Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

MI QUERIDO HOBBIT por Dan2102

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

En el capítulo anterior:

 

  En sus pies, un montón de raspaduras y cortes se veían a medio cicatrizar, un par de ampollas relucían de sus talones llenos de lodo y musgo; no pudo evitar sentirse miserable, un tirano capaz de olvidar las necesidades básicas de su compañía, de hacer pasar a una criatura tan noble como su saqueador, cosas inimaginables a las que sin lugar a dudas no estaba acostumbrado. Por mucho tiempo había tratado al mediano tan mal, juzgándole y suponiendo de su persona una debilidad que era tan solo una visión errada, ¡vaya manera de defender a su Rey! de lanzarse a la lucha contra ese orco desgraciado y protegerle sin pensar en las consecuencias, en que lo más seguro era que ambos morirían y ya nada importaría, ni sus ideales, ni la montaña solitaria, mucho menos su adorada comarca. Nada de ello había importado para el hobbit, solo el estar allí, blandiendo su pequeña espada y salvándole la vida de su líder y de su rey.

-          ¿Qué estoy diciendo? ¿Yo? ¿Su Rey? –Sonriendo para imaginar la reacción del mediano si tuviera que obligarle a vivir con él para siempre, bajo sus dominios y sus órdenes. Lo cierto era que no podría proponerle unirse a la compañía, ¿cuál sería el motivo? ¿Qué eran ahora: buenos amigos? Apenas y le hablaba, no sabía si podrían sobrevivir siquiera, si el dragón estaría muerto o tan solo en un letargo enorme del que se levantaría para exterminarlos a todos. Pero no, no lo permitiría. No esta vez. Salvaría a su compañía, salvaría a su, a Bilbo. Daría su vida por ellos.

Capitulo II


 


BILBO


 


 


  Incluso las arañas habían decidido migrar de aquel oscuro lugar, en los escondrijos y rincones de aquella fortaleza en ruinas, no solo las telarañas se encontraban desiertas, no había vida en aquel lúgubre lugar, en ningún escondrijo, en ningún rincón y hace mucho que otras energías inundaban kilómetros a la redonda de aquel sitio.


  La gran cantidad de pellejos y huesos esparcidos desde el puente que comunicaba a aquel antiguo y lúgubre lugar con el bosque era abismal, una gran batalla se había librado allí y el odio y la ira de aquel entonces crecían conforme pasaban los siglos. Una voz siniestra podía escucharse en el aire y el gran número de animales muertos y alcanzados por ésta, crecía a medida que se acercaba. Olía a azufre y a carne muerta. No podía pasar ni un día más cerca de aquel lugar.


 


-   ¡Oh no! –Apenas pudo articular el mago, al observar muy cercano al camino, los cuerpos de toda una familia de ciervos ya carcomidos por el tiempo y la peste, cuyos cuerpos en estado de descomposición, apenas ofrecían vestigios de lo hermosos que habían sido- Les conocí, a todos, esto es magia negra –Murmuro llorando y divisando a lo lejos como vientos helados provenían de lo profundo de aquel amasijo de muerte- No puedo penetrar aquel sendero, es muy peligroso, sé que no estoy solo… ¡Pobrecillos! –Limpiando sus lágrimas y acomodando en su cabeza, un nido de pájaros que totalmente atemorizados, le observaban entre brincos.


 


  Observando el sendero que llevaba al gran puente y con ello a la fortaleza negra, notaba la negrura y el montón de espinas que nacían desde los árboles corroídos y carcomidos que alguna vez fueron árboles frondosos y llenos de vida, como si un gran fuego se hubiere extendido desde aquel lugar a sus alrededores y es, que ese no era el bosque lleno de vida que conocía, el mismo en donde cada especie había logrado subsistir con abundancia de alimentos, en donde generaciones de animales que el mismo había conocido, con los cuales había compartido, vivían con felicidad y sin mayor apuros y problemas, formando parte de un mundo apartado de la guerra entre los hombres, la avaricia de los enanos, el poder de los elfos y la autonomía de otras especies.


