comida francesa?


 


-sí ¿quién te dijo?


 


-un Hada. -contestó Harry.


 


-¿y cómo sabía? No se lo he dicho a ninguna.


 


-tal vez lo supo a través de su magia, después de todo ellos manejan una diferente a la nuestra.


 


-ahora cada vez que me encuentre con una, me sentiré como si anduviera desnudo. -resopló esbozando una sonrisa traviesa, Harry no pudo evitar sonreírle con picardía también.


 


Disfrutaron aquél almuerzo entre charlas y risas, intercambiándose bocados, acariciando sus manos sobre la mesa y sus piernas por debajo de ella, luego acercaron sus sillas para poder estar más juntos, mientras degustaban una copa de dulce vino.


 


Rato después ambos se arrimaron sentándose sobre unas mantas a la orilla del lago negro, mientras que otra manta cubría sus espaldas del frío viento del invierno, pero aún así, habían conjurado un “aestus” para evitar resfriarse durante la cita.


 


-¿te acuerdas de este lugar?-preguntó el joven que venció.


 


-sí, es el lugar que elegí para almorzar, después de que McLaguen tirara mi bandeja con comida por décima vez… luce diferente con la nieve.


 


-con mis amigos solíamos venir a este lugar para charlar, ese día habíamos discutido por una tontería y quería estar solo.


 


-y lo arruiné.


 


-no fue tan malo, después de ese día comencé a traer mi almuerzo también.


 


-para mi fue incomodo, aunque con el tiempo y al ver que no querías molestarme como los demás, me fui acostumbrando… ¿nunca te dije lo gracioso que era verte comer espagueti? te chorreabas toda la salsa.- se mofó el rubio.


 


-¿insinúas que necesito un babero?-inquirió el muchacho de rojo con falsa indignación.


 


-claro… - soltó el Slytherin y se echó a reír provocando que unos segundos después el moreno volviera a capturar sus labios.


 


Unos momentos después...


 


No sabía si el causante había sido el vino, pero Harry notaba que Draco estaba empezando a cabecear y apoyaba de tanto en tanto la cabeza sobre su hombro, lo miró de reojo viendo esos párpados cerrados, poblados de doradas pestañas, efectivamente su chico se estaba quedando dormido… era tan hermoso.


 


Con cuidado lo cobijó entre sus brazos, haciéndolo reposar sobre su pecho y acarició suavemente su cabello dorado.


 


-descansa amor…- susurró y se acercó cautelosamente a su frente para besarla con delicadeza, al separarse suspiró contemplando su dócil rostro dormido.


 


“Haz lo que dicte tu corazón, Harry”-resonaron en su mente las palabras de Lily…


 


-eso es justamente lo que haré, madre.


 


Volvió a suspirar mientras miraba el paisaje del lago con una sonrisa tierna y el rostro sonrojado.


 


Después de un rato Draco se removió aturdido.


 


-¿me quedé dormido?…


 


-no te preocupes, tranquilo, no pasa nada, además… además me encanta verte dormir.


 


-no trates de hacerme sentir mejor, seguro que es la cita más aburrida de tu vida.


 


-para nada. -aclaró Harry con una sonrisa encantadora, mientras le acomodaba un mechón de cabello desordenado por detrás de la oreja. -además solo ha pasado un cuarto de hora, no te aflijas, mejor aún ¿vamos a dar un paseo?


 


-de acuerdo. -se resignó tímidamente, tomándole la mano.


 


Llegaron a un prado nevado…


 


-¿qué hacemos aquí?


 


-¿alguna vez has hecho un muñeco de nieve?


 


-sí, aunque la última vez que hice uno fue en tercer año- Draco recordó con nostalgia como ese invierno junto a sus amigos Vincent y Gregory, habían hecho un muñeco de nieve igual a Harry Potter con el fin de burlarse y divertirse.


 


Harry vio melancolía en sus ojos grises y se apresuró a cambiar la atmósfera.


 


-¿hacemos uno?


 


-¿cómo dices?-casi se rió Draco creyendo haber escuchado mal.


 


-hagamos un muñeco de nieve juntos.-ofreció Harry con determinación.


 


-León, ya no somos unos niños. -objetó.