 


-  Gandalf no debería venir solo, tengo que ayudarle y, Saruman… no, no es una opción, no creería todo esto –Ordenando a sus conejos tomar rumbo hacia el oeste- si logro volver a casa y repeler a las arañas. No tampoco es opción… El nigromante... –Tomando el mando de su trineo y percibiendo como una presencia se materializaba en frente de él.


 


  Algo oscuro corrompía el ambiente, una energía totalmente pesada se arremolinaba a su alrededor, dejando plantas y árboles marchitos a su paso ¿acaso podía tratarse de…? ¡No! Había sido derrotado, no podía estar pasando, no podía haber regresado, los hombres habían acabado con su poder.


 


-  Muéstrate en nombre del fuego sagrado que da vida a este bosque –Mencionó con voz estridente el mago, a la vez que alzaba su callado y sentía como aquella vieja y oscura presencia arremetía contra su trineo y trataba de envolver con su poder a sus liebres- ¡NO TE LO PERMITIRÉ! –Elevando su mirada a los cielos y pronunciando en un lenguaje antiguo, una serie de palabras que le llevarían a elevar su callado y conducirlo hacia la fortaleza ennegrecida que parecía erigirse sobre ellos con inmensa majestuosidad.


 


  Pronto sus ojos se tornaron blancos y de su cuerpo comenzó a manar una especie de aura densa que le envolvió por completo; el viento, apareciendo de repente, azotaba todo a su paso arrastrando a las liebres tras de sí.


 


- ¡POR EL FUEGO SAGRADO QUE DIO VIDA A ESTE BOSQUE RETIRATE! ¡NO SALDRÁS DE ESAS MASMORRAS! ¡NO TE LO PERMITO! –Creando todo un vórtice de luz que arremetería a su vez contra aquella entidad, produciendo una chispa enorme que iluminó todo a su alrededor y como un rayo, mantenía lejos a aquel ser, conteniendo toda la furia y el poder iracundo que ansiaba alcanzarles a como diere lugar- ¿Hace cuánto no pronunciaba la lengua antigua?... Ni yo mismo se lo que dije ¡VAMOS MIS QUERIDAS! –Saliendo de aquel trance para subirse al trineo y huir rápidamente de allí aprovechándose del resplandor que aun reinaba sobre la tierra, escapar e ir por el mago gris era lo que tenía entre ceja y ceja- Eso le impedirá salir de allí y seguirnos, al menos por un tiempo. Si hay algo que no soporta la oscuridad, es un rayo de luz, aunque sea mínimo –Comentó mientras se aseguraba de que sus pequeños pájaros continuasen resguardados debajo de su sombrero.


 


  Lejos de allí y tras haber vivido un susto de muerte, la compañía comía relajada y completamente tranquila en casa de su perseguidor, habían tenido que dormir allí y sin embargo nada había ocurrido, sentían que aún no podían confiar plenamente en aquella criatura, no todavía: Un enorme oso de colosales proporciones e increíble tamaño era ahora su propio servidor y anfitrión; aun no podían creerlo y pensaban pese a los comentarios del mago, que solo se trataba de una gran mentira, que el entrar sin su permiso a sus dominios era una locura y en cualquier momento este podría tomar de nuevo su forma bestial para aniquilarlos uno por uno. Lo habían observado a lo lejos, persiguiéndoles hasta la entrada, un oso tan inmenso como un troll, negro y de músculos gigantes.


 


-   No es una mala persona y ya ha aprobado a toda la compañía, aceptó su presencia acá, así que no les conviene ni es un buen gesto enano dudar de su valía y su hospitalidad. Su nombre es Beorn. –Les recriminaba el anciano que veía como estos habían finalizado cada uno de los alimentos ofrecidos por aquel cambia-pieles, aun cuando seguían desconfiando de este a más no poder.