 


-¿y eso importa? Anda, será divertido.- invitó motivando al otro con palmaditas en su brazo, el Dragón abrió la boca para decir algo, pero luego volvió a cerrarla y suspiró derrotado.


 


-no sé como consigues que te consienta tanto.


 


-debe ser porque me amas. -canturreó travieso.


 


-sí, debe ser porque te amo. -Draco lo tomó de la cintura jalándolo hacia él y lo besó entre sonrisas.


 


Rato después se podía ver a ambos chicos arrodillados en el suelo, formando el cuerpo de su muñeco de nieve, Harry sacó de su mochila unos botones negros y los fue colocando en la panza blanca, también puso unos botones verdes para simular los ojos, Draco puso pequeñas habichuelas como boca y una rama torcida para simular la cicatriz en la frente, Harry sonrió ante la idea, terminó de ponerle ramas como brazos, se sacó la bufanda y se la puso también.


 


-listo.


 


-¿seguro? ¿no crees que le falta algo?


 


-ahora que recuerdo… -dijo el muchacho buscando en su bolso sus anteojos rotos y poniéndoselos al muñeco de nieve.


 


-sí, también, pero además de eso…


 


-bueno, no tiene nariz. -notó Harry.


 


-ok, esto es grave, habrá que ponerle cualquier cosa, no queremos que sea una copia de tú sabes quien. - dijo divertido el rubio, a Harry se le escapó una divertida risita, quería hablar, pero cada vez que veía el muñeco de nieve se reía.


 


-¿te parece gracioso?. -le preguntó indignado, Harry conteniendo la risa, movió un rotundo sí con la cabeza.


 


-a mi también. -dijo al fin, uniéndose a las contagiosas carcajadas de su chico.-vamos, hay que ponerle una nariz o no podremos parar de reír.-dijo el Dragón limpiándose una lagrimilla.


 


-lo ideal sería una zanahoria. -propuso Harry.


 


-¿y de donde piensas sacar una?.


 


-se la pediré a Kreacher, debe estar en la cocina del castillo.


 


Unos segundos después de haber invocado al elfo y haberle pedido que le trajera una zanahoria, este ya estaba de vuelta.


 


Harry cortó el vegetal en dos, de modo que tuviera el tamaño perfecto y se la puso.


 


-ahora sí que está listo, solo falta el tuyo. -dijo Harry volviendo al suelo para reunir nieve, el muchacho rubio se le unió…


 


Cuando terminaron, sonrieron complacidos con el resultado, se veían como una copia de ellos mismos.


 


-oye leóncito…-llamó Draco.


 


-dime…-Harry se giró a mirar.


 


Paf!


 


Harry alcanzó a cerrar los ojos, pero no del todo la boca que estaba llena de nieve igual que su rostro… se la quitó como pudo, mirando con sorpresa al Slytherin que sin ningún disimulo se divertía a costa suya.


 


-a… no… ya vas a ver, ¡te vas a enterar Draco Malfoy! ¡vuelve acá! -le gritaba Harry con fingido enfado mientras corría tras de él y le aventaba bolas de nieve.


 


-¡eres muy lento León! ¡Alcanzame si puedes jajajaja! - volvió a reír después de lanzarle otra, acertándole en plena cara.


 


Harry tosió y volvió a perseguirlo, esta vez a él le tocó ver como el rubio recibía una bola de nieve en la nuca.


 


- ¡outch! ¡Eso duele!. -se quejó.


 


-¡por supuesto que duele! -exclamó divertido el león y volvió a atacar.


 


Aprovechando que el pelidorado intentaba quitarse el hielo de los ojos, corrió hacia él con una bola en la mano, pero cuando estuvo a su alcance, en vez de lanzársela lo agarró del abrigo y le metió la nieve por el cuello del sueter la cual llegó a su espalda.


 


El chillido de frio que emitió hizo reír al moreno, vio como se sacudía en vano tratando de aferrarse a la manga de su chaqueta para impedirle que escapara.


 


-¡eres un tramposo! -exclamó el joven rubio.


 


-¡pero si tú fuiste el que empezó!, ¡Draco para! ¡¡no!! ¡no te atrevas! ¡Ay está fría! - fue el turno de Harry ahora para chillar y tratar de sacarse la nieve de la espalda, producto de todo el jaleo ambos fueron a parar al suelo entre quejas, cosquillas y risotadas.


 


Cuando al fin se cansaron de rodar y jugar como críos en la nieve, se besaron con intensidad, amoldando sus cuerpos como si hubieran nacido el uno para el otro y se quedaron allí disfrutando de sus labios fríos, que rápidamente comenzaban a calentarse entre roces. El sol comenzaba a bajar, pronto llegaría el atardecer…


 


Ambos con las manos entrelazadas, caminaron hacia una última parada antes de llegar al castillo, allí en la cima de la colina había una fogata y unos cómodos banquillos rústicos en torno a ella.


 


Se sentaron juntos disfrutando del calor de la fogata y los tonos anaranjados que dejaba el sol perdiéndose en las aguas del lago.


 


-no quiero que se acabe. -dijo Draco.


 


-¿el día? ¿la cita?


 


-ambas.


 


-tampoco yo.


 


Volvieron a sumergirse en el reconfortante silencio y en las distraídas caricias que se daban amorosamente al calor de esa fogata. De pronto llegó Kreacher con una bandeja, en ella había dos jarras de plata, cuyo interior contenía chocolate caliente y malvaviscos, una cesta pequeña con galletas en forma de corazón, también había un cuenco con malvaviscos y un par de palillos para asar.


 


-¿alguna vez asaste malvaviscos?. -sintió curiosidad Harry.


 


-una vez, con Pansy, Theo y Blaise, pero fue en secreto, lejos de la vista de los otros Slytherin. -confesó Draco perdiendo su vista en el horizonte.


 


-¿por qué?


 


-porque cosas como estas, son catalogadas como costumbres Muggles, pero cuando vimos que ustedes lo hacían se veía tan divertido que no nos pudimos resistir. -admitió con franqueza, esbozando una sonrisa.


 


-¿y lo fue?


 


-sí, todavía recuerdo como Blaise intentaba quitarse de los dedos la malva derretida, yo logré ingeniármelas para que tuvieran el color perfecto.


 


-muéstrame. -Harry le ofreció un palillo para asar.


 


-insertas el malvavisco solo en la punta, y en vez de ponerlo sobre la flama naranja en la zona superior, mueves el palillo de forma lateral acercándote a la zona azul aunque sin tocarla. -decía el rubio obteniendo un hermoso color dorado en su malva.


 


-sí, esa era la razón por la que Hermione nunca se ensuciaba o se le quemaban.


 


-¿se te quemaban?.-preguntó burlón.


 


-todo el tiempo.


 


Draco lo miró con ternura y buscó otro palillo.


 


-toma, vamos a intentarlo juntos, pero presta atención porque no volveré a explicártelo por tercera vez ¿de acuerdo?


 


-si maestro Malfoy.- Ante la mención el rubio rodó los ojos y le pegó un codazo, Harry se sobó la costilla haciendo una mueca divertida mientras se disculpaba.


 


Pasaron ese último resto de la tarde recordando anécdotas, dándose de comer malvaviscos, abrigándose en los brazos del otro.


 


El sol se había escondido y las primeras estrellas estaban apareciendo, aún faltaban días para que la gran nevada de invierno congelara el lago, tapara por completo los parajes y cubriera los cielos de gris, mientras tanto disfrutarían lo que más pudieran los últimos restos del otoño.


---------------------------------------------------------------------


 


Apagaron la fogata y caminaron de la mano hacia los jardines exteriores del castillo, donde aún podían contemplarse los setos, piletas y bancas de piedra pulida.


 


-bueno…Se terminó nuestra cita-dijo Harry en un suspiro.


 


-fue divertido… Ojalá pudiéramos repetirlo. -opinó el muchacho rubio mirando el firmamento con expresión pensativa.


 


-tus palabras suenan lejanas ¿en qué piensas Dragón?. -le preguntó el castaño observando el mismo cielo estrellado mientras le tomaba la mano.