-    Gandalf tiene razón. Además todo ha estado delicioso –Acariciando su abdomen mientras bromeaba con los enanos más jóvenes y observaba la bonita sonrisa que surcaba el rostro del pelinegro a su lado.


-    Ya lo ha dicho el señor Bolsón, ni una queja más –Menciono el rey enano para levantarse y esquivar nuevamente la mirada de admiración que le dedicaba aquel hobbit saqueador.


 


  Pronto, llegó el momento de abandonar la casa de aquel aliado, pues éste al conocer que estaban siendo perseguidos por orcos y trasgos que desde hace días les pisaban los talones, había dado su palabra de ayudarles en todo cuanto necesitaren, dotándoles de alimentos, ungüentos hechos a base de hiervas y miel, cantimploras y provisiones, así como de algunos caballos que habrían de acortarles el camino.


 


-  Debemos llegar al bosque negro y guardar las provisiones. No habrá meriendas para el camino –Mencionó con autoridad a la compañía, viendo sobre todo a sus sobrinos que escondían algunos trozos de pan en sus vestimentas, llenas seguramente de fruta y vasijas pequeñas con miel fresca y nueces.


-   Era para ofrecerte más tarde y merendar un poco antes de entrar al bosque, además Bilbo lo aconsejó –Comentaba el más joven mientras regresaba a regañadientes ambos trozos de pan al saco de provisiones.


-   Deja que conserven lo demás, han sido regalos del cambia-pieles por haberle entretenido con sus historias –Le sonreía al rey el enano más anciano, que con su barba larga y blanca, ocultaba un gran frasco de hidromiel que también había escondido lejos de los traviesos enanos.


-  No deberían haberlos aceptado sin consultarme antes. Era peligroso Balin.


-  Son sus presentes y… son jóvenes, pero son tus sobrinos, llevan tu sangre en sus venas- Viendo como escudo de roble sonreía para asentir y adelantarse.


-  Thorin, debemos dejar que los caballos regresen apenas lleguemos a la entrada del bosque. Ha sido la orden de Beorn. Nos vigila.


-  Bofur y tú se encargarán de encaminarlos a su hogar en cuanto lleguemos y ¡Bilbo! …Cabalga conmigo –Sonriéndole casi imperceptiblemente a lo que el hobbit a duras penas condujo su pony al costado del rey; en su rostro un ligero rubor no pasó desapercibido para el señor de los enanos que sentía como si toda la sangre se le iba a la cabeza, en serio le enloquecía.


 


  Tras pasar por entre los árboles frondosos y llenos de fruta pertenecientes al cambia-pieles y además, asegurarse de que ninguno osare tomar algún fruto para el camino; por fin llegaron a la entrada de aquel inmenso bosque negro. Desde lo lejos parecía una inmensa mancha oscura pero ahora, viéndole de cerca, era aún más impactante. Los árboles, enormes, se enredaban entre sí como tratando de cerrar el paso a todo ser vivo que osara acercarse; la madera de estos se hallaba completamente seca, negra como el ébano, como si algo le estuviere extrayendo la vida desde el subsuelo; la pequeña entrada al bosque, apenas se podía vislumbrar entre una gran enredadera de hojas cubiertas de telaraña y polvo.


 


-   Antes solía ser un bosque lleno de vida, era llamado el gran bosque verde. He aquí un antiguo maleficio, cuidado –Acercándose a los más jóvenes, que intentaban cortar uno de los árboles y con ello abrir paso al lugar- Debe respetarse cada estaca, esto es mucho peor que 500 Smaugs tontos.


-  Deberíamos rodearlo ¿cierto Gandalf? –Pronunciaba apenas audible, para revisar sin conciencia su espada, que en este momento no emitía aquel aterrador brillo de color cielo.