 


-tenemos fuertes sentimientos el uno por el otro, una conexión casi cósmica que ni siquiera puedo explicar con palabras, algo que no tengo idea de porqué no se dio antes…


 


-tal vez fueron las circunstancias en las que crecimos, si a eso le sumamos la influencia de tu familia y la de mis amigos… Y la preocupación de que Voldemort despertara, era más que difícil que pudiéramos siquiera llegar a charlar como lo hacemos ahora.


 


-sí, creo que esas son las principales razones, aunque creeme… Siempre sentí curiosidad por ti, para mi eras como una caja de pandora… En el fondo, tenía miedo de ver lo que había dentro y terminar atrapado…-explicó sincerándose.


 


-¿y ahora que estás adentro todavía tienes miedo?. -Harry llevó su mano hasta la mejilla pálida del otro joven, acariciándola con movimientos suaves.


 


-no lo sé, confieso que siempre consigues asombrarme, eres una persona llena de sorpresas, aveces no sé que esperar de ti…


 


-¿eso es bueno o es malo?. -quiso saber el moreno sonriendo curioso.


 


-quedate con la noción de que es algo bueno. -sonrió de lado Draco, besándole la palma de la mano con elegancia.


 


-vale. -se resignó Harry sonrojado al ver esos ojos de agua luna reflejando las estrellas para él.


 


-Harry, quiero saber algo que me ha estado dando vueltas en la cabeza desde hace días…


 


-dime. -pidió el niño que venció, mirándolo preocupado al ver que desviaba su mirada hacia el suelo, como si tuviera tristeza.


 


-lo que quiero preguntar es… ¿como llamar a esto que hay entre tú y yo? ¿somos amigos con derecho a roce? ¿somos amantes? No sé lo que soy para ti justo ahora. -dijo esperando una respuesta que no llegaba, pues Harry estaba demasiado inmerso en sus pensamientos como para reaccionar con prontitud, pero Draco que estaba casi muriendo por saber, lo malinterpretó, la espera sembró el temor de que tal vez, lo había asustado al acorralarlo con preguntas tan directas, así que decidió cortar el tema y retirarse


 


-…


 


-tal vez sea demasiado pronto para preguntarte, no ha pasado ni una sola semana… Olvida lo que dije, nos vemos mañana, que descanses. -dijo soltándose de su mano con gesto triste y decepcionado, pero Harry le agarró la mano antes de que pudiera marcharse.


 


-¡somos novios!… Somos novios Draco… Eso… Sólo si tú quieres… ¡¿quieres?!. -se aventuró a decir nervioso, viendo como esa cabeza de rubios cabellos largos platinados se giraba lentamente, revelando un gesto que rayaba entre la incredulidad y la añoranza…


 


Se contemplaron intensamente como si pudieran traspasarse los sentimientos con la mirada, pasaron segundos que se hicieron eternos sin que ellos pudieran reaccionar como si estuvieran paralizados esperando algo, una reacción, cualquier cosa.


 


Los labios de Draco comenzaron a curvarse esbozando una tímida sonrisa mientras sus ojos brillaban de alegría, dejando vislumbrar el escozor de sus lagrimas contenidas… Harry también preso de la emoción asomó una sonrisa cómplice… Ambos comenzaron a acercarse cada vez con más urgencia hasta terminar abrazados, aferrándose el uno del otro.


 


-claro que quiero. -le contestó el muchacho rubio cerrando los ojos con fuerza mientras sentía la intensidad, la protección, el amor proviniendo de esos brazos que lo estrechaban.


 


-entiende esto, sin importar cuanto nos hayamos detestado en el pasado, nunca había sentido tanto amor por alguien antes, eres el primero y probablemente el último por el que sienta algo así en la vida, no voy a renegar lo que siento… Por favor sé mio.


 


-muy bien… Seré tuyo, vamos a estar juntos desde ahora, pero ¿que hay de tu novia?