-  Tardaríamos mucho tiempo. Debemos estar en la montaña pronto Monsieur Bolsón.


-  Así es joven Kili. No deben apartarse del sendero, solo él les guiará hacia el otro lado. Es una magia muy antigua, ni siquiera yo puedo combatirla –Mencionaba observando como el aire parecía no entrar a través de las hojas ennegrecidas y secas- El hambre y la sed no serán novedad allí dentro. No deben separarse o sería mortal. Él no quiere dejarles ir, el tratará de hundirlos en la profundidad, no le den oportunidad –Comentaba el mago completamente serio, al tiempo en que guiaba su propio caballo hacia la cabaña de Beorn, en donde a lo lejos, podía observarse a un inmenso oso negro, observándoles parado en dos patas.


-   ¿A dónde vas Gandalf? ¿Nos dejarás solos allí dentro?


-  Es preciso gane tiempo mí querido Bilbo. Hay demasiados acertijos que revelar, debo apelar a la fe y al poder de mi orden. Necesitaremos toda la ayuda posible cuando llegue el momento.


-   ¿El momento? ¿no crees que el dragón esté vivo aun? ¿No es así? ¿Gandalf? –Moviendo un poco su mano, a lo que el mago ensimismado, le miraba vacío, siendo observado por la compañía en pleno.


-  Les alcanzaré en el pueblo. Espero estar aquí para cuando sea el momento. Debo partir… Cuídalo Thorin Escudo de Roble –Pronunció en lenguaje enano al rey, quién completamente serio, asintió para mirarle con desconcierto.


-  No se preocupe Señor Saqueador. Ud. Es ahora el protegido del gran escudo de roble –Comentaba el suspicaz Kili entre carcajadas, para ver como toda la compañía rompía en sonrisas y acataba la orden que en seco, salía de entre los labios del su líder.


 


  Pronto y sin esperar a que la figura del mago gris dejará de observarse en el horizonte, cada uno fue entrando por entre la estrecha ranura. El aire a partir de allí parecía comprimirse y con ello sus propios pulmones; punzadas de dolor comenzaron a obligarles a acortar el paso, debían acostumbrarse pronto o eso querían creer sin atreverse aun a mediar palabras. En la espesura del bosque, enormes raíces salían de entre las rocas haciendo aún más difícil divisar el sendero. Un olor extraño impregnó todo a su paso y poco a poco la visión de todos comenzó a nublarse.


 


-    Hagamos una cadena, tómense de las manos y caminen con cuidado, no es difícil ver nuestros propios pies. Dwalin, tu ve de último con Bofur delante… –Decía apenas entre gemidos y con mucha dificultad, mientras tomaba la mano del mediano para entrelazar sus dedos a los suyos y así poder guiarlo por aquel bosque, sintiendo como detrás de él le seguían sus sobrinos y cada uno de los miembros de su compañía- El aire es muy pesado acá. ¡Fili! ¡Kili! No respiren por la boca, no sabemos que es toda esta neblina. Tharkûn se ha ido cuando más lo hemos necesitado –Observando al hobbit que le miraba extrañado, recordando que aquel era el nombre que usaban algunos enanos para cuando nombraban al mago gris.


-   Creo ya he visto estas dos ramas –Se escuchaba la voz de Ori, interrumpiendo al hobbit que parecía querer replicar al rey- Hice una marca en ésta otra con mi pie, casi me resbalo, es la misma rama, si –Comentó mientras tropezaba con Fili, que le reprendía mientras sujetaba a su hermano, tratando de no perder el rumbo.


-   No podemos estar caminando en círculos. Podemos estar viendo visiones. Debemos continuar por el sendero –Tratando de observar la línea que serpenteaba entre las raíces de aquellos arboles antiguos.


 


  La neblina parecía asfixiarles, podía sentir la respiración agitada de los demás y la mano que apretándole le guiaba con ímpetu hacia el interior del bosque. En lo que parecían horas, nadie había pronunciado una sola palabra, quería pensar en que simplemente no había algo bueno que decir, pero la verdad era que la falta de oxígeno les impedía siquiera guardar las energías necesarias para la caminata.


 


-   Hace mucho que no siento los pies –Pensó en voz alta, sin divisar como escudo de roble había parado en seco, tropezándose con él y mirándole inquisitivamente.


-   Descansaremos unos minutos.


-  Thorin, sabes que esta neblina no es normal –Decía el más anciano de todos, mientras se acariciaba el pecho tratando de recuperar el aliento, tenía que hablar más despacio- si nos detenemos, pronto, estaremos peor, y sin fuerzas –Viendo ensimismado como el rey cargaba inmediatamente al hobbit que completamente débil, se encontraba pálido, mareado y a punto de un desmayo.


-   ¡Rápido! Denle un poco de agua –Decía Fili, mientras buscaba entre sus cosas una pequeña cantimplora que guardaba un poco de vino con el que tal vez podría recuperar el color.


 


  Al primer sorbo, el color volvió a sus mejillas y acurrucándose inconsciente en los brazos del enano, cayó en un sueño profundo en el poco a poco se divisaba en lo que parecía ser una inmensa montaña ¡la montaña solitaria!


 


-  ¿Qué es esto? ¿Ya hemos llegado? –Corriendo feliz hacia adentro, buscando a la compañía y en especial, a un rey que habría de estar tan feliz… No podía perderse el verle sonreír de nuevo ante lo que representaba el reencontrarse con su hogar.


 


  Tras haber bajado por las escaleras a medio destruir, la gran cámara que conducía a las profundidades de la montaña se abrió ante el como un enorme salón, en donde murallas y pilares más gruesos que cualquier árbol que jamás hubiera visto en su amada Comarca, sostenían el amplio espectro del techo, labrado a mano por los primeros enanos, antepasados de Ori, Bofur, Dwalin y hasta del mismo Thorin.


  La belleza de aquella fortaleza era inmensa. En la cúspide de los pilares que soportaban todo el peso de la montaña solitaria, hallábase grabados enanos esculpidos en oro y plata, algunos tan llenos de polvo que ya no brillaban como seguramente habrían destellado otrora.


 


-  Thorin hará que vuelvan a brillar, ya lo verán –Caminando sorprendido por aquel largo y ancho pasillo, divisando una a una las puertas que seguramente conducirían a otros salones y con ello a talleres enanos y la cocina que seguramente ya era impregnada del exquisito olor de los alimentos del gran cocinero Bofur- Pero ¿Dónde se han metido? –Yendo lentamente y tratando de afinar sus oídos por si algún sonido le indicara el camino hacia la compañía.


 


  Pronto, más escaleras le conducían a lo profundo. A medida que descendía, el gran templo enano, como era llamada la montaña muchos años atrás, se erguía sobre él como un gran gigante y allí estaban ¡podía verles! Tumbados descansando sobre grandes montañas de oro, pero no era el oro lo que a su vista obnubilaba ¡quería verle! Compartir un poco de su alegría y celebrar entonces con toda la compañía, ¡la montaña era suya! Habían recuperado su hogar.


 


-   ¿Fili? ¿Kili? –Mirando a los jóvenes quienes completamente dormidos, yacían boca abajo y cubiertos de oro en uno de los rincones- ¿Thorin?


 


  En medio de aquel espectáculo brillante, el rey se encontraba de espaldas, vistiendo sus mejores galas y una gran corona, como la que había observado en las grandes estatuas enanas, al entrar en la montaña.


 


-  ¿Quién eres? –Articulaba una voz potente y grave, que de entre el enano, emergía hacia el como un huracán. Olía a azufre, a cenizas y en un abrir y cerrar de ojos, la fortaleza se derrumbaba. Fuertes e inmensos peñascos iban a parar sobre los cuerpos de su amada Compañía. El dragón abría sus alas y fauces para derretirles con fuego. Un montón de palabras y maldiciones, destruían sus oídos y su querido enano, su rey, le miraba hecho huesos derretidos.