 


-seguramente va a odiarme y con ella toda su familia… Eso incluyendo a Ron y Hermione, pero me veo incapaz de fingir que la amo… Eso sería incluso mucho más cruel que terminar con ella. -dijo en un tono vacío de emoción lo que le dio a entender a Draco que enfrentar esa situación iba a ser un trago amargo para su Gryffindor, los Weasley prácticamente habían sido su familia adoptiva ¿como lidiar con el rechazo de ésta cuando amas a alguien? Esa era la pregunta que se hacía a si mismo también…


 


-si te sientes rechazado en la torre, ven a las mazmorras… Te haré un espacio en mi cama… Para estar contigo arrullándote hasta que te duermas… -dijo el rubio con un nudo en la garganta, susurrando con ternura en su oído, mientras el otro joven cerraba los ojos sintiéndose protegido de una avalancha que ya venia venir, sí, porque la situación no pintaba nada fácil y a pesar de toda su valentía Harry estaba lleno de miedos, de perder los lazos con la que ahora había sido como una familia para él, de todo lo que la sociedad mágica iba a hablar… Y podía apostar a que serían más cosas negativas que positivas.


 


-me siento afortunado de ser el novio de este Draco que nadie conoce, este Draco sensible, dulce y apasionado… ¿sabes? debo agradecer a tu madre por haberte traído al mundo…-habló profundamente inspirado, contemplando esos ojos plateados y esas mejillas que se acaloraban con cada palabra… Draco se estaba poniendo nervioso, cuanto adoraba esa reacción.


 


-oh! Ya deja de tontear, tú, novio con complejo de poeta empedernido. -se quejó el rubio con fingido enfado escuchando la risa divertida de ese chico que lo tenía alucinando.


 


-gracias por intentar animarme, la verdad… Necesitaba contar con tu apoyo…


 


-no pienso dejarte solo en esto, yo… Sé como te sientes, me tocará hablar con mi madre y mi padre, ya que si no se enteran por mi boca será por la prensa, sabes que en Hogwarts las noticias vuelan, pero estoy dispuesto a recibir su rechazo y su olvido, así que... Vas a tener que consolarme también.


 


-por mi encantado, haré lo que sea con tal de ver una sonrisa en tu cara.


 


-¿te gusta mi sonrisa?-le habló Draco con voz suave y amorosa.


 


-si, mucho.


 


-a mi me fascinan tus ojos.-reconoció.


 


-los ojos de mi madre…


 


-son alucinantes, parecen un par de esmeraldas. -confesó perdiéndose en esos ojos verdes.


 


-te los regalo…


 


-¿son míos?


 


-son tuyos.


 


-¿y tu boca?


 


-¿quieres mi boca también?. -preguntó juguetón.


 


-tu boca, tu pelo, tu piel, tu cuerpo, tus suspiros, tus latidos, lo quiero todo de ti.


 


-te regalo todo…


 


-¿eres mio?


 


-soy tuyo…-dijo Harry abandonándose al insoportable deseo de fundirse con esa boca caliente y húmeda que le hablaba entre suspiros.


 


Se besaron con ansia, los labios de ambos se sentían como jugosas frutas maduras, tan dulces como miel, resbalaban una contra la otra, succionándose y mordisqueándose permitiendo a sus lenguas arremolinarse en una felación bucal que mandaba corrientes eléctricas a lo largo de sus cuerpos, intensificándose en el bajo vientre.


 


-falta una hora para el toque de queda. -se separó Draco jadeando, el Gryffindor se relamió los labios pensativo.


 


-traje mi capa de invisibilidad, podríamos entrar ahora bajo la capa y nadie notaría que vamos hacia el salón de los menesteres.


 


-el salón de los menesteres ¿aquél horrible lugar?.-inquirió el Dragón recordando que ahí fue donde perdió a uno de sus amigos.


 


-no precisamente vamos a “ese” lugar, vamos a aparecernos en otra sala, el salón de los menesteres siempre te da lo que necesitas excepto la comida.


 


-de acuerdo, llévame hacia “ese otro” lugar, donde voy a poder hacer que te corras entre gritos.-desafió Draco con altivez.


 


-sus deseos son ordenes, alteza.- Dijo Harry metiéndose con él bajo la capa para después besarlo ardiente.


 


Motivados por la urgencia entraron rápidamente al castillo tomados de la mano y pasaron desapercibidos por algunos de los alumnos que pasaban por allí.


 


Subieron todas las escaleras hacia el séptimo piso, con la adrenalina inyectada en el cuerpo y cuando llegaron frente a la enorme pared de piedra Harry se concentró en el lugar que deseaba, tres veces cruzaron la pared y una puerta apareció, entraron y se quitaron la capa observando todo.


 


La habitación requerida se asemejaba bastante a una sala común de sus casas, había ventanas situadas en lo alto que dejaban entrar mesurada luminosidad, tenía cómodos sofás con almohadas que estaban situados frente a una chimenea encendida, velas encendidas que daban un ambiente tanto sensual como romántico y en el fondo una cama matrimonial con doseles de tela traslúcida.


 


-definitivamente has mejorado tus gustos.


 


-¿qué eliges Dragón: la alfombra, el sofá o la cama?. -preguntó Harry con incitantes susurros en su oído, mientras le quitaba el abrigo.


 


-la alfombra suena bastante aceptable, el sofá podría ser para la próxima vez que nos veamos y la cama… sería ideal para nuestro primer mes de novios. -le contestó coqueto con ese tono aristocrático que le quedaba tan bien.


 


-entonces, vamos a la alfombra.- ronroneó Harry tomándolo de las caderas, haciéndolo retroceder de espaldas hasta la alfombra cerca de la chimenea.


 


Una vez allí, comenzaron a desnudarse el uno al otro en medio de besos y caricias...


 


Harry metió las manos debajo de la camisa ajena tocando ese plano vientre, deslizando sus varoniles dedos hacia la hebilla, la cual desabrochó con premura, luego abrió el botón del pantalón, corrió el cierre y deslizó hacia abajo la prenda que apresaba la erección del rubio, que dejó salir un excitante sonido de su garganta al sentir sus roces.


 


-Hummm…


 


Para corresponder, Draco le sacó la camisa aspirando el aroma mentolado de su pecho, después dio lamidas en sus pesones arrancándole roncos gemidos que comenzaron a excitarlo aun más de lo que ya estaba, volvió a subir besándole el cuello apasionado mientras terminaba de abrirle sus jeans y metía su mano dentro del calzoncillo frotando incitante la dureza de su miembro despierto.


 


Quitándose completamente toda la ropa, se abrazaron y recorrieron posesivamente cada curva a su paso, con el corazón latiendo fuerte a toda prisa, las mejillas arreboladas y el fuego agónico de placer, creciendo.


Ante la fricción continua de sus entrepiernas sus rodillas sucumbieron, quedaron arrodillados frente a la chimenea mirándose con profunda vehemencia.


 


-Dragón… tómame.


 


-¿seguro? Sabes que la primera vez es siempre algo... incómoda.


 


-no me importa, si es contigo no importa.- declaró firmemente.


 


-está bien León, te haré mio.- contestó el Dragón sonriente, acariciando su mejilla.


 


Harry se subió sobre el regazo del rubio, el roce de sus pieles en esa posición de loto era deliciosa, así lo notaron mientras las caricias y besos iban y venían.


 


Draco lo besó degustando el sabor de la saliva que se les escurría por los labios, bajó la mano entre sus vientres tocando y presionando la dura entrepierna del castaño que se removió inquieto contra sus testículos… Ambos gimieron en la boca del otro y después se separaron jadeantes sintiendo que no podían aguantar más las ansias de fundirse.


 


- “Lubricuos”. -susurró el Slytherin provocando que su león diera un respingo de sorpresa al notar un hormigueo en sus entrañas, un liquido aceitoso se le escurría desde su entrada y no pudo evitar mirar al otro confundido.


 


-¿que me hiciste Dragón? Se siente raro… está… caliente.- le dijo jadeando en placer.


 


-es un hechizo de lubricación para casos como el nuestro.


 


-y como… ¿dónde lo aprendiste? Haaa… es… es impresionante…-gimió Harry cuando uno de los dedos del albo se deslizó poco a poco por su anillo de músculos.


 


-y muy conveniente… ¿que de donde lo obtuve? no lo sé, puede ser que el libro que Granger metió a mi bolso a escondidas me haya orientado… Por cierto en la nota que venía adentro decía: “los estoy apoyando en su relación, pero por amor a merlín, aprendan a usar: muffliato, tergeo, lubricuos y glamour sin varita, les facilitara las cosas. PD: sé bueno con Harry”. -al escucharlo el joven que venció se rió, sentía un peso menos en la moral respecto a sus amigos, ¡Hermione era increíble!