 


  En cuestión de segundos, pudo divisar como de aquel fuego, un enorme ojo rojo y negro, le observaba llamándolo, atrayéndolo hacia el fuego. Sentía su corazón explotar de miedo y sin pensarlo dos veces, uso el anillo. Aquella reliquia que había logrado salvar de manos de aquel monstruo, golum.


 


-   ¡Bilbo! ¡Despierta! –Le sostenía el menor de los enanos, mientras preocupado, palpaba su frente y le sacudía tímidamente- ¡Despierta Bilbo! Es solo una pesadilla ¡Kili despierta a Thorin!


 


  Al abrir los ojos, apenas y pudo reconocer aquel mar de cabellos negros, tan parecidos a los de su rey muerto ¡estaba vivo!


-   ¡Fili! –Dijo para abrazarse al enano, que sorprendido, correspondía el abrazo sintiendo como el llanto del hobbit le empequeñecía el corazón como si de una pasa estrujada se tratara.


-   Tranquilo, solo ha sido una pesadilla, tranquilo –Observando como su hermano le sonreía conmovido y con una expresión sorprendida, mientras la compañía les miraba sin entender nada- Estamos aquí Bilbo, tranquilo –Abrazando al hobbit que lloraba desconsoladamente sobre su hombro y observando como su tío despertaba a su lado y le miraba con furia, alejándose de ellos con una rapidez sorprendente; le soltó para ayudarle a levantarse.


-  Yo, ¿ha sido una pesadilla? Disculpa, yo… -Soltándole para sentarse a su lado completamente sonrojado y limpiando su rostro curtido por el polvo y las lágrimas que aún no cesaban; buscando al rey de los enanos ¿dónde estaba? ¿estaba bien?


-   Estamos todos bien, el, está bien. Has estado delirando. Mi tío te cuido durante horas pero lo venció el cansancio y yo me ofrecí para vigilarte. No te habría dejado si no hubiera empezado a marearse, estaba muy preocupado por Ud. Señor Bolsón –Viendo como este asentía a las preguntas llenas de preocupación de todos y limpiaba su rostro para ir en busca del rey- No te alejes mucho del camino, la neblina se ha disipado pero debemos continuar pronto.


 


  No tardo nada en encontrarle, sabía no podía despegarse mucho del sendero y en medio de dos árboles ennegrecidos, le hayo de espaldas, como en su sueño, con los puños cerrados y murmurando algo en lengua enana que ni en sueños hubiera podido descifrar.


 


-  Thorin… -Acercándose con algo de miedo, sintiendo como aún no se recuperaba del todo y sus piernas apenas podían aguantar su propio peso.


-    Si ya estás en pie continuaremos –Pasando por su lado como una ráfaga de viento, ordenando a todos continuar por el sendero sin apenas observarle o prestarle atención.


-   Esperen, yo… Creo puedo ayudar, si me ayudan a subir por este árbol, puedo tratar de ver hacia donde debemos ir y si falta mucho para salir de aquí. Ya comienzo a sentirme con fuerzas de nuevo –Decía mientras daba un brinco y los enanos le sonreían para tirar sus sacos y espadas al suelo.


-  ¡Eso sería genial Monsieur Bilbo! –Le vitoreo Bofur, que levantándole rápidamente, le subía al árbol sin ver como el rey trataba de ignorarles asintiendo tal vez por obligación.

Notas finales:

Espero les haya gustado este segundo cap. Gracias por leer y gracias por el review. Saludos y no olviden comentar, es un estimulo extraordinario para quiénes escribimos. Nos leemos pronto!

 


NOTA: La publicación de este fanfic o cualquiera de mis historias, no está autorizada. Denuncia el plagio.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).