 


-Dios, voy a enloquecer…- volvió a jadear Harry retorciéndose sobre el sexo del otro, aferrándose a su cuello al sentir que un segundo dedo entraba.


 


Draco estaba alucinado observando a su chico moverse encima suyo de manera tan erótica, cada movimiento contra su sexo era una placentera tortura, se mordió los labios retirando sus dedos al ver que estaba lo suficientemente listo para recibirlo.


 


Ambos se miraron con deseo mientras sonreían cómplices, sus frentes hicieron contacto una con la otra mientras se abrazaban…


 


Harry lentamente levantó sus caderas y así mismo comenzó a bajarlas, cerró los ojos con deleite al sentirle entrar en su ser, pero un instante después el ardor se volvió palpable, un jadeo de molestia salió de su boca. Draco intentó mantenerse tan quieto como pudo esperando a que su cuerpo se acostumbrara a la invasión del suyo, repartió besos en su cuello, acarició sus muslos y su miembro que volvía a erguirse tras recuperarse de la oleada de dolor.


-aah!


-relájate leoncito.- susurró el joven rubio al escuchar un quejido de su boca, Harry respiró profundamente para calmarse y en cosa de segundos continuó bajando sus caderas hasta que sintió el miembro del rubio completamente dentro.


 


-¿continuamos?.-preguntó entre jadeos Draco, que sentía como esas paredes ardientes y lubricadas apretaban su erección con fuerza, el joven que venció sonrió a sabiendas de como se estaba sintiendo y afirmó con la cabeza.


 


Ambos cuerpos comenzaron a moverse como las llamas en los leños ardientes de la chimenea, con un vaivén cadencioso, lento y circular, mientras que sus bocas húmedas se besaban demandantes cuando no estaban ocupadas en jadear y gemir.


 


Draco tomó las caderas de su novio marcándole un ritmo más fiero que literalmente lo hizo delirar, Harry resollaba de placer cada vez que entraba y salía, la sensación deliciosa del liquido caliente con el miembro endurecido rosando con fuerza le estaba provocando correntadas de gozo tan grande que temía venirse antes de que el otro terminara.


 


-Dragón…-advirtió, pero el otro joven no se detuvo, sino que continuó más profundo aún, rosándose contra su próstata.


 


-¡¡AAHH!!. -exclamó y continuó gimiendo sin poder detenerse, le gustaba, la sensación era exquisita, ahora podía entender por qué Draco disfrutaba tanto siendo quien recibía...


 


-¿te acuerdas que dije que iba a hacer que te corrieras entre gritos? Un Malfoy siempre cumple sus promesas.- susurró sexy el albo alzando sus caderas con fuerza.


 


Harry rió entre gemidos, sintiendo el golpeteo insistente contra ese condenado punto erógeno en su interior, las gotas de sudor resbalaban por su rostro y por su cuerpo, sus mechones antes peinados estaban todos revueltos dándole una apariencia salvaje y sus ojos verdes esmeraldas brillaban de lívido.


 


“Delicioso” pensó Draco viéndolo cabalgar sobre su cuerpo que estaba tan perlado de sudor como el suyo.


 


El Dragón acarició bombeando ese miembro hinchado que bailaba entre sus vientres, sacando un nuevo coro de sensuales gemidos de la boca del león.


 


Sus bocas volvieron a buscarse desesperadas mientras sus respiraciones erráticas acompañaba sus movimientos incesantes.


 


Harry gimoteó dentro de su boca y se separó de ella tensándose ante la inminente sensación en su bajo vientre, se aferró a su níveo cuello temblando y tratando de contener los resollantes gemidos que aumentaban de volumen cada vez más.


 


-no te… contengas… me excita, déjame escucharte gritar de placer León.- suplicó Draco entre suspiros, arañándole la espalda con fuerza, provocando que el otro gruñera contra su hombro.


 


Draco se nubló de placer con el desvergonzado y chapoteante sonido que hacía al penetrarlo con sus estocadas, si a eso se le sumaban los gritos placenteros de su chico podría decirse que estaba al borde del colapso.


 


-Dragón… voy… a… Haa, HAAA!!


 


-continúa no pares de gemir, grita mi nombre.- rogó pasional contra la boca del otro mientras rasguñaba sus caderas, dejándole sus marcas.


 


- AHG!! AAAH!! Draco! Draco!. -resolló sintiendo cada penetración más apretada y más placentera que la anterior, un par de profundas estocadas hicieron a Harry estallar de placer, soltó un grito quejumbroso con el nombre de su novio, mientras que a su vez gozaba del sensual gruñido que hizo éste al correrse abundantemente dentro suyo.


 


Sus cuerpos seguían temblando en los brazos del otro, moviéndose entre si para disfrutar a su máximo de ese descargador orgasmo. Jadeaban agotados, mojados de sudor, sus vientres estaban goteando de semen y el corazón parecía que les iba a explotar.


 


Draco cerró los ojos de cansancio y se recostó de espaldas sobre la alfombra, vio a Harry que lo acompañaba descansando sobre su pecho.


 


-eso fue… wow.- susurró Harry todavía perdido en alguna dimensión en el espacio.


 


-definitivamente… eres una caja de sorpresas… cada vez que estoy contigo... alucino.- Le decía Draco entre susurros mientras besaba su frente y le acariciaba la espalda.


 


-Gracias por dejarme ser parte de tu vida.


 


-Gracias a ti por aparecerte en la mía.


 


Ambos se besaron con ternura abrigados por el calor de la chimenea y descansaron por el tiempo que les quedaba juntos, las campanadas del toque de queda sonaron y haciendo un esfuerzo inmenso se separaron.


 


-no me puedo mover… me duele todo. -gimió Harry sobándose las caderas.


 


-pienso que hemos ejercitado músculos que ni sabía que existían.-Harry intentó reírse del comentario, pero hasta eso le dolía, vio unos rasguños en su cadera…


-que apasionado novio tengo…


 


-yo también tengo uno apasionado, mira las garras que dejó en mi espalda.- Harry sonrojado e impresionado vio los arañasos en la piel nívea.


 


-lo siento ¿te duele?-dijo sintiéndose culpable.


 


-ahora no, más tarde seguro que sí.- molestó Draco solo para ver su reacción.


 


-somos unos salvajes… -sonrió divertido el moreno.


 


-unos salvajes enamorados, adictos al sexo.-Harry intentó reírse, pero al final resolló quejándose del ardor en su parte baja.


 


-hay que irnos, no tardarán en buscarnos. -apresuró el moreno buscando sus ropas.


 


-pero no podemos irnos paseándonos con todo este semen por el castillo, vamos a limpiarnos primero.


 


-no le pedí a la sala de menesteres un baño, tendremos que hacerlo en nuestros cuartos.


 


-no será necesario, otra vez debo agradecer a tu amiga Granger el haberme enseñado con notas bien explicadas la manera correcta de hacer tergeo sin varita, me sorprende que ella se haya esforzado tanto en estudiarlo.


 


-¿ya no te molesta que ella sea nacida de Muggles?-preguntó asombrado.


 


-ese factor ya no es importante para mi… ¿crees que he cambiado? Mis amigos me encuentran… diferente ¿y tú?-dijo el muchacho conjurando sin varita el hechizo limpiador sobre Harry y sobre la alfombra.


 


-todos cambiamos siempre según nuestras vivencias, creo que te has dado cuenta que las cosas que eran importantes para tu familia, ya no lo sean ahora para ti… los cambios pueden ser buenos si tomas las decisiones con el corazón… es por eso que ya lo he decidido, mañana mismo terminaré con Ginny.- Draco lo miró sorprendido, en sus ojos verdes se veía una total determinación… Harry iba dispuesto a todo por él y sentía que la dicha se le desbordaba, sin más lo abrazó y lo besó emocionado.


 


 


Continuará...

Notas finales:

Espero que les haya gustado, desde ya les dejo una pequeña tarea para la casa: contar el numero de veces que Harry y Draco se besaron sin contar el lemon, espero respuestas, Abrazos!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).